Michelangelo habitualmente llega pronto y se va directamente a la clase o se resguarda un rato en el baño, porque es mas difícil que puedan pegarle, así que es totalmente normal que Anthony no lo viese al entrar, porque es precisamente lo que el bambino quiere, pasar desapercibido.
Las clases fueron como siempre, llegó la hora del recreo y Michelangelo se acercó a su profesora Chihiro, era con la que más confianza tenía, por eso el sabía que era la indicada para comentar su problema.
Michelangelo: Señorita Chihiro, ¿tiene un momento?
Chihiro: Claro que si, pero trátame de tú, me siento más cómoda
Michelangelo: Está bien, es que tengo un problema
Chihiro: Tú dirás
Michelangelo: Solo es que últimamente me cuesta concentrarme por culpa de las cosas que me pasan y estoy bajando en las notas ¿Que puedo hacer?
Chihiro: Mira, yo no sabría que decirte pero creo que se quien te puede ayudar, no te preocupes, ya me encargo yo, a la salida me esperas en mi despacho y ya te digo algo si puedo hablar con el, no creo que sean más de 5 minutos los que tengas que esperar
Michelangelo: Está bien, eso haré. ¡Gracias señorita!
Chihiro: De nada, hasta luego
Michelangelo: ¡Adiós!
Después de la conversación, se fue como siempre a la biblioteca, pero Anthony ya se había ido, con lo que no se pudieron cruzar en ese lugar.
Genial, la profesora va a hablar con alguien que me puede ayudar, es estupendo, es la mejor profesora que he tenido nunca, me alegra mucho tenerla.
Volvió a clase un poco antes de que tocase el timbre para evitar a los abusones, esta vez las clases no fueron tan “entretenidas” ya que el profesor de geografía no le gustaba demasiado, digamos que era el típico profesor plasta.
A la salida se fue directamente al despacho de la profesora, espero un rato, tampoco demasiado y ya llegó Chihiro con cara de preocupación.
Chihiro: Lo siento Angelo, pero ya se ha ido y no pude hablar con el, lo siento de verdad por hacerte esperar para nada
Michelangelo: No, tranquila, no pasa nada no es culpa tuya
Chihiro: Pues gracias por ser tan comprensivo
Michelangelo: Bueno, pues ya mañana me avisas si hablas con el ¿vale?
Chihiro: Si, de acuerdo, ya te aviso en el cambio de hora si tienes que quedarte un ratito
Michelangelo: Gracias, ¡adiós!
Chihiro: Hasta mañana
Que bien, al pararme con la profesora tanto en el recreo como ahora a la salida me libré del “regalo” diario, genial.
Michelangelo regresó a casa directamente, ya estaba la comida preparada, así que apenas tuvo que esperar, nada más terminar como no tenía tareas se puso a jugar con su hermano a la videoconsola para gastar un poco de tiempo con su hermano, ya que siempre se lo pasa bien.
Así que si los dos chicos no se cruzaron, fue simple coincidencia, de todos modos Anthony notaba su ausencia más de lo que a el le gustaría, aunque una simple mirada más se le quitarían todos esos miedos a que le pudiese pasar algo a ese bambino que quería ayudar, sin saber realmente porqué.