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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Notas del capitulo:

HOLA A TODOS, MIS QUERIDISIMOS Y VICIOSOS AMANTES DEL LEMMON, ORSETH REPORTANDOSE DE NUEVO CON ESTA ESTREGA, Y BUENO, QUERIA AGRADECERLES EL QUE HAYAN LEIDO EL ONE SHOT Q SUBÍ LLAMADO “TRATO”, MUCHAS GRACIAS X SUS LINDOS MENSAJES.


Y PARA NO ENTRETENERLOS MAS, PUES AQUÍ LES DEJO ESTO Q ESPERO LES DEJE SATISFECHOS... ¡AH CASI LO OLVIDO!... SI SE PORTAN BIEN (Y Q CONSTE Q NO HABLO DE OTRA COSA) SINO DE SUS REVIEWS, SUBIRE OTRO ONE SHOT MUY AL ESTILO ORSETH LLAMADO “CAPRICHOS”... YA SABEN D Q TIPO, PUES SABEN Q AMO EL “HARCO”, PERO YA BASTA, AHORA SI A LEER!!!

CAPITULO 16


 


            A través de la torrencial lluvia, Roger vio a Draco a lo lejos; ¿desde cuándo estaría ahí? ¿Cuánto habría escuchado?


            -Draco... mi Draco... –exclamó titubeante.


            -No te muevas –dijo Harry al verlo dar un paso.


            -Todo está bien, ya podemos irnos de aquí –continuo Roger como si Harry no estuviera.


            -Te lo advierto por última vez –exclamó Harry con voz firme apuntando a Roger, quien simplemente lo miró un segundo para dar un paso más.


            -¡Bombar...!  -exclamó Harry quedando a mitad de la frase al caer fulminado por un hechizo de Greyback, quien sonriendo fanfarronamente salió de entre la arboleda.


            -Nah, ni es tan fuerte –dijo el hombre lobo caminando hasta Harry- hay que llevárnoslo también, al señor Tenebroso le encantará... ¡vaya!... –añadió viendo a Draco, quien continuaba recargado en el árbol sin ningún tipo de expresión en el rostro- ¿pero que tenemos aquí?... el pequeño Malfoy hecho una bomba.


            Pasando de largo a Harry, quien continuaba inconsciente en el suelo, Roger llegó hasta Draco, quien levantó la cara encontrándose con la mirada de Roger, el cual tomándole suavemente el rostro con ambas manos, dijo:


            -No sabes cuánto te extrañé...


            El cálido aliento de Draco llegó hasta sus labios, pero estando a punto de tocarlo, un fuerte impacto que aturdió todos sus sentidos lo hizo caer al suelo.


            -¡Más vale que te quedes ahí! –gritó Sirius a unos cuantos metros de distancia sin dejar de apuntarle con su varita al igual que Remus, el cual salía por otro lado, apuntando a Greyback, quien se encogió como si estuviese a punto de saltar.


            -Remus Lupin... vaya... –gruñó el hombre lobo con una sonrisa irónica- un gusto volvernos a ver.


            -Aléjate de Harry –respondió Remus acercándose lentamente y con cautela.


            -¿Por qué esa actitud tan agresiva si somos viejos amigos? –dijo Greyback acuclillándose poco a poco junto a Harry- tal vez lo que hace falta es conocernos más, ¿Por qué no hacemos entonces que Potter ingrese a nuestro grandioso club?


            Remus no dijo absolutamente nada, simplemente oprimió su varita con fuerza mientras Greyback abría los ojos sorprendido teniendo apenas tiempo de saltar al escuchar el hechizo del auror.


            -¡Avada Kedavra!


            En ese momento, varios mortífagos salieron de entre la arboles lanzando hechizos al tiempo que  varios aurores salían detrás de Remus y Sirius, quien también comenzó a atacar.


            Greyback apenas tuvo tiempo de agazaparse, levantarse y correr hacia Roger, que aturdido intentaba ponerse de pie.


            -Draco... –balbuceó al sentirse arrastrado por un brazo.


            -¡Muévete imbécil! –gritó Greyback.


            Una batalla de fuego cruzado se desató cobrando víctimas en ambos bandos, principalmente en el de los mortífagos, quienes al verse superados comenzaron la retirada.


            Harry comenzó a despertar volviendo en sí de golpe al recordar lo sucedido; y sin poder ponerse de pie por el peligro de recibir algún ataque, comenzó a arrastrarse hacia el lugar en donde estaba Draco, quedando con la boca abierta al no encontrar nada; sintiendo una angustia demoledora comenzó a buscarlo en medio de la oscuridad del bosque.


            Después de unos minutos de recorrer un tramo del bosque sin encontrarlo, comenzó a llamarlo a gritos sin obtener respuesta.


            -¡Harry! –Gritó Sirius a su espalda- ¿¡lo encontraste?!


            -¡Aun no!


            -¡Yo iré por este lado, tú ve por aquel, si lo encuentras lanza una señal!


