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Giros inesperados por earendyll

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El ánimo en el Enma estaba por los suelos. Toda la división sabía que había un asunto turbio rodeando a Hisoka, algo grave… pero nadie tenía muchas sospechas de qué.

 

A los dos días como predijo Konoe el Juez junto con dos compañeros más llegaron al Enma. También fueron Yukimura y Satoshi.

-         Jefe si Hisoka dijera que es culpable desde el primer momento ¿seguiría la pena de expulsión o solo se aplicaría un castigo?- preguntó Tatsumi mientras se acomodaba las gafas

-         Sabes perfectamente que harían la expulsión, aunque acatarán la decisión más rápido si él se considera culpable

-         Podemos tomar tiempo entonces si Hisoka se declarase inocente

-         ¿Para qué, Tatsumi?

-         Para poder darnos tiempo en pensar en algo. Revisar los antiguos libros de leyes del Enma ¡Para cualquier cosa que nos pueda servir!

-         Tatsumi –susurró Konoe cansado- ¿Tú crees que Hisoka no lo hizo?

-         Yo creo en él, Watari también y, por supuesto, Tsuzuki

-         ¡Él mismo dijo que lo había hecho!

-         ¡Él solo dijo: “lo siento”!

-         Tatsumi, te estas agarrando a un clavo ardiendo

-         No me importa…

-         Tatsumi… por favor, para esto ya… ¿En verdad crees qué Hisoka es capaz de decir que no lo hizo? ¿Lo ves capaz de mentir en algo tan grave? ¿Lo ves capaz de hacer que le abandone la culpa?

-         Yo…

-         Él se declarará culpable. Tú lo sabes y yo también lo se… no busques esperanzas donde no las hay… Lo mejor es mostrarle nuestro apoyo

-         No quiero rendirme… no quiero ver más los ojos de Tsuzuki como cuando dimos por muerto a Kurosaki

-         Tatsumi te entiendo…pero lo mejor es esperar. Ya mismo llamaran a declarar a Hisoka. A ver que dice…

 

 

 

 

 

El juez era un hombre soberbio, de alta estatura, complexión regia, mirada serena y apabullante. Ojos azules excesivamente claros…tan claros que parecían blancos. Porte solemne enguantado en un traje caro de color negro y camisa blanca, corbata a juego. Tenía barba clara y espesa. Arrugas suaves que aseveraban su rostro. Hombros anchos. Piernas largas. Sin embargo esos ojos azules… tan claros, eran escalofriantes. Mirada seria, profunda, imponente, orgullosa. Nunca vio unos ojos como aquellos.

El Juez miró fijamente los ojos verdes del acusado. Ojos turbios, orgullosos, ligeramente fríos…e increíblemente hermosos

-         Así que tú eres el descendiente de Ren Kurosaki. El famoso guerrero –su mirada escaneadora lo miró de arriba abajo hasta clavar sus ojos otra vez en los suyos- No te pareces a él… pero tus ojos… tienen fuerza, empeño, orgullo. Tus ojos reflejan lo mismo que los que reflejaba él… Debes de sentirte orgulloso por ello

 

Con paso solemne se fue alejando dejando a un confundido y turbado Hisoka ¿Ese era el juez que lo iba a castigar? Lo cierto es que ya no tenía motivos para permanecer como shinigami. Sus deseos de venganza se esfumaron hace tiempo. ¿Entonces por qué se seguía resistiendo a marcharse? No dejaba nada atrás ¿Cierto? La cara de Tsuzuki se apareció en su mente…

-         Tsuzuki… - un susurro angustiado salió de su garganta cerrada

 

 

 

Las horas se pasaban como espuma espesa, lenta y angustiante, parecían que las manillas del reloj no querían moverse. Iban lento, muy lento como esperando no llegar a mañana… el día en el que él declararía. Todo el mundo lo intuía… Se declararía culpable.

