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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            Dando vueltas en la cama sin poder pegar el ojo, Harry maldecía su suerte, hasta que unos suaves golpes en la puerta se dejaron oír para enseguida ser abierta.

            -¿Puedo pasar? –dijo Draco entrando sin esperar respuesta y recargándose en la puerta.

            -Ya estas adentro ¿no?

            Draco intentó mirar a Harry sin lograrlo debido a la oscuridad del cuarto, por lo que quedándose en su lugar, simplemente guardó silencio.

            -¿Y ahora que hice?... porque seguramente algo malo hice ¿no? –exclamó Harry encendiendo la luz.

            Draco caminó hasta la cama y se sentó en ella sin mirar a Harry.

            -Yo… yo lamento todo lo que te dije, te pido disculpas.

            Harry simplemente lo miró y se enderezó para recargarse en la cabecera mientras cruzaba los brazos.

            -Sé que dije tonterías y aunque en verdad las sentí, sé que en realidad tú no tienes la culpa.

            Harry torció la boca mientras suspiraba.

            -Vamos Harry, di algo.

            -¿Y qué quieres que diga?... todo lo que hago o digo te parece mal.

            -No es cierto.

            -Sí lo es… dijiste que en verdad sentías las cosas que dijiste, o sea que en verdad me culpas de lo que te pasa, eso es grave.

            -Sé que dije eso, pero…

            -Mira Draco –interrumpió Harry- es mejor que nos demos unos días, lo que menos quiero es incomodarte en el estado en que estas, así que siéntete tranquilo, que no te voy a molestar, y si me disculpas, tengo que dormir pues mañana trabajo, buenas noches.

            Draco sintió como si un puño gigante le apretara el corazón al oír al moreno, por lo que quedándose tieso unos segundos, finalmente se levantó queriendo desaparecer al instante de ahí.

            -Claro… yo… buenas noches.

            -Buenas noches, Draco.

 

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            Una semana completa pasó sin que aquellos dos siquiera se miraran, por lo que Sirius simplemente se mantuvo neutro, pues de cosas de pareja prefería no saber nada.

            Esa tarde, siendo Lunes de nueva cuenta, Harry y Sirius no llegaban a pesar de ser ya las 8:00 pm.

            -¿Por qué tardarán tanto? –pensaba Draco cuchareando un tazón de yogurt con fruta que pronto se convirtió en puré.

            -Amo Draco ¿desea que le sirva otro plato?.... ese ya no se ve muy bueno.

            -No Betsy, mejor lleva arriba la olla con los biberones.

            -Sí amo.

            Cuando quedó solo, tiró su yogurt al fregadero y lo desapareció con su varita para sentarse de nuevo doliéndose del vientre, pues ese dolor le aquejaba desde hacía días sin que dijera nada.

            -Seguramente  no llega porque no quiere verme.

 

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            -¿Y ahora qué? –masculló Harry llegando de un arresto a varios traficantes de pociones prohibidas que había rastreado desde hacía un par de semanas y que había resultado más violento de lo calculado, por lo que iba con el cuerpo molido.

            -Yo no sé Harry –respondió Jerry, un auror novato- Sirius solo me dijo que fueras a verlo a su oficina.

            -Genial, solo queda como el segundo del jefe y también cree que todos estamos a su disposición –rezongó dirigiéndose a la oficina de su padrino.

            -Hola Harry, te ves hecho una mierda –saludó Sirius revolviendo unos pergaminos.

            -Para nada, me siento genial, podría jugar un partido de Quidditch con todos los reos de Azkaban.

            A Sirius no le pasó desapercibido el sarcasmo en las palabras de su ahijado, por lo que viéndolo ya con gesto serio, dijo:

            -Te he mandado llamar porque hay malas noticias y creo que esto te interesa.

            -¿Qué sucede? –respondio Harry cambiando de actitud.

            -En su nuevo puesto como jefe de aurores, Phillipe Wright, me encomendó el seguimiento específico de Michael Kingston.

            -¿Y porque no me lo habías dicho? –exclamó Harry un tanto molesto.

            -Todo se sabe en este cuartel, si tú no te habías enterado es porque andas en la luna.

            -Pero pudiste habérmelo dicho.

            -De hecho te hice un pequeño comentario hace unos días.

            -¿En serio?

            -Ajá, solo que tienes la cabeza en otro lado… creo que no necesito decir en donde.

            -Ah… lo siento.

