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Cambio de destino por Lalamy

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Guillermo corría bajo la lluvia de su ciudad natal. El asfalto mojado salpicaba el borde de los pantalones del muchacho, no sabía a donde ir, estaba empapado, desesperado, y no lograba hallar a su madre. A veces llegaba a pensar que ella no se escapó voluntariamente, que la soltaron a propósito… ¡El había confiado en ellos!

De repente por azares de la suerte pasó por un callejón que recordaba muy bien, pues ella fue a refugiarse detrás de un contenedor de basura, desnuda, y triste.

Y ahí estaba.

No estaba desnuda, pero si en pijama, cubriendo su cabeza con sus manos, y su rostro oculto entre sus piernas, seguramente asustada, como una niña que le teme a los relámpagos.

Ella no tenía más de 29 años, aún tenía el rostro de una niña.

…l se acercó lentamente para no alertarla, y cuando ya podía notar los detalles de su cuerpo, sus rasguños, su harapo de pijama, el le tocó el hombro.

- Mamá…- murmuró.

La mujer lo miró de un golpe, y unos leves truenos se sintieron sobre sus cabezas.

- ¿Quién eres tú?- preguntó confundida.
- Guillermo, ¿Quién mas?- sonrió.
- No, disculpa, me debes de estar confundiendo, no soy tu madre…

El joven dio un leve suspiro, y conteniendo las lágrimas por lo que veía y oía le dijo que la llevaría a un lugar más reconfortante.

- ¡NO! ¡SUELTAME!- y lo empujó para correr.
- ¡Espera!- la siguió tropezando con una caja.
- ¡AYUDENME!- gritó la mujer en tanto salía del callejón, un hombre acudió en su ayuda, y cundo vio a Guillermo lo empujó, cayendo este a una poza.
- Déjala -dijo el hombre, ella se escondió detrás de él.
- Ella es mi mamá…

El hombre giró la cabeza para verla, y se sorprendió. Podrían ser hermanos ¡pero jamás madre e hijo!

- ¡Eso no es verdad!- dijo la mujer- ¡Yo no tengo hijos! ¡Tengo 13 años!

El hombre se alejó.

- mamita…- susurró con los ojos llorosos.
- ¡YO NO SOY TU MAMA! ¡SOY UNA VIRGEN! ¡YO SOY LA VIRGEN!- y corrió al lado opuesto de donde se encontraban ellos.

No pudo avanzar mucho, ya que unos hombres la detuvieron, al parecer los tíos tomaron la determinación de internarla sin la autorización de su hijo. Guillermo corrió para exigir explicación y lo único que recibió fue una cachetada de la hermana de su madre.

- ¡Tu debes de estar en el internado! ¡¿Qué HACES AQUÍ?!
- ¡Vine a buscarla!
- ¡TU UNICA OBLIGACION ES ESTUDIAR! ¡¿NO TE BASTA CON LA CANTIDAD DE PLATA QUE INVERTIMOS PARA QUE ESTUDIES? ¿AH? ¡¿NO ES SUFICIENTE?!
- ¡PERO…!
- ¡CÁLLATE!- ordenó- ¡Tú estás a mi cargo, y yo decido lo que es bueno para ti! ¡Ella no es tu madre, es una loca! ¡Jamás te ha querido, por que no te conoce! ¡Métetelo en la cabeza! ¡YO SOY TU MADRE!
- Ella si me conoce…
- ¡PERO TE OLVIDO!- clavó sus ojos en los de él- No te basta con todo el sacrificio que hemos hecho por ti, que tienes que descuidar tus obligaciones… métetelo en la cabeza con fuego y sangre, ella no puede ser tu mamá, no puedes hacerte cargo de ella, está enferma- lo abrazó con fuerza, el estaba a punto de derrumbarse- ahora vete con Manuel, el te llevará a San Luis…

Cuando el muchacho se encaminó al auto vio como su madre se había quedado quieta mirándolo… no era porque lo había reconocido, no era porque un instinto de madre le había renacido, no era porque le preocupara… Guillermo estaba conciente que lo que pasaba por su mente era amor… pero no amor de una madre a su hijo, de una mujer a un hombre.


Era por eso que su tía lo alejaba, él era el retrato en carne de un cura, que alguna vez fue colosal, y eso la perturbaba desde el momento que comenzó a hacerse hombre.



Cuando Guillermo regresó a su habitación compartida trató de disimular su horrible pesar, sus sentimientos quebrados a causa de algo que nadie podía evitar, parecerse a su padre. David lo recibió con una sonrisa, habían pasado 2 semanas que para ambos fueron eternas.

El muchacho recién llegado se sentó en su cama y miró otra vez su muralla, lleno de personas desconocidas, sumergido en su mundo paralelo, del cual no quería regresar.

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Después que Guillermo había regresado su fijación por Marcela disminuyó a 0. Si bien ambos jóvenes no tenían nada, y seguían tratándose con normalidad, disfrutaban de ello, hacían todo juntos, iban a todas partes, o cuando no hacían nada, lo disfrutaban haciéndolo juntos, para David, Guillermo era un poste del cual afirmarse en sus momentos de flaqueza, y para Guillermo, él hombre era su cable a tierra, que conectaba su mundo de fantasías con la realidad.

Un día David fue a la biblioteca para buscar una enciclopedia, cuando se les acercaron unos compañeros de curso.

