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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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    -Ah… ¿Qué hora es?

 

            -Son las nueve de la noche.

 

            -¿Dormí tanto? –preguntó  Draco sorprendido.

 

            -Si ¿ya no tienes sueño?

 

            -La verdad si tengo.

 

            -Pues entonces duérmete.

 

            -Es que tenemos cosas que hacer, ver que me puede ser útil en mis recuerdos.

 

            -Lo haremos mañana, lo mejor es que descanses.

 

            Draco iba a protestar pero la verdad es que una especie de modorra se había apoderado de él y la posición en que estaba se le hacía muy cómoda.

 

            -Harry… -dijo ya con los ojos cerrados.

 

            -¿Si?

 

            -¿Podrías dormir aquí?

 

            Harry se quedó sin palabras al escuchar la petición del rubio, quien sin abrir los ojos dijo:

 

            -No te emociones tanto, solo te pedí que te quedaras a dormir, no que tengamos sexo.

 

            -Yo no pensé otra cosa –replicó Harry ceñudo.

 

            -Pues por si lo pensaste –dijo Draco bostezando.

 

            Harry solo rodó los ojos mientras que con sus mismos pies se quitaba los zapatos, luego se sacó la varita del bolsillo y redujo la luz de la lámpara dejando el cuarto en semi penumbras como ya era costumbre.

 

            -¿Me puedo meter bajo las mantas?... es por si me da frio, digo, te pregunto para que no creas que lo hago para meterte mano.

 

            -No seas payaso.

 

            Media hora después, Draco dormía profundamente con Harry a su espalda, el cual se negaba a pensar en  cualquier cosa que pudiese arruinar ese momento; esos minutos en los que nada alejaba a Draco de él por estar éste perdido en el sueño; rato después, cuando finalmente comenzó a dormitar, Draco comenzó a moverse como gusano hasta darse la vuelta quedando frente a frente con Harry, el cual ya con su vista acostumbrada a la oscuridad pudo verlo claramente.

 

            Nada que ver con el estirado y engominado niño que conoció en la boutique de Madame Malkin, mucho menos con el que alguna vez creyó que era el heredero de Slytherin, al cual le aplicó un Sectusempra… entonces la sonrisa se le borró cuando Draco se giró de nuevo soltándole un manotazo en plena cara.

 

            -¡Auch! –gimió quitándose le brazo de Draco y sobándose la nariz.

 

            Mas tardó en quitarse el brazo cuando un empujón del rubio casi lo hace caer de la cama sin que Draco ni siquiera abriera un ojo rematando el asunto el que le arrebatara las mantas dejándole en la orillita de la cama con el culo y la espalda al aire.

 

            A las cinco de la mañana, Harry abrió los ojos sintiendo que se le congelaba el trasero mientras Draco dormía muy tranquilo envuelto como capullo en medio de la cama.

 

            -Rayos… -masculló Harry intentando jalar un poco de la manta haciendo que Draco despertara.

 

            -¡mmm!... –gimió Draco abriendo un ojo- no dormí muy bien…

 

            -¿En serio?... yo diría que dormiste muy bien –gruñó Harry.

 

            -¿Tú no?

 

            -¿Con la cama y las mantas acaparadas por ti? –respondió Harry levantándose malhumorado.

 

            -¿Tienes frio?

 

            -¿Tú qué crees?... voy por mi chaqueta.

 

            -No es necesario.

 

            -Si, como no… -dijo Harry girándose a ver a Draco  quedándose a media frase al verlo con los brazos abiertos.

 

            -Ven… te convido de mi manta.

 

            Sin dejar de sorprenderse por cada ocurrencia de Draco, Harry volvió  a recostarse dejándose envolver.

 

            -¡Tienes los brazos fríos! –dijo Draco abrazándolo.

 

            -Y tú estas muy calientito –respondió Harry arrebujándose- ¡ay que rico!

 

            -Estás congelado –dijo Draco al ver a Harry hacerse bolita en sus brazos.

 

            -Tú tienes la culpa.

 

            -¿Yo?

