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Todo queda en Familia por RAMSIN

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Notas del capitulo: Uryu hace lo que sea por ese paciente?, el amor ronda, cura, relaja y hace llamadas obcenas?... como le hara byakuya para poner en orden su vida y 22 pruebas de embarazo? XD
Bleach no es mío, pertenece al brillante Tite Kubo - sama!!, alabado sea por crear algo tan magistral, pero regresando de los halagos, este fic es mi segundo desvarió de Bleach, espero les guste.

Advertencia: Mundo Alterno, no tiendo a usarlos pero esta vez me atreví un poco mas je je, Yaoi, claro está, y para rematar y aderezar la locura Mpreg XD, advertidos, no quiero quejas o cuentas para mí porque tuvieron que ir al psiquiatra!!. Por lo demás mucho humor y esperen lo inesperado.

Todo queda en Familia.

Capitulo 12
Un día para cumplir tus sueños

La casa había quedado como al principio, solo la familia Kurosaki estaba cenando calladamente aquella comida que con tanto cariño había hecho Yuzu, cada uno se preguntaba cómo demonios las cosas habían sucedido de manera tan extraña, Isshin había terminado haciendo horas extras de medico en su propia casa y con sus invitados, parecía irreal lo que vivieron, hasta se sintió un poco triste de recordar el pasado y verse reflejado en aquel pelirrojo, como estaba tan preocupado por el hermano de Rukia, y al final no habían salido las cosas como él quería.

- Viejo… - Ichigo interrumpió la meditación de su padre. –
- Dime?.
- En verdad… tu estas seguro de lo que le diagnosticaste al hermano de Rukia?.
- Muy seguro… - siguió comiendo como si nada. –
- La llamare mas tarde para saber que paso.
- No lo hagas.
- Y porque no?. – Ichigo se sintió un poco fuera de lugar con las palabras de su viejo. –
- Creo que esta noche en esa casa deberán hablar muy seriamente tu amiga, su hermano y la pareja de su hermano.
- El pelirrojo es el papa!!. – Karin al fin abrió la boca sorprendida. –
- Por cómo estaba de angustiado así lo creo.
- Cada quien que resuelva sus problemas. – la morena volvió a su plato de comida cerrando nuevamente el tema. –

La cena continuo así hasta que ya cuando todos estaban en la sala compartiendo el postre que también habían hecho para los invitados el teléfono de la casa empezó a repicar, eran más de la media noche y parecía muy raro alguien llamando a esas horas así que Isshin tomo el teléfono con algo de prisa no fuera una emergencia en la clínica.

- Buenas noches?.
- Buenas noches… disculpe la molestia, se encuentra Kurosaki Ichigo?. – una voz desconocida para Isshin preguntaba por su hijo. –
- Quien le llama a estas horas?. – pregunto en tono desconfiado. –
- Habla el veterinario que atendió a su mascota, quería darle una información, podría hablar con él?.
- Ichigo!. – Isshin tapo el auricular y camino hasta su hijo que estaba muy cómodo echado en el sofá y comiendo pastel junto a sus hermanas. –
- Qué?. – miro el teléfono en manos de Isshin. –
- Para ti, dice ser el veterinario de donde llevaste al gato. – extendió el teléfono a su hijo. –
- El… veterinario?. – el rostro de Ichigo paso de aburrido a muy impresionado. –
- No me digas que te fuiste sin pagar!!.
- Claro que no viejo!. – tomo el teléfono con rapidez. –
- Bueno…. Pero igual dile que el gato lo ponga en adopción… no podemos mantener mascotas en una casa donde no hay quien lo cuide en todo el día.
- Ok… - coloco el auricular en su oído. – buenas noches…
- Oh… esa voz…. Extrañaba escucharte chico enfermera… - susurro sensual el peli azul del otro lado de la línea. –
- Como… esta el gato?. – trato de obviar aquel comentario y la voz sexy que escuchaban sus oídos. –
- No te extraña para nada pero está bien, el que si te extraña soy yo… recuerda que no me gusta que mis presas desaparezcan. – una risa descarada resonó en el auricular. –
- Mañana iré a verlo… espero que este bien. – sus mejillas empezaban a teñirse de rojo al tiempo que sus manos sudaban por la llamada. –
- Mañana… pero que sea en la noche, sabes que cerramos a las 6… y sabes algo mas, quisiera que te trajeras uno de esos uniformes de enfermera… te verías lindo en uno de esos… podríamos jugar al doctor, que tal una revisión privada?.