            -Harry, ya sabes que no me gusta meterme en tus asuntos y ni siquiera soy tu jefe para decirte esto, pero te estás descuidando y eso podría ser muy peligroso, como en esta asignación que llevaste a cabo hoy por ejemplo.

            -Si, si… tienes razón, lo lamento, no volverá a suceder, y bueno ¿Qué querías decirme aparte de esto?

            -Que finalmente tenemos una pista.

            -¿Tenemos?... ¿o sea que estás trabajando con alguien más en este caso que no soy yo?

            -Harry, no seas imbécil, mira que mi paciencia no es tanta como la de Remus.

            Harry exhaló un suspiro dándose cuenta de que su humor estaba haciendo mella en su trabajo, por lo que simplemente extendió las manos dándose por vencido.

            -Lo siento, soy un imbécil.

            -Estoy de acuerdo contigo.

            -Estos días no han sido nada fáciles para mí.

            -Lo sé muy bien, pero no eres el único que tiene problemas en el cuartel.

            -¡Ya entendí, perdón!

            -Eso espero… -refunfuñó Sirius levantándole una ceja.

            -Ahora si dime qué pasa con ese hijo de puta.

            -Seguimos muchas pistas falsas, como suele suceder, pero hubo una que no lo fue y aunque aún no tenemos pista sobre su paradero, si averiguamos algo a través de un mortífago que atrapamos.

            -¿Qué cosa?

            -Este mortífago es un simple sirviente y no sabe gran cosa, solo estuvo un día en compañía de Kingston, por lo que no pudo decirnos mucho, solo que Kingston odia a muerte a Draco Malfoy y que en verdad estaba muy, pero muy enfurecido con él.

            -¿Con Draco?

            -Ajá, este tipo dijo que Kingston habló por horas sobre la familia Malfoy, que si Draco hubiese donado a su hijo voluntariamente, el señor Tenebroso estaría reinando en este momento y que él no tendría que estar huyendo como un vulgar delincuente.

            -O sea que Draco corre peligro –concluyó Harry.

            -No tenemos la seguridad de que intente algo contra él, pero existe una posibilidad.

            Harry suspiró mientras echaba la cabeza atrás.

            -Fantástico.

 

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            Cuando dieron las 10:00 pm, Draco salió de bañarse viendo preocupado el reloj.

            -Betsy.

            -¿Si, amo Draco? –respondio la elfina apareciendo al instante.

            -¿No han llegado?

            -Si, llegaron hace cinco minutos apenas.

            Draco suspiró aliviado mientras se secaba el cabello.

            -Bien, ve a darles de cenar.

            -A la orden, amo.

            Cuando quedó solo de nuevo, Harry comenzó a moverse inquieto comenzando a lloriquear.

            -¿Y tú qué haces despierto? –dijo Draco levantándolo de la cuna y yendo a sentarse con él a la cama, solo que justo en ese momento, un intenso mareo  lo hizo perder el sentido sin saber nada más de sí.

 

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            -Creo que deberás ponerlo al tanto, sale a la calle y eso es peligroso –dijo Sirius saboreando una taza de té mientras Betsy le servía la cena.

            -Si, ese loco podría estar en cualquier parte… es más, voy de una vez.

            -¿No cenarás primero?

            -No tardo, ya me imagino sus dramas cuando sepa que es peligroso que salga a la calle y empiece con que no es un prisionero y bla, bla, bla –respondio el moreno levantándose y saliendo de la cocina.

 

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            -Draco ¿puedo pasar? –Llamó Harry sin pasar esta vez- ¿Draco?

            Esperó unos momentos más antes de finalmente abrir la puerta y entrar rápidamente al ver a Draco en el suelo y al pequeño llorando a su lado.

            -¡Dios mío! –exclamó levantando al bebé y corriendo de nuevo a la puerta- ¡Sirius!... ¡Sirius!... ¡Oh Dios! –musitó revisando al pequeño que no dejaba de llorar.

            Sirius llegó corriendo en cuestión de segundos para encontrar a Harry arrodillado junto a Draco mientras cargaba al bebé.

            -¡Los encontré a ambos en el piso!

            Sirius se arrodilló junto a Draco y le echo una ojeada rápida para ver si no estaba herido, después lo cargó en brazos y lo acostó en la cama.

            -Llamaré al señor Jackson –dijo Sirius saliendo rápidamente de ahí.

 

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            -Harry está bien –concluyó el señor Jackson mientras arropaba al pequeño en su cuna- estaba envuelto en una manta gruesa; además la poca altura y la alfombra amortiguaron la caída, solo fue el susto.

