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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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             Ante el grito de Harry, Draco se quedó quieto un segundo para después mirar el desastre que tenía a su alrededor -Todo es un maldito desastre… ¡Betsy!

            -¿Si amo? –respondio la elfina apareciendo al instante.

            -Arregla todo esto.

            -Hazlo después –exclamó Harry con las manos en la cintura haciendo que la elfina estrujara sus manos mientras los miraba alternativamente.

            -¡No, dije que ahora! –gritó Draco haciéndola respingar.

            -Lo que vas a hacer ahora es calmarte –dijo Harry caminando hasta él y quitándole la varita.

            -¡No, devuélvemela!

            -Vete Betsy, y tú… -añadió dirigiéndose al rubio, quien continuaba luchando por alcanzar su varita- no le dirás nada.

            Betsy desapareció al instante dejando a sus amos solos.

            -¡Con un demonio, devuélveme la estúpida vara!

            -¡Basta! –Exclamó Harry tomándolo por los hombros- ¿Qué diablos sucede contigo, que se supone que hice ahora?

            Draco lo miró lanzándole intensas miradas furiosas que confundieron más a Harry.

            -Respira…

            -Suéltame…

            -No hasta que te calmes y me digas tranquilamente que mierda sucede.

            Draco torció la boca liberándose de las manos de Harry para después darle la espalda y resoplar como caballo cansado.

            -Draco…

            Draco sin embargo se encontró sin saber que decir, pues aunque estaba furioso, Harry en verdad no tenía la culpa de lo que había sucedido… bueno, en realidad si la tenía por relacionarse con  gente tan imbécil; pero ese era otro asunto, por lo que decidió explicar su comportamiento… o al menos hacer el intento.

            -Bueno… en realidad tú no hiciste nada…

            -Pobre de mí si lo hubiera hecho –respondio sarcástico haciendo que Draco exhalara otro suspiro.

            -Dime una cosa ¿de dónde sacas a tus amantes? ¿De un maldito mercado?

            -Empieza desde un principio que no entiendo.

            Draco se alejó unos pasos, caminando entre su desastre; por supuesto que no entendía… ¿Cómo podría entender lo que estaba sintiendo o que había sentido, hacía tan solo un par de horas con el imbécil aquel insultándolo en su propia casa?

            -Estoy furioso –dijo al fin dejándose caer en la cama.

            -Eso es evidente –respondio Harry sentándose a su lado.

            -Yo… mira, entiendo que tú en realidad no tengas la culpa, pero…

            -Draco, respira profundo, ordena tus ideas y comienza desde el principio, porque te vuelvo a repetir que no entiendo de que hablas.

            Draco respiró profundamente sabiendo que Harry tenía razón, por lo que se dispuso a hablar.

            -Hoy vino alguien, un tipo que trajo las fotografías del viaje.

            -Del paseo con los gemelos.

            -Ajá y ya estando sentados en la sala, comenzó a decir cosas tan… estúpidas –exclamó como buscando las palabras exactas que expresaran todo su sentir.

            -¿Y qué dijo?

            -Básicamente me preguntó que como era posible que tú estuvieras conmigo si soy un adefesio.

            -¿Qué?

            -Dijo que cuando tú y él hacían el amor, eras muy, pero muy intenso…

            -¿Y tú le creíste?... ¡Draco, cualquiera puede inventar cosas sobre mí, me extraña que te las creas todas! Mira, lo realmente preocupante es que pudo entrar aquí.

            -¡Habló de tus gustitos muy singulares!

            -¿Gustitos singulares? –repitió Harry extrañado.

            -¡Sí, dijo que cuando tú te lo nalgueabas al hacer el amor, le dejabas el culo como una maldita hoguera y después te lo cogías toda la noche!

            Ahí Harry si se quedó sin saber que decir, pues esos detalles de su vida privada no los sabía cualquiera.

            -¡El muy idiota! –Exclamó Draco poniéndose de pie- mira, yo sé que tú no tienes la culpa y que este tipo es una mierda, pero… pero…

            Harry lo miró titubear intuyendo lo que en realidad quería decir.

            -Estoy contigo porque te amo y porque me gustas –dijo poniéndose de pie y poniéndole las manos en los hombros.

            -Pero lo que dijo es cierto –masculló con rabiosas lagrimas quemándole los ojos- mira, yo sé que me amas… que si no fuera así… no estarías conmigo, pero… pero…

            -Esto es una etapa –dijo abrazándolo- todo mejorará, ya lo veras.

