Cuando Matt dejó de escuchar a Mello, se separó de él. Se había quedado dormido. “Que tranquilo es cuando duerme. Que diferencia...” pensó el pelirrojo. Cogió al rubio en brazos y lo fue a tender en su cama, pero tropezó y acabó en la cama, pero encima de Mello. Apoyó rápidamente los brazos para no aplastar a su amigo, que seguía dormido (increíble, ¿no?). Matt se quedó así, mirando a su amigo.
Hasta ahora no se había dado cuenta de que era bastante guapo. En esa postura, estaba a escasos centímetros de sus labios. Matt se preguntó si sabían a chocolate, ya que el rubio no paraba de comerlo, y quería probarlos. Se acercó lentamente, y posó suavemente sus labios en los del rubio, con cuidado de no despertarlo. Fue un beso suave, sin prisa, y sin ser correspondido, ya que el rubio continuaba dormido. Matt se quedó así hasta que tuvo que separarse porque necesitaba oxígeno. Entonces se dio cuenta de lo que estaba haciendo, y se levantó de la cama lo más rápido que pudo.No podía creerlo. “¡¿HE BESADO A MELLO?!”.
Se cayó hacia atrás, dando de culo en el suelo. Respiraba entrecortadamente mientras continuaba mirando al rubio, allí tendido, en su cama, durmiendo como un ángel, ajeno a lo que acababa de hacer su amigo pelirrojo. Matt miró al techo, tratando de relajarse. Cuando lo consiguió, decidió que un buen regalo para Mello serían los chocolates, que de seguro le animaban. Cogió el pasamontañas, se quitó las gafas y se lo puso, para después saltar por la ventana (la ventana ya abierta, claro xD). Ya había dejado de llover, y hacía una noche clara. Matt se puso en camino.
Cuando llegó a la habitación de Near, se dispuso a abrir la ventana, pero se sorprendió encontrándola ya abierta. Miró por la ventana y encontró al peliblanco durmiendo. Localizó enseguida la caja de chocolates y entró a la habitación con mucho sigilo.
Cuando consiguió cogerla, se dispuso a llevarse la caja, pero entonces escuchó unos sollozos muy débiles. Matt miró al peliblanco. Estaba llorando en sueños. A Matt le dio mucha pena, y decidió que al día siguiente le preguntaría si le pasaba algo. Ya se inventaría una excusa.
Tras esta pequeña reflexión salió del cuarto con la caja de chocolates. Entonces se fue rápidamente hacia el jardín. Allí, en un árbol, había un hueco detrás de unos matorrales. Matt dejó allí la caja junto con los dos pasamontañas (si, llevaba 1 en el bolsillo), y ocultó todo con los matorrales, y tras esto se fue corriendo a su habitación.
Allí seguía Mello, dormido. Al verle, volvió a pensar en el beso, y se puso muy rojo. Intentó no pensar en eso. Fue a su armario y se quitó los pantalones para ponerse los shorts y la camiseta del pijama (todo este tiempo ha estado desnudo de torso para arriba xD) y se fue a dormir.
Al día siguiente, cuando se despertó, Mello se estaba desperezando. Matt hizo lo mismo y después lo miró.
-Mello... ¿estás mejor?
-¿Eh? Ah, si. Gracias por llevarme a la cama. – parecía absorto.
-D-de nada... – Matt se estaba acordando del beso.
-¿Qué te pasa ahora? – El rubio arqueó una ceja.
-¿De qué hablas? – Matt se serenó un poco y fingió indiferencia.
-Nada... – Mello suspiró. – Vamos a las du-
No pudo terminar cuando alguien llamó a la puerta. Mello miró rápidamente a Matt, y este le guiñó un ojo.
-En el árbol - susurró Matt.
Mello le sonrió tristemente y después fue a abrir la puerta. Allí estaba el director. Mello se hizo el sorprendido perezoso (¡Qué vivan los actores!) y miró hacia arriba, ya que el director era un hombre bastante alto.
-Mello y Matt. Creo que os imaginareis por qué estoy aquí.
-A ver si adivino - dijo el rubio - . Han robado algo y sospechas de nosotros.
-Pero que listo, Mello. – miró por la habitación. – Déjame pasar.
Mello se apartó de la puerta y se fue al lado de su amigo para dejar al director que registrase la habitación. Matt, para que no encontrase sus cigarrillos, había tomado precauciones.
\\\\\-Flashback-//////////
Matt estaba acercándose al árbol del jardín donde escondían la mercancía con una pequeña caja llena de pegatinas de videojuegos. Apartó los matojos y la dejó allí.
Esa caja contenía algo muy preciado para él: sus cigarrillos.
-Os tengo que esconder. Tranquilos, os llevaré de nuevo a la habitación después del registro normal.
Tras esto, se fue hacia la habitación de Near a por los chocolates de su amigo.
\\\\\-End Flashback-//////////
Cuando no quedaban más lugares que mirar, miró a los dos jóvenes.
-En fin... si sois vosotros los que me la pegáis, sois muy astutos, lo reconozco. - suspiró -Bueno, me voy. - dijo, dirigiendose hacia la puerta.
-Eh, una cosa, señor director... – dijo Matt. – ¿Puedo ir después a su despacho a hablar con usted, señor?
-Claro, señorito Jeevas. Allí estaré. – Tras esto, el director se fue, cerrando la puerta tras de si.
-¿Para qué quieres hablar con el carcamal ese? – preguntó el rubio mientras cogía ropa limpia.
-Esto... no le des importancia. Es solo una pregunta... – Matt imitó a su amigo, cogiendo ropa limpia. – Bueno, vamos a las duchas...
-Eres tú el que está raro hoy, no yo. – dijo Mello saliendo del cuarto para ir a las duchas.
-Yo no estoy raro. Solo quiero hacer una pregunta. ¿Es un crimen? – dijo el pelirrojo siguiendo a su amigo.
-No, claro que no... - Mello suspiró.
En las duchas, Matt miró al rubio desvestirse, y rememoró el beso de nuevo, poniéndose colorado. Mello, que lo vio enrojecer, miró al pelirrojo extrañado, para después meterse en una de las duchas. Matt fue a la ducha de al lado. Encendió el grifo y dejó que el chorro de agua le recorriese el cuerpo para aclarar sus pensamientos.
Entonces escuchó en la ducha de al lado unos sollozos ahogados, y Matt sintió la necesidad de ir a abrazar a su amigo. Pero se contuvo, y tuvo más convencimiento de ir al despacho del director.
Tras terminar de ducharse y desayunar, Matt se fue casi corriendo hacia el despacho del director, despistando a Mello antes.
Cuando llegó frente a la puerta, fue a tocar, pero alguien abrió antes. Era Near, que se fue corriendo. Matt se fijó en que estaba llorando. Ahora tenía una excusa para preguntarle. Pero eso no era lo que iba a hacer. Ahora tenía otros problemas.
Llamó a la puerta aunque estaba ya abierta.
-Señor, ¿puedo pasar?
-Claro, señorito Jeevas. – Matt pasó, cerrando la puerta por el camino. – Y bien, ¿Qué es lo que quiere?
-Señor, quiero pedirle algo. Es una petición difícil, pero usted puede ayudarme.
-Haré lo que pueda, se lo prometo. ¿De que se trata?
-Señor... – respiró hondo - ¡Quiero que no adopten a Mello!
CONTINUARÁ...
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