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UNA TRISTE Y DULCE CANCIÓN DE AMOR por sayaka no sekai

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Notas del capitulo: Mmmmmmm, estoy triste... he estado cuidando de unos 3 lindos gatitos hace casi un mes porque la gata los abandonó en mi patio y ahora, entre ayer y hoy ya se murieron dos y sólo me queda uno.... no quiero que se muera mi Bolita (así se llama) y a ver si es que vive para mañana..... u.u

Bueno, aquí les traigo la continuación de la historia: he tenido muchas cosas que hacer y pues hasta hoy tengo el tiempo necesario para poder actualizar, la verdad no sé que más decir... a ver si para el final de la historia puedo animarme mas.....
SENCILLO 4: ESCAPANDO DE LA REALIDAD

El tiempo pasaba a su alrededor, todos avanzaban y él seguía en ese camino de tristeza y decepciones: nada se detenía a mirarle, nadie se compadecía de él. Un chico que iba corriendo directamente hacia él, no se fijó y de un codazo le tira al piso, haciendo que su cuerpo se estrellara en la banqueta, sin ser tomado en cuenta por esa persona y recibiendo el clásico “perdone usted” sin siquiera ser ayudado a levantarse. Caminando por horas y sin rumbo, fue llegando a un edificio departamental, donde se encontraba estacionada una moto familiar y sin pensárselo mucho, entró.

Los golpes eran callados en la puerta, pero lo suficientemente audibles como para que se dieran cuenta de que alguien estaba en la puerta. Con algo de enojo iba a abrir la puerta; era casi hora de que se durmiera por las actividades que tuvo en casa de su amada y luego que alguien llegara a tocar la puerta…. Al abrir, su sorpresa fue enorme al ver a su amigo parado frente a él, todo sucio, cansado, hambriento y con cara de haber visto una desgracia, pero lo que más le dolía ver era que había estado llorando: sus ojos estaban rojizos de las lágrimas y solo traía su teléfono en manos.


Con suma delicadeza, le ofrece la taza de café a su amigo que se encontraba sentado en su sofá — ¿Por qué estás así? Mira la hora que es, deberías de estar en tu departamento
—No quiero ir, puede que Yuki esté ahora ahí
— ¿Y esta vez que pasó? -dijo sentándose a un lado del chico, viendo cómo no probaba su taza de café y solo la giraba-
—No quiero hablar de eso, ¿podría quedarme en tu casa hasta mañana? Sí vas al trabajo, diles que no iré, que estoy enfermo…
—De acuerdo, pero antes toma una ducha, te prestaré algo de ropa -dijo suspirando profundamente, era obvio que su amigo no diría nada de lo que le había pasado-

Esa misma noche, con varias cosas en mente y sin dejar de ver a la ventana de la casa de Hiro tomó una decisión: con la suficiente inspiración, buscó lo que fuera para escribir y termina de escribir la letra hasta las tres de la mañana. Estaba mucho más que deprimido, casi sin aliento para contener lo que sentía en el momento y sin mencionar que se sentía terrible consigo mismo al recordar las palabras de Tohma sobre de que le había ido a ver para decirle eso “acostarme con él no fue la mejor idea que has tenido en años, Shuichi… soy un tonto”; sin decirle nada a Hiro -que dormía en su cama y que había ofrecido amablemente a Shuichi el cual la rechazó desde el principio-, recoge las ropas que vestía cuando llegó a ese lugar y se las pone, recogiendo las pocas cosas que llevaba consigo y con el velo de la madrugada como compañera, se va mientras dice un simple adiós. Al bajar las escaleras, aún dudativo por la decisión que acababa de escoger, toma su teléfono y marca un número conocido que al escuchar su voz responderle, le indicaba que en unas cuantas horas llegaba, que le esperara en el aeropuerto y que no le preguntara las drásticas acciones que tomaba, todo sin que dejara de ver la letra de su canción.

Era un hermoso día como para ir de picnic al campo, pero no para él y mucho menos para todo el tiempo que había transcurrido desde ese día: esas tres semanas habían sido un verdadero infierno para el pelirrojo de Nakano que se la había pasado buscando a su amigo desde entonces; aunque a pesar de todo, llegó con algo de prisa y agitación a una puerta especial. Una vez frente a ella, toca de manera insistente hasta que se escucha la voz de una chica que al verle, sonríe de alegría.

— ¿Hiro? -dijo la chica de ojos violetas, pero de cabellera café- ¿En verdad eres Hiro?
—Hola Maiko… -dijo el chico levantando la mano a manera de saludo- Cuanto tiempo sin verte, has cambiado mucho…


A pesar de que tenía años de no ir a la casa de Shuichi a pesar de que los conocía muy bien y hasta habían ocasiones en que se quedaba a dormir en ese lugar, aún tenía ese extraño sentimiento de que era la primera vez que iba: los mismos muebles, la misma mesa de la sala llena de cajas de pockys que pertenecían, ahora, a la hermana menor del pelirrosa. Esa escalera que había visto y escuchado varias veces las tonterías de dos chicos de preparatoria que soñaban con ser famosos y ahora… años después regresaba a esa casa, con ese sueño cumplido pero con angustia por lo que sucedía.

