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Todo queda en Familia por RAMSIN

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Notas del capitulo: el destino esta escrito en las manos de cada persona, en las acciones y en las decidiones, nada es casualidad en esta vida.
Bleach no es mío, pertenece al brillante Tite Kubo - sama!!, alabado sea por crear algo tan magistral, pero regresando de los halagos, este fic es mi segundo desvarió de Bleach, espero les guste.

Advertencia: Mundo Alterno, no tiendo a usarlos pero esta vez me atreví un poco mas je je, Yaoi, claro está, y para rematar y aderezar la locura Mpreg XD, advertidos, no quiero quejas o cuentas para mí porque tuvieron que ir al psiquiatra!!. Por lo demás mucho humor y esperen lo inesperado.


Todo queda en Familia.
Capitulo 49
Una bala al corazón.


Jamás sintió tanto terror como en ese instante, tanto miedo que su cuerpo se paralizo, habría dejado de respirar si no fuera porque su organismo lo hace por sí solo, su rostro ya bañado en lagrimas no daba cabida a una más, el solo mirar como aquella arma estaba apuntando el corazón de su hermano, tan cerca de él, tan aterradoramente cerca de la cabeza de su sobrina, ese disparo mataría a ambos si solo Aizen bajaba el cañón de su pistola unos centímetros.

- ¡MATAME A MI! – Rukia gimió con angustia al ver como el castaño tenia la mirada de un ser lleno de seguridad ante sus acciones. – VINISTE FUE POR MI!.
- Eso es verdad, pero…
Aun con el arma sobre el pecho de Byakuya decidió darle unas últimas palabras a la chica que suplicaba por ser la primera de las victimas en esa casa.
- El que inicio todo fue tu adorado Nii – sama. – sus labios se curvaron con sadismo. –

Byakuya estaba tan impactado como su hermana, no podía dejar de mirar aquella pistola rozando su pecho mientras su pequeña hija se alimentaba ajena a lo que sucedía, sentía el frio metal sobre su corazón, sus latidos descontrolados le hacían sentir que si no moría de un balazo lo haría con un ataque al corazón, pero aun en lo más profundo de su ser deseaba tiempo para ver llegar a Renji, que le viera entrar a la casa de un momento a otro junto con ayuda, ese era su más ferviente deseo, lo que su mente repetía como un mantra lleno de esperanzas a las que estaba aferrado y no soltaría fácilmente.

- He alargado demasiado esta angustia, tengo un vuelo que tomar apenas termine aquí. – miro de reojo hacia su reloj de pulsera. –

Mientras todo el miedo y la venganza se desataba dentro de la casa de los Kuchiki, en las afuera estaba parte de las jugadas del destino, muy cerca de la puerta se encontraba alguien que caminaba precariamente por el peso de lo que llevaba en sus manos, una sonrisa de felicidad iluminaba sus labios rosados mientras que el sonido de sus tacones altos resonaban contra el suelo de piedra que antecedía a la puerta de aquel desdichado hogar, ya parada en la entrada dio un último vistazo a su cargamento para después tocar el timbre unas cuantas veces. Adentro, la atmosfera se tenso mas, Aizen se vio totalmente desubicado ante aquel sonido repentino de la puerta, no creía que su suerte fuera tan mala como para que dos interrupciones se dieran en esa mañana.

- Ponte de pie. – Aizen desvió la mirada hacia Rukia. – vas a ver quien toca a la puerta como una niña buena.
- Si… - Rukia obedeció de inmediato, se creía con suerte de poder conseguir ayuda. –
- No quiero héroes aquí, si cometes un solo error despídete de tu querido hermano y la mocosa. – acomodo el arma aun más cerca de la cabeza de la bebe. –

Con tristeza la pequeña morena miro a su hermano como diciéndole perdón por todo, estaba temblando de miedo mientras caminaba poco a poco hacia la puerta de la casa, podía escuchar que ahora no solo el timbre era sonado si no que también la puerta fue tocada unas cuantas veces de manera brusca y nada parecida a un toque dado con la mano. Del otro lado de la puerta estaba la secretaria de Byakuya tocando la puerta con la punta de uno de sus zapatos de tacón alto ya que sus manos estaban cargando un enorme ramo de rosas rosadas acompañadas por un gran oso de felpa y rodeado de globos de colores pasteles que decían frases de felicitaciones por tener una niña.

