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Todo queda en Familia por RAMSIN

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Notas del capitulo: Byakuya una buena mama?, un nuevo profesor llega a karakura, el peso es un problema y 4 meses sin nada es mas que suficiente para Renji.
Bleach no es mío, pertenece al brillante Tite Kubo - sama!!, alabado sea por crear algo tan magistral, pero regresando de los halagos, este fic es mi segundo desvarió de Bleach, espero les guste.
Advertencia: Mundo Alterno, no tiendo a usarlos pero esta vez me atreví un poco mas je je, Yaoi, claro está, y para rematar y aderezar la locura Mpreg XD, advertidos, no quiero quejas o cuentas para mí porque tuvieron que ir al psiquiatra!!. Por lo demás mucho humor y esperen lo inesperado.

Todo queda en Familia.
Capitulo 53
Una boda sobre todas las cosas.

Se hacía tarde, como pudo quedarse dormido después de ser por años una persona puntualmente intachable?, era imperdonable aquel retraso, con prisa se movía de un lado a otro de la casa, recogiendo papeles que dejo sobre la mesa del comedor, acomodando su maletín, mirándose fugazmente en el espejo del baño para comprobar que sus ojeras no se vieran tan desastrosas, se sentía que iba en una carrera contra reloj y era algo parecido, en verdad que sí. Mientras Byakuya seguía por la casa de un lado a otro como loco, Renji y Rukia le veían algo resignados sentados a la mesa desayunando.
- DONDE ESTAN LAS LLAVES DEL AUTO?. – gruño furibundo al no encontrarlas donde creyó dejarlas la noche anterior. –
- Las dejaste en la habitación de Hana anoche… - susurro Renji desde su puesto muy calmado, ya se había acostumbrado al desastre de las mañanas. –
- Nii – sama come algo antes de irte… - Rukia le extendió un plato con un par de tostadas con mantequilla. –
- No puedo... llegare tarde!. – paso de largo sin mirar la comida. –
- Byakuya. – el pelirrojo logro sujetarle de la mano antes de que desapareciera buscando más cosas en la casa. –
- Podrías soltarme, se hace tarde. – le lanzo una mirada molesta a su amante. –
- Desayuna. – sin esperar a una obvia negativa del moreno le hizo sentarse en la mesa junto a él para después extenderle aquel plato que Rukia le ofreció y un vaso de jugo de naranja. –
- Eres sordo?, no puedo desayunar aquí. – quiso levantarse de la silla pero no pudo al ver como Renji estaba apoyando su peso en el espaldar de la misma, una estrategia muy buena para evitar su escape. –
- Hana te necesita bien alimentado, si no comes no tendrás energías para nada y tampoco estarás alimentándola bien a ella. – acaricio el hombro del moreno como dándole algo de consuelo. – eres el rector, no pasara nada si llegas tarde un día.
- Son molestos. – susurro entre dientes, sabía que Renji tenía razón sobre todas las cosas. – dame café.
- No puedo darte café, sabes que cuando tomas café, Hana no duerme. – alejo la taza de aquel liquido negro del alcance de Byakuya. –
- Mala excusa, tu hija no dejaría dormir así me tomase un frasco de somníferos. – refuto con molestia al tiempo que desistía de alcanzar el café y tomaba el vaso de jugo. –
- La pediatra te dio una lista de todo lo que no puedes comer, cúmplela aunque sea. – se alejo de la silla para ver a la pequeña Hana de ahora 3 meses que dormía dentro de su moisés muy cómoda. –
- Es tan molesta como su hermana. - en verdad que no le gustaba la pediatra de Hana, era como una segunda Unohana y mas quisquillosa aun. –
Byakuya no le quedo de otra que desayunar, sabía que Renji lo le iba a dejar irse así como así, su humor estaba más estable después de dar a luz, pero el discutir con Renji era el pan nuestro de cada mañana, entre arreglar a la niña, tratar de tener tiempo para todo con un bebe que demandaba atención y cuidado cada ciertas horas, habían sido 3 meses muy movidos y fuertes, se había acostumbrado a su nuevo rol de “mama”, sabia como moverse con Hana para todo, tanto que ya Rukia no le ayudaba como al principio y Renji también volvió a su rutina de trabajos, pero se preguntaran con quien se queda la bebe cuando todos sale de casa?.
- Buenos días jefe. – Matsumoto le vio llegar a la oficina todo apresurado, con su maletín en una mano, un bolso de color rosado sobre el hombro y en su otro brazo a una dormida Hana. – buenos días chibi Hana.
