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"Veintiún días de Sn Valentín" / "St White" por Ddai

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Notas del capitulo:  

Hi, Dedicado a Saya Ohjousama, que anda apurándome para teclear más y más XD, ya saben, sin ella esto sería mas lento...

Bueno, mil perdones por no haber contestado sus RR antes, pero estaba muy apurada para sacar este segundo episodio, como ven el formato de narrativa es un poco diferente de los otros dos, aquí no hay buenos ni malos, sólo es una historia del catorce de febrero que quería contar, y bueno, si tuviera que escoger a algún "villano" en esta historia, ese sería Ulquiorra...

Sobre lo que dice Sigma III, respecto a que no sabe quien va a ser el Uke o el Seme en esta historia... Bueno, es simple, yo no veo a ninguno como Uke, para mí, los dos son Seme, ambos son muy hombres, a su manera, así que yo pienso que serían Suke [Seme+Uke]

¿Qué es un Suke?

Un Suke es aquel que se desempeña perfectamente en ambos roles [activo/pasivo] no sólo en su "lugar" en la cama, si no también  en todos los aspectos de su vida.
Escribo con ese tipo de caracteres porque en la vida real es más común hallar Sukes que sólo Uke o sólo Seme, al menos con mis conocidos así es, y a mi forma de ver esto lo hace más interesante... [Pero bueno, cada quien tiene su opinión y gustos, y debemos de respetarlos]

Bueno, creo que eso es todo, ahh sí, sobre si habrá o no leemon, pues.... No les digo XDDD

Disfrútenlo [ O al menos traten O.o...]

 

 

"De madrugada"

 

Era de madrugada, quizás rondando las tres de la mañana, él había dormido toda la tarde para poder permanecer despierto a partir de esa hora y el resto del día, ya que con las casi doce horas diarias que acostumbraba dormir le sería una tarea titánica estar despierto tanto tiempo seguido, y como "buen" hermano que era, pensaba que si él no dormía su hermana tampoco tenía porque hacerlo, más aun si ella le había dicho que lo ayudaría a preparar su regalo; era algo "estúpido", ya que se suponía que solo las chicas regalaban el catorce de febrero, pero si seguía esperando nunca iba a declarársele.  Además le parecía aun mucho más estúpido darle algo a alguien, el día de "St White", que no le había dado nada inicialmente el día de "Sn Valentín".

Su hermana le ayudaba, entre reclamos, dirigiéndolo en la elaboración de sus chocolates, sólo observándolo, a pesar de la desvelada ella sonreía muy orgullosa de su hermanito, por que él en verdad se estaba esforzando, se le notaba, a leguas, que estaba verdaderamente "flechado"; el año pasado primero se moría antes que pensar en hacer algo como aquello, pero quien lo viera en ese preciso momento... Se esmeraba mucho, no lo dudaba, y lo mejor, ella intuía para quien era ese apetitoso presente, ella sería dos años mayor que él, y quizás por  eso es que lo conocía a la perfección, en especial en sus gustos.

 En la navidad pasada, en un festival escolar, lo vio tomando muchas fotografías de una persona, unos días después logró robarle su celular para comprobar que se trataba de quien ella sospechaba, eran mas de veinte fotos, en todos los ángulos posibles, de un chico, eso no le sorprendía, conocía de sobra la homosexualidad de su hermano menor, el muchacho de las fotos era de cabello negro retinto, la piel más blanca y pálida, casi enfermiza, que le había visto a nadie antes y unos ojos verdes hermosos, su única objeción es que el muchacho en cuestión tenía pinta de "Emo", pero bueno, los gustos de su hermanito eran raros de por sí...

El muchacho hizo, tal cual su hermana se lo había indicado, todos los chocolates que le vino en gana, tenían varias formas y tamaños, entre blancos y rojos, llevando por adornos algunas gomitas y lunetines; pudiese ser que, en un principio, ella creyera que su hermanito acabaría haciendo algo cursi, en especial con esos moldes que se había conseguido, especialmente para ese día, pero al ver el resultado se quedó de piedra, en definitiva, su hermano, no conocía las cursilerías, y en verdad le agradecía a dios por ello, pero no le pareció que fuera una buena idea que regalara esos chocolates de formas tan...raras... sin embargo no era decisión suya; aparte de eso, el último chocolate que él hizo fue el que más le gustó, lo malo fue que él no le dejó ni si quiera mirarlo de cerca, mucho menos pudo tocarlo y ni se diga lo que le hubiera hecho si trataba de probarlo, por su puesto que ella se "indignó" y se largó a dormir, para ese entonces eran casi las cinco de la madrugada, de todas formas ella tenía mucho sueño... y él también, pero su trabajo aun no terminaba, los chocolates estaban listos, pero eso no era todo lo que tenía que preparar.