            Después de unos minutos, el fragor de la batalla fue disminuyendo poco a poco hasta escucharse solamente uno que otro grito y el retumbar de los truenos; varita en alto, Sirius caminaba presuroso entre los arboles del espeso bosque para que después de un buen rato, por el rabillo del ojo alcanzara a percibir una figura blanca detrás de un árbol.


            Rápidamente se dirigió ahí para encontrar a Draco sentado en el suelo, en medio de un charco de lodo y hojarasca; Sirius se acercó presuroso buscando con la vista cualquier herida posible.


            -¡¿Draco, estas bien?! –Exclamó arrodillándose frente a él al tiempo que le ponía las manos en los hombros- ¡¿estás herido, te sientes mal?!


            Pero Draco no respondió, simplemente se quedó mirando hacia el frente, hacia un punto indefinido en la obscuridad.


            -¡Draco! –volvió a llamarlo Sirius sacudiéndolo por los hombros, pero Draco ni siquiera lo miró.


            Preocupado, Sirius observó el rostro impávido del chico, del cual escurría agua debido a la torrencial lluvia que sin tregua continuaba cayendo.


            -Algo anda mal... –pensó Sirius observando que ni el frio, ni la lluvia, ni el lodo que cubrían el cuerpo de Draco hacían mella en él; percibiendo ruido, se giró rápidamente varita en alto.


            -¡Soy yo! –Exclamó Remus alzando las manos- ¡la situación esta totalmente controlada! ¿Cómo esta? –preguntó acercándose a ellos.


            -No sé, no responde... ayúdame a levantarlo.


            Con ayuda de Remus, Sirius cargó en brazos a Draco, quien simplemente recargó su frente en la mejilla del auror; minutos después llegaban a la tienda de campaña, a la cual también llegó Harry gracias a la señal que Remus lanzó; secaron y limpiaron de lodo a Draco después de colocarlo en la cama y cubriéndolo con mantas para que recuperara calor.


            -¿Le habrán hecho algo? –exclamó Remus a punto de volver a salir.


            -Tiene que revisarlo ese medimago –exclamó Sirius con los brazos en la cintura sin siquiera ocuparse de secarse a sí mismo.


            Solo Harry no decía nada, simplemente veía el rostro de Draco, quien parecía dormir tranquilamente; Remus salió para regresar cinco minutos después diciendo:


            -Nos trasladaremos inmediatamente a otra casa de seguridad, ya tenemos a treinta aurores y al resto de la Orden del Fénix custodiándonos, el señor Jackson nos alcanzará en cuanto me sea notificado el destino, hasta entonces no queda más que esperar que no le hayan hecho daño –concluyó refiriéndose a Draco.


            -¿Más? –pensó Harry derrumbado en una silla.


            -Harry... Harry...


            -¿Eh?.. Lo siento ¿decías?


            -Mas atento Harry –dijo Remus quitándole las mantas a Draco, nos vamos.


            Horas después y con un gran dispositivo de seguridad, el pequeño grupo al fin quedaba instalado en una pequeña casa idéntica a la primera.


            Draco quedó esta vez en una habitación sin ventana, como la que tenía anteriormente y todo ese tiempo sin abrir los ojos; Sirius y Remus dejaron a Harry en la habitación mientras ellos terminaban de ocuparse de la situación.


            En cuanto se cerró la puerta tras ellos, Harry se quedó recargado en la pared con la cabeza inclinada y las manos detrás; no quería mirar a Draco, hacerlo le recordaba las palabras de Roger... las crueles palabras de Roger... ¿desde qué momento escucharía?... porque estaba seguro de que al menos lo ultimo si lo había oído y estaba preocupado... las palabras de Roger significaban la destrucción total del soporte emocional y psicológico de Draco; sin eso ¿de dónde se sostendría el chico ahora para vivir?


            Sintiéndose agotado, exhalo un profundo suspiro mientras se pasaba las manos por la cara; entonces un movimiento proveniente de la cama hizo que con pesar arrimara una silla para sentarse más cerca.


            Sin abrir los ojos, Draco arrugó ligeramente el ceño, como si le costara mucho trabajo despertar; hasta que poco a poco sus ojos grises comenzaron a abrirse.


            -Hola –saludo Harry con voz baja esbozando una pequeña sonrisa.


            -mmm... –gimió Draco removiéndose en la cama para finalmente responder- hola...


            Por un momento Harry pensó en preguntar “¿Cómo te sientes?”, pero se dio cuenta al instante de que solo sería una pregunta de cortesía, pues en realidad no tenía la mas mínima idea de que decir.


            -Creo que he dormido mucho... –exclamó Draco con expresión adormilada.


            -Si, ahora si te perdiste por un buen rato.


            -Tengo sed.


            -Ahora te traigo jugo de calabaza.


            -No, aun me da asco –respondió Draco despabilándose un poco más.


            -Es cierto, que torpe soy.


            -Si, eres un torpe.


            Sonriendo ligeramente por esa respuesta, Harry entrecerró los ojos extrañado por la actitud de Draco.