- No quiero llamadas en la siguiente hora, tengo que acomodar algunas cosas importantes… - paso de lleno a su oficina. –
- Qué buena mama resulto el rector ji ji ji.. – se le escaparon algunas risitas contenidas. –
Así es, Byakuya se lleva a la niña a la universidad, cuando le toco regresar no quiso por nada del mundo que algún extraño cuidara de su bebe, sabía que sería un reto el llevarla con él, pero también supo como arreglárselas a su manera, su oficina seria y fría ahora era como una medio guardería, juguetes de la bebe por el escritorio, una pequeña cunita viajera junto al mismo y su infaltable bolso con un sinfín de cosas dentro para usar en caso de que Hana necesite un cambio de ropa, pañales o algo más. Estaba realmente adaptado al cambio que dio su vida y no importaba los desvelos, el no poder comer lo que le gustaba a veces, las incontables llegadas tarde, todo eso se olvidaba cuando por fin dejaba a su hija dentro de la cunita y se sentaba cómodamente en su silla, en ese momento daba un hondo suspiro y observaba la razón de todo ese desastre dormida apaciblemente a su lado como tiene que ser.
- Informes…. – susurro agotado al ver las incontables carpetas que se agolpaban en una esquina encima de su escritorio. –
Cuando estiro su mano para tomar la primera carpeta escucho los inequívocos gorgoteos de la bebe dentro de la cuna, había despertado cuando menos Byakuya quería ser molestado. Ya sabía lo que venía, su hija era primero que los informes o lo que fuese, así que con mucha paciencia y resignación volvió a sacarla de la cuna para cumplir con el trabajo más importante que le haya impuesto la vida, ser padre.
- Jefe…. Permiso. – Matsumoto medio abrió la puerta con sumo cuidado, debió acostumbrarse a no hacer escándalo ya que no sabía si la niña estaría dormida. –
- Pasa. – respondió secamente mientras miraba una carpeta con atención. –
- Llego el nuevo profesor de química…
- El que sustituirá a Gin Ishimaru. – bajo la carpeta que leía, era justo los datos personales de aquel nuevo profesor. – dile que es..
- Ya sé, que espere unos minutos mientras usted termina con la Chibi. – sonrió divertida al ver a la bebe muy cómoda sobre el regazo de su mama comiendo. –
- Ve. – tomo la carpeta nuevamente en su mano derecha, quería como ocultarse de su secretaria cuando le miraba así, aun le avergonzaba en sobre medida que le viera alimentar a Hana. –
La alegre peli naranja salió de la oficina muy sonriente, era divertido ver sonrojarse a su jefe, ya que eso no ocurría antes y ahora era una persona algo más accesible en cierto modo, con ese pensamiento salió de la oficina cerrando la puerta tras ella, tomando seriedad miro justo al frente suyo donde estaba la persona que reemplazaría a Gin Ishimaru, aun sentía pena en su interior, el recordar como quedo ese hombre, todo el daño que dejo a su paso y el que aun siga conectado a una maquina que le da una vida falsa, por un segundo sintió deseos de llorar pero se deshizo de ellos centrando sus pensamientos en el nuevo profesor, parecía un hombre serio, apuesto sin duda alguna y con un aire de chico malo que no le sentaba nada mal, su cabello era corto y negro, sus ojos azul oscuro le hacían tener una mirada seria y segura, también tenía una peculiar marca en el rostro que apenas de notaba en forma de tres cicatrices que atravesaban en línea recta por encima de su ojo derecho.
- El rector le recibirá en unos momentos. – le dio una sonrisa amable al hombre que estaba muy tranquilo sentado cerca del escritorio de Matsumoto. –
- Matsumoto?.. – miro la pequeña placa dorada donde estaba el nombre de ella sobre su escritorio. –
- Así es, mucho gusto me llamo Matsumoto Rangiku. – volvió a su puesto rápidamente. –
- Hisagi Shuhei. – respondió sereno y calmado ante la presentación de Rangiku. –
La espera por Byakuya fue más de la deseada para alguien que está impaciente, aquel hombre lucia incomodo esperando, ya pasaba más de media hora y aun no le dejaban entra a la oficina del rector, en su mente estaba metida la idea de que le estaban probando su paciencia o algo similar, seguro notaron la fecha de su graduación como químico, tenía menos de 3 años ejerciendo la profesión y este puesto de trabajo lo necesitaba en verdad, quería algo estable para satisfacer sus ansias de superarse.
- No cree que tarda mucho el rector?. – pregunto ya cansado de la espera. –
- Jejeje… bueno, le seré sincera, el es un rector muy serio, profesional, centrado y recatado pero… - giro sus ojos hacia las puertas de la oficina de Byakuya. –
- Pero qué?. – se acerco un poco a Matsumoto para oírla mejor. –
- Tuvo un bebe…. Y pues su oficina no es ahora lo que era antes, tiene que ser paciente y le recomiendo no preguntar nada sobre lo que vea allí dentro.
- Un… bebe?. – creyó escuchar mal todo aquel chisme. – entonces el rector es rectora?.
- No no no!!... ni se te ocurra repetir eso aquí!. – codeo a Hisagi entre risas. – es rector.
