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Pastel de calabaza por saylor_mero

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Notas del capitulo:

*Huye despavorida*

 

Aquella tarde hacía un calor de mil demonios.

En la opinión de Harry Potter, que le había tocado poner en regla un millar de documentos sobre Ted Lupin, el clima de Londres se había puesto en su contra. Por eso estaba allí, rellenando impresos sentado en la mesa del salón, con el pequeño y metamorfo problema jugando en el sofá, y soñando con la piscina de George Weasley.

Pero a pesar de todo, le consolaba pensar que no era el único que estaba pasando un calor bochornoso en esa casa. Draco Malfoy, como todas las tardes desde que había vuelto a Grimmauld Place, se había parapetado en el ático a practicar pociones en su improvisado laboratorio. Harry ignoraba completamente qué era lo que Draco preparaba allí arriba, pero tampoco se atrevía a ir a preguntar.

Desde que había vuelto a casa, Malfoy y él apenas hablaban. Podría decirse que era como al principio, las palabras entre ellos eran las justas y las de protocolo, y algunas para romper el hielo; y eso, era algo que a Harry le carcomía el cerebro.

Ese tipo de relación era lo normal, según la catalogación improvisada de relaciones raras de Harry. Lo normal, salvo porque se habían besado. No una, sino dos veces.

El joven Potter no había sido capaz de pensar en otra cosa desde que había ocurrido. Pensaba en el primer beso cuando veía a Draco entrar en casa. Pensaba en el segundo cuando le veía sentado en la cocina leyendo el Profeta, o con Teddy. Pensaba en ambos a cada minuto de cada día. Cosa que no parecía pasarle a Malfoy.

Y eso le sacaba de sus casillas.

Dejó la pluma sobre el escritorio y resopló con disgusto. Era bastante desesperante no saber qué esperar, ni qué esperaba otro de él.

Teddy estornudó, y Harry rió levemente al ver que la nariz se le volvía azul eléctrico.

-Salud, Ted.

El pequeño le miró y le sonrió.

-Draco.

Harry abrió los ojos como platos.

-¿Qué?

Ted bailoteó.

-Draco.

-No puede ser.- Se levantó de cuajo y corrió hacia el niño, levantándolo en brazos- ¿Has dicho “Draco”? ¡Ted! ¡Has dicho “Draco”! ¿Puedes repetirlo?

El pequeño se revolvió y agarró a su padrino por la nariz, al tiempo que repetía “Draco, Draco, Draco” con su voz suave y melodiosa.

Harry volvió a reír, y salió del salón como una bala, encaminándose escaleras arriba.

Lo mejor de que Teddy hubiera decidido empezar a hablar de una vez, era que tenía una excusa para visitar a Draco Malfoy en su guarida.

Llegó arriba y golpeó la puerta con entusiasmo, causando que un  confundido Draco abriera la puerta con cara de pocos amigos.

-¿Qué pasa?

-Tienes que ver esto.

Malfoy levantó una ceja, observando como el otro entraba a su espacio de trabajo con cara de haber recibido una invitación de por vida a un parque de atracciones o algo así.

-Vamos, Ted, dilo.

El niño extendió sus manos hacia adelante.-Draco.

Harry se deleitó en la más que evidente cara de sorpresa de Malfoy, que gradualmente fue abriendo la boca casi tanto como sus ojos.

-¿Ha dicho…?

El moreno rió.

-Sí, lo has oído bien. Eres su primera palabra.

Draco le miró con una cara difícil de leer, y luego se aproximó a ellos y alcanzó al pequeño de los brazos de Harry. El niño le abrazó con entusiasmo.

-Eres genial, Ted Lupin.-Ted le sacó al lengua- Voy a darte un premio.-Draco se agachó, y colocó al niño en el suelo, señalándole un mueble- ¿Ves ese cajón? He guardado un pastel de calabaza ahí dentro. Era para la cena, pero supongo que nos lo podemos tomar ahora tú yo con un batido, ¿verdad?

Harry levantó una ceja con desdén al tiempo que Teddy corría hacia el mueble.

-Bueno-dijo el rubio- supongo que puedes tomar un pedazo, Potter.