- Hola David ¿Qué tal?- saludó uno de ellos.
- Bien, aquí…
- Oye sabes, hace tiempo que queríamos hablar contigo…
- ¿Qué pasa?- se alarmó.
- Es que…- dijo otro bajando la voz- es sobre Guillermo…
- Que- frunció el ceño.
- Es que queríamos decirte que te fuera con cuidado con él, tiene como unos rollos fuertes.
- Explícate.
- Puta…- murmuró- Lo que pasa es que tu sabes que Guille era medio raro ¿no? Lo conocemos desde que tenemos 12 años, y… él no es muy cuerdo que digamos, ¿entiendes? Su papá era cura y se violó a su mamá que tenía 13 años… él siempre ha estado alrededor de cosas turbias, siendo él muy… como decir…
- Oscuro- continuó uno de ellos que parecía más serio- El no es bueno David, aparenta ser un chico puro, pero en el fondo tiene mucha mierda, te lo digo yo… que fui su amigo.

“Yo no voy a caer en eso”

- Y si eres como lo pensamos- continuó el muchacho serio de cabellos caobas y lisos- no nos vas a hacer caso, está claro, pero te advertimos que andes con cuidado, Guillermo guarda mas cosas de las que manifiesta.

………………….

- Guillermo- dijo David al entrar.
- ¿si?- preguntó este con una cartulina blanca sobre la cama.
- ¿Qué haces?
- Un dibujo…
- ¿De que?
- Un ángel…

“No puedo dejar de temer a lo que eres, independiente de los rumores, tú eres demasiado extraño”

- ¿Tienes más amigos?- se sentó sobre la cama para ver como hacía el ángel.
- Nop…
- ¿Por qué?
- No me caen bien- murmuró despreocupado.
- ¿Por qué?
- … no son mi tipo.

“¿…?”

- ¿Y cual es tu tipo?- dijo tímidamente.
- Tu.

El calló, estaban hablando de amigos, no de pareja, no debía sentirse así como si se estuviese declarado. David no podía quitarse de la cabeza que Guillermo era homosexual, y si llegase no serlo… si al momento de no querer besarlo… el se descontrolaría…

“Tiene que hacerse realidad esa premonición” pensaba constantemente.

Pero no podía llegar y lanzarse, para el Guillermo era puro, no quería ensuciarlo con sus indecencias.

- ¿Pasa algo?- le preguntó el chico de la boina gris, deteniendo lo que hacía al verlo tan pensativo.
- Ah… no, nada- sonrió, y estiró su brazo para acariciarle el rostro, el muchacho se sonrojó, y miró hacia abajo para continuar su dibujo.
- No te sonrojes de tu hermano mayor… eso es raro.

Guillermo rió nervioso, más no respondió.

Era como si tuviera un campote fuerza a su alrededor, que de sólo en pensar el penetrarlo, causaba temor.


Al día siguiente David y Guillermo comieron su colación en el patio, cerca de una fuente, para ninguno de los dos era una situación romántica, es que por una extraña razón cuando entraban al casino sentían las miradas instigadoras de todos.

- Me gusta el agua- comentó Guillermo devorándose el pan.
- ¿Por qué?- su amigo habló con la boca llena.
- Porque es trasparente.
- ¿Y eso que?
- …mm… no sé... me gusta que no tenga color.
- …

Pero a pesar de los bizarros comentarios de su compañero, David aprendió a oírlos sin mayor exaltación.

- David, hola- se acercó el joven de los cabellos caobas, del día anterior.
- Ah…hola…
- Hola Guille ¿Cómo estás?
- Muy bien, gracias, ¿y tu?- sonrió como un niño.
- Bien…- le devolvió la sonrisa, pero este más seductor- hace tiempo que quería hablarte.
- ¿En serio? Pensé que estabas enojado.
- No, ¿Cómo se te ocurre?, lo que pasó, pasó.
- ¿Qué pasó?- interrumpió molesto, odiaba que hablaran cosas del que él no tenía idea.
- No, nada, una estupidez que disolvió nuestra amistad ¿cierto Guille?- le revolvió los cabellos.
- Sip, ¿Quieres que sentarte con nosotros?
- No, no quiero molestar.
- ¿Qué vas a molestar? No estamos hablando de nada, ¡ni que fuéramos pareja!- rió haciéndose a un lado.
- En todo caso… fue un comentario tonto…

David se molestó, claro que tenía que preguntar si molestaba, no se llega y se interrumpe a dos personas, sobre todo si al día anterior estaba lazándole mierda. El hombre había comprendido perfectamente el jueguito del recién llegado, estaba loco por Guillermo…

Su nombre era Ignacio, lo supo porque unos amigos lo llamaron para decirle algo, retirándose por un momento.

- ¿Estás molesto?- le preguntó Guillermo al ver a su amigo tan silencioso.
- No.
- Que bueno- sonrió, en le fondo sabía que si, pero lo ignoró, pues colocó la mano sobre la suya, y lo miró fijamente con las mejillas un poco sonrosadas. David quitó la mano bruscamente, se corrió para apegársele y lo abrazó con un solo brazo.
- No me cae bien- murmuró, casi como berrinche.
- A mi tampoco- rió- pero es peligroso así que hay que hacerle creer que lo amamos- y le besó en la mejilla.

Para David fue algo tan sorpresivo que por un momento se olvidó que ambos eran amigos, y hombres y acarició el cuello de su amigo con su nariz y su boca cerrada, Guillermo cerró por un instante sus verdes ojos, y se dejó llevar por las suaves caricias de su compañero.

- ¡OIGAN!- oyeron a lo lejos.

Ellos saltaron.

- ¿Quieren venir a ver un partido de fútbol?- era Ignacio.

“¡NO!” respondieron ambos en su mente, pero fueron por que creyeron que debían hacerlo.

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