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UNA TRISTE Y DULCE CANCIÓN DE AMOR por sayaka no sekai

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Notas del capitulo: Hola de nuevo, jajajaja he regresado después de tanto estrés escolar... Esta semana ha estado muy fría aquí y eso que en el estado hace normalmente calor -jeje, soy de Campeche, México- y ahora ya van dos días nublados, y pueda y sea eso que casi no he tenido clases (wiiii, me he salvado de Kenia, muajajajajajajaja *risa malevola*).... ejem, lo siento, es que ella me trauma como no tienen idea ñ_ñ...
Dejo de lado mis locuras antes de que diga cosas comprometedoras jejeje, lean y disfruten!!!
SENCILLO 3: CORAZON ROTO

La sala de espera de urgencias es el más agonizante en cualquier situación: las miradas de todos estaban pérdidas con algo de perturbación. Aún no terminaban de procesar los acontecimientos de hace unos momentos: el tiempo era el peor aliado a esa sala, pareciera no avanzar y tener todo en el aire. Yuki está muy angustiado por Shuichi, se sentía el siguiente grado de horrible y todo por no decir y hacer cosas que debiera haber hecho.

-¡Por favor, díganme que fue lo que pasó! -evitaba mostrar su lado vulnerable a esos que siempre consideró tontos, pero era casi inevitable el no hacerlo-
Tocaba su hombro, tratando de darle apoyo —Please, don´t worry… Te aseguro que estará bien
El chico del conejo tenía su cara adulta y al ver que Eiri no aguantaría mas, se acerca con toda la serenidad posible —Bien, esto fue lo que pasó: el escenario no soportó el peso de las luces y se vinieron abajo justo encima de él; entre Hiroshi, K, Tatsuha y yo nos pusimos a quitarle los escombros; Mika te llamó; Sakano llamó a la ambulancia mientras que Tohma estuvo localizando a los dueños del local y a los del staff que por ningún lado aparecían. Cuando logramos quitarle la mayor parte del escenario, tratamos de despertarlo pero no reaccionaba ni siquiera respiraba, como K sabe primeros auxilios trató de reanimarlo en lo que llegaba la ambulancia.... para cuando llegó, el club estaba vacío.
—Si me hubiera fijado antes, no hubiera pasado nada de esto -dijo Hiro que no dejaba de lamentarse desde el accidente, tocándose las vendas en su cuerpo y cabeza-
La hermana mayor del novelista se compadece del chico y le ofrece unos cigarros
—Tranquilo, no es tu culpa, no sabías nada… -de una de las puertas, sale el médico con varias carpetas en manos-
—Doctor, ¿Qué pasó con Shuichi? -tomó al doctor de los hombros; trataba de contenerse a sí mismo, pero las emociones se lo impedían-
-Pues… el chico tiene un brazo roto, varios golpes en todo el cuerpo sin contar que tiene varios golpes serios en la cabeza y esa es la causa de que esté inconsciente y, desgraciadamente uno de los barrotes que le cayeron se incrustó en su hombro izquierdo haciéndole una gran herida y que perdiera una cantidad importante de sangre pero tenemos la necesaria para la transfusión
-¿Se pondrá bien? -dijo con una cara que demostraba terror ante lo sucedido, la información era procesada lentamente por su cerebro sin esperanza de que captara rápido-
-No lo puedo asegurar pero no creo que despierte muy pronto -miraba fijamente al rubio, que casi estaba pálido de la noticia-
-¿Pu-puedo verlo? -casi con lágrimas en los ojos y ni se diga de las demás personas que estaban presentes: unos miraban al techo tratando de ocultar su tristeza, otros estaban muy mal y caminaban un poco para despejarse, pero ninguno comparado con lo que sentía el rubio -
-No debería pero… de acuerdo, puede ir a verlo…. -dijo el doctor dándole el número de la habitación del chico-


Inmediatamente va corriendo a la habitación a ver al chico, esperando ver de nuevo al mocoso alegre que poco a poco le cambió la vida. Al llegar a la habitación que le indicó el médico con el número 115 en un tercer piso abre lentamente la puerta, entra y mira a un Shuichi pálido con un brazo yesado, un aparato que registra los signos vitales y vendas en la mayor parte de su cuerpo. Sólo lo mira con una gran tristeza y con su corazón desgarrado; se acerca lentamente, le abraza y llora a su lado silenciosamente, logrando notar lo frío de su cuerpo. De las lágrimas que salen del rubio, una de éstas cae en los labios del chico, a lo que decide quitársela con un beso. Aún sus labios tenían el sabor dulce que adoraba, esa calidez que puede llegar a tener por alguien. Yuki se decide a sentar frente al chico y se tapa la cara en señal de tristeza mientras se lamentaba casi en sollozos.
Poco a poco arrastra la silla para no hacer ruido y vuelve a sentarse frente al chico, toma su mano entre las suyas y continua llorando; besa su mano y le mira directo al rostro el cual no dejaba de tener un tono pálido; empieza a disculparse con el chico por todos los malentendidos y en especial por aquellas peleas en las cuales él salía perdiendo y decepcionado. La noche iba a ser larga, así que empezaba a contarle lo que había pasado hasta ahora, a pesar de que no oyera nada de lo que decía.