- No me gustan las bromas pesadas. – miro fríamente a Matsumoto. –
- No es broma, en serio que no es broma, cuando pases veras a lo que me refiero. – suspiro para ella con aburrimiento. –
- Es la entrevista de trabajo más rara que he tenido en mi vida.
- Y todavía te espera más.
- No sé si creerte. – miro a Rangiku de pies a cabeza, la chica era algo chismosa pero realmente atractiva a sus ojo. –
- Matsumoto!. – en un segundo la voz de Byakuya resonó en toda aquella oficina. –
- Allí viene. – sonrió con picardía para ella. –

Byakuya salió de la oficina muy solemnemente, estaba serio con la mirada clavada en su nuevo profesor para el puesto bacante, en su mano llevaba la carpeta con los datos de aquel hombre como si todavía estuviese pensando en contratarlo o no, pero segundos después de permanecer callado y mirando todo, puso la carpeta en manos de su secretaria.
- Muéstrale las instalaciones y los horarios. – se dio media vuelta para regresar a su oficina. –
- Pe.. pero jefe… - miro como Byakuya quería evitar que aquel hombre entrara a su oficina, de seguro la bebe estaba dormida y no quería que nadie la despertara. – está bien.
- Y la entrevista?. – Shuhei miro intrigado a aquel hombre que estaba de pie frente a él con pose arrogante y fría. –
- No hace falta, empezaras mañana mismo, ella te dirá los detalles. – camino hacia su oficina muy serio. –
- Jefe. – la chica le llamo antes de que Byakuya cerrara la puerta. –
- Dime.
- Su camisa. – una risita contenida se le escapo al ver que al moreno se le olvido acomodar su ropa después de atender a la bebe. –
- ENSE—ALE LAS INSTALACIONES!. – su rostro estaba rojo tomate mientras cerraba la puerta tras el de un solo y certero azoton. –
Hisagi quedo petrificado en su silla, el rector parecía un ogro maligno con muy mal humor, estaba realmente impresionado por la corta y mala presentación que le dedico pero entre esos pensamientos se le coló el que tenía ya trabajo y eso le hizo olvidar a su ahora superior.
- Te dije que estaba muy ocupado con su hija. – asintió seriamente Matsumoto con sus brazos cruzados. –
- En serio tiene una hija?.
- Es una chibi realmente bella pero eso no es el tema ahora, mejor te llevo a recorrer la universidad.
Sin pena alguna se puso de pie y tomo la mano de Hisagi para hacerlo levantarse de su silla, en un segundo ambos salieron de la oficina de Byakuya rumbo a un recorrido por toda la universidad de Karakura. Ese nuevo profesor levantara pasiones en más de una alumna y hasta una extrovertida secretaria se verá metida en medio de esa personalidad seria y atrayente de el nuevo profesor de química.
Que llegue el amor… err.. Me desvió del tema central, esperemos que ese hombre sea para bien del corazón roto dentro del cuerpo de una bella mujer, pero cambiando de escenario y de tema, en otra parte de la cuidad, más precisamente en casa de los Ishida, Uryu estaba terminando de empacar sus cosas personales, ya era hora de hacerlo con la proximidad de la boda, en solo 3 días estaría desposándose con su querido Ukitake, con ese bello pensamiento permanecía sentado en el suelo de su habitación doblando su ropa y metiéndola muy ordenada en una de las maletas, mientras lo hacía podía sentir como los gemelos dentro de el estaban inquietos, era una sensación nueva, hacia pocos días que podía sentirles y eran realmente intranquilos por largos ratos, en un segundo decidió hablarles, no era muy expresivo para ello pero trataría de hacer como Jyuushirou que vivía conversándole a su estomago como si fuera la cosa más normal del mundo.
- Podrían dejar de moverse un rato… trato de terminar de arreglar algo. – llevo una de sus manos a su costado donde mas presión sentía. –
- Hablando solo?. – la voz seria de su madre resonó en la habitación ahora casi totalmente vacía. –
- Ryuken. – le miro desde su puesto aun doblando la ropa. – te creía en la clínica.
- Me tome el día. – lanzo una bocanada de humo con suavidad. – quieres ayuda?.
- No hace falta. – cerro la maleta ya lista. –
Arrimo la maleta para poder levantarse pero le fue imposible hacerlo solo, era extraño sentir que el peso extra de los gemelos le hicieran sentirse desvalido algunas veces.
- Ya no es igual. – con desinterés Ryuken le extendió la mano para que su hijo pudiese levantarse del suelo –
- No lo es. – logro pararse para después posar sus manos en la parte baja de su caderas para estirarse. – es realmente incomodo.
- Son dos. – miro aquel vientre con mucha seriedad. –
- Al menos no será para siempre. – objeto con una ligera sonrisa. –
- Terminaste de empacar. – vio la habitación de su hijo con detalle. –
- Solo queda una que otra cosa que me llevare después.