Un segundo después de aquella descarada proposición Ichigo tranco la llamada de golpe, aquel hombre estaba loco en verdad, como le hacia ese tipo de comentarios tan subidos de tono, primero lo de la tarjeta y el ramo de rosas y ahora le hacía llamadas sucias a su propia casa.

- Que sucedió?. – Karin nota como su hermano respiraba algo agitado y con las mejillas sonrojadas. –
- Nada… no paso na… - antes de poder terminar de excusarse con su hermana otra vez el teléfono repico y el pobre Ichigo contesto con notable nerviosismo. – alo…
- Porque me trancas?, sabes muy bien que no voy a morderte… perdón, recordé que te mordí pero que tal si lo hacemos esta vez en el suelo… o quizás en la mesa, quiero ver tu rostro excitado, quiero escuchar tus gemidos, quiero tocar tu….
- NUMERO EQUIVOCADO!! – tranco otra vez el teléfono con más rabia que antes y sin más nada que decir subió escaleras arriba hacia su habitación. –
- Ichi – nii está actuando extraño. – Yuzu mira hacia su gemela con asombro. –
- Hoy todos en esta casa actuaron extraño. – Karin decide no pensar más en el asunto, estaba muy cansada para sacar conclusiones. -

Y no era la única casa donde a esas horas las cosas estaban extrañas, donde la familia Kuchiki otro drama muy diferente acontecía, Rukia estaba muda sentada en el suelo al lado de la habitación de su nii – sama, la puerta estaba cerrada con llave por dentro y el dueño de la misma no había salido de allí desde que llegaron, ella había cumplido con lo que le dijo su hermano, dejo las dos bolsas de pruebas de embarazo en la cama de él y salió de la habitación rápidamente, estaba consternada por lo que haría su hermano con tantas pruebas esa noche, su mente se había ido a pensar en el que haría su querido nii – sama de hoy en adelante, estaba asustada por sus reacciones, no fuera a cometer alguna locura por la impresión o la terquedad de mantener una imagen intachable ante el mundo.

- No has oído nada?. – con un poco de pena un pelirrojo le tiende una taza de café caliente a la morena. –
- No… - toma la taza entre sus manos. – porque sigues aquí?, ya mi hermano te dijo que no quiere verte más nunca.
- No me voy a mover de aquí hasta que Byakuya salga de esa habitación y decida afrontar como un adulto lo que sucede. – pego el rostro de la puerta – ME OISTE BYAKUYA!! NO ME MOVERE HASTA QUE SALGAS!!.
- Porque?. – Rukia sorbió un poco de aquella bebida caliente. –
- Porque insisto?.
- No, porque no me dijeron nada de su relación.
- Byakuya no quería decirle nada a nadie… creo que tiene miedo a enfrentar la realidad como yo la veo. – suspiro quedamente al tiempo que se dejaba caer sentado junto a Rukia. –
- Así es mi hermano.
- Sabes algo. – con una tímida sonrisa volvió a recostar su cabeza de la puerta para tratan de escuchar algún sonido proveniente de aquella habitación. – amo a tu hermano.
- Mejor… no me sigas diciendo esas cosas. – la pobre chica estaba traumada con tanta información. –
- No crees que deberíamos forzar esa puerta?. Byakuya lleva más de dos horas encerrado allí.
- Voy a tratar de encontrar las llaves… quizás estén guardadas en la cocina, mi hermano tiende a guardar un juego de llaves mas en caso de emergencia.

Rukia se puso de pie y salió escaleras abajo con prisa, debía recordar donde su hermano guardaba ese juego de llaves, le preocupaba el hermético silencio de la habitación. Por su parte Renji se volvió a poner de pie y sujeto la manija de la puerta con fuerza, quizás podría abrirla con unos buenos golpes, ya estaba cansado de ser coherente, correcto y recatado con Byakuya, estaba cansado de dejar que el moreno hiciera todo a su propia conveniencia y ahora que este tema le repercutía a ambos no dejaría en manos de su amante otra vez el peso de todo… de ese hijo que esperaba y que él tuvo mucho que ver para que llegara allí.