Lentamente corrió el tiempo, pasado más de un mes desde el accidente: el rubio ha permanecido día y noche a lado de su querido cantante, por ese accidente pararon la producción de su nuevo material junto con todo compromiso que tuviera en esas fechas el novelista, habiendo hecho un trato especial con la editorial; y del álbum que pensaba sacar Bad Luck igual. Las fans diario mandan flores y cartas para desear que se alivie pronto y casi a diario van a visitarle Hiro y Ryu junto con Kumagoro. Asuka durante todo ese tiempo había hablado con el escritor y casi no iba de visita, pero a últimas fechas, la chica había cambiado de parecer: apareciéndose casi siempre con algo de comida y ropa.

Los días eran iguales al anterior: la enfermera entraba, le revisaba y salía: todo tres veces al día. Eran las 10:50 PM, Yuki estaba con su laptop escribiendo su novela. Casi no avanzaba por ver al chico en cama que no reaccionaba y en la mañana había tenido la sensación de que la mano del chico se había movido ligeramente pero le dijo el doctor que eran movimientos involuntarios; seguía en la misma silla tratando de estar bien acomodado, sin dejar de observar y hacerle algo de plática al chico. Dijeron los doctores que esa era una manera en la que el paciente no se sintiera solo y desde ese día lo hacía.

— ¿Sabes? -dijo colocado de lado su laptop- Como es costumbre, Hiroshi y Ryuichi han venido a visitarte y él trajo a tu madre y hermana de visita. Tu hermana es linda y se parece mucho a ti, sólo su cabellera cambia y a tu madre le dio por hablar de ti cuando eras pequeño, eso me dio algunas ideas para este libro que pronto acabaré… -decía con una sonrisa medio feliz, pero a la vez amarga, apenas y con el ruido de sus pensamientos escuchó que tocaban la puerta y entraba Asuka, medio molesta y con cara de pocos amigos cargando una canastilla-
—Pensé que ya se había ido a casa -dijo al momento de arrojarle la canastilla- le traje algo de comer
—Hmmm… ¿Por qué tan agresiva? -atrapándola a tiempo, justo antes de que cayera al piso-
—Usted se ha deshecho de su trabajo… ya sé que pidió un plazo para retrasar todo, pero no es pretexto para decir que no ha terminado esa novela… Tenía que haberla terminado hace una semana…argh! Dios, para qué me complico la vida, al menos dígame cómo sigue.
—Sigue igual, a veces pareciera que no quiere despertar y quedarse así -con un dejo de tristeza en la mirada-
— ¿Por qué supone eso? -mirando fijamente al chico pelirrosa-
—Porque cada vez que pienso en todo lo que ha sucedido, creo que esto lo hace por venganza y hacerme… sufrir… -el ambiente se queda silencioso y ella se pone roja al ver la cara del escritor-
— ¿Sabe? Yo… necesito decirle algo… -la chica lo tomaba del brazo y lo jalo hacia la puerta, saliendo al pasillo estando sumamente roja-
-¿¡Ah!? ¿¡Y para eso me jalas!? ¡Espera…! -la puerta se cierra lentamente-


En ese instante, al cerrar la puerta, los aparatos registran los signos vitales del chico normalizándose, abriendo lentamente los ojos y por instinto toca su cabeza; mira a su alrededor con sumo detenimiento, notando que su cuarto está adornado de flores y en una silla cercana mira algunas cosas que logra reconocer como cosas del novelista. Poco a poco va recordando lo que pasó en el concierto y de pronto un par de voces le llaman la atención: voces que vienen de fuera del cuarto; se levanta y va arrastrando parte del instrumental médico. Abre la puerta, pensando que encontraría a Yuki hablando con una enfermera, pero sólo la abrió para encontrarse con una escena que nunca hubiera imaginado en ese momento: Yuki estaba besando a la chica y el beso parecía correspondido por ella. El pobre quedó tan sorprendido que no pudo emitir ningún sonido y lo único que hizo fue regresarse a la cama y mientras veía hacia el techo, cerraba los ojos e iba recordando lentamente -con detalle- lo que acababa de ver y no pudiendo aguantar más, llora en silencio en lo que se limpiaba las lágrimas con las sábanas. Esa imagen había destrozado una gran parte del corazón del chico, por no decir que casi todo.
Unos minutos más tarde, entra Yuki con un gesto de dolor en la cara y algo de coraje; al entrar, casi inmediatamente nota que el pelirrosa estaba despierto y sin pensarlo, lo abraza y besa. El chico en su mente recuerda la imagen del beso que había visto y eso lo destrozaba aún más, más de lo que podía soportar en el momento. El aroma que adoraba antes, ahora le resultaba en cierto sentido desagradable, había dejado de ser su aroma: ahora olía a perfume…. de mujer…

