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Giros inesperados por earendyll

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Los experimentos de Muraki eran dolorosos, a veces me incitaban a dejar todo de lado y contarle la verdad a todo el mundo, pero claro, al final no lo hacía.
- Siéntate en la camilla quiero comprobar tu capacidad de regeneración.

Sin esperar a que me dijera nada más me subí a la camilla y me ató tanto las manos como los pies para que no pudiese moverme. Se encontraba al lado izquierdo de la camilla mirándome con una sonrisa macabra. El ojo que siempre mantenía oculto bajo su flequillo estaba mirándome fijo y sin nada que lo tapara. Ese ojo de demonio no era suyo ¿De dónde lo conseguiste Muraki?
La sonrisa macabra que le adornaba el rostro hacía que la carne se me pusiera de gallina. Vi que sus ojos se fueron hacia su mano derecha, le seguí la vista y tenía en la mano un bisturí. La cara de Muraki era la de un verdadero maníaco. Sus ojos llenos de emoción me traspasaban hasta la carne. No quería seguir viéndolo, el miedo me embargaba. Pensar que estaba tan indefenso delante de mi asesino…era aterrador, pero eso no era lo que más me preocupaba. Lo peor es que debía de sucumbir a sus deseos, cualquier cosa que me hiciera o me pidiera no podía negársela. No, teniendo en juego la vida de Tsuzuki
El filo frío del bisturí rozó la piel de mi brazo haciendo que me asustara. El filo se clavó ligeramente. Decidí aguantar y apretar los puños y mandíbula. Por mucho dolor que sufriese no le iba a dar la satisfacción de oírme gemir de dolor. Solo una vez le rogué y solo sirvió para firmar mi sentencia de muerte después de la agonía.
El filo entró aun más en mi cuerpo, profundo, cada vez mas profundo. Hasta que el hueso le impidió seguir. Entonces decidió cortar lentamente desde el codo hasta la muñeca.
- Me pregunto en cuanto tiempo podrás regenerarte

Me colocó la mano sobre la camilla obligándome a abrirla. De un certero golpe el bisturí se clavo en mi mano atravesándola y quedándose encajada en la propia camilla. De la sorpresa hizo que se me saliera todo el aire de los pulmones. Intenté quitar la mano pero al tenerla atada no podía quitarme el bisturí, lo único que hacía era clavarlo más entre los tendones y huesos.
- Parece ser que te he hecho daño. Tus lagrimas están a punto de salir de tus ojos
- Tanto te gusta verme sufrir
- Tu rostro de dolor es el más maravilloso de todos. Me da cierta satisfacción
- Eres un enfermo y un asesino
- Me da igual, pero ¿Sabes que es lo mejor, Hisoka? Que quiero destrozarte, quiero que tu mente se llene de mi nombre, quiero corromperte, aislarte, pienso destruir todo aquello en lo que creías. Quiero que dejes de tener esperanzas en un futuro. Quiero verte como un alma en pena recorriendo estos pasillos, como una muñeca sin vida, hermosa, eternamente joven y sin luz en tus ojos.
- ¿Crees que vas a poder hundirme en unos pocos días? Para eso necesitarías una eternidad- susurré socarronamente
- Creo que se te ha olvidado un pequeño detalle. Arruiné tu vida en una noche. En esa maravillosa noche de luna roja. ¿Porqué no podré en unos cuantos días volver a abrir esa grieta?- mi cuerpo se heló en ese instante- Eres muy hermoso Hisoka- me susurró en el oído. Con las mismas me arrancó el bisturí de la mano- Por eso te dejaré despedirte de quien quieras si así lo deseas- con una fría calma comenzó a inspeccionarme el brazo y la mano- Impresionante, estás completamente regenerado. Ahora ve a descansar. Mañana te haré análisis de sangre para ver tu compatibilidad con la de mi hermano aunque espero que tu habilidad de empata llegue incluso a estos niveles de sincronización.
- Tengo que irme, necesito hablar con mi compañero para empezar a hacer el informe.
- Claro, mañana será un día muy largo. No te dejaré que te levantes de esta camilla

