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Bacanal por Medora

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Hola soy Medora trayéndoles el cap de los nekos, esperando que sea de su agrado



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Allí estaba… de pie, recargado en el marco de la puerta desde quién sabe cuando. Youji se sonrojó sin poder evitarlo, ya que la posición en la que se encontraba, no era precisamente la mejor, al menos para que la persona que mas te gusta te vea.
Sólo los dioses y Aya mismo, sabían desde que momento había arribado a la “fiesta privada” de Kudou.

La respiración del Balinés se hizo más y más acelerada. ¡¿Es que nadie iba a cerrar la puerta?!. De todas las personas que transitan en el anchuroso mundo, tenía que ser precisamente ese pelirrojo quien lo viera en tan comprometedora situación.

Aunque la verdad es que no era culpa de la puerta abierta o de lo olvidadizo de los otros chicos al dejarla de esa manera, también se le podía culpar al ojiverde, ya que sus gemidos más que eso se los podía clasificar de gritos.

La gélida mirada que le dirigió el recién llegado hizo que se sintiera más desnudo de lo que ya se encontraba. Lo más extraño fue que el Abisinio se acercó a sus compañeros y por más que Kudou intentó mostrarse como si nada pasara, su corazón latía de forma tan estruendosa que tal vez hubiese sido contratado para una sinfónica… de seguir así los otros lo notarían. Por cierto ¿y si Omi y Ken le decían al pelirrojo que había soñado con él de forma eeer no muy decente que digamos? Seguramente Aya lo seguiría con su katana en mano hasta el mismo infierno, ya que ni aún muerto iba a perdonarle semejante afrenta.

-¿Qué tenemos aquí?- preguntó Fujishima haciendo un recorrido con la mirada, deteniéndola de cuando en cuando en alguno de los presentes, en especial sobre cierto chico atado.

La pregunta llegó a los oídos de Youji como si fuese un afilado cuchillo, ¿acaso iba a humillarlo preguntando semejante cosa? Sea como sea el hecho es que lo mejor que se le pudo ocurrir en ese momento fue actuar lo más calmado que pudiese, total al fin y al cabo y lo había visto en aquella situación, negarlo sería ajustar la soga que ya se había echado al cuello.

Suspiró debía responder, o sino lo harían los otros dos y podían meter las cuatro… y lo peor sería soportar la furia del pelirrojo. NO, pasara lo que pasara no iba a dejar que se enterara de que lo deseaba. El sólo pensarlo hizo que su cuerpo temblara… ¡ojalá que sus compañeros no lo notaran!

-Fujishima…esto… no sé que les pasa, pero quítamelos… por favor- dijo el Balinés de forma casi normal, captando la atención del pelirrojo, quien para su sorpresa le ofreció una extraña sonrisa… un momento ¿Aya sonriendo?, el mundo se iba a acabar o mínimo habría un temblor en honor a tan extraño suceso.

-¿Por qué debería?… ¿acaso no te gustó?- preguntó con un dejo de sarcasmo en la voz.

Algo estaba muy mal. Ese no era Aya, o por lo menos no el que él conocía, ya que el Fujishima de siempre ya los habría regañada o ignorado en todo caso, sin embargo el tipo que llegó acarició sin la menor vergüenza a cada un de los presentes, con aires de experto, cual doctor que estuviese examinado a sus pacientes.
No, en definitiva el pelirrojo ya los habría mandado al infierno a punta de katanazos, en lugar de hacer y decir todo aquello.

-No…es…que yo…- logró balbucir Youji con la sorpresa tatuada en sus hermosas facciones, pues el pelirrojo empezó a DESVESTIRSE. Lo hacía lentamente, como si se tratara d un espectáculo para sus compañeros. Eso era una fantasía hecha realidad, pero…

-¿No?… pero si bien que abriste las piernas… ¿no es así?- dijo maliciosamente, disfrutando del sonrojo que invadió la tez del neko aún atado.


Por su parte Kudou no podía replicar a semejante afirmación, pues era la más increíble verdad, pero no tuvo de otra, además que había sido culpa del pelirrojo, ¡quién lo mandaba a ser tan sexy! Y sobre todo por meterse en sus fantasías.

-Mira lo pervertido que eres ¡ponerte así por las atenciones de dos niños!- dijo mientras reía despectivamente viendo al ojiverde.


La playera verde olivo sin mangas, así como el pantalón negro abandonaron el cuerpo del Abisinio dejando al descubierto un hermoso cuerpo… ¡de concurso! La sorpresa de sus compañeros fue mayor al notar que sólo eso llevaba puesto, ya que al igual que ellos andaba descalzo y no traía bóxer o cualquier otra prenda íntima.
Y con toda la ceremonia del mundo como si de una misión se tratara les dijo:

-Señores, de ahora en adelante se hará aquí lo que yo diga- dijo esperando la reacción de sus gatunos compañeros.

-¿También en la cama nos vas a mandar?- espetó furioso Ken después de reponerse del asombro de ver al jefe como Dios lo trajo al mundo… sólo que más crecidito.

-¿Algún problema Hidaka?- preguntó con una ceja ligeramente levantada.

