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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Cuando el señor Jackson salió de la habitación seguido por  los dos aurores mayores, Sirius preguntó:


            -¿Y bien? ¿Qué le sucede?


            -No lo sé señor Black... su presión está bajando y solo logre estabilizarlo un poco, también le di un sedante, pero no puedo darle uno muy fuerte, es muy peligroso.


            -Está sufriendo –dijo Remus con gesto grave- ¡tiene que hacer algo!


            -Es difícil tratarlo si no sé lo que tiene, pero lo intentaré, créame que lo haré –dijo el señor Jackson sacando varias cosas de su maletín- pero es obvio que esto lo causa el bebé, si sigue empeorando y no encuentro una solución, me temo que habrá que hospitalizarlo y sacar el producto.


            Los dos aurores se quedaron callados al oír las palabras del señor Jackson, hasta que Sirius preguntó:


            -Podrían morir ambos, ¿verdad?


            -El producto es muy pequeño, él si moriría con toda seguridad, y el chico... la verdad está muy inestable y aun no averiguo que pasa en su cuerpo, no hay garantías aun con todo lo que tenemos.


            Mientras tanto en la habitación, Harry secaba el sudor de la frente de Draco mientras este solo se movía inquieto en la cama.


            -Tranquilo, pronto estarás bien.... –susurró Harry a Draco, quien solo atinaba a aferrarse a las mantas con fuerza.


            Conforme pasaban las horas, pasaban también los infructuosos intentos del señor Jackson en mejorar la condición de Draco, quien empeoraba a cada momento.


            -¿¡Acaso no piensa hacer nada?!  -exclamó Harry molesto.


            -He intentado muchas cosas... –respondió el señor Jackson nervioso y aprensivo- pero no puedo estabilizarlo ni quitarle el dolor.


            -Esto se pone peor –dijo Sirius mirando la cama.


            Los demás vieron en su misma dirección y se dieron cuenta a que se refería Sirius; Harry se acercó a él con paso veloz viendo como las sabanas se manchaban de sangre.


            -¡Haga algo! –exclamó el moreno.


            -Como les había dicho, esto lo causa el bebé, -dijo el señor Jackson-, me temo que habrá que hospitalizarlo y sacar el producto.


            Los dos aurores se quedaron callados al oír esas palabras.


            -Pero el bebé es muy pequeño –dijo Sirius.


            -Si... demasiado, no hay poción ni tratamiento que haga vivir a un bebé tan pequeño.


            -Y el chico también corre peligro ¿cierto?


            -Está en peligro de muerte, señor Black... pero hare un último intento.


            Sin decir nada, el señor Jackson se dio la vuelta y continuó repasando los múltiples libros que había recogido de su consultorio, pues a pesar de su vasta experiencia se sentía rebasado por las circunstancias. Remus y Sirius salieron de ahí para no estorbar siendo seguidos después por el señor Jackson.


            -Debemos hospitalizarlo, pero es muy peligroso moverlo, por lo pronto le administrare unas unidades de sangre.


            -No puedo... ya no puedo... –gimió Draco con el rostro bañado en lagrimas.


            -Claro que puedes, eres muy fuerte... –respondió Harry quitándole un mechón húmedo de la cara.


            -Ayúdame... Harry... –jadeó Draco estirando una mano- ¡me duele!


            -Resiste solo un poco más, -respondió Harry tomándole la mano mientras se sentaba en la cama sintiéndose impotente.


            -Me voy a morir... me voy a morir... –exclamó Draco revolviéndose en la cama.


            -Claro que no, espera un poco –dijo Harry tomando del buró el frasco de sedante que el medimago le dejó para que le diera una cucharada cada veinte minutos.


            Mientras tanto, afuera, los aurores escuchaban al medimago.


            -Hay algo –dijo el Señor Jackson enseñándoles unos pergaminos- es un hecho que el chico fue hechizado para poder hacerlo concebir, de eso ya no me cabe la menor duda; ahora miren esto, en los análisis que acabo de hacerle, las sustancias que vimos el otro día, casi han desaparecido.


            -Lo que significa que eso tiene relación con lo que le está pasando ahora ¿no? –dijo Remus.


            -Estoy casi seguro que sí, creo que hay que darle de nuevo lo que sea que le hayan dado para ayudarlo... lo malo es que he intentado reproducir la poción y no he podido; la he probado con animales y no hay ningún resultado coherente... sé que me falta algo y no sé que es.