- Byakuya!!.... te voy a dar una última oportunidad… quiero hablar contigo seriamente y quiero que me abras!, me siento estúpido hablándole a una puerta!. – golpeo con su puño la mencionada puerta en señal de aviso. –

El silencio continuo, parecía que Byakuya no estuviese en esa habitación, aquel terrible silencio le trajo un mal presentimiento a Renji, el Kuchiki estaba muy alterado pero quizás… su alteración le llevaría a cometer una locura.

- BYAKUYA VOY A ENTRAR ASI NO QUIERAS!! – Renji retrocedió unos pasos y después corrió con toda su alma hacia la puerta, estaba dispuesto a derribarla. –

Aquella corta carrera se volvió algo estúpida cuando repentinamente la puerta que él quería tumbar se abrió a su paso, siguió corriendo y termino tropezando con una silla y cayendo estrepitosamente en el suelo de cabeza, al poder coordinar lo que había sucedido vio la imagen de su amante de pie junto a la puerta, llevaba sus ropas de dormir y al parecer estaba un poco despeinado y con rostro adormilado, nada parecido a lo que se imagino sentado allí fuera y pensando que el pobre de Byakuya le había dado por suicidarse entre tanta angustia.

- PORQUE DEMONIOS NO ABRIAS!!. – se levanto del suelo como pudo. –
- Positivo… - susurro con seriedad al pelirrojo. –
- Como que positivo. – miro la habitación y noto de inmediato un montón de cajas de cartón abiertas en la cama. –
- 22… 22 pruebas de embarazo salieron positivo!!.
- 22?. – se llevo la mano al mentón en pose pensativa. – cuantas veces tuviste que orinar para eso?.
- ESTUPIDO!, 22 PRUEBAS QUE DIERON LO MISMO!! POSITIVO!! POSITIVO!!. – camino lentamente hacia Renji con aquel rostro serio, brutal y diría que hasta psicópata. – DIERON POSITIVO!!.
- Creo que entendí esa parte… podrías calmarte un poco… - retrocedió unos pasos a los que Byakuya se le acercaba con ganas de asesinarlo. – Respira… sé que no es muy normal lo que esta pasándote… sé que no es culpa tuya…
- CLARO QUE NO LO ES!! ES TU CULPA MALDITO SEXOPATA! – Sin piedad arrincono al pobre de Renji contra la ventana de su habitación y que por cierto, estaba abierta de par en par. –
- Byakuya… si... es culpa mía… yo tengo la culpa, pero… - giro la cabeza al sentir una brisa fría colarse por aquella ventana peligrosamente abierta. – oye…. No creo que quieras matar al padre de tu hijo?.
- Hijo?. – el moreno paró en seco de arrinconar a Renji. – un hijo…
- Nuestro… - susurro en son cariñoso para calmar más a su pareja. –
- Nuestro?.
- Claro que nuestro. – con miedo levanto su mano derecha para posarla en la mejilla de Byakuya. – no huyas de la realidad.
- No estoy huyendo… solo que… que… - ya no aguanto más las enormes ganas de abrazarse al pecho de su amante, estaba asustado y no podía negarlo por más que su maldita soberbia quisiera imponerse. –
- Si quieres llorar puedes hacerlo… como aquella vez…

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Siempre los funerales son tristes, un momento en la vida que por más que parezca lejana esta allí presente, todos nacemos, crecemos y morimos, es el designio de la vida misma, y esa triste mañana también el cielo tuvo ganas de llorar, en medio de un pequeño grupo de personas estaban dándole sepultura al féretro de alguien muy amado, solo una rosa blanca estaba decorando la parte superior del ataúd, sin más que esperar se le hecho tierra para terminar aquel acto tan melancólico, las gotas de lluvia empezaron a caer poco a poco como un llanto retenido y silencioso, todos se fueron, todos menos el deudo más cercano, un hombre alto y de cabellera negra permanecía inmutable bajo aquella lluvia sin un paraguas que le cubriera, estaba mirando con seriedad hacia donde estaba aquel ataúd enterrado, sus ojos fríos no despedían ni una sola lagrima, mudo en su dolor no noto como repentinamente alguien le cubría de la lluvia con un paraguas negro, sin palabras se acerco donde Byakuya y le poso su mano firme sobre el hombro.