 

            -Si, te jalaste toda la manta.

 

            -No es verdad.

 

            -Si lo es… oye Draco, duermes horrible ¿Cómo es que no me había dado cuenta?

 

            -Solo soy un poco inquieto cuando duermo con alguien, no estoy acostumbrado –dijo Draco encogiéndose de hombros en un gesto despreocupado- o cuando estoy nervioso, eso me lo contaba mi madre, y si no te habías dado cuenta es porque ya no estoy a tu cuidado las veinticuatro horas del día.

 

            -¿Pero y los otros meses?... tú no dormías así.

 

            -Las primeras noches no me viste dormir, Potter… además me sentía tan mal y estaba tan enorme que no podía moverme.

 

            -Ah… pues duermes horrible –concluyó Harry ocultando su rostro en el pecho de Draco.

 

            -Ultimadamente es mi cama y duermo como se me da mi puta gana –respondió Draco dando por concluido el tema.

 

_________________________________________________________________________________________.

 

 

 

            Los siguientes días se la pasaron revisando los recuerdos que podían serle útil a Draco para demostrar que no era ningún asesino y que lo que hizo fue bajo coacción; también fue llenar documentos para que el Wizengamot aprobara llamar al notario además de los informes del señor Jackson que eximían a Draco de usar Veritaserum..

 

            Ya siendo Domingo y marcando el reloj las 7:15 de la mañana, Draco salió del baño secándose el cabello con una toalla, lo que nunca esperó fue encontrarse con Lance a un palmo de distancia al quitársela de la cabeza; ni siquiera alcanzó a decir nada cuando la mano del auror lo pescó del cuello estrellándolo de espaldas en la pared.

 

            -¡Ah!... –gimió al recibir el golpe en la espalda y la cabeza.

 

            -Buenos días, mortífago de mierda –masculló Lance entre dientes presionándolo.

 

            -¡Suel-sueltame!... –balbuceó Draco revolviéndose.

 

            -No seas tan quisquilloso, seguro que cuando eras la perra del que no debe ser nombrado, te trataba rudo y te encantaba… o ¿a poco crees que yo me trago el cuento de que solo te montaba ese medimago muerto?

 

            Por toda respuesta, Draco le escupió la cara con todo el desprecio del que fue capaz ganándose un puñetazo en el estomago que lo dobló sacándole el aire siendo enderezado inmediatamente al ser tomado de los cabellos.

 

            -Vengo a decirte que disfrutes tus ultimas horas de comodidad, ramera barata ¿sabes porque?... porque el Wizengamot no dudará en fallar en tu contra, y tu infecciosa existencia terminará besando a un lindo dementor, pero claro, si te abrías de piernas para tu señor Tenebroso, el besito de un dementor no es nada.

 

            Sintiendo que casi le arrancaba el cuero cabelludo, Draco solo apretó los dientes sin decir una palabra.

 

            -Y cuando seas un pelele sin alma… -continuó Lance destilando verdadero odio- serás la puta de los demás prisioneros, será una lástima que ya no te des cuenta cuando te rompan el culo, estoy seguro de que lo disfrutarías muchísimo.

 

            -S-seguro lo… dices por experiencia… -exclamó Draco recibiendo otro puñetazo en el estomago.

 

            -Bromea lo que quieras –dijo Lance dejándolo caer al suelo hecho un ovillo- cuando el mundo se libre de ti y de tu bastardito de mierda, estaremos en paz… ¡ah! Porque no te he dicho ¿verdad?... cuando tú estés refundido en Azkaban, ese pequeño saco de basura que engendraste, irá directo a la plancha de un laboratorio en donde será diseccionado y repartido en frascos de formol.

 

            La ira renació en Draco, quien nuevamente no pudo decir nada al recibir una fuerte patada en las costillas.

 

            -Quémate en el infierno, mortífago –concluyó Lance dirigiéndose a la puerta.

 

            Cuando Draco quedó solo, tardó varios minutos en moverse; el dolor en las costillas se le clavaba como aguijón en el costado haciendo que jadeara en cada respiración.