Él fue el que al fin y al cabo apretó el gatillo de la pistola, quitándola de las manos de su padre para evitar una tragedia y cumpliendo otra aun peor, asesinándolo, matándolo… se había vuelto un vil asesino. Ya mató una vez a Tsubaki-hime, no fue castigado. El motivo: Fue una petición de la susodicha. Eso dijeron, pero en realidad un asesinato seguía siendo un asesinato. ¿Podría vivir sabiendo que mató a la chica que le dio su primer beso* y al padre que le dio la vida? Al menos había vivido feliz estos últimos años como shinigami, con el jefe, Watari, Tatsumi, también estaban las locas de Saya y Yuma, esas locas de la moda y de vestirle de mujer, también estaban los Gushoushin, Terazuma y Wakaba … y como no, su compañero. Todos formábamos una extraña familia unida, no con lazos de sangre, pero tan poderosos como los mismos.

Los echaría de menos, eso estaba claro, pero mi corazón se estrujaba al pensar que opinaría Tsuzuki ¿Le dolería su  pérdida? Si… sabía perfectamente que si le dolería. ¿Cuánto daño iba a provocarle a Tsuzuki? En los años que llevaban juntos el sufrimiento que habían pasado había sido bastante grande, doloroso, como espinas clavadas en el corazón. Gracias a eso sus lazos se habían intensificado. Lentamente sin que se diesen cuenta se estaban haciendo cada vez más y más poderosos. Enlazándolos, uniéndolos, haciendo que con el tiempo les  pareciese casi imposible no estar el uno con el otro ¿Se arrepentía de ello? Quizás en el primer momento, cuando se dio cuenta de que los muros que le mantenían protegido se estaban fracturando, rompiéndose, dejándole paso otra vez a alguien ¿Tenía miedo a ser lastimado? Por supuesto, pero también sabía que Tsuzuki nunca lo haría con mala intención. Él intentaría protegerle con todo lo que él es. Con su cuerpo, con su mente, con su poder… incluso daría su vida por protegerle. Es pretencioso lo que pienso, pero se que es cierto. Él haría lo que fuera por las personas que ama. Si pudiese él absorbería todo el dolor que nos impregna el corazón para evitarnos sufrir, aunque su  corazón se llenara de miedo, rencor, soledad…dolor…aunque su propio corazón se volviese negro como la misma noche. Él nos protegería.

El corazón de Tsuzuki lleva más peso de lo que mucha gente imagina. ¿Cuántos compañeros le han dado la espalda? ¿Cuánto habrá sufrido en tantísimos años como shinigami? ¿Cuánto sufrió en vida como para llegar a intentar cortarse las venas una y otra vez? Me gustaría compartir más de tu dolor, como yo he ido haciendo contigo casi sin darme cuenta. Quiero que te desahogues, quiero que dejes esa sonrisa vacía que pones a veces. ¿Acaso has hecho cosas tan malas como para creer que no volveré a mirarte? Qué poco me conoces Tsuzuki si es eso, o… ¿Es por no hacerme partícipe de más dolor? Si… es una mezcla de ambas cosas ¿verdad?…  Sufres demasiado, déjame consolarte. Se que por ahora no podré. No hay tiempo para que me abras del todo tu corazón. Pero me gustaría que confiases en mí, que purificases tu alma, antes de que… me marche. ¿Lo harás Tsuzuki?

 

Sin darme cuenta el mañana había llegado

 

Estaba sentado en una silla austera frente a frente con el Juez. Sus ojos azules me leían hasta el alma. Sus preguntas eran dichas de manera suave, susurrante pero no se podía ocultar su voz fuerte y potente. Voz de comandante, de dirigente.