- Perdón por llegar tarde. – miro con tristeza hacia el Kuchiki. –
- Lo encontraron?. - Pregunto secamente sin mirar a su amigo a la cara. –
- Aun no… pero lo encontraremos. – apretó los puños realmente enojado por lo sucedido. -
- Rukia no recuerda nada de lo que paso.
- Eso es un alivio.
- Los médicos dicen que el trauma de lo vivido le hizo bloquear ese recuerdo.
- Byakuya.
- Si?.
- No es bueno retener el llanto.
- No necesito llorar.
- Todos necesitamos llorar en algún momento de la vida y tu estas en ese momento en que debes soltar todo el dolor que llevas por dentro. – camino unos pasos hasta quedar frente a su amigo. –
- Puedes dejarme solo.
- No lo hare hasta que esa soberbia tuya ceda.
- Porque eres tan inoportuno y entrometido. – empujo al pelirrojo con intenciones de hacerlo irse. –
- Porque tu esposa acaba de morir!, tu hermana pequeña vivió algo horrible y tú no puedes soltar ni una emoción gracias a tu grandísima estúpida soberbia!.

Sin importarle lo que le haría Byakuya después, soltó el paraguas y abrazo al pelinegro con mucha fuerza, intentaba hacerle sentir bien, era su mejor amigo y en su alma era más aun que eso, pero ahora solo podía ofrecerle su hombro para que llorara o tan solo se consolara por la horrible experiencia que estaba viviendo, su esposa había sido cruelmente asesinada por alguien que ellos conocían, y todo aquel dantesco acontecimiento lo presencio una pequeña niña de 4 años, la pequeña hermana de Byakuya que acompañaba a su esposa en la casa ese día, como no iba a sentir ganas de llorar, gritar o tan si quiera la sensación de venganza, de saldar lo acontecido, Byakuya intento soltarse de aquel abrazo tan molesto a su haber, esa sensación de calidez y esos brazos amigos le estaban invitando a llorar, a dejar salir el dolor y poco a poco así lo hizo, abrazado más aun a Renji se dejo llevar por el carcomiente dolor que nacía de su alma, llorar para dejar escapar su tristeza.

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Todos llevamos un dolor en el alma, pero para otras personas el dolor estaba no solo dentro de uno si no a nuestro alrededor, así se sentía ese día Uryu, con el dolor a flor de piel cuando en silencio escuchaba algunas deliberaciones del grupo de médicos presentes en la oficina de su padre, estaban hablando sobre el caso del paciente de la habitación 210, aquel hombre con el tumor cerebral que otros médicos se negaron a operar por considerarlo incurable, aquel grupo de doctores expertos en neurología debatían acaloradamente los pasos a seguir con el paciente, estaban seguros de poder operarle pero los riesgos que conllevaba aquella intervención eran terribles. Después de una hora de conversaciones y que el mismo Ryuken diera su opinión sobre el asunto, todos los médicos se despidieron y salieron de la oficina dejando a padre e hijo solos.

- Qué opinas?. – el peli plata miro con curiosidad a su hijo sentado en una esquina de esa gran oficina. –
- Sobre qué?.
- Sobre la operación que se le hará a tu amigo.
- No es mi amigo.
- Entonces ya son más que amigos?. – Ryuken se acomodo la montura de sus lentes. –
- Quien te crees para hablarme de ese modo. – se puso de pie dispuesto a irse de la oficina. –
- Soy tu madre. – sonrió descarado, sabía que Uryu detestaba ese nombre. -
- Y vuelves con ese tema!, deja ya de decir eso… - suspiro pesadamente. – esa operación es una locura.
- Lo sabemos, pero es eso o que se muera lentamente antes de navidad.
- Antes de diciembre…
- Así es.
- Voy con Ukitake. – salió de la habitación dando un portazo. –
- Uryu… te enamoraste.

Aquel recorrido hasta la habitación se le hizo un infierno, quería llorar, se sentía tan impotente por lo que sucedía con aquella persona a la cual apreciaba sobre todas las cosas, jamás sintió algo así por nadie antes, estaba enamorado y su corazón anhelaba que Ukitake se curara y viviera muchos años, no sabía si seria con él o sin él, pero que viviera para saber lo hermosa que puede ser la vida, ese pobre hombre llevaba meses encerrado en cuatro paredes de un frio e infértil hospital, solo en la mayoría del tiempo y solo con su cámara como acompañante, estaba molesto por lo que sucedería con esa operación, no eran nada esperanzadoras las estadísticas de sobrevivir y más aun sobrevivir con todas sus capacidades motoras y con su mente intacta, que elegiría Ukitake?, quedarse como estaba y vivir tres meses como mucho o operarse y arriesgar su vida y su cuerpo?, en ambos casos no había final 100 por ciento feliz, con aquello en mente se dio cuenta que deseaba darle a Ukitake la felicidad que había perdido en meses de enfermedad, como? Aun no lo sabía pero a eso iba con paso más seguro cuando entro a la habitación de aquel hombre.