- Por dios…. ¿Porque no abren?, Esto pesa un mundo!. – mascullo un poco enfadada mientras seguía tocando la puerta con uno de sus pies. –

Matsumoto era insistente, estaba completamente segura de que Byakuya estaba en casa ya que el día anterior logro hablar con su jefe para darle parte de algunas cosas de la universidad y de paso decirle que iría a conocer a la bebe, estaba muy contenta por ver a la niña después de 9 meses de estar al pendiente de todo aquel embarazo, de disfrutar de tantas ocasiones gracias a las “hormonas” de su pobre jefe, y ahora, que estaba allí mas puesta que un zapato no le dejaban pasar dentro por alguna extraña razón que averiguaría como fuera.

- Es…. Matsumoto. – susurro impresionada Rukia al ver a la chica por la mirilla de la puerta rápidamente. –

Aizen se sintió un poco acorralado con esa inesperada visita, lo último que deseaba era más muertos en esa casa, ya le bastaba con cumplir su venganza para que tuviese que silenciar a más personas por un descuido suyo, sin dejar de apuntar a Byakuya se quedo pensativo unos minutos mientras los sonidos del zapato de Matsumoto contra la puerta le estaba alterando los nervios.

- No se ira. – hablo con frialdad el moreno al ver que Aizen estaba muy dispuesto a no abrir la puerta. –
- MALDITA SEA!!... – dejo de apuntarle a Byakuya para ahora caminar rápidamente hacia Rukia y posar el arma en su espalda. – vas a abrir y le dirás a esa mujer que se vaya.
- Si…. – susurro con mucho terror al sentir como el castaño le apuntaba a su columna mientras la hacía caminar nuevamente hacia la puerta de la casa. –

Byakuya no sintió nada de calma cuando le dejo de apuntar con la pistola a él, al contrario, ahora estaba aun mas aterrado al ver como su pequeña hermana era arrastrada hasta la puerta por el mismo Aizen, su mente no lograba coordinarse pero entre tantos nervios algo le dio la calma que necesitaba para pensar cuando sintió como su hija dejaba de comer para dar un hondo bostezo y terminar dormida en sus brazos.

- Lo que hare será por nuestra familia. – miro con infinita dulzura a la niña para después besar su frente y dejarla dormida en el moisés sobre el sofá. –
Aizen no noto aquellos movimientos del Kuchiki ya que estaba atrás de la puerta dirigiendo las acciones de Rukia mientras trataba de hacer irse a Matsumoto.
- En serio no están?. – suspiro un tanto incrédula ante las palabras de la chica. –
- Salieron con la bebe. – hablo lo mas calmadamente que sus nervios le permitían. –
- Y yo que traje este regalo. – miro el enorme arreglo para la bebe. –
- Si gustas, pasa más tarde. – miro con infinita angustia a Matsumoto. –
- Más tarde?. – quedo un tanto confundida por la mirada de Rukia, parecía como querer decirle algo y no podía. –
- Más tarde, ahora no puedo atenderte, lo siento. – sintió como la mano de Aizen le jalaba hacia atrás mientras la puerta se cerraba delante de Matsumoto con brusquedad. –

Rukia sintió que había logrado levantar algo de curiosidad en la peli naranja, estaba segura que aunque sea la chica noto su mirada suplicante de ayuda, pero el castaño estaba más enfadado aun con aquella conversación que no estaba en sus planes, quería terminar ya este problema y lo haría apenas dejara a Rukia en su lugar. Por su parte Matsumoto dejo el arreglo a los pies de la puerta y camino unos pasos hacia la calle, saco su celular de su bolso y lo abrió dispuesta a cumplir con su idea.

- No me gusto lo que vi en sus ojos. – sus dedos teclearon algunos números con rapidez. -

Dentro, En un segundo se escucho un golpe seco en la sala, Rukia cayó al suelo con el repentino movimiento que hizo el cuerpo de Aizen contra una de las paredes de la sala, sin previo aviso su Nii – sama se le había lanzado encima como lo haría un jugador de rugbi contra el contrario para robarle el balón, el castaño perdió el equilibrio quedando precariamente de pie y con su rostro estampado contra la pared, por su parte Rukia estaba tirada en el suelo a los pies de Aizen, su cuerpo estaba paralizado al ver como la pistola estaba a pocos pasos junto a ella en el suelo.