- Está bien, igual siempre esta es tu casa. – camino para salir de la habitación, por alguna razón sentía una opresión en su pecho, un sentimiento de abandono que no imagino llegar. –
- Ryuken. – noto la incomodidad en su madre. – Sabes que siempre vendré… cuando nazcan los gemelos también tendré mas razones para no alejarme de aquí. – bajo la mirada apenado, era difícil hablar así con su progenitor, nunca fueron buenos para los sentimientos entre ellos. –
- Lo sé. – termino su cigarrillo con tranquilidad. – no necesito que me consueles.
- No te consuelo, solo digo que será un cambio muy grande de vida.
- No lo creo, siempre fuimos dos caminos distintos, dos mundos aparte que por alguna razón terminamos como madre e hijo.
- Ahora te entiendo un poco, siento que mi vida no es mía si no que pertenece a ellos. – llevo sus manos a su vientre. –
- Espero que nunca sigas mis ejemplos de madre. – esa frase sonó dolida en los labios de Ryuken. –
- No te preocupes, no lo hare. – camino un poco hasta quedar junto al peli plata. – pero si quiero que tú hagas algo.
- Qué será?. – respondió sin verle, le dolería más aun mirarlo a los ojos. –
- Que te perdones por todos esos años en que solo tu trabajo era tu vida.
- Tonto. – sonrió a medias por las palabras de su hijo. – ese embarazo te afecta la cabeza.
- Podría ser, pero estos bebes pueden ser una segunda oportunidad para ti, dicen que los abuelos están para adorar y malcriar a los nietos, que depositan todo su amor en ellos más que el que depositaron en sus propios hijos.
Con esas últimas palabras Uryu tomo una de las maletas y salió de la habitación dejando a Ryuken con una extraña sensación de tristeza en su corazón, hasta su hijo podía perdonarle su mala actuación como padre, que hasta sintiera lastima al dejarle en esa enorme casa solo, se sintió tan pequeño en el mundo, con envidia de cómo su padre crio tan bien a Uryu, todo el amor y la generosidad del pelinegro nacía del cariño de su abuelo y no de él, en ese justo instante comprendió las palabras de su hijo, que aun tenía la oportunidad de reparar el daño por medio de sus nietos, ese pensamiento le causo pena y duda, aun no se sentía tan “amable” y generoso como para ser un abuelito tierno como lo sería Isshin, como odiaba la personalidad de ese hombre, era el típico romántico incurable que amaba sobre todas las cosas y en verdad que sobre toda las cosas ya que él era un vivo ejemplo de un amor que debió morir y no lo hizo, más bien renació como el ave fénix de las cenizas y ahora surcaba los cielos con sus amplias alas llenas de sueños.
Uryu termino aquella noche nuevamente en casa de Ukitake, prácticamente estaban ya viviendo juntos y muy contentos, ambos hombres compartían todo, los quehaceres del hogar, la comida, la limpieza y sin dejar a un lado sus profesiones. Esa noche ambos estaban anotando y dando los últimos detalles de la boda, confirmando algunos pedidos y moviendo los detalles finales para su matrimonio.
- Termine!. – se limpio la frente complacido al ver como quedo el traje de Ukitake. –
- Amor mío eres un maestro de la costura!. – el peliblanco estaba de pie frente a Uryu mirando su ropa para la boda.-
- Gracias. – dio un hondo suspiro. – quiero que me esperes aquí y por nada del mundo entren al baño, voy a probarme mi ropa.
- No quieres que la vea terminada.
- Es de mala suerte ver a la novia vestida antes de la boda. – le guiño un ojo y salió directo al baño con una bolsa negra en sus manos. –
- Solo 2 días y seremos una pareja legalmente casada. – sonrió divertido. –
Uryu pasó un buen rato en el baño pero aquel tiempo se le hizo como que muy largo a Ukitake, aun dudando en tocar o no a la puerta se detuvo frente a ella y escucho atento, entre el silencio pudo determinar un pequeño murmullo quedo y apagado, eso lo asusto, pensó en tantas cosas que le pudieron pasar a Uryu allí dentro, desde desmayarse o resbalar con el jabón y lastimarse, tan nervioso se puso que decidió taparse los ojos con una de sus manos para después abrir la puerta del baño sin contemplación.
- URYU QUE PASO!. – estaba con la vista tapada escuchando los inequívocos ruidos de sollozos apagados. –
- Jyuushirou…. – Uryu estaba sentado sobre el inodoro con su traje aferrado a su pecho, mientras sendas lagrimas recorrían sus mejillas a montones. – abre.. los ojos.
