Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

[Reviews - 516]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

HOLA, HOLA A TODOS... YA ESTOY DE REGRESO Y ESPERO Q AL TERMINAR DE LEER ESTOS CAPIS, NO DESEEN PATEAR MI TRASERO X LO LENTO DE LA HISTORIA ^^...


EN FIN, ESPERO Q DISFRUTEN ESTO TAAAAAAAAAAANTO COMO YO, Y CREO Q X AHORA NO HAYA NADA MAS Q DECIR (Q RARO, ¿NO)


BUENO, SI HAY ALGO, Y ES AGRADECERLES TODOS SUS COMENTARIOS, TAN LINDOS Y ANIMOSOS COMO SIEMPRE, YA ESTAN TODOS RESPONDIDOS.


BESITOS Y FELIZ LECTURA!!!!!

CAPITULO 12


 


            -Todas las... personas embarazadas –dijo Harry con un par de píldoras en la mano-, sin ninguna excepción, deben tomar suplementos de hierro y acido fólico para prevenir el bajo peso al nacer y las malformaciones en el cerebro del bebé.


            -Estuviste a punto de decir “todas las mujeres embarazadas” –exclamó Draco alzando una ceja.


            -Bueno, no lo  dije –respondió Harry pacientemente.


            -En todo caso –dijo Draco haciendo muecas al estirar su espalda-, ya sabes que no me gusta tomar píldoras, ¿y que es ese ácido fólico?... ¿una sustancia muggle?


            -Ya estas en el segundo trimestre, ya te tardaste en tomar estas cosas y no, no es una sustancia muggle... bueno si, pero muchos medicamentos tienen los mismo nombres aquí y en el mundo muggle, no todo son pociones, a fin de cuentas estamos relacionados y el señor Jackson dice que así se simplifican muchas cosas.


            -El señor Jackson dice esto, el señor Jackson dice aquello –exclamó Draco rodando los ojos- ¿Por qué no mejor te casas con él?


            -Tómalas –dijo Harry ignorando el comentario.


            -No quiero.


            -Pues yo no quiero tener que obligarte.


            -¿Lo harías? –preguntó Draco sonriendo con malicia.


            -No me retes Draco, puedo ser rudo contigo sin lastimarte.


            -Eso no es posible, Potter; siempre que se es rudo se lastima –respondió Draco haciendo un gesto despectivo con la mano.


            -Pues con mayor razón deberías obedecer –dijo Harry exhalando un suspiro.


            -Ya no puedes ¿verdad? –exclamó  Draco sonriendo levemente.


            -¿Cómo?


            -Ya te cansé... bueno, lo entiendo; solo era cuestión de tiempo.


            -No, no es eso –dijo Harry sintiéndose pillado de alguna forma.


            -Tranquilo, no pasa nada –exclamó Draco sonriéndole tranquilizador- ni siquiera San Potter era capaz de aguantar esta carrera de resistencia.


            -No, en serio...


            -Cálmate, había ocasiones en que hasta Roger deseaba arrojarme por la ventana, así que no es raro que ya estés al borde de la histeria.


            -No es cansancio.


            -¿Entonces?


            -No es cansancio... –pensó Harry fijando la vista en las píldoras que tenía en la mano- No me importaría llevarte en brazos el resto del camino...


            -¿Harry?


            -¿mmm?


            -Estas en otro mundo, de repente te quedaste callado.


            -Solo pensaba.


            -¿Tú piensas?


            -Eres un idiota –respondió Harry sonriendo- pero te repito, no es cansancio.


            -¿Entonces qué es?


            -Solo es algo de estrés, la situación allá afuera no es la mejor, nuestros informantes no han logrado descubrir nada sobre ti.


            -Pues claro, eso es porque lo que me pasa, solo lo sabíamos Roger y yo.


            -¿Estás seguro?


            -Si ¿Por qué lo dices?


            -Hay algo que he querido comentarte desde hace unos días.


            -¿Qué es? –preguntó Draco removiéndose incomodo en la cama.


            -¿Qué sucede?


            -Ya me duele el culo por estar en la cama todo el día, lo malo es que tampoco puedo estar de pie mucho tiempo... ¿cómo demonios las mujeres soportan esto?


            -Muchas mujeres tienen embarazos de alto riesgo en el que ni siquiera pueden levantarse al baño, considérate en esa categoría; solo que tú por necio e imprudente lo haces, aunque creo que el imbécil soy yo por permitírtelo.


            -Por favor Harry, no esperarías que yo pusiera esa cosa en mi trasero e hiciera mis necesidades bajo las sábanas... lo malo es que me siento muy cansado –dijo Draco cerrando los ojos y recargándose en las almohadas- me siento como si hubiera jugado un partido de Quidditch de dos días, una vez jugué con mis primos ese tiempo y terminé muerto.


            -El señor Jackson dijo que seguramente así vas a estar el resto del embarazo.


            -¡No la jodas! –exclamó Draco abriendo los ojos.