Una tras otra fui respondiendo las preguntas, con la verdad, mientras miraba fijamente sus ojos escrutadores. Fui relatando lo sucedido. Como fue el encentro con Muraki, como llegué a hospedarme en su casa, como hice ese plan, como fue la despedida…de mis padres… Me encontré desnudando mi alma frente a un extraño que me inspiraba confianza aunque sus ojos fuesen intimidadores. Le conté mis más profundos sentimientos. Vertiéndole lentamente el fango de mi alma.

-         Kurosaki-kun, solo voy a hacerte una pregunta más- asentí simplemente sin mirarle ahora a los ojos, me sentía avergonzado, usado, estúpido- ¿Cómo te consideras?

 

Cerré los ojos ante su pregunta. ¿Cómo esperaba que me considerase? La respuesta era más que evidente

La voz me salió con dificultad de la garganta, increíblemente rasposa.

-         Culpable.

 

 

 

Los ojos de Tsuzuki me seguían a donde me dirigiese. Su mirada gacha, triste, de ojos opacos. Lo siento tanto Tsuzuki ¿Qué podría hacer para redimirme? ¿Qué podría hacer para no hacerte sufrir más? Mi corazón se apretaba en un puño por todo el daño que te estaba haciendo pasar en tan poco tiempo.

A pesar de todo, su mano se apoyaba en mi hombro dándome fuerzas, mostrándome su apoyo. Haciéndome saber que no importaba lo que yo haya hecho, que él estaría ahí para sostenerme una y otra vez.

-         Si te consideran culpable –susurró con voz ahogada-  seguiré adelante con mi promesa Soka

-         ¿Qué quieres decir?

-         No te preocupes por ahora- susurró acariciándome la mejilla suavemente.

 

Se alejó de allí, dejándome solo en mitad del pasillo ¿Qué había querido decir?

 

 

 

-         Escuchaste la declaración  ¿verdad jefe? – Preguntó Watari

-         Si…

-         ¿Qué sucedió? ¿Por qué se ve tan abatido?- le preguntó esta vez Tatsumi

-         Porque por fin comprendo que lo llevó a hacer lo que hizo. Se considera culpable y es cierto que él disparó pero mi corazón no puede evitar comprenderlo… de llamarlo más que culpable víctima.

-         ¿Qué dirá el Juez? ¿Lo considerará culpable?

-         No lo se, su declaración nos ha sorprendido, por ahora debemos de buscar una solución, debemos de ayudarlo. Miraremos en los libros de leyes y si hiciese falta hablaremos con el alma de su propio padre. Ahora es cuando no pienso rendirme.

 

 

 

Hisoka miraba la silueta de Tsuzuki sobre la cama. Sabía que no estaba dormido. Mañana era cuando el juez tomaría una decisión. Y seguramente… ¡No quería pensar en eso! Era su última noche. No quería pasársela lamentándoselo. No quería ver a Tsuzuki sufrir más.

Con lentitud se fue acercando a la espalda de su compañero hasta que pudo apoyar su frente cerca de su cuello. Aspirando el aroma de su cabello. Colocó una mano encima de la de Tsuzuki, este las entrelazó fuertemente, haciéndole saber que esta ahí con él. Sonrió, ocultando su sonrisa apretándose más contra él. Necesitaba sentirle más que nunca a su lado.

 

 

 

La tan temida mañana había llegado. El día de su condena lo esperaba. Se vistió lentamente, mientras Tsuzuki lo seguía con la mirada desde la cama. Se arregló en el espejo y lo veía al fondo de la habitación mirándolo de manera penetrante. Se levantó dejando sus miradas prendidas la una en la otra. Los violetas lo atrapaban y los jades no los dejaba escapar.

