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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            Al día siguiente, Draco se despertó muy temprano por una poderosa razón.


            -¡Tengo que ir al baño! –pensó quitando las mantas.


            Sabia que Harry se molestaría si averiguaba que se levantaba sin su ayuda, pero era obvio que no iba a despertarlo solo para eso, además él podía perfectamente ir solo al baño, así que apoyando los pies descalzos en el suelo se levantó con cuidado; un ligero mareo lo hicieron volver a sentarse.


            -Diablos... –pensó recuperándose un poco- bien, ahí vamos.


            Paso a paso llegó hasta el baño en donde hizo lo que tenía que hacer, pero cuando estaba lavándose las manos, notó algo que no estaba mientras se miraba al espejo.


            -¿Qué rayos es esto? –pensó notando dos tenues manchas en sus mejillas- ¡esto no lo tenía! –murmuró atónito al tiempo que tocaba su cara con las manos mojadas- ¡mi cara...! ¡está manchada!


            Eso, aunado a sus nauseas matutinas lo hicieron sentirse miserable.


            -Esto no puede ponerse peor... –susurró dándose la vuelta sin darse cuenta que algo de agua había caído al piso, por lo que al dar el paso, su pie derecho resbaló haciéndolo caer hacia atrás, intentó sujetarse del lavamanos, pero con sus manos mojadas no sirvió de nada; al caer, su pie derecho chocó directamente con la pared ocasionándole un dolor en el tobillo.


            -¡Ah!... ¡por Salazar!... –gimió en el suelo sin poderse mover y pensando curiosamente antes que nada, en el regaño de Harry.


            -¡Todo está bien, todo está bien! –prensó frenéticamente intentando calmar su acelerado corazón.


            Intentó levantarse, pero el dolor en el coxis y en el tobillo se lo impidieron.


            -¡No puede ser! –pensó angustiado- ¡no puedo levantarme!


            Recargándose en los codos y sujetándose de la tina, logró sentarse sintiendo mucho dolor.


            -¡Tengo que levantarme antes de que venga Harry! –pensó intentando levantarse nuevamente- No puedo...


            Se quedó quieto unos momentos esperando a que el dolor en su coxis y tobillo se calmara, cosa que no sucedió y que contrariamente a lo que esperaba, fue en aumento; comenzó a asustarse verdaderamente cuando después de diez minutos seguía sin poder moverse.


            -Son las cinco... –pensó angustiado- Harry viene a verme a las siete, no aguantaré todo ese tiempo aquí tirado...


            Gemidos de dolor amenazaban con brotar de su boca y sin embargo continuaba resistiéndose a llamar a Harry.


            -Bueno.... serenidad ante todo –pensó aspirando aire profundamente- nada lograré poniéndome histérico, si me calmo, seguramente el dolor también pasará.


            A las siete de la mañana, Harry entró a la habitación con la charola del desayuno encontrando la cama vacía; negando con la cabeza dejó la charola en el mueble para dirigirse después al baño.


            -¿En qué quedamos Draco? –dijo tocando la puerta sin obtener respuesta- ¿Draco?


            -Harry... –exclamó Draco dentro- ¿podrías pasar?


            Haciendo un gesto de extrañeza, Harry abrió la puerta para casi irse de espaldas al encontrar a Draco en el suelo.


            -¿¡Qué demonios...?!


            -Yo... creo que resbalé –exclamó Draco tratando de poner su mejor cara.


            -¡Grandísimo idiota! –estalló Harry entrando rápidamente.


            -Pero estoy bien, de verdad... –se apresuró a decir Draco.


            -¡¿Desde qué hora estas aquí?! –preguntó Harry acuclillándose junto a él.


            -Hace apenas un ratito.


            -¿Te duele algo, donde te golpeaste? –preguntó Harry examinándolo.


            -Caí de culo pero estoy bien.


            -Vamos... –dijo Harry pasándose un brazo de Draco por el cuello para levantarlo.


            -¡No me muevas, no me muevas! –gimió Draco cerrando los ojos al ser levantado un poco por Harry.