- TOMA A LA NI—A Y SAL DE LA CASA! – Byakuya le grito con todas sus fuerzas al tiempo que daba otro golpe a la cabeza de Aizen contra la pared. –
- NO SALDRAN QUE AQUÍ VIVOS!!. – el castaño se logro dar la vuelta para encarar el puño de Byakuya que iba directo a su rostro. –

Entre aquella pelea y gritos, Rukia anduvo a gatas por el suelo hasta alcanzar la pistola, quería agarrarla para apuntar a Aizen pero apenas quiso hacerlo el llanto de Hana le recordó que debía cumplir primero con la petición de su Nii – sama, sacar a la niña de la casa. Su cabeza se debatió entre agarrar la pistola o a la bebe, estaba segura que si tomaba la pistola todo acabaría y ayudaría a su hermano, pero también deseaba sacar a la niña de ese enfrentamiento que ahora tenían ambos hombres por toda la sala.

- SACA A HANA!!. – grito con desesperación al ver que Rukia estaba de pie frente a la pistola. –

Sus manos estaban rojas por haber golpeado el rostro del castaño unas cuantas veces, ambos hombres estaban en precarias condiciones y cada uno mirando los puntos débiles del otro, Byakuya no deseaba que el otro tomara ventajas, aquella pelea acabo como un mano a mano, por su parte Aizen estaba más iracundo que antes, todos sus planes se vinieron abajo gracias a un pequeño descuido, ahora estaba adolorido por una segura fractura en una de sus costillas, Byakuya le empujo con toda su alma contra la pared, su rostro estaba muy lastimado gracias a los golpes que le había dado el moreno llenos de rabia e ira. Pero a pesar de ello, estaba seguro que la historia cambiaria si volvía a tener el control de su pistola, con preocupación miraba que estaba algo lejos de ella y que el Kuchiki no le iba a dejar alcanzarla sin pelear.

- Nii – sama!. – Rukia dejo el arma en el suelo y fue directo a cargar a la bebe, la pequeña valía más que esa pistola. –

Con la niña en sus brazos, corrió hacia la puerta para salir, pero en un segundo Aizen le siguió para evitar que huyera, estaba más cerca que Byakuya de la entrada de la casa así que no fue difícil darle alcance a Rukia, otro forcejeo se armo por abrir la puerta, Rukia tenía a la niña aferrada entre sus brazos mientras el castaño le sujeto de las ropas para evitar que siguiera con su escapatoria, la bebe lloraba a todo pulmón con aquel desastre y Byakuya también corrió para ayudar a su hermana pero antes de poder moverse si quiera la puerta de la casa se abrió y alguien conocido entro sin preguntar nada, solo miro por un fugaz instante la escena frente a él para después darle un puñetazo en la cara al castaño, Aizen salió despedido por la fuerza del golpe cayendo precipitosamente al suelo con la boca totalmente partida.

- RENJI!!. – Rukia estaba temblando con la bebe en sus brazos. –
- Sal de la casa. – camino unos pasos dentro sin dejar de mirar al mal nacido que estaba frente a él. – no podía creer que habías regresado aquí…
- Renji… - Byakuya le miro con total asombro, su torpe amante había entendió sus palabras en la llamada. –
- Estas bien?. – desvió la mirada un segundo hacia Byakuya. –
- Ahora si… - sonrió a medias mientras caminaba hacia el pelirrojo. –
- llame a la policía, pronto vendrán por ti maldita basura. – su rostro era de rabia e indignación por lo que veía delante de sus ojos, odiaba a ese hombre por lastimar a Byakuya en el pasado y ahora por atreverse a volver a su vida después de tantos años. –

Byakuya camino unos pasos para estar junto a su amante, sentía que debía abrazarse a él cómo lo había hecho en el pasado, en el funeral de Hisana, aquel cálido sentimiento que inundaba su cuerpo y le daba la seguridad que necesitaba en esos momentos más que nunca, pero en un segundo la sonrisa macabra de un ensangrentado Aizen resonó en la casa una vez más, sus labios ahora partidos no dejaban de sonreír, con mucha dificultad se giro hacia la pareja y con una precisión mortal disparo el arma directo contra Byakuya.

