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Cambio de destino por Lalamy

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Notas del capitulo: Aquí los dejo con mi proyecto experimental, si llegaron hasta aquí y les ha gustado les estoy eternamente agradecida.
Iba en el auto tratando de comprender su situación. No era normal tener un vacío entre conducir su propio automóvil para arrancar de la policía e ir en compañía de sus padres a un internado. Pero tampoco podía decir nada, sería anormal.

Lo que le pareció más extraño aún era que aquel establecimiento se encontrara tan lejano de la civilización, sólo podía ser parte de la escenografía de una película de miedo, y miedo era lo que más sentía en ese instante, apoyado en la ventana del asiento trasero del vehículo, preguntándose que sería de su vida. De repente le vino una repentina imagen de un hombre de mediana edad saludándolo…

- Cualquier cosa avísanos ¿bueno? Te sacaremos de inmediato- comentó su padre al volante, tan comprensivo como siempre.
- Si…- musitó confundido, no acostumbraba que me tratasen como un niño.

Y ya cuando creyó que el camino no podría ser más insoportablemente aburrido, se internaron en terreno privado, cruzando una muralla en medio de un paisaje desértico de gente, adentrándose a lo que sería “El Internado para varones de San Luis”

Se sintió inusualmente ansioso.

Luego de un par de minutos de camino por un amplio jardín como si del mismo palacio de Versalles se tratase, el auto se estacionó en la entrada, no podía creer que sus padres costearan en tal magnánimo establecimiento, pero no les preguntó para no levantar sospechas, no quería problemas, aún.

Al bajar un hombre de mediana edad le sonrió, saludándolos cordialmente, aquello espantó a David quien con un gesto tosco devolvió el saludo.

Entraron.

La recepción era enorme, y en tanto los padres de David veían las últimas partes legales, él con su bolso sobre el hombro merodeó por cada rincón del recinto, viendo cuadros, esculturas, y decoraciones elegantísimas, preguntándose como era posible que un lugar así existiese, sintiéndose a ratos incómodo, pues el jamás había sido parte de tanta superficial belleza.

Sus padres al finalizar los trámites se despidieron de él, diciéndole que debía ingresar e ir a la habitación 204, en el segundo piso para dejar sus cosas, este asintió sin mayor expresión, siendo criticado por su madre, por la frialdad que estaba demostrando.

“¿Qué quieres que haga? Ya no soy un crío” pensó.



Al llegar a la habitación 204 vio que un tipo estaba durmiendo en la cama de al lado, la que se separaba por dos veladores. David arrojó su bolso en su cama, y se recostó también, no sabía que hacer, ni que decir, era como vivir la vida de otra persona.


“Supongo que puedo salir por un rato…”, y sin importarle si estaba bien o no lo que hacía salió de la habitación.

Si no fuese por lo estrecha de las habitaciones, pensaría que era un hotel de lujo, los baños eran enormes, el patio interior también lo era, la cantidad de puertas eran infinitas, y sólo quería descubrir que tan de especial había de alejar a un único hijo para ingresarlo a un super internado de lujo.

Cuando volvió a entrar su compañero de habitación estaba despierto y sentado sobre su cama leyendo un libro de tapa negra. David lo saludó amistosamente, y el joven le sonrió amable.

- ¿Cómo te llamas?
- Hugo- dijo el joven- ¿Y tú?
- David.
- Un gusto…

A David no le gustó mucho la manera como le hablaba, siempre sonriéndole le pareció muy homosexual de su parte, así que prefirió ignorarlo sutilmente.

Lo que más le incomodó fue a la noche, cambiarse de ropa frente a él, sentía la mirada inquisidora del joven, y que no podía encarar por vergüenza, no deseaba problemas, pero si no le frenaba de una vez por todas, la situación terminaría peor.

Decidió esperar hasta el día de mañana, durmiendo plácidamente como hacía mucho tiempo no lo hacía.

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Al día siguiente estaba tan aburrido, que se levantó temprano para bañarse. Sacó su ropa del armario, y con toalla en mano partió a las duchas, en donde pudo contemplar su cuerpo juvenil bajo la delicada caída del agua tibia, no pudo evitar tocarse todo el cuerpo, su piel era tan suave como lo recordaba de su juventud.

Al salir vio a un par de jóvenes que reían por los chistes que ellos mismos decían y que sólo ellos entendían, apareciendo absurdo a la aparente vista de David. Cuando este entró a la habitación con un pantalón y polerón deportivo, vio a Hugo masturbándose en el suelo consumido por su excitación, mientras olía uno de sus calzoncillos.

David entre atónito y furioso se le acercó violentamente quitándole su pertenencia…

- ¡QUE ESTAS HACIENDO MARICON!- le arrebató su calzoncillo.

Hugo asustado y con el miembro fuera de su pantalón le dijo que podía explicárselo, pero no pudo continuar, ya que David lo tumbó con un puñetazo en la boca, haciendo que el joven cayera sobre los veladores.

- ¡No volveré a tocar tus cosas! ¡Te lo juro! ¡Pero no me pegues!- rogó este al ver a David acercándose como homicida para golpearle otra vez.
- ¡SI! ¡No lo harás, pero porque te vas a ir de esta habitación! ¿me entendiste?
- Si…
- ¡ENTONCES LARGO!- vociferó.

Hugo arregló su pantalón y salió corriendo de la habitación, en tanto David aún shockeado, pensaba en lo descarada que había sido ese cerdo asqueroso.

Luego de unas horas Hugo fue cambiado de pieza a petición de él mismo, tomando en su lugar un joven de una verde mirada distraída, y unos cabellos negros que rozaban su frente, que cuando entró saludó a David sin mirarlo a la cara, y que se sentó tímidamente sobre el colchón, sin saber realmente la razón por la cual había sido asignado a la habitación 204, junto a un joven de apariencia hostil, cabello castaño claro, unos profundos ojos azules, de rostro parco, y una sombra a cuestas que nadie podía comprender.










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