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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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    -¿Estás seguro?

 

            -Claro que lo estoy, cuando cometía alguna infracción recibía un castigo.

 

            -¿Ah sí? ¿Y qué castigo recibiste cuando quisiste matarme?

 

            Nuevamente un murmullo se dejó oír en la sala haciendo necesaria la intervención del señor Parrish para llamar al orden.

 

            -Yo nunca quise matarte –dijo Harry con gesto serio.

 

            -Pues yo no recuerdo eso.

 

            -Aquello fue un accidente.

 

            -¿Fue un accidente que me siguieras a todas partes e invadieras mi privacidad?

 

            -Te seguía porque estabas muy sospechoso –respondió Harry enfadándose sin poder evitarlo.

 

            -Claro y en uno de esos seguimientos ¿podrías mostrar al Wizengamot lo que viste?

 

            -Astuto desgraciado… -pensó Harry comprendiendo el porqué de la provocación de Draco y no pudo menos que sonreír para sus adentros.

 

            -De acuerdo.

 

            El jurista se levantó para indicarle a Harry el pensadero en el que tenía que depositar sus recuerdos, y en cuanto lo hizo, las paredes de Hogwarts se materializaron en la sala con un Harry más joven con la vista clavada en un viejo pergamino; lo vieron llegar a un baño en desuso en donde pego la oreja a la puerta, pero como no se oía nada fue abriéndola con cautela.

 

            Draco Malfoy estaba de pie, de espaldas a la puerta, agarrado con ambas manos a la pila y con su rubia cabeza agachada.

 

            -No llores… -canturreaba Myrtle la llorona desde un cubículo- no llores… dime qué te pasa… yo puedo ayudarte…

 

            -Nadie puede ayudarme… -se lamento Malfoy sacudido por fuertes temblores- no puedo hacerlo, no puedo… pero si no lo hago pronto… él me matará…

 

            Harry se quedó paralizado al darse cuenta de que Malfoy estaba llorando de verdad; las lágrimas caían por el pálido rostro y caían a la sucia pila; Malfoy emitió un grito ahogado y trago saliva. Entonces, con un brusco estremecimiento levantó la cabeza, se miró en el resquebrajado espejo y a sus espaldas miró a Harry mirándolo de hito en hito desde la puerta.

 

            Malfoy se dio la vuelta y lo apuntó con su varita, Harry sacó la suya rápidamente; el maleficio de Malfoy le pasó rozando e hizo pedazos una lámpara que había en la pared; Harry se lanzó a un lado lanzando un “Levicorpus” que Malfoy bloqueó preparándose de nuevo para contraatacar.

 

            -¡No, no! ¡Basta! –Gritó Myrtle la llorona- ¡basta, basta!

 

            Hubo un fuerte estallido y un cubo que había atrás de Harry estalló; intentó echar la maldición de las piernas unidas que rebotó en la pared, detrás de la oreja de Malfoy y destrozo la cisterna a donde se había subido Myrtle que seguía gritando a voz en cuello; salía agua de todas partes y Harry resbaló al tiempo que Malfoy, con la cara distorsionada gritaba:

 

            -¡Crucia…!

 

            -¡Senctusempra! –bramó Harry desde el suelo agitando la varita como un desaforado.

 

            De la cara y el pecho de Malfoy empezó a salir sangre a chorros como si lo hubieran cortado con una espada invisible; dio unos pasos hacia atrás, se tambaleó y se desplomó en el encharcado suelo con un  fuerte chapoteo cayéndosele la varita de la mano.

 

            -No… -dijo Harry con voz ahogada.

 

            Resbalando y tambaleándose también, se puso en pie y se lanzó hacia Malfoy, que tenía la cara roja y con las manos se palpaba el pecho empapado de sangre.

 

            -No... Yo no… -balbuceó mirando a Harry.

 

            Harry no entendió y se arrodillo a su lado; Malfoy temblaba en forma descontrolada en medio de un charco de sangre; entonces Myrtle soltó un grito ensordecedor que retumbo en la sala.

 

            -¡Asesinato, asesinato en el baño, asesinato!

 

            La puerta se abrió de golpe detrás de Harry, que volvió la cabeza aterrado; Snape, blanco como la cera irrumpió en el baño.

 

            Apartando bruscamente a Harry, se arrodilló e inclinó sobre Malfoy, sacó su varita y la agitó por encima de las profundas heridas que había causado la maldición de Harry. La hemorragia se redujo al momento, Snape le limpio la sangre de la cara y repitió el hechizo, las heridas empezaron a cerrarse.

 

            Harry contemplaba la escena horrorizado por lo que había hecho y apenas fue consciente de que él también estaba empapado de sangre y agua; Myrtle no paraba de sollozar y gemir; cuando Snape hubo realizado su contra maldición por tercera vez, incorporó a Malfoy hasta sentarlo.

 

            -Tengo que llevarte a la enfermería, quizá te queden cicatrices, pero si tomas díctamo inmediatamente tal vez te libres hasta de eso, vamos…

 

            Lo ayudó a llegar hasta la puerta y se dio la vuelta para decir con voz colérica:

 

            -Y tú Potter… espérame aquí.

 

            En ese momento, las figuras de Draco Malfoy, Harry Potter y Severus Snape fueron desvaneciéndose como si fueran volutas de humo barridas por un viento inexistente hasta dejar en su lugar la sala del tribunal tal cual estaba.

 

            -A fin de cuentas el señor Potter tenía razón –dijo finalmente el fiscal Budchen- usted si planeaba algo malo.

 

            -Por supuesto… -respondió Draco sin amilanarse- y también fue obvio que no lo hacía por mi propio gusto; dime algo Potter… -añadió dirigiéndose a Harry- después de tanto tiempo y viendo esto desde otra perspectiva ¿sientes que de alguna manera yo te manipulé para que me siguieras hasta los baños y me vieras en esa situación tan lamentable y vergonzosa?

 

            -No, de hecho parecías escabullirte cada vez que me veías y cada vez te dejabas ver menos, y en esa ocasión yo fui quien fue a buscarte; realmente no se cuanto tiempo llevabas en ese baño, pero la verdad es que nunca te había visto quebrarte de esa manera.

 

            -El señor Malfoy iba a aplicarle un Cruciatus –dijo Budchen- una imperdonable.

 

            -Pues claro –respondió Draco en lugar de Harry- él me vio en medio de una crisis nerviosa, me vio como nadie me había visto… debía desquitar con alguien toda mi frustración e impotencia ¿Quién mejor que el entrometido de Potter?