            -No es cierto –respondio separándose de él- mi salud ya no estará al 100% de nuevo y tú lo sabes, el medimago ya nos lo ha dicho y nunca he podido seguirte el paso cuando hacemos el amor… las pocas veces que lo hemos hecho…

            -Draco, el sexo no lo es todo y tú lo sabes… -dijo tomándole el rostro con ambas manos e interceptando una lagrima con su pulgar.

            -Eso es lo peor… que lo sé, que intelectualmente lo sé y sin embargo me siento mal… sus palabras me afectaron más de lo que debían… sé que me quieres mucho pero en estos momentos…

            Harry volvió a abrazarlo sabiendo perfectamente como se sentía, pues sabía que Draco era emocionalmente muy frágil y que cualquier inconveniente le afectaba de más.

            -¿Por… porque no… pueden dejarme en paz? –Balbuceó recargado en el hombro de Harry- solo… solo quiero que me dejen vivir en paz…

            Harry le frotó cariñosamente la espalda mientras sentía la furia crecer en su interior como una olla exprés; solo que en esos momentos no necesitaba ponerse como energúmeno, ya habría tiempo de eso.

            -Tranquilo nene, yo te amo más que nada en este mundo… déjalos revolcarse en su propia mierda.

            Draco se le abrazó mas fuerte mientras los sollozos lo hacían estremecerse más.

            -E-el cuarto… esta hecho un desastre… -exclamó después de un rato.

            -Si, eres peor que una legión de ratas –respondio Harry separándose de él.

            -No es chistoso –respondio Draco sentándose en la cama en tanto Harry llamaba a Betsy y le pedía ordenar todo aquello.

            -En seguida amo.

            Cuando todo quedó limpio y ordenado de nuevo, Harry bajó  a traerle algo ligero para cenar, pues el rubio ni siquiera había comido; fue entonces que vio las fotografías esparcidas en la mesa, se sentó y tonó algunas… Draco se veía tan feliz en esas fotos, tan natural y relajado junto a los hermanos weasley, quienes cargaban a Harry en la mayoría de las imágenes.

            Entonces el enojo volvió a resurgir; alguien había invadido la intimidad y seguridad de su hogar para lastimar a la persona que él mas amaba ¿y todo porque?... por el maldito odio de la gente estúpida; de todos sus amantes, solo con dos había practicado el spanko, ya averiguaría quien había sido el bocón.

            -Por lo pronto es hora de cenar… -murmuró subiendo las escaleras encontrando a Draco, ya vestido con su pijama y acostado en la cama.

            -No tengo hambre –dijo al verlo subir con un tazón de sopa.

            -No te lo pregunté… mira, si comes te daré algo que traje para ti.

            -Pues si de todos modos lo habías traído para mi, dámelo de una vez –respondio sonriendo débilmente.

            -No, primero come.

            -Te propongo algo mejor, si me lo das primero, entonces comeré.

            -Eres un tramposo, ya te conozco.

            -Harry…

            -¿Si? –respondio el moreno colocando el tazón en una mesita para cama.

            -Me zumban los oídos… desde hace rato.

            -¿Te duele la cabeza? –preguntó haciendo a un lado la mesita mientras sacaba su varita.

            -Si.

            -Tienes la presión sanguínea en las nubes –exclamó después de tomarla con su varita.

            Draco lo vio sacar su maletín de medicamentos y sacar varios frasquitos.

            -¿No se te ha pasado alguna dosis?

            -No, tomo todo puntualmente.

            -Si no te estabilizas en cinco minutos, llamaré al señor Jackson –dijo dándole un vasito con medicamento.

            Draco lo tomó y se recostó mientras la medicina hacia efecto.

            -Tal vez necesites tu dosis de poción.

            -No, me toca mañana.

            -Deberías tomarla hoy, la pediré al señor Jackson.

            -No, en serio… me toca mañana.

            -Tu metabolismo está cambiando y lo sabes, podría ser eso.

            -No Harry, créeme que si alguien conoce mi cuerpo, soy yo… no es la poción, me toca mañana y hasta mañana la tomaré.

            -De acuerdo –respondio Harry sentándose a su lado- tal vez fue este mal día que tuviste.

            -Si, eso es todo… -dijo el rubio sonriendo mientras Harry le acariciaba el cabello- ahora dame lo que me trajiste.

            Harry sonrió mientras sacaba una bolsita de su bolsillo y se la daba.