            -Bien, me ahorras el tener que ir a la cocina –añadió Harry sirviendo agua en un vaso de una jarra de cristal que estaba en el pequeño mueble junto a la cama para después ayudar a Draco a recargar la espalda en un par de almohadones para que pudiera tomarla.


            -Gracias –dijo Draco después de tomarla devolviendo el vaso vacio- ¿sabes algo?


            -Que.


            -Tuve un sueño muy raro... –dijo Draco mirando el lugar en donde anteriormente estaba la ventana.


            -¿Ah sí, que tipo de sueño?


            -Creo que más bien fue una pesadilla –continuó Draco sin dejar de mirar la pared.


            -Ajá...


            -En ese sueño... –dijo Draco mirando a Harry- veía a Roger de nuevo.


            -Ah... vaya...


            Draco quedó en silencio unos momentos, silencio que Harry no supo romper.


            -Estamos en otra casa ¿verdad? –dijo Draco mirando la pared en donde anteriormente estaba la ventana.


            -Sí.


            -Ya veo... llovía mucho...


            -Así es.


            -¿Hasta qué momento...? –Dijo Draco sin dejar de ver la pared- ¿vas a decirme que no fue un sueño?


            -¿Cómo?


            -Sí... –dijo Draco cerrando los ojos habiéndose convencido por tan solo unos segundos de que lo que él mismo había dicho era cierto y comenzando a sentir al mismo tiempo, una angustia aplastante en el pecho mientras imágenes y palabras comenzaban a llegar en tropel a su mente- yo... yo... –balbuceó poniéndose las manos en la cabeza- lo vi... si, lo vi...


            -Draco...


            -Y escuché cosas... –continuó Draco con los ojos fuertemente cerrados.


            -Draco... –exclamó Harry sentándose presuroso en la cama al tiempo que le tomaba las muñecas.


            -El... –continuó Draco sin soltar su cabeza- dijo que... que mató a mi madre...


            -¡Draco, mírame! –exclamó Harry quitándole las manos de la cabeza pero sin soltar sus muñecas.


            -El... –musitó Draco mirándolo finalmente- dijo que la mató... y que todo era mentira...


            Harry deseaba decir tantas cosas, lo que fuera para  borrar la mirada confundida y llena de dolor de Draco, quien con la respiración entrecortada musitó:


            -Mató a mi madre... dijo que la mató... y... y... y que yo soy como un perro...


            -No, eso no es cierto –se apresuró a decir Harry tocándole una mejilla- tú no eres eso.


            -Ella está muerta por su culpa... –continuó Draco mirándolo con los ojos muy abiertos, pero completamente ajeno al gesto tierno de Harry, quien lo miró sin saber que decir- y a mi... yo fui... todo lo planeó...


            -Draco, cálmate –dijo Harry poniéndole las manos en los hombros.


            -Por Salazar... –exclamó Draco mirando a su alrededor como si buscara algo- yo le creí... yo le creí... en todo...


            Harry veía como Draco balbuceaba como si estuviera en alguna especie de trance y no se percatara de su presencia; el joven ex Slytherin de repente miró sus propias manos con la expresión de quien ve algo por primera vez.


            -Lo toqué... lo toqué y deje que me tocara... yo confié...


            Harry veía con creciente alarma como Draco comenzaba a hiperventilar cada vez más rápido mientras continuaba hablando- me... me acosté con el asesino de mi madre...


            -Draco, tú no sabias...


            Draco tragó saliva sin escuchar realmente a Harry.


            -Todo era mentira... –musitó sin dejar de mirar sus manos abiertas- todo fue una farsa...


            -Draco, respira con calma... ¡Draco! –exclamó Harry sacudiéndolo por los hombros.


            Draco fijó sus ojos claros en él como si apenas se diera cuenta de que no estaba solo, como si de repente recordara quien estaba con él.


            -Tenías razón... –continuó con voz apenas audible- tú... tenias razón...


            Harry tragó saliva sintiéndose completamente impotente y sin encontrar ningún valor en cualquier palabra de consuelo que pudiese decir si es que hubiese podido encontrar alguna.


            -Yo... yo lo lamento.


            -Tenias razón... –repitió Draco bajando lentamente la mirada- tenias razón....


            Harry hubiese dado cualquier cosa por detener esa lamentable letanía, por lo que dijo:


            -Draco, sé que será difícil y que te costará mucho pero... pero eres fuerte y te recuperaras.


            Draco permaneció en silencio unos momentos mientras las palabras de Harry penetraban lentamente en su cabeza.


            -Todo saldrá bien –continuó Harry quitándole las manos de los hombros viendo como Draco parpadeaba como si estuviese desconcertado- ¿Draco me has escuchado? –exclamó Harry inclinándose un poco.


            -¿Qué fue...? ¿Qué fue lo que dijiste? –susurró Draco sin mirarlo y arrugando el ceño como si no hubiese escuchado bien.


            -Dije que te recuperaras y que todo saldrá bien –respondió Harry con énfasis.


            -Recuperarme... –repitió Draco quedamente, como analizando cada palabra para después de unos momentos mirarlo a los ojos- recuperarme...