 

            -Solo falta que me haya roto… una costilla… -pensó Draco apretando los dientes.

 

            Arrastrándose con cuidado, llegó hasta la cama en donde descansó su cabeza sobre sus brazos cruzados, y las palabras de Lance retumbándole en la cabeza; tragó en seco sintiendo una angustia aplastante, pero no por él, ya no por él… sino por su hijo, por su pequeño bebé que sin quererlo provocaba suspicacias en muchas personas.

 

            Entonces confirmo lo que ya sospechaba, él temía que aunque a él le fuera mal en el juicio y su hijo quedara libre de toda sospecha, habría mucha gente que lo miraría mal y con sospecha, y algunos otros tratarían de dañarlo… y con él en prisión no podría hacer nada para defenderlo.

 

            Quince minutos después logró levantarse y palparse las costillas dándose cuenta no muy seguro que no estaban rotas.

 

            -Al menos… -pensó con alivio- rayos, se pondrá morado.

 

            Cuando el desayuno apareció, ni siquiera lo probó, llevaba la mañana pensando en lo que haría.

 

            -Buenos días –saludó el señor Jackson entrando con un fajo de pergaminos en las manos- vengo de la oficina del señor Parrish, quiere todos tus exámenes médicos actualizados, los últimos te los hice hace una semana, así que te sacaré un poco de sangre y…

 

            Draco solo asentía a la perorata del medimago, quien sin dejar de hablar un momento fue a su propia habitación para traer todo lo necesario para minutos después extraer un poco de sangre.

 

            -Fue una suerte que no desayunaras, pero también me preocupa ¿sigues inapetente?

 

            -No, solo se me hizo tarde… ¿no tendrá algo para los golpes?... ¿un ungüento o algo así?, es que me pegué en la rodilla con un mueble y me duele.

 

            -¿Quieres que la revise?

 

            -No, solo quiero que me de algo para el golpe.

 

            -Si tengo, deja que termine de hacer esto y te la doy, también quiero que te comas el desayuno.

 

            -Lo haré, gracias.

 

            Rato después, cuando Draco daba fin al último trago de leche, llegó Harry con Remus.

 

            -Siento no haber desayunado contigo –dijo Harry dándole un ligero beso en los labios para disgusto del rubio.

 

            -No hagas eso –murmuró Draco sintiendo las orejas rojas mientras sacudía unas inexistentes migajas de pan de su camiseta.

 

            -¿Por qué no? Ellos ya saben que eres mí...

 

            -Harry, quiero pedirte un favor –interrumpió Draco mirándolo.

 

            -Claro.

 

            -Yo… bueno, más bien es un favor que quiero pedirles a dos de ustedes, pero principalmente a ti.

 

            Los tres hombres se miraron extrañados, sin embargo dejaron a Draco seguir hablando.

 

            -Esto que te voy a pedir es un abuso de mi parte, estoy consciente de ello, pero no puedo pedirle esto a nadie más.

 

            -¿Qué sucede? –preguntó Harry preocupado.

 

            -Si algo me pasa quiero que protejas a Harry, y no quiero que me des ánimos… -se apresuró a decir Draco al verlo abrir la boca- seamos realistas por un momento.

 

            Harry solo hizo un gesto y dejó a Draco seguir hablando.

 

            -No confío en nadie más para encomendarle a mi hijo más que a ti.

 

            -Ya sabes que…

 

            -Espera –interrumpió Draco- sé que lo harás, pero aun así quiero que realices un juramento inquebrantable.

 

            -¿Un juramento inquebrantable? –Repitió Harry extrañado- Draco ¿crees que yo abandonaría a tu hijo a la primera oportunidad?

 

            -Claro que no.

 

            -¿Entonces porque me pides un juramento inquebrantable como si yo no fuera a hacer hasta lo imposible por él? –exclamó Harry sintiéndose dolido.

 

            -Lamento herir tus sentimientos –dijo Draco duramente- pero si no lo haces, entonces no eres el indicado.

