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Secreto Revelado por Madame Poppoff

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Notas del capitulo:    

 

- Oye, Treize, - preguntó Andrómede sentada en la rama de un árbol. – Qué crees que pase ahora?

- Ahora? – preguntó Treize.

- Sí, ahora, - repitió ella. – El rey Peacecraft vino hace unos días, dice que la Federación Terrestre esta armándose para la guerra.

Treize guardó silencio un momento.

- Una guerra?

- Una guerra. Obviamente nosotros apoyaremos a Cinq, Milliard vendrá a refugiarse aquí.

Treize no supo porqué, pero no le gustaba que Andrómede y Milliard estuviesen juntos sin él. Ambos eran sus amigos, y en el fondo ambos le pertenecían.

- Yo también los voy a apoyar,- dijo con decisión. Andrómede sonrió.

- Espero que no influya el hecho de que Milliard es mejor esposa que yo.

Treize negó rápidamente. Milliard ciertamente era mucho más lindo que Andrómede, pero ella era más parecida a Treize, un verdadero soldado.

- De todas formas prefiero casarme contigo,- dijo. - De seguro tenemos hijos preciosos y Milliard se muere de envidia con quien sea que se vaya a casar con él.

Andrómede comenzó a reír.

- Dicen que van a comprometerlo con la familia Noventa, pobrecito.

- Ves? Los dos haremos niños mas lindos, - rió Treize, pasando un brazo por los hombros de su prometida. Ninguno de los dos tenía sentimientos románticos por el otro, eso era obvio, pero ambos habían decidido intentarlo.

Súbitamente Andrómede guardó silencio, su rostro estaba fruncido y los ojos fijos en un punto en el espacio.

- Hagámoslo,- dijo suavemente, pasando una mano por su cabello. Aún lo tenía más corto que el mismo Treize, y una vez al mes lo atacaba religiosamente con una tijera. Algo le decía al joven Conde, que su prometida trataba de mantenerse lo menos femenina posible.

- Hacer qué? – preguntó confundido Treize. Andrómede tomó la mano de su prometido y la puso en su pecho.

- Un heredero, - dijo ella sin poder evitar sonrojarse.

Treize retiró la mano rápidamente, su propio rostro enrojecido.

- Estas jugando!? – exclamó. Ella negó.

- Quiero hacerlo antes que nos casemos,- explicó. – En ese momento toda la corte nos va a estar espiando, no quiero que nadie nos vea.

Treize frunció el ceño. Sabía que en cuanto se casara con Andrómede todos estarían siguiéndoles los pasos esperando al nuevo príncipe, pero no creía que su prometida estuviese tan preocupada como él por el asunto.

- Pensé que no estabas… enamorada de mí,- dijo con cuidado de no ofenderla. Andrómede sonrió.

- No lo estoy, - respondió con simpleza. – Y no te preocupes, sé que tú tampoco me amas.

Ambos se miraron en silencio un momento que se alargó a la eternidad y volvió en segundos. 

- Milliard va a llorar, - dijo Treize antes de acercarse tímidamente a su prometida. Ambos se tomaron de la mano y corrieron por el jardín hacía el pequeño cobertizo al otro lado del bosque.

Cuando Treize pudo abrir los ojos nuevamente tuvo que cerrarlos enseguida. La luz era muy poderosa y le lastimaba los ojos y hasta los párpados. Un quejido lastimero se le escapo de los labios resecos y una de sus manos quiso moverse pero le pesaba demasiado.

- Oh, Dios mío! ESTA DESPIERTO!! – gritó una voz que hizo que a Treize le doliese la cabeza. – DOCTOR! DOCTOR! VENGA RÁPIDO!

Para cuando Treize estuvo lo suficientemente consciente como para abrir los ojos y reaccionar, un grupo de doctores hablaban emocionados a su alrededor mientras enfermeras y paramédicos revisaban sus signos vitales.

- Conde Kushrenada, - llamó un doctor. – No trate de moverse, sus músculos aún están entumecidos.

- Cu-… Cuanto?- preguntó Treize débilmente, sorprendido que ni su lengua le respondiese.

El doctor lo miró con algo de pena.

- Su alteza, usted ha estado los últimos cuatro años en coma profundo.

Treize gimió suavemente antes de desplomarse sobre su cama. Con razón todo su cuerpo le dolía y sus pensamientos estaban en desorden.

- Don… de…

Los doctores se miraron los unos a los otros.