 

            -Vaya forma de desquitar su coraje –respondió Budchen- ¿hacia eso con todos los que le caían mal?

 

            -Aunque muchos lo merecían, la verdad no lo hice, mi sangre fría no alcanzaba para soportar los lamentos de otros por simple gusto; la verdad es que solo era un niño estúpido jugando a ser malo… cuando vi la realidad de las cosas, ya no era tan divertido; los ideales que me vendieron no eran más que simples espejismos, el señor tenebroso no era más que un loco asesino.

 

            Nuevamente el silencio se hizo en la sala por unos momentos hasta que Draco se dirigió al fiscal nuevamente.

 

            -Ya no tengo ninguna pregunta para Harry Potter, si usted tiene algo que preguntar, adelante.

 

            -No tengo nada que preguntar, señor Potter puede retirarse, le recuerdo que tendrá que seguir con los efectos de la Veritaserum por si necesitamos nuevamente de su testimonio.

 

            -Lo sé –dijo Harry levantándose y dirigiéndose a la puerta junto a Remus.

 

            Draco miró al tribunal que lo miraba con rostros difíciles de leer, por lo que comenzó a decir:

 

            -Seguramente muchos de ustedes pensarán que si Voldemort nos tenia aterrorizados, nos lo teníamos merecido por seguir sus ideas y planes maquiavélicos… pero hablando por mí, debo decirles que yo no iba a abandonar a mis padres, ellos eran lo único que tenia; tenía que estar con ellos fuera cual fuera su mentalidad… si soy culpable por obedecer para salvarlos, entonces lo soy… ellos estaban en mis manos, si cualquiera de ustedes me diese a elegir entre ellos y un mundo de gente, ya sean alumnos, maestros o aurores, lo siento, volvería a elegirlos a ellos, porque a pesar de todos sus errores eran mis padres; me amaban y yo a ellos y claro que lamento la muerte de las personas que lucharon en Hogwarts, mentiría si dijera que no me importa y que no me siento culpable… la verdad es que voy a cargar con eso el resto de mi vida; pero si en peligro de muerte alguien me diera a elegir entre los que amo y los que no, sin opción de buscar ayuda, lo volvería a hacer como ya lo he dicho; y creo con todo el corazón que cualquiera de ustedes haría lo mismo.

 

            -Si usted espera que veamos sus acciones bajo luz sentimental señor Malfoy, creo que nos ofende; le voy a decir lo que yo creo –respondió Budchen plantándose frente a él- usted tiene una mentalidad calculadora y fría, capaz de llevar a cabo encomiendas que otros con aparentemente más capacidades no podrían; logró introducir a los mortífagos a Hogwarts e intentó asesinar a Albus Dumbledore y si no lo logró fue simplemente porque Severus Snape, espía del fallecido director se le adelantó robándole la gloria ¡Cuánto debió haberlo odiado!

 

            -¡No es cierto! –exclamó Draco sintiendo mucho calor en el rostro.

 

            -Maldito infeliz… -masculló Harry desde su lugar.

 

            -Tranquilo –respondió Remus.

 

            -¡Pero es que…!

 

            -Shhh

 

            -Usted no tiene la más mínima idea… -exclamó Draco- de lo que es tener semejante presión… lo que es no tener...

 

            -¿Opción? –Interrumpió Budchen- siempre tuvo opción señor Malfoy, usted pudo pedir ayuda y todo el  mundo sabe que Albus Dumbledore jamás se la hubiese negado, ni a usted ni a sus padres a pesar de quienes eran.

 

            Draco iba a responderle pero decidió callarse para serenarse y no gritarle sus verdades al fiscal como este esperaba que lo hiciera, por lo que después de unos momentos se giró a ver a Harry, quien lo miraba intensamente desde su oscuro rincón.

 

            Y con todo el pesar de su corazón, volteo a mirar a Balthasar Parrish para decir:

 

            -Llamo de nuevo a Harry Potter.

 

 

 

_____________________________________________________________________________________.

 

 

 

            Recuerdos de la noche en la torre de astronomía, noche tan detestada por Draco y Harry se hizo presente de nuevo en la sala del tribunal del Wizengamot con más de cincuenta pares de ojos observando; todos ellos vieron como Harry era inmovilizado por el profesor quedando oculto; vieron entrar a Draco con rostro asustado, lo vieron fanfarronear con expresión de pánico.

 

            -Tengo… tengo que hacerlo… -dijo Draco.

 

            -En ese caso debes hacerlo, muchacho –respondió Dumbledore quedando en silencio unos momentos sin que Draco hiciera nada- Draco, Draco… -dijo Dumbledore sonriendo- tú no eres ningún asesino.

 

            -¿Cómo lo sabe?... ¡usted no sabe de lo que soy capaz! –respondió Draco en un tono más convincente- ¡ni sabe lo que ya he hecho!

 

            -Sí, si lo sé… -repuso Dumbledore con suavidad- estuviste a punto de matar a Katie Bell y a Ronald Weasley y llevas todo el curso intentando matarme, y perdona que te lo diga Draco, pero han sido unas pocas tentativas, tan pobres que a decir verdad me pregunto si realmente ponías interés en ello.

 

            -¡Claro que ponía interés!

 

            Mas ruidos de batalla cada vez más cerca se dejaron escuchar mientras el Wizengamot casi podía palpar la angustia del chico rubio.

 

            -Quizá tengas que terminar el trabajo tu solo –dijo Dumbledore- tal vez mi guardia haya desbaratado los planes de tus refuerzos… como quizás hayas observado, también había miembros de la orden del fénix en el castillo; pero bueno, en realidad no necesitas ayuda, me he quedado sin  varita y no puedo defenderme… entiendo… -prosiguió al ver que Draco no hablaba ni se movía- temes actuar antes de que lleguen ellos.

 

            -¡No tengo miedo! –Espetó Draco sin decidirse a atacarlo- ¡usted es quien debería tener miedo!

 

            -¿Y porque iba a tenerlo?... no creo que vayas a matarme Draco, matar no es tan fácil como los inocentes creen.

 

            Los vieron hablar sobre Snape, sobre la confianza de Dumbledore sobre él y otras cosas hasta que Dumbledore dijo:

 

            -Sea como sea nos queda poco tiempo, será mejor que hablemos sobre tus opciones.

