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Brillando en la Inmensa Oscuridad por Witch Chameleon

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Notas del capitulo: ^^Ahora si dejo la ultima parte del fic, que espero que disfruten! Que les guste mucho sobre todo a la chica a la que va dedicado : SirIX! y tambien a mi amiga Lady Shiroyama, que me incentivo a terminarlo, las quiero mucho!!
- Tora!! Ábreme por favor!!- rogaba una sonora voz detrás del portal de madera
- Nao?- pregunto en susurro el bajista, a lo que el guitarra solo lo miro con mas intriga
- Ve a mi habitación Saga, por favor- dijo Tora lo más dulce que podía, debido a su existente excitación y el bajón de temperatura. Saga tomo sus ropas, y se abrocho el pantalón, y antes de dejarlo a Tora solo le dejo un fugaz beso en los labios, que reconforto a su olvidado corazón. El guitarrista vio la silueta difusa de su compañero perderse hacia la izquierda de la sala, mientras el intentaba encaminarse a la puerta. Al abrirla, Nao se quedo en una pieza al ver la semi-desnudes de su compañero de banda
- Pensé que no me ibas a abrir- dijo un Nao enfatizando una sonora risotada- apuesto de que estas ocupado…
- Que queres Nao? – intento sonar cortes, pero fue todo lo contrario
- Lo siento Tora-shi, seguro te corte un gran momento, pero me quede a unas cuadras con el auto y pensé pasar a saludarte, mientras me lo arreglan, te molesto verdad??
- Pasa Nao- agrego el guitarra, intentando con todas su fuerzas contener la furia.
- No, mejor no. Solo vine creyendo que estabas solo, pero como veo que no- dijo mientras observaba el pecho del guitarra y cierto bulto inocultable
- Si quieres pasa, ya igual cortaste el momento.
- Oh- dijo horrorizado el batero, mientras se llevaba una mano a su boca-lo siento- agrego mientras agachaba la cabeza
- Ya no tiene importancia Nao, dime te vas o te quedas?, digo porque me está dando frio- y “no me ayuda en nada” pensaba el más alto, observándolo con suma paciencia
- No Tora, ya fui suficientemente molesto, prefiero irme…eso si una cosa- dijo el batero bajo el volumen de su voz- que tal la chica?
- Dime te importa?- dijo Tora un poco indignado por la forma de reaccionar de su compañero
- En parte si, digo así…- el más bajo fue interrumpido por el guitarra
- Olvídalo Nao, a esta persona yo no te la voy a prestar- agrego Tora enojado, mientras cerraba la puerta, no sin antes recibir un nuevo “lo siento” de parte de su líder.
Se encamino hacia su habitación, un poco molesto, en parte por semejante corte y en parte por la tonta reacción de su baterista, en verdad el solía compartir cierta clase de chicas, pero Saga no era una chica, primero y segundo, no lo compartiría con nadie. Venía con esos pensamientos divagando en su cabeza, cuando se paro frente al portal de entrada de su habitación. Sobre la cama un cuerpo delgado la habitaba, la blancura de este se denotaba aun mucho mas, ante el oscuro cubrecama, su piel estaba levemente enrojecida y observaba el techo como si en ello se le fuera la vida.
Saga observaba aquel techo sin entender toda la situación que estaba viviendo, como de unos minutos a otros, su vida pareció cambiar radicalmente. Lo sintió aun mas cuando al leve roce de sus labios con el pelinegro, este no se los negó, y en todo su momento sintió aquel amor indescriptible frente a la eterna mirada de lo racional. …l que siempre creyó que su guitarra jamás le prestaría ni un mínimo de atención y que al sentirlo hoy sobre su cuerpo creyó estar viviendo un sueño. Parte de magia sin razón cubría el manto negro de su vida pasada. No se preocupaba en escuchar lo que estaría hablando con Nao, solo esperaba su llegada. Los sonidos de la lluvia tiñendo los cristales de la ventana. La sonora voz se apago, su semi-difusa mirada, perdida en la lejanía de un pasado pisado, y sintió como aquel cuerpo lo observaba desde el umbral de la puerta
- Lo echaste?- agrego el bajista mirando aun el techo
- No, se fue por su cuenta- dijo el guitarra aun metido en lo que su retina observaba sobre su cama
- Quieres seguir?- susurro Saga, mientras cambiaba su mirada, y enfocaba a su compañero. Se quedo inmóvil ante el rostro deseoso de este.