A pesar del pasar del tiempo, la madre de Shuichi no dejaba de ser la misma persona dulce que trataba bien al mejor amigo de su hijo. Ambos jóvenes se encontraban sentados en uno de los muebles de la sala, y la señora al ver esa escena, recordaba las muchas veces que, su hijo y aquel joven pasaban las tardes juntos y hacían lo mismo en cierta forma: era recordar el pasado bello que tenía. Se acercaba con las 3 tazas de té y no dejaba de sonreír… aunque pronto lo haría.


— ¿Qué te trae por ahí, Hiro? ¿Acaso nos vienes a visitar a mí y a mi madre o nos vienes a invitar a tu boda? -dijo la chica dándole un golpe a manera de saludo amistoso al pelirrojo que al oír aquellas palabras, no evitó el ponerse rojo y olvidar por un momento el asunto real por el que venía-
—Jejeje, no es eso, es que… -al ver la caja de pockys, recordó cual era el motivo de la visita- ¿Shu está aquí con ustedes?
-¿A qué te refieres? ¿Qué pasó con mi hijo? -dijo la señora que acababa de asentar las respectivas bebidas para los jóvenes-
—Entonces no está aquí… -dijo suspirando pesadamente ante la confirmación de su sospecha-
—Hiro, dinos que fue lo que pasó con mi hermano…
—Es que… desapareció… -dijo viendo a las tazas de té frente a él-
— ¿¡QUE!? -dijeron ambas mujeres al unísono al escuchar semejante confesión por parte del pelirojo-
—Lleva desaparecido tres semanas exactamente y eso es raro en él, no es de ese tipo de personas que desaparecen sin motivo alguno -a pesar de que decía eso, aun seguía pensando en los pocos lugares que quedaban por recorrer en busca de su amigo-
— ¡Por favor, dime qué fue lo que pasó exactamente! ¡Por favor! -la señora se había sentado alado del joven, para escuchar perfectamente lo que le tuviera que decir-
—Está bien: hace tres semanas llegó a mi casa todo sucio y cansado, pero se le veía en la mirada que estaba muy triste, le ofrecí de todo: ropa, comida y también un buen baño y lugar para dormir esa noche. A pesar de que le ofrecí más cosas, el las rechazó y dijo que estaría bien, que solo les dijera a los demás ya que al día siguiente no iría a trabajar y terminé aceptando y me fui a dormir. Cuando desperté ya no estaba y decidí salir a buscarlo a la calle, a pesar de que sabía que dijo eso, algo no andaba bien porque fui a ver su ropa en la secadora y no estaba y me encontré una sorpresa al bajar del edificio: encontré su teléfono en el piso y con toda la información borrada a excepción de un mensaje abierto que decía “no me busquen, ya apareceré…”.
En un principio pensé que se había ido a encerrar en casa y no dije nada, aunque era raro eso de su teléfono ya que por lo regular no lo suelta pero a los dos días llamé en la noche a su departamento y no contestaba. Decidí dejar que pasara una semana y después de explicarle a todos lo que había pasado ese día, terminamos yendo a verlo K y Suguru, pero nos encontramos con que la casa estaba vacía; el señor que cuidaba del lugar nos dijo que el chico que habitaba la residencia había venido unos días atrás y que un día antes llegó la mudanza para llevarse todas las cosas a una bodega. Pensamos que se había ido a otra parte y tratamos de buscarlo. Nuestra última esperanza era que estuviera aquí, pero veo que no. Llevamos buscándolo desde entonces.

— ¡Hermano, donde te has metido! -dijo la chica golpeando la mesa y dejando caer varias cajas vacías de sus golosinas-
— ¿Y… ya se lo dijiste a Yuki-sama?
—No, no lo logro encontrar y siempre su móvil está apagado o no contesta. Se fue a NY de trabajo pero le dejé un mensaje de voz en su teléfono. Sólo espero que lo llegue a oír.
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Un par de días después, en otro lugar….
A pesar de todo el frío que iba haciendo por la cercanía de la época invernal en esa ciudad tan poblada, no era impedimento para recorrer sus tiendas de arriba-abajo, sino todo lo contrario, era el mejor momento para hacer compras, porque los precios bajaban de acuerdo a las festividades próximas que se acercaban. Aunque esto enojaba a un incómodo acompañante que no había dejado de caminar en ese largo día: apenas con un par de semanas en NY, se sentía morir con tanto caminar alado de esa chica tan insistente, al grado de estallar de coraje en lo que su acompañante entraba a su cuarto de hotel con un par de bolsas y el rubio con muchas más en sus manos. Era más que obvio que se encontraba furioso ante tal hecho

