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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            -Lo siento… -musitó Draco soñoliento.

            -Era una broma… duérmete si quieres… -respondio Harry besándole la punta de la nariz mientras le peinaba sus cabellos algo húmedos de sudor.

            -No… termina tú… -dijo intentando espabilarse.

            -Tranquilo nene, yo estoy bien… descansa.

            Draco ya no dijo nada mas, solo cerró los ojos y se dejó llevar por ese delicioso sueño.

            Cuando la respiración acompasada del rubio le indicó que ya estaba profundamente dormido, Harry comenzó a pajearse y a terminar con su propia mano para no quedarse duro, luego le besó la mejilla y cubriéndolos a ambos con las sabanas se acercó a ese cuerpo tibio y también se quedó dormido.

 

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            Un cosquilleo en su cuello lo hizo regresar al mundo de los vivos oyendo enseguida una risita cantarina.

            -Lo siento, creo que te desperté… -susurró Draco en su oreja.

            Tumbado de costado frente a Draco, Harry abrió un ojo al sentir una lengua juguetona en su oído.

            -mmm… ¿Qué hora es? –preguntó sin moverse.

            -Las 8:00 am… parece que tu reloj biológico ya se atrofió, antes despertabas como un reloj.

            Sonriendo, abrió ambos ojos para ver al rubio recostarse de nuevo en su lugar.

            -¿Cómo te sientes hoy, no tuviste nauseas?

            -Claro que sí, pero no tantas… además eso fue hace un par de horas y cerré la puerta del baño para no despertarte.

            -No hagas eso ¿Qué tal si te caes y yo no logro escucharte?

            -La próxima –respondio encogiéndose de hombros- Harry…

            -¿mmm?...

            -Quiero terminar lo que empezamos anoche.

            Harry miró la sonrisa traviesa que jugueteaba en esos labios sonrosados y no pudo evitar reír.

            -No es necesario que termine dentro de ti, con saber que lo disfrutas me basta, ya nos desquitaremos cuando Sirius nazca.

            -Eso ya lo sé, pero quiero hacerlo… hace mucho que no hacemos el amor.

            -¿Cómo no? lo hicimos anoche.

            -Bueno si, pero sabes a que me refiero.

            El moreno suspiró viendo el redondeado rostro de Draco, quien al verlo pensativo exclamó:

            -A menos que no quieras.

            -No, pues de que quiero, quiero… yo soy un caliente, ya lo sabes.

            -¿Y entonces?

            -De acuerdo –respondio Harry sabiendo que si Draco se arriesgaba a hacerlo, era porque en verdad había hablado con el medimago y porque físicamente se sentía bien.

            -¿Bien?

            -Bien… -repitió alzándose y recargándose en su codo para en seguida inclinarse y besar al rubio- ¿te vestiste de nuevo? –masculló desabotonándole la camisa de la pijama.

            -Solo la camisa… no me gusta andar desnudo con tremenda barriga.

            -¿Y te pusiste calzoncillos?

            -No…

            -No te creo, deberé constatarlo yo mismo –respondio metiendo su mano bajo la manta y hurgando bajo la camisa.

            -¡Ah!... –gimió al sentir su miembro en la callosa mano.

            Sabiendo que aunque el rubio se sintiera bien, no podía prolongar el juego erótico por mucho tiempo, pues su compañero se cansaba con suma facilidad y a pesar de contar con la aprobación medica, no iba a arriesgarse más de lo debido; así que después de besarlo y acariciarlo un buen rato, tomó el lubricante de su tocador.         

            Sin necesidad de palabras, Draco se dejó ayudar para darle la espalda, sintiendo después de unos momentos, los gentiles dedos de Harry entre sus nalgas.

            -Me encantas… -masculló el moreno mordisqueándole el cuello y el hombro causándole escalofríos mientras sus dedos trabajaban en su entrada.

            -¡Ah! –respingó dolorido.

            -¿Te lastimé? –preguntó preocupado deteniéndose.

            -No… Sirius me pateó… pero sigue, creo que solo estaba acomodándose…

            Sonriendo por su travieso hijo, Harry volvió a introducir su dedo en la pequeña entrada conteniendo sus ganas de meter tres de una vez para sentir la estreches de ese pequeño anillo de músculos. Después de un rato y de meter los tres dedos finalmente, untó con lubricante su hinchado pene y lo dirigió al culo de Draco, quien sintió como ese enorme miembro iba abriéndose paso dentro de sí.

            -Oh…

            -¿Te gusta?... –preguntó en su oído mientras continuaba metiéndose con tortuosa lentitud- ¿te gusta cómo te lo voy metiendo?