- Porque lloras?, te duele algo?, Te lastimaste?. – preguntaba como loco al verlo allí sentado llorando desconsolado. –
- NO ME SIRVE!! HUUAAAAAAAAAAAAAAA!! – Uryu se le hecho a los brazos como todo un niño asustado. –
- El traje?. – una enorme gota de sudor resbalo por su frente, aquel drama solo era por su traje de boda?. –
- Estoy enorme!. – seguía sollozando como niño pequeño con su cara enterrada en el pecho del peliblanco. –
- Cálmate… tu sabrás como arreglar ese detalle. – levanto la cabeza de Uryu poniendo su mano en la barbilla del mismo. – no es para llorar.
- Pero…. Hace menos de una semana que me lo probé y me servía! . – otra tanda de llanto hizo que Ukitake sonriera incomodo, su pobre novio estaba muy sensible con lo del peso. –
- Uryu, amor cálmate un poco, los bebes no pueden sentirte llorar así, se pondrán tristes.
- Los gemelos no saben ni si quiera que son las emociones…. – mascullo molesto por las palabras de su prometido. –
- Tu lado racional me molesta a veces, lo que quiero decir es que le hace daño a los niños que tú estés así. – con cuidado hizo que Uryu se pusiera de pie para salir del baño. –
- Igual seguiré sin entrar en el traje!. – miro el susodicho entre sus brazos. –
- Te acabo de alagar por tu genial manera de hacerlos, ahora quiero alagarte mas por acomodar tu traje y tenerlo listo, se que puedes hacerlo amor.
- Tú crees?. – hizo un mohín ante la afirmación de Ukitake. –
- Mas que creer, se que lo harás. – beso la frente de Uryu con suavidad. – deja de llorar y ponte a trabajar, mira que solo quedan dos días antes de la boda.
- Eso hare. – sonrió mas tranquilo después de aquel ataque de pánico y llanto que le dio en el baño. –
- Buen chico. – beso los labios de Uryu con suavidad. –
- Espero que la tela ceda un poco.- aun medio jipando se fue a sentar a la sala para arreglar su ropa. –
El amor ronda el ambiente, ese par serán una gran pareja siempre, uno ayudando al otro, siendo juntos un gran equipo que comparten muchas cosas y especialmente ese embarazo, un lazo invisible les une de muchas maneras, emocional y físicamente, tan envidiable en tantas ocasiones que como ellos pocos en el mundo. Pero regresando a la vida de otra pareja, en las afueras de la universidad Karakura, mas precisamente cerca del estacionamiento se podía ver a un hombre tratando de irse a su casa, después de un largo día de trabajo estaba metiendo de mala gana su maletín y el bolso de su hija en el asiento trasero del auto, todo lucia como siempre hasta que noto como no muy lejos de él dos personas pasaban conversando amenamente, Byakuya renegó con la cabeza y suspiro pensando en lo rápida que era esa mujer para atrapar a un pobre hombre o si era el aprovechado nuevo profesor quien seducía a Matsumoto.
- No aguantaron ni un día… - miro al dúo desaparecer rumbo a la cafetería de la universidad. –
- SORPRESA!.- de quien sabe donde salto un emocionado pelirrojo asustando a Byakuya y más aun a Hana. –
- COMO DIABLOS NOS GRITAS ASI!!. – miro a la niña que estaba llorando aferrada a la chaqueta de Byakuya gracias al grito con que llego su papa. –
- No llores princesa, es papa!. – trato de cargar a la pequeña pero esta no soltaba por nada del mundo a Byakuya, parecía unida a él con pegamento de contacto. –
- Creo que no le gusta como andas vestido… - observo la ropa del pelirrojo que constaba de una chaqueta de cuero roja brillante, pantalones ajustados negros y una camiseta negra debajo de la chaqueta. –
- Que tiene mi ropa!. – se miro algo ofendido. –
- Ese rojo es horrendo. – calmo un poco a la niña hasta que pudo meterla en el asiento para bebes del auto. –
- Todavía creo que Hana no me quiere… - suspiro audiblemente y subió al auto también. –
- No le gusta como vistes. – sentencio fríamente. – y a mí tampoco.
- Byakuya!.... vengo con todas las buenas intenciones de acompañarte a la casa y ustedes dos se confabulan en contra mía.
- Cambia de ropa y trata de cargarla otra vez. – sonrió para sí con seguridad. – conozco a mi hija.
- Y cambiando el tema de la ropa, hoy si estas con ganitas de… - deslizo su mano por detrás del cuello del moreno. – ya van más de 4 meses y me siento horrible, te necesito.
Renji trato de hacer un avance con su amante, Byakuya no había tenido ningún tipo de apetito sexual después de tener a la bebe, más bien se había vuelto más frio que un tempano de hielo con relación a la intimidad, esquivando el tema, poniendo como excusa el cansancio de despertarse de noche para atender a Hana, el trabajo y pare de contar, pero ya Renji estaba al borde del colapso, si pasaba una semana mas así debería empezar a buscar aquel video travieso que hicieron en navidad y darse cariño él solito, no era lo que quería porque que mejores manos que las de Byakuya para consentirle, con esos pensamientos estaba rozando sus dedos por todo aquel cuello suave y delicado, moviendo sus dedos de arriba abajo mientras el Kuchiki solo le lanzo una mirada seria y fría digna de él.