            -Tu cuerpo está llevando a cabo una función que no es normal, te exige mucha energía, no puedes andar bailoteando por toda la casa.


            -Por las barbas de Merlín... –exclamó Draco volviendo a cerrar los ojos- ¿cómo es posible que las mujeres, habiendo tenido uno, deseen más hijos?... y las llaman el sexo débil, si como no... bueno ¿y qué era lo que me ibas a decir?


            Harry se quedó callado un momento, como analizando lo que iba a decir para finalmente comenzar a hablar.


            -Cuando llegaste aquí, te hicieron unos análisis.


            -Cómo olvidarlo –exclamó Draco frunciendo el ceño.


            -Analizaron tu sangre y encontraron sustancias que no tenían porque estar ahí.


            -¿Cómo qué?


            -Cuerno de unicornio por ejemplo.


            -¿Cuerno de unicornio?... ¿están locos? –dijo Draco sonriendo incrédulo.


            -No, también había sangre de drago, hierba de bruja...


            -¿Hablas en serio?... ¿Cómo puede haber sangre de drago en mi organismo si eso es un mineral?... bromeas ¿cierto?


            -Es de tu salud de lo que estamos hablando –respondió Harry serio- no bromeo.


            -Pero no entiendo –dijo Draco cambiando su expresión a una de confusión- cuando me atraparon no había bebido ninguna poción... mmm... bueno, solo la de Roger pero de eso ya tenía varios días, así que eso no pudo ser; además si contamos los días en que estuve aquí, es prácticamente imposible  que aun quedara rastro de la poción en mi organismo.


            -Cuando te pusiste mal hace unos días, el señor Jackson volvió a analizar tu sangre.


            -¿Y?


            -Aun había rastros de esas sustancias, aunque ya muy poco.


            -Pero es que eso no puede ser –exclamó Draco con determinación- ni siquiera ese poco debería existir, han pasado meses desde que la tomé.


            -El punto es... –dijo Harry inclinándose un poco hacia el frente- que mejoraste en cuanto bebiste una poción con todos esos ingredientes.


            -¿Pues que poción era?


            -Ese es el detalle, Draco –respondió Harry sin dejar de mirarlo- el señor Jackson intentó muchas cosas y nada funcionó, sino hasta que te dio esa; él dedujo que lo que tenías en la sangre tenía que ver con tu recuperación.


            -No me has dicho que poción era.


            -El señor Jackson había intentado reproducirla tomando en cuenta los ingredientes hallados en tus primeros análisis sin lograr ningún resultado; afortunadamente Sirius descubrió que poción era.


            -¿Black?


            -Así es, aunque bueno, si Bill Weasly estuviese con nosotros, lo abríamos descubierto de inmediato.


            -¿Por qué?


            -Porque Bill es un rompedor de maldiciones.


            -Ahora sí que no entiendo nada –exclamó Draco reacomodándose en la cama- ¿Qué tiene que ver un rompedor de maldiciones conmigo?


            -Sirius una vez estuvo en Egipto hace muchos años cuando aún era un estudiante, visitó las pirámides y todas esas cosas.


            -Ajá... –asintió Draco armándose de paciencia para poder entender a donde iba toda esa larga explicación de Harry.


            -Tú sabes que las tumbas de los faraones están hechizadas.


            -Si, por los saqueadores y todo eso ¿y luego?


            -Protegían las tumbas de sus reyes con muchos embrujos y maldiciones; el trabajo de Bill entre otras cosas era romper esos hechizos para poder acceder a ellas.


            -Sé en qué consiste el trabajo de un rompedor de maldiciones, Harry –dijo Draco impacientándose cada vez mas-, ¿Qué tiene que ver eso conmigo?


            -Calma... aparte de esas maldiciones, había hechizos de protección.


            -Eso también lo sé –exclamó Draco rodando los ojos- hechizos hechos específicamente para proteger maldiciones, aunque era redundante, los egipcios no escatimaban en proteger la tumba de sus reyes, por algo permanecieron intactas durante siglos... ¡por Merlín, Harry no soy tan ignorante!


            -Me alegra, entonces sabrás que esos hechizos eran pociones aplicadas a objetos inanimados como los sarcófagos y esas cosas.


            -Sí


            -Nunca a un ser vivo.


            Al oír eso, Draco se quedó callado mientras miraba a Harry directo a los ojos, por lo que éste continuó hablando.


            -Los ingredientes de la poción que bebiste corresponden a  uno de esos  hechizos de protección; modificado claro está, para hacerla ingerible.


            -Yo... ¿estás diciendo que...? no entiendo.


            -Si entiendes, Draco –dijo Harry con firmeza-, para poder concebir, necesariamente fuiste hechizado, y para preservar ese embrujo te dieron a beber esa poción, o de lo contrario tu cuerpo rechazaría al bebé como ya ha sucedido en dos ocasiones; ocasiones en que tuviste que beberla para poder estabilizarte.


            -Pero...