— ¡Ahhh! El aroma a compras recientes… -dijo la chica al tirarse a la cama, olvidando las demás bolsas de su compra-
— Aún no entiendo cómo me obligaste a ir de compras contigo -dijo el chico que la acompañaba, tirándole sus compras a la cara y a la cama-
-¡No sea grosero! Una dama cómo yo no puede cargar tantas cosas, además de que es la primera vez que vengo, además esto es parte de mi venganza hacia usted por dejar que su pareja pensara lo que quisiera y no querer hacer nada para remediarlo… -ignora la réplica de la chica por el evento de hace unas semanas y de repente, recordaba su teléfono que ni siquiera había sonado en todo el día y era raro, ya que casi a diario recibía la llamada fastidiosa de su cuñado, pero al ver que el teléfono no prendía, entendió que se había descargado, pero la chica al ver que el rubio sostenía el teléfono, sonrió pícaramente-
—La verdad… -dice viendo al teléfono sin mirar al escritor- yo lo apagué… -balde de agua fría para el rubio, no se esperaba esa noticia y de la incredulidad, pasó a la ira en un mismo segundo-
— ¡Nunca tomes decisiones acerca de mis cosas o de mi persona! ¡No te tomes atribuciones que no son tuyas! -dijo encendiendo el teléfono y checando si no tenía mensajes y notó el mensaje de voz, ignoraba de quien sea, pero era mejor checarlo antes que nada-
— ¡L-lo siento! -la chica simplemente pasó de estar en las nubes a estar en el cielo- “¡Qué tonta fui, de nuevo lo mismo” pensaba ella, ya que creyó haber hecho algo bueno y resultó un fracaso… aunque… bueno no para él, pero sí para ella-.


Al escuchar la grabación, no daba mérito a lo que escuchaba: “Yuki-san, soy Hiroshi Nakano. He tratado de comunicarme con usted desde hace días pero siempre me contesta una señorita y me dice que no está o cualquier otro pretexto para no comunicarme con usted o como en las últimas llamadas, me cuelga sin siquiera haber contestado; he tratado de explicarle a ella lo que ha pasado para que me dejara hablar con usted hace un par de días pero me colgó y recientemente no contesta. En fin, llamo para decirle que Shuichi desapareció desde hace más de tres semanas ¿sabe en donde podría estar o… está con usted? Por favor, espero su respuesta…”. El rubio se dio cuenta del error de esa vez de no haberle corregido las cosas y pensar que se le pasarían: desaparecer de esa forma, casi como si se lo hubiera tragado la misma tierra…


—Asuka… ¿cuántas veces has contestado mi teléfono? -dijo tratando de sonar sereno, si es que eso era posible ahora en la cabeza de Eiri Uesugi-
— ¿D-de que me h-habla?
— ¡No te hagas la tonta y contesta! -dijo al fin perdiendo la poca serenidad que tenía y mirándola con ganas de matarle ahí mismo, cosa que evitó al recordar las palabras del amigo molestoso de su chico-
—La verdad… sabes los sentimientos que tengo hacía ti y… sabía que también quería venir a solas con usted y no quería que nadie arruinara mi felicidad, a pesar de esa vez que le di el golpe pero…. sé que esto no es pretexto para lo que hice así que yo… -fija su mirada en ver al rubio que empaca sus cosas lo más rápido posible, casi sin ver lo que llevaba y cómo lo llevaba- ¿Qué… hace?
—Me regreso a Japón, ¿hoy terminó el trabajo, no? -dijo cerrando la maleta y checando varias cosas en su teléfono, incluyendo pasaporte y visa-
— ¡Pero…! -trata de ponerse en pie para evitar que se vaya, pero el rubio la fulmina con una de sus miradas clásicas y hace que se detenga en seco-
— Es verdad, se me olvidaba… -dijo volteando a ver la puerta, sin verla- no te quiero volver a ver, así que pide tu renuncia voluntaria o yo mismo hablaré con Wakabayashi y haré que te despidan por incompetente.


Al salir del lugar pensaba en todos los lugares que los dos conocían bien para irle a buscar… pasó por su mente la ciudad donde estaba, aunque esa idea la desechó de inmediato y en lo que iba caminando, el número que al fin buscaba se hizo presente y cuando al fin se logró subir a un taxi, marcó con desesperación en las facciones, pero con serenidad en la palabra.

— ¿Eres tú el que tanto insiste en comunicarse conmigo?
Tan temprano por la mañana y aún no podía reconocer ese timbre de voz, pero al recordar la llamada de unos días atrás, casi de inmediato se levanta de la cama ¿Yuki-san, es usted…?
-Dime a detalle que fue lo que pasó…
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La imagen de Central Park desde una postal no es lo mismo que verla en tiempo y hora en ese lugar. Esa vista era una de las mejores de su vida: combinar el atardecer de esa bella ciudad con aquel lago que lo focaliza, realzando el verde follaje del lugar. Era rara la sensación que tenía al ver ese lugar: un nudo cálido en el estómago que, le agradaba y que no dejaba de sentir al ver ese lugar. Shuichi estaba recargado en una de las ventanas de ese espacioso departamento, contemplando el panorama; detrás de él la imagen de una chica de lentes con cabello corto, mirando como el chico no se movía de ese lugar, a pesar de que llevaba un buen rato de pie, sin hacer nada, más que mirar por la ventana.