El moreno iba a responder, pero el ruido de cristales rompiéndose le desconcentró, y al girar la vista, vio a Teddy muriéndose de risa rodeado de vapores de colores. Draco corrió y le sacó de allí, cargando con la otra mano el pastel.

Harry alzó la comisura en una mueca burlona.

-Espero que eso no fuese caro.

-No sé. Eran de Snape, no están etiquetadas.

-Estás de broma. ¿No deberíamos comprobar que todo esté bien?

-Créeme, Potter. Si fuese algo peligroso, ya estaríamos los tres muertos.-Draco pasó por la puerta, escaleras abajo.- Será una tontería.

Todavía dudoso, Harry le siguió escaleras abajo.

 

*******************************

 

-Dime, Teddy.-Harry miró a su ahijado, divertido.- ¿Quién es la persona más pedante del mundo?

Draco le miró con saña, al contrario que el pequeño, que sonrió y saltó de la alfombra.

Draco!

Harry creyó que se moría de risa. Draco tenía cara de querer matarle, Teddy estaba graciosísimo, y el batido estaba de muerte.

-Qué gracioso, Potter.-Draco resopló y miró al frente, mordiendo un pedazo de pastel. Enseguida puso una mueca rara- Potter, ¿no te sabe raro el pastel?

Harry dejó de reír por un momento.-Qué va.- Alcanzó un pedazo del pastel y lo mordió. Estaba muy tierno y esponjoso, pero tenía un regustillo amargo extraño.-Ahora que lo dices, puede que sí sepa raro…

Ambos se miraron, extrañados.

-Tal vez lo hayas comprado en mal estado.

-Eso, o que una de las pociones le ha caído encima y nos la estamos comiendo.

-Mierda. Vete a comprobar qué poción era.

Draco asintió y salió pitando escaleras arriba. Harry miró a Teddy, que también había comido del pastel. Él se sentía de lo más normal, y Ted, a pesar del sueño que empezaba a tener a esas horas, también parecía sentirse bien.

Se acercó a sacarle las zapatillas al niño, convencido de que realmente Draco había comprado un pastel muy malo, cuando le oyó blasfemar desde arriba. Y se le hizo un nudo en el estómago.

Draco volvió a aparecer en el marco de la puerta, con cara de preocupación.

-Lleva a Ted a dormir. Después, enciérrate en tu cuarto y no salgas hasta mañana.

Harry se levantó del suelo lentamente.

-¿Qué has hecho, liberar zombies?

Draco paseó la mirada por el suelo.

-Peor. No deberíamos hablar el uno con el otro.

-Pero ¿por qué?

Malfoy resopló.

-Era Veritaserum.

Ambos se quedaron en silencio, y Harry sintió de repente que iba a cundir el pánico.

-Tienes que estar de broma.

-Haz lo que te digo. –Malfoy se dio la vuelta- Ve a tu cuarto.

Nada más terminar la frase, Draco desapareció por la escalera, y Harry creyó que se le iba a salir el corazón del pecho. No le hacía ninguna gracia ser tan vulnerable. Se asustó pensando en la de cosas que diría o confesaría bajo Veritaserum si Draco le preguntase. Pero por suerte, parecía que en este caso, el rubio había preferido no aprovecharse de la situación.

                                                  **************************

 

No podía dormir.

Al principio, el tema de la poción había asustado a Harry. Pero ahora, tumbado en su cama y pensando en frío, se había dado cuenta de que las respuestas a todas las incógnitas que tenía con respecto a Draco estaban sólo a unos metros de distancia.

Pero no podía dejar de pensar en lo horrible que sería aprovecharse de la situación. Además de que probablemente el rubio le mataría lentamente si se atreviese a hacerlo.

Se incorporó en la cama. Sintió los nervios golpear su estómago. Tal vez un té le vendría bien.

Se calzó sus pantuflas y salió de su cuarto. La casa estaba en completo silencio, y Harry se deleitó en el frescor de la noche en su pecho descubierto, tras el incesante calor del día anterior. Para cuando llegó a la cocina estaba bastante más relajado. Y hubiera continuado siendo así, de no ser porque Malfoy parecía haber tenido la misma idea que él, y estaba sentado con su pijama negro en la mesa de la cocina, con una taza entre las manos.

