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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            -¡Perdón Harry!... ¡nunca pensé que…! ¡Yo… lo… lo…!

            -No me conoces en realidad Rupert… -masculló Harry con una expresión que realmente asustó al chico.

            -No fue idea mía, fue idea de Ron… -dijo tragando la sangre que llenaba su boca.

            -¿De Ron?

            -¿Quieren explicarme qué diablos sucede? –dijo el hombre en pijama.

            -¡Cállate! –Replicó Harry hastiado de aquellos dos- ¿de qué mierdas hablas, como que de Ron?

            -Sí… -respondio Rupert levantándose con temor- él y yo nos saludamos de vez en cuando aunque tú y yo hayamos terminado… él sabía que después de ser mensajero en el ministerio, entre a trabajar en la tienda de fotografía y… y… hace unos días me llamó y dijo que sus hermanos llevarían unas fotografías a revelar… que estaría bien hacerle pasar un mal rato a Draco Malfoy.

            Harry se quedó helado al oír aquella explicación, por lo que simplemente se quedó sin palabras.

            -Nunca fue mi intención hacerle daño, Harry te lo juro…

            -¿Y entonces cual era tu intención al ir a molestarlo en su propia casa?... –dijo Harry mirándolo con verdadero odio.

            -Solo… solo era una broma…

            -¿Te metiste a su casa y le hiciste algo a Draco Malfoy? –dijo el hombre que estaba ahí.

            -Yo… eee… si…

            -¿Y por qué?... ¿no se supone que tú y yo vivimos juntos?... ¿Por qué diablos vas a molestar a alguien que ni siquiera conoces?

            -Matt, no es lo que tú crees…

            -Escúchame bien Rupert… -dijo Harry señalándolo- si vuelves a acercarte a Draco, a mi o a alguien de mi familia… voy a hacer de tu vida un verdadero infierno, de tal manera que desearás no haberme conocido, maldito mediocre.

            Y sin mas salió de ahí dejando a aquellos dos discutiendo.

 

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            Cuando Molly dejó entrar a Harry por su chimenea mientras cargaba a Harry, se sorprendió cuando el moreno ni siquiera la saludó, sino que se dirigió directamente a las escaleras, abriendo de una patada la puerta de la habitación que anteriormente era de Ron.

            El joven matrimonio que ahí dormía, se despertó abruptamente al oír semejante escándalo.

            -¿¡Harry?!... –exclamó Hermione al ver entrar a su antiguo compañero como un energúmeno.

            -Tú, bastardo de mierda… -masculló Harry yendo directamente al lado de Ron, quien solo pudo alzar las manos cuando el moreno lo tomó de las solapas.

            -¡Harry, detente! –gritó Hermione al ver como Harry lanzaba a su marido fuera de la cama.

            -¡Harry! –exclamó Molly habiéndolo seguido en su loca carrera.

            -¿¡Que te pasa idiota!? –dijo Ron forcejeando con Harry, quien a pesar de ser más bajo de estatura que el pelirrojo, se cargaba unas fuerzas endemoniadas surgidas de quien sabe dónde.

            Pero Harry no respondía, lo único que deseaba era descargar su furia y frustración con el único culpable de su desgracia, por lo que ambos rodaron por el suelo en medio de golpes y patadas.  

            -¡Arthur!

            -¡Basta, deténganse! –gritaba Hermione intentando separarlos inútilmente.

            Arthur llegó corriendo ante el escándalo y el llamado de su mujer, quien por el bien del pequeño se fue a su habitación.

            -¡Harry, por Merlín detente!

            -¡Ron, basta ya! –gritó Hermione en el suelo en medio de los dos hombres hasta recibir un golpe en la cara que la tumbó de espaldas.

            Fue entonces que Ron se detuvo mientras Harry era sujetado por el señor weasley.         

            -¡Estúpido, mira lo que hiciste! –dijo el pelirrojo gateando hasta su mujer, quien se sentó con dificultad con la mano en su nariz sangrante.

            Harry se quedó quieto en manos de Arthur mientras respiraba entrecortadamente.

            -¡Harry! ¿¡Que sucede, que pasa?! –preguntó el señor weasley sin soltarlo hasta que el moreno se zafó bruscamente.