—Espero que te guste la vista
—Gracias por hospedarme en tu casa, ¿estás segura de que no soy una molestia? Rage…. -el chico se atrevió a voltear en su largo rato para verle a la cara y comprobar que en verdad no lo era-
—Claro que no, mi padre me lo regaló para mi cumpleaños 17, puedo hacer lo que quiera con él
—Pero… ¿no crees que es desperdicio de espacio? Un departamento tan grande para una sola persona…
—Ya te dije, no me hagas repetírtelo… por eso te dije que te quedaras aquí y no en un hotel, aquí son demasiado caros, hasta el cuarto más sencillo lo es.
—Gracias… la vista de aquí es espectacular… -con una sonrisa a medias, la chica se fue acercando a Shu hasta quedar a su lado y poder contemplar el panorama-
—Y deberías de verla en invierno, si piensas que así es espectacular, cuando la veas nevada dirás que es hermosa… No falta mucho para que nieve, sólo unos días más… -dijo acomodándose en la misma ventana donde se encontraba el chico-
—Entonces lo esperaré con ansias: como sabrás soy de Hokkaido, estoy acostumbrado a ver la nieve pero no sé si se verá igual aquí que allá…
—Bien, ¿ahora sí me dirás tu razón para venir repentinamente a Nueva York, o no? Llevo esperando más de 3 semanas esa respuesta -dice en tono de enojo: a pesar de que llevaba todo este tiempo con ella, no le había podido sacar nada de información sobre su partida tan repentina y cada vez que le preguntaba, siempre se las ingeniaba para poder esquivar el tema y luego irse sin más-
— ¿Quieres saber realmente por qué? Bien, aquí está mi respuesta: me cansé de ser la burla de Yuki, siempre soy el que sale perdiendo para todo. Y si eso no te convence mira esto -dijo sacando de entre sus ropas una hoja de papel-
—Pero si es… -cuando ella logró reconocer qué era esa hoja, Shuichi solo atinó a sonreír vacíamente, sonrisa de las que últimamente salían sin mucho pensarlo-
—La terminé justo antes de venir aquí, para mi es perfecta… -dijo alejándose de la ventana y yendo hacia uno de los sillones de la espaciosa sala-
-Pero no es tu estilo, es demasiado…. Es para él, ¿verdad? -la mirada de Rage cambió a una de melancolía. Entendía muy bien cómo era que se sentía, ella había pasado por eso en una época atrás por el pero… no era nada en comparación a lo que podía ver que le sucedía al pelirrosa-
—……. Esta canción quiero que sea para mi debut en XMR, ya lo decidí…
— ¿Estás seguro…? Eso dijiste la última vez y luego cambiaste de opinión…
—Esta vez va en serio, ya que no tengo ningún motivo por el cual retractarme, quiero olvidar todo acerca de él, no quiero… volver a verlo… -la chica sin poder evitarlo, sonríe de felicidad y se acerca al sofá, para luego acomodarse a un lado del chico, sentada en el piso-
—Si es así, entonces… ¡felicidades, debutarás en XMR como nuestro principal cantante!



Ya pasan de la medianoche en esa hermosa ciudad que pareciera no dormir; en el departamento de Rage las cosas se ven tranquilas. Su habitación está decorada sencillamente, sólo con una cama, unas cajas donde guarda todo su material espía, una sofá lleno de muñecos y un closet donde guarda todos sus disfraces, claro que sin contar con las cortinas de color azul para que la luz del sol no se colara a ese cuarto sobre todo: por las mañanas (si es levantada de improvisto se ponía de mal humor); a un lado de la cama está un mueble pequeño y un tocador con espejo donde se encuentra un muñeco de peluche que le regaló Shu-chan como agradecimiento por dejarlo quedarse: un lindo oso de felpa hecho por él y la prueba de ello era que tenía varios piquetes en las manos.
La sed que sentía la orilló a levantarse y dispuesta a ir por ello, sale de su habitación, pasando de largo la habitación donde supuestamente está Shu, apenas y se detuvo a ver que la puerta estaba bien cerrada. Al llegar a la cocina por el vaso de agua, una sombra llama su atención y se logra fijar en la imagen de alguien frente a las ventanas, iluminado por la luz de la luna llena que hace, vestido con un pantaloncito corto y sin playera. Pareciera algo sacado de una historia de terror el ver como esa imagen veía aturdido el claro de la luna, pero al ver que la luz de la luna marcaba una cabellera familiar, solo se sintió aliviada.