            -¿Esta seguro?

            -Si… el problema es otro –respondio el señor Jackson viendo a Draco y luego a los dos aurores que permanecían de pie en la habitación- me tocaba venir mañana, pero de una vez tomaré las muestras que necesito, por ahora está estable y dormirá toda la noche, si sucede algo, avísame, no importa la hora –concluyó el sanador sacando varias cosas de su maletín.

 

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            Cuando el medimago se fue y Harry quedó solo con Draco, se acostó junto a él y durmió ahí toda la noche.

            Se levantó apenas despuntó la mañana y le dio su biberón al pequeño justo cuando Draco comenzó a despertar.

            -mmm… ¿Harry?... –dijo confundido al ver al moreno cargando a su hijo.

            -Si, descansa, yo le doy su biberón.

            Draco se sentó sintiéndose confundido, pues no recordaba a qué hora se había acostado ni a qué hora había colocado al bebé en su cuna.

            -Tenemos que hablar –dijo Harry sentándose en la mecedora.

            -¿Podrías esperar un momento? –respondio Draco poniéndose una mano en la boca y levantándose de prisa.

            -¡Cuidado! –saltó Harry al verlo irse directamente al suelo.

            -Mierda… -musitó el rubio mareado al tiempo que las nauseas lo hacían dar arcadas.

            -Espera, te ayudaré… ¡Betsy!

            -¿Sí, amo Harry? ¡Amo Draco! –chilló la elfina al ver a Draco en el suelo.

            -Toma al bebé, Betsy, yo me encargó de Draco.

            -¡Si, Betsy sabe cuidar bebés! –respondio ella extendiendo los brazos y recibiendo al pequeño.

            -Siéntate en la mecedora, ´Harry juega con su biberón antes de finalmente comenzar a beberlo.

            La pequeña elfina se sentó en la mecedora ante la mirada escrutadora del pequeño Harry, quien jugueteaba con su biberón antes de finalmente sonreírle a la elfina, ajeno al ajetreo que se suscitaba a su alrededor.

            -Ven –dijo Harry pasándole un brazo por la cintura al rubio para ayudarlo a ponerse de pie y llegar hasta el baño, en donde inclinado en el inodoro, echó hasta el alma, o al menos eso fue lo que sintió.

            -¿Ya mejor? –pregunto Harry al verlo quedarse quieto por fin.

            -Ya dilo… -musitó el rubio sin mirarlo.

            -¿mmm?

            -Sí… yo me lo busqué –dijo Draco jalando la palanca del inodoro y cerrando la tapa, pero sin levantarse del suelo.

            -¿Qué tú te lo buscaste? –repitió Harry sin entender.

            -Sí… -musitó el rubio sintiendo un nudo en la garganta- ya lo sé, Harry, eso que quieres decirme... y si tú quieres… terminar, yo… yo lo entiendo…

            Harry abrió la boca asombrado al escucharlo, sin embargo no dijo nada.

            -Yo te quiero… t-te quiero mu-mucho… -continuó Draco comenzando a llorar sin poder evitarlo- y sé… q-que… yo… y-yo mismo… provoqué que… de-dejaras de quererme… y... y entiendo q-que ya n-no… me… me soportes… pero Harry… -balbuceó mirándolo finalmente- n-no… me…  no me dejes…

            -¿Dejarte? –dijo Harry viendo los enormes ojos grises enrojecidos.

            -No… n-no me… ¡perdóname!... –exclamó abrazándolo con fuerza- soy… un idiota… te dije cosas f-feas… pero te amo… da-dame… otra oportunidad…

            -Cariño, tranquilo… -respondio Harry abrazándolo también- yo no voy a dejarte.

            -Sé… sé que ya no me quieres… que si permaneces… a… a mi lado, es por tu hijo… pero d-dame una oportunidad… y… y…

            -Draco, no tengo que darte otra oportunidad, no la necesitas –dijo Harry separándose de él y tomándole el rostro entre las manos para acaparar toda su atención- nunca pensé en dejarte.

            -P-pero dijiste que… que tenias algo que decirme… -gimoteó el rubio con las mejillas empapadas.

            -Si, pero no era esto, ven, hablemos en la habitación –dijo Harry ayudándolo a levantarse.

            -Di-dijiste que nos diéramos un tiempo… -exclamo Draco sin poder parar el llanto.

            -Dije “unos días”, no que ya terminábamos… Draco, ambos necesitábamos un tiempo lejos del  otro.