            -Si –contestó Harry esperanzado de que sus palabras hubiesen confortado un poco al chico rubio- ya verás que...


            -¿Recuperarme? –musito Draco como hablando consigo mismo.


            -Si... sí, eso dije...


            -No puede ser... –respondió Draco haciendo una mueca irónica que pretendía ser una sonrisa mientras lo miraba fijamente- ¿recuperarme?


            -¿Crees que no puedes hacerlo?... claro que puedes –dijo Harry dándose cuenta de que ni él mismo creía en ese momento en esas palabras.


            -¿¡Recuperarme dices?! –volvió a repetir Draco sobresaltando a Harry- ¡yo no puedo recuperarme!... ¿¡cómo puede recuperarse lo que está destruido?!


            -No digas eso –respondió Harry sintiendo un profundo dolor al ver los ojos grises luchar por no derramar las lágrimas que ya los inundaban.


            -¡Mírame! –Gritó Draco con voz ahogada- ¿¡sabes lo que ves?!


            -Draco...


            -¡Te diré que es lo que ves! –Continuó Draco llorando ya sin poder contenerse- ¡ves la broma de un ser humano que llegó a creer que la vida daba segundas oportunidades!... ¡ves a un pobre títere que llegó a pensar que podía ser feliz otra vez!


            -Oh Draco... –musitó Harry sintiéndose destrozado.


            -¡Tam... también te diré lo... lo que vez! –Balbuceó Draco esforzándose para que el llanto no le impidiera hablar- ¡ves al hombre que se acostó con el asesino de su madre!


            -¡¿Pero como podías saberlo, Draco?!... ¡fuiste engañado!


            -Yo... –continuó Draco mirando sus manos con la misma expresión de quien ve algo monstruoso- dejé que ese hombre me hiciera el amor... dejé que ese hombre tocara mi alma y se la llevara con él... ¿Qué clase de ser aberrante soy?


            -Tú no eres...


            -¿Qué clase de mundo es este? –Interrumpió Draco mirándolo con genuina curiosidad- y yo que pensé... –añadió sonriendo con amargura-  que yo era alguien especial...


            -Y lo eres –se apresuró a decir Harry.


            -La vida... –dijo Draco sin escucharlo- es una partida de ajedrez en la que solo soy un peón... una pieza sacrificable...


            -¡Claro que no! –exclamó Harry tomándolo de las manos.


            -¡Como duele la vida! –susurró Draco entre dientes al tiempo que retiraba sus manos y miraba a Harry con una expresión totalmente diferente- pero se acabó... ya no mas lágrimas... ya no mas nada... más vale estar muerto...


            -No digas eso.


            -Morir yo y morir el engendro que llevo dentro... –continuó Draco estrujando su ropa para después cerrar los puños sobre su vientre- ¡es lo que debe pasar!


            -Espera...


            -¡Así debe ser, así debe ser! –gritó Draco comenzando a golpearse a sí mismo.


            -¡No, espera! –exclamó Harry tomándolo con fuerza de las muñecas para evitar que siguiera lastimándose.


            -¡Suéltame! –Gritó Draco furioso- ¡déjame terminar con esto!


            -¡No Draco, tranquilo!


            -¡Que me sueltes! –gritó Draco comenzando a patearlo mientras forcejeaba con todas sus fuerzas.


            -¡Cálmate, esto tiene solución!


            -¡Déjame!


            -¡No!


            -¡Vete al infierno! –exclamó Draco escupiéndolo en el rostro causando que Harry lo mirara con asombro- ¡maldito Griffindor de mierda!... ¡te odio!... ¡te odio a ti y a todos!


            -Draco... –musitó Harry sin soltarlo.


            -¡Ojalá todos se murieran y me dejaran en paz!... ¡suéltame!


            -No –respondió Harry con firmeza mientras soportaba las erráticas patadas de Draco.


            -¡Imbécil, hijo de puta!


            -¿¡Que pasa?! –exclamó Remus alarmado entrando a la habitación seguido de Sirius y el señor Jackson.


            -¡Tranquilo Draco! –dijo Harry forcejeando con él.


            -¡Muéranse todos y váyanse al infierno!


            -Tiene una crisis nerviosa –exclamó el señor Jackson abriendo rápidamente su maletín mientras Remus auxiliaba a Harry.


            -¡No, no! ¡Suéltenme! –gritó Draco desesperado.


            -Tranquilo hijo –musitó el medimago preparando una jeringa con una poción verde brillante.


            -¡No, malditos!


            En cuanto el señor Jackson le aplicó la inyección en un brazo, Draco comenzó a sentirse mareado quedándose dormido casi al instante.


            -Y tú, afuera –dijo Remus a Harry fulminándolo con la mirada.


            Seguidos de Sirius, los aurores bajaron a la sala dejando a Draco con el medimago.


            -Vas a decirme todo lo que sepas y me lo vas a decir ya –exclamó Remus en tono concluyente dirigiéndose a Harry.