Primero hizo contacto una mano en su hombro colocándose lentamente en su espalda, notándola contra el pecho de él. Su respiración suave movía sus cabellos. Tsuzuki aspiró profundo intentando dejarse impregnado su olor en las fosas nasales. Hisoka tembló al notar su aliento tan cerca de el. La nariz de Tsuzuki se desplazaba a su cuello para oler mejor esa fragancia exquisita. Sus ojos ahora abiertos se seguían manteniendo conectados a través del espejo. Sensual. Un aire abrasador los envolvía. Sus pieles sudorosas parecían llamarse la una a la otra. El sudor parecía hacer los caminos que sus lenguas deseaban recorrer. La punta de la nariz de Tsuzuki rozó suavemente su piel, sin darse cuenta, o eso pensó él, hasta que notó esa tímida caricia ahora sobre su mejilla. Tsuzuki lo miraba con llamas hirviendo en sus ojos, congelando sus ojos en los de él. Fundiéndose una mirada con la otra, conectadas a través del espejo. Mientras, su nariz seguía bajando y bajando ahora por su cuello. Aspirando, oliendo, grabándose en la memoria esa textura suave acompañada de su olor embriagante.

Y tembló.

Tembló por el deseo arrollador de sus ojos.

Tembló por la suave caricia en su cuello sensible.

Tembló por su propio deseo contenido.

Tembló por la fogosidad que esos ojos le enviaban.

Y esperó

Esperó a que Tsuzuki se decidiera a dar el paso correcto

Esperó a que sus manos se unieran

Esperó a que Tsuzuki le enviara una mirada tranquilizadora

Esperó… a poder hacer el amor por primera vez.

Las manos de Tsuzuki se dirigieron a su camisa recién abotonadaza y notó como él también estaba nervioso, como sus manos temblaban al desprender el primer botón. Después lo siguió el segundo y más tarde el tercero. Los suficientes como para que su camisa resbalara dejándole enseñar un hombro. Su piel se erizó al simple sentir de su respiración un tanto acelerada contra la piel desnuda nuevamente descubierta. Su pecho subía y bajaba de manera precipitada, rápida, afiebrado. Una simple caricia le provocaba tanto…

-         Mantendré mi promesa Hisoka, no pienso dejar que te alejes de nuevo

-         Tsuzuki…

 

Su susurro fue acallado por unos labios hambrientos, sedientos de los suyos. Manos ardientes y dulces que tanteaban una piel nunca antes explorada. Gemidos, susurros, gritos. Manos que resbalaban de un lado hacia otro.  Voces roncas, quejidos lastimeros, crujidos de la cama. Sus cuerpos se acoplaban perfectamente. Gemidos, gruñidos, voz ahogada. ¡Grito de éxtasis!

Y silencio, acompañado de caricias suaves sobre piel desnuda y sudorosa

 

 

Después de descansar bajo las sábanas, sus cuerpos se encontraban entrelazados, prodigándose calor el uno al otro

-         Acompáñame… acompáñame hasta el final de todo- su voz sonaba profunda, como nunca antes había escuchado

-         Tsuzuki…¿Qué dices?- era extraño, ¿Qué le pasaba?

-         Van a considerarte culpable ¿Cierto?

-         Yo… lo siento…-como siempre el que más acababa sufriendo por sus decisiones no era él mismo sino Tsuzuki

-         Quiero acompañarte, quiero cumplir esta vez una promesa. Lo volveré a decir las veces que hagan falta “no permitiré que nos separen de nuevo”

-         No puedes, no , ¡no lo permitiré!, yo cometí un error no tú

-         ¡Permitirás entonces que viva eternamente sin ti! ¡Es egoísta!

-         Más egoísta sería hacerte pagar por un pecado que no has cometido

-         Moriré de dolor, aquí solo…

-         ¡No estás solo! ¡Todos estarán aquí para apoyarte!

-         ¡Pero yo te necesito conmigo!

 

Un silencio sepulcral inundó la habitación. La mano de Tsuzuki se cerró entorno a la de Hisoka apretando fuerte, convencido e intentando convencerlo a él.

-         Van a quitarte de mi lado… si es así prefiero irme contigo. Prefiero morir contigo…

-         ¡NO! ¡Ni se te ocurra!