            Mientras tanto, Draco yacía en la cama con la respiración entrecortada y más pálido que un muerto.


            -Ya no funciona... –exclamó con voz débil- Harry... la medicina ya no funciona...


            -¿El dolor ya no disminuyó en nada?


            -No... Yo... yo soy muy cobarde para esto... lo sabías ¿no?... me lo dijiste muchas veces... –dijo  Draco tratando de sonreír.


            -No Draco, creo que yo no aguantaría lo que tú –respondió Harry secándole la frente.


            -Mi padre... mi padre me contó que el señor Tenebroso decía que... que tenía una conexión contigo... y... y que por eso sufrías muchas cosas... yo no podría... de hecho ya no... ya no puedo...


            Harry recordó el dolor de su cicatriz y lo terrible que era sentir que le taladraba la cabeza aunado a las espantosas visiones que tenia, pero al ver a Draco tumbado en la cama, sus dolores de pronto ya no se le hicieron tan malos.


            -Si puedes... –dijo entonces- lo has hecho bien, solo aguanta un poco más.


            -¿Pero qué pasa?  -jadeó Draco- ¿Por qué...? ¿Por qué no me dan nada?


            -No encuentran la medicina correcta, pero pronto lo harán, no te preocupes –dijo Harry sintiéndose un mentiroso.


            -Roger... Roger... –balbuceó Draco sintiéndose desgarrar por dentro.


            -El no puede venir Draco, lo lamento.


            -No idiota... eso... eso ya lo sé... es que él... ¡oh por Salazar! –sollozó sintiendo su dolor acrecentarse.


            -Toma mi mano.


            -Ya me... ya me había pasado esto... –masculló Draco tomándole fuertemente la mano- Roger... él me dio algo...


            -¿Te dio algo? –repitió Harry frunciendo el ceño.


            -Si... me quitó el dolor... y me hizo sentir... mejor...


            -Rayos Draco ¿Por qué no lo dijiste antes, que fue lo que te dio?


            -No se... no se...


            -Intenta recordar, eso podría ayudarnos mucho.


            -¡Es que no lo sé!... ¡ah!...


            -¡Señor Jackson! –llamó Harry haciendo que el medimago y los dos aurores aparecieran rápidamente en la puerta.


            -¿Qué pasa?


            -Draco ya había pasado por esto, un medimago le dio una poción que lo estabilizó.


            -¡Por Merlín, muchacho! ¿Por qué no lo habías dicho? –exclamó el señor Jackson  acercándose a él- ¿Qué fue lo que te dio?


            -No... no lo sé...


            -Debió haberte dicho algo... –insistió el medimago.


            -¡Que no lo sé!... no se...


            -De acuerdo, tranquilo, ahora dime ¿viste el color?


            -No... no me acuerdo... pero era muy amarga.


            -¿Cómo olía?


            -Yo... ayúdeme... –jadeó Draco sudoroso.


            -Hijo, sé que te duele mucho, pero por favor haz un esfuerzo... de otra manera no voy a poder ayudarte.


            Draco tardó en contestar, le costaba mucho trabajo hablar y más aun recordar algo de lo que apenas tenia noción.


            -Olía raro... –dijo al fin.


            -¿Olía dulce, a hierbas, o algún olor desagradable?


            -No... era... era raro...


            -¿Raro?


            -Era... olía como... como a amoniaco, creo...


            -¿Amoniaco? –repitió el señor Jackson frunciendo el ceño sin tener la menor idea de lo que se trataba-   ¿estás seguro?


            -¡No, imbécil!... ¡no estoy seguro!


            -¡Por los diablos del infierno! –exclamó de repente Sirius provocando que todos lo miraran.


            -¿¡Que pasa, Padfoot?! –preguntó Remus.


            -Creo... que sé de qué poción habla –respondió Sirius mirándolo anonadado.


            -¿Y cuál es?


            -¡Venga, hablemos mientras trabajo! –exclamó el señor Jackson saliendo de la habitación.


            -Lo hiciste bien, Draco, el señor Jackson pronto te ayudara –dijo Harry al quedar solos.


            Media hora después, Draco ya no se quejaba tanto, pero no era porque el dolor disminuyese; era porque simplemente había comenzado a perder el sentido.