            -mmm ¿Qué será? –Exclamó tomando la bolsita de tela negra- ¡oh que bonito! –añadió al sacar una pulsera de oro.

            -No es costoso, es solo que vi el trenzado de la cadena y me gusto para ti.

            Draco observo la delgada cadena de oro y sonrió mientras se la daba diciendo:

            -Pónmela.

            Harry se la colocó en la muñeca para después besarlo en la frente.

            -Te extrañé mucho… -dijo el moreno.

            -Yo también, me hubiera gustado mucho que fuéramos los dos de viaje.

            -Lo sé, pero ya habrá oportunidad ¿Cómo va el dolor de cabeza?

            -Ya mejor… pero no tengo hambre, Harry no quiero comer.

            -¿Ves como eres un tramposo?

            -Me siento muy cansado, solo quiero dormir.

            Harry volvió a tomarle la presión sanguínea encontrando que efectivamente ya había bajado, por lo que más tranquilo aceptó pasar de la cena.

            -Acuéstate ya, te ves cansado –dijo el rubio tomándole la mano.

            -Eso haré, pero antes veré a Harry, no despertó con tu escándalo ¿le pusiste un hechizo a la cuna?

            -Si.

            Harry se acercó a la cuna viendo al pequeño dormir plácidamente, por lo que acomodando un oso de peluche que tenia, le toco una mejilla y corrió de nuevo la cortinilla.

            Se volvió a mirar a Draco y vio su rostro cansado dándose cuenta de que en verdad lo acontecido en la tarde si le había afectado más de lo normal.

            -Voy a darme una ducha y regreso ¿vale?

            -Vale…

            Cuando Harry entró al baño, Draco se arrellanó en la cama dispuesto a esperarlo despierto, fue entonces que sintió algo raro.          

            -¡Oh demonios! –Exclamó enderezándose con un poco de dificultad- ¡no puede ser, no puede ser!

            -¿Qué sucede? –preguntó Harry regresando a la habitación por su cepillo de dientes.

            -Oh diablos… -musitó compungido el rubio mientras levantaba la vista para verlo.

            -¿Te sientes mal?

            -No es eso… es que… Harry, esto es vergonzoso… -dijo Draco pasándose la mano por entre el cabello- pero creo… creo que me ganó.

            -¿Te ganó?

            -Si Harry… creo que me hice en la cama –respondio sonrojado de vergüenza- es… es raro porque no he tenido diarrea desde hace mucho pero… oh cielos…

            Harry lo vio bajar la vista sumamente avergonzado mientras estrujaba las mantas.

            -Tranquilo, no te preocupes, iré por unas toallas y preparare la tina para ti ¿de acuerdo?

            Draco no respondio, simplemente asintió con vista gacha.  

            -Todo estará bien, llamaré al señor Jackson para que te recete algo para el estomago ¿si?

            -Si.

            -Bien, primero preparare la tina –exclamó Harry entrando al baño.

            -¿Por qué todo lo malo me pasa a mi?-pensó Draco acongojado al tiempo que levantaba las mantas encontrándose con algo totalmente inesperado.

            Sabiendo que Draco estaba muy avergonzado, Harry llenó la tina mientras pensaba como distraerlo de ese bochornoso asunto.

            -¡Harry! –gritó Draco haciéndolo salir de prisa.

            -¿Qué su…? –exclamó quedándose a medias al ver las sabanas empapadas en sangre.

            -N-no sé qué sucedió… -musito Draco con voz temblorosa.

            Harry ya no dijo nada, simplemente quitó las sabanas de un tirón y lo levantó en brazos.

            -¿Qué me sucede Harry, que me sucede? –preguntó Draco exaltándose más.

            -¡Betsy!

            -¿Sí amo?... ¡Amo Draco! –gritó la pequeña elfina la ver a Draco en brazos de Harry con su pantalón cubierto de sangre.

            -Abre la puerta.

            -¡Sí, si!

            -y cuando llegue a la chimenea, arroja polvos flú y después cuida a Harry.

            -¡Sí, amo Harry!

            -¡Algo muy malo me sucede, algo muy malo!

            -Tranquilo, ya vamos con el medimago –respondio Harry sudando por el esfuerzo.

            -¿¡Que me pasa, que me pasa?!

            Cuando llegaron a la sala, Betsy arrojo polvos flú para que Harry entrara directamente recitando la dirección de la clínica del medimago.

            -¡Llamen al señor Jackson! –exclamó saliendo en la chimenea de la clínica.

