Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cambio de destino por Lalamy

[Reviews - 30]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

- Oye… oye… despierta…oye…- escuchaba en la lejanía de sus sueños a alguien que le invocaba a romper con el sueño- David…se está haciendo tarde…- era una voz muy dulce.
- Mm…- gruñó. Y para acallar a quien lo molestaba abrió un ojo, viendo a Guillermo de cerca- ¡…!
- Despertaste.
- ¡ALEJATE!-y lo empujó, haciendo que este cayese de espalda, puesto que estaba hincado ante su cuerpo dormido.
- Discúlpame, no quería despertarte, pero no debes llegar tarde.
- …-le sorprendió dos cosas, una era su actitud brutal, y la otra era la paciencia con la que lo trataba su compañero- ¿Qué… hora es?
- Son un cuarto para las 8.
- ¡MIERDA!-y saltó de la cama para desvestirse, no había tiempo para bañarse, ni nada, así que se iba a colocar loción para ocultar olores. Antes de quitarse el polerón miró a Guille quien aún se mantuvo en el suelo- ¿Por qué estás aquí? ándate.
- Ah, si…-se puso en pie tranquilamente, y se colocó una boina gris, como los pantalones y la corbata. Después tomó su bolso rojo y se marchó.

David no quería ser antipático con su compañero, después de todo, se veía que él era un jovencito muy dulce, extraño, pero inocente. No obstante, luego de la visión de la noche anterior, debía evitar cualquier mal interpretación o contacto que no fuese el de un hombre a un hombre.

- Permiso- entró el muchacho nuevamente, sorprendiendo a David sólo en ropa interior. Guillermo tomó su estuche que guardaba debajo de su cama, y salió calmadamente.

David llegó a pensar que estaba exagerando.

Le llamó la atención de que su compañero siempre estuviese metiéndose debajo de la cama, así que echó un vistazo para ver que tanto había ahí, levantando el extremo del cubrecama que colgaba, e introduciendo su mirada, no veía bien por lo oscura que era la habitación, así que tuvo que correr la cama para ver lo que había…

Cuadernos, un montón de revistas, cajas llenas de fotografías, diarios, y más revistas de todos los tipos, tijeras, lápices en sus respectivas cajas, todo muy bien ordenado, como su armario personal.

“Pero que sujeto más excéntrico”…


Llegó a las ocho en punto a la sala de clases, el Curo Casimiro le llamó la atención por su falta a la puntualidad, y por su pésima presentación personal-estaba todo desordenado- David quiso responderle que se fuera a la mierda, no tenía edad para estar recibiendo órdenes de un gordo capitalista como él, mas omitió para comportarse por lo que era: Un estudiante.

Al mirar donde debía sentarse vio todos los puestos ocupados, hasta que vio a Guillermo sonriéndole desde un rincón, solo, como invitándolo a sentarse junto a el, fue extraño, no pudo negársele.

- ¿No te aburrirás de ver mi cara?- susurró el joven ya cuando David se sentó.
- Cállate- dijo sin mirarlo.

El Cura Casimiro comenzó a darles una charla de casi una hora, llamando la atención a cada alumno que interrumpiese sus palabras, era un hombre muy severo y barbón, con una barriga de embarazada de 45 meses.

David estaba apunto de quedarse dormido, y de vez en cuando miraba a Guillermo quien a escondidas hacía figuras con una servilleta, las cuales deshacía sólo para volverlas a hacer.

- Mira, un perro…-dijo casi sin voz, David sonrió disimuladamente para no ser atrapado por el Cura que tenía los sentido más agudos que un animal.

De repente le cayó un papel en la cabeza, cuando el Cura atendió al inspector quien llamó a la puerta, lo que permitió que mucho conversaran mientras tanto.

“Al recreo en el baño que está al final del pasillo oscuro”

El pasillo oscuro era un lugar en donde las instalaciones no habían sido acabadas por completo, lo que implicaba que aquella invitación era un enfrentamiento, no sabía que los niños ricos supieran pelear.

- ¿Qué es eso?- preguntó Guillermo.
- Un papel
- Ya lo sé, pero ¿de que?
- ¿Acaso eres mi esposa?- evitó la interrogación.
- No seas así…
- SSSSHHH… silencio- dijo el Cura incorporándose a la charla.
- ¡Dime!-dijo sólo moviendo los labios.

David lo ignoró, como si en realidad no le estuviese hablando, si los niñitos tenían problemas con él, lo solucionaría el solo.

Al tocar la campana para el recreo David le habló a Guillermo para que este se despreocupase.

- Guille ¿me puedes hacer un favor?- le dijo amablemente.
- ¿Cuál?
- ¿Puedes ir a buscar mi colación en el casino?
- Si…pero…
- Es que me duele mucho la cabeza…si te preguntas por el papel, es sólo una imbecilidad, así que no te preocupes.
- OK.
Ya cuando Guillermo se fue, este acudió al baño del pasillo oscuro, un baño que se encontraba en pésimas condiciones, y con un molestoso olor a cloro que mareaba a quien entrase.