 

            -¿Opciones?... ¿Qué opciones? –Respondió Draco- tengo mi varita y estoy a punto de matarlo.

 

            -Amigo mío, no tiene sentido que sigamos fingiendo, si pensaras matarme lo habrías hecho en cuanto me desarmaste en lugar de entablar una conversación sobre los métodos que dispones para hacerlo.

 

            -¡Yo no tengo opciones! –Gritó Draco tan pálido como Dumbledore- ¡tengo que liquidarlo! ¡Si no lo hago él me matará, matará a mi familia!

 

            -Me hago cargo de lo comprometido de tu posición ¿Por qué, sino , crees que no te enfrenté antes?... porque sabía que Lord Voldemort te mataría si se daba cuenta de que yo sospechaba de ti; no me atreví a hablar contigo de la misión que sabia te habían asignado por si él utilizaba Legeremancia en ti, pero ahora por fin podemos hablar sin necesidad de andarnos con tapujos… todavía no has cometido ningún crimen ni le has causado ningún daño irreparable a nadie, yo puedo ayudarte Draco.

 

            -No, no puede… -respondió Draco con la varita temblándole cada vez mas- nadie puede ayudarme, él me dijo que si no lo hacía, me mataría, no tengo alternativa.

 

            -Pásate a nuestro bando, Draco, y nosotros nos encargaremos de esconderte. Es más, esta misma noche puedo enviar miembros de la Orden a casa de tu madre y esconderla a ella también. Tu padre por ahora está a salvo en Azkaban… cuando llegue el momento también podremos protegerlo a él. Pásate a nuestro bando, Draco… tú no eres ningún asesino.

 

            -He llegado hasta aquí ¿no? –Dijo despacio Malfoy mirando fijamente a Dumbledore- Ellos pensaron que moriría en el intento, pero aquí estoy…y ahora su vida depende de mí… soy yo el que tiene la varita… su suerte está en mis manos…

 

            -No Draco –corrigió Dumbledore- soy yo el que tiene tu suerte en las manos.

 

            Malfoy no respondió, tenía la boca entreabierta y la mano seguía temblándole y pareció que bajaba un poco la varita.

 

            En ese momento se oyeron unos pasos que subían atropelladamente las escaleras y un segundo más tarde cuatro personas ataviadas con túnicas negras irrumpieron por la puerta de la azotea y apartaron a Malfoy de en medio.

 

            Los recuerdos tan vívidos de Harry pasaron tan dolorosos como aquella noche al ver aparecer a los demás mortífagos y recordar de nuevo la muerte del profesor.

 

            Y cuando el recuerdo se difuminó, al igual que con los otros recuerdos, el silencio invadió el recinto.

 

            -Es verdad que nos ofreció ayuda –dijo finalmente Draco- pero ya era muy tarde.

 

            -¿Y después, señor Malfoy? –Exclamó el fiscal- si tan torturados estaban ¿Por qué huyeron con el que no debía ser nombrado esa noche?... era la oportunidad perfecta para huir, o es que temían el castigo de la justicia.

 

            -Oportunidad perfecta para huir… -repitió Draco mirándolo- ¿y cree que no lo intentamos?

 

            -¿Lo intentaron? –preguntó Budchen con cierta ironía en su voz.

 

            -Por supuesto.

 

            -Hubo mucha confusión ¿Cómo es posible que una familia tan pequeña no haya podido escapar?

 

            -Lo mismo me pregunto yo –dijo Draco con un dejo de amargura sabiendo ya que era muy probable que le preguntaran eso- tengo un recuerdo de eso para mostrar, el numero dos por favor.

 

            El jurista procedió a sacar un frasquito de la caja y vaciarlo en el pensadero comenzando a visualizarse casi al instante los estragos de una batalla, expresamente la batalla de Hogwarts y a un chico rubio siendo sujetado por un hombre.

 

-¡Draco! -gritó Lucius en medio del barullo dentro del castillo de Hogwarts.

 

            -¡Papá! -respondió Draco corriendo hacia su padre pasando por en medio del polvo y de cuerpos inertes- ¿¡donde esta mamá?!

 

            -Afuera esperándonos -dijo Lucius tomando de la mano a su hijo y saliendo rápidamente de ahí.

 

            -¿A dónde vamos?

 

            -Lejos de aquí -respondió Lucius ante la mirada asombrada de su hijo por su rostro golpeado y su ropa hecha jirones.

 

            -Papá...

 

            -Ahora no Draco, solo salgamos de aquí.

 

            Cuando padre e hijo llegaron al bosque prohibido, se adentraron en el caminando sigilosamente.

 

            -Narcisa... -exclamó Lucius cautelosamente- puedes salir, ya llegamos.

 

            -Que bueno, ya me estaba impacientando -exclamó Greyback saliendo de entre los arboles con Narcisa del brazo.

 

 

 

-¡Greyback!  -exclamó Lucius viendo con sorpresa el rostro ensangrentado del hombre lobo.

 

            -¿A dónde iban, Lucius? -preguntó Greyback caminando lentamente hacia ellos sin soltar a Narcisa quien miraba a su familia con rostro angustiado.

 

            -Salíamos de la batalla, no tenemos varita y así no somos útiles al señor Tenebroso -respondió Lucius fríamente.

 

            -Ya veo -dijo Greyback sonriendo siniestramente mientras la sangre que manaba de su cabeza herida por las bolas de cristal de la profesora Trelawney no dejaba de gotear- bueno, vámonos, es hora de reagruparnos.

 

            -¿Reagruparnos?

 

            -Si Lucius, reagruparnos -dijo Greyback mirándolo duramente mientras caminaba hacia el bosque arrastrando consigo a Narcisa.

 

            -Espera... -dijo Lucius haciendo volverse al hombre lobo- debo hablar con mi esposa, déjanos solos.

 

            -¡Que conmovedor, una reunión familiar!   -exclamó Greyback con sorna- pero es una lástima, eso no podrá ser.

 

            -¿Por qué no?

 

            -Porque nos vamos de aquí todos... ahora.

 

            -Grey...

 

            -¡Muévete Lucius! -rugió Greyback perdiéndose en el bosque.

 

            -Papá... -exclamó Draco angustiado.

 

            -Vamos -dijo Lucius apretando los dientes mientras seguía a Greyback.

 

            Pronto llegaron a otro lugar del bosque en donde un grupo como de veinte mortífagos esperaban; unos estaban heridos y esperaban sentados en el suelo mientras los otros al verlos aparecer se apresuraron a tomar sus escobas.