            -¡En seguida! –respondio la recepcionista mientras una enfermera se acercaba a atenderlo.

            -Pase por aquí –dijo guiándolo a una habitación en donde colocó a Draco en la cama.

            -¡Harry! –Exclamo tomándolo de las solapas- mi hijo… no quiero perderlo…

            Harry se quedó quieto al ver tal desesperación en los ojos grises.

            -¡Sé que no hablo de él pero no quiero perderlo…!

            -No lo perderás, todo estará bien –respondio colocando su mano en la pálida mejilla.

            -¡No es cierto, se va a morir, se va a  morir, se va a morir!

            -¿Qué sucedió? –preguntó Kelly entrando apresurada.

            -Draco tiene una hemorragia –respondio Harry haciéndose a un lado.

            -¡No te vayas! –exclamó Draco tomándolo fuertemente del brazo.

            -No me iré nene, Kelly te atenderá –respondio afligido intentando mostrar una tranquilidad que estaba lejos de sentir.

            -¡No, no, no, no!

            -Tómale la mano mientras lo atiendo –exclamó la medimaga viendo que Draco estaba excesivamente nervioso.

            -De acuerdo, tranquilo Draco, yo estaré aquí…

            Kelly ordenó varias unidades de sangre, pues la hemorragia de Draco no se detenía; mientras tanto el rubio había sido anestesiado por su propio bien. Minutos después llegó el señor Jackson y Harry tuvo que salir de la habitación para dejarlos trabajar.

            Diez minutos después llegó Sirius encontrando a Harry en la sala de estar caminando de un lado a otro como león enjaulado.

            -¡Harry! ¿Qué sucedió?

            -Oh Sirius… -respondio Harry deteniendo su andar  alocado.

            -Betsy dijo que Draco sangraba mucho.

            -Si… tuvo una hemorragia y lo están atendiendo ahora, pero no me dicen nada ¡no me dicen nada!

            -Ven, siéntate…        

            -No puedo, me estoy muriendo de incertidumbre…

            -Lo imagino, pero el señor Jackson y su hija son muy competentes, está en buenas manos.          

            Harry se sentó sintiéndose abrumado.

            -Si todo esto es por culpa de lo que pasó esta tarde… soy capaz de matar al hijo de puta que lo provocó.

            -¿Que sucedió?

            Harry le contó lo que había pasado con Draco y el tipo de las fotografías haciendo que Sirius golpeara la pared.

            -Solo con dos personas tuve ciertas prácticas sexuales… lo último que supe de uno de ellos es que estaba en África estudiando ritos tribales y la otra esta en Londres, así que no pudo ser nadie más.

            -¿Quién es?

            -Rupert… no sé cómo es que logró colarse en Grimauld Place, pero estoy seguro que esto paso por lo que le dijo…

            -¿Rupert? –Repitió Sirius sorprendido- ¡pensé que habían quedado en buenos términos!

            -Y así fue… o al menos eso creía… pero esta me la paga, Sirius… te juro que esto no se va a quedar así…

            Sirius iba a responder algo cuando la puerta se abrió dejando salir al señor Jackson.

            -¿Cómo está? –preguntó Harry ansioso.

            -Ya lo estabilizamos y detuvimos la hemorragia… pero está muy débil por la pérdida de sangre.

            -Pero… pero… ¿estará bien? –preguntó el moreno sintiendo sus piernas temblar.

            -Siéntate Harry, estas pálido –exclamó el anciano poniéndole una mano en el hombro.

            -No quiero sentarme, quiero que me diga la verdad.

            -Y la verdad es que Draco ya esta estable, es verdad que no puedo asegurarte que sucederá el día de mañana, así como no pude prever esta hemorragia, pero lo que es cierto es que ya está estable y por el momento solo resta cuidarlo para que no recaiga.

            -¿Y… y…?

            -El bebé está bien, no le ocurrió nada.

            -Oh Dios… -musitó dejándose caer en una silla mientras se cubría el rostro con las manos.

            -Esta dormido pero ya puedes entrar.

            -¿Qué sucedió, porque pasó esto? –preguntó levantando la cara.

            -Bueno, no tiene lesiones internas, así que no fue ningún golpe o caída, tampoco fue ningún medicamento, porque a veces sucede que el uso de ciertos medicamentos afectan la producción de estrógenos y progesterona; descarté enfermedades como la diabetes, que aunque lo reviso cada quince días y en la última no apareció esta enfermedad, debía checarlo; sus riñones ya vienen fallando desde hace tiempo, eso tu ya lo sabías, pero tampoco fue eso pues están controlados, así como los otros órganos, por lo que lo único que puedo deducir es que fue una crisis de estrés físico o emocional… no sé como vayan las cosas en casa pero lo que sea que esté sucediendo, lo está afectando mucho, demasiado diría yo.