— ¿En donde… estoy? ¿Yuki, que haces aquí? -en su mirada trataba de mostrarse frío, seco, cortante, pero no era notado por el rubio quien aún no dejaba de abrazarle como loco al verle despierto-
—No sabes que feliz me siento de que hayas despertado, estás en un hospital desde hace más de 45 días por el accidente que tuviste -las lágrimas se le salían de la emoción, manchaban la bata del chico, pero no le llegaba ese sentimiento-
— ¿Y qué pasó con mi brazo? ¿Por qué lo tengo yesado?
—Te lo rompiste -palpa con la mano derecha un botón alado de la cama y es presionado- Tenemos que avisar al doctor.
Entra la enfermera, casi corriendo con la tabla en mano y con su gorro en mano —Buenas noches, ¿Cómo está nuestra estrella ahora? -acercándose lentamente a la pareja y toma los signos vitales del chico-
—Con hambre, no he comido en 45 días jejejeje -
— ¿Cuándo puede salir de aquí? -ayudaba al chico a acomodarse en la cama y no dejaba de abrazarle, aunque el chico hacía lo posible porque le dejara-
—Sí el doctor lo cree prudente, a más tardar en una semana más -la chica miraba la escena encantada, aunque notaba que los latidos del corazón eran un poco alterados de lo normal-
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Al paso de una semana, con varias recomendaciones de su doctor y cuidados de Yuki, regresa a la empresa, con su brazo yesado y con mucha determinación en su trabajo y con un hecho ya declarado. A pesar de que había visto esa escena, no hizo protesta alguna hacia el rubio de sus sueños, sino que simplemente se limitó a ver como las cosas se iban desarrollando. Pensaba de la forma más fría posible pero los sentimientos que tenía aun le dolían.

— ¿Cuántas veces tenemos que decirte que no traigas así al chico? ¿No ves que apenas tiene una semana fuera del hospital? -decía un molesto Hiro que veía como el manager traía al chico en hombros, todo vulnerable a una caída severa-
—Jejejeje, ya me acostumbré, no te preocupes -tratando de que su brazo no sea lastimado-
—Of course! El chico está muy seguro conmigo -lo asienta suavemente en una de las sillas del estudio-
—Por cierto Shuichi, ¿Por qué nunca estás en casa? -el pelirrojo había atraído a su amigo a un lado para poder platicar con él, sabía que algo andaba mal-
— ¿Ummm? Es que ahora no estoy ahí, estoy en un departamento
— ¿¡Ehh!? ¿Acaso pasó algo? -dijo agarrándole por los hombros y con una expresión de sorpresa en la cara-
—Tú… ¿qué pensarías si… vieras a Ayaka besándose… con otro que no seas tú? -desvía su mirada disimuladamente después de preguntar aquello: sabía que su amigo lo descubriría si no se apresuraba para que su amigo descubriera que no estaba el brillo que siempre le caracterizaba -
—La verdad no sé -dijo rascándose la cabeza-… Sólo haría lo que me venga en la mente en ese momento, eso creo pero a todo esto, ¿Por qué la pregunta?
— ¿Sabes? Mi nuevo departamento es grande y…
—No me cambies el tema y dime que es lo que pasa -dijo viéndole directamente a los ojos-
—No quiero: me lastima demasiado recordarlo
—Bien, como se pararon las grabaciones del disco casi tres meses, ahora seguiremos con ello a marchas forzadas -con su adorada magnum en mano-
—Ehhh… ¿Y Sakano-san donde está? El es el encargado de eso -dijo mirando a todas partes, tratando de buscarle-
—Es verdad, no lo he visto desde el accidente
—Fue tanto el impacto de ver que casi te morías que oficialmente está enfermo de los nervios, así que le recomendaron reposo total y alejarse del estrés por un tiempo; regresa hasta fin de mes… ¿cómo sigues de tu brazo? -apuntándole con la magnum el brazo y con una amplia sonrisa en el rostro, de esas que son de comercial-
-Un poco mejor, me quitarán esto la semana que viene, eso creo -entra un Suguru al cuarto, medio muerto con algunas heridas y varias partes de su ropa arañada y destrozada-
-Tus fans son muy agresivas… -tratando de tomar aire desesperadamente-
-¿Pero que te pasó?
-Por querer saber de ti, me atacaron…... -dijo cayendo al piso, cansadamente y se acomoda en la pared-
-Jejeje, ese es el precio de las fama.


Una semana después -siendo ya un jueves por la tarde-,
Hiro se encuentra en la nueva casa de Shuichi, sentados en el piso comiendo pizza y tomando algo de refresco y sake tranquilamente. Aun le costaba algo de trabajo admitir que su amigo vivía solo y sin alguna cosa que le recordara a su rubia maldición, pero que sabía que en el fondo del alma de su amigo, estaba más que enmarcada la imagen del rubio, con lujo de detalles. Era digno de admirarse.-