            -¡La lastimaste, imbécil! –exclamo Ron junto a Hermione.

            -¡Ah!... duele cuando lastiman  a alguien a quien amas ¿verdad? –respondio Harry limpiándose la sangre de la boca.

            -¿De qué hablas? –preguntó Arthur mientras Molly regresaba habiendo dejado a Harry en su cuna.

            -¡Harry, por Dios…!

            -Anda, diles lo que hiciste –exclamó Harry aun jadeante.

            -Yo no hice nada.

            Harry sonrió sardónico mientras negaba con la cabeza.

            -Eres un cobarde… un miserable que esconde la mano con la que arroja la piedra…

            -¿De qué está hablando, Ron? –preguntó Arthur con gesto grave.

            -Tú enviaste a Rupert a molestar a Draco en Grimauld Place…

            -Ah… eso… -respondio Ron con altanería.

            -¿Por eso Draco está en el hospital? –preguntó Molly con un gesto de angustia y sorpresa en la cara.

            -¿En el hospital? –repitió Ron cambiando de expresión.     

            -Si, en el hospital… -respondio Harry.

            Hermione comenzó a levantarse seguida de su marido, quien de repente se había quedado callado.

            -No entiendo, solo fue una broma… -dijo al fin el pelirrojo.

            -Una broma que casi lo mata…

            -Ron ¿Qué hiciste? –preguntó Hermione mirándolo estupefacta.

            -Envió a una pareja que tuve en el pasado para molestar a Draco en su propia casa –dijo Harry sin dejar de ver a Ron- lo llevé al hospital mientras se desangraba en mis brazos…

            Ron palideció de repente al oír a Harry, quien continúo hablando.

            -Dios mío… -musitó Molly.

            -Ron ¿Cómo pudiste? –dijo Arthur mirando incrédulo a su hijo.

            -¡Oh Harry!... y… ¿y como está Malfoy? –preguntó Hermione habiéndose limpiado la nariz.

            -¿Y a ti que te interesa? –Respondio Harry prestándole atención por primera vez- no finjas ahora con que te importa su salud…

            Hermione no esperó esa brusca respuesta, por lo que por un instante no supo cómo reaccionar.

            -Tú y él son iguales…

            -No Harry, si yo hubiera sabido que…

            -Son iguales a toda la gente que no ve más allá de su nariz y que se dejan guiar solo por sus  prejuicios sin ser capaces de darle a la gente una segunda oportunidad.

            -Harry… -respondio ella verdaderamente dolida y avergonzada- yo… lo lamento…

            -¿Lamentarlo?... ¿y eso a mí de que me sirve?... puede que nunca lo hayas agredido verbalmente como este tipo… -dijo señalando despectivamente a Ron- pero con tu actitud fue más que suficiente, no me vengas ahora con que “lo lamentas” –añadió haciendo comillas con los dedos- francamente tus disculpas me valen un pito…

            -Harry ¿Cómo está Draco? –preguntó Molly angustiada por el chico rubio; pero Harry la ignoró invadido aun por la adrenalina.

            -Yo solo te digo una cosa… -exclamó Harry señalando a Ron mientras se dirigía a la puerta- si a Draco o a mi hijo les llega a pasar algo grave… juro por mis padres que vengo y te mato con mis propias manos.

            Molly se llevó las manos a la boca mientras todos en la habitación quedaron en silencio.

 

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            -¿Cómo te fue? –preguntó Sirius al verlo entrar a la habitación ignorando por completo los golpes de su rostro.

            -Bien –respondio Harry sacando su varita y limpiándose la sangre de su ropa- ¿y Draco?

            -Aun no ha despertado, pero todo va bien, ya vino el señor Jackson y Kelly a checarlo.

            Harry ya no dijo nada, tomó una silla y se sentó junto a la cama mientras tomaba una mano de Draco.

 

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            -Ron… ¿Cómo pudiste hacer algo así? –dijo Arthur al quedar solo mientras lo miraba con decepción, decepción que no pasó inadvertida para el pelirrojo.

            -Nunca fue mi intención que algo grave pasara –respondio evadiendo la mirada de su padre mientras buscaba un pañuelo, mas para ocupar sus manos que para limpiar su cara.