            Suspirando con gran desaliento, Harry se dejó caer en el sofá, ya no tenía ningún caso ocultar nada; ciertamente considerando la mirada de Remus, no tenía muchas opciones.


            -Bueno... –comenzó mirando distraídamente sus dedos que tamborileaban nerviosos en el brazo del sofá- el hombre al que yo le apuntaba era Roger McGregor, pareja de Draco y padre de su bebé.


            -¿Y hasta cuando pensabas decirnos? –Exclamó Remus claramente molesto plantándose a media sala con los brazos cruzados- ¿para cuándo nos invitaran a la fiesta de graduación?... ¿Qué más?


            -Ese hombre... es medimago, él se relacionó con Draco cuando su madre murió... –y así continuó Harry contando desde que se conocieron, se relacionaron, el “sorpresivo” embarazo y las palabras dichas por Roger en el bosque, quedando todos en silencio por unos minutos.


            -Ahora entiendo... –exclamó Sirius sentándose en el otro sofá- ese hombre está al servicio de Voldemort, eso era obvio; planearon todo de manera que lo pudiesen abordar estando en un punto muy vulnerable... lo curioso es que Voldemort no acostumbra andarse con sutilezas ni contemplaciones... ¿para qué tomarse todo este trabajo?, si él desea algo, simplemente lo toma y ya.


            -Un bebé puede conseguirlo donde sea –prosiguió Remus- ¿Por qué hacerle esto a un hombre?


            -¿Y porque precisamente a Draco Malfoy? –dijo Sirius mirando a su amigo.


            Después de eso, Remus también se sentó junto a Sirius mientras este sacaba su cajetilla de cigarros; los tres pensaban lo mismo pero ninguno se animaba a hablar, hasta que finalmente Sirius lo hizo.


            -Fuera de la situación que se desarrolla allá afuera, las cosas aquí se complicarán mucho... ese muchacho ha perdido su brújula.


            -Si, lo sé... –respondió Remus con desaliento para después dirigirse a Harry- ¿Cómo ves la situación?


            -Tú mismo lo viste –respondió Harry negando con la cabeza- quería matarse él mismo y al bebé también.


            -No podemos mantenerlo dormido todo el tiempo –dijo Remus-- ¿algún ansiolítico tal vez?


            -Hay sedantes muy suaves para personas en su estado –exclamó el señor Jackson bajando la escalera- pero a veces resultan insuficientes.


            -¿Cómo esta? –preguntó Remus.


            -Ya lo revisé, si alcanzó a golpearse, pero Harry lo detuvo a tiempo; el bebé está bien, por lo demás me preocupa el estado mental que tiene ¿puedo saber que sucedió?


            -No, no puede –respondió Harry con voz firme, a lo cual Remus solo lo miró sin decir nada.


            -De acuerdo, pero comprenderán que si quiero ayudarlo, cuanta más información tenga sobre él, mucho mejor –dijo el señor Jackson- el carácter de ese muchacho es muy difícil, aunado a esto, habrá que tomar ciertas medidas.


            -¿Cómo cuales? –preguntó Remus.


            -Vigilancia permanente, no podrá estar solo ni un minuto; además sus tendencias suicidas han sido disparadas por algo externo, no solo por la cuestión hormonal... eso complica el tratamiento porque no solo es cuestión de medicamentos, algo afectó a ese chico, y por lo que pude ver, fue algo muy grave.


            Harry recargó sus codos en sus rodillas mientras inclinaba la cabeza con pesar.


            -¿Qué pasa con los medicamentos? –preguntó Sirius.


            -El gran inconveniente de los tratamientos farmacológicos antidepresivos, es que pueden causar afecciones al bebé, ciertamente este chico ya tiene más de doce semanas, que es cuando el producto es más afectado por esto, pero aun así esto conlleva mucho riesgo; más bien son ideales para depresión leve.


            -Pero algo debe haber ¿no?


            -Bueno... –respondió el señor Jackson exhalando un suspiro- he tenido dos pacientes con psicosis extremas en su embarazo y el tratamiento en ambos casos fue mixto, es decir, psicoterapia en grupo y un esquema de psicofármacos, naturalmente más fuertes que los que les mencionaba.


            -No estamos hablando de cualquier persona –exclamó Harry sin levantar la cabeza.


            -Es cierto –respondió el señor Jackson- además de que el caso es único, su sintomatología es muy severa.


            -Gracias por diagnosticar algo que ya sé –concluyó Harry levantándose y subiendo las escaleras para encerrarse en su habitación; Remus iba a seguirlo pero el señor Jackson le negó con la cabeza.


            _________________________________________________________________________________


            Harry cerró de un portazo para finalmente recargar sus manos a cada lado de la ventana observando la nublada mañana; unos toquidos en la puerta se dejaron escuchar suavemente, por lo que simplemente dijo:


            -Adelante.


            -Espero no molestar –dijo el señor Jackson entrando y cerrando tras de sí- ¿puedo sentarme?


            A lo que Harry respondió levantando los hombros.