Todo parecía una película de terror, el sonido seco de un disparo, el cuerpo doblándose por el dolor, un lastimero gemido de angustia y la sangre brotando de una herida, Byakuya cayó al suelo junto a Renji, aquel disparo iba para él y su muy idiota amante se atravesó, se atravesó para recibir aquella bala que era para él..

- RENJI!! ESTUPIDO PORQUE!!.... – el Kuchiki le grito con las lágrimas afuera, verle tendido en el suelo y con sus ropas manchadas de sangre era indescriptible. –
- No… llores. – susurro el pelirrojo al tiempo que alzaba su mano manchada de sangre para acariciar la mejilla de Byakuya. –
- No hables… - trato de mirar donde el pelirrojo tenia la herida pero la sangre no le dejaba. –
- Je je je… así quería verte Byakuya. – la risa desencajada de Aizen resonó en la casa aterradoramente. – que tal la sorpresa?.

Con mucha dificultad se levanto del suelo con su pistola en mano, la había logrado tomar cuando Renji le golpeo, estando en el suelo alcanzo a verla tirada cerca suyo y se aprovecho de todo el desastre para cumplir sus retorcidos deseos. Con dolor escupió algo de sangre para limpiarse la boca de aquel sabor metálico que ahora sentía, estaba muy adolorido por los golpes pero el tener de regreso su arma y ante él a un Byakuya totalmente derrotado le hacía pensar que todo ese día había valido la pena, sus deseos serian cumplidos a cabalidad.

- Ahora si puedes decir tus últimas palabras abrazado al que supongo es el padre de la mocosa, es igual a él. – miro aquel llamativo cabello rojo de Renji. –

Recuerdos, fugaces recuerdos de toda una vida pasaron delante de los ojos de Byakuya, desde su infancia, sus juegos de niños con Renji, su juventud, sus secretos, sus sueños, el dolor de la partida de alguien querido y el reencuentro del verdadero amor, las locuras de su vida y la llegada al mundo del ser más amado que tenia, tantas cosas hermosas que ahora eran pisoteadas por el hombre que estaba delante suyo, sentía una rabia en su pecho más grande que antes, los deseos irrefrenables de vengarse, de saldar con la propia vida de Aizen todas las lagrimas y la sangre derramada en esa casa.

- TE MANDARE AL INFIERNO!!. – no pensó, no había tiempo de pensar para Byakuya. –

Sus pies se movieron solos, el ímpetu del dolor le lleno de las fuerzas necesarias para lanzarse contra Aizen, se olvido de la pistola en sus manos, de que Renji estaba mal herido en el suelo, de que su hija aun lloraba en las afueras de la casa, olvido todo para solo concentrarse en acabar con la vida del castaño, su cuerpo se estrello de lleno contra el del castaño, su odiado enemigo no había podido dispararle antes de que lograra acercarse con tal fuerza que ambos cayeron al suelo cerca de Renji, Byakuya rodaba por el suelo aun sujeto a Aizen, ambos tratando de lograr ponerse de pie sin efectividad, en una de esas vueltas el moreno logro sujetar el arma de Aizen, ambos forcejeando con ella hasta que un segundo disparo volvió a inundar la sala de los Kuchiki.

- Adiós Byakuya… - su retorcida sonrisa se dibujo por un segundo en el rostro de Aizen para después soltar la pistola entre sus manos ensangrentadas. –

Pasaron unos segundos hasta que Rukia pudo entrar nuevamente a la casa junto con un contingente de policías, habían llegado segundos después de que escucharan el disparo. Con total asombro la pequeña morena camino hacia la sala mirando los cuerpos frente a ella, su tonto cuñado estaba tendido en el suelo con todo su torso manchado de sangre, sus ojos cerrados mientras que a su lado estaba agachado Byakuya con la cabeza de Renji sobre sus piernas susurrándole que todo iba estar bien y que ya había terminado la pesadilla, la escena era retorcidamente dolorosa para ella pero aun le faltaba ver la más cruda de las imágenes ya que a pocos pasos de la pareja estaba un Aizen tendido en el suelo con el pecho perforado por una bala, sus ojos desorbitados y con la sonrisa aun en sus labios.