            -Yo entiendo que no aceptes la relación de Harry con Draco Malfoy, pero lo que no puedo comprender es que hayas traspasado el límite del respeto, Ron… yo no eduqué a mis hijos para agredir a gente que no ofende ni ataca a nadie como lo haría un vil mortífago… porque lo que tú hiciste… -añadió al verlo abrir la boca- fue exactamente eso, odiar sin motivo como lo hicieron esas personas.

            -Un bebé… -musitó Molly con los ojos arrasados de lagrimas- pusiste en peligro la vida no solo de Draco, sino la de un bebé… ¿Cómo pudiste, hijo?

            Ron tragó en seco al ver la decepción en los ojos de su madre y la vergüenza lo invadió como un torrente.

            -Nunca voy a dejar de apoyarte cuando lo necesites, porque eres mi hijo –dijo Arthur- pero mientras vivas en esta casa, abstente de agredir a gente que ya considero de mi familia, como lo son Harry,  Draco Malfoy y sus hijos –y sin decir mas, salió de ahí seguido de su mujer.

 

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            Cuando comenzó a abrir lentamente los parpados dejando ver sus ojos grises, Harry se acercó sin soltarle la mano.

            -Hola –dijo besándole la mejilla.

            -Hola… -respondio Draco débilmente.

            -¿Te sientes mejor?

            Draco no respondio, solo volvió a cerrar los ojos mientras su mano libre tocaba su vientre.

            -Esta bien, nada pasó –dijo Harry comprendiendo el gesto.

            Los claros ojos grises comenzaron a anegarse de lágrimas.

            -Lo siento tanto… -musito viendo a Harry- no hablaba de él, pero… pero yo lo amo… siempre lo amé…

            -Shhh yo lo sé…

            -El me pateaba y yo no te decía… no te invitaba a tocarlo… -continuó con las lagrimas corriéndole por las sienes- yo… yo te castigaba por lo que…

            -No importa –dijo Harry poniéndole un dedo en los labios.

            -Pero a mí sí… si me importa… yo estaba castigándote por haberme hecho concebir de nuevo…

            -Draco, eso ya pasó, lo que importa ahora es que los dos están bien.

            -Pero tú debes saber… ya no quiero ser así…

            -Bueno, pues desde ahora te tocaré cada vez mi hijo te patee ¿Qué te parece? –exclamó sonriéndole cariñoso.

            -¿Me juras que de verdad está bien? –sollozó Draco oprimiéndole la mano.

            -Te lo juro, está a salvo en su cómodo nidito.

            Draco sonrió en medio de sus sollozos sintiéndose mucho más tranquilo.

            -¿Por qué esos golpes en la cara? –preguntó rato después de platicar algunas cosas más.

            -Me topé con unos imbéciles, pero nada grave.

            -¿Y cómo les fue en la misión?

            -Mal, todo fueron pistas falsas –respondio Harry con desaliento.

            -Son mortífagos ¿verdad?

            -Aja, pero mejor no hablemos de esas cosas.

            A media mañana, el señor Jackson y su hija, llegaron con un buen semblante.

            -Parece que traen buenas noticias –dijo Harry.

            -Así es –respondo el viejo medimago.

            -¿Ya me va a dar de alta? –preguntó Draco.

            -No, es algo mucho mejor.

            Los chicos lo miraron intrigados mientras el señor Jackson se disponía a hablar.

            -Hoy toca tu dosis de poción “Conservatus” –dijo haciendo que el semblante de Draco cambiara por completo- pero he estado trabajando estos meses en eso y he logrado hacerla intravenosa.

            -¿Intravenosa?  -repitió Harry.

            -Si, me costó mucho trabajo pues no hay protocolos para probarla en nadie, pero después de mucha investigación, podemos administrártela vía intravenosa, ya no hay necesidad de que la tomes oralmente.

            Draco lo miró boquiabierto para finalmente sonreír de oreja a oreja.

            -¿En serio?

            -Si, a menos claro, que desees seguir probando su rico sabor.

            -¡Sí, claro!

            Harry sonreía feliz, pues el momento de tomar esa opción, se había vuelto algo muy traumático para Draco.