 

            -Vámonos -dijo Greyback soltando a Narcisa y dirigiéndose con paso decidido hacia los dos rubios que lo seguían.

 

            Draco dio unos pasos hacia atrás mientras Lucius se ponía enfrente de él al ver a Greyback acercarse.

 

            -Quítate Lucius, tenemos que movernos.

 

            -¿Y eso que tiene que ver con mi hijo?  -respondió Lucius sin moverse de su lugar.

 

            -Que él viene conmigo.

 

            -¿A dónde?

 

            -Lejos de aquí, ahora apártate.

 

            -No -respondió Lucius permaneciendo en el mismo lugar mientras Draco veía todo con cara de susto- si vamos al mismo lugar, mi hijo viene conmigo.

 

            -¡No hay tiempo! -gritó Greyback lanzándole un zarpazo al rostro haciéndolo caer al suelo con la cara ensangrentada provocando un grito de horror en Narcisa, quien corrió a ayudar a su marido.

 

            -¡Lucius!

 

            -¡Papá!    -exclamó Draco dando un paso hacia su padre derribado.

 

            -Tu vienes conmigo -dijo Greyback tomándolo de un brazo.

 

            -¡No, suélteme! -respondió Draco intentando soltarse inútilmente.

 

            -Johansson... -dijo Greyback arrastrando a Draco tras de sí- las escobas.

 

            Un mortífago alto y negro le arrojó una escoba que el hombre lobo atrapó con una mano para después montarse en ella sentando a Draco enfrente de él ante el azoro del chico.

 

            -¡Draco!  -gritó Narcisa viendo en donde estaba su hijo.

 

            -¡Mamá!

 

            Johansson  arrojó dos escobas al matrimonio Malfoy mientras todos los demás montaban en las suyas y levantaban el vuelo siendo seguidos inmediatamente por los padres del chico. Greyback no necesito voltear para saber que lo seguían, simplemente murmuró sonriendo:

 

            -¿Qué mejor cadena para sujetar a los Malfoy?... el señor Tenebroso siempre tiene razón.

 

 

 

            Cuando los recuerdos fueron guardados de nuevo, algunos miembros del tribunal se miraban unos a otros con cara de susto; entonces Draco volvió a hablar.

 

            -Después de eso nos separaron y ya no pude escapar.

 

            -Si es verdad lo que dice, ¿no pensó que sus padres hubiesen deseado que usted escapara?... tal vez lo que sucedió fue que usted vio muy conveniente ese trato con él que era su amo, tal vez todos ustedes vieron que después de todo si les convenía seguir con él.

 

            Draco trago saliva mientras respiraba profundo para no gritarle al hombre aquel la desesperación que sintió al no poder ver a sus padres de nuevo siendo tan solo un chico asustado.

 

            -Tengo otro recuerdo, el numero tres.

 

  Cuando aterrizaron y puso los pies en el suelo, Draco intentó correr hacia el grupo de mortífagos que también aterrizaban buscando con la vista a sus padres siendo sujetado al instante por el brazo.

 

            -¿A dónde, pequeño Malfoy? -exclamó Greyback.

 

            -Suélteme, iré con mis padres -respondió Draco intentando soltarse.

 

            -¡Ya deja de ser marica y pórtate como un hombre! -exclamó fastidiado Greyback presionando con fuerza sobrehumana el brazo del chico haciéndolo gritar de dolor.

 

            -¡Deja en paz a mi hijo! -gritó Lucius abriéndose paso a empujones.

 

            Por toda respuesta y sin darle tiempo a llegar a él, Greyback solo sonrió caminando hacia la casona sin soltar a Draco; cuando todos estuvieron dentro, se encontraron en una estancia vacía, iluminada solamente con unos cuantos candelabros colocados en el suelo; Lucius y Narcisa detuvieron su andar a tan solo unos pasos del hombre que sujetaba a su hijo.

 

            Un ambiente frio y pesado comenzó a sentirse de repente, como si un vacio se hubiese hecho presente de quien sabe donde haciendo temblar a todos; entonces, de una oscura esquina, una alta figura encapuchada surgió silenciosamente caminando hasta el frente del grupo en donde permaneció en silencio varios minutos observando a los mortífagos inclinados frente a él; Draco permanecía hincado, con la vista clavada en el piso sin atreverse a levantarla, sintiendo con creciente temor como la oscura figura se acercaba a ellos.

 

            Podía percibirlo, cada célula de su cuerpo podía sentirlo... el señor Tenebroso estaba furioso y a punto de explotar; se mordió un labio para no gritar, ya ni siquiera sentía el fuerte agarre en su brazo, simplemente atinó a quedarse quieto sintiéndolo pasear entre ellos.

 

            -Greyback... -susurró Voldemort con voz sibilante.

 

            -¿Si, mi señor?

 

            -Ya sabes que hacer.

 

            Sin decir nada, Greyback se puso de pie haciendo levantar a Draco para salir de la habitación ante el azoro y angustia de los tres Malfoy.

 

            Ni siquiera pudo gritar ni decir nada, simplemente vio las miradas angustiadas de sus padres mientras Greyback lo sacaba a rastras de la habitación.

 

            El hombre lobo lo llevó por algunos pasillos y escaleras hasta una habitación en donde abriendo la puerta lo arrojó sin decir nada cerrándola después tras de sí; Draco se quedó quieto por unos momentos permaneciendo de pie en medio de la oscura estancia, entonces volviendo a la realidad, se volvió y vio la puerta cerrada, y con pasos trémulos se acercó hasta ella e intentó abrirla girando el picaporte varias veces sin conseguirlo.

 

            -Quiero salir... -musitó débilmente- quiero salir... déjenme salir... -para terminar golpeando con los puños la puerta y gritando con todas sus fuerzas- ¡déjenme salir! ¡Quiero salir!

 

            Pero por más que gritó, golpeó y pateó la puerta e intentó desaparecerse una y otra vez hasta quedar agotado, nadie acudió siquiera a callarlo, por lo que agotado y disfónico, miró a su alrededor buscando otra salida; vio una ventana y corrió hacia ella encontrándola cerrada y sin ningún modo de romperla por encontrarse hechizada.

 

            Sintiendo claustrofobia y pánico, terminó acurrucándose en una esquina abrazando sus rodillas llorando silenciosamente; cayó en una duermevela hasta que se sintió acalambrado, se puso de pie viendo que en la mesa había aparecido una jarra de agua, un pan y un plato de sopa helada y horrible.

