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Amistad o amor por kiauchiha

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Notas del capitulo: Todos los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

He tenido que cambiar un aspecto del primer capítulo. En él, insinuaba que Naruto conocía de pasada a Sasuke. Pero a medida que he ido escribiendo me he dado cuenta de que no tiene mucho sentido, puesto que al haber sido amigo de Itachi durante tanto tiempo, por fuerza tenían que conocerse mejor.

Es mi primera historia, así que pido perdón por las erratas que puedan haber en mi fic. Errores de novata, jeje.

Muchas gracias por leer.

El rubio quedó encantado con la respuesta del menor. “Bien… muy bien” pensó satisfecho, “esto será tarea fácil, jeje”. Se acercó a Sasuke lentamente como un cazador se acercaría a su presa, sin quitar esa sonrisa de su rostro. Al llegar enfrente del menor, no pudo evitar levantar su mano y acariciar suavemente la mejilla del Uchiha, tenía ganas de comprobar si su piel era tan suave como parecía.

- ¿Qué… qué haces, usuratonkachi? – dijo Sasuke tartamudeando, intentado alejarse de las manos de Naruto. Nunca pensó que podría llegar a verse en esa situación. Se sentía nervioso, muy nervioso.

- Estas muy guapo, Sasuke… muy guapo – las palabras salieron de la boca del rubio muy suavemente, casi como en un susurro.

Sasuke se quedó paralizado ante esas palabras. No sabía cómo reaccionar… sentía todo su cuerpo paralizado ante el toque del Uzumaki. Vio a cámara lenta como Naruto acercaba su rostro al suyo, hasta sentir el aliento del rubio chocar contra su rostro suavemente. Sus mejillas adquirieron un tono más rojizo de lo que ya estaban, y no pudo sino suspirar entrecortadamente contra los labios del otro, que cada vez estaban más cerca, más y más cerca…

- ¡Ototo! ¿Dónde estás? ¡Ya llegué! – se oyó la voz de Itachi acercándose por el pasillo, interrumpiendo el beso que estaban a punto de darse.

Ante esto, Sasuke se separo rápidamente de Naruto, empujando al rubio lejos de sí mientras intentaba controlar los latidos de su corazón, que habían adquirido un ritmo vertiginoso ante la escena ocurrida anteriormente. Ocultando el nerviosismo que todavía sentía dentro de sí, compuso su mejor voz para recibir a su hermano.

- ¡Nii-san! ¡Estoy aquí, en la cocina! – le gritó en respuesta.

Itachi apareció instantes después, observando una escena un tanto rara en la cocina. Sasuke estaba parado cerca de la puerta con las mejillas sonrojadas, respirando algo entrecortado aunque podía verse que trataba de controlarlo. Mientras que Naruto estaba sentado en la mesa, tras uno de los platillos de ramen (había aprovechado los segundos que tardó Itachi en aparecer para volver a su posición inicial, si el Uchiha mayor hubiera visto la escena anterior le hubiera cortado sus, ejem…, partes nobles), con una sonrisa un tanto extraña en su cara, mirando el techo como si lo que pasara en la estancia no tuviera nada que ver con él.

“¿Qué ha pasado aqui?” penso Itachi extrañado, “No será que…” entrecerró sus ojos disgustado, “Más vale que no sea lo que estoy pensando.”

- ¡Nii-san! ¡Te he echado mucho de menos! – exclamó Sasuke con cara de felicidad, para inmediatamente después, echarse a sus brazos ocultando su rostro en el pecho de su hermano mayor (Itachi era más alto que Naruto, así que le sacaba algo más de media cabeza al menor).

- Sasuke… - respondió el mayor suavizando su expresión a una tierna. No había nadie en el mundo que le produjera tanta ternura como su ototo. Quería a ese mocoso desde el día que nació, y le pretejería contra todo aquel que intentara siquiera hacerle daño.