Él se puso a hacer la caja de su regalo, un enorme corazón rojo, de casi cuarenta centímetros de largo y unos veinte centímetros de largo... Fueron apenas uno minutos de usar unas tijeras, una regla, un flexómetro, pegamento no tóxico, y mucho papel y lo tuvo listo... Que bueno que en la secundaria había tenido por taller carpintería, esa materia le había gustado mucho y mejor aun, le había servido bastante.

A las cinco con treinta minutos se metió a bañar, tenía que estar en la escuela, como máximo, a las seis de la mañana, para poder brincar una barda, entregar su regalo y esperar. Su día apenas empezaba y ya se moría de sueño; salió del baño, se peinó como todos los días y se puso el uniforme que tenía listo desde la noche anterior, alistó sus cosas y tomó su regalo.

Estaba nervioso, no lo aparentaba pero lo estaba, lo que el quería hacer era muy arriesgado, tenía menos de un cincuenta porciento de probabilidades de ganarse el corazón de aquel muchacho, sin embargo no iba a dejar que ese "insignificante" detalle lo hiciera retroceder, aun sí solo tenía una sola oportunidad, de entre millones, la tomaría, su padre siempre le decía: ""No te acobardes para tomar la oportunidad cuando esta se presenta, el día de mañana podrías arrepentirte y nunca sabrás de lo que te has perdido si no lo haces". Claro que seguir es consejo le había traído problemas y decepciones, pero también muchas alegrías y satisfacciones, así que iba a hacerlo, pasara lo que pasara, por eso mismo se presumía muy macho, jamás retrocedía ante nada ni ante nadie.

Como la lluvia no se detenía tuvo que pedir un taxi, que para su fortuna no demoró ni cinco minutos en llegar, cubrió su regalo perfectamente para protegerlo de la precipitación, y al legar a su destino le pagó al taxista y se dirigió a realizar su cometido. Brincó una de las bardas traseras del plantel, aprovechándose de la ventaja que ofrecía el cielo renegrido.

Como una sombra recorrió el lugar, pensando en dejarle el obsequio en su taquilla, pero seguramente muchas, y quizás varios más, pensarían en lo mismo, así que no, mejor se dirigió a su aula, para dejar el obsequio en el lugar de su enamorado. Al estar frente a su mesa de trabajo no pudo evitar preguntarse como sería ver todo desde ahí, asique se sentó un minuto en su silla, sintiéndose estúpido, era exactamente como la propia, por lo que se limitó a dejar su enorme presente en ese lugar, para luego ponerse en una de las esquinas traseras del salón, para custodiar su regalo de cualquier arpía celosa... Quería esperar al inicio de las clases para irse de ahí, con un poco de suerte vería llegar a Ulquiorra Schiffer, su enamorado, y lograría estar presente cuando abriera su obsequio, si, pensó que ver su reacción sería súper genial...

Los minutos siguieron pasando, y él seguía ahí, desde las seis de la mañana, estaban por dar las siete treinta, y la escuela estaba abierta ya al alumnado, por los que tenían que llegar temprano para ayudar con la limpieza de sus respectivos salones, él no quería estar presente cuando llegaran los que limpiaban ese salón, por lo que bajó a la entrada de la escuela, donde estaban las taquillas de calzado, se aseguró de que nadie lo estuviera mirando y abrió la taquilla de Ulquiorra, notando con enfado que estaba a reventar de regalos cursis y espantosos, los tomó y los tiró en varios botes de basura, con cuidado de vaciar los chocolates en una bolsa y las cajas las metió en otra, lo bueno era que eran cajas chicas, y que había usado las bolsas negras con las que había protegido su regalo, así no levantaría sospechas, lo hizo sin le menor remordimiento en la conciencia. Incluso esperó a que dieran unos diez minutos para las ocho, para vaciar la taquilla de nuevo y deshacerse de los regalos que se hayan dejado en esos minutos. Subió al aula de su futuro "novio", como él le quería decir, quitando los demás regalos que habían sido dejados en su mesa de trabajo, yéndose con ellos en las manos, con cuidado de no ser visto, y repartiéndolas entre las aulas vacías que se encontró en el camino.

Todo listo, nadie lo había pillado en su maldad, asique iba a regresar a ese salón para poder ver como reaccionaba el dueño de sus pensamientos ante su presente de Sn Valentín, pero para cuando llegó ya era demasiado tarde, Ulquiorra estaba sentado en su lugar, mirando hacia la ventana, al mismo tiempo que un grupito de chicas se le acercaba... Y lo escuchó claramente, cada palabra...