            -Puedo ver que estas muy preocupado –dijo el señor Jackson sentándose en una silla- y entiendo que mis respuestas no te satisfagan; no quiero que pienses que olvido lo singular de su caso.


            -No... –Respondió Harry después de unos momentos- sé que no lo hace, disculpe mis malos modos.


            -No te preocupes, gracias al chico Malfoy ya estoy curtido en eso –exclamó el señor Jackson sonriendo.


            -Si, me imagino –respondió Harry sonriendo levemente mientras se sentaba en su cama.


            -Entiendo que desees un tratamiento rápido y eficaz, pero esto requiere de mucha paciencia y cuidados.


            -Yo los tengo –se apresuró a decir Harry.


            -Si las circunstancias jurídicas del chico fueran otras, lo ingresaría al área psiquiátrica de San Mungo, ahí tendría supervisión las veinticuatro horas del día.


            -Yo puedo...


            -Ahí hay enfermeras –interrumpió suavemente el señor Jackson- que cubren tres turnos, sé que eso ahora no se puede, pero para esto los otros dos aurores tendrán que ayudar.


            -No hace falta.


            -Harry, no eres un súper hombre... entiendo tu afán de ayudar, pero hasta tú tienes un límite y en nada ayudará tener a dos en cama.


            A pesar de toda su obstinación, Harry sabía que el señor Jackson tenía razón, por lo que solo pudo asentir con la cabeza.


            -No me gustó hacerlo, pero tuve que ponerle ataduras –continuó el viejo medimago.


            -Entiendo.


            -Y aun con el medicamento, su despertar no será grato.


            -Lo imagino.


            -Requiere psicoterapia, pero es muy difícil cuando alguien no quiere recibir ayuda.


            Harry no respondió, simplemente se dejó caer hacia tras mirando el techo por unos minutos.


            -¿Y cuál es el siguiente paso? -preguntó al fin.


            -Medicamentos... no puedo fiarme de él de ninguna manera.


            -Claro.


            -Imagino que querrás estar presente cuando despierte.


            -Sí


            -Entonces descansa un rato, él dormirá cuando menos unas seis horas.


            -Lo intentaré, gracias.


            Sin decir más, el señor Jackson salió dejando a Harry acostado, pensando que en lo que menos tenia era ganas de dormir; sin embargo, en cuanto cerró los ojos, en cuestión de minutos se quedó profundamente dormido.


            _________________________________________________________________________________


            Cuando abrió los ojos, Harry miró el techo sintiéndose un poco desconcertado, miró el reloj que estaba colgado en la pared viendo que eran las seis y media de la tarde; pasándose los dedos por entre la alborotada cabellera y acomodándose las gafas, Harry salió de su habitación para dirigirse a la contigua, en donde encontró al señor Jackson sentado a la pequeña mesa haciendo unas anotaciones.


            -Hola ¿descansaste? –preguntó el medimago al verlo entrar.


            -Si –respondió Harry viendo directamente a la cama, en donde Draco dormía de costado con sus manos atadas con cintas de tela.


            -Iré a preparar unos medicamentos –exclamó el señor Jackson poniéndose de pie- al rato nos organizaremos para los turnos ¿de acuerdo?


            -Sí.


            -En cuanto quedó solo, Harry se sentó en la silla sin dejar de mirar a Draco, quien simplemente abrió los ojos diciendo:


            -Maldito viejo, creóíque nunca se iría.


            -¡Draco! –saltó Harry poniéndose de pie- ¿¡ya estabas despierto?!


            -Desde hace un buen rato –respondió Draco mirando sus ataduras- ¿podrías desatarme?


            -Lo siento, no puedo –respondió Harry aun desconcertado- tú... eee...


            -Estoy bien, si es lo que quieres saber –respondió secamente Draco- desátame que quiero orinar.


            -Es que...


            -No haré nada Potter, solo quiero alcanzar el maldito bote.


            “¿Potter?


            Un tanto dudoso, Harry lo desató para después alcanzarle el recipiente plástico, en donde después de hacer lo que tenía que hacer, Draco quedó recargado sobre unos almohadones.


            -¿Por qué me ves así? –dijo Draco después de unos momentos- ¿esperabas encontrarme hecho un mar de lagrimas?


            Harry no respondió, pues era más que evidente que si.


            -Ya veo... –continuó Draco sonriendo.


            -“¿Sonriendo?” -Pensó Harry observándolo; definitivamente había algo diferente en Draco; su manera de hablar, su mirada... definitivamente algo había cambiado.


            -¿Pretendes usar Legeremancia conmigo? –preguntó Draco.


            -No.


            -Bueno, en realidad me importaría un carajo –exclamó Draco alzándose de hombros con cierta indiferencia- aunque te ahorraré el trabajo.


            -¿A qué te refieres?


            -A que te diré que es lo que haré.


            -¿Ah sí?... ¿y qué harás? –preguntó Harry volviendo a sentarse.


            -Nada.


            -¿Nada?


            -Nada de lo que tú temes que yo haga.


            -¿Cómo el lastimarte a ti mismo, por ejemplo?