Naruto observaba la escena desde su sitio sin intervenir. Sin darse cuenta esbozó una tierna sonrisa él también, era reconfortante ver cómo se querían esos dos hermanos. Si algo le había quedado claro al rubio durante sus años juntos al Uchiha, era que éste sentía un cariño devoto por su hermano menor. Ya más de una vez había sufrido alguien por la sobreprotección que ejercía Itachi con su ototo, no era de extrañar que Sasuke, a la edad de catorce años antes de partir al extranjero, no hubiera tenido nunca pareja, puesto que su hermano espantaba a todo aquel que se le acercara, con una mirada que prometía años de tortura para aquel que osara posar una mano sobre su ototo.

Contrajo el ceño ante sus pensamientos. Sasuke no había tenido al lado a su hermano durante su estancia en el extranjero, así que bien podía haber aprovechado y tenido alguna pareja. Si sus cálculos no eran erróneos, el menor contaba en estos momentos con diecisiete años, edad en que las hormonas de los chicos estaban más que revolucionadas. Además, con la belleza del menor, no dudaba que hubiese tenido más de un centenar de pretendientes.
Contrajo aún más el ceño en una mueca de disgusto. Eso no le gustaba, para nada. “Tranquilo, Naruto, no te alteres. Vamos a ver, Itachi siempre te ha dicho que su ototo es algo tímido, y que no tiene muchos amigos porque le cuesta abrirse a la gente. Así que no tendría por qué haber cambiado en el extranjero, ¿verdad? Aunque claro, estando en un país extraño sin conocer a nadie, por fuerza tiene que haberse abierto más a la gente, y quizás puede que le haya gustado alguien y puede que… Yo a su edad estaba de cama en cama todas las noches…” el rubio se sobresaltó ante sus propios pensamientos. Sólo de imaginar a Sasuke en la cama de alguien (que no fuera él, claro), le formaba un nudo nada agradable en el estómago y le hacía enfurecerse. “Pero vamos a ver, y ¿a mi qué con quién se haya podido acostar el mocoso este? Total, lo de antes es sólo porque me ha parecido atractivo… bueno, vale, ha sido porque el mocoso está para parar un tren… pero ¡ese no es el caso! Lo de antes ha sido porque ahora estoy a malas con Ino y hace mucho que no intimamos. Si, eso debe ser, mis hormonas están revolucionadas porque necesito sexo, sólo eso, sólo eso…” pensaba Naruto desesperadamente. “Esta noche cojo, llamo a Ino, y tenemos una buena sesión de sexo, y ya verás como todo esto se te olvida, Naruto. A ti no te gusta el hermano de Itachi, no te gusta, no te gusta… “ pensaba mientras intentaba imaginarse a Ino con él cogidos de la mano, Ino con él compartiendo un beso, Ino con él acostados en la cama… Sasuke quitándose la ropa, Sasuke debajo suya gimiendo, Sasuke pidiéndole por más con las mejillas arreboladas… “¡Oh, Kami-sama! ¡Me gusta Sasuke!” pensó el rubio tirándose de los cabellos. Encima ahora tenía un problemita entre las piernas por andar pensando en cosas indecentes.

“Itachi me va a matar! ¡¡¡Itachi me va mataaar!!! ¡¡¡¡Ese sádico-chuki no-toques-a-mi-hermano-o-te-prometo-cien-años-de-dolor me va fusilar!!!! No, no, no, no te tortures Naruto. No será tan malo: primero me torturará, luego me matará, luego me resucitará para volver a torturarme y luego volver a matarme… ¡¡Aaaaaah!!” pensaba el rubio jalándose cada vez más paranoico de los cabellos…

- … Eh… Naruto… ¿estás bien? – sonó la voz de Itachi un poco dubitativa.

Se habían separado ambos hermanos de su abrazo minutos atrás y llevaban un rato observando como el rubio se tiraba de los pelos mientras negaba con la cabeza y musitaba entre dientes “No puede ser, no puede ser…”. A ambos les caía un goterón por la nuca mientras veían el extraño comportamiento del blondo.

- …¿Eh?... Si, Ita, estoy bien. No te preocupes… jejeje… - decía riendo tontamente el rubio - … No os preocupéis.

Itachi se encogió de hombros. Ya estaba más que acostumbrado a las excentricidades de su amigo. Si le pasaba algo tarde o temprano terminaría contándoselo, así que era tontería preocuparse.

