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Del Odio al Amor por Kitta

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Notas del capitulo:

Kitta: Buenas a todos :) Aquí con una nueva entrega del fic :)

Eleo: Espero que les guste. Me esmeré verdaderamente en escribirlo.

Kitta: ¿Qué? ¿Cuando fue que agarraste el fic?

Eleo: Acaso no lees el título... Es completamente mio. Una hermosa venganza.

Kitta: Oh no... u.u

 

Capítulo 9: Venganza

 

Todos los alumnos del colegio estaban durmiendo plácidamente en sus camas de sus respectivas salas. Solamente tres personas eran la excepción. Como era habitual en ellos, James, Sirius y Remus se encontraban corriendo por el interior del bosque hacía ya unos cuantos minutos. Casi había pasado una hora y ninguno se cansaba de correr. De vez en cuando Sirius se escondía y tomaba aire mientras James lo buscaba y cuando lo encontraba volvía a correr a toda velocidad, a veces transformándose, y a veces corriendo como humano. Para incrementar la furia de su amigo y la diversión de la situación Sirius se daba el lujo de hacerle bromas mientras corrían. Nunca se habían puesto a correr de ese modo en el bosque. Sólo cuando Remus se volvía un hombre lobo entraban al bosque y siempre era en forma de animal para ahuyentar a cualquier criatura que quisiera atacarlos.

 

-Oye James. ¿Qué te parece si hacemos las pases, eh? La verdad es que me he cansado de correr.- Decía Sirius agotado.

 

Al no recibir respuesta y al darse cuenta de que las pisadas de James ya no se oían, se dio vuelta y paró la marcha. ¿Lo había perdido? Tampoco se oían las pisadas de Remus ¿Dónde estaban? Seguramente le estaban tendiendo una trampa. Debía moverse de ese lugar de inmediato. Volvió a correr unos minutos más pero no oía ni siquiera las pisadas de otros animales. Esa situación ya no le agradaba. Su cara de agotamiento fue reemplazada por una de preocupación y comenzó a mirar desesperadamente para todos lados. No le tenía miedo a ninguna de las criaturas que estaban en el bosque, pero quería saber que les había pasado a sus amigos. ¿Estaban bien? ¿Le estaban haciendo una broma o les había pasado algo? James no era de hacer esas cosas y menos Remus, entonces… ¿Dónde demonios estaban? Sirius comenzó a correr en todas las direcciones y a volver en sus pasos pero aún no escuchaba ni veía nada. Gritaba el nombre de sus dos amigos pero no oía ninguna respuesta.

 

-¿Qué sucede Black? ¿Estás asustado?

 

Sirius volteó de inmediato al oír su nombre y se quedó paralizado. A pocos metros de donde él se encontraba había una persona más o menos de su misma altura con una túnica que le tapaba el rostro y sólo le permitía ver su boca a la escasa luz de la luna, la misma estaba contorneada en una sonrisa maliciosa. A Sirius no le agradó nada esta visión y dio unos pasos para atrás. Su acompañante tenía firmemente su varita en la mano y parecía como si fuese a lanzarle un hechizo en cualquier momento. Se suponía que todos los alumnos debían estar dormidos y que ellos no deberían estar allí, entonces… ¿Qué hacía esa persona en frente suyo?

 

-je…- Río sin muchas ganas algo asustado.- Quejicus. ¿Qué se te ofrece? ¿Por casualidad viste a mis amigos?

 

-Tus camaradas no van a ayudarte esta vez, Black.

 

 

 

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Mientras corría detrás de Sirius una luz salida de la nada los cegó a él y a Remus haciendo que se detuvieran en su persecución. En cuanto ésta se fue y James recuperó la vista miró para todos lados en busca de Sirius. A los lejos lo vio correr a su derecha y de inmediato apuró la marcha para no perderlo de vista. Estaba tan ensimismado en atraparlo que no se percató de que Remus no le seguía. Cuando pudo acercarse lo suficiente a Sirius se dio cuenta de que la persona a la cual había estado siguiendo no era su amigo. Esta era un tanto más alta que Canuto y llevaba una túnica larga y negra que lo tapaba de pies a cabeza. James detuvo su andar y miró para atrás en busca de Lunático, pero éste no se encontraba por ninguna parte, ni se oían tampoco pisadas de alguna persona que se estuviese acercando hacia ellos. Cuando volteó, observó que la persona que había estado siguiendo también se había detenido y dado vuelta. Con ojos expectantes, James vio con asombro como a la luz de la luna se veía vagamente el rostro de la persona que estaba frente a él.

 

-¿Ya te dije yo que iba a vengarme?