-         Déjame cumplir mi promesa, déjame estar a tu lado hasta el final

-         ¡No! ¡No! ¡No! ¡No puedo! ¡No puedo condenarte! –sus lagrimas no dejaban de empaparle ahora el rostro

-         ¡Me condenarás a estar solo! ¡¿No es eso peor?1

-         ¡No estás solo! ¡Están todos aquí contigo!

-         ¡Pero tú no estás!

-         Tsu-tsuzuki…

-         Déjame estar contigo… déjame ser feliz hasta el último momento…

-         Yo…- la duda empezó a aparecer

-         Déjame estar a tu lado, morir en tus brazos y yo morir en los tuyos…

-         Tsuzuki…- la duda estaba casi resuelta…

-         Dime, dime tu respuesta- la súplica

-         Yo… de acuerdo- la afirmación

 

La decisión ya estaba tomada.¿Podía ser egoísta una vez más?

 

 

-         ¡Tatsumi! ¡Tatsumi! ¡¿Dónde estás?!

-         ¿Watari? ¿Qué sucede?- pregunto saliendo de la biblioteca un viejo libro de leyes

-         ¡la sentencia ya ha sido dada!

-         ¿Cómo?

-         El Juez llamó al padre de Hisoka para que le contara los hechos…

-         ¿Qué se ha decidido?

 

 

-         Más poderoso que el fuego oscuro, serpiente que danzas en el cielo, baja a la Tierra. ¡Ven a mi! Consume estos cuerpos inmortales hasta que desaparezcan las cenizas ¡Consúmenos, fuego de la serpiente! ¡Ven Toudai!

 

Llamaradas rojas iban lamiendo el lugar, tocando con sus llamas, consumiéndolo todo lentamente. La mano de Tsuzuki agarró la suya. Una sonrisa afloró de sus labios. Una sonrisa de felicidad…

-         Idiota…¿Por qué sonríes?

-         Porque voy a mostrarte que puedo cumplir mi promesa…

-         Ese no es motivo de felicidad… vamos a morir

-         Para mí es suficiente con pasar este momento contigo

 

 

-         ¡No lo han condenado es inocente! ¡INOCENTE! ¡debemos ir a decírselo! ¿Dónde están?

-         No lo sé… no han venido al Enma

 

Los ojos dorados miraron a los azules profundamente. Un mal presagio… seguro que eso significaba un mal presagio…

-         ¡Démonos prisa! Espero que no hayan hecho ninguna tontería…

 

 

 

Sus pieles eran lamidas por el abrasador fuego del infierno. Sus pocas ropas eran consumidas volviéndose cenizas. Cenizas como en lo que se convertirían.

Los labios de Hisoka sorpresivamente besaron con devoción a los contrarios

-         Es extraño…es la primera vez que me besas

-         No-no lo digas… - susurró sonrojado de vergüenza

-         Eres muy lindo

 

El abrazo se apretó pero notaba como sus fuerzas iban mermando cada vez más. Como sus pulmones no podían soportar más ese humo espeso

-         No puedo evitar ser egoísta hasta el final, Tsuzuki…

-         ¿Por qué?

-         Prefiero morir antes, para no verte a ti perecer…

-         Hisoka…

-         ¡Lo siento! ¡Soy egoísta!

-         No importa… te sostendré junto a mí cuando ya no te quede calor en el cuerpo y después iré, iré contigo, te seguiré y nos reuniremos. Renaceremos…

-         No podemos renacer…

-         Me conformo con morir a tu lado

 

Sus brazos me apresaban, mis lágrimas mojaban su camisa. Mis manos apretaban su ropa, apegándome a él, Fundiéndome a su cuerpo. Las llamas me quemaron. Mis lágrimas se evaporaban con el fuego. Las lágrimas dieron paso al llanto. Al fin y al cabo era humano, y como humano tenía miedo. Miedo a la muerte. Miedo por haber condenado a todos a los de su alrededor… No merecía a alguien tan espléndido como Tsuzuki al lado suyo. Merecía lo peor.