— ¿Shuichi, que haces desp…? -dijo cuando se iba acercando a él, vistiendo un pantaloncillo corto negro y una blusa ancha, sin sus gafas ya acostumbradas-
Sin siquiera pensar en las cosas que hacía, solo logró voltearse para ver quién era y ante sus ojos aparecía la silueta rubia de una persona —Yuki… viniste por mi -dijo con alegría que simplemente se limitó a abrazar a la alucinación-
— ¿Shuichi, que haces? ¿¡No me digas que eres sonámbulo!? -ella no buscaba cómo quitárselo de encima, a pesar de que estaba algo roja en el fondo de su corazón deseaba que la abrazara de esta forma, pero no que la confundiera con su antiguo amor-
— ¿Sabes?, no pensé que vinieras por mí… -dice acariciando la espalda de Rage, con mucha sensualidad- dime, ¿me amas? -dijo acomodándose más y más en ella en lo que ella intentaba quitárselo de encima, con las hormonas que no le querían reaccionar y el sonrojo más notable-
—Shuichi, por favor despierta, no soy… -no pudo terminar de decir la frase porque en ese justo momento los labios rosados de la chica y los sensuales del pelirrosa de unieron para dar cabida a un beso; lentamente trata de recostarla en el suelo, con delicadeza, besando su cuello de una manera muy lenta y apaciblemente y sin esperarse por mas, le deja una marca leve en el cuello señalando que esa zona era completamente suya. En cambio, Rage no daba crédito a lo que le pasaba y se sentía en las nubes al sentirse así, aunque sabía que la persona que el chico veía no era ella, sino que era Yuki Eiri-
—Te amo Yuki, yo te… -antes de poder hacer más, cae dormido y su cabeza para en el pecho de Rage quien al notarlo, solo pudo suspirar de alegría entre la respiración agitada que tenía y ni se mencione el color rojo de su cara, que muy bien podría reemplazar a un semáforo-
—Que bien que ya se durmió, pensé que llegaría más lejos, aunque… -dijo viendo directamente la cara del chico, que se veía hermosa bajo los rayos de la luna- se ve lindo cuando duerme -sin pensarlo, corre a la habitación del chico para terminar llevándole una almohada y cobija para luego arroparlo en donde se encontraba- Buenas noches, monito… -dice con una sonrisa sincera y mirando los cabellos del chico-

Mientras que en otro lado del mundo, entre un rubio y un pelirrojo recorrían todos los lugares que por lo regular frecuenta el pelirrosa, con la probable idea de encontrarlo. Yuki, en el fondo de su ser, siente como todo su mundo se le derrumba al enterarse de las circunstancias de todo y ni se diga de la compañía N-G, que después de sacar el CD que ya habían terminado, detuvo sus labores para igual ponerse a buscarlo… Estando ya cansados de tanta búsqueda, siendo las 6 pm, en el parque más cercano que encontraron, tomaban el descanso merecido: Yuki apenas y podía sostener la botella de agua en las manos en lo que Hiro tomaba electrolitos por la deshidratación severa que le iba a dar ya que desde hace un par de días que no se ocupaba de su persona y todo por buscar a su amigo. Yuki no dejaba de mirar al parque, sobre todo los columpios y fue cuando recordó uno de los deseos de su, ahora, pareja perdida: “desearía que al final de nuestra cita, no importando la hora, fuéramos a los columpios y nos quedáramos jugando un rato” y recordó también las palabras que le dijo ese día “deja de decir boberías y vámonos que, si alguien nos llega a reconocer, estaremos en problemas” y sin más jaló de uno de sus brazos al chico para meterlo casi a rastras al coche.
Ahora mientras miraba esa parte del parque, no pudo evitar sentir como su corazón se le hacía pequeño de recordar semejante desplante al deseo inocente de Shuichi.

—Hiroshi, dime cuanto tiempo lleva perdido
—Básicamente un mes, ya no tengo idea de dónde buscarlo -con toda la fuerza que le quedaba, se recostó en la banca donde descansaba y trataba de relajarse un poco de todas las presiones que tenían ahora-
— ¿Y qué ha pasado con N-G? -la mirada del rubio denotaba cansancio, soledad y más que nada tristeza-
—No mucho, desde que pasó esto, han tratado de no dar a conocer esto a los medios y mientras han dicho que la banda se está tomando unas vacaciones.
— ¿Qué ha dicho Tohma a esta situación?
—No ha dicho nada, simplemente se mantiene encerrado en su despacho sin dar ninguna explicación a nadie. Ya sabes cómo es Seguchi-san con respecto a los rumores, aunque él también ha estado actuando muy raro en estos días. Hasta Mika-san está preocupada por él.
—Creo que esto será todo por hoy, ya son las 6 PM, estoy cansado. Seguiremos mañana -dijo ignorando el comentario de Tohma y simplemente dejó al chico solo para luego irse a su auto y arrancar a toda velocidad. Era más que obvio al lugar donde se dirigía: a ese departamento que rentaba el chico para ver con sus propios ojos todo lo que le habían dicho; en lo que había llegado a Japón y demás, no había puesto un pie en ese lugar y quería comprobar si en verdad no había dejado anda para él o alguna pista de su paradero. Al entrar con la ayuda del velador del edificio, observaba con mucha atención la habitación vacía frente a él a excepción del teléfono en el piso que se encontraba descolgado. Recorre el lugar con sumo detalle, como si estuviera buscando algo que se hubiera quedado. Al sentarse cerca de unas de las ventanas que dan hacia la calle se percató de una luz tan blanca que, al asomarse a ver qué era lo que brillaba tanto, se topa con el brillo de una luna llena, la misma luna que iluminaba a Shuichi en NY (claro que por la diferencia de horarios). Pasan más de las 10 de la noche y no se había movido de ese lugar alumbrado, deseaba continuar aspirando el lugar donde la persona que amaba había dejado pero al darse cuenta que lo demás permanecía a oscuras, enciende las luces encontrándose en la que era la habitación del chico, recordando lo último hecho en ella.