            -Pues yo no… -respondio Draco dejándose caer en la cama- yo te necesito… y pensé… q-que… ya no… me amabas…

            Harry lo abrazó mientras acariciaba las sedosas hebras.

            -Te amo… te amo mucho, tontito.

            Draco recargó la cabeza en el hombro de Harry mientras un tremendo alivio y alegría lo invadía.

            -Bien –dijo el auror después de unos instantes- ahora hablemos de lo que te iba a decir.

            -¿Qué era? –respondio Draco sorbiendo la nariz.

            -Ayer te encontré en el piso, con Harry tirado a  tu lado.

            -¡Dios mío! –saltó Draco separándose de él y girándose a ver a su hijo mientras se levantaba de prisa.

            -Esta bien –dijo Harry deteniéndolo- vino el señor Jackson y lo revisó, está bien, lo juro.

            -Dios… Dios, ¿Qué hice? Pude haberlo matado… -exclamó Draco poniéndose las manos en la cabeza.

            -No fue tu culpa.

            -Pudo suceder algo terrible y lo sabes.

            -Sí, pero no fue así, así que tranquilízate para que podamos hablar.

            -Soy terrible… definitivamente soy terrible…

            Harry vio preocupado como las pálidas manos comenzaban a temblar, por lo que comenzó a intentar llamar su atención.

            -Draco, si no calmas, te vas a poner mal.

            -¡Pero…!

            -Basta –interrumpió el auror con voz firme- contrólate o te pondrás mal ¿eso quieres?

            -No –musitó Draco con voz temblorosa.

            -Entonces piensa racionalmente por favor.

            -Sí, lo haré.

            -Bien, el señor Jackson vendrá hoy, así que me tomaré el día para…

            -No, no quiero que interrumpas tu trabajo por mi causa, ya lo has hecho antes.

            -Deja de ser tan estúpido y déjame a mi decidir que es más importante para mi ¿quieres?

            -Lo siento.

            -Bueno, entonces te diré lo que planee hacer a ver que te parece.

            -¿Qué planeaste?

            -Mudarme aquí.

            -¿Aquí?

            -Si, quiero pasar mis cosas a tu habitación, quiero estar al pendiente de ti y de Harry, así que voy a pasar mis cosas al rato, mientras desayunas ¿de acuerdo?

            -Ya lo decidiste ¿para qué me preguntas? –Exclamó Draco con simplicidad mientras se sonaba la nariz con un pañuelo- aunque yo te diga que no, de todos modos lo harás.

            -Pero no dirás que no ¿verdad?

            -No, tráelas ahora si quieres –dijo Draco sonriendo tímidamente.

            -Que te compre quien no te conozca –exclamó Harry riendo al verle esa expresión tan sumisa- si siempre fueras así de tranquilo, otro gallo nos cantara.

            -Eres un tarado, nada te complace –dijo Draco sonriendo mientras levantaba las mantas y se acostaba otra vez- Harry, si de verdad vas a tomarte el día ¿Por qué no te acuestas conmigo?  Siento que ha pasado una eternidad desde la última vez.

            Harry sonrió y se acostó a su lado dejando al rubio acurrucarse inmediatamente como si tuviera mucho frío.

            -Abrázame…

            Sin decir nada, el moreno lo abrazó hasta que se durmió de nuevo.

            -Amo Harry –exclamó Betsy hablando bajito.

            -¿Si?

            -Me llevaré al amito Harry para que los dos descansen tranquilos.

            -Bien, ten cuidado.

            -Betsy está certificada para cuidar pequeños, amo Harry.

            -Lo sé, lo sé Betsy, estaba claro en el contrato de compra, solo lo digo por si acaso.

            -Está bien, amo Harry, descanse.

            -Gracias.

 

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            A medio día, cuando el señor Jackson llegó, ambos lo esperaban en la habitación, en donde revisó a Draco de nuevo y después sacó un montón de pergaminos.

            -No se le ve buena cara –dijo Draco viendo al viejo sanador abrir su carpeta.

            -Es que no traigo buenas noticias.

            -Más malas noticias no, por favor –pensó Harry recordando que aun no hablaba  con Draco sobre Michael Kingsley.

            -¿Muy malas? –preguntó Draco ocultando su preocupación.

            -Me temo que si.

 

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Notas finales:

BUEEEENO, PUES ESO ES TODO X AHORA, MIENTRAS TANTO PONDRE DE NUEVO MANOS A LA OBRA.

BESOS!!!!


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