Yéndome lo más rápido posible llegué a la habitación que me asignó Muraki en su casa. Saqué el teléfono móvil y empecé a marcar el número de mi nuevo compañero. Un toque, dos toques, tres toques…
- ¿si?
- Al habla Kurosaki. ¿Cómo ha ido todo lo de la misión?
- Como me esperaba. No a habido ningún incidente creo que puedo sacar la investigación yo solo a delante, aunque me han comentado de tus…habilidades como shinigami y creo que acabaríamos antes si me ayudases
- Hicimos un trato ¿Recuerdas? Tus resuelves el caso y yo te hago los informes. Te he llamado para saber si me puedes enviar los datos que has recogido y hacer entonces el informe
- Se lo que te dije y quizás fui un poco borde pero…
- Solo quiero saber si me lo puedes enviar por email
- No tengo ordenador…
- Pues quedemos ahora. No conozco ningún lugar de por aquí, tú decides a donde ir
- Si quieres voy a la casa del amigo con el que te estas quedando
- Pues…
- Vas a tardar más en llegar a donde te mande que si voy yo directamente
- De acuerdo

Después de darle todas las indicaciones necesarias me fui a la puerta de entrada y lo esperé apoyado en una pared. Me dio los datos necesarios, demasiados para ser el primer día, y me fui a redactarlo a ordenador.
Me dolían los hombros, la espalda y también la cabeza. Miré el teléfono móvil, 5 llamadas perdidas de Tsuzuki. Lo siento Tsuzuki pero ya no volveré a contestar este teléfono. El oír tu voz solo hará que me de más remordimientos de los que ya llevo. Lo siento por todo lo que voy a hacerte sufrir...pero se una cosa: yo quitaré una de las tantas sombras que te perseguían y que te impedían que fueras feliz. Borraré la existencia de Muraki y espero que con el tiempo el corazón y la mente sanen. También se que todo el mundo estará ahí para apoyarte, para sacarte a flote, tanto Tatsumi como Watari, también los hermanos gushoshin, Terazuma y Wakaba, y claro está…mi hermana…está enamorada de verdad de ti…posiblemente llegues a corresponder sus sentimientos…lo que me preocupa y a la vez me tranquiliza…espero que ella no desperdicie su tiempo contigo.
- kurosaki- susurró mi compañero sacándome de mis pensamientos
- Yukimura…
- Aquí tengo todo
- Gracias
- Mañana volveré para traerte mas información
- Claro…a la misma hora supongo
- Supones bien
- Hasta mañana
- ¿No me vas a invitar a entrar o a una copa? ¿Me vas a dejar en la puerta de esta…mansión?
- Estoy cansado y quiero acabar el informe antes de irme a la cama…así que siento ser descortés y no invitarte a pasar
- ¿Para la próxima?
- La verdad es que no
- Tu amabilidad no tiene límites ¿eh?- dijo socarronamente
- Supongo que estamos cortados por la misma tijera ¿No?
- Es cierto- dijo con un sonrisa- yo tampoco fui amable la primera vez que nos vimos…entonces supongo que nos veremos
- Un momento, quiero preguntarte algo
- Dime
- En mi oficina me dijeron que te llamaban Lord por ser de la realeza, pero según la información que tengo de ti eras policía…No me imagino a alguien de la realeza trabajando de policía
- Eso es porque siendo policía me casé con unas de las hijas de un rey extranjero.
- ¿Como moriste Yukimura?
- No quiero hablar de eso por ahora. Adiós Kurosaki.

Ambos éramos fríos el uno con el otro, pero la verdad no quería crear ningún tipo de relación con él, aunque ahora parecía que Yukimura si estaba interesado en mi ¿Quería que hiciera el caso con él? Parecía que si, pero solo por acabarlo antes. Lo siento Yukimura…pero a mi me interesa que el caso dure el mayor tiempo posible. Lo suficiente para que a Muraki le de tiempo a analizarme.
- Vamos Hisoka es hora de ponerse a trabajar y en dejar de pensar en tonterías- susurré alentándome a mi mismo


Con aire resurgido suspiré fuertemente me coloqué una bata blanca con mi ropa interior debajo…él iba a examinar las marcas de mi muerte y a volver a hacer el hechizo si se habían debilitado…Muraki…¿Porqué te empeñas tanto en esto? No te entiendo ni siendo émpata…aunque podía percibir cierta excitación extraña cada vez que el nombre Saki salía al aire seguido de un odio bastante profundo. ¿Qué te hizo? ¿Cómo podía alguien muerto encaminar tus pasos, Muraki? Bueno…al fin y al cabo tu también eres humano y quieres que tu existencia sea útil ¿Es lo que buscas al revivirlo? ¿En verdad serás capaz de lograr tu propósito?, nadie lo ha hecho nunca…todas las leyes lo prohíben ¿Si no lo logras conmigo ¿Qué harás? ¿Perseguirás otra vez a Tsuzuki? ¡No! Lo conseguirás con mi cuerpo Muraki, tienes que hacerlo. Sino…
- Hisoka