 

            -Esta situación se prolongo por meses  -dijo Draco después de que el recuerdo fuera guardado- hasta que un día finalmente me dejaron salir para realizar lo que sería en adelante mi trabajo.

 

            -Es obvio que no va a presentarnos los recuerdos en donde asesina a alguien ¿verdad? –Dijo Budchen- es ilógico que se incrimine a sí mismo- añadió dirigiéndose al tribunal- es un apena que no hayamos encontrado su varita para examinarla, ahí se vería en realidad cuantas maldiciones asesinas empleó.

 

            -No soy un asesino –exclamó Draco fulminándolo con la mirada.

 

            -Claro, el preso hablando de su inocencia, lo contrario seria como pedirle a un pescador que hable mal de su barco ¿no?, además usted mismo dijo que si tuviera que elegir…

 

            -Es muy difícil afirmar que se hará en determinada circunstancia –interrumpió Draco- pero en el tiempo que estuve cautivo, afortunadamente nunca estuve en una encrucijada de ese tipo.

 

            -Porque de lo contrario lo hubiese hecho ¿no?

 

            -Si mi vida hubiese estado en peligro probablemente sí y no solo yo, creo que cualquier ser humano que vea su integridad física en peligro haría lo mismo.

 

            -Buen justificante para un mortífago… asesinar si es necesario –apuntó Budchen como hablando consigo mismo- eso no aclara el punto de si asesinó a alguien o no en su tiempo de permanencia con ellos.

 

            -Bueno, si no puedo probar que no lo hice, usted tampoco puede probar que lo hice, además he dado pruebas de cuál era mi función cuando estaba con ellos; era un simple mensajero y nada más; nunca fui llamado para otro tipo de misiones.

 

            -Ajá… puede que usted tenga razón y no lo exponían innecesariamente y que usted no saliera más que para lo necesario, lo que nos lleva a otra cosa –exclamó Budchen paseándose lentamente por la sala- usted se cuidaba de no sufrir ningún daño físico para poder cumplir con la misión a la cual estaba especialmente designado ¿no es así? Por eso lo cuidaban como algo muy preciado, para que cuando su señor Tenebroso lo llamara, usted simplemente dijera “aquí estoy”

 

            -Eso es mentira –exclamó Draco apretando los puños enfurecido.

 

            -La magnitud de su astucia es cada vez más evidente, señor Malfoy –continuo el fiscal como si Draco no hubiese hablado- cuidó hasta el más mínimo detalle por lo que podemos darnos cuenta; su cooperación  para llevar a cabo el plan de formar un nuevo horrocrux para el que no debía ser nombrado es francamente pasmosa.

 

            -Yo no sabía.

 

            -Si tan angustiado estaba ¿Cómo es que estuvo de humor para romancear entonces?

 

            Draco apretó los labios ante el tono insidioso del fiscal, quien añadió:

 

            -O acaso lo violaron.

 

            -¡Por supuesto que no!

 

            -Tengo análisis... –continuó el fiscal tomando unos pergaminos de la mesa- en donde dice que la criatura que usted concibió, increíblemente tiene ADN del hoy occiso Roger Kendrik McGregor, por lo que diré que cualquier contacto sexual entre usted y el que no debía ser nombrado queda descartado.

 

            Draco hecho la cabeza hacia atrás en un gesto de exasperación.

 

            -No es posible… -susurró pensando en lo bizarro de esa última declaración.

 

            -Dígame, señor Malfoy ¿se defenderá alegando síndrome de Estocolmo?

 

            Harry se mordía los labios deseando que la presión sanguínea de Draco no le jugara una mala pasada justo ahora.

 

            -Creo que el Wizengamot es muy inteligente como para tratar de engañarlo con una excusa así –dijo Draco fijando la vista en el fiscal- repito que yo no participe de manera consciente y voluntaria en el plan de hacer un nuevo horrocrux, yo fui engañado y utilizado.

 

            -¿Y qué clase de recuerdos tiene para sustentar eso?

 

            -Tengo varios.

 

            -No nos haga perder el tiempo mostrándonos dulces y tiernas escenas de cortejo por favor.

 

            Draco se clavó las uñas en las palmas para no recordarle a su madre al maldito fiscal.

 

            -El recuerdo número cuatro por favor.

 

            “Unos toques en la puerta sonaron haciendo que Draco que gritara molesto:

 

            -¡Arroja el maldito sobre por debajo de la puerta! -Sin embargo ni hubo tal sobre ni los toques cesaron- ¡maldita sea!  -bufó Draco levantándose de la cama y abriendo la puerta como energúmeno.

 

            -Hola... -saludó titubeante un joven como de unos veinticinco años, de cabello castaño y ojos color miel, de complexión delgada, apenas un par de centímetros más alto que Draco y piel apenas un poco menos de pálida que la del rubio.

 

            Draco nunca lo había visto, pero eso fue lo que menos le importo, por lo que ignoró por completo la sonrisa tímida del joven.

 

            -¿Qué carajos quieres? -preguntó mirándolo con odio.

 

            -Siento molestar -dijo el joven extendiendo su mano-, mi nombre es Roger...  Roger McGregor.  

 

 -Me importa una mierda si eres el mismísimo señor Tenebroso disfrazado de idiota -respondió Draco sin siquiera mirar la mano extendida del joven-, ¿quieres que haga alguna entrega?

 

            -No...

 

            -Entonces lárgate -respondió Draco cerrándole la puerta en la nariz y regresando a su cama.

 

            Los toques nuevamente se dejaron oír haciendo a Draco apretar los labios mientras se volvía a acostar.

 

            -¡largo! 

 

            -¡Lo siento, pero necesito hablar contigo! -exclamó el chico a voz en cuello.

 

            -¡Carajo! -murmuró Draco poniéndose la almohada en la cara.

 

            -¡Por favor! -insistió Roger tocando nuevamente.

 

            -¡Deja de fregar!

 

            -¡En verdad lo lamento pero necesito que hablemos!

 

            Aventando la almohada, Draco se levantó para abrir la puerta de un tirón sobresaltando al chico.

 

            -Lo lamento, me llamo...

 

            -Ya lo dijiste -interrumpió Draco mirándolo fijamente-, ahora di lo que tengas que decir y lárgate.