- Hana nos está mirando. – desvió su atención hasta la pequeña que en verdad los veía con sus hermosos ojos azul oscuro como los de su mama. –
- Siempre pones excusas!. – dejo de hacerle cariño. – si esta noche no hacemos nada voy a morir por falta de sexo!.
- Nadie se ha muerto por no tener sexo y no me puedes obligar a hacer algo que no deseo. – encendió el auto y arranco rumbo a la casa. –
El resto del viaje fue muy silencioso, Renji como pocas veces estaba molesto, lucía un ceño bien fruncido mientras que Byakuya no parecía importarle las “necesidades” de su amante, estaba muy cansado para ponerse a pensar en aquel tema, además de que aun tenía un tanto de miedo por volver a esa actividad a pesar de que Unohana le aseguro de que no había ningún problema en retomar las relaciones si hubo una buena cicatrización de las heridas del parto. Con todo ese lio en mente llegaron a la casa, apenas pasaban de las 7 de la noche cuando Byakuya noto que su hermana les había dejado una nota sobre la cama, en ella ponía que pasaría la noche en casa de Orihime por un trabajo de la universidad, después de ver la nota volvió a la rutina de bañar a Hana, ponerle su pijama y luego recostarse con ella en la cama para dormirla mientras el tomaba ese rato para leer el periódico o comer algo ligero antes de mandar a la pequeña a la cuna.
- Vas a bajar a la cocina?. – Byakuya noto como Renji pasaba por delante de el sin mirarle si quiera, aquel hombre en verdad estaba molesto con él. –
- No. – respondió secamente y desaparecía rumbo al baño, se daría una muy necesitada ducha fría. –
- Tu padre es un idiota. – miro a la niña que al fin se había quedado dormida encima de él. –
Con cuidado se levanto y procedió a llevarla a su habitación, ya la pequeña no dormía con ellos, su periodo de recién nacido había acabado y ahora dormía en su cuna pero siempre vigilada por un monitor para bebes, cualquier ruido o sonido seria escuchado por Byakuya en la otra habitación con ese ingenioso aparato. Cansado y ya con su pijama, procedió a acostarse temprano, quería dormir aunque sea unas 3 horas antes de que Hana despertara hambrienta, esas tres horas eran el paraíso del Kuchiki, en ese tiempo podía descansar y reponer algo de energías.
Tan rápido como puso su cabeza en la almohada el sueño le venció, estaba cansado en verdad y ni si quiera espero a que Renji se fuera a la cama con él, pero el pelirrojo solo había estado esquivando a Byakuya adrede, tenía un plan ingenioso en la mente para alborotar los dormidos deseos carnales del moreno, solo debía ser cuidadoso y pasar a atacar aquel problema desde la raíz.
- Se durmió!. – miro complacido a lo que sería en pocos momentos su presa de la noche. – Byakuya… así me mates después tendremos sexo esta noche.
Asegurando su victoria se deslizo dentro la cama bajo las mantas, estaba muy cuidadoso de no despertar al Kuchiki que dormía boca arriba inocente a todo lo que pensaba su atrevido amante en hacerle dormido o no. Con una sonrisa seductora decidió emprender el camino del deseo, con cuidado se acerco al cuerpo del moreno sentándose a su lado poco a poco, después de ello se quedo pensando por donde comenzar su plan, veía una y otra vez como el pecho de su amante subía y bajaba con su respiración, sus manos juntas sobre su estomago y su cuerpo relajado y tranquilo, en un segundo tuvo que decidir por acercar su rostro hasta el de Byakuya, era tan increíble el deseo que despertaba en el, sentir su tibia respiración, sus labios delgados y rosados apenas entreabiertos para dejar ir el aire, sintió ganas de besarle, de tomarlo en los brazos y despertarlo para que comprendiera que le necesitaba no solo en cuerpo si no en alma, pero besarle la boca era sinónimo a levantarlo bruscamente y no quería eso, en cambio si rozaba como quien no quiere la cosa algunas partes de su cuerpo dudaba que Byakuya reaccionara rápido ante el contacto.
- Preferiría darte estas caricias despierto pero… - con delicadeza empezó a desabrochar uno a uno los botones del pijama de Byakuya, en pocos segundo tuvo libre acceso aquel amplio y suave torso. –
Como un ladrón precavido, miro su objetivo siguiente, aquellos pezones de color oscuro gracias a las hormonas que le permitían darle de comer a su hija, miro lujurioso con ganas de posar sus manos, su boca, todo de él en ellos y así lo hizo luego de sentir que si no lo hacia tendría que salir corriendo a darse otro baño frio, con suma delicadeza rozo sus dedos por encima de ellos, suavemente, con delicadeza y dulzura, era evidente que a pesar de que el moreno estaba dormido su rostro se contrajo un poco ante la sensación, no al punto de despertar pero si lo suficiente como para que Renji supiera que era placentero lo que hacía.