Luz, calidez, serenidad, tantas buenas sensaciones que le arropaban el cuerpo, se sentí aletargado, pesado y cansado, no recordaba muy bien donde estaba pero cuando intento abrir los ojos solo sintió como tenía un peso sobre su pecho, los sonidos conocidos de algo le hicieron tratar de enfocar su vista vidriosa para darse cuenta de que estaba en una insípida habitación de hospital, el olor a medicina y las paredes blanco desabrido, sus ojos miraban al techo hasta que sintió como algo se movía sobre él.

- Renji. – la voz quebrada de su amante resonó en esa fría habitación. –

El pelirrojo solo pudo quedar boquiabierto al mirar lo que estaba sobre él, su pequeña princesa parecía muy cómoda recostada sobre su amplio pecho, su cuerpo relajado y aparentemente dormida, no sabía cómo comenzar a hablar, su boca estaba totalmente seca y nada mas pudo levantar su mano y acariciar la cabeza de la bebe con mucha ternura, aquello fue la sensación más placentera que podía sentir después de todo lo que paso.

- Eres un estúpido que no sabe de peligros. – Byakuya estaba sentado al lado suyo en la cama, su mirada era triste y contenida, parecía querer llorar. –
- Quería protegerlos. - saco a duras penas esas palabras de su boca. –
- Pudiste haber muerto!. – susurro aun mas dolido mientras se aferraba a la mano de Renji. –
- No iba a dejarlos solos, no puedo dejarles solos. – sonrió a medias. –
- Júrame que mas nunca vas a hacer eso, que mas nunca vas a hacer una tontería como la que hiciste… - una lagrima rodo por su mejilla sin notarlo si quiera. –
- Solo puedo jurar algo. – levanto su mano para limpiar aquellas perlas saladas que recorrían las mejillas del moreno. – jurar que siempre estaré para cuidarles, a ti y a ella.


Bajo la mirada hacia la bebe, esta estaba ya despierta pero sin llorar, al contrario parecía entender que aquel instante era de sus padres, que estaban tratando de recuperar la calma que habían perdido, estaba con sus ojitos azul profundo mirando a su padre, Renji le pareció curioso que no llorara, que estuviese tan quieta sobre él, era algo que había querido hacer desde que nació la niña pero no podía gracias a que solo Byakuya era quien le cargaba así, sonrió levemente ante la escena y como respuesta la bebe movió su boca de una extraña manera que hasta el pelirrojo juraría que estaba sonriendo también.

- Hana me sonrió!. – quiso alzar la voz pero una punzada en uno de sus costados le hizo desistir de emocionarse de mas. – me sonrió.
- Esta muy pequeña para sonreír. – Byakuya le miro con cara de incredulidad. –
- En serio que me sonrió ouht!!. – su cara se curvo con un gesto doloroso. –
- No te muevas mucho, la herida se abrirá.
- Donde me dio la bala?. – quiso mirar su costado pero maniobrar con la bebe encima era imposible. –
- Tuviste la suerte del ignorante. – tomo a la bebe en sus brazos. – la bala entro y salió de tu cuerpo sin tocar ningún órgano vital, unos centímetros más y ni si quiera te hubiese dado. –

Con mucha curiosidad levanto las sabanas para mirar donde tenía exactamente la herida, en seguida noto su estomago vendado y una pequeña mancha de sangre teñía las vendas en un costado debajo de la ultima costilla.

- Y... – dudo en preguntar por el causante de tanto terror. –
- Esta muerto. – el Kuchiki sentencio secamente. –
- Como… murió?.
- Con una bala al corazón.

Renji no quiso hacer más preguntas, era obvio que ese tema aun angustiaba a Byakuya, podía notar lo tensa de sus palabras, su reacción al tema, ese día vivido seria enterrado para siempre por la familia Kuchiki, mas nunca se sabría de aquel dantesco hombre que llego a sus vidas para darles angustia y terror.