-Estás aquí.

Draco se sobresaltó.

-Me has asustado.

Harry caminó hasta la alacena.

-Lo siento. Me iré enseguida, sólo vengo a hacerme un té.

-No tienes que irte, es tu casa.- Draco bebió un sorbo cauteloso de su taza.- Puedo irme yo.

Harry negó con la cabeza. –Terminaré enseguida.

Draco no respondió. El moreno preparó su té lo más rápido que pudo, intentando no derramar nada a causa de los afilados nervios que se le clavaban sin piedad. En cuanto lo tuvo listo, se dirigió hacia la puerta, sin mirar a Draco.

Pero el rubio interrumpió su huida.

-Potter, siéntate.

Harry se giró, interrogante.

-Siéntate y hablemos.

El moreno abrió los ojos, sorprendido.

-¿Ahora? ¿Quieres hablar ahora?

-Sí, eso quiero hacer.

-De acuerdo. Ha sido idea tuya. –Harry caminó hacia la mesa y se sentó frente a Draco.- Jugaré.

Draco levantó la vista.

-No pretendo que esto sea un juego, Potter.

-Malfoy…-por alguna razón, sentía que la lengua se le escurría al hablar- hemos ingerido Veritaserum.

-Bueno, entonces tal vez esta sea una buena oportunidad para seas sincero en lo que dices.

-Y tú también.- Harry le sonrió, conforme. Podía ver en la cara del rubio la duda y el riesgo.

Draco carraspeó y le miró a los ojos.

-Tú…

-Eh- le interrumpió Harry- Si vas a hacerme alguna pregunta, que sepas que yo haré otra después-Draco le miró con gesto confuso- Haremos esto justo.

-De acuerdo.- apoyó la taza en la mesa, nervioso- Tú…yo… Potter, nos hemos besado.

El corazón de Harry dio un brinco. Bajó la mirada, sofocado.

-Sí. Eso hicimos.

Draco dudó un momento.- ¿Por qué?

Harry volvió a levantar la vista, observando a Malfoy. Su expresión era tan clara que no parecía él mismo; mostraba una duda, una curiosidad real.

-No sé por qué lo hiciste tú. Yo simplemente no pude evitarlo. Simplemente…-Harry enrojeció- me moría de ganas de hacerlo.

El rubio parpadeó, alterado. Exhaló una pesada bocanada de aire, y volvió a beber de su taza.

-Mi turno.- Harry se incorporó, y Draco se estremeció, anticipándose.- ¿Te gustó?

Draco frunció el ceño.

-Mi pregunta no ha sido tan… personal.- el moreno no pudo evitar sonreír. Malfoy empezó a ponerse rojo como un tomate, y ocultó su rostro entre los brazos.-…Sí. Me gustó. Me gustaron ambos.

-Vaya…-el estómago de Harry se retorció como un gato en celo-Eso…eso está bien.

-Cállate.-Draco levantó la cara, que parecía echar humo, y suspiró.-Me toca.

Harry se acomodó en la silla, y observó la cara del rubio, afilada y con ansias de venganza.

-Dispara.

-Tú… ¿Lo harías otra vez?

Los ojos de Potter se cerraron de golpe. Maldiciendo para sus adentros, sintió las palabras salir de su garganta sin permiso, inevitablemente.

-Lo haría un millón de veces.

Draco abrió la boca sorprendido, y enseguida la cerró de golpe, avergonzado. Miró hacia otro lado, demasiado desorientado para decir nada.

-Me toca, Draco.-Harry sabía que Malfoy aún no se había recuperado de la respuesta anterior, pero sentía que ese juego había comenzado a rodar cada vez a más velocidad. Quería respuestas. Y las iba a obtener en ese momento, a costa de lo que fuese. – Dime por qué volviste.

Notas finales:

Para mi querida esbirra S.Sawyer, que mantuvo la fe en que seguiría este fic aún cuando ni yo misma la mantenía.

 

<3


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