- Crees que no?- la pregunta retorica que Tora supo manejar. Sin dudarlo se acerco a la cama y se acostó a un lado de Saga. Los dos mirando el techo. Sintintiendo el suave calor de los cuerpos. Deleitándose del aroma tibio de la pasión. Corazones frenéticos, respiraciones distorsionadas. Eco de que algo se avecina
Lentamente se despojaron de sus pocas ropas, la cálida desnudez que los abarcaba, como si se tratara del otoño que desnuda tibiamente a los arboles, así se encontraban ambos. La piel extraña y desconocida del otro, frotándose frente al mar de la locura, el calor que fue aumentando, caricias suaves provocando el delirio de la cordura.
La humedad se hizo presente dejando en el camino la incitante lluvia, las luces infinitas de la ciudad encendieron y súbitamente la noche se hizo presente. Dulce boca buscando otra boca, logrando la secades de ambas, impidiendo la separación no deseada. Pero prevista por la falta de aire
La naturaleza clara, el deseo carnal instalado en sus miradas, provocándose escalofríos en los poros de su piel, sintiendo su ardiente piel rozar con la del otro., quemándose lentamente en el fuego de su propia pasión.
Saga recorrió con su tibia lengua la piel de su compañero de banda, como si de una araña se tratara subiendo lentamente desde su pecho hasta el cuello de este. La imantada piel blanca, meciéndose ante el delirio del placer “Recorro la telaraña de tu cuerpo borrando antiguos dueños para pasar a ser el primero”
Devorándose con ansias, el calor de los cuerpos. Tora no podía creer que estuviera tocando el cielo con las manos. Había sentido distintos placeres, placeres vacios, placeres carentes de amor, cargados de lujuria, pero sin pasión. Estaba agobiado de aquella vida, aunque hiciera como si nada pasara y que lo disfrutaba, estaba cansado de no sentir amor. De no poder derretirse a fuego lento, sobre la pasión de una persona que ama y busca ser amado, como lo está haciendo con Saga… literalmente perdido, perdido en este mar de placer, placer puro, lleno de pasión desenfrenada.
Las voces mezcladas del amor, logrando el frenético frenesí encarnado en su sangre, la vibración de sus venas, el salvajismo impregnado en sus pieles, “desgarradora tiniebla de el vacio, donde parecemos saltar juntos, para caer en nuestro hoyo, y renacer del mismo”
Saga volvió una y mil veces a recorrer milímetro a milímetro la piel clara de Tora, sintiendo con la yema de sus dedos, el frenético vaivén de su respiración, perdiéndose en aroma que este desprendía y lamiéndolo suavemente, hasta logra llegar a su miembro. La voz de su compañero distorsionada frente a los espasmo del placer que producía sus pieles cercanas. El calor que invadió su zona al sentir como el propio bajista devoraba con lentitud su tan necesitado miembro, creyendo perder la única neurona sobreviviente ante tal “asalto” del más bajo. “Perdiendo la cordura, devorada por el deseo que me provoca tus labios rosas”
Tora no llegaba a comprender nada, con sus ojos completamente cerrados solo sentía la humedad consumiéndolo tan lentamente como si fuera eso posible, unos dulces dedos recorriendo su tibia piel, mezclándose con alguna mordedura que solo le provocaba mas excitación de la que ya tenía, no puede calcular ni el tiempo, ni el lugar, solo presiente la calidez abundante, llenándose de ella sus pulmones, dejándose hacer. No intentes preguntarle ni siquiera su nombre, porque hasta la identidad perdió, al comprender lo que es la pasión “Perdido en el mar de tus ilusiones donde quisiera anclarme en él”
Como si de una feroz fiera se tratara, Saga subió estrepitosamente el cuerpo alargado de su compañero, para robarle un tibio beso, algo que el mayor no se esperaba, provocando que sus lenguas se confundieran, sin saber de quién era cada una. Sintiéndose dentro de sus bocas, su propio sabor
- Saga no puedo mas- dijo un jadeante Tora, que parecía tener el corazón en la boca, su voz sonaba ahogada