Ahí vio a tres compañeros de curso, incluyendo a Hugo.

- Ah, viniste solito, así nos gusta…
- Si, me gusta pelear solo, pero, si quieren turnarse, por mi no hay problema, soy bueno para esto- se arremangó las mangas.
- Oye, pero si nosotros no queremos pelear- dijo uno de sus compañeros, un joven con corte militar.
- ¿Entonces?- frunció el ceño.

De repente sintió alguien que lo tomaba por detrás, un tipo que estaba escondido esperando que David se distrajese, y así tomarlo por sorpresa.

Querían violárselo.

David comenzó a lanzar patadas al aire para que todos se alejasen, pero quien lo sujetaba por detrás lo comenzó a ahorcarlo con su brazo, haciendo que este se asfixiara, viendo a momentos como Hugo se aprovechaba de su debilidad, y trataba de desabrocharle el pantalón.

- ¡SUELTAME MARIC”N!-dijo apenas, con el rostro rojo y los ojos saltones, era una mezcla de falta de aire e ira.

- ¡CÁLLATE TU, O TE VAMOS A HACER MIERDA ENTRE LOS SEIS!

Y entre todos lo tomaron de brazos y piernas para sujetarlo, este no les hacía la cosa fácil, él tenía mucha fuerza, y su orgullo de macho lo permitiría tal humillación.

El del corte militar le dio un puñetazo en la boca para que se calmase, y ya tirado en el suelo, otro con una gorra negra le comenzó a patear el estómago, salpicando David saliva y sangre.

Luego sintió como le bajaban el cierre, lanzando una patada desesperada que chocó contra la cara de alguien a quien no pudo ver.

- ¡EL HUE”N RESISTENTE!- comentó uno.

David se puso en pie de un salto, no le importaba si eran seis, siete o mil, no iba a permitir que alguien lo tocase, menos hombres desesperados por tirarse a alguien atractivo.

- ¡David!- oyó la voz de Guillermo, entrando al baño.
- ¿Y quien es ese?- preguntó Hugo.
- Ese… ¡Ese es el hijo del cura!- dijo uno.
- ¿El es?- dijo otro.
- ¡NO TE METAS!-le gritó David liberando fuego por los ojos.
- A los dos- dijo el de corte militarizado.
Y corrieron para atraparlo, no obstante, Guillermo ocultaba tras sus espaldas un fierro, golpeando a quienes fueron a buscarlo en las costillas, espaldas y piernas. David corrió a donde Hugo, lo tomó del peló y lo azotó contra el suelo pateándolo con rabia, como si estuviese poseído por un demonio, quería matarlo, quería reventarlo en golpes, eso le hacía feliz, y pese a que todos trataban de pararlo, él los empujaba con fuerza para seguí pateándolo en el estómago, para que vomitase todo lo que tenía adentro.

Guillermo asustado por el desenlace que provocaría eso corrió para detenerlo, se lanzó hacia el y lo empujo para que se alejase del cuerpo tendido. David era una fiera, y no distinguía enemigos de amigos, luchando contra Guillermo que no quería más que todo terminase.

Los demás corrieron, no a alertar a las autoridades, tendrían problemas, pero sí para arrancar de la bestia.

Ya cuando no había nadie, él dejó de luchar contra su compañero de cuarto.

Respiró agitadamente.

- ¿Te… calmaste?- dijo Guillermo con la ropa desordenada.
- S-si… - dijo jadeando.

El muchacho de la boina se sentó en el suelo, y comenzó a reírse, diciendo que por un momento creyó que moriría.

- Perdón… es que… tipos como ese me emputecen- dijo entre dientes.
- Si… lo sé, lo sé…-se tocó la cara para ver si tenía una herida. David se le acercó para sacar papel higiénico de su bolsillo, y le limpió la mejilla que tenía manchada con sangre- Oye no hagas eso…- dijo el joven suavemente, quitándole el papel- Tu eres el mal herido.
- ¡Lo puedo hacer solo!-refunfuñó, pero Guillermo no le hizo caso, limpiándole la boca con cuidado.

Guillermo estaba sentado en el suelo, y David casi en cima de él, quieto, nervioso por el contacto cercano que quería evitar. El no sentía nada por su compañero, pero, en aquel momento pudo sentir como su estómago se revolvía y no por asco.

Guillermo lo miró a los ojos, y este también, luego miraron sus bocas un poco tímidos, y escuchando sus respiraciones que aumentaban al mismo ritmo que sus corazones, pudieron sentir un calor que recorría su cuerpo de abajo hacia arriba, sin embargo, al instante de sentirlo se pusieron en pie para marcharse, no era normal desearse de esa manera, ninguno de ellos apreciaba tanto a los hombres como para desearse, y salieron de allí sin decir ni media palabra al respecto.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).