            -Era imperativo hacer esto –dijo el señor Jackson- me preocupaba mucho que sometieras tu corazón a tanto estrés; ya solo te faltan tres meses, pero si lo calculamos, son en realidad muchas dosis.

            -Eso es genial –exclamó Draco evidentemente aliviado- de verdad se lo agradezco.

            -No les había comentado nada de esto hasta estar completamente seguro.

            -Lo entiendo.

            -Aunque será pesado de todos modos, pues te agotará mucho… esa poción no es algo natural para el cuerpo, así que tendrás que estar en cama.

            -¿Por cuánto tiempo? –preguntó Draco con impaciencia.

            -El que sea necesario –respondio Harry antes que el medimago.

            -Claro, como no es a ti al que se le entumen las nalgas.

            -No te quejes, que podrías estar peor.

            -Te pondré la endovenosa –dijo Kelly- pero no es solo por esto que debes estar en cama, es por lo acontecido ayer.

            -Un momento –exclamó Draco- ¿y mi hijo? ¿Cuándo podré ver a Harry?... si voy a estar aquí, no podré cuidarlo.

            -Esta con Molly –respondio Harry.

            -Bueno, ya lo imaginaba, pero no es eso a lo que me refiero, mi pregunta es si voy  a estar mucho tiempo aquí… no puedo dejarlo semanas y semanas con ella.

            Los medimagos se miraron entre sí para después dirigirse a él.

            -No puedo asegurarte cuanto tiempo pasaras aquí –dijo el señor Jackson- por lo pronto un par de semanas si.

            -¿Tanto?

            -Si, perdiste mucha sangre, aun no estás bien.

            Draco dejó caer los hombros ya sin decir nada, por lo que Kelly procedió a ponerle el medicamento.

            -No te preocupes, todo saldrá bien –susurró Harry besándolo en la frente.

            Draco sonrió al ver el amor reflejado en los ojos verdes y solo deseó estar en casa para poder estar todos reunidos.

            -¡Oh! siento como si quemara –exclamó respingando en cuanto el medicamento llegó a sus venas.

            -¿Es muy molesto? –preguntó el medimago.

            -No es un ardor insoportable, pero es molesto…

            -Espero que solo dure unos minutos, después ya veremos.

            Sin más remedio que esperar, Draco suspiró lo mismo que Harry.

 

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            -¿¡Que hizo qué?! –exclamaron al unisonó Fred y George en la cocina de la Madriguera.

            -Lo que oyeron –respondio Molly intentando dar de comer a un bebé chillón.

            -¡Diantres, creo que nosotros tuvimos la culpa! –dijo Fred mirando a George.

            -Si… eso siento yo también… mamá, Ron supo de las fotografías cuando nos visitó en la tienda.

            -No chicos, ustedes no sabían que Ron haría algo así.         

            -De todos modos…

            -¿Esta en San Mungo? –pregunto George.

            -No, está en una clínica privada.

            -Nos gustaría visitarlo.

            -mmm bueno, sería cuestión de que ustedes fueran  a preguntarle a Harry.

            -Si, eso haremos.

           

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            Cuando Draco cayó profundamente dormido a causa del medicamento, Harry fue a casa a ducharse y a cambiarse de ropa recibiendo casualmente a los gemelos diez minutos después.

            -Hola Harry –saludo George cuando Harry los dejó entrar- hemos estado llamando pero no contestabas.

            -Estaba en la clínica.

            -Claro, oye… mira, la verdad es que Ron se enteró de las fotografías por nuestra causa –dijo George verdaderamente apenado, actitud completamente extraña en aquellos dos.

            -No, ustedes no tienen la culpa de nada… la verdad es que estoy muy agradecido con ustedes, pues Draco me conto lo bien que se portaron con él y con Harry, que los cuidaron todo el tiempo y que se divirtió mucho.

            -Que bien –dijo Fred sonriendo de nuevo- notamos que le cayó muy bien el viaje, deberíamos planear uno con todos.

            -Seria genial… aunque por ahora no creo que se pueda –exclamó Harry recargado en el respaldo del sofá con expresión ausente.

            -¿Y como esta? –preguntó Fred notándolo.

            -Estable… por el momento.

            -¿Fue… muy grave?

            -Me asuste… -respondio Harry mirándolos al fin- la verdad es que me asusté mucho cuando vi toda esa sangre en la cama.