Los brazos de Tsuzuki lo envolvían, consolándolo, meciéndolo. Le susurraba palabras bonitas al oído. Pero eso no quitaba que fuese una vil basura. Llanto, llanto y más llanto. Nunca en su vida había llorado tanto como ahora. ¿Acaso no había un límite de lágrimas? ¿Acaso no había un límite de sufrimiento?

-         Hisoka, por favor…. No llores más

 

Tsuzuki sufría, más que por él mismo, por su persona. Lo sabía ¿pero como evitar esas lágrimas lastimeras? ¿Cómo evitar la culpa que lo estaba consumiendo ahora rápidamente?

-         Hisoka, no sufras, yo quise también que fuese así

 

Sus lágrimas corrían por sus mejillas como torrentes de aguas bravas, salvajes, potentes y abrasadoras. Las manos de Tsuzuki se colocaron suavemente sobre sus mejillas y con sus pulgares secó cualquier perla que cayera de sus ojos

-         Quiero que mi último recuerdo de ti sea una sonrisa. Vamos Hisoka, sonríe para mí.

 

El llanto aumento en intensidad. En vez de culparlo solo le pedía un último deseo. Se había vuelto un ruin.

-         Por favor Hisoka, muéstrame tu sonrisa. Esa bonita sonrisa que solo me muestras a mí.

 

Y… ¿Cómo negárselo? ¿Cómo negarle algo a la persona que prefería morir a tu lado que vivir solo? ¿Cómo negarle a la personas que más quieres ese pedido?

-         Sonríeme

 

Y lo hizo. Se tragó los gemidos lastimeros que querían salir de su garganta y sonrió. Esa sonrisa que creyó que le costaría trabajo pero que al final pudo lograr fácilmente. Esa sonrisa que significaba tanto para Tsuzuki. Esa sonrisa que solo mostraba en quienes verdaderamente confiaba. Y esa persona solo tenía un nombre: Tsuzuki.

-         ¡Hisoka!

 

Tsuzuki conmovido lo apretó entre sus brazos. Lo abrazó mientras las hirvientes llamas le quemaban la piel de la espalda. Mientras la combustión le calcinaba  los músculos. Mientras el dolor le traspasaba completamente.

-         Te quiero, Hisoka

 

Hisoka alzó la vista sorprendido fijándose en los violetas. Sus labios empapados en sus lágrimas temblaron.

-         Es la primera vez que te lo digo en voz alta ¿Verdad?

-         Tsuzuki…- esta vez las lágrimas que salían no eran de culpa.

 

Con una sonrisa lo apretó entre sus brazos. Sabía lo que sentía Hisoka. Sabía que se sentía culpable por morir antes del que su tiempo dictaminaba. Sabía que no quiso hacerle daño cuando se fue con Muraki… que intentó protegerlo de la misma manera que él intentaba protegerlo… y probó el dolor de su propia medicina. El sufrimiento que experimenta la persona a la que proteges. La culpa que se anida en el corazón… Hisoka no era tan egoísta como él mismo. Prefería morir junto a él, sin importarle el sufrimiento que les causaría a los demás. El cuerpo de Hisoka se relajó en sus brazos. Sonrió. Quién imaginaría que alguien como él pudiese encontrar algo tan importante como el amor. Él que llevaba tantos años muerto había encontrado una paz junto a Hisoka que no se podía explicar. Había empezado a sentir algo que creyó que noc recería en su corazón. Lo enamoró. Su cabello color avellana. Sus ojos verde esmeralda y la profundidad que había en ellos. Se enamoró de sus suaves mejillas aterciopeladas. De esa boca de labios pequeños, suaves y sedientos de atención. Del color que les llegaba hasta las orejas de la vergüenza. De sus pequeños hombros. De su sensual ombligo y pequeña cadera cremosa. Se enamoró de sus piernas largas y de sus sensibles muslos.