"Puedes dejarlo sobre el escritorio si deseas"

Lo sintió como una estocada, aquella voz tan vacía le pareció irrisiblemente sexy, ese tono déspota y frío se le antojo muy sensual, pero imaginar que le podía dedicar algo así a él le dolió...

Vio a la niña salir corriendo mientras lloraba, seguida por sus amigas, y a Ulquiorra, que seguía mirando por aquella ventana, y no podía dejar de mirarlo...

Ulquiorra era perfecto, como las estrellas, tan brillante y atractivo, tan distante e inalcanzable... Deseaba poder atrapar esa estrella y guardarla en un cofre, para que nadie más que él pudiese admirar su belleza y brillo. No supo cuantos minutos pasaron, Ulquiorra se giró y sus ojos chocaron por un segundo, ese pelinegro tenía aquella mirada de desinterés y él tenía una mirada que se podía clasificar como indescifrable, ninguno se movió, y Ulquiorra simplemente se giró para seguir viendo la lluvia, y él siguió su camino hacia su aula, deseando no ser rechazado por esos bellos ojos fríos...

"¡Hey Grimmjow! ¿En donde estabas? ¡Deberías de ver tu lugar! ¡Esta repleto de cajas con chocolates! ¡Y también de cartas indiscretas!"

Un joven rubio lo interceptó en el camino, hablando sin cesar mientras iban a su propio salón, pero él no estaba oyendo nada, todos sus pensamientos estaban en el aula que acaba de dejar, con cierto muchacho de piel pálida de cabellos negros, sabía que con sólo ese regalo no iba a ser suficiente, si quería un regalo de vuelta el día de blanco tendría que esforzarse mucho más, así que haría todo lo que hiciera falta para enamorarlo, aun si eso quería decir que durante veintiún días le tuviera que celebrar Sn Valentín...

Llegó a su salón, mirando la montaña de cajas que le habían dejado, no las quería y mucho menos apetecía comer chocolates, pero devolvérselas a sus dueñas sería "muy cruel", y si lo llamaban "sin corazón" seguramente Ulquiorra no lo querría ni ver, aunque el pelinegro fuese aun peor que él, así que haría lo que mejor le pareció, iba a repartirlas entre todos sus amigos y compañeros del equipo de básquet, después de todo él siempre decía que odiaba los chocolates, mas aun ese día que había preparado algunos, pero si fuese Ulquiorra quien se los regalaba los comería con todo gusto hasta reventar. El rubio siguió hablando, y ni supo sobre que, porque no le interesaba, además tenía la mente muy ocupada planeando su siguiente movimiento, su segundo regalo no podía ser tan simple, además que solo regalar chocolates los dos se acabarían hartando, por si eso fuera poco, tenía que empezar a pensar en cómo le dejaría pistas de su identidad, sin que sean tan obvias, además de lograr que se enamorara perdidamente de él, o al menos que le demostrase interés.

Sabía que no iba a ser nada fácil, y que necesitaría ayuda, pero contaba con la ayuda de su querida hermana Neliel, quien le había prometido su ayuda incondicional, y si no quería pues la amenazaría con lo que hiciera falta, haría lo que sea con tal de tener éxito en su empresa...

Se mostró un poco desilusionado por un instante, ya que era una pena que no pudiera ver la cara de Ulquiorra cuando abriera su obsequio, pero las clases ya iban a empezar y tenía que concentrarse para no quedarse dormido durante las explicaciones y lo mandaran de detención, por que si no perdería mucho tipo que podría invertir en algo mucho mejor...

-*Vas a ser mío, Ulquiorra...*-

Notas finales:  

Como lo dije, son 11 episodios cortos, en promedio serían de unas dos mil palabras cada uno, y pareciera que esta en un formato parecido al de "Tú y Yo", pero en verdad es algo muy diferente, espero que les haya gustado y que me dejen RR [Por que me hacen feliz SIIII] En el epi que sigue van a saber cuales fueron las formas de los chocolates de Grimmjow y cual fue la reacción de Ulquiorra jejeje

Y bueno, tengo una queja ¬¬U, yo soy adicta al yaoi [más específicamente, al de esta pareja] y necesito de cuotas diarias para vivir, pero casi no hay fics nuevos=_= [yo sé, yo sé] Me gustaría publicar todos mis fics de Grimmjow y Ulquiorra [que son como quince más] pero como no tengo pc [que voy  a ciber] eso va pa largo [¿Alguien quiere dar un donativo para la fundación DAI? Es a favor de la publicación de más fis... XD] Pero haré todo lo que pueda, cuídense y nos vemos pronto, en el epi 3....


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