- Me vuelves loco. – susurro aquella frase mientras decidía arriesgarse más aun para atrapar entre sus labios aquella presa de sus deseos. –
Un gemido, un leve y suave gemido fue la respuesta, nada de despertarse, nada de moverse bruscamente, solo obtuvo un gemido quedo y apagado cuando su boca se deslizo sobre uno de aquellos pezones, rozando y lamiendo a placer, tanto que olvido que lo que hacía podría causarle la muerte a manos de Byakuya si despertaba y lo veía con su boca puesta allí y sin permiso. Aun jugando a ser atrapado, poso su mano izquierda en el estomago ya casi totalmente plano de su amante, deslizando sus dedos por todo el y más abajo donde se tropezó otra vez con la ropa, sin prestarle mucha atención siguió el recorrido hasta que se ubico sobre la entrepierna de Byakuya, aun dormida o eso creía él, con movimientos suaves y delicados procedió a acariciarle, sentía que tenía ganas de mas, de meter las manos debajo de esa maldita pijama y tocar a lo grande, pero no podía, no sin que el dueño del objeto de sus deseos despertara.
- Bello durmiente, concédeme el deseo de poder volverte a tener. – susurro aquellas palabras al oído del Kuchiki como queriendo que le respondiera. –
- Qué demonios crees que me haces?. – la voz seria de Byakuya resonó en aquella habitación. –
- AAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!! . – dio un salto dispuesto a salir corriendo, huir de la escena del crimen antes de que Byakuya le arrancara como mínimo la cabeza por lo que hacía. –
- A donde crees que vas?. – logro pescar del cabello al pelirrojo, con fuerza y firmeza le sujeto para que no escapara de él. –
- GOMEN GOMEN GOMEN!!.. es que me tenias caliente!.. tenía que liberar todo esto que tengo dentro de alguna manera y como eres tan apetecible…. Me propase, lo sé, no debí abrir tu pijama, tocarte y demás… lo siento!!. – tenía las manos juntas en pose de rezo con la cabeza gacha mientras decía todo eso acelerado. -
- Te crees dueño y señor de mi cuerpo?. – aun sujetando del cabello a Renji le empujo hasta que este quedo tendido en la cama boca arriba, respirando acelerado y con los ojos desorbitados pensando en que le haría Byakuya para saldar esa cuenta. – yo soy quien digo cuando y como debes tocarme.
Abrió en grande los ojos al sentir como el Kuchiki se subía sobre sus caderas y pasaba a desgarrar la camiseta negra que cargaba puesta Renji, de un solo y fuerte tirón descubrió el pecho de su amante, paso siguiente deslizo sus manos descaradamente sobre aquel torso bronceado y varonil, surcando con sus dedos aquellos exóticos tatuajes, sus formas y su recorrido hasta que ya no había mas que decir, paso siguiente le robo un beso lujurioso a Renji, juntando sus bocas con pasión, sus lenguas deslizándose dentro y fuera entre sus labios, sentían como ambos soltaban un lastre llamado deseo reprimido, ahora estaban al máximo del deseo, las manos de Abarai se atrevieron a recorrer los muslos de Byakuya, deslizándose por todos ellos con destreza hasta su espalda, subiendo poco a poco entre ese beso que aun no paraba, solo el tomar aire les hizo detenerse un poco, respirando acelerados y jadeantes con sus mejillas rojas.
- El bello durmiente te da permiso de que lo poseas… - sus labios se movieron hasta quedar sobre el lóbulo de la oreja de Renji, su lengua se movió suavemente por todo el contorno mientras el pelirrojo sentía que había muerto y estaba en el paraíso. –
Sus ojos brillaban de emoción, quería hasta llorar de felicidad al ver como el Kuchiki abría la temporada de “cacería”, en un rápido y lujurioso movimiento hizo que Byakuya se dejara caer en el cama boca arriba como al principio de todo eso, sin pena alguna y muy necesitado le bajo todo el pijama deshaciéndose de aquella prenda del demonio que no le dejaba tocar a gusto, mientras, Byakuya le miraba con deseo, era un juego divertido después de todo, Renji podía ser tan básico a veces pero tan apasionado para quererle, solo se dejo domar, dominar en la cama, sentía las manos de su amante deslizarse por todas sus piernas, subiendo y bajando su boca mientras daba pequeños besos a todo su cuerpo, su lengua posesionándose de sus dedos, succionado descarado dos de ellos mientras sus manos le tomaban de las caderas y le hacían darse la vuelta.