 

            Remus y el señor Jackson desearon desaparecer al sentir en el ambiente la tensión entre aquellos dos.

 

            -De acuerdo –dijo finalmente Harry sin cambiar su expresión- Remus será nuestro testigo si es que acepta.

 

            El auror asintió sin decir nada, por lo que Harry se agachó hasta arrodillarse frente a Draco tomando su mano derecha; Draco no dijo ya nada mas, simplemente le dio la mano para que así como una vez su madre hizo ese juramento con su padrino para protegerlo a él, ahora él lo realizaría para proteger a su hijo.

 

            Remus se colocó de pie frente a ambos poniendo la punta de su varita sobre sus entrelazadas manos.

 

            -¿Juras cuidar a mi hijo y defenderlo por sobre todas cosas si yo llego a faltar? –preguntó Draco mirando fijamente los ojos verdes.

 

            -Sí, juro –respondió Harry.

 

            Una delgada y brillante lengua de fuego salió de la varita y se enroscó alrededor de las dos manos como un alambre al rojo.

 

            -¿Juras que no permitirás que ni el ministerio ni nadie se apropie de él siendo tú su único tutor?

 

            -Sí, juro.

 

            Una segunda lengua de fuego salió de la varita, se entrelazó con la primera y formo una fina y reluciente cadena.

 

            -Y si es necesario… si crees que no hay otra solución… -susurró Draco sujetando firme la mano de Harry- ¿juras escapar con él si el Wizengamot lo declara una criatura mágica y pretende retenerlo?

 

            -Sí, juro.

 

            Un resplandor rojizo iluminó sus rostros al prender una tercera lengua de fuego que salió disparada de la varita, se enredó con las otras dos y se cerró alrededor de las bien sujetas manos, como una cuerda o una serpiente ígneas.

 

            Al terminar, le señor Jackson tomó sus muestras y se escabulló lo más rápido que pudo; Remus solo había ido a dejarle otra fotografía de contrabando en el que aparecía el pequeño Harry siendo bañado por Molly, quien con su dentadura ya completa, sonreía plenamente mientras le echaba agua en la pancita.

 

            -Aun debo coordinar tu traslado de mañana, así que debo irme, nos vemos luego –dijo Remus palmeándole la espalda a Harry.

 

            -Si, y gracias por todo respondió Draco quedando solo con Harry, quien después de unos instantes en los que había permanecido recargado en la pared con los brazos cruzados, se enderezó diciendo:

 

            -También me voy, tengo algunas cosas que hacer.

 

            -Espera…

 

            -No, en serio, debo irme.

 

            -Sé que estas molesto, lamento haberlo causado yo –dijo Draco dando un paso hacia él haciendo esfuerzos para no hacer muecas de dolor.

 

            -No te preocupes –dijo Harry tomando la perilla.

 

            -Harry…

 

            -Mira Draco –exclamó Harry dándose vuelta para mirarlo- yo te entiendo, créeme que te entiendo, sé que necesitabas asegurarte de algún modo y respeto eso, ahora quisiera que tú respetaras lo que yo siento y me dieras un rato para despejar mi mente ¿de acuerdo? –concluyó Harry girándose de nuevo.

 

            -Muy bien, solo escucha lo siguiente que quiero pedirte –exclamó Draco tomándole de la muñeca.

 

            Harry sonrió forzadamente mientras ponía su mano libre en su cintura en espera de que Draco hablara.

 

            -¿Bien? –dijo al verlo quedarse callado.

 

            -Rayos… -musitó Draco dándose cuenta de que todo lo que tenia ensayado se le había borrado por completo de la cabeza- bien… -continuó intentando recuperar el aplomo- Harry… ¿podrías quedarte esta noche conmigo?

 

            -¿Esta noche? –Repitió Harry, quien desde aquella vez no había vuelto a dormir ahí- no lo sé Draco, debes dormir bien y…

 

            -Es que lo que menos haríamos seria dormir –dijo Draco preguntándose ha donde se había ido el elegante y elocuente discurso que había memorizado para ese momento.