            -Draco... Draco, abre los ojos –dijo Harry poniéndole una mano en la mejilla- ¡Draco!


            -¿mmm?


            -Abre los ojos –exclamó Harry hincándose en el suelo para estar a su altura- vamos, vamos...


            -¿Roger? –musitó Draco sin abrir los ojos.


            -Si... –dijo finalmente Harry sintiendo un extraño pesar- soy yo, tranquilo...


            Con mano temblorosa, Draco tocó el rostro de Harry, entonces abrió los ojos diciendo:


            -Roger... sabía que no me ibas a dejar en este lugar... sabía que no me ibas a abandonar...


            -Nunca lo haría, ahora solo mantente despierto –respondió Harry dejándose acariciar el rostro.


            -Tengo miedo... –musitó Draco con los ojos anegados de lagrimas- abrázame...


            Harry observó los hermosos y cristalinos ojos grises que lo miraban con anhelo y esperanza, vio las lagrimas que escapaban de ellos... entonces pasó sus manos por la espalda del debilitado cuerpo levantándolo con cuidado.


            Haciendo un gran esfuerzo, Draco levantó los brazos pasándolos por el cuello de Harry... al fin, por primera vez en mucho tiempo, se sentía a salvo de nuevo.


            -Roger... te amo...


            Al oír estas palabras, Harry oprimió con fuerza el tembloroso cuerpo de Draco aspirando su suave aroma, entonces se separó un poco para mirarle el rostro; Draco sonrió débilmente mientras decía:


            -Bésame... Roger, bésame...


            Harry miró los labios entreabiertos de Draco y poco a poco fue acercándose hasta sentir el tibio aliento sobre los suyos; con la punta de la lengua comenzó a delinear la pequeña boca que esperaba anhelante... entonces juntó sus labios metiendo la lengua delicadamente... ¡cuán delicioso le pareció el sabor de aquella boca trémula!, por lo que comenzó a recorrer su interior mientras sus manos acariciaban delicadamente la espalda y el rubio cabello.


            No recordaba haber disfrutado nunca tanto un beso, ni haber anhelado tanto un cuerpo entre sus brazos; Draco casi no podía responder, aunque en su delirio se sentía feliz; entonces una nueva descarga de dolor lo hizo estremecer arrancándole un gemido, por lo que Harry se separó bruscamente.


            -Duele... –gimoteó Draco recargándose en su pecho.


            -Lo sé, tranquilo –respondió Harry demasiado aturdido por lo que acababa de pasar.


            -Quítame el dolor... ya lo... ya lo habías hecho...


            -Si, solo espera un poco –respondió Harry acariciándole el cabello mientras Draco escondía su rostro en su cuello encogiéndose y aferrándose con fuerza a su ropa.


            Las sabanas, nuevamente manchadas de sangre lo hicieron gritar desesperado.


            -¡¿Remus, que pasa!?... ¿¡no han encontrado la poción?!... demonios...


            De repente Draco dejó caer la mano con la que aferraba a la ropa de Harry haciendo que éste bajara la vista para mirar al chico que tenía en los brazos, desmadejado como muñeco de trapo.


            -¡Draco, Draco despierta! –exclamó Harry dándole palmaditas en el rostro- ¡vamos, maldita sea, despierta!... ¡Remus, Remus!


            -¡¿Qué pasa!? –exclamó alarmado Remus entrando rápidamente a la habitación.


            -¡Draco ya no responde!


            -Según el medimago solo faltan unos quince minutos...


            -¡Pues él no va a aguantar quince minutos más!


            -Está trabajando en la otra habitación mientras Sirius fue a conseguir unos ingredientes que necesita, iré a ver cómo va.


            Después de quince minutos que a Harry se le hicieron eternos, el señor Jackson entro a la habitación con un vaso de cristal lleno de una sustancia de color azul transparente, como agua pintada seguido por los otros dos aurores.


            -¡Aquí esta, debe beberla! –dijo indicándole con la mano a Harry que se apartara de ahí.


            -No, démela, yo se la daré –respondió Harry con firmeza.


            -No, déjame a mí...


            -¡Con un demonio, démela ya!


            -De acuerdo, toma... y por Merlín espero que funcione.


            Harry tomó el vaso que se sentía tibio y lo acercó a los labios de Draco quien yacía inerte en sus brazos con una palidez de muerte.