- Anda, vamos, Sasuke. Sentémonos y vamos a comer, que creo que al dobe le está afectando el estómago vacío.

Así pues, los tres se sentaron al rededor de la mesa de la cocina, y se dispusieron a comer. Se respiraba un ambiente algo raro: Sasuke comiendo sus fideos aún algo sonrojado y sin levantar la vista de la mesa, Naruto casi sin comer y con la mirada fija en los labios de Sasuke, e Itachi comiendo sus fideos también mirando a Sasuke, extrañado porque éste se comportara tan tímidamente en su primer encuentro. …l esperaba que su ototo no parase de hablarle de todo lo que le había ocurrido allí. De pequeño nada más llegar a casa tenía que aguantar por horas las interminables charlas de Sasuke sobre cómo le había ido el día, desde que se habían separado cuando dejaba a su hermano en la puerta de su escuela, hasta el momento justo en que Itachi pisaba de nuevo la casa familiar, antes de poder ponerse a hacer alguna de sus cosas; y ahora parecía que se le había comido la lengua el gato. ¿Tanto habrían cambiado las cosas en dos años?

Por su parte, el rubio no podía dejar de pensar en cómo sabrían esos labios que había estado a punto de probar antes de la aparición del Uchiha mayor. Observaba detenidamente cómo estos se abrían para dejar paso a los palillos con fideos, para luego cerrarse y masticar en un movimiento suave, seguido por el movimiento de la nuez una vez tragada la comida, y cómo cada pocos bocados, aparecía la lengua del menor relamiéndose los labios y limpiando a su vez la salsa que dejaban los fideos. “Pufff… si sigo así me voy a poner malo. Concéntrate en tu propio plato de ramen y deja de mirarle, estúpido. Como te pille Itachi ya sabes lo que te puede pasar…” pensaba el rubio, dándose ánimos para cambiar de actitud.

Sasuke acabó su comida y miró a sus dos acompañantes, quedándose sorprendido cuando vio que apenas habían tocado sus platos y que estaban los dos mirándole fijamente.

- ¿Qué pasa? – preguntó paseando la mirada de uno a otro.

Los dos mayores salieron de su ensimismamiento en cuanto oyeron la voz del peliazul.

- No pasa nada, ototo, sólo que hacía mucho que no te veía – dijo Itachi sonriéndole a su hermano.

Sasuke le devolvió la sonrisa y se levantó para depositar su plato en el fregadero.

- Por cierto, nii-san, te he traido un regalo – dijo Sasuke entusiasmado. Se acababa de acordar de ello. Se acercó a su hermano rápidamente y sacó un envoltorio del bolsillo de sus vaqueros. – Venga, ¡ábrelo! Espero que te guste.

Itachi tomó el regalo con gusto, no se esperaba que su ototo le fuera a regalar nada. Desenvolvió el envoltorio con parsimonia (Itachi no se precipitaría ni aunque estuviera la casa en llamas), y a su mano cayó un colgante de plata, con tres redondeles como único decorado. Sonrió, su hermano sabía que le gustaban las cosas sencillas. Le hizo un movimiento con la mano a Sasuke para que se acercara más a él.

- Gracias, ototo-baka – le dijo con una sonrisa, mientras le picaba con el dedo índice y el corazón a Sasuke en la frente.

- ¡Nii-san! ¡No hagas eso! ¡Sabes que no me gusta! – se quejó Sasuke mientras se tocaba donde le había dado su hermano y fruncía un poco el ceño, - Ya no soy un niño pequeño, ¿sabes?

- Para mí siempre serás mi ototo-baka – dijo Itachi tranquilamente.

- Hn… - Sasuke le miró mal e hizo un ligero puchero, gesto que no hacía (más bien no se permitía hacer) con nadie más que con su hermano.

- Jaja… Anda, no seas tonto. Ven aqui… - le dijo Itachi cogiéndole de los hombros a su ototo y acercándole a él. – Todavía no me has dado mi beso de bienvenida.

El menor se ablandó ante este, y volvió a componer una sonrisa en su rostro mientras le daba un pequeño beso en la mejilla a su hermano. De veras había echado mucho de menos a Itachi.