 

            Solo que esta vez Roger no se amilanó ante la actitud agresiva de Draco, sino que simplemente preguntó:

 

            -¿Puedo pasar?

 

            -No

 

            -Es necesario.

 

            -Mira... -dijo Draco haciendo un evidente acopio de paciencia- No voy...

 

            -Es sobre tu madre -exclamó Roger provocando que Draco lo mirara fijamente.

 

            -¿Sobre...?

 

            -Si -completó Roger entrando a la habitación y cerrando la puerta tras de sí sin que Draco intentara impedirlo.

 

            -¿Qué sabes sobre ella, está bien? -preguntó ansiosamente el chico rubio.

 

            -Yo... -respondió Roger como buscando las palabras correctas- soy medimago.

 

            -¿Significa eso que está enferma?

 

            -Veras...

 

            -Habla de una maldita vez -exclamó Draco sintiendo que una terrible angustia le atenazaba el pecho.

 

            -Ella murió -dijo Roger con voz suave, como tratando de aminorar el impacto a sabiendas de que eso era imposible.

 

            Draco no dijo nada, simplemente lo miró frunciendo el ceño, como si las palabras pronunciadas por el joven medimago las hubiese dicho en otro idioma.

 

            -Fue una neumonía fulminante y mal atendida... cuando llegó a mi ya no pude hacer nada...

 

            -Es que no entiendo... yo... no te entendí... -balbuceó Draco parpadeando varias veces- ¿Cómo esta ella?

 

            Roger entrecerró los ojos al ver el pálido rostro de Draco mientras balbuceaban palabras confusas.

 

            -Draco...

 

            -¿Cómo esta?... dime...

 

            -Ella murió -volvió  a decir Roger poniéndole las manos en los hombros.

 

            -Ella... ella vino a visitarme... bailamos ¿sabes?... -exclamó Draco gesticulando exageradamente con las manos- le encanta bailar...

 

            -Baila muy bien ¿verdad? -dijo Roger empujándolo hacia la cama hasta sentarlo en ella.

 

            -Ella... ella no vestía como antes, pero aun así es muy bonita...

 

            -Sí, tiene unos ojos azules muy hermosos.

 

            -Sí, sus ojos son muy expresivos... ¿va a venir a verme de nuevo?

 

            -Mírame... -dijo Roger sentándose en cuclillas frente a él y poniéndole las manos en las rodillas- tu madre es muy hermosa, pero ya no está aquí... ella se ha ido.

 

            -¡No! -exclamó Draco poniéndose de pie- ¡no entiendo lo que dices!

 

            -Si me entiendes... -dijo Roger poniéndose de pie y poniéndole las manos en los hombros.

 

            -¡No, sal de aquí! -exclamó Draco dándole un empujón en el pecho seguido de varios mas, a lo que Roger respondió metiendo la mano en su bolsillo.

 

            -¡Mira!

 

            Draco clavó los ojos en la mano extendida de Roger sintiendo que la respiración se le cortaba al ver lo que estaba ahí, para después con titubeantes dedos tomar el pequeño anillo que refulgía.

 

            -Esto... esto... -exclamó Draco mirando la sortija de matrimonio de su madre; un anillo de oro blanco con un solitario incrustado; hermoso y sencillo como lo era su madre solía decir su padre- esto es... ¿Cómo es que lo tienes tu? -preguntó mirándolo a los ojos.

 

            -Ya te lo dije -respondió Roger-, lo lamento de verdad.

 

            -¡Largo de aquí!   -dijo Draco cambiando de expresión radicalmente de sorprendido y confuso a serio e inexpresivo.

 

            -Pero...

 

            -Fuera -dijo Draco dándole un último empujón y cerrándole la puerta en la cara recargándose después de espaldas en ella mirando al frente mientras oprimía con fuerza su puño y aspiraba aire exhalándolo después lentamente.

 

            -Tú... tu... -murmuró entonces-  vendrás a verme... y bailaremos de nuevo.

 

            Y se quedó de pie por mucho rato, simplemente pensando en nada... simplemente con la mente en blanco; después fue a sentarse, abrió el cajón de su pequeño mueble arrojando dentro el anillo y cerrándolo de golpe; luego tomó un libro y recostándose  en la cama se puso a leer; llegada la hora de la comida salió de la habitación encontrándose con Roger recargado en la pared con los brazos cruzados, quien al verlo se enderezo rápidamente.

 

            -¿Cómo te sientes? -preguntó con expresión preocupada.

 

            -Quítate estorbo -respondió Draco esquivándolo; Roger lo siguió y se sentó a la mesa junto a los demás:

 

            Draco comió como si nada y después se levantó para encerrarse de nuevo en su habitación; pasó una semana con la misma rutina, solo que Roger ya no lo esperaba a la salida de su habitación, ahora solo aparecía a la hora de los alimentos, sin hacer el intento de hablarle siquiera.”

 

            -Hay un último recuerdo… -dijo Draco exhalando un suspiro- y es lo último que voy a mostrar.

 

            -Pequeño Malfoy... -dijo Greyback sonriente- tienes visita.

 

            Draco se quedó callado al sentir la pesada atmosfera que se formo; tan horriblemente tensa que hasta los movimientos de su vientre cesaron de repente.

 

            -Mi señor, misión cumplida -dijo Roger inclinándose ante el mismísimo Lord Voldemort que apareció en el marco de la puerta.

 

            -Cállate imbécil... -siseó Voldemort entrando con paso lento vestido con una larga túnica negra que le cubría hasta la cabeza- si no fuera por Kingston, aun no descubrirías en donde estaba.

 

            Draco sintió que el calor de su cuerpo se le iba al tener junto a si a Voldemort quien mirando ansiosamente su vientre, dijo:

 

            -Muéstramelo.

 

            Roger se apresuró a colocar de nuevo la varita en el vientre de Draco al escuchar la orden.

 

            -¡Magnifico! -Exclamó Voldemort con los ojos rojos fijos en la pantalla- ¡es perfecto!

 

            -Si, mi señor, tal como usted lo planeó -respondió Roger.

 

            -¿Puedes sacarlo ya? -dijo Voldemort, ante lo cual Draco abrió mucho los ojos.

 

            -No es el momento, mi señor.

 

            -"¿Sacarlo?" -Pensó Draco- "¿para qué?"

 

            -¿Entonces cuando? -preguntó Voldemort molesto.

 

            -Lo ideal es esperar   lo más que podamos.

 

            -¿Cuánto tiempo?