            -Aun no te explicas cómo pudiste concebir ¿cierto?... no había manera natural de que eso pasara, un hombre no se puede embarazar.


            -Eso ya lo sé –exclamó Draco con voz nerviosa.


            -La poción de la que te hablo se aplica a objetos inanimados y perdura cientos de años; si dura tanto en objetos esa podría ser la causa de que en tu cuerpo perdurara más de lo normal, y cuando al fin terminas de asimilarla por completo necesitas una nueva dosis para proteger el hechizo que tienes.


            -Bueno... bueno, yo entiendo eso... –dijo Draco comenzando a sentir una angustia que le oprimía el pecho- pero no lo acepto... ¿Quién pudo hechizarme y con qué motivo?... digo, esto es monstruoso.


            -Sí que lo es –continuo Harry buscando cuidadosamente las palabras - el caso es... que alguien ya te había dado esta poción.


            -No –dijo Draco sonriendo nerviosamente- ¿estás diciendo que fue Roger quien me hechizó y que por eso me dio esa poción?


            -Yo no estoy afirmando nada, solo te hago notar los hechos como son, me gustaría saber cómo pudo Roger descubrir tan rápido como atenderte cuando te pusiste mal.


            -Bueno, eso es obvio, es un buen medimago.


            -El señor Jackson también lo es y aun así, solo por casualidad pudo salvarte, si Sirius no reconoce la poción, estarías muerto.


            -Roger es muy bueno en su oficio –rebatió Draco- ¿Por qué no aceptas eso?


            -Porque no es lógico y lo sabes.


            -Es que no entiendes –respondió Draco sonriendo aun algo nervioso- él me quiere, está enamorado de mí, nunca me haría semejante cosa.


            -Pero Draco...


            -No Harry –interrumpió Draco recuperando paulatinamente la confianza- te lo juro, no quiero entrar en detalles, no estoy acostumbrado a hablar de estas cosas con nadie porque es muy personal, pero él me ama, lo siento cada vez que me besa y cada vez que me hace el amor.


            -Ya veo –respondió Harry.


            -Es lo único bueno que hay en mi vida, me ha apoyado en todo y no sería justo desconfiar ahora de él... además yo lo quiero... lo amo como no tienes idea y confío en él; sé que me escucho cursi y te repito que esto no se lo había dicho a nadie pero... pero estoy enamorado como nunca pensé estarlo.


            Harry no dijo nada, simplemente asintió con la cabeza; había recibido muchos golpes en la vida y los había soportado todos... solo que esas palabras dolían mucho más que un golpe... pues bien, este era uno más que también tendría que resistir, pensó suspirando suavemente.


            -Entiendo lo que dices –dijo al fin el joven auror- pero en aras de la amistad que ya hay entre nosotros, debo confesarte que mi deber es investigar todo este asunto a fondo; no quiero engañarte, por eso quiero ser sincero contigo en la medida que me sea posible.


            -Si, yo entiendo eso –respondió Draco con sinceridad- sé que es  tu deber hacerlo ¿pero sabes?... estoy tranquilo... tranquilo porque confío plenamente en él y sé que debe haber  explicación para todo este embrollo.


            -Bien por ti –dijo Harry sonriéndole cansadamente mientras se ponía de pie- duerme un poco, en un rato te traigo la comida.


            -Gracias, pero insisto, hay una buena explicación.


            -Si tú lo dices, me gustaría escucharla.


            _______________________________________________________________________________


            -¿Qué pasó? –preguntó Remus al ver a Harry bajar las escaleras.


            -Nada.


            -¿Cómo nada? –Preguntó Sirius- es obvio que la persona que le dio la poción anteriormente está al tanto de lo que pasa.


            -Pues si, pero él no lo cree.


            -¿Qué él no lo cree?... ¿pues de quien estamos hablando?


            Harry dudó un momento en hablar, sintió que traicionaba la confianza de Draco pero también sabía que su deber era investigar y ya se lo había hecho saber al chico, por lo que decidió hablar hasta donde lo considerara necesario.


            -Es el padre de su bebé.


            -¿El padre de su bebé? –exclamó Remus- ¿y desde cuando lo sabes?


            -Eso no importa, el caso es que él confía en esa persona y no creo que aporte más información que esa.


            -Harry... –dijo Remus mirándolo con cierto aire de preocupación, detalle que a Harry no le pasó desapercibido.


            -Sé lo que hago Remus, y no he ocultado información importante, te lo aseguro.


            -Sabes que confío en tu criterio Harry, pero hay cosas que...


            -Si hay algo que deban saber, se los diré, lo prometo –interrumpió Harry- es mi deber y mi trabajo.


            Sin decir mas, Remus solo se le quedó mirando para después mirar a Sirius, quien simplemente permaneció callado.


            ________________________________________________________________________________


            Unos días después, Draco se removía inquieto en la cama mientras esperaba que Harry apareciera por la puerta.


            -¡Diablos!... –pensó apretando las piernas- ¡quiero ir al baño!