- Nii – sama?. – la voz de Rukia se escucho apenas esta abrió la puerta de la habitación poco a poco. –
- Pasa. – miro a su hermana con melancolía, debía ser tan difícil para ella como para el dejar atrás ese pasado. –
- Despertaste. – Rukia camino hasta la cama donde estaba su cuñado. –
- Ya estoy de regreso. – sonrió divertido tratando de alivianar la atmosfera. –
- Permiso!.- una estridente voz femenina resonó en la habitación repentinamente. – QUE BUENO QUE ESTAS BIEN!.

Matsumoto entro de sopetón a la habitación cargada con el anteriormente nombrado arreglo para la bebe, sin pena alguna lo dejo sobre una pequeña mesa cerca de la puerta, estaba por hablarle a Renji cuando noto a Byakuya sentado con la bebe junto a la cama y en un segundo se instalo junto a su jefe para mirar a la niña.

- Que linda!. – le toco las mejillas con suavidad. –
- Matsumoto?. – Renji se le queda mirando con algo de duda. – viniste a verme a mí o la niña?.
- A ti te veo casi todos los días en cambio a esta lindura es primera vez que la veo!. – junto sus manos muy emocionada. –
- Que amable… - susurro para sí el pelirrojo con una gotita resbalando en su cabeza. –
- Puedo cargarla?. – extendió los brazos con intensiones de que le dieran a la niña pero Byakuya pareció ignorarla campantemente. –
- No le gusta los extraños.
- Pensé que después del parto se volvería más amable jefe. – hizo puchero con molestia. –
- Nii – sama las enfermeras me dijeron que debían sacar a la bebe de aquí.
- Ya se va?. – Matsumoto pregunto un tanto curiosa al ver como su jefe se ponía de pie con la niña. –
- Me dejaron entrar con ella porque insistí, pero ya debo irme.

No le importo nada, era su mundo, su deseo de que su querido y tonto pelirrojo despertara con su familia a su lado, eso era lo único que deseaba y ya cumplido su cometido dejaría en manos de su hermana y los médicos la recuperación de Renji, los médicos le darían de alta a la mañana siguiente así que no estaba preocupado de irse a la casa, con mucha seriedad camino hasta la cama donde estaba el pelirrojo y se agacho para hablarle.

- Nunca olvidare lo que hiciste por nosotros. – susurro aquella frase al oído de Renji. – gracias.
- Byakuya… - sonrió con melancolía, era impresionante ver a su amante ser tan humilde con él. –
- Te amo.

Sin pérdida de tiempo acorto la distancia entre sus labios para juntarlos con un suave beso, un beso que decía muchas cosas, que daba gracias, que decía te quiero, que gritaba a los cuatro vientos lo feliz que era por tenerle, con lentitud se separo del pelirrojo para darle una última mirada de cariño sin importarle que su querida hermana y su secretaria estaban observando todo en primera fila.


- Nos vemos en la casa. – se despidió con esas últimas palabras mientras caminaba rumbo a la puerta. –
- KIAAAAAAAAAAAAAAAAA. – Matsumoto chillo como quinceañera enamorada. – qué lindos son.
- No te parecerían tan lindos si los oyera todas las noches… - susurro Rukia para sí con pena. -


Continuara…….


SUGOI!!... al fin lo termine!! Dios, como me quede trabada y sin tiempo para culminarlo U.U, pero ya esta y aquí seguimos!, espero les gustara como quedo y que al fin el desgraciado de Aizen se murió como debía y en manos de Byakuya! Pero eso fue una muerte involuntaria gracias a la pelea que hizo por la pistola. Bueno, ahora vamos a divertirnos más porque veremos muy prontito un nacimiento mas!.. Si señoritas y no tan señoritas llegan al mundo los gemelitos de Ichigo y Grimmjow!!, ese capi esta ya casi terminado y será todo un mate de risa, muy distinto al de Byakuya que fue muy angustiante XD.
Próximo capitulo:
Dando una noticia.
Notas finales: GRACIAS Y DEJEN SUS COMENTARIOS, VEO QUE NOHAY MUCHITOS ULTIMAMENTE.... NO SE SI SERA QUE SE ABURRUERON DEL FIC O QUE?, ME QUEDO CON ESA DUDA PERO BUENO.... NOS LEEMOS.

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