—Vaya que tenías razón, sí que es grande…. ¿Ahora ya me puedes decir que es lo que te hizo cambiarte de casa? Me lo debes -dijo con una de esas clásicas miradas que eran de reprimenda por no saber las cosas como debían de ser-
—Ya no quiero vivir con Yuki -dijo mirando fijamente la caja de la pizza-
— ¿Eh? Eso es raro en ti -toma un sorbo del sake-
—Ya no quiero seguir sufriendo por su culpa. Desde que entré al hospital se rumoreó que él parecía estar saliendo con su editora y… sabe que estoy sólo en el departamento y ni siquiera se ha dignado a venir y eso que ya tiene unas dos semanas que estoy aquí.
—Vamos, dale tiempo quizá… -trató de tocar a su amigo el hombro pero el chico se hace un poco hacia atrás, evitando el contacto-
—No, no pienso…-se escucha cómo tocan el timbre de la puerta de manera insistente-
— ¿Ves? Puede ser él…
—Lo dudo mucho -dijo abriendo la puerta sin prestar mucha atención al hecho-

Al abrir, ve al rubio frente a él con su clásica mirada fría: cansado, ojeroso y algo enfadado se mostraba ante el pelirrosa mientras que en una de sus manos, unas cuantas cartas se encontraban. Shu palidece al ver a semejante persona que pensaba jamás iría a verla, no quedándole de otra que dejarle pasar y a la vez que Hiro se retiraba con una simple disculpa: lanzaba una mirada furtiva al chico indicando que hagan las paces, diciendo con la mirada un “¿Ya lo vez? Te lo dije”, para finalmente, dejarles solos.
Shu solo se limita a sentarse en uno de los muebles -donde minutos antes estaba con su amigo-, en lo que no dejaba de mirar al piso, tratando de no ver a los ojos al rubio mientras que él se sienta frente al chico y le mira fríamente. Miraba qué cosas habían en el piso y entendió que había llegado en un buen momento: en el momento de las verdades con Hiro.

— ¿Por qué no me miras? Mocoso homosexual -viéndole directamente, a pesar de que chico le ignoraba-
— ¿Es necesario verte para hablarte? ¿A qué has venido? -la mirada estaba en la mesita de enfrente-
—Te han traído todo esto en la mañana, que según era importante -las tira a la mesa, sin despreocupación alguna-
Tomaba las cartas con mucho cuidado y miedo a que cualquiera de sus movimientos molestara al rubio: una cosa era clara: esa mirada enojada de la puerta era porque se había ido sin decirle nada
—Hmmm… son de mi familia y ¿¡de Rage!? -se disponía a irse y cuando se puso en pie, Yuki que lo sujetaba por la muñeca y lo atrajo hacia sí-
— ¿Por qué huyes de mi? -las manos del rubio eran rápidas y lo sujetó de tal forma que podía besarle delicadamente el cuello, de la forma en que él quisiera-
— ¡Deja de hacer eso, no te reconozco! -trataba de zafarse de las manos de su rubio delirio, pero su cuerpo no quería reaccionar-
— ¿Me niegas que no te gusta? -las manos cálidas del rubio iban tocando lugares que ya sabía de antemano que al dueño de los gemidos que salían le gustaba que le hicieran-
— ¡Detente! -logra decir cuando siente que Yuki metía la mano entre su ropa y tocaba sus pezones- Yo… yo… ¡no quiero! -con la poca fuerza de voluntad que logró sacar, se despegaba del rubio delirio, pero su equilibrio falló y terminó cayendo en la mesa detrás de ellos completamente sonrojado-


Habiendo aprovechado esa caída, rápidamente se iba encimando sobre el chico y no dejaba espacio para que pudiera escapar —Tú dices que no, pero… -acariciaba lentamente sobre el pantalón del chico, la zona en donde estaba su miembro semierecto-… esta parte dice que sí…
Al sentir el contacto de su miembro con la mano cálida de Yuki, se sentía derretir, pero un chispazo le recordó que no debía dejarse llevar y con un golpe certero a uno de los hombros del escritor, logró abrir brecha por donde escapar y sale de esa situación como pudo


—Yo digo y hago lo que deseo -con las pocas fuerzas que le quedaban al estarse resistiendo a tan terrible tentación, fue directamente hacia su cuarto intentando escapar, pero cuando estaba a punto de poder cerrar la puerta, Yuki se interpone y evita que lo deje fuera- ¡Vete! -dijo aún todo sonrojado por lo que había soportado momentos antes-
— ¿No que querías que estuviera contigo el mayor tiempo posible? -una vez dentro de la habitación, le iba acorralando en un rincón y le iba llenando de besos tiernos en lo que lo abrazaba con delicadeza y ternura-
—No te entiendo, primero me haces a un lado por mucho tiempo y ahora… no te entiendo… -no dejaba de pasar por su mente el recuerdo del beso entre Yuki y ella, sin que pudiera notarlo, las lágrimas salían inevitablemente, incontenibles-


No entendía el porqué de las lágrimas de su amado, llegando a pensar que lloraba por el constante abandono que sufría sin siquiera imaginarse lo que él había visto, solo se movió por inercia para levantarle el rostro y poder secarle algunas lágrimas


—Al que no entiendo en verdad es a ti, mi pequeño… -dijo para luego terminar besándolo de una manera tierna, para terminar en una posesiva-