- Quiero sentirte…- agrego Saga, muy cercano a los labios del guitarra, buscando su mirada
Tora sintió un escalofrió recorrerle su espina dorsal, provocado por la voz gatuna de su compañero de banda, se dieron una vuelta sobre el oscuro cubrecama, impregnado de sus húmedos cuerpos, para quedar Tora sobre Saga, una fugaz mirada impregnada de deseo, hierro liquido en sus manos finas. Sus cuerpos pegados, frotándose, buscando aquel delirio existente de sus almas
Saga sintió como sus miembros palpitantes, buscaban el tan deseado momento, pudo sentir el miedo de Tora, y el suyo propio, pero aquella mirada provoco la fuerza y la confianza esperada, “Solo hazlo, no sentiré nada, solo tu amor penetrando mi alma”
Tora preparo el cuerpo de el bajista con suave delicadeza, no quería lastimarlo, besaba dulcemente los labios de este, para tranquilizar ante la intromisión necesaria. Buscaba que el más joven se calmara, lo que menos pretendía es hacerlo sufrir de forma desmedida, solo por apurado, era su primera vez en todo, pero tampoco era un inexperto. Debía medir aquellos sentimientos que inundaban su corazón flagelado, sediento de lo que aquel chico le estaba ofreciendo, su cuerpo, su alma y por sobre todo su corazón.
Poco a poco, a paso lento, paulatino en sus acciones, la penetración se hizo presente, fundiendo a ambos cuerpos en el ardor de su propia llama encendida, provocando la unión inalterable. Llevando a ambos cuerpos húmedos, sedientos de pasión, al éxtasis. Haciendo que ambos se convirtieran en uno solo “Si pudiera llevarte a mi cielo, solo así entenderías mi universo”
La habitación prendida en llamas ardientes, sonidos del deseo carnal abundaban la estancia, la pasión sin barreras sobre la decima potencia de sus almas, respiraciones agitadas. Corazones desbocados, perdidos en el mar del placer eterno, pieles fundiéndose a fuego lento sobre la suave y ruidosa cama. El acelerador frenético de los cuerpos, buscando el éxtasis, llegando a él, para ser nuevamente devorados por el hoyo de su propia pasión. Buscando mas fricción, un alivio sin dolor, un corazón sin dueño.
La blancura extendida del orgasmo que los abraza, fundiendo a ambos en un suave beso, marcando sus almas, sintiendo sus respiraciones agitadas, cayendo desde el séptimo piso del cielo, a la tierra, en manos de la persona amada. Corazones latiendo sin parar ante la pasión sin fronteras. Sudados, cansados, amados.
Tora tomo suavemente la mano de Saga, luego de haber recuperado la estabilidad después del largo viaje al cielo. No se movieron de lugar, solo se observan, sonrisa cómplice acompañada de ternura. El guitarra mirando los labios del bajista, depositando suaves besos. “Siempre estaré perdiéndome en tus labios cerezas.”
- Takeshi me gustaría amarte así siempre- dijo Tora entre besos suaves.
- En serio?- pregunto el bajista mirando tiernamente al más alto
- Si por qué? dudas de mi?- pregunto Tora entre miedoso e indignado, sus ojos estaban llorosos, a causa de un indescriptible sentimiento, que sentía como oprimía a fuego lento su corazón desbocado.
- No dudo de vos- agrego Saga sonriéndole para depositar un beso en la mejilla del guitarrista- solo que sabes cómo soy, hasta dudo de mi
- Perdido- agrego Tora en seco
- A que te refieres?- pregunto molesto Saga mirándolo a los ojos oscuros de su compañero, buscando la respuesta, ante la desnudes que sus cuerpos depositaban sobre la sabanas y el calor que sus pieles emanaba.
- A esto- Saga quedo aprisionado bajo el cuerpo del más alto, que lo observo con deseo fundido en sus oscuros ojos
- Sigue con ganas de jugar el tigre?- pregunto el bajista entre asombrado y excitado
- Qué crees?
“Perdiéndome en el mar de tu cordura alocada, brillando en la inmensa oscuridad, de tu luz apagada”
Notas finales: ^^Espero que les guste sinseramente, que me dejen lindos comentarios y nos vemos pronto con un nuevo fic, desde ya Muchas Gracias por leer =)

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