            -Draco, bebe esto, te sentirás mejor -Pero Draco no respondió, ni siquiera abrió los ojos y mucho menos los labios- por favor, bébelo...


            -Me lo llevo a San Mungo –dijo el señor Jackson- no debí esperar tanto.


            -No, él beberá –dijo Harry vertiéndole en los labios el liquido de penetrante olor.


            -Harry, el señor Jackson tiene razón... –dijo Remus- Draco puede morir.


            -No llegarán a tiempo –respondió Harry sintiéndose desesperado ante los nulos intentos de hacer beber a Draco, por lo que finalmente él mismo tomó un sorbo de la poción ante la sorpresa de todos.


            -¿¡Que rayos haces?! –exclamó Sirius.


            Harry dio una arcada debido al horrible sabor amargo de la poción, por lo que cerró los ojos con fuerza obligándose a no vomitar; después de unos instantes así, se inclinó hasta tocar con sus labios la boca de Draco entreabriéndola con su lengua y dejando fluir la poción dentro.


            El líquido transparente escurrió por las comisuras de los labios de Draco ante la desesperación de Harry, quien repitió la operación una y otra vez.


            -Harry... –exclamó Remus.


            -No, aunque sea poco, pero el esta bebiendo –dijo Harry antes de tomar nuevamente otro sorbo del vaso.


            -Basta, suéltalo ya –dijo el señor Jackson poniéndole una mano en un hombro- me lo llevo.


            -¡Que no!... ¡él esta tragando la poción!


            -¡Ya llevas diez minutos y la mayor parte se ha derramado, deja que me lo lleve o morirá!


            Harry ya no perdió tiempo en decir más, sino que siguió repitiendo la acción de beber y de pasar la poción boca a boca hasta terminar el vaso; entonces Remus dijo:


            -Harry, basta ya, el señor Jackson se llevara a Draco ahora.


            -No


            -No voy a esperar más –exclamó el medimago arrebatándole el vaso a Harry y tomándole una muñeca.


            -Suélteme –gruñó Harry fulminándolo con la mirada.


            -¡No, suéltalo tú!


            -¡Imbécil, no me...!  -pero las palabras de Harry se interrumpieron al sentir una mano aferrársele a la solapa y un jadeo como de alguien que emerge de aguas profundas buscando el vital aire de la superficie.


            Todos miraron asombrados como Draco comenzaba a moverse... cómo sus pálidos labios se abrían como queriendo hablar aunque solo se tratase de un simple espasmo.


            -¡Draco! –exclamó Harry poniendo su mano en la helada mejilla- ¡Draco, despierta!


            Poco a poco, como si cada parpado pesara una tonelada, Draco fue abriéndolos dejando ver sus cristalinos ojos grises; en seguida el señor Jackson se acercó a atenderlo, cosa que Harry permitió ya sin discutir; solo que la mano de Draco, aun en medio de su debilidad parecía una garra que no lo soltaba.


            Con trabajo, el medimago prácticamente se la arrancó de la ropa procediendo después a checar sus signos vitales.


            -Buen trabajo –dijo Remus poniéndole una mano en un hombro.


            -¿He?... ¡ah, sí! –respondió Harry sobresaltándose.


            -Salgamos, dejemos al medimago trabajar.


            -Remus


            -¿Si?


            -¿Qué poción era esa?


            -Bueno, cachorro... esa es una buena pregunta; ven, en lo que descansas un rato te lo contare todo.


            _________________________________________________________________________________


 


            Cuando abrió los ojos, lo único que deseo fue volver a cerrarlos; se sentía tan cansado, tan agotado... miró el techo color gris y enseguida recordó en donde se encontraba; volvió a cerrarlos  sintiendo una creciente ansiedad en el pecho, ansiedad debido a una sola cosa.


            -Buenos días –saludo Remus guardando varios pergaminos de informes que leía sentado junto a la cama.


            Draco no respondió al instante, solo se pasó la lengua por los labios resecos y luego preguntó:


            -¿Y... y Harry?


            -Esta desayunando ¿Cómo te sientes?


            Draco no contestó, solo se limitó a cerrar los ojos y sumirse de nuevo en un profundo sueño; cuando despertó de nuevo, lo hizo al percibir a alguien en su habitación, era Harry colocando una charola en su mueble.


            -Hola –saludo al verlo con los ojos abiertos.