Se sienta frente a lo que era su closet y le mira con suma tristeza por verle vacío hasta que sus ojos se percataron de algo: una pequeña caja de zapatos. Se acerca al closet y la toma entre sus manos, pensando si tenía algo importante dentro de ella, pero no era el momento de darle tantas vueltas y simplemente se va a casa, junto con la caja.
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El olor de la comida era lo que podía levantarle de ese sueño tan pesado que se carga: no por algo cuando dormía, Yuki agradecía a quiera que fuera que el chico tuviera ese tipo de sueño, que impedía que le fuera a molestar de cualquier manera. Eran las 10:00 AM, una bonita mañana que, al sentir el olor del desayuno y el frío en su cuerpo, no le quedó de otra más que levantarse.

— ¿Eh? ¿Qué hago aquiii…? -dijo al notarse en el frío piso, en lo que se rascaba la barriga, apenas pudiendo bostezar entre la flojera que invadía a su cuerpo. Casi sin notarla, la chica se acerca con una charola de comida, para luego agacharse y ofrecérsela-
—Buenos días dormilón, ya era hora de que te despertaras -dijo con una sonrisa, a pesar de que su invitado seguía medio dormido y con muchas preguntas que respuestas-
— ¿Rageeeeee…? Buenos días, ¿qué hora es y… que hago aquí?
—Son las 10 de la mañana, tendrías que haberte levantado desde las 8 -dejó la charola en el piso y simplemente se acomodó en el piso, para poder contemplar mejor al chico-
—Dime cómo llegué aquí por favor -dijo tratando de comer algo apresuradamente de la bandeja-
El rostro de ella se puso de mil colores al recordar lo que había pasado la noche anterior y simplemente por inercia, volteo la cara para no ver más al chico —Eso deberías de saberlo tu -pero el chico al querer verle la cara, mira la marca que trae en su cuello y trata de tocar la marca-
— ¿Qué es esa marca en tu cuello y porque te pones roja?
—Ehh… ¿esto….? .dijo ya estando completamente roja y trataba de taparla con ambas manos- No es nada, en verdad no me pasó nada…. -ríe nerviosamente-
Lleno de curiosidad, mira con más detenimiento la marca, hasta el punto de acercarse a tocarla —Parece marca de labios… -pero ni siquiera llega a tocarla porque un empujón lo saca de sus pensamientos-
— ¡Aléjate, enano del mal!
— ¡Mujer agresiva! ¡Trato de llevarme contigo y tú me agredes!
— ¡Pues si tanto te molesto, regresa a Japón a seguir viviendo tu miserable vida alado de él y…! -al notar las palabras que había dicho y la reacción del chico al escucharlas, cayó en cuenta de lo que decía y calló lo más rápido que pudo- Shuichi lo siento, yo….
—………… -dijo mirando la charola que ya casi estaba vacía y jugueteando con una frutilla de su desayuno-
—Mira, lamento lo que dije mejor acompáñame, ¿quieres? Tienes que comprar algo de ropa para tu debut de pasado mañana ¿no crees? Casi no trajiste nada de ropa, así que dúchate y vamos -dijo tratando de animarlo y cuando lo había logrado suena el timbre de la puerta-
—Bien, tu ganas por ahora… -dice el chico en lo que se dirige al baño y alistarse en lo que ella abre la puerta y mira a la visita inesperada-
— ¿¡Judy!? ¿¡Que haces aquí!?
—Hola mi querida Rage, ya te extrañaba
— ¿Aun sigues cargando eso? -dice señalando con uno de sus dedos la magnum de la artista quien al notar que la chica se refería a su arma, sonríe ampliamente-
—Yes! I can´t live without this! (¡si, no podría vivir sin esto!)
—Pasa… -le dice abriendo paso para que Judy entre- A veces pienso que estás igual de loca que Crawd; tú no vienes por cualquier cosa, así que dime a que has venido -dice sentándose en uno de los respaldos de los muebles de la sala en lo que Judy solo se queda de pie frente a ella-
—Uy, estás muy agresiva esta mañana, eso me gusta de ti -dice acariciando una de las mejillas de la chica en lo que ella trata de sostenerle la mirada, aunque algo enojada-
—Cállate…. -dice la chica en lo que e que la otra se sienta en ese sofá-
—Bill me dijo que habías traído a vivir contigo a Shuichi y quise verlo con mis propios ojos, así que vine volando desde Los Ángeles
—Si sigues así, te van a despedir de las grabaciones… otra vez…
—Dime Rage, ¿hasta dónde llegaste con “tu chico”?
— ¿¡Eh!? -la pregunta la toma de improviso y no evita el sonrojo repentino al recordar lo que había pasado la noche anterior- ¡El no es mi chico!
—Entonces dime ¿por qué es que tienes esa marca en el cuello? Pícara… -dice tocando la marca de labios-
—E-eso fue un accidente -dice tratando de ocultar el rubor de su cara, pero en eso sale Shu del baño, apenas y con una toalla que cubría sus caderas y el agua corriendo por su cuerpo esbelto y marcado ligeramente-
—Rage ¿podrías ayudarme con mi ropa? Es que olvidé desempacarla, jejeje… ¿¡eh!? ¿¡Tú qué haces aquí!? -por la impresión de ver a la loca esposa de Crawd se le cayó la toalla y dejó ver su hermoso cuerpo-
—Vaya, pero si veo que aquí ya pasó -dijo emocionada der ver al chico desnudo y no dejaba de señalarles
— ¡Aquí no ha pasado nada! -fue lo único que pudieron decir ambos jóvenes al unísono y al escucharse decir esas palabras, el sonrojo de los dos se hizo muy evidente-


