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Cuenta cuentos por lizerg_chan

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Notas del capitulo: Gomen ne por la demora nnU
I Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a su autor Kishimoto-sama, este fic lo hice solo y únicamente como diversión
Parejas: SasuxNaru
Beta: Usarechan
Aclaraciones: Esta basado en el programa el cuenta cuentos.
Advertencia: Contiene, yaoi, drama, muerte de personaje.
Nota: Basado la leyenda de “Pascualita”


OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO


Alma viviente


El anciano se encontraba mirando a un joven que dibujaba muy concentrado en un cuaderno. El bosquejo era de un pequeño cervatillo; era tan perfecto que cualquiera diría que en cualquier momento escaparía.

—Casi parece que pudiera respirar —comentó el anciano, ocasionando una sonrisa piadosa en el joven.
—Eso es imposible —dijo mirando al anciano —. Los dibujos no cobran vida —el anciano le sonrió con cierta lástima.

.

—Supongo que has recordado una historia —comentó el joven cerrando el cuaderno. El anciano sonrió al verse descubierto, se acomodó mejor en su lugar.
— ¿Quieres que te la cuente? —el joven asintió —. La historia comienza en los días de los abuelos de mis abuelos.



En aquellos días había una tienda dedicada a la venta de artículos para bodas. La dueña tenía un hijo que era la viva imagen de su difunto esposo.

El joven hijo de la dueña era rubio y de ojos azules; tenía tres pequeñas marquitas en cada mejilla a modo de graciosos bigotes. Su nombre era Naruto.



—Naruto era una persona con un “ángel” tan grande que la mayoría quedaba prendado de él.


Años vinieron y años se fueron. Muchos pretendientes pasaron por la tienda con la esperanza de ser aceptados por el joven. Todos ellos fracasaron pues la madre de Naruto no estaba dispuesta a dejarlo ir.



Sin embargo (y para desgracia de la desquiciada madre), al joven le llegó el amor. Cuando ella supo que su hijo estaba enamorado de alguien, estalló.


—Ese tipo no te conviene. Me han dicho que ese extranjero es casado en su tierra y que solo te enamora por diversión —le decía la mujer —. Un doncel que se respete como tú no andaría por ahí con un hombre casado.

Sin embargo él hacia oídos sordos a las mentiras de su madre, pues sabía que ella no veía a ningún hombre digno para ser su esposo.



— ¿Qué tiene que ver esta historia con los objetos que cobran vida? —cuestionó el joven. El anciano solo le sonrió con picardía y dijo:

“Ya veras”

—Una mañana, Naruto se encontraba confeccionando un traje con inusual dedicación.



— ¡Que bello! —había dicho la dueña —¿Es para algún cliente en especial?
—No —respondió Naruto con una sonrisa y dulce voz —. Este traje lo usare en mi boda.

Aquello había sido como un balde de agua fría para la mujer.

—De ninguna manera dejare que te cases con ese tipo —chilló la mujer enloquecida.
—Pero madre…
— ¡No! —gritó sorprendiendo al rubio —Escúchame: tú no te casarás —le dijo con fiereza —. ¡Antes prefiero verte muerto!


Aquellas palabras dichas con odio y amargura fueron proféticas. La noche antes de su boda, Naruto fue víctima de un alacrán y murió.



—El novio de Naruto estaba devastado —habló el anciano con parcimonia —. La madre no le había permitido estar en el funeral ni acercarse a la tumba de su amado —explicó —. Frustrado, herido y con el corazón roto, se fue para no volver.

—Algunos días después del entierro. En el aparador principal de la tienda de novias: un nuevo maniquí exhibía el mismo traje con el que Naruto se casaría —dijo el anciano jugando con su bastón —. El maniquí era muy parecido a Naruto con esos cabellos rubios, es piel tostada, ¡incluso tenía aquellas marquitas en las mejillas!

El joven abrió la boca pero no dijo nada. Ya su mente comenzaba a conectar todas las piezas.


— ¿Acaso ese maniquí era…? —sin embargo el anciano no le respondió.



Los años transcurrieron y las leyendas alrededor del muy real maniquí iban creciendo como la fama de la tienda. Muchas personas (especialmente las mujeres y donceles a punto de contraer nupcias), viajaban de otros estados con la única intención de comprar en esa tienda pues uno de los tantos rumores decía: “Si te casas usando un vestido o traje de esa tienda tendrás un matrimonio feliz”.

Con los años, la tienda pasó a manos de otra persona. La dueña había envejecido y ya no podía administrarla.

El nuevo dueño era un joven azabache de piel clara y ojos tan negros como la misma noche.

Ya por sí mismo poseía un aura enigmática y una sensualidad que hacia que cualquier mujer o doncel cayera en sus redes.



—Típico —mencionó el joven con molestia ocasionando que el anciano soltara una risilla.

El anciano miró su viejo y maltratado bastón como si fuese la cosa más interesante del mundo, lo colocó a un lado. Una dulce brisa hizo acto de presencia acariciando a ambos hombres y meciendo los árboles delicadamente.