            -Harry... –murmuró Draco tratando de contener su ansiedad- yo... lo... lo soñé ¿verdad?


            -¿A qué te refieres?


            -Yo... bueno... –respondió Draco titubeante- a Roger... él en realidad no estuvo aquí...


            -Ah, eso... –exclamó Harry sintiendo una especie de alivio- no Draco, él no estuvo aquí.


            -Claro –respondió Draco tratando de ocultar su decepción- era obvio ¿verdad?


            -¿Cómo te sientes?


            -La verdad muy cansado y adolorido... siento como si me hubieran dado una paliza.


            -Te ayudaré a sentarte –dijo Harry colocándole varias almohadas en la espalda, a lo que Draco respondió haciendo muecas.


            -Pero tengo sueño –dijo el rubio ya acomodado en las almohadas- ¿podemos dejar esto para después?


            -No, estás muy débil –dijo Harry tomando un tazón de la charola.


            -¿Qué es?


            -Crema de nuez, abre la boca –dijo Harry acercándole una cucharada- y no digas que las cremas te dan asco.


            Exhalando un suspiro, Draco abrió la boca dejando dócilmente que Harry le diera de comer; al terminar, Harry se quedó callado un momento para después decir:


            -Draco, lamento mucho lo que dije.


            -¿Sobre qué?


            -Sobre... bueno, lo que dije en la cocina, no debí ofenderte de esa manera, lo siento mucho.


            -No importa.


            -Es que lo que dije...


            -De acuerdo Harry, disculpa aceptada –exclamó Draco rodando los ojos.


            -Gracias


            -Quiero ir al baño


            -Sobre eso –dijo Harry buscando algo a su alrededor- el señor Jackson dejó esto para que no tuvieras que levantarte, dijo que debes guardar reposo absoluto.


            -¿Qué?... ¿¡pretendes que orine en esa cosa?! –exclamó Draco estupefacto al mirar el pequeño bote de plástico con forma un tanto curiosa.


            -Bueno, es para que no tengas que levantarte, ahora que si tienes ganas de algo mas, esta está otra cosa –respondió Harry mostrándole un recipiente metálico.


            -¿¡Y eso que demonios es?!


            -Esto se coloca en la cama, así que no hay necesidad de que te pares, solo te lo pones abajo y...


            -¡De ninguna manera pondré esa cosa en mi trasero! –exclamó Draco avergonzado.


            -También propuso que usaras un pañal, pero supuse que eso te incomodaría.


            -¡Por supuesto que no usaría un pañal!


            -Por eso te digo que uses esto, es para tu comodidad.


            -Pues no lo haré, usare el baño –respondió Draco con determinación.


            -Por mi está bien ¿pero podrás levantarte?


            -Buena pregunta –pensó Draco mordiéndose un labio- pues lo intentaré.


            -De acuerdo –dijo Harry viéndolo levantar las mantas.


            Cuando Draco movió las piernas, sintió todos los músculos protestar, por lo que haciendo un gran esfuerzo logró sentarse, y aspirando profundo apoyo los pies en el suelo y se levantó... o al menos eso intentó. Porque en seguida se sentó al sentir las piernas de gelatina.


            -Rayos...


            -Cuidado


            -Ya lo sé –respondió Draco malhumorado- como si no lo supiera.


            -¿Te paso el...?


            -¡No! –Interrumpió Draco- no orinaré en esa cosa.


            -¿Pero entonces como lo harás?... ni siquiera puedes levantarte.


            -Pues lo hare –respondió Draco volviendo a intentarlo con iguales resultados- demonios... –murmuró con cara de impotencia.


            -¿Quieres que te ayude?


            -¿A ponerme el pañal? No, gracias.


            -No, a llegar al baño –dijo Harry poniéndose de pie.


            Draco se puso de pie con ayuda de Harry, pero luego se quedó de una pieza al verlo poner una mano en su espalda e inclinarse para después levantarlo en brazos.


            -¿¡Que haces?!


            -Ayudarte a llegar al baño –dijo Harry sorprendiéndose al sentirlo tan liviano a pesar de que su vientre ya se le notaba a simple vista.


            Draco ya no respondió, solo sintió su rostro enrojecer mientras Harry se dirigía al cuarto de baño; lo dejó en el suelo frente al inodoro  sujetándose  de las paredes.