            -Así es.


            -¿Y cómo puedo confiar en ti?


            -Es que me importa una mierda si confías en mi o no –respondió Draco sonriendo despreocupadamente- mira Potter... las cosas son muy  claras, ustedes desean arruinarle los planes al señor Tenebroso y él desea “la cosa” que llevo dentro; lo único que hay que hacer, es dejar que “esto” nazca y después solo esperar a que se maten entre ustedes.


            -Draco ¿te sientes bien? –preguntó Harry sorprendido y preocupado por la actitud indiferente e irónica de Draco.


            -Mejor que nunca, Potter –respondió Draco exhalando un suspiro- por primera vez en toda mi vida veo las cosas claras; tanto así que ahora haré lo que debí hacer hace mucho tiempo.


            -¿Y qué es?


            -¡Rendirme, Potter! ¿¡Pues qué más?! –Exclamó Draco sonriendo como si su respuesta fuera la más obvia- ¿no quieres que me mueva? No me moveré, ¿no quieres que me bañe sin ayuda? Entonces no lo haré, ¿quieres que coma? Comeré; con suerte todo esto terminará en unos meses y si todo sigue saliendo bien, ingresaré a Azkaban sin ningún problema.


            -¿Si todo sale bien? –repitió Harry frunciendo el ceño.


            -Si –respondió Draco sonriendo de nuevo- y quien sabe... tal vez recibir el beso de algún dementor.


            -¿Estas demente?


            -Estaba demente... –corrigió Draco alzándose de hombros- pero he recuperado la cordura.


            -Draco...


            -Nunca más, Potter...


            -¿He?


            -No lloraré de nuevo... –exclamó Draco ladeando la cabeza mientras sonreía levemente- esas tonterías terminaron, toda esa mierda sentimental se acabó.


            Harry se quedó callado; ni en mil años hubiese imaginado tal reacción de Draco, parecía tener todo asumido con gran naturalidad... y su expresión...


            -“Parece tan distante..”. –pensó Harry sin dejar de mirarlo- “tan vacío... ni siquiera tristeza se percibe en él...”


            -¿Sigues analizándome? –preguntó Draco removiéndose en su cama- ¿se te hace tan difícil que vea las cosas como son?


            -No es eso, es... no sé...


            -Entonces quita la cara de imbécil que has puesto –exclamó Draco cerrando los ojos- y dame la maldita pomada para el dolor.


            -Pero...


            -Mira Potter...


            -¿Potter? –Interrumpió Harry- ¿Por qué no dejas de llamarme así?


            -Así te llamas ¿no?


            -También me llamo “Harry”.


            -Aclaremos una cosa... Potter... –dijo Draco haciendo énfasis en la última palabra- tú y yo no somos amigos... en realidad nunca lo fuimos.


            -Pero...


            -¿Piensas que sigo creyendo en la amistad y en todas esas idioteces?... me sorprendes, Potter; pensé que eras más inteligente y si esperas que siga tragándome toda esa basura, olvídalo... yo solo te necesito para sobrevivir, nada más.


            -Draco, no puedes hablar en serio.


            -¡Por favor, Potter! –Exclamó Draco haciendo un gesto de incredulidad- ¿de verdad esperas que crea que en verdad eres mi amigo?... ¿Qué la amistad, el amor y toda esa basura en realidad importan?


            Harry ya no respondió, comprendió que en realidad no había nada que decir, solo miró los ojos de Draco... tan fríos y distantes como los primeros años en Hogwarts...


            -“No... así no...” –Se corrigió mentalmente- “antes éramos niños y a pesar de todo yo era feliz...él era feliz..”. –ahora solo veía un tremendo vacío y un rostro lúgubre.


            -Estoy cansado –exclamó Draco cerrando los ojos mientras exhalaba un suspiro- déjame solo.


            Sin decir nada mas, pues en realidad no sabía ya que decir, Harry salió de la habitación; en cuanto quedó solo, Draco abrió los ojos pensando en la expresión de Harry... ¿Pues que esperaban todos que hiciera?... ¿Qué se echara a llorar como un niño pequeño?... ¿y de que serviría eso?... Sería como intentar construir un castillo con un montón de sueños rotos... Cuando escuchó las palabras de Roger, no pensó que fuese un sueño, porque ni siquiera pudo pensar... solo pudo sentir... y lo que sintió fue tan abrumador que se llenó de terror... de un terror paralizante.


            Había escuchado todo, llegó justo  en el momento en el que había dicho que no lo amaba; después de eso todo fue como andar en una bruma delirante... después la realidad de frente y sin mascaras y finalmente la calma.


            Su tormenta interior se había aclarado con asombrosa lucidez después de su arranque de locura... como una venda que se quita de los ojos; la solución a todo su dolor fue tan simple... tan simple porque llegó por si sola; su corazón roto sirvió para que dejara de sentir; por lo que simplemente decidió dejarse llevar por la corriente.