 

            Harry frunció  el  ceño sin entender.

 

            -¿Cómo?

 

            -Harry… yo… bueno, quiero que esta noche tú y yo hagamos el amor –soltó Draco sintiendo la habitación como un maldito baño turco.

 

            Harry abrió y cerró la boca mientras fruncía el ceño.

 

            -¿Perdón? –exclamó finalmente.

 

            -Rayos Harry, no me hagas decirlo dos veces –respondió Draco sonriendo nerviosamente.

 

            -Lo siento, es que creo que escuché mal ¿dijiste que quieres que esta noche tú y yo hagamos el amor?

 

            -Sí, si, eso dije… -respondió Draco caminando unos pasos por la habitación.

 

            Harry se quedó en silencio con los brazos en los costados sin hacer ni decir nada por unos momentos.

 

            -Tanta elocuencia tuya me abruma –dijo Draco intentando romper el ambiente que de pronto se le antojó muy pesado.

 

            -Es que estoy desconcertado… -respondió Harry recargándose de espaldas en la puerta- dime… esta decisión tan repentina es por el juicio de mañana ¿no?

 

            -Bueno, te mentiría si te dijera que no –respondió Draco sentándose en la orilla de la cama- pero…

 

            -Entiendo que por eso me pediste hacer el juramento inquebrantable.       

 

            -Si, por eso.

 

            -Pero lo demás… creo que estas dando por hecho que te condenarán al beso del dementor.

 

            -En realidad espero de todo corazón que no sea así, pero… bueno, uno nunca sabe.

 

            Harry cruzó los brazos mientras permanecía recargado en la puerta estudiando la composición molecular del suelo.

 

            -¿Y bien? –dijo Draco sintiendo su nerviosismo ir en aumento- parece que te he dejado sin palabras.

 

            -¿Y puedes culparme? –Respondió Harry sonriendo levemente- hace una semana no dejabas que ni te tocara, hace rato te molestó que te besara y ahora de plano quieres que tengamos sexo; realmente si es un poco desconcertante.

 

            -Pues si, lo reconozco ¿pero y entonces?

 

            Harry descruzó los brazos y aspiró profundo, luego se acercó hasta la cama sentándose junto a él.

 

            -Mira Draco… -dijo como buscando las palabras- yo entiendo o al menos intento comprender tu temor al juicio, créeme que yo también tengo miedo, pero… pero no puedo aceptar.

 

            Draco entreabrió levemente los labios por la sorpresa mientras lo miraba a los ojos; realmente nunca había considerado siquiera esa respuesta, algo de lo cual Harry se dio cuenta.

 

            -No quiero que te…

 

            -Esta bien –interrumpió Draco poniéndose de pie- no quieres hacerlo y está bien.

 

            -No, pero es que…

 

            -Ya te dije que está bien, no tienes porque explicarme nada –volvió a interrumpir Draco sintiéndose terriblemente miserable y avergonzado- con el juramento inquebrantable es más que suficiente.

 

            -Draco, escúchame –exclamó Harry poniéndose de pie.

 

            -No, no Harry, todo está bien –dijo Draco dándole la espalda para ocultar el calor que le abrazaba la cara mientras buscaba en que ocupar sus manos- ya no te entretengo mas, has de estar muy ocupado y…

 

            -Basta por favor –dijo Harry suavemente al tiempo que le ponía las manos en los hombros e intentaba darle la vuelta.

 

            -¡Ya te dije que ya entendí! –exclamó Draco molesto zafándose del agarre evitando a toda costa mirarlo a la cara.

 

            -No, no has entendido –respondió Harry sin moverse de su sitio.

 

            -Pues si, tienes razón, no entiendo porque tanto drama con esto, te propuse algo y dijiste que no; yo he aceptado tu respuesta y listo, todo queda igual, no entiendo porque te  empeñas en darle más vueltas al asunto.

 

            -Le doy más vueltas al asunto porque tú piensas que te digo que no simplemente porque no quiero.

 

            -¿Y no es así? –espetó Draco mas molesto de lo que esperó estarlo.