Alcé la mirada en mitad del pasillo de camino a los sótanos. Muraki ¿Quién sino? No había ningún alma en esta casa a parte de él.
- Me alegro de que cooperes tan bien…es hora de marcharnos- me dijo al oído a la vez que me rodeaba con su bazo mis hombros. No pude evitar encogerme sobre mi mismo
- No me toques

Con una risa suave pero fría me soltó divertido por mi reacción. Se lo que sientes Muraki…te divierte martirizarme ¿Ibas a cumplir tu propósito de hundirme? Seguro que lo intentabas…y la verdad es que ya me daba igual si lo conseguía.
- No vamos al mismo sitio de ayer- afirmé extrañado
- No…voy a enseñarte una investigación que llevo haciéndola desde hace 10 años

Sin mas fuimos por una puerta que pasaba inadvertida para cualquier persona si no fuera por la mortecina luz verde que se veía asomar debajo de la puerta.
La sala a donde me llevó estaba llena de cables gruesos que conectaban máquinas a la corriente con extraños tanques con líquido parecido al agua en su interior.
- ¿Qué tienen dentro esos tanques?
- Diferentes líquidos…aunque seguro que los que prefieres ver son estos.

Con una mano en la espalda me giró hacia un estante con varios botes de cristal ¿Qué tenían dentro? Me acerqué cauteloso para ver mejor…con esa luz verdosa no podía llegar a ver bien. Mis ojos se abrieron sorprendidos y me llevé una mano a la boca con náuseas. En todos esos botes había fetos…fetos con malformaciones
- Han sido los experimentos que han fallado…todavía no he podido crear a un humano sin que me salga deforme o que muera al poco tiempo
- ¿Para que quieres crear una persona?- dije con horror
- Para crear un cuerpo para mi hermano
- ¿Ibas a matar a humanos…a tus propias creaciones para conseguirlo?
- Si- su respuesta fue clara y sin duda
- Muraki…
- Este fue el que mas tiempo duró- susurrándome llevándome a un bote de 1m de altura- fue mi mejor obra pero murió con 4 años

En ese bote había un pequeño niño en posición fetal con los ojos abiertos y en blanco. Apreté la mano que tenía sobre mi boca. Un niño…había creado a un niño solo para sus experimentos y seguro que lo había sometido cruelmente. Me acerqué al frasco posando mis manos con cautela sobre el cristal. Fijé la vista. Su cuerpo estaba lleno de cicatrices…tanto sus manos como sus pies, incluso la cara tenía algunas cicatrices. En la zona anterior del codo había una enorme cicatriz posiblemente de las veces que se habían hincado las agujas en su piel.
- ¿No te parece un trabajo magnífico? Por eso los guardé en formol… como trofeo
- Eres cruel…
- No te creas que es fácil, de vez en cuando tengo que cambiar el formol y debo mantener una luz baja para que no se formen pigmentos formólicos…eso solo estropearía a mis pequeñas creaciones
- Enfermo- susurré con desprecio
- Tengo algo mejor Hisoka. Ven acompáñame

No pude evitar apretar mi puño con ira. Apoye la frente en el cristal susurrando que era mejor la muerte de estos niños que el castigo a los que los hubiese sometido después Muraki. Era mejor así…ya no sufrirían más. Pobres niños…
Seguí a Muraki hasta donde estaba. Dejé mi mano el mayor tiempo posible sobre el cristal, resbalándose lentamente hasta que la yema de mis dedos no pudo sentir su frialdad. Mis ojos no podían evitar mirar hacia tras, a ese niño encogido sobre si mismo. Seguramente nadie ejerció el papel de padre cuando el pequeño abrió sus ojos y seguramente nunca habrían sentido afecto ¿Cómo habrían sido esos 4 años que vivió?
- Mira