 

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La luz desapareció lentamente, pero en sus ojos aún permanecía el reflejo de la misma el cual impedía que pudiera ver por donde se movía. Parpadeó varias veces para que la imagen desapareciera pero aún no podía ver con exactitud por donde caminaba. Tanteó un poco los árboles para no perder el equilibrio y caminó lentamente hacia algún lugar del bosque. Tropezó con las enormes raíces de los grandes árboles del bosque de Hogwarts varias veces antes de recuperar por completo la visión de las cosas. Entrecerró sus ojos en un vago intento de ver más lejos y mejor, pero lo único que pudo observar era la oscuridad absoluta. Los gigantescos árboles se erguían fantasmagóricamente por todo el territorio dejando que el joven mago solo pudiera ver ramas, hojas y raíces, con las cuales se seguía tropezando a pesar de ver mejor. Comenzó a asustarse. No oía un solo ruido y eso lo atemorizaba aún más. Se suponía que por aquellos lados del bosque debían de haber centenares de animales e insectos, pero ni siquiera el cantar siniestro de los atemorizantes pajarracos se oía. Sus amigos tampoco tendrían que estar tan lejos de él y aún y todo no oía el crujir de las hojas que sus amigos deberían provocar al pisarlas como él lo hacía en ese momento.

 

De pronto, a lo lejos, comenzó a divisar una silueta, no porque pudiera ver mejor en el bosque, sino porque sea quien fuese esa persona, llevaba una negra y sombría capa, aún más oscura que la penumbra. Se acercaba hacia él lentamente con paso tenebroso. Parecía una figura fantasmal y Remus comenzaba a sospechar que no se trataba de ninguno de sus amigos. Además, ni James ni Sirius habían entrado al bosque con una capa negra y dudaba que Colagusano tuviera una. Comenzó a retroceder lentamente temiendo que su acosador empezara a caminar más rápido o que él tropezara con una de las raíces de los árboles y ese extraño aprovechara la situación para lanzarse sobre él. Sin embargo, el desconocido se detuvo sin previo aviso y se quedó mirándolo fijamente, o al menos eso pensaba Lupin ya que con toda esa oscuridad no había podido ver el rostro de esa persona. Apenas había logrado distinguir su silueta y se había percatado que aquella persona debía de ser un alumno del colegio de último año ya que era un poco más alto que él. Cuando se detuvo para observarla mejor se dio cuenta de que la misma se había detenido porque delante de él se encontraba un rayo de luz de luna y seguramente temía que este le diera en el rostro y su oponente lo reconociera.

 

Lupin comenzó a tener más miedo que antes. Esa persona no se movía y eso lo atemorizaba más que si lo estuviese haciendo pues daba la impresión que se lanzaría a toda velocidad sobre él y no podría esquivarlo. Su corazón palpitaba a una velocidad fatal, casi no podía respirar y el sudor le resbalaba por todo su rostro y cuello. Comenzó a temblar. Su temor era incontenible y comenzaba a peder la visión. Se sentía como un completo cobarde pero no podía evitarlo. Por alguna razón esa persona le daba demasiado miedo. Ella era quien lo emitía. En su aura se sentía que no estaba allí exactamente para ayudar a Remus. De hecho era todo lo contrario. Su aura emanaba un exagerado terror, como si lo estuviese retando a un duelo de valentía. Se regañaba por no ser un poco más valiente como Sirius o James.

 

 

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Corría. Movía sus piernas con tanta velocidad que parecía como si lo estuviese persiguiendo el mismísimo Diablo. El sudor le resbalaba por todo el cuerpo y lo sofocaba. El corazón le latía a mil pulsaciones por segundo y sentía como si lo estuviese por expulsar por la boca. Después de haber sido perseguido por James más de una hora, ahora se encontraba escapando de Snape. Saltaba las ramas tan alto como podía y corría más rápido de lo que jamás había corrido en su vida deseando no tropezarse con ninguna raíz y caer de cara al suelo. Estaba muerto del miedo. Si Quejicus lo alcanzaba se convertiría en un cadáver. Él se vengaría por todas las travesuras que le habían hecho y seguramente lo mataría por la última. Agradecía no haberse vestido con una capa ese día ya que la capa de Quejicus lo retrasaba al enredarse con las ramas. Aunque no era mucho tiempo, dos segundos eran valiosos para Sirius. Eran dos segundos más de vida. También agradecía ser un animago. Sus corridas como perro habían aumentado su resistencia humana.

 

-¡Bombarda!- Gritó una voz grave desde la penumbra.

 

Sirius esquivó el ataque por muy poco y lanzó una palabrota al aire que retumbó por todo el bosque provocando un eco interminable. El hechizo había dado en un árbol cercano a él y en el tronco del mismo se había hecho un gran hueco que hizo que varias astillas volaran en todas direcciones. Muchas de ellas se clavaron en el brazo de Sirius haciendo que este comenzara a sangrar. Mientras hacía mucha fuerza por respirar, tomó su varita y apuntó a Severus sin mirarlo y gritó:

 

-¡Desmaius!