Naruto veía toda la escena sin intervenir. Siempre le había divertido ver las escenas de Itachi con su hermano. De pequeño le había hecho desear tener un hermano también y como consecuencia un día volvió a su casa pidiendo uno a sus padres. Pero lamentablemente Kushina no podía tener más hijos, así que Naruto se quedó con las ganas. Cuando más tarde le comentó eso a Itachi, éste le había dicho que compartiría a su ototo con él, así ambos serían nii-san de su ototo-baka. Lamentablemente la idea no le había caído nada bien a un Sasuke-chibi de siete años, que veía a Naruto como un ladrón de nii-san, que amenazaba con robarle el cariño de Itachi. Así pues, la relación entre estos dos siempre había estado lleno de insultos, broncas y competiciones, intentando demostrar siempre quién era el mejor ante los ojos de Itachi. Mientras, éste no podía entender cómo Naruto podía caer ante las provocaciones de Sasuke. ¡Por Kami! ¡Pero si le llevaba cinco años a su ototo-baka! Así, había pasado tardes enteras en el jardín de su casa viendo cómo competían ese par de bakas (como les llamaba el mayor ante su desesperación), mientras Itachi era obligado a sentarse enfrente actuando como árbitro en todas las estupideces que se le ocurriesen al par, proclamando al vencedor al terminar el día y más tarde consolando al perdedor. Lo curioso del caso era que muchas, por no decir muchísimas de las veces, el ganador era Sasuke, aun siendo mucho más pequeño que el otro. Itachi no hacía más que darle vueltas a eso, ¿cómo un dobe como Naruto había podido terminar siendo su mejor amigo? El Karma sin ninguna duda le tenía manía…

- ¿A mí también me vas a dar un besito de bienvenida, Sasu-chan? – dijo Naruto con voz sugestiva y algo burlona, cuando al fin Sasuke se apartó del lado de Itachi. Le había llamado así a propósito, pues al recordar viejos momentos se acordó de lo que le fastidiaba ese mote al menor. Naruto siempre había tenido más fuerza que el Uchiha, así que siempre le ganaba en el ámbito físico en sus múltiples peleas; lo que le había llevado a tratarlo como una nenita en una de ellas, puesto que Sasuke siempre quedaba debajo de él.

- Cállate, usuratonkachi – respondió Sasuke molesto por el apodo. – Vamos fuera y te demostraré quién es la nenita ahora. He entrenado mucho fuera, para que lo sepas. Ahora serás peor que yo en todo, d-o-b-e – dijo, recalcando el dobe con una mirada orgullosa.

Naruto sintió crecer una venita en su sien cuando escuchó al peliazul. ¿Pero qué se creía el mocoso ese? Ya vería, ya. Le iba a enseñar ahora mismo quién era el que mandaba.

- ¡Donde quieras y cuando quieras, teme! – dijo levantándose de la mesa y golpeándola en el proceso.

- ¡Ah, no, no! No vais a empezar ahora con otra de vuestras estúpidas peleas – dijo Itachi rápidamente intentando evitar lo que se venía.

- ¡No te metas! – le espetaron ambos mirándolo malamente.

- ¡Aaaah! Haced lo que queráis, bakas. Sólo no me metáis en esto - dijo resignado.

- Muy bien – dijo Sasuke con su pose no-me-despeina-ni-el-viento made Uchiha mode-on– Vamos a la cancha de baloncesto. Gana el primero que llegue a diez puntos. ¿Qué dices, dobe? ¿Te atreves? ¿O sigues siendo una gatito asustadizo?

- ¡Teme! – gritó Naruto sonrojándose. - ¡Te haré morder el polvo, Uchiha!

“Maldito Uchiha del demonio” pensó el rubio en su interior. Siempre que podía sacaba a coalición el maldito mote ese: gatito asustadizo… ¡Gatito asustadizo su madre! Y todo por un desgraciado episodio de cuando eran niños.