Al alzar la vista pude ver una cabeza sujetada por diversos cables ¿ese era…?
- Saki… se mantiene vivo gracias a las conexiones de esos cables. Es simplemente extraordinario
- Es horrendo. Lo mantienes vivo en contra de su voluntad
- Eso no lo sabes ¿Acaso te lo ha dicho?- respondió socarronamente
- ¿Y su alma? Aunque reconstruyas su cuerpo, si no tienes su alma es inútil
- ¿Y quién te ha dicho a ti que no la tenga?
- Es imposible, nunca ha habido una alarma de que su alma no estuviera en el Meifu ¿Cómo…?
- Pagando un precio
- No hay nada del mismo valor que un alma
- ¿Quizás otra?
- Imposible. Las almas son conducidas al Meifu rápidamente, nunca te dejarían la posibilidad de un intercambio- Sin predecirlo de un rápido movimiento Muraki me cogió de la mandíbula elevándome la cara
- Piensas demasiado… concéntrate solo en lo que tienes que hacer

Con agresividad me cogió del brazo y me llevó al laboratorio en donde estaba la camilla adjudicada especialmente para mí. Con rudeza me tiró encima.
- Voy a examinar otra vez la regeneración de tu cuerpo de hueso, músculo, piel, tendones y nervios. Probaré con un brazo. Te haré un corte lo suficientemente profundo para que pueda llegar al hueso y por tanto también a tendones y nervios. Colocaré esto- dijo enseñándome un extraño aparato de metal- te echará la carne hacia los lados manteniendo el corte y la visión del hueso el mayor tiempo posible. Supongo que al ir regenerándote lo iras expulsando de tu cuerpo y para eso sirve esta manivela a la que iré dándole vueltas, si el corte se cierra la suficiente como para que no vea tus tejidos, este aparato hará que se vuelva a apartar la carne hacia los lados. Así que túmbate, respira hondo y aguanta el dolor o si quieres desahogarte puedes gritar…total, nadie va a venir a buscarte

Me tumbé sobre la cama. Mis brazos y piernas fueron sujetados con correas de cuero fuertemente apretadas a mis muñecas y tobillos, al punto de cortarme la circulación. Muraki cogió un taburete y se sentó a uno de los lados. Alzó el bisturí esterilizado lo suficientemente alto como para que pudiera verlo bien. Mis ojos se abrieron asustados y no pude evitar un leve forcejeo cuando la filosa hoja se acercaba a mi piel. Todo forcejeo lo dejé de lado cuando la mano fría de Muraki me sujeto el brazo y sus ojos me atravesaron a modo de advertencia. Mi cuerpo estaba paralizado, mi vista fija en la hoja del bisturí. Cuando el filo rozó mi piel un cosquilleo de miedo inundó mi cuerpo. Apreté la mandíbula, respiré hondo, cerré el puño hasta clavarme las uñas en la piel.
Lentamente y con una delicadeza impropia del momento, Muraki clavaba el bisturí, adentro, más y más adentro hasta llegar al hueso. El dolor hacía que mi cuerpo temblara y yo evitaba que salieran quejidos o lamentos de mis labios.
Esta vez con más rapidez y ansiedad, fue raspando la carne del hueso viéndose perfectamente un trozo de hueso de 10cm. Su sonrisa de satisfacción y gozo le inundaba la cara dándome ganas de romperle la nariz de un certero golpe para que sintiera al menos la mitad del dolor que sentía yo en este momento. Las uñas que se clavaban en las palmas de mis manos estaban dejando que la sangre corriera libremente y goteara al suelo de piedra de aquel laboratorio.
Con un alarido inhumano Muraki rompió mi hueso. Grité. Las astillas de hueso se clavaron en el músculo incrementando el dolor. Pequeñas lagrimas lastimeras se juntaban en mis ojos y siendo retenidas por mis pestañas. Un suave quejido salió de mis labios cuando intenté hablar. Mi respiración estaba alterada, mi pecho subía y bajaba. Me dolía el cuerpo hasta al respirar
- Mantente quieto, cuando acabe con el hueso iré a los tendones y a los nervios. Después iré a los músculos y finalmente a la piel. Aguanta, tu hueso ya se está soldando.