Tiernamente le cubría de besos el cuello, el cuello blanco y puro de su amado que tanto adoraba: desde el aroma que emanaba de él hasta cómo reaccionaba a sus besos; bajaba lentamente para poder llegar a esa boca delineada, roja de la sangre que acumulaba por la pasión. Al llegar a ésta, le toma entre sus brazos con toda la delicadeza posible y le llevaba a la cama, dejándolo caer lentamente. Se recostaba alado del chico en lo que le iba acariciando lentamente todo su cuerpo; el pelirrosa está sonrojado y trata de quitárselo de encima pero no lograba más que el rubio se divirtiera más de lo que ya estaba. Entre caricia y caricia que le hacía, con suma lentitud le iba despojando de las piezas de ropa que trae y besaba la delicada piel que cubría, al igual que el rubio se va desvistiendo, en el mismo juego de sensualidad. Shuichi, con cada beso que le daban, se excita a pesar de que no quería hacerlo, su cuerpo lo iba traicionando lenta y deliciosamente haciendo que su miembro se ponga erecto, pero era tanto el placer que Yuki le daba, que de vez en cuando se le escapaba un gemido. Ambos logran quedar desnudos en la habitación, la cual es iluminada por los rayos de la luna y algunas luces de la ciudad.

El pelirrosa sólo esperaba a que el rubio comience con el acto, ya que hace mucho tiempo atrás se había rendido en el desistir y era imposible tratar de negarse ante tal persona, pero se extrañó de ver que no le hacía nada y entendió entonces el porqué al ver que descendió con algo de prisa hasta su miembro: lengüetadas rápidas que le quitaban el aliento al chico quién lo único que podía decir en defensa era a manera de gritos que sólo se detuviera, ya que trata de no mostrar que le gusta; al notarlo el rubio, iba riendo alegremente por la actitud que tomaba Shu, que sabía que era un juego divertido. Lo intenta de nuevo y esta vez le tapa la boca y lo intenta repetidamente hasta que el otro le indica que se detuviera por no poder aguantar más; éste de detiene sólo para decirle “eres muy escandaloso no soportas nada pero basta de esto…” a lo que decide introducir lentamente su miembro en el chico para no lastimarlo. Los gritos de Shu se escuchaban por la habitación, llenando los sentidos del escritor a máxima potencia, que de ver la cara sonrojada del chico, más ganas le daban de entrar rudamente en ese pequeño estrecho que, por más veces que lo tomara, aún seguía tan estrecho como un virgen. Una vez que logró estar dentro, lo deja un rato quieto haciendo que el otro suspirara en una mezcla de dolor y placer, momento que aprovecha para besar al chico y hacerlo sentir bien con los besos y las caricias que le iba dando para luego jugar con las tetillas del chico de manera pausada y delicada con las manos, para luego terminar de rematarlo con la boca.
Lentamente embestía al chico haciendo que el chico se deje llevar totalmente por la excitación sin parar de dar gemidos: era ya algo incontrolable desde su perspectiva. Después de un tiempo, lograron girar en la cama quedando el pelirrosa encima de un rubio jadeante y excitado, dándole a entender que era su turno de participar, a lo que el chico decidió imitar al rubio. Cuando Yuki estaba a punto de regañar a Shu porque según no lo “hacía bien”, se le escapa un gemido gutural y se sonroja al oírse a sí mismo. El pelirrosa reía en un tono medio burlón y a cada movimiento que hacía logra sacarle un gemido apagado, haciendo que se excitara de sobremanera y sacara fuerzas para ver la cara sonrosada de su escritor, viéndole caer ante el placer pero su orgullo hace que no soporte que el otro se burle y de manera sorpresiva, gira de nuevo para quedar sobre su chico: los dos agitados y muy sonrojados. En ese pequeño descanso se besan apasionadamente y se miran a los ojos, diciendo con ellos lo que las palabras no podían expresar. A medida que pasa el tiempo, las embestidas se hacían con más fuerza y los gemidos de los dos eran una canción que decía el amor entre dos personas, amor que tal vez sólo ellos conocían, amor que nadie más podía tener. Logran llegar al clímax del acto y el primero en venirse es Shu, que lo hace entre los vientres de ambos y la calidez de ese fluido y las contracciones del orgasmo del pelirrosa, provocan a Yuki a también venirse y derramar su abundante semilla en el interior de su chico, quién cae sobre el pecho del pelirrosa, jadeante y sonrojado, logrando sentir lo cálida de la semilla de su amado, en lo que le acariciaba su rostro mientras trata de recuperar el aire.