- Uryu!!. – como siempre el peliblanco le recibía con una enorme sonrisa en los labios no importando como se sintiera ese día. –
- Que decidiste?. – no estaba para rodeos y menos para escuchar escusas. –
- Sobre la operación?. – bajo la mirada hacia un grupo de papeles que le dejaron los médicos en la mañana. –
- Vas a arriesgar tu vida?. – sin importarle lo que pensara Ukitake después, se acerco a la cama y le beso en los labios con rapidez. – lo siento…
- Me… besaste… - sus ojos estaban abiertos con asombro. –
- Quiero que vivas la vida!, quiero que… que… me digas cuáles son tus sueños… tus deseos… que me digas en un día lo que no he sabido de ti en toda una vida… - sus mejillas estaban sumamente rojas por la pena de lo que había dicho y hecho. –
- Uryu… - con suavidad levanto su mano para tomar la mano del chico con fuerza entre la suya. – que quieres saber de mi?.
- Todo. – susurro con pena mientras se sentaba en la cama. –
- Sabes que me gustaría. – sonrió al tiempo que apretaba mas la mano de Ishida. –
- Dímelo.
- Salir a pasear… aunque sea solo un rato… quisiera sentarme en medio de un parque y ver pasara a la gente, ver a los niños jugar y sobre todo… - se inclino hacia el pelinegro con suavidad. – quiero darte un beso bajo un enorme árbol como si fuéramos unos niños jugando a ser novios.

Ambos hombres se miraron por un momento sin decir nada más, si pensaban bien ya estaban jugando a ser novios sin proponérselo, estaban jugando contra el tiempo y contra una enfermedad, pero en ese instante no importaba nada mas, Ishida decido que le brindaría ese deseo, no sabía cómo pero le daría ese día en el parque y ese beso bajo un gran árbol.

- Vamos a ir al parque!. – se levanto de la cama con emoción. –
- Por más que lo desees es algo difícil… no me dejaran salir de aquí. – la sonrisa de Ukitake se borro poco a poco de su rostro. –
- Con quién crees que estas tratando Ukitake… - acomodo sus lentes que brillaban tapando sus ojos. – soy el hijo del director.
- Eres misterioso. – sonrió otra vez al notar esa pose pretenciosa que tomaba Uryu al estar seguro de algo. –
- Vamos a planificar mejor nuestra huida… digo, paseo.

Y cuando un Ishida se propone algo lo consigue, Uryu se empeño tanto en cumplir el sueño de Ukitake que hasta tomo “prestada” una orden de exámenes del escritorio de su padre, pondría en ella que el paciente de la habitación 210 debía hacerse unos exámenes muy importantes fuera de la clínica, todo parecía perfecto ya que las enfermeras en turno no notaron la excelente firma falsificada de Ryuken y no pusieron reparo en dejar que hasta la silla de ruedas se llevara Uryu para trasportar a un impresionado Ukitake por como el chico podía moverse a su antojo dentro de la clínica y fuera de ella también porque en la entrada de la misma les esperaba un taxi para llevarlos a su destino, el parque de Karakura.

- No puedo creer lo que hiciste y en tan poco tiempo. – Ukitake miraba asombrado por la ventana del taxi como era la ciudad a plena tarde otoñal. –
- Estas bien con esos lentes oscuros?. – sonrió complacido por la alegría de su paciente. –
- Si… la luz no me molesta con ellos. – sin prisa saco su amada cámara fotográfica. – tomare unas fotos.
- Como gustes.

El viaje hasta el parque fue rápido pero para Ukitake fue lo más grandioso que había vivido en meses, el aire fresco, la brisa fría y las personas por todos lados le dieron fuerzas para seguir tomando fotos de todo, estaba tan feliz de estar en la calle y al lado de un joven que le había regresado las ganas de vivir un poco más. Después de que el taxi les dejara en la entrada del parque, Uryu empujo la silla de ruedas hasta donde sería su lugar de observación, es que quería que Ukitake se sentara en ese llamado gran árbol, y que al mismo tiempo pudiese disfrutar de la vista que añoraba.

- Ese… - Ukitake hiso que Ishida dejara de mover la silla de ruedas. – ese es el árbol donde nos sentaremos.