            -¿Te importaría? –dijo Draco dándole la espalda


            -Estaré cerca


            Cuando Draco terminó, se dio la vuelta con cuidado, se lavó las manos e intentó caminar hacia la puerta, solo que los pies se le enredaron yéndose de bruces; Harry alcanzó a pescarlo al vuelo abrazándolo por completo.


            -¡Ah! –exclamó Draco  pasando los brazos por los hombros de Harry.


            -¡Cuidado! –dijo Harry sintiendo en su pecho el acelerado latir de Draco, al cual ya no dijo nada por estar tan asustado.


            Draco se aferró a Harry estrujando con sus manos la camisa de cuadros rojos sintiéndose demasiado vulnerable.


            -Demonios... –susurró sin soltarse.


            -Tranquilo, no pasa nada –dijo Harry-  solo tropezaste, eso le pudo pasar a cualquiera.


            -Por poco me estrello en el piso.


            -Bueno, no paso, vamos –respondió Harry poniéndose de pie.


            -Pero no me cargues, yo puedo solo.


            -De acuerdo, solo apóyate en mí.


            Draco se levanto ayudado por Harry, quien a pesar de tener la misma estatura le paso un brazo por la cintura para sujetarlo mejor.


            -Espera –dijo Harry deteniéndose- ¿te gustaría un baño?


            -Bueno... en realidad me gustaría muchísimo, pero si propones un baño de esponja en la cama, juro que te meteré la cabeza en el excusado.


            -Para nada –respondió Harry riendo- sería un baño de tina, en tu cuarto no hay, así que mientras te quedarás en el mío, como puedes ver aquí si hay.


            -¿Quedarme en tu cuarto?.. ¿Y qué tal si me tiro por la ventana? –pregunto Draco sarcástico.


            -¿Quieres o no?


            -Si quiero.


            -Bien –dijo Harry cerrando la tapa del inodoro y sentando ahí a Draco-, déjame llenarla.


            Harry abrió los grifos del agua y en cuestión de minutos el baño se llenó de un suave aroma proveniente de las sales que había vertido en la ya espumosa agua.


            -Listo


            -Bien, déjame solo


            -Claro que no ¿y si te caes?


            -No voy a desnudarme frente a ti


            -Pues lo siento mucho, pero así como estas no te dejare solo aquí.


            -Vamos Harry... –exclamó Draco en una actitud más conciliadora.


            -No puedo y no insistas, que mi respuesta será la misma.


            -Pero... es que...


            -Sé que te da vergüenza, pero vamos Draco, ambos somos hombres y tenemos lo mismo.


            -Esa ni tú te la crees, es obvio que no tenemos lo mismo.


            -De acuerdo, yo no tengo un bebé dentro, pero si quieres puedo cerrar los ojos y esa es mi última oferta.


            Exhalando un suspiro de resignación, Draco procedió a desabotonar la camisa de su pijama.


            -No mires.


            -No miro –respondió Harry cerrando los ojos.


            -Ayúdame a levantarme... ¡pero no abras los ojos!


            -¡Ya sé, ya sé!


            Sujetándose de Harry, Draco terminó por desnudarse completamente.


            -Listo, ya está.


            Draco puso sus manos en los hombros de Harry para poder levantar una pierna; debido a su debilidad, Harry le puso las manos en la cintura haciéndolo trastabillar de la mera impresión; Harry lo rodeó rápidamente con los brazos sintiendo en con sus manos la suave espalda.


            -Demonios... –pensó Harry mordiéndose un labio y mordiéndose también las ganas de bajar sus manos y estrujar las nalgas tan firmes y redondas que se encontraban a tan solo un palmo de distancia.


            Draco sintió su vientre rozar con el de Harry sintiendo mucha vergüenza, y después de un incomodo silencio por fin quedó sentado en la tina olvidándose de su mal rato.


            -¡Esta deliciosa! –exclamó entusiasmado- ¡ah que rico! –añadió arrellanándose en la tina.


            Sonriendo, Harry tomó la regadera de manguera y comenzó a mojarle el cabello para después aplicarle shampoo y comenzar a lavarlo.


            -Serias un buen elfo doméstico, Harry –dijo Draco con los ojos cerrados-, te equivocaste de profesión.