            Hacía más de una hora que quería ir al baño, pero a menos que fuera arrastrándose por el suelo, no podía ir... ¿usar el recipiente diseñado para ello?... ¡nunca!


            -Debo conservar la poca dignidad que me queda –pensó mientras apartaba las mantas y bajaba las piernas de la cama; solo que en cuanto intentó levantarse, un repentino mareo lo hizo volver a sentarse.


            -No puede ser... –pensó frustrado- ¡no quiero usar el bote ese!... tal vez si voy gateando...


            Así que sujetándose del mueble y de la cama, logró ponerse de rodillas en el suelo.


            -Adiós dignidad –pensó con desconsuelo mientras comenzaba a gatear en dirección al baño- me dio gusto conocerte.


            -¿Qué haces?


            -¡Por las bolas de Merlín! –exclamó Draco sobresaltado al ver a Sirius parado en la puerta- ¡no me asuste así! ¿¡Quiere que me muera de un infarto?!


            -¿Qué haces en el suelo?


            -No pretendo cavar un túnel  y escapar, téngalo por seguro –refunfuñó Draco reiniciando su camino- voy al baño, es solo que Harry no está.


            -Esta durmiendo, está agotado.


            Draco sintió un chispazo de culpabilidad al escuchar a Sirius, sin embargo era obvio que no iba a demostrarlo.


            -Que mal por él, pero es su culpa, yo puedo atenderme a mí mismo.


            -Claro, y ni siquiera puedes ir al baño solo –dijo Sirius cruzándose de brazos mientras se recargaba en el marco de la puerta.


            -¿Se le ofrece algo? –preguntó Draco fastidiado.


            Sirius no respondió, solo suspiró mientras entraba a la habitación con paso decidido.


            -¿Qué rayos hace? –exclamó Draco al sentir que lo tomaba de un brazo.


            -Te llevaré al baño.


            -Claro que no, yo puedo solo –protestó Draco al verse prácticamente levantado en vilo.


            Sirius no dijo nada, simplemente llevó en brazos al joven rubio que solo atinó a fulminarlo con la mirada mientras refunfuñaba.


            -¿Por qué todos insisten en cargarme?... ¡tengo piernas y puedo usarlas!


            En silencio, Sirius simplemente lo dejó en el interior del baño permaneciendo Draco quieto.


            -Que... –dijo finalmente el auror- ¿también quieres que te baje el pantalón?


            -Váyase a la mierda –masculló Draco cerrando de un portazo.


            Cuando terminó, caminó con cuidado hasta el lavabo, se lavó las manos y se recargó en el mientras sentía las piernas temblorosas y un agotamiento recorrerle el cuerpo.


            -Por Salazar... –pensó cerrando los ojos- me siento muy mal... ¿Qué pasará cuando esto siga creciendo?... creo que ni siquiera llegaré a los nueve meses, no resistiré.


            Durante todo ese tiempo no había querido, no... Más bien se había resistido a pensar en eso, sin embargo en esos días en que había comenzado a sentirse más mal que de costumbre, finalmente ya no podía esquivarlo; un miedo creciente había comenzado a invadirlo.


            -Aunque no debería preocuparme por eso –pensó con amargura mirándose al espejo- si es que sobrevivo a esto, de todos modos Azkaban me espera.


            Una desesperanza total lo invadió de repente haciéndolo sentir pequeño y miserable; y un repentino movimiento lo hico estremecer.


            -Y tú no te muevas tanto... –dijo mientras hacía gestos de dolor colocándose una mano en el vientre- duele aunque no lo creas, pero no te preocupes, estoy seguro que tú no iras a ese lugar, seguramente tendrás una cama donde dormir y tres comidas al día, no tengo idea de los padres que te toquen... solo espero que no te traten como bicho raro y te estudien como animal de laboratorio debido a la forma en que llegaste a este mundo... después de todo tú no tienes la culpa de nada.


            Unos toquidos en la puerta y una voz desde afuera se dejaron escuchar.


            -¿Ya?


            Draco abrió la puerta diciendo:


            -No me cargue, puedo caminar, solo necesito donde apoyarme.


            Por lo que pasó su brazo por el de Sirius mientras que con la otra mano se apoyaba en la pared dando pequeños pasos; con alivio llegó a su cama en donde finalmente se acostó; con un ligerísimo gesto en la boca, Sirius le acercó las mantas.


            -Le repugna que yo sea de su familia ¿cierto? –Dijo Draco ya recostado en los almohadones- no es que me importe –añadió encogiéndose de hombros- es solo que es curioso cuando en un tiempo fue totalmente al revés.


            Sirius no respondió, solo lo miró fijamente y sin más se dio la vuelta.


            -Espere... –dijo Draco antes de que Sirius saliera de la habitación- ¿puedo hacerle una pregunta?


            -La harás de todos modos ¿no? –respondió Sirius dándose la vuelta.


            -Yo... –dijo Draco acobardándose de repente- quisiera saber... ¿Cómo es Azkaban?


