No llores
La vida, da muchas vueltas alrededor de las personas, y así sucedió, las reacciones rápidas hacen que salves a las personas que amas, pero hay algunas otras veces que las dañan.
Existen triángulos amorosos, existen triángulos de guerra.
Y yo me encontraba en un triangulo de guerra, yo tomando una 9mm en las manos temblorosas, Kitasawa una colt y K un rifle de mira, todos los tiros dirigidos a Yuki, y uno desentonaba en el orden, un tirador daba en la sien de Eiri.
Los 5 segundos antes de eso, era una pelea normal, sobre palabras llenas de verduras, cosas sobre un amor obsesivo, y después de unos cuantos instantes en una amenaza, y luego en violencia, acompañado de inseguridad y miedo.
Eso es lo que afrontaba, salvarlo, dando el primer tiro, o dejar que lo maten, no tenia la mínima idea de como usar el arma, y no sabia si poderle dar a la persona correcta, un gran dilema, pero es cuando pasan todos los recuerdos en tu mente sobre la persona que esta enfrente de ti, que pide ayuda y que amas.
-bien, que piensas hacer ¿entregármelo, y vivir tu vida, o que lo mate enfrente de ti y que nadie lo pueda tener?-eso era enfermizo, ver morir a alguien en tus ojos, y no poder hacer nada, era una impotencia mayor, pero solo era cuestión de cálculos.
Cosa que nunca fui bueno en la escuela, nunca me pude concentrar sobre las dimensiones de un problema o en las simples operaciones matemáticas que se llevaban a cabo en la vida cotidiana.
Era un momento serio, no podía bacilar con mis tonterías, sabia que algún día tendría que mostrar el lado serio y maduro de mí, pero no en esta situación.
-lo puedes tomar…-dije en voz firme, las lagrimas se me asomaban, los nervios estaban a su máximo, la adrenalina hacia que tuviera la fuerza para hablar y sostener el arma.
-esta bien.-bacilo, su primer error, necesitábamos buscar la oportunidad exacta para atacarlo.
Tomo a Eiri del cuello de la camisa, un hilo de sangre escurría por su boca, pues Kitazawa lo abofeteo que lo dejo inconsciente.
Cambie la mira de la pistola y podía darle un tiro en la mano y así caería el arma, pero podría lastimar a Eiri, podría darle en la cabeza, pero así podría llegar un fragmento de bala directo a K.
En alguna otra parte del cuerpo, podría apuntar pero tendría que tener tiempo suficiente para dejarlo inmóvil y que no tuviera un chance de dispararle a Eiri.
K por otra parte, pensaba sobre las posibles probabilidades, pues los perdigones podrían llegarle a alguno de nosotros a Eiri o a mí.
-entonces me voy, baja el arma, me llevo esta lindura conmigo.-baje el arma, y dio la vuelta, así fue cuando di el primer “bang” en la cabeza de ese despreciable humano, que robaba la felicidad de una persona que no tenia que sufrir.
La bala traspasó el cráneo, se oyó un sonido seco, un ensordecedor silencio, cayo al suelo y k tuvo tiempo de sostener el arma de kitazawa y aventarla lo mas lejos posible, y así cargo a Yuki en sus brazos, inconsciente, y yo solo me caí al suelo.
Sentía que había hecho algo bueno, había salvado a mi amado.
Recordaba la bonita escena de algunas horas cuando hicimos el amor, cuando probé los sentimientos de Eiri, cuando leí su primer mensaje oculto, cuando me beso la primera vez, y que solo me la pasaba hablando de el todo el tiempo.
Un final feliz ¿no?
Solo el final feliz se obtenía luchando por todos tus ideales, y cuando conoces a esa persona y disfrutaste estar con esa persona especial.
Siempre vi el amor algo así, alcanzable, lindo, con alguien tan maravilloso como Eiri.
Pero en ese instante, nunca me puse a pensar sobre mí, sobre lo que sentía en ese momento, sabía que mis cálculos no eran perfectos, sabía que corría el riesgo de disparar y dañar a alguien más.
Y vi mis manos enfrente de mí, las veía borrosas por las lágrimas, tosí y la sangre brotaba por mi boca, eso era, la satisfacción de salvar a alguien corriendo riesgos.
Me contuve, no quería llorar, sabia que tenia tiempo para vivir y seguir respirando el aliento de Eiri.
-K, ayuda…me, mi costado…-cerré los ojos.
Eso fue lo que paso, no lloraría esta ves, seria fuerte, y aguantaría todas las pruebas para estar a lado de el.
No lloraría por que el me dijo que estaría conmigo todo el tiempo, me tomo la mejilla y me beso.