 

Un destello de luz roja salió de la varita de Sirius y se dirigió directo a Snape quien sin inmutarse levantó su vara y exclamó:

 

-Cave Inimicum.

 

Una barrera invisible se alzó entre él y el hechizo, y el mismo se estrelló en ella evaporándose. Snape hizo desaparecer la barrera y continuó corriendo velozmente para alcanzar a Black quien se había adelantado unos cuantos metros gracias a la distracción que había provocado. Sirius giró hacia la izquierda y cuando vio que perdía de vista a Snape se transformó en un enorme y atemorizante perro negro. Se giró sobre sí mismo y se dispuso a hacerle frente a su hermoso gatito quien no tardaría en alcanzarlo.

 

Severus corría a gran velocidad intentando alcanzar a ese maldito Gryffindor. Lo había perdido de vista y temía no encontrarle. Debía hacerle pagar todo lo que ese maldito mago le había hecho. Giro sin mirar por donde iba justo en el lugar en donde minutos antes había desaparecido el león y se quedó paralizado al ver al Grim. Éste le gruñía amenazadoramente mostrando sus enormes dientes. Tenía un asunto pendiente con ese condenado perro y no iba a permitir que otra vez se interpusiera entre sus planes y él. Por más enorme que fuese su mandíbula no iba a dar un solo paso hacia atrás. A pesar del terror evidente que mostraba su rostro se armó de valor y levantó su varita para lanzarle un hechizo a Sirius si bien no sabía lo que en verdad eso provocaría.

 

-¡Sectumsempra!

 

Se escuchó el aullar dolido del gran perro y el mismo se desplomó al instante con una enorme herida en su lomo. Sin detenerse a mirar a aquel animal, observó por los alrededores y notó que había perdido de vista a Sirius. Corrió unos cuantos metros para ver si lo veía pero no percibió nada. Luego de estar observando el bosque unos cuantos minutos volvió sobre sus pasos y se dirigió hacia el castillo decepcionado por no haber encontrado al león. Toda la persecución había sido en vano y el maldito Gryffindor había logrado huir. Estaba verdaderamente enojado.

 

 

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Aún miraba atemorizado a la persona que tenía en frente. No sabía que hacer. Aquel desconocido aún estaba inmóvil, observándolo, penetrándolo con su mirada. Remus aún no sabía quien era aquel que estaba delante de él, pero seguía emanando un aura atemorizante. Aunque quizá eso era simplemente pura imaginación suya, ya que encontrarse en el bosque prohibido, sólo y en frente de alguien que no conocía, lo intimidaba. De pronto se oyó una explosión y varios cuervos salieron despedidos del bosque asustados por el gran estruendo. Lupin miró impaciente a su acompañante y vio como este volvía a caminar hacia su dirección. El rayo de luz de luna que tanto había estado evitando le golpeó en el rostro y dejó relucir su hermosa cabellera rubia. Los ojos de Remus se abrieron tan grandes como platos y de inmediato comenzó a correr lejos de aquella persona.

 

Tropezó varias veces con las enormes raíces de los árboles y a pesar de que sabía que su huída era inútil ya que corría como un niño de dos años, continuó su camino sin mirar atrás. Oía las pisadas de Lucius y eso lo ponía más nervioso aún. Estaba desesperado. Sabía que aquél Slytherin quería vengarse por el beso que le había dado en el Gran Salón, pero no podía permitirse ser capturado. No a menos que quisiera ser torturado de un modo inimaginable. Corrió varios minutos más y dejó de oír las pisadas de su perseguidor. Giró lentamente como esperando lo peor y vio como éste se encontraba exactamente detrás de él mirándolo con una sonrisa socarrona.

 

-Adiós leoncito… ¡Devasto!

 

Una gran onda expansiva golpeó a Remus quien fue lanzado fuertemente lejos del lugar en donde se encontraba y cayó con un golpe seco en algún lugar del bosque prohibido. El hechizo había destrozado todos los árboles a la redonda que se encontraban cerca de él y agradeció el hecho de que hacía tres semanas el profesor de defensa contra las artes oscuras le enseñara un encantamiento protector lo suficientemente poderoso como para que ni el Avada Kedavra lo traspasara. Tenía suerte de ser inteligente ya que ni James había logrado convocar tal hechizo. Se quedó varios minutos tirado ahí entre las escasas hierbas y las raíces de los árboles y comenzó a percibir que algo caliente le corría por su cabeza. Se llevó las manos a la nuca y observó sus dedos. Un líquido rojo corría entre ellos y resbalaba por su muñeca. Abrió sus ojos sorprendido. Estaba preocupado por la gravedad de la herida. Miró para todos lados y pudo percibir una enorme silueta negra la cual al parecer estaba tirada en el suelo. Se levantó con rapidez para socorrer a su amigo pero una gran punzada le atravesó la cabeza desmayándolo en el acto.