Respiré hondo intentando calmarme. El sudor frío inundaba mi frente, mi piel estaba más pálida de lo normal, los dientes me castañeaban, mi cuerpo más que temblar daba espasmos de dolor. Un pequeño grito volvió a salir de mis labios sellados. Muraki había puesto ese objeto de metal en mi herida y le daba a la manivela, echando la carne hacia los lados para poder buscar el tendón.
Un corte más y mi mano dejó de apretar el puño. Intenté moverla un par de veces. Fue en vano. Me acababa de cortar el tendón. A pesar de no poder moverla sentía perfectamente el dolor punzante en el brazo. La herida me ardía. Ahora mi cuerpo estaba más desesperado por regenerarse debido a la pérdida de sangre. Los shinigamis eran inmortales pero ¿Seguro que no podían morir nunca?
Unos segundos después de mi agonía. Mi puño volvía a cerrarse con normalidad. El tendón estaba regenerado.
Satisfecho, Muraki anotó ciertas cosas que no pude ver por el agolpamiento de lágrimas en mis ojos. Otra vez movió la manivela. Esta vez no tuve fuerzas ni para quejarme. Solamente mis labios emitieron un pequeño gemido ahogado y aunque me dolían las heridas de mi brazo, no me quejé cuando cortó mis nervios. El dolor desapareció momentáneamente. Pude respirar aliviado. Ese tiempo pasó más rápido del que hubiese querido. Las laceraciones emitían rápidamente las señales de dolor a mi sistema nervioso que en respuesta mandaba la orden de una rápida regeneración de los tejidos. Por mucho que mi cuerpo quisiese regenerarse Muraki accionaba su pequeña máquina de metal para reabrir las heridas.
- Solo queda músculo y piel

Mis labios ni si quiera intentaron abrirse para dar respuesta. Su “aparatito” de metal salió de entre mi carne. El músculo rápidamente empezó a regenerarse. Su rapidez fue asombrosa y el dolor gracias a eso fue desapareciendo lentamente. Un extraño cosquilleo seguía en mi brazo como se estuvieran conectando millones de conexiones nerviosas de los músculos. La piel se regeneró rápidamente. Sin dolor, sin cosquilleos extraños, dándome al fin algo de calma y descanso.
- Lo que más lento se regeneran son los nervios, como esperaba, y la piel es lo que más rápidamente se regenera tardando entre 2 a 3 segundos. Impresionante el cuerpo de un shinigami ¿sientes dolor?
- No…- mi voz salió débil y ahogada
- Tu cuerpo sigue temblando. Supongo que parará en un par de minutos

…l se fue, mi mirada se quedó fija en el techo de color blanco. Los párpados se cerraban. Sentía frío de la cantidad de sangre que había abandonado mi cuerpo. Mi alma parecía estar en otro sitio muy lejano.
- Veamos las marcas que te dejé hace unos cuantos años. Ya te he sacado sangre y ni cuenta te has dado ¿eh?

Noté sus manos en mi cintura removiendo el nudo de mi bata blanca. Finalmente la bata se fue abriendo con ayuda de sus manos como los pétalos del capullo de una flor.
- Tu cuerpo sigue igual de hermoso que aquella vez…

Apenas sus dedos fríos rozaron mi pecho perlado en sudor, las marcas malditas comenzaron expandir calor por todo mi cuerpo.
- Reconocen mi toque

Solo deseaba que hiciera lo que tuviera que hacer y me dejara en paz. Mi móvil comenzó a sonar. Muraki me lo pasó divertido ¿Qué tramaba? Miré la pantalla…mi nuevo compañero.
- Diga- respondí con voz seca y cansada
- Ya tengo toda la información necesaria de hoy. Ya se que es más pronto que a la hora que acordamos ayer pero ¿Puedo ir ya a entregarte los informes?
- La verdad es que ando ocupado- intenté reprimir un gemido cuando Muraki posó completamente su mano en mi pecho. Lo miré con desdén y él solo sonrió.- Quizás dentro de un par de horas…
- De acuerdo, allí estaré- con un suspiro colgué
- ¿Era tu amante?
- Era mi nuevo compañero… no tengo porqué darte explicaciones- rió divertido
- Voy a divertirme estos días Hisoka. Voy a doblegarte
- Muérete- susurré con odio escupiéndole en la cara. Una bofetada me cruzó la cara
- Desnúdate
- ¿Qué?
- Desnúdate, vamos a empezar el hechizo
- Atrévete a hacerlo y te mato- siseé con odio
- Yo no voy a desnudarte. Vas a hacerlo tú. Recuerda que si no me obedeces tu pierdes más cosas que yo…