            Harry cerró los ojos tragando en seco al oír al medimago.

            -¿Y que procede ahora? –preguntó Sirius.

            -Definitivamente debe guardar reposo absoluto, porque  aunque está estabilizado, no significa para nada que ya esté fuera de peligro.

            -Entiendo.

            -Se quedará aquí hasta que lo considere necesario, aunque Harry…

            -¿Si?

            -Si debe quedarse aquí lo que resta de la gestación, así tendrá que ser.

            -Sí, si, claro… ¿ya puedo pasar?

            -Adelante.

            -Gracias.

            Cuando Harry entró a la habitación, vio a Draco dormido mientras Kelly anotaba algunas cosas en una tabla y  a una enfermera haciendo quien sabe que cosas en la unidad de sangre que el rubio tenia colocada en su brazo.

            -¡Ah! Harry, adelante –dijo ella anotando algo en una tabla.

            Harry se acercó a la cama viendo el rostro pálido de quien ahí dormía.

            -Tranquilo, ya está bien –dijo ella palmeándole afectuosamente la espalda.

            Harry tomó la mano de Draco deseando que todos se largaran de una buena vez y  lo dejaran solo.

            -Bien, nos vamos –dijo ella minutos después- cualquier cosa pulsa ese botón.

            -Gracias.

            Cuando quedó solo, lo único que atinó a hacer, fue a recostarse en el pecho de Draco y comenzar a llorar suavemente.

 

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            -Vamos Harry, es hora de dormir un poco –dijo Sirius entrando a la habitación- son las 7:00 am.

            -¿Cómo se te ocurre que pueda dormir?... lo que menos pienso es en descansar… mejor te pido que vayas a cuidar a Harry.

            -¿Y de donde crees que vengo? Es más, acabo de dejarlo con Molly.

            -Oh… pues gracias… la verdad se me fue la noción del tiempo… ¿puedo pedirte un favor?

            -Lo que quieras.

            -¿Puedes quedarte con Draco un rato?

            -¿A dónde vas?

            -Hay algo que tengo que hacer –respondio besándole la frente a Draco y levantándose.

            Sirius prefirió ya no preguntar nada, hacia mucho había aprendido a reconocer las expresiones de Harry, y con la que llevaba en ese momento, prefería no interferir.

           

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            Cuando abrió la puerta, lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos al recibir tremendo puñetazo que lo tumbó cuan largo era.

            -¡Maldito hijo de puta! –gritó Harry viéndolo en el suelo con la nariz sangrante.

            Rupert no alcanzaba a ubicar que estaba pasando hasta que escuchó la voz de Harry, por lo que cuando se dio cuenta que pasaba, se arrastró sobre sus nalgas hacia atrás al verlo lanzársele de nuevo.

            -¡No, no, espera! –gritó cuando lo tuvo montado encima de él.

            -¡Pedazo de mierda, no sabes con quien te metiste! –exclamó Harry dándole otro golpe en la mandíbula seguido de otro y otro.

            Rupert no alcanzaba ni a meter las manos, lo único que atinaba a hacer era rasguñarle los brazos con desesperación.

            -¡Ha-Harry!... ¡No!...

            No fue hasta que unos brazos alzaron a Harry que por fin detuvo la golpiza.

            -¡Suéltame! –forcejeó en los brazos de quien sabe quien intentando seguir con la tunda.

            -¡Basta!... ¡llamaré a los aurores! –respondio la persona que lo detenía.

            -¡No hace falta, yo soy un auror!

            -¡Detente Harry, lo lamento! –Exclamo Rupert desde el suelo- ¡lo siento!

            -¿Harry Potter? –dijo el hombre que sujetaba a Harry, quien por fin logró soltarse.

            -¡Harry, lo siento!... ¡yo… yo no quería!...

            -¡Maldito! –Dijo Harry señalándolo- ¡te metiste a mi casa y agrediste a mi pareja!

            -¡Pero si no lo toqué!

            -¿¡Que te metiste a su casa?!... ¿¡de que rayos habla?! –dijo el hombre en pijama.

            -No hizo falta que lo tocaras, imbécil… Draco está en el hospital por tu maldita culpa…

 

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