            -Lo imagino.

            -Va a estar internado por algún tiempo.

            -¿Y podremos visitarlo? –preguntó George.

            -Claro, los pondré en la lista de visitas autorizadas; pero yo les avisaré, por ahora está completamente noqueado por los medicamentos.

            Los gemelos asintieron en silencio percibiendo en el ambiente la preocupación de Harry.

            -Tranquilo Harry, todo saldrá bien, ya lo veras –dijo Fred palmeándole una rodilla.

            -Eso mismo le digo yo a él… pero cada vez me es más difícil creerlo.

 

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            -¡Pero ya no lo necesito! –escuchó decir a un somnoliento, pero enojado Draco cuando entró a la habitación.

            -¿Qué sucede?

            -Harry… tengo esta cosa “ahí” y ya no la necesito.

            -¿Qué? –exclamó Harry sin entender a que se refería el rubio.

            -¡Esto! –dijo agarrando una manguerita que salía por debajo de sus mantas y que conectaba a una bolsa plástica sujeta a su cama.

            Harry tardo un momento en entender a lo que se refería Draco.

            -No puede levantarse –exclamó Kelly con una expresión homicida- ya se lo expliqué mil veces.

            -Eso fue ayer, pero hoy ya estoy bien.

            -No, no estás bien, mi padre dijo “reposo AB-SO-LU-TO” y eso significa que no te puedes levantar.

            -Pero…

            -Nada de peros, tuviste una hemorragia muy fuerte y…

            -Pero ya no.

            -¡De todos modos!

            Harry se sentó mientras observaba a aquel par discutir, principalmente al que estaba en cama y sin poderlo evitar sonrió y  es que aunque Draco podía ser capaz de exasperar al mismísimo Merlín, prefería mil veces verlo así, a verlo tumbado sin siquiera poder hablar.

            -Puedo orinar en ese bote, también es asqueroso pero es preferible.

            -No te lo quitaré y es mi última palabra –concluyó Kelly dirigiéndose a la puerta.

            -Pues yo me lo quitaré –dijo Draco con determinación.

            -Oye… -exclamó Harry borrándosele la sonrisa.

            -¿En serio? Eso quiero verlo –respondio Kelly cruzándose de brazos y sonriendo.

            Draco entrecerró sus ojos grises mientras metía la mano debajo de las mantas.

            -Draco…

            -Déjalo Harry, quiero ver si como ladra, muerde.

            Draco apretó los labios mientras sus dedos subían por la delgada manguerita hasta llegar a su pene.

            -¿Y?... ¿Qué pasó? –preguntó Kelly con sorna.

            -Solo hoy ¿entiendes? ¡Solo hoy lo toleraré! –respondio Draco sacando la mano y cruzándose de brazos también mientras apartaba la vista de ella, muy indignado.

            -Cobarde –dijo ella riendo saliendo por fin.

            -¡Me llamó “cobarde”!

            -Y tiene razón… vamos Draco, solo serán unos días.

            -Pero se siente feo.

            -¿Te duele?

            -Pues no, pero o ha de ser agradable cuando te la ponen, gracias a Dios estaba dormido cuando lo hicieron, los muy canallas… pero de todos modos es incomodo tener eso metido ahí.

            -Pues ni modo, habrá que aguantarse.

            -“Habrá que aguantarse” –repitió Draco malhumorado.

            -Mira, traje algo para que veas –dijo Harry sacando de su chaqueta el paquete de fotografías haciendo que Draco olvidara al instante su mal humor.

            -¡Genial!... ¿ya las viste?

            -Nop, quería que las viéramos juntos.

            Siendo ya casi las 8:00 pm, hora en que terminaban las visitas, Harry se levantó para darle un beso y despedirse.

            -¿Te vas? –preguntó Draco extrañado.

            -Si, la hora de visita ya terminó.

            -Creí que te quedarías.

            -No, mañana debo ir a trabajar –respondio Harry comenzando a sentirse culpable.

            -Pero… yo creí… ¿y no puedes quedarte? Es decir, pedir permiso al hospital para que te dejen quedar.

            Harry se pasó la lengua por los labios mientras le sonreía cariñoso.

            -Nene, debo trabajar.

 

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