 

            -Pues... lo mejor es...

 

            -¡Cuánto tiempo!

 

            -Yo... yo creo que unas dos semanas serán suficientes -respondió Roger temblando.

 

            -Dos semanas... esperare impaciente... ¡es maravilloso! -Repitió Voldemort colocándole una de sus huesudas manos en el vientre de Draco haciendo que éste se estremeciera al sentir la fría extremidad- ya deseo tenerlo en mis manos...

 

            Poco a poco, Draco volvió sus ojos a pantalla en la cual Voldemort tenía la vista clavada; y por primera vez en todos esos meses, vio lo que su propio cuerpo albergaba.

 

            Una figura pequeñita, en la cual se distinguían perfectamente unas diminutas manos con los puños cerrados y las piernas flexionadas, replegándose en si mismo formando una pequeña bolita totalmente quieto dando la impresión de querer ocultarse.

 

            Draco clavó fijamente su vista en esa imagen y en ese momento ya no supo si su corazón latía desbocado por la temible presencia de Voldemort tocándolo o por la pequeña persona que latía viva en su interior.

 

            -Me voy... -dijo Voldemort rompiendo el pesado silencio que reinaba en la habitación dirigiéndose a la puerta- y en dos semanas regresaré por lo que es mío.

 

            -Sí, mi señor -respondió Roger retirando su varita provocando que la imagen de la pantalla desapareciera.

 

            Todos salieron de la habitación dejando a Draco con la vista fija en la pantalla negra, pero en cuestión de minutos Roger regresó con una charola con alimentos.

 

            -Te traje comida ¿quieres que te la dé en la boca o te desate?... ¡Draco!

 

            -¿Eh?

 

            -Decide, te desato o te doy de comer en la boca.

 

            -Yo... yo... desátame -respondió Draco como si saliera de un trance.

 

            -No me mientas, no quiero pelear contigo.

 

            -No, no... Yo comeré -respondió Draco.

 

            Roger lo miró extrañado por el cambio de actitud, sin embargo comprendió que la visita no había sido para menos.

 

            -De acuerdo, te desataré.

 

            Aun sin tener hambre, Draco comió sin chistar la fruta con yogurt y los huevos con jamón que Roger le había llevado y quien permaneció en la habitación sentado en una silla revisando unos pergaminos mientras tomaba un té.

 

            -Tus niveles de poción "Conservatus" ya están muy bajos ¿has sentido molestias respecto a eso?

 

            -¿Para qué lo quieren?

 

            -¿Cómo? -preguntó  Roger sin comprender la pregunta.

 

            -Sí... él... ¿para qué lo quiere?

 

            -Ah... -exclamó Roger comprendiendo la pregunta- bueno... -añadió dejando los pergaminos en la mesa y mirándolo fijamente- mira, el plan de todo esto es magnífico; tú y nuestro hijo juegan un papel muy, pero muy importante.

 

            -¿Para qué lo quiere? -volvió a preguntar Draco en un tono simple; un tono que no contenía ni reproche ni enojo; solamente una pregunta en un tono neutro.

 

            -Tu hijo Draco... -dijo Roger inclinándose hacia adelante, como queriendo dar más énfasis a sus palabras- en el futuro será el mago más poderoso que haya existido jamás.

 

            -¿Cómo?

 

            -Si... -continuo Roger emocionado- mira, tal vez él no tendrá noción de eso, pero el lugar que ocupará en la historia será uno que nunca se volverá a repetir.

 

            Draco no dijo nada, por lo que Roger continuo hablando.

 

            -Ese bebe, Draco... será el depositario del alma de nuestro señor Tenebroso.

 

            Draco lo miró fijamente, sin que su rostro mostrara ninguna emoción más que un par de parpadeos.

 

            -¿¡No entiendes?! -exclamó Roger sonriendo- ¡nuestro señor Tenebroso será un verdadero sangre limpia en un cuerpo completamente humano!

 

            Draco continuo sin decir nada y manteniendo su rostro inexpresivo se acostó dándole la espalda a un desconcertado Roger.

 

            -Draco ¿has entendido lo que te he dicho?

 

            -Tengo sueño -respondió Draco cerrando los ojos.

 

            Desconcertado, Roger ya no dijo nada, simplemente lo cubrió con una manta y salió de ahí.

 

            Para tranquilidad de Roger, le resto del día pasó sin ningún contratiempo; así que cuando Draco terminó de cenar y después de darle unos medicamentos, Roger lo dejó solo.

 

            -Que descanses Draco, si necesitas algo, solo oprime ese botón que está en tu cabecera -dijo el medimago apagando la luz y dejando solo una lamparita encendida en la mesa.

 

            Draco de nuevo no dijo nada, simplemente espero unos minutos para levantar las mantas y sentarse en la cama; después de unos minutos se levantó y con paso lento caminó hasta una esquina de la habitación, en donde recargándose en la pared fue sentándose poco a poco quedándose así un largo rato, hasta que él mismo rompió el silencio.

 

            -Estas asustado... -susurró de pronto con la vista fija al frente- si... tienes miedo... tranquilo... -musitó poniendo lentamente su mano en su vientre- no tengas miedo.  

 

Lágrimas ardientes comenzaron a inundar sus ojos mientras que con voz entrecortada continuaba hablando.

 

            -Es mentira lo que dice... tú no eres de él... tú eres mío... -dijo abrazando por completo su vientre con ambos brazos y rompiendo en llanto- completamente mío...

 

            Draco lloraba sin contenerse nada mientras acariciaba su vientre.

 

            -No tengas miedo... yo te voy a cuidar... y no dejaré que te suceda nada malo... te lo prometo... pero ya no te asustes.

 

            -El llego estando yo muy vulnerable… -dijo Draco odiando a todos por obligarlo a hablar de cosas que consideraba tan intimas… tan personales; él hubiese deseado no mostrar nada de eso, pero sabía muy bien que sería de gran ayuda para su juicio- el proceso que utilizó para engatusarme fue muy elaborado y creo que ya no hay mucho que decir… mis padres y yo fuimos separados y yo no podía irme y dejarlos; Roger me engañó y caí en un plan fríamente elaborado, mi madre fue asesinada y mi padre quedo loco, creo que eso es todo.

 

            El fiscal hojeo varios pergaminos sin decir nada, hasta que el señor Parrish se dirigió  a él.

 

            -Señor Budchen ¿tiene alguna otra pregunta para el señor Malfoy?