 

            -No, no es así –respondió Harry suavemente y con tal serenidad que Draco quedó desconcertado- ven… -dijo Harry tendiéndole una mano- anda, siéntate un momento.

 

            Draco vio la mano extendida hacia él por unos segundos para finalmente estirar su mano y tomarla dejándose guiar al sofá en el cual ambos se sentaron; ya estando ahí, Harry recargó sus codos en sus rodillas al tiempo que juntaba sus manos como si estuviera rezando junto a sus labios pensando el orden en que diría las cosas.

 

            -Yo… -comenzó tentativamente- en las relaciones que he entablado con otros chicos, en muchas de las primeras citas tuvimos sexo; la relación a veces prosperaba, a veces no, pero eso nunca supuso un gran problema, pues si nos gustábamos nos íbamos  a la cama y listo, después cada quien por su lado.

 

            -Entiendo… -dijo Draco sonriendo forzadamente- entonces yo no te gusto lo suficiente para…

 

            -No he terminado –interrumpió Harry deseando darle un zape a Draco.

 

            -Ah bueno, pues lo siento –dijo Draco comenzando a sentirse de mal humor al escuchar las revelaciones de Harry.

 

            -Esos y muchos otros fueron acostones de una sola noche –continuo Harry.

 

            -¿Pretendes llegar a un punto en especial o estas presumiéndome? –gruñó Draco sintiendo algo parecido a los celos… pero solamente algo parecido, ya que de ninguna manera podían ser celos, no, para nada.

 

            Harry sonrió con cierta tristeza al continuar.

 

            -A lo que me refiero Draco, es que tú eres para mí algo más que un simple acostón de una sola noche.

 

            -Ah…

 

            -Y si te digo que no quiero hacer el amor contigo, no es porque no quiera… al contrario, me duele muchísimo decirte que no ¿y sabes porque?

 

            -No –musitó Draco.

 

            -Porque cuando hagamos el amor, quiero que sea porque me amas, no porque sea tu última noche de vida y yo sea el último deseo de un condenado… así que al decirte que no tendré sexo contigo, estoy aceptando que no… que no me amas… aun… -concluyó Harry sonriéndole en una clara mueca dolorosa.

 

            -Pero… -dijo Draco totalmente desconcertado por lo que acababa de oír- yo si te quiero.

 

            -Por supuesto que me quieres, me tienes cariño… -dijo Harry manteniendo su gesto de aceptación- pero no estás enamorado de mí.

 

            Draco se quedó callado mientras Harry giraba el rostro para mirar de nuevo hacia el frente estableciéndose un silencio que permaneció por un par de minutos hasta que el moreno estampo sus manos en sus rodillas en un gesto entusiasta- pero todo saldrá bien mañana, así que aun tengo esperanzas ¿no?

 

            Draco lo miró unos instantes antes de sonreír cansinamente diciendo:

 

            -Tú y tu absurdo optimismo Griffindoresco.

 

            -Si no fuera por eso, hacía mucho tiempo me hubiese vuelto loco –respondió Harry exhalando un profundo suspiro que a Draco le supo de total desaliento a pesar de su máscara de aceptación.

 

            -Esta bien –dijo Draco poniéndose de pie sin mirar a Harry- no hay ningún problema y si me disculpas, voy a bañarme.

 

            -Creí que ya lo habías hecho.

 

            -Pues si, pero últimamente está haciendo mucho calor –respondió Draco dirigiéndose al baño- nos vemos después -Harry no dijo nada, solo lo vio entrar al baño y cerrar la puerta tras él.

 

            Cuando Draco cerró la puerta, se recargó en ella sintiendo su corazón latir como locomotora desbocada, y solo cuando escuchó la puerta de la habitación abrirse y cerrarse, dejó escapar el sollozo que tenia atrapado en la garganta.

 

            -Diablos… -gimió deslizándose hacia abajo hasta quedar sentado en el suelo.