"Naruto e Itachi tenían quince años y Sasuke diez. Hacía unos días, el menor había encontrado un gatito abandonado cerca del parque que rodeaba la ciudad, y con la ayuda de su hermano, habían estado dándole de comer y algún que otro mimo. No podían llevarlo a casa porque su madre habría puesto el grito en el cielo, así que iban a verlo en sus horas libres. Aquel día había estado lloviendo muy fuerte y justo al anochecer había caído una granizada como hacía años que no caía en esa ciudad. Sasuke estaba preocupado por el gato, y llevaba toda la tarde insistiéndole a su nii-san para que fueran a verlo, aunque fuera un momento sólo para asegurarse que estaba bien. Así, tras darle la plasta a su hermano durante horas y horas, había accedido a acompañarlo a ver al dichoso gato. Naruto se pasaba por entonces las tardes en casa de Itachi, así que fue con ellos también. Las calles estaban oscuras pues con tanta agua se habían cortado las luces de varias partes de la ciudad. Una vez llegaron al parque, estuvieron como media hora llamando al gatito, pero este no aparecía. Los dos mayores estaban ya cansados, estaba empezando a llover y no había ni rastro del dichoso gato.

- Sasuke, seguro el gato ya se fue de aquí. Con tanta lluvia seguro que ha ido a algún lugar seco a resguardarse – dijo Itachi con voz cansada, intentando entrar en razón a su ototo y que pudieran irse los tres de nuevo a casa a resguardarse del fuerte viento que soplaba por el parque.

- No, nii-san – dijo Sasuke con voz lastimera – Yo sé que tiene que estar aqui. Vamos a buscarlo sólo un poco más, ¿si?

Itachi iba a replicar, pero al ver los ojos llorosos de su hermano no puedo sino hacer lo que le pedía.

- Ok, entonces vamos a separarnos. Así abarcaremos más área y lo encontraremos antes – dijo con voz decidida. – Como sólo tenemos dos linternas, Naruto, tú ve por ese lado y Sasuke y yo iremos por este otro, ¿vale? – dijo mientras le tendía la otra linterna a su amigo.

Naruto observaba la linterna sin llegar a levantar la mano para cogerla.

- Oe, dobe. No tenemos todo el día. ¿Quieres coger la dichosa linterna? – dijo Itachi ya un poco mosqueado.

- Eh… jeje… y ¿por qué no mejor vas tu sólo, Ita? A ti ya te conoce el gato, seguro que si yo lo llamo ni acude ni nada. Yo cuidaré bien de Sasu, ¿si? - dijo intentando que no se notara en la voz lo nervioso que le ponía sólo el pensar pasear solo por ese parque tan oscuro.

- ¿A caso tienes miedo, dobe? – dijo el moreno suspicaz.

- ¡Eh! ¡Claro que no, idiota! – dijo Naruto un poco sonrojado por que le hubiera pillado. – Lo digo por el gato. Ya sabes que a mi no me quieren los animales…

- Ya, ya, anda, quédate con mi ototo. En quince minutos nos volvemos a encontrar aquí, ¿ok? – dijo tomando su linterna e internándose por la oscuridad.

- Jeje… - rió el rubio un poco nervioso – Ven aquí, Sasu, vamos a ver por allí…

- Eres un miedoso, dobe. ¡Y no me llames Sasu! Ya tengo diez años, ya no soy un niño – dijo el menor con el ceño fruncido. No entendía por qué su nii-san le tenía que haber dejado con el baka de Naruto. Además se veía a leguas que el rubio estaba más que asustado. Si acaso pasaba algo sería más bien Sasuke el que tendría que proteger a Naruto y no al revés.

Lelevaban ya diez minutos llamando al gatito y seguía sin aparecer. Además, Naruto respingaba ante cada ruido de ramas que oía, y giraba la linterna rápidamente de lado a lado, intentando iluminar lo más posible con ella.

- Deja de mover la linterna así, dobe. Me vas a marear – dijo el niño de diez años.

- No estoy moviendo la linterna de ninguna forma, teme. Y no me llames dobe. Deberías respetarme, que soy cinco años más mayor que tú – respondió el rubio con el ceño levemente fruncido.

- Pues no lo parece… - susurró el peliazul sin que el otro lo oyese. – Oye, vamos ya a encontrarnos con nii-san que ya ha… ¡Pero qué haces baka! ¡Ya te has cargado la linterna!