Señalo con su mano un enorme árbol ya con sus hojas amarillentas y marrones, se veía tan melancólico pero hermoso a la vez, perfecto para sentarse bajo el. Con cuidado se dirigieron al mismo y después de estar bien sentados ambos hombres solo se limitaron a mirar, escuchar y sentir el paisaje que les rodeaba, las hojas amarillas y marrones empezaron a caer con la suave brisa, Ukitake pronto saco su cámara y comenzó a tomar fotos de todo lo que le rodeaba, tomo el paisaje y también llego a tomar varias fotos de un Uryu distraído mirando hacia donde estaban unos niños jugando con su perro.

- Te gustan los niños?. – pregunto en tono inocente al pelinegro. –
- No mucho.
- A mi sí, me encantan… siempre soñé con una casa grande llena de niños.
- Creciste en una familia grande?. – sintió ese comentario tan incomodo. –
- No… fui hijo único, por eso quiero una familia grande, es triste ser hijo único.
- Lo sé muy bien. – susurro para sí con sinceridad. – también lo soy.
- Viví mi vida sin pensar que el tiempo se agota… me gustan los niños pero no pensé nunca en casarme… realmente no quise unirme con ninguna mujer… - miro la ultima foto que tomo en la pequeña pantalla de su cámara. – y tú?.
- Todavía no pienso en eso. – desvió el tema con cautela. –
- Sería tonto decir que uno no sabe que pasara después… - tomo otra foto a Uryu. – eres un joven muy apuesto.
- Te has enamorado alguna vez?. – ni el mismo se creía esa pregunta que soltó de su boca. –
- Si… justo ahora creo que lo estoy. – sin prisa llevo sus blancas manos hasta el rostro de Ishida, acariciando aquella piel pálida y aporcelanada, un movimiento mas y ambos estaban juntando sus labios en un delicado beso. –

Se cumplió el deseo, un beso inocente bajo un gran árbol, estaban dejándose llevar por la emoción del momento, Ukitake se arrimo un poco más hacia el cuerpo de Ishida, bajo una de sus manos hasta la cintura del chico para acortar la distancia entre ellos y profundizar aquel beso ya no tan inocente, Uryu sentía que su cabeza daba vueltas en un segundo, aquella boca invadiendo la suya con suavidad, la mano de aquel hombre acariciando su cintura y apretándolo contra su cuerpo, no sabía en qué momento se enamoro pero este sería uno de esos recuerdos que no se olvidan nunca.

- Voy a operarme. – se separo de aquel beso con suavidad. –
- Cómo?. – aun respiraba agitado y con sus mejillas ruborizadas. –
- Lo voy a hacer por ti, quiero no solo un beso tuyo… quiero más que eso… - sujeto entre sus manos las de Uryu. – quiero despertar cada mañana mirándote a los ojos, quiero saber que se siente estar con alguien como tu… quiero que… quiero darle razón a mi existencia y que una enfermedad no sea la razón de detenerme… quiero que…

Sin prisa se acerco otra vez a Uryu y junto su rostro al de él para que otra foto fuera tomada donde ambos salieran en ella rodeados de un hermoso parque y bajo un gran árbol de hojas amarillas por el otoño. Romántico, ellos podrían ser los seres mas románticos del mundo si así lo quisieran, pero otros no lo eran por más que lo intentaran, entre cajas y mas cajas empolvadas por el tiempo, el olor a humedad y mas desperdicios olvidados se encontraban dos seres, en medio de la clandestinidad como siempre, juntos por solo pasión o eso creía uno de ellos.

Sus gemidos eran más audibles que nunca, estaba al límite de sus fuerzas, sus piernas iban a claudicar de un momento a otro, sentía aquellas caricias como fuego que quema, unos dedos invasores le estaban tocando con descaro, su rostro sonrojado no dejaba de mirar al frente donde solo podía ver unos muebles viejos agolpados de mala gana, sus manos sujetas con fuerza de una silla para poder apoyarse y no caer al suelo ante las caricias, a su espalda estaba aquel hombre que le llevaba a la locura una y otra vez, sentir su cálido aliento contra sus caderas, aquella mano acariciándole descarado para provocar más locura de la que había.