            Cuando el cabello estuvo enjuagado, Harry tomó una esponja para aplicarle jabón  comenzándole a tallar la espalda; Draco se inclinó un poco para darle espacio, se sentía tan bien, que en vez de protestar dejó que Harry le sacara un brazo del agua para tallarlo haciendo después lo mismo con el otro.


            Cuando se dio cuenta, Draco se había dormido, así que sonriendo por ese hecho, tomó una pierna para tallarla, entonces se quedó mirando la larga extremidad... pasó su mano enjabonada por el blanco muslo... deseó seguir adelante, deseó posar sus labios en esa sedosa piel...


            Inmediatamente sintió el despertar en su entrepierna, por lo que mejor retiró sus manos para sentarse en el excusado cerrado; suspiró desalentado; se sentía muy confundido, por lo que mejor salió de ahí para ir por una bata de baño; diez minutos después decidió despertarlo.


            -Draco, Draco...


            -mmm...


            -Despierta


            -No des lata... –respondió Draco removiéndose en el agua caliente.


            -Te convertirás en una pasa si sigues ahí.


            -mmm... rayos, de acuerdo...


            Harry tomo la regadera móvil diciendo:


            -Te ayudare a levantarte.


            -Dámela, yo me enjuagare... ¡ah! Y no olvides cerrar los ojos


            -De acuerdo, de acuerdo...


            Cuando el cuerpo de Draco estuvo libre de espuma, Harry lo envolvió en la mullida bata color amarillo; cuando estuvo en su cama secándose el cabello con una toalla dijo:


            -Gracias, me siento mejor con esto.


            -No hay de que.


            -Oye ¿te puedo preguntar algo? –dijo Draco quitándose la toalla de la cabeza provocando una tremenda carcajada en Harry al verle el cabello alborotado.


            -¡Pareces un erizo!


            -Cállate que es tu culpa, parece que me cortaste el pelo con los pies.


            -Lo siento... –respondió Harry calmando su risa- ¿Qué ibas a preguntarme?


            -Bueno... –exclamó Draco algo dudoso- fue sobre un sueño que tuve.


            -¿Un sueño?


            -Si... mira, y a riesgo de sonar muy cursi, fue un sueño muy bonito.


            -¿En serio?... ¿y qué soñaste?


            -Soñé que Roger estuvo aquí.


            -Ah... –exclamó Harry con la sonrisa congelada en los labios.


            -Y me besaba... ¡Y fue tan real, Harry! –añadió Draco bailoteando emocionado en la cama- tan real... y me abrazaba y me decía que nunca me dejaría... ¡pero por Salazar, Harry pude sentir sus labios en los míos!... ¿Harry?


            -Si, te escucho.


            -Es que pusiste cara como de ido.


            -No, lo siento, si te escuchaba.


            -Por eso me sentí tan ansioso cuando desperté –dijo Draco suspirando-,   sabía que eso no era posible, pero temía desengañarme, aunque tenía que saberlo.


            -Si, claro.


            -Por eso te lo pregunté a ti, no podía preguntarle eso a Lupin o a Black.


            -Entiendo... bueno, te dejare para que te vistas –dijo Harry levantándose.


            -Gracias.


            Sin otro lugar a donde ir, Harry se fue a la habitación donde anteriormente dormía Draco, cerró la puerta y se recargó en ella mientras inclinaba la cabeza; al cabo de unos momentos fue dejándose caer hasta quedar sentado en el suelo.


            Apretó los dientes, pero finalmente no pudo reprimir las lágrimas... con todo el pesar del mundo reconocía que no eran celos lo que había sentido hacia tan solo un momento... era dolor... dolor simple y puro que le partió el corazón...


            Draco Malfoy no solo le gustaba... finalmente se había enamorado de él...

Notas finales:

BUENO CHIC@S... LLEGAMOS AL FINAL DE ESTOS CAPIS Y AL FINAL DE UNA ETAPA, PUES FINALMENTE YA SALIO UN ENAMORADO; SE QUE HAN SURGIDO MUCHAS DUDAS Y ESO ES BUENO PUES ESPERO CON ESTO CONTAR CON USTEDES PARA LO DEMAS XD...

AUN FALTA MUCHO DE ESTA HISTORIA, ASI Q CONTINUEN SIENDO PACIENTES COMO HAN SIDO HASTA AHORA Y NO ME MANDEN CRUCIOS CIBERNETICOS, PLIS...

ASI Q ¡¡¡HASTA PRONTO Y BESITOS!!!


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