- Tan rápido?. – susurro entre un gemido por la prisa del pelirrojo. –
- No… rápido nunca, eso es un insulto para mí. – paso sus manos por los glúteos del Kuchiki para después bajar su lengua con dirección definida. –
- Lo…. Supuse… - gimió con fuerza al sentir aquella húmeda extremidad deslizándose por toda su entrada, rozando y recorriendo un camino sin retorno, su cuerpo sintió escalofríos placenteros y unas ganas enormes de sentir más aun. – sigue!.
Si, debía estar muerto, es que no había otra explicación para lo que sucedía allí, era su Byakuya quien gritaba como loco por mas?, un ser tan pretencioso que hasta decidía si quería darle gemidos o no ahora se descontrolaba con solo el contacto simple de su lengua, aquello sí que estaba de cabeza y se pondría más loco aun cuando decidió posar una de sus manso sobre el excitado miembro de su amante moviéndolo al mismo ritmo de ambas caricias, en unos segundos escucho una gama enorme y satisfactoria de jadeos, gemidos y pedidos de mas, si estaba muerto bienvenido sea porque la estaba pasando en grande con Byakuya.
- Mucho tiempo sin estar juntos te afecto. – susurro descarado al oído del Kuchiki. –
- Cállate…. Y sigue… - le dio un beso realmente lujurioso usando su lengua para rozar todo el interior de su boca como nunca antes. –
Obedeció de inmediato, eso era lo que querían ambos, que las cosas pasaran a mayor y así fue, con impresión Renji noto como Byakuya se giraba de estar boca abajo a ponerse de lado, alzo una de sus piernas hasta montarla sobre el hombro derecho de su amante, aquello fue como una descarada muestra de lo que quería que hiciera con él.
Ni tonto ni perezoso se decidió a seguir el juego así que con suavidad paso sus manos por todo aquel compendio que era la entrepierna del moreno, tocando y rozando todo a su paso hasta que dos de sus dedos se desliaron traviesos en el interior de Byakuya, otra vez los juegos atrevidos, el movimiento de caderas no se hizo esperar por parte de él, estaba en la cúspide del placer, no podía negar que después de tantos meses su cuerpo necesitaba de eso, de sentir como Renji le poseía de una y mil formas, sentir esos dedos invadiendo su interior, adentrándose hasta tocar el punto exacto donde no hay más que satisfacción y placer.
- Te amo. – entre gemidos Byakuya pudo articular aquella simple frase que puede significar tanto. –
- Yo también. – beso la frente del moreno para después sacar sus dedos y pasar a ubicarse mejor entre las caderas de su amante. – al fin mío…
Ese susurro ronco fue lo último que dijo antes de que se abriera paso en el interior del moreno, con cuidado, poco a poco logro su objetivo, volver a sentir el cálido interior de Byakuya, apretándolo e invitándolo a moverse, sin duda alguna lo mejor fue eso, el ver como el mismo Kuchiki empezaba a moverse poco a poco en el, como si y ya no fuera suficiente sentirle, aquello le hizo gemir también, empezando a dar estocas rápidas y certera, quería llegar al lugar exacto, deseaba hacer que Byakuya temblara de placer bajo el y así lo hizo cuando sintió como el Kuchiki se revolvía entre sus brazos, apretaba sus manos con fuerza de las sabanas y gemía mas aun con su movimientos, ya no había vuelta atrás, debía llegar junto a él, acabar con broche de oro toda esa “reinauguración”, sin pérdida de tiempo embistió más aun mientras tomaba el miembro de su amante entre sus manos para acabar juntos, y poco mas y pronto sintió como aquellos espasmos en su bajo vientre le hacía querer mas, el calor, el placer máximo, su esencia derramada en el interior de su adorado Byakuya, que mas podía pedir si no la felicidad de ese momento, en pocos momentos ambos ya habían terminado aquella locura, quedaron agostados y quietos en la cama, tumbados boca arriba y pensando que se dieron la muestra de amor más grande que pudieron imaginar.
- Siempre estuve despierto. – susurro Byakuya a un casi dormido Renji. –
- Tramposo. – una sonrisa descarada ilumino su rostro. –

Continuara…..

DIOSES, DEIDADES Y DEMAS COSAS!! Como dice mi mana, creo que con cada lemon me supero a mi misma XD y aprendo una nueva manera de perversión!! Jajajajajaja!! Asi se aprende, pero este capi me gusto un mundo, tuvo de todo un poquito y denle la bienvenida a Shuhei!! Estará con nosotros en los últimos capis!!, si amigas debemos ser claras, a este fic le quedan los días contados ya que muchos de los misterios se resolvieron, nacieron los chibis, ya viene una boda y pues se nos casan otros, que más pueden pedir?. Solo disfruten de la recta final del fic!!, jajaja dios quiero terminarlo para estar feliz de tener mi fic mas largo terminado!!. Nos leemos!!, byeeeee.

Próximo Capítulo:
Las emociones nos traicionan.
Notas finales: GRACIAS POR LEER Y FELIZ FIN DE SEMANA.

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