 

            -No señor –respondió Budchen con gesto adusto- solo me falta cerrar.

 

            -Bien, ¿alguien del honorable tribunal tiene alguna?

 

            -Honorable… sí, como no –pensó Draco mientras esperaba alguna pregunta idiota del tribunal.

 

            -No, ninguna –respondió uno de ellos después de algunos momentos.

 

            -Adelante entonces señor Budchen.

 

            -Bien –dijo el fiscal dirigiéndose al tribunal- todo lo que hemos oído es muy lamentable para cualquier persona y es el fruto de malas elecciones, tal vez no todas del señor Malfoy, es verdad, pero malas elecciones al fin; y hay que recordar que toda acción tiene una reacción, y en este caso no fue una acción simple y sin importancia; el resultado de todo esto fueron muertes de niños y adultos, muertes de las cuales los familiares, que no debemos nunca olvidar, esperan justicia… a ellos no les interesa la trágica historia del señor Malfoy, ellos solo quieren que sus hijos, padres y hermanos no sean olvidados, que no sean humillados al tratar sus muertes como algo simple y sencillamente circunstancial; por eso les pido que si no es por el cargo de conspiración contra el mundo mágico al concebir a una criatura de manera anti natural, que sea por estas muertes sin sentido, que hagan valer la justicia, justicia que cada ser humano, ya sea mago o muggle, merece.

 

            -Señor Malfoy, de acuerdo a derecho, usted también puede concluir con alguna declaración final.

 

            -¿Qué puedo decir que no haya dicho ya? –Respondió Draco- lo que tenía que decir lo he dicho durante todo el transcurso de este juicio, solo diré que puedan ver todos los hechos bajo una perspectiva justa para todos y que no juzguen solamente a mi apellido.

 

            -Le aseguro que así se hará señor Malfoy –dijo Balthasar Parrish- se termina la sesión, puede retirarse hasta que sea llamado para el veredicto.

 

            Automáticamente la silla dejó libre a Draco dejándolo levantarse; Remus volvió a esposarlo y a conducirlo de regreso, pero esta vez con Harry custodiándolo también después de haber tomado el antídoto para la Veritaserum; y tal como habían hecho antes, caminaron un buen trecho para poder desaparecerse y regresar a San Mungo; nadie de las cinco personas que caminaban por los solitarios pasillos decía nada, lo único que se oía era el suave sonido de sus pasos.

 

            Al llegar a su habitación, los dos aurores que los acompañaban se quedaron afuera mientras los otros dos entraban con él.

 

            -Harry… -dijo Draco apenas fue liberado por Remus.

 

            -¿Si? –respondió Harry quitándose la chaqueta.

 

            -Creo… que no me siento bien.

 

            -¿Qué sientes? –Pregunto Harry a Draco viéndolo de espaldas mientras el rubio se ponía una mano en la cabeza- ¿Draco?

 

            Harry lo giró poniéndole una mano en un hombro para sorprenderse al verlo.

 

            -¡Draco!

 

            Su ojo derecho estaba rojo por un derrame haciendo  un fuerte contraste con su iris color gris claro.

 

            -Me  zumban los oídos.

 

            -Tienes la presión arterial por las nubes –exclamó Harry empujándolo a la cama.

 

            -Iré por un medimago –dijo Remus saliendo de la habitación.

 

            -Me duele la cabeza –susurró Draco recostándose mientras Harry le quitaba los zapatos.

 

            -Ya viene el medimago, debes tratar de calmarte, todo esto es por el estrés.

 

            -Antes no me pasaba y eso que también estaba muy estresado.

 

            -Todo es por el hechizo que usaron en ti –dijo Harry ya sentado en la cama recargando la espalda en la cabecera mientras le acariciaba el cabello a Draco- además es tardísimo, son las seis de la tarde y no has comido; son unos inconscientes, debieron hacer un receso para comer.

 

            -No, así estuvo bien, si no hubiésemos salido más tarde, además yo no hubiera podido probar bocado.

 

            -¡Uy Draco! Claro que hubieses podido, de eso me hubiera encargado yo; es más, acaba de llegar algo de comer.

 

            -Pero Harry…

 

            -En serio Draco ¿no tienes hambre, pues de que quieres vivir?

 

            -No, escúchame antes de regañarme –respondió Draco alzando la cara para verlo- siento un hueco en el estomago, de hecho me gruñe… pero no siento hambre, más bien siento como si lo tuviera en un puño.

 

            -Eso es porque estas preocupado –dijo Harry besándole la frente- todo saldrá bien.

 

            -Eso tú no lo sabes, nadie lo sabe.

 

            -Hay que ser optimistas, además te defendiste muy bien, mejor de lo que yo esperaba.

 

            -Pues espero que haya servido de algo ante esos hijos de puta del Wizengamot.

 

            Harry ya no pudo responder pues en ese momento la puerta se abrió dejando entrar a Remus y al señor Jackson.

 

            -Justo voy llegando en este momento –exclamó el señor Jackson presuroso mientras sacaba su varita y convocaba su maletín mientras Harry se levantaba de la cama para dejarle el espacio.

 

            En tanto el medimago atendía a Draco, Harry se acercó a Remus para hablarle discretamente.

 

            -¿Cómo viste el juicio?

 

            -Estuvo muy duro, ese fiscal es conocido por ganar el 80% de sus casos, pero la verdad Draco se defendió muy bien, sin embargo con los del Wizengamot no se sabe, a fin de cuentas Draco sigue apellidándose “Malfoy”

 

            -Si… en fin, espero que todo salga bien.

 

            -Yo también.

 

            Después de ser medicado por el señor Jackson y de comer algo, Draco cayó en un profundo sueño.

 

            -Descansa… -susurró Harry besándolo suavemente en los labios- ya mañana será otro día.

 

 

 

.

 

Notas finales:

LES AVISO Q SUBI OTROS DOS FICS Q ESPERO LES GUSTEN, SE LLAMAN "EL CASTILLO DE LA SOLEDAD" Y "MÍO"

Y X ULTIMO ME GUSTARIA COMPERTIRLES EL VIDEO DE UNA DE MIS CANCIONES FAVORITAS DE MAGO DE OZ, MUCHOS YA LA HAN DE CONOCER Y DEJENME DECIRLES QUE ESA CANCION ME ANIMA MUCHO CUANDO ME VOY DE LADO.

BESOS.

http://www.youtube.com/watch?v=Xmr_LD2r4dw


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