            -Lo sabia... –masculló Harry furioso  pasando ahora un brazo por las piernas de Draco y otra por la espalda.


            -¡Ah!... –gritó Draco cuando Harry lo levantó en brazos.


            Cuando Harry lo colocó cuidadosamente en la cama, Draco tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no ponerse a gritar como desesperado.


            -Llamaré al señor Jackson –dijo Harry con gesto adusto.


            -No, yo...


            -¡Cállate! –gritó Harry sintiendo que si Draco decía una sola palabra más, él mismo terminaría agarrándolo a patadas.


            Draco prefirió quedarse callado al ver el enojo de Harry; la cadera y el tobillo le dolían horrores, por lo que pensó que llamar al medimago no sería tan mala idea después de todo, aunque ciertamente esa decisión no estaba para nada en sus manos.


            Veinte minutos después, el señor Jackson estaba en su habitación revisándolo, mientras él veía a los tres aurores que esperaban recargados en la pared para no estorbar.


            A pesar de toda su fuerza de voluntad, Draco no pudo evitar gritar cuando el señor Jackson palpó cuidadosamente la región de la cadera, la cintura, huesos, músculos y tendones, revisó al bebé y después procedió a revisar el tobillo, palpándolo con las manos y con varios pases de varita para finalmente volverse hacia los aurores.


            -¿Y bien? –preguntó Remus preocupado.


            -Bueno... –respondió el señor Jackson anotando algo en un pergamino- se ha llevado un golpe que le ha resultado la cadera lastimada, en una situación normal recomendaría el uso de una faja especial para ejercer presión y que no causara tanta molestia, pero en sus condiciones lo único que puedo recomendar es que guarde absoluto reposo, le daré un antiinflamatorio y una pomada para aliviar el dolor y acelerar la curación, en sus condiciones no puedo arriesgarme a recetar muchas cosas, la química de su sangre cambio de cierta manera y sus reacciones son inesperadas, hay que aplicarla en la zona afectada dando un suave masaje; tuvo mucha suerte de que no haya habido ningún tipo de desprendimiento, el bebé está bien.


            -¿Una pomada? –exclamó Draco frunciendo el ceño- ¿en la zona afectada?


            -Si –respondió el señor Jackson dándole a Remus un bote cerrado.


            -¿Si caí de culo significa que alguien tendrá que verme el trasero mientras me la aplican?


            -Me temo que sí.


            -Pues prefiero morirme de dolor antes de exponerme de una manera tan vergonzosa –declaró firmemente Draco.


            -Claro, lo que tú digas –respondió conciliadoramente el medimago.


            -¿Cada cuando hay que aplicar? –preguntó Remus mirando el pequeño bote.


            -Cada doce horas estará bien o cuando el dolor sea muy fuerte.


            -¿Y el tobillo?


            -El tobillo... –repitió el señor Jackson sacando varias cosas de su maletín- está roto.


            -¿¡Roto?! –exclamó Draco atónito.


            -Dentro de lo que cabe –continuo el medimago dirigiéndose a Remus- fue una fractura limpia, no habrá que hacer ningún tipo de intervención, lo que si habrá que hacer es acomodar el hueso, eso dolerá bastante, y después habrá que inmovilizarlo con una férula.


            -¿No es más fácil tratarlo con alguna poción repara huesos? –preguntó Harry.


            -Ningún medimago que se precie de serlo recetaría poción repara huesos a una persona embarazada –respondió el señor Jackson- afecta los huesos del bebé, por eso no queda más que tener mucha paciencia.


            -Oiga... –exclamó Draco después de unos momentos como no queriendo la cosa- tengo una pregunta.


            -Dime –respondió el señor Jackson un tanto sorprendido.


            -Me han aparecido unas manchas en el rostro –dijo Draco intentando aparentar naturalidad- ¿Qué rayos significa? ¿me quedare así toda la vida?


            -Si, ya lo había notado –respondió el señor Jackson.