Con un quejido me levanté de la camilla. Apenas intenté ponerme de pié mis piernas parecían no querer sostenerme. Cabreado por eso me puse de pié de forma furiosa. No iba a mostrarme débil. Como supuse mis piernas no aguantaron mi peso y caí de rodillas en frente de Muraki que se mantenía sentado en una pequeña silla. Su satisfacción fluía a través de mí haciéndome sentir más humillado. Su mano se extendió hacia mí ofreciéndome ayuda. Ja, nunca tomaría esa mano. Con desdé volví a colocarme de pié
- Desnúdate- susurró con voz oscura

Intenté ahogar mi vergüenza y lentamente fui deslizando la bata blanca por mis hombros. Lo miré indeciso y me hizo un gesto para que siguiera bajándome la prenda. Cerré los ojos en el momento en que la bata calló arremolinada en mis pies
- He dicho que te desnudes…- lo miré de forma extrañada- … completamente

Miré mi ropa interior y ahora si que mis mejillas se encendieron en vergüenza y rabia. ¿Tanto le divertía humillarme?
- He dicho ya

Su voz imperante no deja lugar a dudas de que ya estaba cabreado. Apreté los puños tragándome mi orgullo y cualquier otro sentimiento que no me permitiese llevar a cabo la acción de Muraki. Con parsimonia fui bajando la única prenda que me quedaba y una vez quitada miré desafiante a Muraki. …l parecía satisfecho.
- Eres un chico realmente hermoso. Ven acércate

Con cautela me fui acercando a él. Cuando estaba a una distancia decente me atrapó de las caderas.
- Comencemos el hechizo

Su manos exploraban con avidez mi cuerpo, recorriéndolo entero, afianzando su maldición. No hubo parte que no fuese tocada por él. Con el paso de sus manos mi cuerpo se iba calentando. Sabía que era por culpa de su hechizo pero aun así me desprecié a mi mismo. Sus dedos eran ágiles y veloces, se detenían en el punto exacto en donde ese desasosiego aumentaba en mi cuerpo. No lo quería tocando mi cuerpo. Era asqueroso
- Es como aquella hace mucho tiempo Hisoka…no me dejaste aquella vez ver tu faceta sumisa. Verte ahora parado enfrente mía, esperando pacientemente a que mis manos te toquen…esto hace que me sienta de maravilla

Cuando el calor empezó a hacerse más insoportable mi piel comenzó a enrojecerse y a transpirar de forma exagerada. Comenzaba a sentir dolor, un dolor lacerante como cuchillas de fuego. Me mordí los labios pero mis piernas antes débiles ya no pudieron seguir sosteniéndome. Muraki me colocó en su regazo diciendo palabras inteligibles completando su maldición y sosteniéndome. En ese momento estaba demasiado cansado como para protestar. La tortura de antes y la de ahora fueron suficientes para mí. Mi ojos se entornaban y ni si quiera el dolor era capaz de quitarme mi aplomo. Sin esperármelo caí rendido en los brazos de Muraki.

Unas horas más tarde alguien llamó a la entrada de la puerta. Con pasos lentos y andar elegante Muraki fue a atenderla por él mismo. Como él esperaba allí se encontraba un muchacho de pelo oscuro y ojos del mismo color, mirando de manera confiada a su nuevo interlocutor.
- Hola, soy el compañero de Kurosaki
- Encantado. Mi nombre es Kazutaka Muraki
- He venido a…entregarle esto…¿Dónde está?
- Está descansando en su cuarto, si quieres yo se lo doy
- Tengo que hablar de ciertas cosas con él
- El pobre no ha tenido un día fácil…quizás mañana
- Si…supongo
- ¿Te apetece entrar y tomar una copa?
- No, tengo prisa.

Con prisa Yukimura se fue de allí. Ese hombre…le daba escalofríos. No parecía ser shinigami ¿Qué hacía entonces su compañero con ese hombre? ¿Por qué no había podido atenderle? ¿Por qué los ojos de ese tal Muraki le daban escalofríos? Y sobre todo ¿porqué tenía un mal presentimiento de todo esto?
Notas finales: Creo que estaba un poco demente cuando escribí este cap...XD espero que os guste...es mi pequeño regalito de navidad. Hasta otra!!

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