Encontrándose recostado sobre el pecho del rubio, que no dejaba de ver hacia la ventana en lo que sentía la respiración ya normalizada de su amado —Yuki… ¿en verdad me amas? Dime -el rubio casi por inercia, se levantó y se sentó en una parte de la cama, para tratar de ponerse el bóxer-


—Eres demasiado insistente… -sintió como por la espalda era abrazado y le gustaba sentir la respiración de su niño en su espalda: era como un dulce globo cálido que le hacía sentirse especial.
— ¿Qué quieres decir con eso? ¡Dime! ¿¡Sólo significo para ti un pasatiempo, porque nunca me dices nada de lo que sientes por mí, sí es que lo sientes!? - dijo despegándose de esa espalda de porcelana, en un tono que demostraba rabia-
Al escuchar el tono de la voz, como pudo se voltea y le abraza, haciendo que el chico quedara contra su pecho — ¿Por qué todo te lo tomas tan en serio? ¡Tonto! ¿No hace falta decírtelo o sí?
— ¡¡A mí sí me hace falta!! Nunca sé cuando eres sincero y nunca me dices nada, me gustaría que me dieras un beso tierno y me lo días de una manera tierna… dijo casi en el tono de puchero que siempre tenía después de haber hecho el amor-
-De acuerdo -dijo suspirando pausadamente-
-¿Eh? -sin poder reaccionar a tiempo, lo besa tiernamente, jugueteando con sus labios para luego darle otro en la frente y rematar acariciando su mejilla, todo mientras sonreía- Te amo… Shuichi… ¿¡Ah!? -se detuvo en seco al ver la cara del chico, abobada expresión que tenía y brillo en los ojos que denotaban alegría-
— ¡¡Yukiiiiii!! ¡¡Igual yo!! -sin poder contenerse, de la emoción se lanza contra él y ambos paran en el piso, cayendo uno encima del otro-
— ¡Bájate de mí, mocoso homosexual! Me retracto de lo que dije antes -dijo en tono de enojo, pero lo decía con una bella sonrisa interna-
-¡¡NO!! Lo dijiste y es… verdad… -al tratar de verlo a los ojos, se encontró con esa mirada cargada de amor y mucho sentimentalismo y desistió de su berrinche para pasar a acomodarse en el pecho de su rubio delirio y éste exterioriza su sonrisa de los ojos, a sus labios, una sonrisa que nadie más había visto, excepto su amado-

A la mañana siguiente, Shu lograba llegar a su trabajo, a pesar de que se había dormido: llegó vestido de una manera que nadie lo reconoció, con un pantalón azul marino, casi negro y una playera azul claro, ya que tendría compromisos de trabajo pero…

Llega hasta donde era su oficina y entra efusivamente — ¡Hola! ¿Eh? ¿Dónde está todo mundo? -iba revisando la habitación y al girar una de las sillas encuentra una nota pegada- “Ven a mi oficina. Necesito hablar contigo.
Tohma.” ¿Para qué me querrá ver?


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La puerta de la oficina era de roble con lacado negro azabache, una puerta muy bien acabada y decorada con varias figuras hechas a partir de la misma madera que, en vez de perderse en el color de la puerta, le daban el toque de relieve y dando ese aire de arte exquisito a la misma. Estaba parado desde hacía unos segundos pensando el porqué de la nota que aún traía en manos, ¿qué era esa extraña nota? No decía nada pero tampoco dejaba de comunicar… Armándose de valor, toca la puerta con determinación para luego escuchar un adelante. Dentro, se encontraba el jefe de la compañía N-G, quien solo decía “Adelante, pasa… Acércate… Te estaba esperando” todo esbozando aquella sonrisa, acto reflejo para mostrarse como un “humano” ante los desconocidos y como un falso, ante aquellos que lo conocían muy bien.


— ¿Me puede decir por qué todo está vacío? ¿Por qué nadie vino…? -con las manos entrelazadas en su espalda, casi con aire de súplica su pregunta, sin dejar de mirar a los ojos a su jefe-
—Yo les di el día libre a todos, no te dije nada porque me interesa hablar contigo acerca de Eiri -dijo bajando unos papeles que tenían entre las manos, aún mantenía esa mueca sin deformar-
-¿A qué te refieres? No te entiendo…
-Me imagino que ya sabes que, como ya te recuperaste, él irá a Nueva York dentro de unos días, ¿o no te ha dicho nada? -dijo asentando su rostro en una d sus manos, apoyándose con su codo en la mesa, en lo que el chico observaba como su mueca sin sentimiento se transformaba en una con ironía y ególatra-
—No, pero estaba algo enterado…
—Cómo tuviste ese accidente no fue, pero en el tiempo en el que estuviste en el hospital, decidió ir con Asuka a NY -la cara de Tohma se había transformado en una que sólo Eiri conocía: la de desprecio hacia el chico, más sin embargo, ninguno de los dos se había dado cuenta de que alguien más les escuchaba-
— ¿¡Que!? -dijo avanzando rápidamente hasta el escritorio del ojiverde-
—Además -dijo casi en una muestra de triunfal alegría- me dijo que le gusta Asuka y que piensa corresponderle -con una sonrisa decía esto, sin siquiera levantarse de su asiento-
— ¿¡¡Por que dice esas cosas!!? ¡¡Sabes que no es verdad!! -el chico trataba de no perder la cordura, pero era algo que le resultaba imposible-
—Entonces dime porque él fue a tu casa… -la voz de Tohma cada vez se escuchaba con más fuerza y más razones-
—….. Para entregarme unas cartas… -dijo bajando la cabeza y tratando de pensar en eso… ¿fue en verdad sólo para eso o fue para algo más? Nunca preguntó el porqué de su visita-
—Esa es una excusa tonta ¿no lo crees? ¿Crees que fue sólo por eso? Fue porque tenía que decírtelo, pero por alguna razón que tiene que ver con la cama, no te lo dijo -dijo mirándole de pies a cabeza y notar una leve marca en su cuello-
—No hay nada para comprobarlo, además ¡tú no eres nadie para decirme estas cosas! -dijo tratando de mantenerse en control, pero era inútil: su cordura lo había dejada hace tres calles atrás-
—De acuerdo pero te diré algo: debes de afrontar todo lo que te diga Eiri sin chistar, aún si no quiere estar contigo -dijo de nuevo tomando los papeles de la mesa y girando la silla, dándole la espalda, tratando de ignorarlo-
— Eso lo veremos -como pudo, salió de ese lugar, aferrándose a no derramar ninguna lágrima frente a ese ser e ir a preguntarle a Yuki personalmente el porqué de su visita tan extraña anoche, tomando un taxi a la salida de N-G e ir a toda prisa-