            -¿Ya lo había notado? –exclamó Draco sorprendido- ¿¡y no pensaba decir nada?!


            -Es que no hay nada que decir, esas manchas son algo común en el embarazo.


            -¡Ah, disculpe usted! Es que en mis otros embarazos esto no me había pasado –exclamó Draco sarcástico.


            -Si no lo habías visto antes en otras mujeres, es porque hay muchos productos cosméticos para ocultarlas, las mujeres los usan para disimularlas.


            -Muy bien, entonces hare una cita para ir a comprar cosméticos –refunfuñó Draco cruzándose de brazos mientras miraba a otro lado.


            -¿Y a que se deben esas manchas? –preguntó Harry.


            -No hay de qué preocuparse, se trata de cloasma gestacional; es un problema estético bastante común en el embarazo, que consiste en la aparición de manchas oscuras en forma de mapa en determinadas zonas del rostro como la frente, las mejillas y la franja superior de la boca.


            -¿Qué lo provoca?


-Bueno, son dos los agentes que intervienen en la aparición del cloasma gestacional, el factor hormonal y el de naturaleza genética; los cambios hormonales que suceden durante el embarazo, en especial el aumento de los niveles de estrógeno y progesterona, producen una mayor concentración de melanina, tu piel es muy blanca –dijo dirigiéndose a Draco quien no se molestó en voltear- por eso se nota más.


-¿Y se quitará? –preguntó Harry comprendiendo que eso era lo que en realidad Draco quería saber.


-El cloasma desaparece normalmente después del parto, cuando la organización hormonal vuelve a la normalidad ¿algo más?


            -Ya nada, estoy bien, ya puede irse –respondió Draco.


Esta vez quien ayudó en la curación no fue Harry, sino Remus, quien sostuvo a Draco mientras el medimago acomodaba el hueso del tobillo; Harry simplemente se fue a la cocina en compañía de Remus.   


            -¿Le llevas de comer o le llevo yo? –preguntó Remus después que el medimago se fuera.


            -No te preocupes, lo hago yo –respondió Harry muy tranquilo.


            Cuando Draco vio a Harry llegar con la comida no dijo nada, ciertamente tenía ganas de hablarle, pero el gesto serio de éste se las quitó; Harry dejó la charola sobre la mesita de la cama  y se sentó en silencio a leer un libro de Quidditch que había llevado consigo; Draco cuchareó la crema de calabaza suspirando, las cremas le daban asco, pero ya no tanto al grado de poder ingerirlas sin vomitarlas al instante, pero no tenía hambre a pesar de que no había desayunado; algo le molestaba y sabía perfectamente que era... Harry estaba enojado.


            Después de quince minutos de incomodo silencio, Draco se decidió a hablar.


            -Harry...


            -¿Sí? –respondió Harry sin despegar la vista de su libro.


            -eee... la crema está bien ¿tú la hiciste?


            -Si.


            -Ah pues... te quedó muy buena.


            Harry no contestó, simplemente continuó leyendo; después de otro rato, Draco ya no soportó más la tensión del ambiente.


            -Vamos Harry, no te pongas así.


            -¿Decías? –preguntó Harry alzando la vista.


            -Sí, que no te pongas así.


            -¿Así como?


            -Pues así... –dijo Draco gesticulando con las manos- entiendo que estés molesto, pero ya ves que no pasó nada.


            Harry volvió su vista al libro mientras daba vuelta a la hoja y exhalaba un suspiro.


            -¿Vas a estar así todo el tiempo? –insistió Draco- a fin de cuentas estoy bien.


            -¿Bien? –exclamó Harry bajando el libro y mirándolo fijamente- tienes el tobillo roto y la cadera jodida... ¿eso es estar bien?


            -Bueno, no pero...


            -Imagino que ahora estarás satisfecho –interrumpió Harry- ahora si definitivamente no te puedes levantar.


            -Claro que no estoy satisfecho, es solo que...


            -Entiendo que quieras ser autosuficiente –continuo Harry- pero ¿Qué parte de “necesitas ayuda” no entiendes?