            -¿Azkaban? –repitió Sirius entrecerrando los ojos.


            -Si... bueno, digo... estuvo ahí por años, mi padre nunca quiso contarme nada y mi madre me decía que ni siquiera le mencionara el tema.


            -Vaya, después de todo tus padres no eran tan tontos –dijo Sirius dándose la vuelta y saliendo de ahí.


            Eso no ayudo en nada a que Draco se sintiera mejor, aunque en realidad nada lo hubiera hecho sentirse mejor; su futuro ya estaba decidido y él no podía hacer nada más que resignarse y terminar por aceptarlo.


            Cuando Harry le llevó la cena, lo encontró alicaído.


            -¿Qué sucede? –dijo colocando la charola en una pequeña mesa especial para la cama.


            -Nada –respondió Draco mirando el plato con melón, la ensalada de atún, el vaso de leche y el pequeño plato de gelatina.


            -¿Nada? Tienes cara de chancla vieja.


            Draco no dijo nada, se sentía demasiado abrumado para discutir, por lo que simplemente comenzó a comerse la gelatina.


            -Ese es el postre, va al final, después sales con que ya te llenaste –dijo Harry ya sentado en la silla.


            Draco soltó la cucharilla y comenzó a picar el melón, por lo que Harry dijo:


            -La fruta va después de la comida.


            -¡Pues entonces no quiero nada!    -exclamó Draco  dándole un manotazo a la charola mandando al suelo los alimentos.


            -¡Draco! –dijo Harry sorprendido mientras se levantaba rápidamente- ¿Qué sucede?


            -¡Nada, no sucede nada! –respondió Draco cubriéndose la cabeza con las mantas- ¡lárgate y déjame en paz!


            -No, primero explícame todo este numerito –dijo Harry sin amilanarse pues ya estaba acostumbrado a los exabruptos del ex Slytherin.


            -¡No, déjame solo!


            -Draco... –insistió Harry preocupado- quítate la manta de la cabeza... Draco...


            -¿Por qué me cuidas tanto? –dijo Draco sin descubrir su cabeza.


            -¿Cómo?


            -Sí... ¿para qué me cuidas tanto si de todos modos acabaré muerto?


            -¿Muerto?... ¿Por qué dices eso? –preguntó Harry extrañado.


            -En caso de que sobreviva a lo que me pasa, cosa que dudo mucho... de todos modos iré a parar a Azkaban... entraré en ese lugar sin posibilidades de volver a ver la luz del sol.


            -Ya veo... –susurró Harry poniendo las manos en las caderas e inclinando la cabeza.


            -Ya estas agotado... –continuo Draco tratando de controlar el temblor de su voz—pero no hay necesidad de todo esto, yo puedo valerme por mi mismo aunque no lo crean... además sé que solo quieren lo que llevo dentro, así que no importa lo que me pase.


            -Draco...


            -No, en serio... está bien, yo ya lo sabia... –dijo Draco carraspeando para deshacer el nudo que se había formado en su garganta- en ningún momento he olvidado que soy un prisionero, la vida me ha hecho fuerte, Harry... –continuó Draco cerrando los ojos con fuerza- no necesito tantos cuidados, basta con que me dejes solo.


            ¿Qué decir? Pensó Harry con pesar... ¿Qué no iría a Azkaban?, era una mentira... ¿Qué todo saldría bien?, eso ni el mismo lo sabía, la salud de Draco era tan inestable que nada estaba dicho.


            -Cambiaria mi lugar por el tuyo si pudiera... –pensó Harry con la vista en el suelo- y claro que necesitas que te cuiden, no puedes solo con esto...


            -Solo vete ¿de acuerdo? –dijo Draco ante el silencio de Harry- estoy bien, solo necesito dormir un poco.


            Momentos después Draco bajó la manta un poco al ya no escuchar nada, Harry se había ido; por lo que suspirando un poco aliviado, la bajó hasta la cintura, miró el techo y luego la lámpara que alumbraba la habitación, la apagó dejando solamente que entrara la poca luz de la luna menguante por la ventana; levantó las manta y haciendo un gran esfuerzo caminó hasta ella, puso las manos en el marco y poco a poco fue dejándose caer hasta quedar sentado en suelo.


            -Mamá... –musitó viendo directamente la luna- ¿estás bien en donde estas ahora?... creo que pronto me reuniré contigo... –continuó dejando ya que sus lagrimas cristalinas corrieran libremente por sus mejillas- no quiero ir a prisión y no quiero tener este bebé... sé que no tiene la culpa pero... me aterra y me hace sentir mal... ¿eso me hace malo?... no quiero morir, pero creo que finalmente todo esto acabará matándome... dime algo, mamá... ¿en verdad Azkaban es tan terrible como dicen?... ya soy un hombre, mami... pero en estos momentos me siento tan pequeño y vulnerable... quiero que estés conmigo... tengo tanto miedo... no... –se corrigió poniéndose las manos en el rostro llorando ya convulsivamente- ¡no tengo miedo, tengo pánico...! ¿Me escuchas, mamá?... ¿en verdad me escuchas?... dame una señal de que sí... ¡por favor!... por favor...