 

            Tragó varias veces intentando deshacer el nudo que tenía en la garganta; nunca pensó que Harry le diría que no, pero lo que nunca se imaginó fue que esa respuesta le dolería tanto.

 

            Así que finalmente no pudo contener mas las lagrimas que quemaban sus ojos dejándolas escapar en un suave llanto; ese horrible sentimiento que solía invadirlo con frecuencia se hizo presente de nuevo, ese sentimiento de soledad, rechazo, vergüenza y culpa que en cuanto llegaba, él pateaba mentalmente sabedor de que si se dejaba invadir por él, irremediablemente acabaría postrado en la cama; sin embargo esta vez no tuvo fuerzas para eso, la soledad y la tristeza le cayeron encima como una pared de ladrillos.

 

            -Soy un imbécil… -musitó mientras sorbía la nariz al tiempo que estiraba las piernas pues el dolor en su costado lo estaba matando- ¿pues qué pensabas?... –añadió sonriendo entre lagrimas- ¿Qué te diría que si apenas le tronaras los dedos?... por favor Draco, ni que estuvieras tan bueno… solo… solo eres un tonto bueno para nada que lo único que sabe hacer es echar todo a perder.

 

            Pasó cerca de una hora rumiando su mala suerte hasta que el dolor en su costado se hizo insostenible obligándolo a levantarse e ir en busca de su ungüento, solo que antes fue a mirarse al espejo; sus ojos rojos e hinchados, lo mismo que su nariz lo hicieron suspirar  con desaliento.

 

            -Estoy horrible… soy horrible… -musitó viendo sus mejillas manchadas con cloasma y su cabello rubio llegarle hasta los hombros en mechas irregulares; nada que ver con la antigua estampa de adolescente en Hogwarts, con su pelo engominado y su uniforme de la más alta calidad.

 

            Sin hacer el menor esfuerzo por contener el hipo del llanto, tomó papel sanitario para sonarse la nariz; después se dirigió a la puerta arrastrando los pies; casi se va de espaldas cuando al abrirla casi choca con Harry, quien de pie ante la puerta, lo miraba con un gesto de profundo dolor.

 

            -Ven acá –dijo el moreno envolviéndolo en sus brazos sin darle tiempo de nada- ¡oh Draco!... –susurró contra su cabello- ¡te amo tanto que hasta duele!...

 

            Draco no supo que decir, tal vez en otras circunstancias se hubiera apartado de ese abrazo, pero ¿para qué mentirse a si mismo?... ¡se sentía tan bien en esos brazos!... con ese aroma tan fresco inundando su nariz y su mente… con ese corazón pegado al suyo, que con ese latir tan tranquilo lograba calmar la mas furiosa de sus tormentas.

 

            No… definitivamente no deseaba estar con nadie más que no fuera ese chico de cabellos negros y ojos verdes, porque nadie más podía sosegar su atormentado corazón como él…cuánta razón tenía aquel Griffindor cuando hacía tiempo había dicho creyendo no ser escuchado, que él tenía la alegría que da paz, la palabra que da fuerza y el amor que consuela.

 

            Poco a poco levantó los brazos para rodear con ellos la cintura de Harry.

 

            -Harry… -musitó contra el hombro del moreno.

 

            -Shhh… no digas nada… -dijo Harry acariciándole la cabeza- no me importa que no me ames… yo te amo tanto que mi amor alcanza para los dos…

 

            No… definitivamente nadie  como Harry Potter.

 

            Draco estrechó su cintura con más fuerza estrujando su chaqueta con las manos pensando que si otro, que no fuera él, ocupaba ese corazón, definitivamente se moriría.

 

            -Te amo Harry… -balbuceó sin poder contener el sentimiento que le llenaba el pecho sorprendiéndose el mismo de lo liberador de ese descubrimiento- te amo…

 

 

 

 

Notas finales:

BUENO, X AHORA ES TODO, NO ME LANCEN CRUCIATUS Q YA ESTOY TRABAJANDO EN LO Q SIGUE, CUIDENSE "AQUELLITO" Y NOS VEMOS!!!!!!!!!!!


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