- Usted está en la capital Cinq, señor. Los Preventer lo trajeron aquí en cuanto lo encontraron flotando a la deriva. Tiene usted mucha suerte.

Treize recordaba vagamente que Andrómede lo había rescatado del frío del espacio. Posiblemente ella y Milliard estuvieran en camino para verlo.

Con un suspiro de alivio, Treize dejó que sus ojos se cerraran nuevamente.

- Quiero ver a mi prometida, - pidió débilmente.

- No se preocupe, señor Kushrenada. Ella y su hija están en camino.

Antes de que el hombre pudiese exclamar, o siquiera reaccionar ante semejante noticia, una enfermera le inyectó calmantes a su suero.

Y el Barón cayó dormido pensando que tenía una hija, una hija adolecente.

Y sonrió.

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- Wind, debo irme inmediatamente, por favor hazte cargo! – exclamó Lady Une tomando su chaqueta.

El antiguo Barón Relámpago suspiró pesadamente antes de asentir. Cuando había comenzado sus servicios en los Preventer, había dejado más que claro que no quería ningún tipo de trato preferencial. Lady Une, especialmente, se lo había tomado ridículamente a pecho, y lo trataba casi como su secretario personal.

Era él, incluso, el que tuvo que firmar la declaración jurada estableciendo a la mujer como la antigua prometida de Treize, para que pudiesen quedarse con la custodia de Marimeia, o de lo contrario sería devuelta a la funesta familia Barton.

La mentira aún le dolía en el fondo.

- Como han cambiado las cosas desde que te dormiste, Treize,- dijo con tristeza antes de sentarse en el escritorio de Lady Une y dejarse relajar. La muy maldita tenía una silla mejor que la suya propia.

Lo hablaría con Sally.

- Parece que no está,- murmuró una voz desde la puerta.

- Esta Zechs? – preguntó otra, un ojo color verde se asomó por el borde entreabierto de la puerta.

- Sí, ahí está.

- Genial! Entra!

- …. Mejor entra tú.

- YO!? Esta vez no fue mi culpa!

- A ti te quiere más.

- Ese es Heero.

- Dudo que Heero te quiera más, si es que te quiere un poco.

- … me refería a que Zechs prefiere a Heero, no a mí, - gruñó la segunda voz. – Y te haré saber que Heero me prefiere a todos ustedes súper soldados súper serios! Al menos yo lo hago reír.

- … creo que ese fui yo.

- … detalles, ahora entra, queremos esto sí o no!

- … detrás de ti.

- Agh! Eres un cobarde!!

Finalmente la puerta se abrió de golpe y los Preventers 02 y 03 entraron a la oficina. 02 lucía como siempre, alegre y confiado, mientras que 03, Wind pudo notar, se mantenía convenientemente detrás de 02.

- Que hicieron esta vez? – preguntó cansadamente el rubio.

Duo sonrió ampliamente.

- Ten, Zechsy, nuestro reporte del grupo de resistencia armada en América! – dijo, dejando una abultada carpeta en el escritorio. – Y el reporte de Heero sobre nuestras aventuras posteriores!

- No puedo creer que estés orgulloso, - suspiró Trowa, escondiéndose aún más detrás de Duo.

- Oye, tenemos habilidades tan geniales que el único que nos descubrió fue el soldado perfecto!

Wind comenzó a leer el reporte de 01, era algo normal, corto y conciso, describiendo como había descubierto a sus compañeros creando documentos falsos en la oficina de registros mientras volaban en pedazos un campo de terroristas norteamericanos.

Zechs enrojeció de ira.

- Falsificaron documentos?!?! – rugió lanzando el informe sobre el escritorio.

Trowa inmediatamente se sentó, moviendo a Duo por las caderas para seguir escudándolo con su cuerpo.

Duo se encogió de hombros.

- Era justo y necesario, - dijo con desfachatez. Zechs se puso de pie.

- Y se puede saber qué documento estúpido estaban haciendo? Qué clase de tontería querían que no puedan pedir legalmente!

Duo lo miró a los ojos.

- Certificados de nacimiento, - respondió.

Zechs parpadeó, tomó asiento nuevamente y observó a sus subordinados.

Ciertamente Duo Maxwell y Trowa Barton eran los únicos pilotos de toda la organización que habían salido de la más absoluta nada. Nadie sabía a ciencia cierta quienes habían sido sus padres, si es que estaban con vida, o donde habían nacido.