Tanto Ken como Youji hicieron un sonido que indicaba que acataban lo que el Abisinio decía.

Sin embargo el pequeño Omi no hizo caso del pelirrojo ya que se sentía endurecer por tercera vez en la tarde y lo que necesitaba era calmar las ansias así que sin más volvió a centrar su atención en Youji y sin mediar palabras tomó al Balinés por las piernas, intentando tomarlo por segunda ocasión.

-No, él es mío- dijo Aya intentando evitar que el menor tomar al ojiverde, pero Omi ni siquiera se inmutó y siguió con lo que hacía.

En cambio Kudou no creyó lo que sus ojos veían y mucho menos lo que sus oídos le decían… quizá sea una fantasía más… ¿Pero que hacía Aya?

El pelirrojo al ver que el chico no hizo caso de sus palabras se acercó a él y lo obligó a hacerle caso, ya que sus manos se posesionaron de las muñecas del pequeño, hasta que se las arregló para sujetarlas con una sola mano… Estaba furioso y se lo haría saber a ese niño.

-¿No escuchaste?- dijo Fujishima al mismo tiempo que la idea de castigar a Omi se le presentó al sentir que se endurecía y sin mayor tardanza se internó en el chico, arrancándole un grito de dolor.

-Dé… déjame… aaaah- dijo Tsukiyono al sentir semejante irrupción en su interior.

Sin remordimientos el Abisinio comenzó con las envestidas, furiosas embestidas que lastimaban a Omi o eso era lo que decían sus gemidos y sus lágrimas.

Los otros dos no creían lo que veían, pero lo que más raro fue que Youji, o mejor dicho su virilidad, comenzó a responder al ver aquello, jamás espero ser testigo de semejante acto y mucho menos que lo hiciesen sus compañeros.

-Kudou… ¡ah! … quiero que muevas esa boca tuya para complacer a Hidaka- dijo el de los ojos violetas, esperando que su orden fuese acatada.

Ken ni tardo ni perezoso se acomodó a horcajadas sobre Youji, de tal manera que su miembro quedase a la altura de la boca del atado.

El ojiverde hizo tal y como el pelirrojo pidió, aunque con un poco de reticencia, pues eso de ser pasivo le ponía de mal, ya que se estaba entumiendo. Se obligó a olvidar el malestar y abrió la boca, para meterse ese falo, pero como el tamaño era de considerarse prefirió acariciarlo con su lengua, gustando de ese exquisito aroma tan masculino que desprendía Ken.

El exfutbolista se sentía extasiado, esa boca parecía tener vida propia ¡y esa lengua! Le recorría desde la punta a la base y de cuando en cuando unas pequeñas succiones y mordisquitos le fueron otorgados por el atado.
Los gemidos no se hicieron del rogar al salir de los labios del Siberiano, sin duda esta había sido la orden más deliciosa de toda su gatuna existencia.

-Y tu pequeño… saca tu lengua y acaricia a Balinés- dijo Aya tomando de los cabellos al menor, para acercarlo a la despierta hombría de Kudou.

Sin duda el dolor se volvía más y más intenso, además de que el otro no cesaba en sus arremetidas, abrió la boca y comenzó a probar el pene del atado, quien por su parte al sentir esa caricia se estremeció y hubiese gemido sino estuviese con la “boca llena”.

Los movimientos de los cuatro se coordinaron y el único que no parecía disfruta era Bombay, pues su miembro se hallaba sumamente duro de excitación pero el de los ojos violetas no le ayudaba a calmar ese intenso dolor… necesitaba liberar toda esa calentura y lo peor es que sus manos no estaban libres, sino el lo haría sin importar que estudien observándolo.

-Onegai… Aya- suplicó el menor volteando a ver al hombre que aún se movía frenéticamente sobre él.

-¿Duele?- preguntó inclinándose para que el otro lo escuchara mejor.

-S… Si- aceptó un humillado Omi.

-¿Quieres que te acaricie?

-Si… por favor.

El otro se tomó su tiempo antes de conceder los deseos del menor, pues aún estaba algo molesto con él, además verlo así después de que había tomado a los otros dos era sumamente gratificante.

Un sollozo salió de los labios de Omi al sentir como Aya en lugar de complacerlo le tomaba por los cabellos incitándole a volver con sus caricias para el miembro de Balinés, así que volvió con lo que estaba, esperando que de esa forma el otro se apiadara de él.

Una vez que vio que ese niño hacía como exigía por fin tomó entre sus dedos la ansiosa erección, masturbando al chico, que soltó un delicioso gemido sobre el pene de Kudou.

Los movimientos de los cuatro iban cada vez aumentando en velocidad, jadeando y sin poder evitarlo eyacularon casi al unísono, pero una vez más mientras se disponían a descansar el de la Katana los vio de tal manera que les dejó saber que eso aún no terminaba.

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Hola soy yo de nuevo esperando que les guste el cap y sino pues díganmelo con toda confianza.
Feliz navidad y año nuevo les deseo de todo corazón amantes del yaoi.
Larga vida al yaoi.

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