Sin haber sido notado en la habitación durante el tiempo que duró la conversación, se atrevió a salir y confrontar al que era su amigo de años, al mismo Tohma Seguchi… Aún era raro verlo pelear así, pero tenía que detenerlo antes de que causara más malosentendidos


— ¿Por qué le dijiste eso Tohma? Fue muy cruel de tu parte…
— ¿Ryu? ¿Qué haces aquí? -dijo como si lo que viera fuera algo raro, no esperaba ver al chico salir de la habitación de alado de su oficina-
—Eso es lo que menos importa ¿o sí? Si no toleras a Shuichi es mejor que se lo digas tu y no decirle ese tipo de cosas; sé que lo detestas y porque, pero esa no es ninguna razón para actuar así con él -dijo con el ya característico modo adulto: en verdad no soportaba que su amigo de épocas buenas tratara de esa forma a Shuichi, ¿Porqué ensañarse de esa forma con ese chico? ¿Qué mal le había hecho? Tohma era casado y no tenía que reclamarle a nadie que no fuera su esposa y eso que ni a ella le pedía explicaciones sobre sus asuntos. En verdad odiaba que tratara a Shuichi como si fuera un… cualquiera…
—Entiendo lo que dices Ryuichi, pero lo hago por el bien de ambos, no quiero que Eiri termine lastimado otra vez, sólo quiero lo mejor para él -el rubio no dejaba de ver a su amigo, trataba de mirarle a los ojos para poder externarle sus sentimientos, pero la mirada dura de Ryu podía más con la mirada, podría decirse, suplicante del ojiverde y sin más que poder decirle, Ryu se dirigía a la misma puerta por la que había salidos minutos antes la bolita rosa-
—Esa decisión la tomará él no tú, no eres nadie para decidir qué es lo que hará con su vida -dijo esto sin siquiera voltear a ver a Tohma, ya con un tono por demás irritado, casi furioso y se retira, pero en su cara se dibuja una sonrisa que reflejaba un gracias, pero no-
—Yo… sólo quiero verlo feliz… -dijo para caer sentado en su cómoda silla, girar y mirar el cielo de la mañana, que contrastaba con sus sentimientos que eran tristes como la fría lluvia de julio-
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Nueva York, una de las ciudades más importantes en todo EUA, la ciudad que no descansa a mirar el cielo e invitaba a seguir en la vida urbana, una vida llena de excentricidades y lujos: una chica de lentes con una cabellera corta que se encontraba sentada frente a un ventanal en su departamento enfrente de Central Park, no dejaba de teclear algo en su laptop cuando decide hacer una llamada y con éxito logra contestar la persona del otro lado del auricular.


—Habla Shindou -dijo dentro del taxi, que le llevaba directamente a casa del rubio-
-—Hola monito, ¿qué haces? -dijo dejando su máquina de lado y levantándose del piso y mirando hacia abajo-
—Hola Rage, es bueno oírte ¿dónde estás?
—En NY esperando que Judy venga, solo hablo para…
—Ya te dije que no me presiones, cuando quiera hacer mi debut en América, serás la primera en saberlo, ¿me harías un favor? -dijo dándole indicaciones con señas al taxista para que le llevara a su destino-
— ¡Enano majadero! Tu siempre me pides cosas raras, ¿Qué es lo que quieres ahora? -dijo pateando uno de sus muñecos que estaban a su lado por el coraje que le provocaba esos “favores”-
El taxi en el que viajaba para ir a casa doblaba en una esquina, y logra divisar el edificio departamental donde vivía su amado.
—Yuki irá con una mujer dentro de unos días a Nueva York, según va por trabajo pero… quiero que los espíes -dijo dando indicación de detenerse en las puertas de ese edificio-
-¿¡Que!? ¿¡Acaso estás loco!? No pienso hacerlo, a menos de que me des algo a cambio
-De acuerdo, tu ganas, ¿Qué quieres que haga? -dijo sacando el dinero para el transporte-
-Luego te dijo, jojojojo -dijo viendo en la pantalla de su laptop el registro de compra en línea de un traje de bucama francesa-

Al escuchar aquella risa malévola, no pudo el evitar pensar qué era lo que pasaba por la mente de la chica y prefirió el no preguntar…. Por el momento...