            -Sí…

            -Pues dímelo…

            -No, sigue… -respondio Draco sacando más el culo.

            -No lo haré hasta que me lo digas… -dijo deteniéndose.

            -Bastardo… me gusta cómo me lo metes…

            Sonriendo por su logro, Harry se empujó de un jalón hasta que su pubis tocó las nalgas del rubio haciéndole jadear con fuerza, entonces recargándose en un codo y tomando la cadera del rubio con la mano libre, comenzó a embestirlo aumentando la rapidez poco a poco.

            -¡Oh mierda!... –masculló Draco doliéndose un poco por su falta de actividad sexual por meses.

            Así que se enderezó un poco para recargarse en un codo como Harry y apoyar su mano en el colchón para no irse de bruces ante las fuertes acometidas.

            -¡Oh si!... ¡sigues… tan estrecho como siempre!... me encantas…

            Sonriendo por esas palabras, Draco giró el rostro para besar a Harry, el cual se inclinó para lamer con la punta de su lengua, la suave boca  para después hundirla dentro y recorrer cada rincón.

            -¡mmm! –gimió Draco dentro del beso al sentir el certero toque en su próstata haciéndolo estremecer.

            Dejando su boca y recargando su frente en la nuca del rubio, Harry continuó embistiéndolo excitándose más si era posible al oír sus gemidos de placer.

            -¡Sí!... n-no te detengas…

            -¡Me gustas tanto!... Por Morgana, me encantas… -masculló disfrutando el aroma a shampoo de su cabello mientras su mano acariciaba su cadera.

            Una risa gorjeó en la garganta de Draco sintiendo su pecho bullir de felicidad al sentir la excitación de Harry por su cuerpo aun estando ya en un avanzado estado de gestación.

            El brilloso miembro de Harry entraba y salía de entre las nalgas de Draco, quien no dejaba de jadear ya al punto del orgasmo.

            -Harry… ya… ya me…

            -Hazlo… y yo lo haré dentro de ti…

            Con un par de embestidas más, ambos chicos se vinieron en un gran gemido que los dejó laxos en la cama.

            -Te amo… -susurró el moreno en el cuello de Draco mientras éste suspiraba satisfecho.

            -Y yo a ti, Harry…

            Tiernas caricias recorrieron la cadera y vientre de Draco mientras suaves besitos cubrían su hombro.

            -Duérmete nene… -susurró en su cuello- sé que te mueres de sueño.

            Sin decir nada más, Draco tomó la mano que Harry tenía en su vientre y entrelazando sus dedos y colocándola en su pecho, se durmió casi al instante.

            Harry sintió el latir del corazón de Draco en su mano y dándole un último beso en el hombro, también se durmió.

 

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            -No tardamos, solo vamos a ir a comprar unos elfos –dijo Harry dejando a su hijo al cuidado de Molly y Arthur.

            -No te preocupes, pueden tardar lo que quieran –respondio Arthur cargando al nene, quien en seguida reclamó la natilla de dulce que Molly tenía en varias copas de cristal.

            -Claro cariño, tengo una para ti –dijo la buena mujer poniendo un poco en un platito de plástico.

            -Bueno, pues me voy.

            -Que les vaya bien.

            Aprovechando que ese domingo, Sirius estaba libre y que Draco se sentía bien, los tres fueron a comprar los elfos para la mansión Black llevándose en eso toda la tarde.

 

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            -¿Todo bien en tu consultorio? –preguntó Arthur a su nuera al verla entrar a la pequeña sala en donde jugaba en el piso con Harry.

            -Si, gracias –respondio ella sentándose en el sofá viendo al nene morder su juguete mientras azotaba unos cubos de madera contra una torre que Arthur había echo con mas cubos para después estallar en risas.

            -No muerde… -exclamó el señor Weasley ante el silencio de Hermione.

            -¡Oh, lo siento! No lo observo como una rareza… -respondió apenada sintiéndose pillada- es solo que… parece tan normal…

            -Es que es un bebé normal.

            -Lamento no saber expresarme… siendo sincera estoy muy admirada de ver a un bebé concebido por dos hombres y engendrado por uno de ellos, es… como un milagro.

            -Si, es un milagro, este pequeño es un milagro, pues escapó de una muerte casi segura, aunque sé a qué te refieres, a fin de cuentas eres medimaga –dijo Arthur sonriendo comprensivo.

            -Es un bebé muy bello, su cabello tiene un color muy peculiar… un castaño muy bonito.

            -Y tiene un carácter muy bonito también, claro, cuando no se trata de un extraño y cuando sus dientes no le molestan.