            -Claro que te escucha... –susurró suavemente una voz a su espalda.


            Draco volteó sobresaltado para encontrarse con unos hermosos ojos color esmeralda que lo miraban dulcemente.


            -Y siempre está contigo... –continuó Harry abrazándolo- tal como la mía siempre me acompaña.


            Draco estaba tan sorprendido que no hizo nada cuando Harry lo abrazó, al contrario... se sentía tan bien, tan seguro, tan protegido... que sin más recargó la cabeza en su pecho dejándose consolar.


            -Shhhh... Tranquilo... –susurró Harry acariciándole el cabello.


            -Me siento tan solo... –balbuceó Draco- tengo mucho miedo... no quiero ir a prisión y no me quiero morir...


            -No vas a morir.


            -Eso nadie lo sabe, ni tú... –respondió Draco con voz entrecortada- ya decidieron lo que van a hacer conmigo y eso ni tú lo puedes impedir.


            -Draco...


            -Ya debería estar resignado... ¡pero no puedo, no puedo! –exclamó Draco escondiendo su rostro en el pecho de Harry.


            -Yo te voy a ayudar, te juro que haré lo imposible.


            -No se puede... el Wizengamont nunca cambia sus veredictos.


            -Ya veremos Draco, ya veremos, por lo pronto mantén el ánimo.


            -Es que no puedo... todo esto es demasiado...


            -Pero no estás solo...  es cierto que quisieras que Roger estuviera contigo, pero cuenta conmigo, soy tu amigo ¿recuerdas?


            En esta ocasión Draco ya no dijo nada, simplemente se quedó callado con sus dedos en sus labios y su mejilla en el pecho de Harry, en donde alcanzaba a escuchar el ritmo tranquilo de su corazón... se sentía tan bien en ese pequeño rincón humano, pero sabía que por mas buenas intenciones que tuviera Harry, no podría ayudarlo.


            -No me crees ¿verdad? –murmuró Harry sin dejar de acariciarle el cabello- ven, vamos a que te acuestes y descanses.


            Con cuidado lo ayudó a levantarse y a caminar hasta la cama, en donde Draco simplemente se sentó.


            -No quiero parecer tan débil...  –gimoteó Draco con la cabeza inclinada sin dejar de llorar- me da vergüenza contigo.


            -No pasa nada –respondió Harry sentándose a su lado- yo no me burlo.


            Draco no quería estar solo, tenía un miedo apabullante que le estremecía el alma, sin embargo la misma presencia de Harry le recordaba que era un desvalido y un prisionero, y la vergüenza de parecer un muñeco roto frente al que alguna vez detestó tanto le quemaba la cara.


            -¿Podrías dejarme solo? –susurró sin levantar la cabeza.


            -Si quieres puedo quedarme hasta que te duermas –ofreció Harry con unas ganas inmensas de abrazarlo y de guardarlo en su mismo corazón.


            -No, estaré bien... son las hormonas ¿sabes? –respondió Draco sonriéndole forzadamente- en cinco minutos estaré perfecto.


            -¿Seguro?


            -Soy un Malfoy ¿no?


            -Si, claro –respondió Harry observando cómo las lágrimas no dejaban de brotar fluidamente- pero escucha, no todo es malo, aun tienes a Roger ¿no? –añadió Harry dándole un suave empujón en el hombro con el suyo propio.


            -Si, pero jamás lo volveré a ver.


            -Ya te dije que te voy a ayudar, tu condena fue injusta y veré que puedo hacer.


            -Gracias, pero ya te dije que...


            -Anímate –interrumpió Harry- ¿no quieres volver a ver a Roger?


            -Claro que si –respondió Draco mirando el suelo.


            -Entonces no te desanimes.


            -¿Tú crees que vuelva a verlo de nuevo? –preguntó Draco mirándolo ya al rostro.


            -La verdad no te lo puedo asegurar pues no te voy a mentir, sin embargo nada está escrito.


            -Si... –exclamó Draco comenzando a sonreír tímidamente- eso es verdad.


            Harry sonrió al ver su mirada con un pequeño brillo de esperanza; en ese momento hizo caso omiso al vacio inmenso que sintió en el alma.


            -¿Crees que a él le gustaría verte así de triste?


            -No, claro que no.


            -Entonces no te dejes morir.


            Por toda respuesta, Draco sonrió más abiertamente; por lo que Harry dándole una palmada en la espalda, se levantó.


            -Ahora duerme un poco.


            -Si, gracias Harry.


            Al quedar solo, Draco se recostó en la cama sin dejar de mirar la ventana; la zozobra en el alma aun la sentía, pero entonces recordó las últimas palabras que su madre le había dicho y que en ese momento cobraban tanto sentido... “No oirás mi voz, pero me escucharás con el corazón... no me verás, pero estaré presente... y cuando mires en tu interior, me encontraras”...