Con suerte, Trowa tenía una hermana mayor, a la cual se le había ligado genéticamente. Pero Catherine Bloom tampoco tenía antecedentes, por lo que ambos eran tan desconocidos como si realmente no se les hubiese encontrado.

Zechs suspiró.

- De acuerdo, los dos querían certificados de nacimiento, - dijo. – Pero para qué los hicieron terrestres? Todo el mundo sabe que los dos vienen de las colonias.

Trowa y Duo se miraron el uno al otro.

Luego miraron a Wind.

- No sabes? – preguntó Duo.

- Saber qué?

Fue Trowa quien contestó esta vez.

- Tu hermana aprobó la ley de deportación criminal, -  explicó. – A menos que un antiguo criminal pueda probar alguna relación o nacimiento terrestre, todos serán deportados a sus colonias de origen para cumplir sus condenas.

- Y como nosotros estamos en los Preventer con la excusa de condenas de Servicio Comunitario, - prosiguió Duo. – Somos criminales bajo los ojos de la ley.

Zechs frunció el ceño.

- Qué dicen los demás? – preguntó. Ciertamente Heero y los otros no deberían estar al tanto de esa ley o ellos mismos hubiesen intervenido para ayudar a sus compañeros. Heero no demostraba mucho aprecio por sus colegas pilotos, pero Zechs sabía que el soldado perfecto preferiría autodestruirse antes de entregar a sus amigos si sabía que de lo contrario serían deportados fuera de las colonias.

Trowa bajó la vista.

- Ninguno de ellos sabe,- dijo. – A nosotros se nos notificó esta mañana que teníamos tres días para exponer el caso.

 Duo se sentó junto a su compañero.

- Heero está legalmente adoptado por un soldado terrestre, así que hereda doble nacionalidad. Quatre y Wu Fei son cabezas de sus respectivas familias, los dos ganan inmunidad diplomática.

- En resumen, ustedes dos son los únicos que serán deportados, - suspiró Zechs. Si bien, el hombre respetaba muchísimo a su hermana menor y el trabajo que estaba haciendo por la paz, el hecho que las dos personas más cercanas al muchacho que le gustaba fuesen las únicas en abandonar el planeta era ridículamente sospechoso. Ni siquiera se molestaría en preguntar si su hermanita había hecho algo para salvar a los pobres muchachos. De seguro había salido con algún discurso sobre las leyes parejas.

- Hablaré con Yuy y veremos que se puede hacer, - dijo Wind, sobándose la frente. Duo y Trowa se miraron.

- Buena suerte, se fue en una misión al Tíbet hace una hora.

- 04 y 05 pueden extender su inmunidad?

- Ya lo intentaron, - interrumpió Duo. – No funciona sin un certificado legítimo de nacionalidad de la colonia.

- Según los registros, de qué colonia son los dos?

- L2 – respondieron ambos. – Trowa aparece registrado por primera vez en L2.

- Mi grupo se movía mucho, pero esa vez nos atrapó un policía, - dijo, encogiéndose de hombros. – Mi primer registro es de allá.

- Y supongo que mi registro es más que lógico,- suspiró Duo. – Acéptalo, Zechsy, estamos arruinados, Sally dijo que podían crear una rama de los Preventer en L2, como central. Pero tendríamos que tener permisos que no son fáciles de conseguir. Al menos por un año, Tro y yo estamos a la deriva.

El rubio asintió.

- Lady Une, Sally, Noin y yo veremos que puede hacerse, no vamos a abandonarlos,- dijo con firmeza. – Por ahora tómense el fin de semana, relájense.

Trowa asintió y Duo sonrió ampliamente antes de abrazar con fuerza a su superior.

- Gracias, Zechsy! Eres el mejor!!

Ambos muchachos abandonaron la oficina antes de que Zechs pudiese seguir leyendo los reportes y los regañara por haber sacado de cause el canal de Panamá para inundar la base terrorista. Al menos lo habían devuelto a como estaba después de la misión.

Justo cuando iban saliendo del edificio pudieron oír el grito desde la ventana del último piso.

- BAAAAAAARTOOOOOOON!!! MAAAAAAXWEEELL!!!

Trowa se detuvo, asustado.

Duo comenzó a reír.

- Vamos, Tro! Empiezan las vacaciones!!- grito con alegría antes de tomar a su compañero de la mano y arrastrarlo lejos del edificio. Esperaban que para cuando volvieran Wind se hubiese calmado.

Continuará.

Notas finales: Pues ahi esta ;__; parece que el pobre fic no está gustando nada pero al menos denle una oportunidad        

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