            Hermione suspiró haciendo que Arthur levantara la vista para mirarla.

            -¿Por qué no haces como Ron?

            -¿mmm?

            -Intenta hablar una y otra vez con Harry… algún día lo lograrás.

            -Me siento verdaderamente avergonzada… -susurró la castaña sin dejar de mirar a Harry- quisiera demostrarles que estoy muy  arrepentida.

            -Solo dales tiempo… ¿Por qué no vienes a jugar con nosotros?

            -¿Puedo? –preguntó sonriendo titubeante.

            -Claro.

            Cuando Molly llegó de hacer unas compras al callejón Diagón, se encontró con aquellos tres desparramados sobre la alfombra jugando muy entretenidos.

            -Hola –saludó sin ocultar su sorpresa.

            -Hola querida ¿trajiste los pañales?

            -No querido, los dejé en la tienda… ¡claro que los traje!

            Hermione sonrió sabiendo la sorpresa que causaba en su suegra.

            -Se ven muy entretenidos.

            -Lo estamos –respondio Arthur.

            Siendo ya casi las 7:30 pm, Harry llegó a la madriguera encontrándose con una escena muy singular, pues Hermione cargaba a Harry, mientras el pequeño jugaba muy entretenido con un estetoscopio.

            -Buenas noches –saludo con gesto serio haciendo que el nene lo mirara estirando de inmediato los bracitos hacia él.

            -¡Pa!... ¡pa!... –balbuceó retorciéndose en brazos de la castaña.

            Ella lo acercó de inmediato al auror, quien lo tomó sin decir nada mientras los señores Weasley se ponían de pie sin mostrarse preocupados ni nada por el estilo al ser sorprendidos por el auror.

            -Gracias por cuidarlo –dijo dirigiéndose al matrimonio- creo que tardamos mucho.

            -No te preocupes, sabes que nos encanta tenerlo aquí –respondio Molly- ven, te daré un recipiente con natilla para Draco y Sirius, está muy rica –continuó dirigiéndose a la cocina en tanto Harry intentaba q quitarle el estetoscopio al nene.

            -Vamos cariño, no es un juguete –exclamó sonriéndole al niño, quien se negaba a dejar su juguete nuevo.

            -Está bien, luego puedo pasar por él –exclamó Hermione sonriendo algo titubeante.

            -Después te lo traigo yo, gracias –respondio Harry a regañadientes para después darse la vuelta y entrar a la cocina.

            -Harry, quiero hablar contigo ¿me darías un momento? –dijo ella siguiéndolo.

            -Ahora no puedo.

            -Vamos Harry, quiero disculparme, sé que me equivoqué y…

            -Y no es mi problema –interrumpió Harry cargándose al hombro la pañalera del nene y dirigiéndose después a la puerta de la cocina para salir por ahí.

            -Te quejas de Ron y eres igual de obstinado que él.

            -Sí, sé que soy igual de obstinado –respondio Harry a medio salir- pero no soy como él, yo nunca haría algo tan cruel como lo que él hizo –concluyó saliendo de ahí.

 

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            -¿Salir? No gracias –exclamó Draco tumbado en la cama con un cojín entre las piernas.

            -¿Dónde está el Draco que le encanta la calle? –dijo Harry sacando una mochila deportiva de su envoltura plástica.

            -Esta adolorido, por eso no lo verás en un buen tiempo ¿para qué compraste esa cosa?

            -Porque la necesitamos para guardar unas cosas, anda, levanta el culo que vamos a salir.

            -No jodas, Potter… me duele mucho la pierna y la cintura ni se diga –respondio sin la mínima intención de moverse- ¿para qué guardas batas de baño y toallas?

            -Porque las vamos a necesitar ¿Dónde están mis sandalias? –Preguntó buscando debajo de la cama- no están aquí.

            -Las dejaste en el baño ¿y qué quieres decir?

            -Hablé con el señor Jackson y me recomendó una clínica especializada en hidromasajes, claro que tú no recibirías un hidromasaje, pero cuentan con piscinas que te ayudaran a relajarte.

            -¿Por qué simplemente no me meto en un jacuzzi y ya?

            -Porque no es recomendable en personas en tu estado.

            -No hables de mí como si fuera una mujer embarazada –replicó Draco frunciendo el ceño- además ya me metí en uno cuando fui con los gemelos y no me pasó nada.

            -¿¡Como que te metiste en un jacuzzi?! –Exclamó Harry regresando del baño- ¡se te pudo haber bajado la presión arterial por la temperatura!

            -El agua estaba tibia, no me sentí mal.

            -Pues fue pura suerte… -contesto con el ceño fruncido.