Y efectivamente, Naruto en su nerviosismo, había estrellado la linterna contra un árbol en uno de sus movimientos bruscos, de modo que ambos chicos se quedaron en la más absoluta oscuridad.

- ¡Mierda! No ha sido culpa mía… - dijo el rubio haciendo un mohín de disgusto. Se volvió hacia el menor – Ven, Sasu, coge mi mano. No se ve nada y nos podríamos perder. Estamos cerca de donde quedamos con Ita, así que sólo tenemos que esperar a que él nos encuentre.

Sasuke hizo lo que Naruto le decía. La verdad es que sin linterna, el parque tenía un aspecto de lo más tenebroso. Se apegó lo más posible al rubio, y rezó por que su hermano llegara pronto, porque si algo estaba claro es que dos miedosos en un parque no iban a poder hacer mucho ante cualquier amenaza que se les presentase.

De pronto, empezaron a oír como crujían ramas cada vez más cerca, a la vez que un gruñido, cada vez más fuerte. Sasuke notó como Naruto empezó a temblar, y él mismo tenía ganas de echarse a llorar y gritar el nombre de su nii-san. El rubio no hacía sino empeorar la situación abrazando cada vez más fuerte a Sasuke intentando retroceder.

- Sasu… no… no te preo… preocupes – tartamudeaba sin dejar de temblar el miedo - … se… seguro que… no… que no es nada…

Sasuke no decía nada porque sabía que si abría la boca rompería a llorar, así que se intentaba mantener tranquilo y frío por fuera. Tal y como le decía su hermano siempre “No demuestres tu miedo por fuera, no dejes que el enemigo sepa que tienes miedo…”.

Los ruidos se acercaban cada vez más, y ambos jurarían que los gruñidos eran iguales que los de un lobo (Naruto más tarde juraría que él había escuchado los gruñidos de un león), y con la poca luz que se filtraba de la luna, pudieron ver una silueta gigante que se acercaba a ellos. Cada vez más cerca, diez pasos, gruñidos, nueve pasos, más gruñidos, ocho pasos, siete, gruñidos (rugidos en la mente de Naruto), seis pasos, cinco, cuatro… De pronto algo saltó hacia ellos, y Naruto ya no puedo aguantar más.

- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!

El grito de Naruto resonó por todo el parque como el grito de un gato a punto de ser sacrificado, dejando a Sasuke blanco y medio en shock por la conmoción (de ahí el mote de gatito asustadizo)."

Más tarde descubrirían que el bulto que saltó hacia ellos no era más que el gatito, que Itachi había encontrado y llevaba en su regazo. Simplemente había apagado la linterna para ahorrar pilas, ya que no quedaba casi y todavía tenían que volver a casa."
“Desde aquel día el teme dejó de tenerme respeto…” pensaba Naruto llorando cascaditas en su interior. …l no tenía la culpa haber sido un poco miedoso cuando era más joven. De todas formas, con los años lo había superado (más bien Itachi le había hecho tragarse todas las películas de terror que encontró hasta que Naruto ya dejó de gritar por ellas), y actualmente había pocas cosas que le hicieran sentir temor.

- Muy bien, Sasuke, pero si vais a empezar otra vez con vuestras estúpidas competiciones, vete antes a cambiar. No puedes hacer deporte con la ropa que llevas – le exigió Itachi a su hermano.

- Pero, aniki, si estoy bien como estoy – protestó Sasuke.

- Ototo, no me hagas repetirte las cosas. Anda arriba – e Itachi le madó una de sus miradas que venían a decir haz-lo-que-te-digo-o-te-arrepentirás.

Así que Sasuke no tuvo más opción que hacer lo que decía su hermano. Se retiró de la cocina para cambiarse, dirigiéndole una mirada desdeñosa a Naruto antes de desaparecer de la habitación. Naruto sonrió divertido ante esa mirada, siguiendo con la vista al menor hasta que donde pudo, poniendo especial atención a cierta parte del cuerpo del peliazul en donde la espalda pierde su nombre.

- ¿Qué se supone que estás haciendo, Naruto? – la voz de Itachi sonó más seca de lo normal.