            -Es verdad... –musitó en medio de la semi penumbra- siempre estás conmigo, tú me lo prometiste... dijiste que no debo quebrarme, que debo ser fuerte... pues lo intentaré... –decidió apretando los labios con fuerza- tú, papá y Roger serán mi motor, haré que te sientas orgullosa de mi.


            Y aun con temor en el alma, pero ya un poco más tranquilo, por fin se durmió.


            ________________________________________________________________________________


            A la mañana siguiente, al entrar con la charola del desayuno, Harry encontró a Draco ya bañado, con el cabello aun húmedo alborotado en todas direcciones y vestido con una pijama amarilla con solecitos morados y su habitual sudadera pretendiendo ocultar su ya abultado vientre.


            -¿Ya te bañaste? –preguntó Harry extrañado mientras acercaba la pequeña mesita a la cama.


            -Si, para que veas  que puedo hacer las cosas solo –respondió Draco muy ufano.


            -Pudiste caerte.


            -Si, pero no lo hice, estoy bien Harry, no soy tan inútil –respondió Draco olisqueando la comida.


            -No digo que lo seas, pero estas muy propenso a marearte y lo sabes.


            -Pero no paso nada –respondió Draco rodando los ojos.


            -Estás agitado –dijo Harry después de observarlo unos momentos.


            -Bueno, me cansé un poco, si... pero ya estoy en cama quietecito.


            -Draco, debes ser mas consiente de tu estado –dijo Harry sentándose en la silla después de colocar la charola en la mesita- estas muy delicado.


            -¿Más consciente de mi estado? –replicó Draco arrugando la nariz al oler los huevos con jamón- ¿cómo no hacerlo si prácticamente vivo atado a la cama?... creo que ya ni nalgas tengo por estar tumbado todo el día... ¿huevos con jamón?


            -Si y ni se te ocurra negarte.


            -Hoy estas muy regañón.


            -Y tú muy animoso, ¿eres bipolar o qué? –preguntó Harry frunciendo el ceño pero alegrándose internamente de verlo más animado.


            -No, tonto –respondió Draco tomando el vaso de leche- pero decidí ya no ser tan quejumbroso.


            -¡Vaya! Me alegra oír eso.


            -¿No habrá otra cosita? –preguntó Draco refiriéndose a los huevos.


            -Dijiste que ya no te ibas a quejar tanto.


            -De acuerdo, de acuerdo... –dijo Draco dejando el vaso de leche a la mitad y comenzando a comer los huevos con jamón- a propósito... gracias.


            -¿Por qué?


            -Por todo... por atenderme, sé que ya estas cansado y aunque no lo creas, si me pesa ser una carga.


            -No has dejado de repetir eso ¿Quién te dijo que ya estoy cansado?


            -Black –respondió Draco tomando otro sorbo de leche- pero tampoco hacía falta, solo hay que ver la carita que te cargas.


            -Ya veo... –dijo Harry pensando que en verdad no había podido descansar bien, sin embargo los motivos eran muy distintos... ¿cómo decirle que no dormía por estar pensando en él?... en su cabello dorado... en sus hermosas y largas piernas... en su cuello y hombros tan tersos... y en lo imposible que era el siquiera tocarlos...


            -No... –dijo finalmente el moreno- ya te había dicho que es por la tensión provocada allá afuera; de hecho, cuando vivía con mis tíos, prácticamente  era su elfo domestico, así que estoy acostumbrado a la gente odiosa.


            -Claro, ahora entiendo cómo es que soportabas a Weasly.


            -Idiota –exclamó Harry sonriendo.


            -No, ya en serio... gracias –dijo Draco mirando su plato- y gracias por animarme ayer.


            -No fue nada.


            -Las hormonas, tu sabes...


            -Claro, lo entiendo... y no te hagas tonto, que desde que comenzaste a comer solo llevas un bocado, y también quiero que me avises cuando necesites algo, en serio ¿Qué tal si te caes cuando te bañabas?


            -Bueno ¿y cómo le hago? –exclamó Draco fastidiado- ¿me pongo a gritar como loco?... ni siquiera oyes.


            -Si... –dijo Harry pensativo- abra  que solucionar eso.


            Rato después, Harry colocaba un pequeño aparato en el mueble de Draco.


            -¿Qué es eso?


            -Es un aparato muggle –respondió Harry ajustando unos botones- es un interfono, se coloca en el cuarto de los bebés y el otro se queda en la habitación de los padres, así pueden estar al pendiente  ya que se escucha todo; están hechizados, los encargue en calidad de urgencia.


            -¿Vas a vigilarme con eso? –preguntó Draco frunciendo el ceño.


            -Si –respondió Harry sin empacho, pudiendo constatar que todo transcurrió tranquilo el resto del día; Pero... ¿y la noche?


            -Harry... Harry...


            -¿mmm?


            -¡Harry!


            -¿¡Qué, cómo?! –saltó Harry en su cama despertando de golpe.