—Una noche, el dueño se quedó hasta tarde en la tienda terminando un diseño que, por alguna extraña razón, deseaba ponerle al realista maniquí.



Pasaba la media noche cuando el joven dueño había terminado el diseño. Se dejó caer en la comodidad de su sillón y soltó un cansado suspiro, cerró los ojos con claras intenciones de dejarse arrastrar por el sueño.

“Sasuke…” Escuchó pues tal era su nombre.

“Sasuke…”

En un principio había creído que se trataba de alguno de sus empleados, pero inmediatamente lo descartó pues ninguno de sus empleados lo llamaba con tanta familiaridad (Además de la hora).

Creyendo que tal vez se trataba de algún ladrón, se levantó del sillón, tomó unas tijeras y las guardó en su bolsillo.

Buscó por la tienda pero no encontró nada fuera de lugar, todo menos el valioso maniquí que simplemente había desaparecido.


Sasuke sintió que la sangre le hervía. ¿Cómo habían logrado entrar y robar el maniquí sin dejar rastro?


—Maldición —gruñó golpeando la puerta.
— ¿Sucede algo?


—Aquella voz lo había sobresaltado —dijo el anciano —. Y ver a un joven –con las mismas características del maniquí extraviado –, sentado en una de las sillas para las clientas y con el mismo traje del maniquí. Casi le da un ataque —dijo el anciano soltando una risita.
“¿Y a quien no?” pensó el joven sudando una enorme gota y sonriendo nerviosamente.



El extraño lo miró enigmáticamente, como estudiándolo. Le sonrió tiernamente antes de levantarse y besarlo, tan rápido que no le permitió reaccionar.

Sasuke, por alguna razón había cerrado los ojos y contestado el beso, haciéndolo mas apasionado y desesperado. En toda su vida jamás había sentido esa hambre y sed por cualquier otro ser. Inconcientemente llevó sus brazos a la cintura del enigmático rubio, queriendo acercarlo lo más posible a él; deseaba con locura ser un solo ser.

Los besos, las caricias y gemidos del otro eran como el mismo éxtasis para Sasuke y lo cegaban por completo, hundiéndolo en la lujuria.


El azabache atrapó al joven entre su cuerpo y la pared; disfrutando del moreno cuello que se abría para él.



— ¿Sasuke se acostó con él así como así? —preguntó el joven sin poder creerlo.
—¿Nunca has tenido la fuerte necesidad de tomar a una persona entre tus brazos y besarla sin importarte que no la conozcas? —el joven asintió débilmente. Solo una vez había sentido aquella enloquecedora necesidad —Pues Sasuke había experimentado el mismo deseo al ver al joven rubio y tan solo quería sucumbir ante sus impíos deseos.



Sasuke entró en el rubio, arrancándole un gemido de placer mezclado con uno de dolor. El sonido de caderas chocando con los muslos hacía un gracioso “splash” que se mezclaban con los gritos ahogados y palabras cargadas de lujuria. Finalmente ambos terminaron, Sasuke dentro del otro y el rubio entre ambos.

Sus respiraciones eran agitadas, sus cuerpos estaban sudados y semidesnudos.

—Te había estado esperando —dijo el rubio cuando recuperó la respiración. Sasuke lo miró confundido, pero por alguna razón sentía que le comprendía.
— ¿Quién eres? —el rubio le sonrió antes de besarlo fugazmente.
—Uzumaki Naruto… —Sasuke abrió los ojos con sorpresa, ¿Había dicho Uzumaki Naruto? Ese era el nombre del hijo de la anterior dueña y del maniquí que hacia unas horas se encontraba en la vitrina principal.

Su raciocinio le decía que no creyera tan estúpida mentira, pero todos sus otros sentidos lo nublaban haciéndole imposible pensar con coherencia.

—Te he estado esperando —repitió nuevamente —. ¿Te quedarás conmigo para siempre?

Inconcientemente Sasuke había asentido ocasionando una hermosa sonrisa en Naruto.


—En la mañana, las empleadas llegaron a la tienda y se preocuparon al no encontrar el maniquí y las cosas revueltas —dijo el anciano —. Creyendo que alguien había entrado a la tienda, llamaron a la policía —explicó —. Misteriosamente, Sasuke Uchiha también había desaparecido.
— ¿Se fue con Naruto? —preguntó el joven.
—Muchos dicen que sí, que Sasuke Uchiha y el maniquí habían ido al otro mundo para tener la felicidad que en este mundo se les negaba. Otros menos románticos, decían que el azabache se había vuelto loco y se había llevado al maniquí consigo creyéndolo real.
— ¿Y usted que piensa? —preguntó el joven. El anciano sonrió, cerró los ojos y se llevó una mano al mentón en un ademán pensativo.
—Yo prefiero creer que Naruto y Sasuke viven felices en algún lugar, amándose.

El joven sonrió, a él también le parecía un buen final para tan bella historia.

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