            -Ya no puedo caminar por mi mismo... –pensó sin referirse precisamente a su discapacidad física- el temporal es demasiado fuerte... debí rendirme hace mucho... ¿Quién se imaginaria que el amor puede matar? –pensó sonriendo levemente y con los ojos secos- ya era hora de abrazar lo que me hacía daño... al fin esto ha terminado... –pensó suspirando al tiempo que cerraba los ojos.


            Y era cierto... su miedo, su terror al futuro habían desaparecido... ya ni siquiera sentía angustia o dolor... simplemente había quedado un gran vacío.


            Sonrió satisfecho, al fin había logrado ser libre; tal vez no físicamente pero ahora eso no importaba... lo que valía en ese momento es que ya nadie podía dañarlo... ya nadie podría herirlo... ¿Quién puede lastimar lo que está muerto?


            ______________________________________________________________________________


            Cuando los dos aurores y el medimago vieron bajar a Harry, el señor Jackson preguntó:


            -¿Ya despertó?


            -Si, y le quité las ataduras.


            -¿¡Y lo dejaste solo?! –exclamó el medimago levantándose de prisa.


            Harry no respondió, simplemente fue a la cocina para preparar la cena, Remus miró a Sirius, quien suspiro con desaliento levantándose para ir tras él.


            -Si lo has dejado solo, es porque confías en que no se lastimará –dijo Sirius a Harry.


            -No es que confíe en él –respondió Harry  colocando una cacerola en el fuego- es... porque ya no hace falta.


            -¿A qué te refieres? –preguntó Sirius sentándose en una silla.


            Harry no respondió al instante, simplemente recargó las manos en la estufa.


            -¿Crees que no me he dado cuenta? –exclamó Sirius jugueteando con su cajetilla de cigarros.


            -¿Cómo? –preguntó Harry sin volverse.


            -Vamos Harry... –dijo Sirius suavemente- tú lo amas.


            Harry no dijo nada al momento, simplemente se quedó en la misma posición dándole la espalda.


            -¿Remus te ha dicho algo? –preguntó al fin.


            -Remus no me ha dicho nada... pero no hace falta, solo hay que ver como lo cuidas, como lo tratas... como lo miras.


            -¿Tan transparente soy? –preguntó Harry sonriendo sin ganas.


            -Como un cristal limpiado por Molly Weasly.


            Harry tragó saliva, no quería volverse, no quería que su padrino y mejor amigo viera su rostro desilusionado.


            -Harry...


            -No lo digas... –musitó Harry con un nudo en la garganta- sé que soy un tonto... un hombre por demás patético...


            -Yo nunca pensaría eso de ti –respondió Sirius mirando la espalda de su ahijado que parecía cargar una tonelada de pesares.


            -No hace falta... sé que eso soy.


            -Harry, no...


            -Por favor, Sirius... –exclamó Harry ya con voz quebrada- suficientemente avergonzado me siento ya...


            -¿Avergonzado de qué?... Harry ¿avergonzado de qué?


            -¿Cómo que de qué?... Sirius, me he enamorado de un imposible...


            -¿Y eso lo hace vergonzoso?... Harry, tú no eliges de quien te enamoras –respondió Sirius poniéndose de pie y caminando  hasta ponerle las manos en los hombros siendo esa la gota que derramara el dique de lagrimas que Harry ya no pudo contener; por  lo que Sirius le dio suavemente la vuelta para abrazarlo.


            -Deberías... deberías oírlo hablar... –balbuceó Harry en el hombro de su padrino- no es el mismo... esta muerto... muerto por dentro... han matado su corazón...


            Sirius ya no dijo nada, simplemente siguió abrazándolo por largo rato, hasta que dijo:


            -Si no le pones agua a esa cacerola, va a botar como cohete.


            Sonriendo torpemente mientras sorbía la nariz, Harry se soltó del abrazo.


            -¿Todo bien? –preguntó Remus entrando a la cocina.


            -Sí –respondió Harry llenando la cacerola de agua con su varita procediendo los tres a preparar la comida.


            -No creo que haya necesidad de hacer cuatro turnos –dijo Harry preparando una charola para Draco.


            -El medimago opina lo contrario –dijo Remus poniendo la mesa.


            -Sí, pero...


            -Haremos tres turnos para empezar –dijo Remus- tú, el señor Jackson y yo, pondremos una cama extra en esa habitación, ¿Qué opinas?


            -Eso está bien.


            -De acuerdo, ahora pasemos a otras cosas, he recibido informes de lo que sucede afuera, las bajas que tuvimos esa noche, fueron tres –dijo Remus con pesar.


            -¿Quiénes? –preguntó Sirius.


            -Miller, Hanson y Carter.


            Hubo un silencio pesado, todos se conocían y aunque no siempre eran los mejores amigos, su deceso era un duro golpe para todos.


            -El nuevo guardián es Michael Kingston, la mano derecha del señor Pierce, los informantes están trabajando lo mas que pueden... creo que si ya arriesgaban su vida trabajando encubiertos, sus vidas ahora serán el precio.


            -Esperemos que no, Remus –dijo Harry con un gran pesar en el alma.


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