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Cambio de destino por Lalamy

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Cuando Guillermo se enteró que Ignacio había sido asesinado, una gran presión sintió en el pecho, por supuesto que aquel sujeto no le agradaba, pero no podía olvidar lo que habían vivido en aquel cuarto lleno de confusos recuerdos, que parecían enredarse unos con otros para formar una maraña de emociones ante tal desafortunada noticia.

No pudo evitar llorar… claro que no lo hizo frente a David, no quería interrogaciones innecesarias que abrieran la herida al punto de desaparecer la piel. Llegó a la sabia conclusión que Ignacio jamás fue tan cruel como aparentaba ser, sólo era un pobre niño carente de afecto, que le provocaba querer obtenerlo a la fuerza… Un niño que no merecía un final tan triste y vacío, como un cuerpo tirado en la fría baldosa en manos de un asesino descorazonado.

Aquella noche, en la que la mitad de los alumnos habían desalojado el internado de San Luis, Guillermo no pudo conciliar el sueño, pegando sus ojales verdosos en el techo oscuro de una noche sin luna, tantos recuerdos… tantas palabras…

Tantos sentimientos fracturados…



“Nos conocimos hace tres años, a mediados de marzo… cuando las clases habían comenzado…”

Su relación en un principio era muy parecida a la que sostenía con David, para los ojos de todos los ilusos ellos eran los mejores amigos, pero para los más perceptivos su relación era estrecha, con la diferencia que la expresión física era limitada a sólo besos y caricias, Guillermo en esos tiempos aún no estaba preparado para tal entrega apasionada hacia su mejor amigo, estamos hablando de que en aquellos tiempo él tenía tan sólo 13 años…

Fue al primero que le contó el incidente con su padre, el primero en saber que su madre había perdido la razón, y el primero al que le dio un beso en los labios.

Lástima que haciendo esto sólo gatilló en Ignacio una extraño comportamiento, que pasó de la independencia de sus almas, al atosigamiento, y la posesión.

Lo que lo llevó a la violencia…

“- ¿Qué? ¿Acaso te doy miedo?- preguntó aquel a Guillermo quien estaba tirado en el suelo, viendo como este se encontraba encima, sujetándolo de las muñecas.
“- No estoy de humor para tus juegos…
“- Juegos, juegos… ¿Qué juegos? Juegos son los tuyos, o acaso crees que no me doy cuenta como te haces el lindo con el cura Casimiro…
“- ¡Deja de hablar mierda! ¡Yo no me hago el lindo con nadie, menos con ese viejo!
“- ¿Y por que te encierras tanto con él? ¿Ah? ¡¿Por qué?!
“- ¡Sale de encima!
“- Ya me parecía raro que un asesino como tú, y pobre, sea aceptado en un internado en donde el difunto había hecho clases… ¿Se lo chupas a ese obeso para que te bequen?
“- ¡No!
“- ¡ERES ASQUEROSO!
“-¡YO NO HAGO NADA!- Guillermo intentó zafarse.
“- ¡NO SEAS MENTIROSO! ¿Entonces por que siempre estás encerrado en su oficina? ¿Qué es lo que hacen? ¿Juegan a las cartas? ¡¿ACASO CREES QUE NO ME HE DADO CUENTA COMO TE MIRA, Y TE TOCA ESE ASQUEROSO?! ¿CREES QUE SOY IMBECIL?
“- ¡ES VERDAD!-gritó- ¡ES VERDAD, SE LO CHUPO, LO LAMO, LO SABOREO, Y ME TRAGO SU SEMEN! –Ignacio se petrificó al oír esto- ¡TAMBIEN DEJO DE QUE ME FORNIQUE UNA Y OTRA VEZ, Y ME ENCANTA! ¡SIENTO SU PENE DENTRO DE MI Y LO GOZO! ¡¿ESO QUIERES QUE TE DIGA?! ¡¡¡¡¡¡¡¿ESO QUIERES ESCUCHAR?!!!!!
“- ¡NO JUEGUES CONMIGO, PUTO!- y le abofeteó con todas sus fuerzas.
“- ¡Me tienes harto, Ignacio! ¡HARTO! ¡ESTAS LOCO! ¡ERES OBSESIVO, ASFIXIANTE, ME… ME ENFERMAS! – Comenzó a llorar- ¿No te basta con mi sinceridad? ¿Tienes que agregarle a mi vida tu paranoia? Si ese viejo quiere hacerme algo, lo mantiene en su mente, jamás, te lo juro, te prometo que jamás me ha tocado… ¡Basta de eso, por favor!
“- Ya mi amor, perdóname, fui un estúpido…
“- No- se sentó en el suelo, ya que Ignacio dejó de agarrarlo- No, no… ya no más. Sobrepasaste el límite…no es la primera vez que te viene ese odio hacia mi. Yo no quiero estar con un hombre así, tan bipolar, ni… ni siquiera es bipolaridad, tienes… como una segunda personalidad… me das miedo…
“- ¿Estás terminando conmigo?- frunció el ceño.