- Di mi nombre… - susurro al oído del chico bajo el. –
- No… - se mordió el labio inferior para no gemir, sintió aquellos dedos tocando aquel punto donde el placer podía volverse más presente que nunca. –
- Me gusta escucharte decir mi nombre…. – llevo su mano libre a la boca del joven para introducir sus dedos en ella. – no me hagas ser rudo…

Como respuesta el chico mordió descarado aquellos dedos, estaba por llegar al clímax si seguía tocándole así pero para su impresión su amante dejo de acariciarle y le volteo quedando de frente cara a cara.

- Porque tan agresivo?… hago lo que te gusta. – mordisqueo el cuello del chico con ternura. – o no Shiro – chan?
- Esto… no puede seguir… - susurro roncamente al sentir como ahora una de sus piernas era levantada con descaro por su profesor. –
- Seguirá el tiempo que yo quiera. – sin pérdida de tiempo los cuerpos de unieron y las embestidas desenfrenadas volvieron a ser lo único que ocupaba a Gin. –

Otra vez ese hombre dominaba su mente, era algo más fuerte que él, como demonios podía llevarlo al sótano de la facultad y después hacerle todo eso con una mirada descarada y sin remordimiento, era imperdonable que se rebajara a eso, estaba siendo acosado a toda hora y cuando menos le esperaba, mientras su mente se debatía entre esos pensamientos, su cuerpo empezaba a sentir aquel placer que le daba Ishimaru con facilidad, sentía otra vez las manos apoderándose ahora de su creciente excitación y acariciándola al tiempo que mas embestidas llegaban a su ser, tocando aquel punto, haciéndole que otra vez sus piernas temblaran y sin más a que oponerse soltar de sus labios aquel nombre que no deseaba decir en un momento como ese.

- Así se hace… mi pequeño Shiro – chan. – sonrió complacido al tiempo que dejaba que su cuerpo llegara también al clímax dentro del peliblanco. –
- Quiero terminar… contigo. – apenas un susurro inaudible se escapo de los labios del chico. –
- Lamentablemente no quiero.
- Porque... – sintió como su cuerpo se separaba del de su profesor. –
- Porque eres lo más exquisito que he probado desde hace tanto tiempo…
- Solo soy un capricho. – se acomodo las ropas como pudo. –
- Entonces de que te preocupas?, si eres un capricho llegara el día que consiga otro y te deje en paz. – su sonrisa zorruna no se hizo esperar. –
- Maldito Ishimaru. – apretó sus puños con rabia mientras veía salir del sótano a aquel hombre. –
- Lo siento tanto Toushiro… pero solo tú sabes darme lo que otra persona dejo de darme hace tiempo. – camino con paso seguro rumbo a la próxima clase que debía atender. –

Continuara….

Jo jo jo POSITIVO!! POSITIVO!! POSITIVO!! JEJEJEJEJEJE!! Creo que Byakuya se quedo como disco rayado con esa palabra… 22 veces positivo XD…. Y no es para menos que ahora las cosas se ponen más locas en esa universidad porque ejem…. Habrá dos pancitas recorriendo los pasillos, si señoritas cumplimos por pedido masivo!! Habrá fresa en la dulce espera!!, me lo pidieron tanto que deberé adelantar eso n_nU… pero no cambiara nada la trama de fic ni mucho menos dejaran de pasar cosas muy interesantes ju ju ju. Y se los dije que Ukitake y Uryu eran y serian los romanticones del fic y eso que ni se imaginan que se pondrá más dramático con lo de la operación y después que!!. ( ojo no se mucho de medicina asi que no me piden ser especifica en que tiene y en qué punto exacto del cerebro esta su tumor ToT)… quisiera poder hacerlo así pero para poder seguir el fic debo darme por la vista gorda y usar mi IMAGINACION.. JEJEJEJEJ me recordó a bob esponja XD, olviden ese último desvarió.

En fin mejor sigan que lo que viene es bueno y GRACIAS MUSA DE LOS FICS POR DEJAR QUE SUBA TAN RAPIDO LOS CAPITULOS PORQUE ESTOY CON LA CREATIVIDAD A MIL POR HORA!! …. Asegurado que no estoy tomando ninguna bebida energizarte jejejeje, solo soy una escritora feliz.

Próximo Capitulo:
La libreta de la verdad.
Notas finales: SIIIIIII ROMPI MI RECORD!! SUBI SEGUIDITO!! ESO SI EL PROXIMO CAPI SE SERA EL LUNES O EL MARTES JEJEJEJEJE FIN DE SEMANA FELIZ PARA TODOS!!

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