 

 

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-¿Qué quieres? ¿Qué les hiciste a mis amigos? ¿Dónde están Remus y Sirius? Habla ya Riddle.

 

-Tranquilízate Potter. Tus amigos están teniendo un adorable encuentro con los míos.

 

-¿Qué quieres?

 

-Ya te lo he dicho. Voy a vengarme.

 

-Eso ni soñarlo. ¡Jinx!

 

Un rayo de fuego azul golpeó a Tom y al chocar contra él salieron fuegos artificiales que casi más lo queman si no hubiese sido por el encantamiento “Protego” que utilizó antes de que el hechizo del león le diera a él. De inmediato volvió a agitar su varita pero se detuvo cuando escuchó una explosión no muy lejos de donde ellos se encontraban. James giró su mirada y se distrajo dos segundos que fueron esenciales para que Riddle lanzara su maleficio y lo dejara inconsciente en el piso. Se ubicó arriba del Gryffindor y con un “Rennervate” lo despertó. Potter abrió lentamente sus ojos y vio la escena que se mostraba ante sus ojos. Estaba tendido en el suelo y Riddle se encontraba sobre él con sus piernas apoyadas sobre sus brazos impidiéndole moverse.

 

-¡¿Pero que demonios…?!

 

-¿Qué sucede Potter? ¿Todo lo que habías dicho eran puras palabras?

 

-¿De… De qué hablas?

 

-Eso de entregarme tu virginidad…

 

-¡Detente!

 

Nuevamente volvió a oírse un ruido ensordecedor. Pero esta vez proveniente de dos explosiones distintas a escasos metros de distancia. James se preocupó. ¿Estarían atacando a sus compañeros? ¿Se encontrarían bien? Más le valía a esos condenados Slytherin que no les hicieran nada a sus amigos o pagarían las consecuencias algún día… Si lograba huir de Riddle. Logró oír un aullido a lo lejos y eso lo preocupó más. Seguramente Sirius había tenido que adoptar la forma de un perro y lo habían lastimado. La explosión lo había lastimado. ¿Se encontraría bien?

 

Riddle lo miraba con cara maliciosa y eso lo inquietó. Quizá debía dejar de pensar en sus amigos y empezar a preocuparse en lo que le estaba a punto de pasar a él. Sin embargo no podía dejar a aquellos dos solos. Sirius había dado muestras de estar herido, y seguramente la otra explosión que habían escuchado había golpeado a Remus. Tenía que pensar en algo rápido. ¿Pero en qué? ¿Un “Desmauis” sería suficiente para Tom? No se le ocurría un hechizo mejor. Sin embargo, si no usaba ese hechizo de inmediato, Riddle podría llevar a cabo su movimiento y la verdad era que James no quería ni enterarse de lo que esa serpiente pretendía hacer con él. Así que juntando todas las fuerzas que pudo agarró por las piernas al Sly y con fuerza lo sacó de arriba suyo. Sin pensar en muchas cosas más alzó su varita y gritó:

 

-Desmaius.

 

El ataque había agarrado de improvisto a Tom quien se había sorprendido por la enorme fuerza del Gryffindor y el destello de luz roja le había dado justo en medio del rostro. James no se detuvo siquiera a ver si el hechizo había funcionado como él tenía pensado o no. Lo único que lo alarmaba era la salud de sus amigos. Comenzó a correr hacía toda velocidad a donde él creía haber oído el aullido de Sirius y rápidamente se alejó de la vista de Tom. La desesperación de saber que sus amigos quizá  estuviesen lastimados le era insoportable. Deseaba encontrarlos de inmediato y volver a su sala. Prometía que si era necesario ya no harían travesuras… A menos claro que Sirius estuviese dispuesto a seguir corriendo los riesgos. Pero ya no lo iba a presionar. Si salían de esta. Prometía que ya no lo iba a presionar.

 

 

Continuará…

Notas finales:

Kitta: ¿Por qué tenías que dejar así a Sirius?

Eleo: Si estas así no te recomiendo que leas el próximo capítulo.

Kitta: ¡No! Tú no volverás a tocar a los chicos u.u

Sirius: ¡Eso! ¿Qué tienes en contra mia?

Eleo: Yo nada. Pero el sufrimiento es más hermoso :)

Sirius: Entonces mutílate ¬¬

Kitta: Bueno, creo que con eso es suficiente (si se mutila termino perdiendo yo...) Sayonara! Nos vemos el próximo capítulo ;)


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