— ¿Eso qué quiere decir? ¿Hay trato o no?
-Ok, pero los informes los pasaré por teléfono
-Bien, entonces después hablamos -el taxi se detiene en donde le habían indicado, y con toda la prisa, paga y baja del taxi para ir corriendo a los elevadores del lugar-

La desesperación para llegar al departamento del rubio era tal que se había olvidado de que aún llevaba su teléfono en la mano y al poder llegar, abría con la llave que tenía, que le había sido entregada por manos de su amado. A la entrada de la casa, notó de inmediato que estaba otro par de zapatos… de mujer, lo que hace que los celos del chico comiencen y empezara a creer en las palabras de Tohma: busca a Yuki por la casa de acuerdo con la hora que es y de acuerdo a los hábitos de su escritor. Ya cuando estaba seguro de que había registrado casi todos los lugares y convenciéndose de que posiblemente eran los zapatos de la hermana de Yuki, escucha un ruido lo suficientemente fuerte en el estudio y se acerca corriendo para saber qué pasaba. Al abrir la puerta ve una escena comprometedora entre la editora y él: ella encima de Yuki, juntando los labios en lo que estaban en el piso sin que Yuki hiciera algo por evitarlo. Shuichi se queda viendo la imagen con sumo detenimiento, petrificado por lo que veían sus ojos hasta que ambos reaccionaron a la presencia del chico.


—Yuki, tu…. -dijo con el teléfono en la mano, que no había guardado-
— ¡Shindou-san, no es lo que parece, fue un accidente: me tropecé y caí! -dijo de un solo jalón sin poder ver a la cara al chico, quien se estaba desmoronando en esa habitación, parte por parte-
—Disculpen si interrumpí, sólo venía a preguntarle algo a Yuki pero ya no hace falta -el rubio le miraba, ignorándole al ponerse de pie y sin siquiera tratar de explicar algo- Yo ya me voy, así que por mí pueden continuar en donde se quedaron…
— ¡¡Shindou-san, espere!! Yo… -cuando la chica se disponía a seguir al pelirrosa, Yuki la toma de un brazo y la hala- ¿¡Por qué me detiene!? ¿¡No ve que él está pensando otra cosa!? -notablemente alterada decía esto en lo que intentaba zafarse de su agarre-
—Sí él piensa eso, es que es un tonto, además pronto se le pasará…-dijo sin verla y mirando al piso, como buscando algo que se le hubiera caído-
—A veces no le entiendo, hay ocasiones en que se muestra muy amable y otras en las que es demasiado frío… Si a usted no le importa lo que está sucediendo aquí mismo, a mí sí, así que si me disculpa, aclararé esto -dijo zafándose con un movimiento y va detrás de el chico-

Ya en la calle, a unas cuadras de distancia, el chico caminaba lo más rápido que podía y pasaban por su cabeza las imágenes de las veces en que el escritor le había roto el corazón y solo dos imágenes predominaban: la del beso del hospital con Asuka y la de ahora… Ya no importaban las palabras, solo importaban las imágenes y eso era real.


— ¡Shindou-san, deténgase por favor déjeme explicarle las cosas! -gritaba la chica desde varios metros atrás, tratando de alcanzar al chico, a pesar de que estaba corriendo-
Al escuchar esa voz tan familiar, no pudo el evitar voltear y decir lo que sentía— ¿¡No crees que es más que suficiente que además de lo que vi, me persigas en plena calle!? ¡Aléjate de mí! -las lágrimas eran retenidas por la furia que había en ellos, no le daría el lujo de verle llorar
Después de que lograra alcanzarle, lo agarra de una de sus muñecas y logra detenerle en seco —No hasta que me oiga -le mira directamente a los ojos, ojos suplicantes que pedían ser escuchados-
— ¡No, ya te dije que te puedes quedar con él, eso ya no me importa! Sólo quiero que le digas una cosa: ya no estorbaré más, ¿¡entendido!? -la furia que tenía en ese momento se libera en parte y de ese grito que le había dado, del mismo susto de la fuerza de su voz, la tira al piso asustada-.

Continuará…
Notas finales: Ufff, no pensé terminar hoy de actualizar.... medio planeta me hablaba por el messenger, que si checa esto, resiva lo otro, ayúdame aquí.... cobraré por ayudar ¬¬ jajajajaja...
Bueno, lo que cuenta es que terminé de actualizar y a ver que más pasa...
Por cierto ¡¡wiiii ^///////^ gracias Hanyou S.W. por haberme dejado review!! Sé lo mucho que te ha de haber costado entrar a esta página, pero aún así agradezco tu apoyo!!!!!!!
Bueno, estoy llena de felicidad, así que este cap. se lo dedico a ella, la quiero mucho y espero te vaya bien ahí donde estudias!!!

Les dejo y deje reviews que eso anima a mi moral para poder seguir subiendo los demás capis, así que.... Hasta la próxima x3!!!!!!!

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