En Japón, Yuki estaba en un debate mental: tomando la decisión de abrir o no la caja que encontró, que por temor se ha negado a abrir. Pensaba que si no la habría no sabría nada de su paradero y si hacía lo contrario, violaba la privacidad del niño; así que sin ninguna respuesta que pudiera calmarle y sin remordimiento a nada, se decide a abrirla.
Dentro de ella se encontraban todas las cosas que el rubio le había entregado al chico y todo lo que le recordaba a él. Poco a poco fue revisando el contenido de la caja y entendía lo sucedido. Había notas en las cuales decía que era muy cruel con él y que eso lo lastimaba; las print club que se habían tomado en su primera cita y al fondo, un pequeño cuaderno que utilizaba como diario; mientras lo iba leyendo se le salían las lágrimas de tristeza y dolor, ya que no imaginaba cuan infeliz era viviendo de esa manera creyendo todas las mentiras que el rubio le afirmaba y negándole otras por desidia propia. Para terminar, sacó una pelotita de papel y la fue desenrollando poco a poco, viendo que en el escrito había unas líneas rayoneadas, el contenido de la hoja era en ingles pero con trabajo le entendía porque el chico tiene una pésima letra pero sí entendió que era el borrador de una canción. Esa noche se sentó a llorar en el piso leyendo el diario, había visto ese beso que le había dado a la editora y los sentimientos que tuvo al verlos y también porque era tan frío con él. En ese momento, Yuki se sintió cómo un completo idiota, ya que la persona a la que más amaba estaba lejos de su alcance con el corazón destrozado y herido, más bien, era como un cazador que había matado al ser más bello del mundo.
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Ciudad de Nueva York 3:00 PM, Rage, Judy, Ark y Shuichi de compras por las tiendas de Manhattan. Apenas y hace un par de horas que llevaban comprando y no terminaban de llevar bolsas y bolsas y el más emocionado aquí era el pelirrosa que jamás había comprado en esas tiendas tan famosas de la 5ta avenida y con varias marcas en las bolsas que llevaba.

—Judy, aún no entiendo porque trajiste a “el clon de Crawd” -decía en un tono de molestia al ver a ese gorila detrás de ellos, con arma en mano, como si el mundo fuera a atacarles de un momento a otro-
—Como guardaespaldas de la señora Judy, tengo que ir siempre con ella, no puedo dejar que le pase nada
—Tranquila Rage, Ark es cómo un perro: es fiel y sólo obedece a su dueña -decía Judy sin dejar de ver al que caminaba frente a ellos-
—-Yo no soy su perro… ¿o sí? -pensaba en lo que veía al grupo delante de ellos y varias gotas escurrían de su cabeza-
Ya algo cansado estaba por ir caminando por toda la quinta avenida y quien no si cargaba semejante cantidad de bolsas en las manos de varias marcas reconocidas y al menos pesaban entre todas unos 14 kilogramos —¿Se pueden dar prisa? Se supone que vinieron a ayudarme, ya es tarde y no hay… -por venir fijándose en lo que las personas de atrás no veía su camino y terminó chocando con alguien para luego parar el piso- discúlpeme, fue mi…. tú… no puede ser… -dijo mirando fijamente a aquella persona con el conejo en la cabeza y cabellos castaños-
—Shuichi… ¿Qué haces aquí…?
—Ehh, yo… -al ver lo que ocurría, se acerca Rage y lo jala tratando de salvarlo de ese problema inesperado-
—Sólo está de vacaciones, jejejeje -sin darle lugar a alguna explicación, ya con su tono serio-adulto le toma de una de sus muñecas y lo atrae hacia sí-
—Eso no fue lo que me dijeron de ti…

A pesar de que eran amigos y que se llevaban muy bien ambos vocalistas, era raro verle en ese aspecto adulto que pocas veces mostraba; en realidad, estando de esa forma se sentía muy incómodo, como si algo malo hubiera hecho. No apartaba la mirada de ese personaje y a pesar de que tenía las mismas facciones, no era el mismo estando así. Ambos sentados en una mesa de las cafeterías cercanas a Central Park, en plena zona VIP. Los demás habían sido orillados a estar en otra mesa porque el vocalista de Nittle Grasper así lo había solicitado para poder hablar con plena confianza con el pelirrosa.