            -Sí lo entiendo, pero...


            -¿Tan difícil te es aceptar mi ayuda?


            -Harry, déjame hablar.


            -¿Y de que sirve si no logramos entendernos?... te he dicho de mil maneras que estoy aquí para asistirte y tú no lo aprovechas ¿acaso tenía que pasar esto para que al fin estuvieras en paz?


            -No.


            -¿Y si hubiera sucedido algo mas grave solo por tu necedad?


            -Bueno, pero no pasó...


            -¡Pero pudo pasar! –exclamó Harry exasperado- ¿¡qué demonios tienes en la cabeza?!... ¡¿aire?!


            -Es que no entiendes...


            -¿Qué tengo que entender? –interrumpió Harry- ¿Qué quieres ser como antes cuando a las claras ya no se puede?... tu cuerpo ya no es completamente tuyo en este momento, alguien más depende de ti ¿acaso eso no te importa?


            -Lo dices como si me hubiera caído a propósito.


            -¡Pero si no hace falta Draco, con tu propia estupidez basta! –exclamó Harry manoteando.


            Draco no supo que contestar, las palabras de Harry lo hacían enojar, pero también sabía que había razón de sobra para que el auror estuviera más que molesto.


            -Quería evitarte más trabajo –exclamó un tanto inseguro.


            -Si, si, esa canción ya me la sé –respondió Harry sonriendo en lo que parecía más una mueca- dime una cosa Draco... –continuo Harry mirándolo con la cabeza ladeada- ¿cómo me vez?


            -No entiendo...


            -Si ¿Cómo me vez?... ¿Cómo tu auror, como tu custodio?


            -Yo... pues... –balbuceó Draco sin saber que decir.


            -Entiendo que me veas así porque así debe ser –dijo Harry al ver su confusión- pero también esperaba que me vieras como a un amigo.


            -Y así te veo –se apresuró a responder Draco.


            -Pues no lo parece –dijo Harry poniéndose de pie- pero si así quieres que sean las cosas, está bien.


            Draco ya no dijo nada al ver a Harry salir de la habitación; el resto de la tarde se le hizo eterna, y aunque se sentía muy cansado, el dolor en su cadera lo mataba y tampoco podía acostarse de costado sin ayuda; lo peor fue que cuando tuvo la urgencia de ir al baño, con todo el dolor de su corazón no le quedó más remedio que tomar el recipiente  plástico que estaba junto a su cama y orinar en el.


            Cuando Harry le llevó la cena y el antiinflamatorio para su cadera, Draco arrugó la nariz al ver el pequeño vasito con la poción anaranjada, pero tal como había hecho cuando el señor Jackson se la dio, la tomó sin chistar, y cuando terminó de comer, nuevamente Harry se fue sin decir nada:


            Al quedar solo, Draco apagó la luz quedando solamente con la poca que entraba por la ventana, un ligero pataleo le hizo poner la mano en su vientre diciendo:


            -Tranquilo, ya pasó... yo también me asusté, pero estamos bien... mira que no soy tan desgraciado como para desear que algo malo te pase... ¿sabes? Ahora si le hice buena, ya había olvidado esa parte de mi, en la que siempre hecho todo a perder, no importa lo que haga, siempre me equivoco... –dijo Draco tragando saliva para deshacer el nudo que se le había formado en la garganta- es que yo... solo quería un poquito de vida privada... solo quería sentirme un poquito dueño de mi mismo... pero Harry tiene razón, ya nada puede ser como antes.


            Harry suspiró del otro lado del interfono; la voz queda y dolida de Draco le pegaba fuerte en el corazón, y susurros y palabras llegaban hasta él con mucha claridad gracias a la calidad del aparato; expresiones como “diablos”...“ay”... “auch”... “demonios”... se dejaron oír por un buen rato, hasta que exhalando un profundo suspiro se levantó.

Notas finales:

ASHHHHHHHHHHH TUVE Q DIVIDIR ESTE CAPI, X ESO ES UN MINI CAPI....


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