*Guillermo calló…

“- Estás terminando conmigo…- afirmó a su propia respuesta, para ver si así Guillermo le decía algo, pero el pequeño siguió mirándolo en silencio- Así es el asunto, te molesta algo, y te deshaces de mi…
“- Me das miedo…
“- ¡CALLATE!- y golpeó el velador que estaba tras Guillermo, quien cerró por unos segundos los ojos asustado.
“- No hagas eso- dijo el pequeño mirando sus piernas, tratando de mantener la calma, con su expresión impávida, autoimpuesta.
“-No me dejes…- susurró, este muy al contrario de Guille, le buscaba la mirada.
“- Lo siento…- y se colocó de pie, pese a que Ignacio le sostuvo el brazo para que no lo hiciera.

Y se dirigió a la puerta…

Ignacio giró la cabeza para verlo, y contendiéndose la rabia dijo:

“- Pero que frialdad… nunca creería que resultases ser así…
“- Me a tocado sufrir mucho en esta vida…- sonrió- sobre todo con gente enfermiza como tú…

Luego de estas palabras cerró la puerta, y aquel mismo día, pidió el traslado a otra habitación. Pos supuesto que Ignacio no se quedó de brazos cruzados, y se encargó de vengarse por la “frialdad” con la que fue tratado, haciendo correr el rumor de que él se seducía a los curas, para obtener privilegios, o para que olvidara que había asesinado a su padre. También se aprovechó de su excentricidad para que todos se alejasen de él, y lo aislasen, tildándolo de loco…


De sólo recordar aquello, le hacía olvidar a Guillermo la compasión que sentía por él… ¿Acaso era malo sentirse así? ¿Fue la forma de recibir su merecido? ¿Realmente se lo merecía?

No, claro que no…


“Bueno, ya esta echo… no saco nada con analizarlo... ya no viene al caso…”

Lo que este no sabía era que David, quien estaba a su lado, también estaba despierto, pensando en como se zafaría de aquella situación. No importaba que Marcela fuese su coartada, no se libraría del interrogatorio, así que un poco asustado se fue a acostar con el pequeño, quien extrañado le dio un espacio, en donde el hombre lo abrazó con fuerza, Guillermo lo recibió complacido, y con el pasar de los minutos se quedó dormido, en cambio David le costaba quedarse dormido, cerrando los ojos, en tanto Guillermo dormía en su pecho, y entre aquel estado de vigilia tuve un golpe en su mente…

“Yo conozco a Ignacio”

Su mente se estaba esclareciendo…

Sus ojos se abrieron ante tal revelación hacia sí mismo, no podía creer que ya lo había conocido, pero en otra circunstancia… pero… ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Y por que lo recordaba ahora?

Miró a Guillermo…

Cerró los ojos para forzar su mente a trabajar, no podía dejar pasar algo así, quizás, yendo más allá nuevas revelaciones surgirían, y así podría armar el rompecabezas esparcido en su cerebro, la clave para salir de aquella fantasía que…

… que lo separaría de Guillermo…

“Mierda… “pensó, todo tenía un tope.

“Pero debo hacerlo, quizás sólo así puedo evitar otra catástrofe, mucho peor que esta…”
Y volvió a intentar recordar… Ignacio… Ignacio lo conocía, esa era la base, dónde era el paso a seguir… su rostro se le hacía conocido de otro lugar diferente al actual, no lo había visto en el internado… no… él lo conoció de… él lo había visto en…

Comenzó a desesperarse, tenía la idea, pero no sabía como aclararla… como cuando oyes una voz, sabes que la has oído, pero no recuerdas de quien proviene, tienes una idea de cómo se podría llamar, pero algo te confunde volviéndote loco…

¿Vecino? No… ¿Amigo? Tampoco… ¿Dónde? ¿Dónde lo había visto? Sus recuerdos pasaron a gran velocidad, ninguno le servía, voces, familiares, paisajes, películas, escuela… diario…

Escuela… Diario…

La fotografía de un diario…

“Pero… como… ¿Un diario?” “¿Qué haría Ignacio en el diario?”

Hasta que lo recordó:



“”



“Nunca fue un alumno que presentara problemas sicológicos… primero de la clase, y muy querido por sus compañeros y familiares, es un misterio la razón que lo llevó a cometer semejante atrocidad” pensó “Eso creo que dijeron mas o menos los medios de comunicación”.

El jamás habló con él…

Sólo supo de su existencia luego de su muerte.

“Dios mío esto es aberrante…” pensó afligido, llevándose las manos a la cara.

“¿Por que…? Marcela… Ignacio… yo…”


“¿Es que acaso estamos todos muertos?”


“¿Ese es nuestro enlace?”


“¿Por qué… no recuerdo nada?”





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