            -¡Harry! –volvió a sonar la voz de Draco en el pequeño aparato que estaba junto a su cama, por lo que Harry se levantó rápido para dirigirse a la habitación contigua.


            -¿¡Que pasa, te sientes mal?! –preguntó entrando como exhalación al cuarto.


            -No en realidad –respondió Draco alzándose de hombros desde su cama.


            -¿No? –exclamó Harry atónito- ¿y entonces para qué diablos me despertaste?... ¿para darme el beso de las buenas noches o qué demonios?


            -Quisieras Potter... no, en realidad fue por otra cosa; pero vamos, no seas tan gruñón.


            -¡Draco, son las tres de la mañana!


            -¿Vas a escuchar o vas a regalarme? –exclamó Draco ceñudo mientras se cruzaba de brazos.


            -Vaya y ahora resulta que el niño es el indignado.


            -No soy ningún niño.


            -Pues te comportas peor que Teddy.


            -¿Y quién es Teddy?


            -Es el hijo de Remus, tiene dos años, por cierto viene siendo pariente tuyo ahora que lo recuerdo ya que es hijo de Nimphadora Tonks, un miembro distante de tu familia.


-¿En serio? –preguntó Draco con curiosidad momentánea.


-Sí.


-Y si solo hablaste para molestar, me voy a dormir –dijo Harry dándose la vuelta.


            -¡No, espera!


            -¿Qué quieres, Draco?  -pregunto Harry imitando un sollozo.


            -No seas dramático –exclamó Draco al verlo- la verdad es que tengo un antojo.


            -¿Un antojo?


            -Si


            -¿Y?


            -¿Cómo que “y”?... resulta que no puedo dormir.


            -Pues cuenta ovejas –dijo Harry dándose la vuelta de nuevo.


            -¡Harry! –exclamó Draco suplicante.


            -¡¿Qué?! –respondió Harry imitando el mismo tono.


            -Me muero por un helado de chocolate con chispas de colores y duraznos en almíbar.


            -En primera no tenemos y en segunda, aun es de noche ¿no podrías esperar a que amaneciera?... digo, la gente en la noche, entre otras cosas suele dormir.


            -En primera, el antojo lo tengo ahora y en segunda... ¡me muero de ganas! –respondió Draco dramáticamente- ¡por favor Harry!... ¡me muero por comer helado de chocolate con chispas de colores y duraznos en almíbar!


            -El señor Jackson te restringió el azúcar, te lo he dicho como mil veces.


            -No me hables de ese viejo, además hay helado sin azúcar.


            -Si pero no aquí, cuando mucho tenemos nieve de limón.


            -Pero no quiero nieve de limón, quiero helado de chocolate con...


            -Chispas de colores y duraznos en almíbar –interrumpió Harry rodando los ojos- Draco, ya tienes casi cinco meses ¿y apenas te están dando los antojos?


            -No tarado, los antojos los he tenido desde hace mucho pero me los he aguantado.


            -¿Ah sí?... bueno, pues entonces no te costará trabajo aguantarte este.


            -¡Por favor, Harry! –exclamó Draco poniendo cara de sufrido- ¡te juro por mi vida que no puedo dormir!


            -Draco... –dijo Harry cruzándose de brazos.


            -No estoy fingiendo –respondió Draco sinceramente- de verdad quisiera comer eso... ¡por favor, por favor, por favor!


            -Solo con una condición –dijo Harry alzando una ceja.


            -¡lo que quieras!


            -Que de ahora en adelante te tomes las píldoras.


            -¿Cómo?... ¡pero no es justo!


            -Tan lo es, que si no aceptas, no hay helado, así de simple –respondió Harry sintiendo que hacia un trato con un niño de cinco.


            -Pero Harry... –replicó Draco lloriqueando- sabes que las detesto.


            -Pues basta de pedir y pedir y pedir... –dijo Harry con firmeza- y no hablo de tomarlas una vez, hablo de tomarlas de ahora en adelante.


            -¡¿De ahora en adelante?!... ¿¡un simple helado por tomarlas siempre?!


            -El helado lo vale ¿no?, además es tu decisión.


            Draco se sintió en una encrucijada, se moría por cumplir su antojo, pero en verdad odiaba tomar píldoras ¿Por qué nadie entendía eso?


            -No –dijo finalmente cruzándose de brazos.


            -¿No? –repitió Harry alzando ambas cejas.


            -No, ya no quiero nada, gracias –respondió Draco.


            -¿En serio renuncias al helado solo por no tomar esas píldoras?... Draco, te estoy hablando.


            -Ya no quiero nada, gracias –respondió Draco quitando varias almohadas de su cama para acostarse de nuevo.


            -Draco, estás haciendo un berrinche –dijo Harry exhalando un suspiro.


            -Yo no hago berrinches, Potter –respondió Draco haciendo muecas al acostarse.


            -Creí que trataba con un hombre de veinte años, pero ya veo que no.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).