El rubio se sobresaltó ante la pregunta de su amigo. El pelinegro rara vez le llamaba por su nombre, a no ser que fuera algo realmente importante.

- No se a qué te refieres, Ita – dijo haciéndose el despistado.

- Oh, si, lo sabes muy bien, Naruto – dijo el mayor recalcando el nombre de su amigo. - ¿O me vas a decir que no ha pasado nada con Sasuke antes de que yo llegara a la cocina?

- No ha pasado nada. Sólo le he dado la bienvenida, después de tanto tiempo sin vernos – dijo el rubio siguiendo con su pose de no-sé-de-qué-me-hablas.

- Mira, sólo te voy a decir una vez, así que presta atención – Itachi miró a quien era su mejor amigo completamente serio - Ni se te ocurra jugar con mi hermano, ¿estamos?

Naruto le devolvió la mirada directo a los ojos. A él nadie le decía lo que podía o no podía hacer. Aunque, bueno, al fin y al cabo Itachi era su mejor amigo y no la iba a fastidiar por un simple capricho, ¿verdad?

- No sé qué estás pensando, Ita, pero cero que ves demasiada televisión – respondió Naruto con una sonrisa en el rostro para disipar el ambiente tan tenso que se había formado entre ambos. – Te prometo que entre Sasuke y yo no ha pasado, ni pasará nada. ¿Contento?

Itachi se le quedó mirando fijamente sopesando sus palabras. Sabía que el rubio, aunque externamente tomara siempre una pose de chico alegre y despistado, en el fondo se daba cuenta de cuándo las cosas iban realmente en serio. Esperó hasta que las pupilas azules de su amigo le confirmaron que había pillado la directa, directísima de hecho, que le había mandado sobre su ototo y entonces asintió satisfecho. Si algo tenía por seguro es que se podía confiar en la palabra dada por Naruto.

- Bien – dijo finalmente, retirándose él también de la mesa.

- Bien – respondió el rubio.

En ese momento apareció Sasuke por la puerta con su nueva muda y una pelota de baloncesto en la mano.

- ¿Vamos, dobe? – dijo mirando a Naruto – Será la humillación de tu vida – recalcó con una sonrisa victoriosa.

- No las tengas todas contigo, teme – replicó el rubio acercándose al menor – Siempre seré mejor que tú en deportes. ¿Vienes, Ita? – dijo dirigiéndose al Uchiha mayor.

- Me niego a volver a hacer de árbitro en vuestras estupideces – dijo Itachi pasando de los dos. – Estaré en mi habitación. Avisadme cuando terminéis para consolar al perdedor – dijo con algo de burla mientras se retiraba.

- Después de tí, teme – dijo Naruto volviendo a esbozar una sonrisa pícara en la cara, mientras sostenía la puerta que daba al jardín posterior, a través de la cual llegarían a la cancha de baloncesto.

Sasuke había puesto una mueca de disgusto ante lo dicho por su aniki, pero volvió su atención al rubio en cuanto éste pronunció esas palabras. Iba a replicar ante lo dicho por el ojiazul, pero al ver esa sonrisa en su cara sintió algo revolverse en sus tripas y prefirió mantener la boca cerrada. Era extraño cómo, al quedarse solo con el blondo, le invadía un extraño nerviosismo por dentro. “No seas tonto” se dijo a sí mismo, “sólo es el dobe de Naruto.” Aun así, no puedo evitar medio sonrojarse al pasar al lado de rubio, que tan galante le sujetaba la puerta para que pasase él primero.

El peliazul se había cambiado los vaqueros por un pantalón de chándal por encima de las rodillas, quedándole éste algo ajustado por la parte superior, pudiéndose apreciar las suaves curvas de su trasero. El rubio no puedo dejar de apreciar ese detalle mientras seguía al menor hacia la zona de juego, sintiendo cómo le subía la adrenalina al cuerpo. Si bien le había prometido a Itachi que no se metería con su hermano, observar y quizás coquetear no entraba dentro de la categoría de “pasar algo”, ¿verdad? Amplió aun más su sonrisa, iba a ser un partido más que interesante.
Notas finales: Muchas gracias por todos los reviews. Me han hecho mucha ilusión. De veras, ¡gracias!

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