— ¿Qué haces aquí? Deberías de estar en Japón trabajando en la disquera… -dijo con una taza de café expresso en la mano-
—…… -no dejaba de mirar su taza, no quería enfrentar la mirada de ese chico llamada Sakuma Ryuichi-
—Me contaron que fue lo que sucedió contigo por accidente, para ser exactos preguntando por ti me enteré, dime porque te fuiste sin decir nada a nadie: todo mundo está preocupado por ti -dijo dándole un sorbo a su bebida, sin dejar de ver al chico-
—Yo… no quiero preocupar a nadie….
—Entonces regresa a Japón y fin de la historia
—No quiero… quiero estar lo más lejos posible de esa persona… -jugueteaba con una de las servilletas cercanas a la taza de café que seguía intacto-
—Entonces… -dijo dejando la taza en su lugar y tomando su celular en lo que marcaba un número familiar-… no me dejas de otra…
— ¡¡No!! Por favor, por lo que más quieras no lo hagas -de la impresión de ver el celular con ese número y a punto de marcar, con toda la fuerza que tenía, se levantó de la silla, derramando el café y deteniendo la llamada; una de las empleadas del lugar se acercó corriendo a limpiar el lugar, antes de que se mancharan ambos chicos-
—Ellos me pidieron el favor de que si llegaba a saber algo de ti, les dijera inmediatamente -dijo mirando a los ojos a Shuichi que, al ser mirado de esa forma, simplemente se sonrojo-
—Escucha: me fui de Japón porque sólo salgo lastimado por él y no quiero verlo más, sabía que si me quedaba ahí algún día me lo tendría que topar y no quiero eso, además… -era de imposible de ocultar esa mirada triste que al verla Sakuma, entendió por donde iba el asunto- yo sólo estorbo y por eso vine aquí… para comenzar de nuevo…
De ver al chico de esa forma, simplemente cerró el teléfono y solo alcanzó a suspirar pesadamente —De acuerdo, pero hagamos un trato: si Yuki me llega a llamar, sin importar cómo, le diré en donde estás. Mientras a los demás no les diré nada pero si ocurre eso lo digo, ¿te parece?
—Gracias… -dice de nuevo al sentarse en esa mesita en lo que Ryu pagaba la cueta y los daños ocasionados-
—Aunque no lo creas, sé cómo es que te sientes. Igual yo no he querido regresar a Japón, porque no quiero ver a alguien que no me dice sí me quiere o no… -dice bajando la cabeza y susurrando el nombre de esa persona, pero Shu no logra oírle nada, peor logra imaginarse quien podría ser-
— ¿Eh? No me digas que es…. -antes de que dijera ese nombre, Ryu vuelve a su personalidad aniñada y se hace el desentendido-
— ¡Nos vemos Shuichiiii! -en lo que se va alejando, canta y solo logra decir un “sí, Shu-chan… él es” en lo que los demás se acercaban a esa mesa donde se había quedado Shuichi-
— ¿Y bien, que sucedió Shuichi-kun? ¿Volverás a Japón o te quedas? -dijo Judy en lo que miraba fijamente a su pequeño niño, en lo que Rage simplemente estaba molesta-
—Te pregunta eso porque no la dejé escuchar nada
—No regresaré, es todo- al escuchar la respuesta del chico, la Sra. Winchester lo abraza y Rage se pone celosa ante tal acto-
—No te preocupes, estoy segura de que olvidarás a aquel que te lastimó y encontrarás a alguien más…
—Señora Winchester…. -no pudo evitar el sonrojo por el comentario de ella y porque lo abrazaba cálidamente y Rage ya no pudiendo soportar los celos le dispara al chico con la pistola de Bill-
— ¡Enano cilindrero, tendrás que darte prisa, sólo te queda un día!
—Sí…, por cierto Rage, quiero pedirte un favor: quiero que me consigas un departamento cerca de Central Park, no importa lo que cueste
—Pero… eso es muy repentino… -dijo Bill que no se había perdido ninguna parte de la conversación-
—No importa, ya que…. Reharé mi vida desde cero, esa es mi última palabra -Judy le toma por los hombros y le mira fijamente a los ojos-
— ¿Estás seguro de que quieres eso? No habrá marcha atrás…
—Seguro, no tengo nada que perder… -dijo firme ante esa pregunta, con una mirada seria que demostraba determinación-


Continuará…
Notas finales: Hace frío y son las 12:30 am en México, eso que empecé la actualización desde las 5 pm del día anterior... seeeee, muchas cosas que hacer y depresión por mis bebes muertos u.u.... A ver si mañana llueve, para que no tenga que ir a la escuela, no tengo ganas de ir porque mis maestros casi no van y la verdad me siento un poco mal.

Dejen reviews por favor, así me ayudan a mejorar en mis escritos, ya que he recibido quejas de que debo de mejorar, pero no me dicen en qué, así que no sean mal@s, déjen sus comentarios. Se aceptan todo tipo de cosas, menos perros, serpientes, cucarachas y todo tipo de bicho rastrero (aceptamos tarjetas de crédito, débito y cheques, xDDDDD)

Hasta la próxima!!!!!! x3

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