Se enamoró de todo él.

De su cuerpo y de su mente.

De todo lo que implicaba el nombre de Hisoka Kurosaki.

 

Le extrañó el suave murmullo del respirar de su compañero… demasiado suave para su gusto. Su cuerpo relajado estaba prácticamente en peso sobre sí. Eso ya no era normal

Lo separó de si mismo y lo vio con su respirar un tanto extraño y sus ojos brillantes ligeramente entornados.

-         ¿Hisoka?

-         Lo- lo siento Tsu-suzuki. Siento demasiado pesado el cuerpo. Me encuentro cansado… somnoliento…

-         No te preocupes descansa…

 

Sabía lo que eso significaba. El humo ya empezaba a hacer estrago en su cuerpo. La verdad es que en el suyo también.

Con delicadeza lo fue poniendo en el suelo. Tumbado. Y miro como esos ojos verdes parpadeaban cansadamente. Resistiéndose pero perdiendo la batalla.

-         Parece que al final se va a cumplir uno de mis deseos…- susurró con la voz apagada

-         ¿Cuál?

-         Morir antes que tú…

 

Tsuzuki no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran. Pero aguantó, no lloraría, no se derrumbaría ahora.

-         Idiota, no te aguantes las lágrimas, llora si te apetece….

 

La voz cansada de Hisoka fue el detonante para que una lágrima tras otra fueran apareciendo. Se escondió. Coloco su cabeza sobre el pecho de Hisoka mientras una lágrima tras otra surcaba sus mejillas. Hisoka tiernamente acarició su cabello posando su pálida mano en su cabeza y enredaba sus dedos suavemente. Y sonrió una vez más, moriría con una sonrisa porque al final de todo Tsuzuki cumplió su promesa  no dejaré que nos separen”. Aun podía oír su voz decírselo. Al final iba a poder ser feliz…

-         Tsuzuki…yo tampoco te lo he dicho en voz alta… Te quiero

 

Tsuzuki alzó la cabeza sorprendido mirando los ojos cansados de su compañero. La sonrisa que se mantenía tenue en sus labios. ¿Había dicho lo que él había creído?

-         Te quiero

 

Sus ojos se abrieron aun más de la sorpresa. Nunca nadie le había dicho esas palabras. ¿Era un sueño?

-         Te quiero

 

Esa voz suave, esa sonrisa comprensiva y cariñosa…

-         Te quiero

 

Un último susurro salió de sus labios entreabiertos. La sonrisa seguía estando en su rostro sereno… Y lloró. Por ser al fin querido por alguien. Lloró porque creyó que nadie podía sentir algo tan fuerte por él. Lloró porque el último susurro de la persona que más amaba había sido dirigido a él. Y lloró porque ese susurro fue un “te quiero”.

 

Con una sonrisa en sus labios temblorosos volvió a apoyarse sobre su pecho. El adormecimiento realmente le estaba haciendo mella. Pero moriría feliz. Con el suave eco de esas últimas palabras sonando en sus oídos.

 

FIN

 

* Por si nadie lo sabía o si me equivoco me rectifican, en el manga Tsubaki besa a Hisoka... es una pequeña nota aclarativa jejejeje

 

Notas finales:

Enserio gracias por leer y muchisimas gracias por dejar reviews. Sin ellos quizas nunca podría haber acabado la historia. Me animaban múchisimo a seguir la historia adelante.

 

Este final no se si os lo esperabais pero la verdad es que esperaba que no jejejeje, a sido inesperado el final con la muerte de nuestros protagonistas, pero yo creo que la mijor historia de amor es aquela en la que ambos protagonistas se muestran su amor y que puedan llegar hasta el final juntos... incluso morir juntos...

Este cap no es el final, final, escribiré un epílogo.... intentaré hacerlo lo más rápido posiblre


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