            -De acuerdo, de acuerdo, no lo volveré a hacer –dijo rodando los ojos.

            -Bueno… en fin, esta clínica tiene médicos a la mano por si te sientes mal; no es como si estuvieran al tanto de tu caso, pero el señor Jackson hablo con uno de ellos, que según esto es su amigo y estará al pendiente de ti, así que levántate; te sentirás mejor, ya lo veras.

            Exhalando un suspiro, Draco comenzó a levantarse siendo ayudado por Harry, para después salir con la mochila en un hombro y con el rubio en el otro brazo.

            -Betsy ¿Harry sigue jugando? –preguntó el moreno llegando a la sala viendo que el nene ya se había dormido y estaba tendido en la frazada que estaba en el suelo, cubierto con una manta mientras la elfina lo vigilaba muy atenta- ah, ya se durmió.

            -Si amo ¿quiere que lo lleve a la cuna?

            -No, déjalo ahí, nosotros vamos a salir, cualquier cosa aquí está la dirección en que estaremos ¿entendido?

            -Si amo.

            -Tardaremos a lo mucho un par de horas.

            Apenas terminando de hablar, la chimenea crepitó de una forma muy característica dando a entender que alguien de la familia Weasley deseaba entrar, pero cuando vieron quien salió de ahí, el gesto se les agrió.

            -Me fastidias ¿Qué demonios quieres? –exclamó Harry intentando hablar bajo para no despertar a su hijo.

            -Quiero hablar contigo, solo dame un momento.

            -Lárgate de aquí, no quiero verte ¿acaso eso es muy difícil de entender?... vamos Draco, por cierto Betsy, dale a este señor el estetoscopio que nos trajimos el otro día de su casa –concluyó el moreno dándole la espalda y dirigiéndose con Draco a la puerta.

            -Si amo.

            Ron solo que les quedó viendo, plantado frente a la chimenea.

 

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            -¿Viajaremos en auto? –preguntó Draco viendo aparcado frente a la casa, un auto.

            -Ajá, esta como a media hora de aquí.

            -¿Y quién va a manejar?

            -¿Quién más? Ni modo que tu –dijo el abriendo la portezuela.

            -¿Sabes conducir? –preguntó Draco verdaderamente sorprendido.

            -Claro ¿Qué pensabas?

            -Vaya…

            -Ponte el cinturón –exclamó ya sentado en el asiento del piloto.

            -¿Cinturón?

            -Si, dame esa cinta que tienes a tu derecha, yo lo abrocharé.

            Manejando con gran seguridad, Harry finalmente condujo hasta la clínica.

La temperatura del agua era muy agradable y Draco se sentía muy relajado flotando en ella con Harry a su lado.

            -¿Te gusta?

            -Si… tenías razón, debimos venir desde hace mucho.

            Después de un buen rato, los chicos salieron y se ducharon para finalmente regresar a Grimauld Place.

            -Me muero de sueño –exclamó Draco apenas entraron a la casa.

            -Te ves agotado, come algo primero y luego te duermes ¿vale?

            -Pero algo ligerito.

            -De acuerdo.

            A la hora de la cena, ya con Sirius a la mesa y Draco dándole una papilla a Harry, el rubio sacó un tema que le apremiaba desde hacía mucho tiempo.

            -¿Qué pasó con el abogado?... ya pasaron muchos días desde que te pedí que me arreglaras una cita con él.

            -Estaba de vacaciones con sus nietos y dijo que lo iba a pensar –respondio Harry pidiéndole a Betsy con un gesto que le sirviera mas puré de patatas- quedó muy bueno.

            -Gracias amo –respondio la elfina creciendo como cinco centímetros por el halago.

            -Pero viene esta semana ¿no preferirías esperar hasta que nazca el bebé?

            -No, quiero ocuparme de eso desde ya.

            -El asunto va a estar muy difícil –intervino Sirius cortando su filete de pescado- Lucius esta chalado y lo declararan incompetente para enfrentar su juicio, van a querer sepultarlo en el hospital de por vida.

            -Eso es lo que no quiero, tiene que haber un modo de sacarlo de ahí.

            -Ya veremos… por lo pronto solo queda esperar –concluyó Harry.

 

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            -¿Correo para mí? –exclamó Draco recibiendo una carta de manos de su elfina.

            -Si amo.

            -Granger… -masculló viendo el remitente- claro, no pueden con Harry y ahora harán la lucha conmigo… como si en verdad les interesara mi persona.

            -¿Desea algo mas, amo?

            Draco no respondio al momento, pues leía con cierto desinterés la carta de Hermione en donde le pedía un momento para poder hablar con él personalmente.

            -Ta vez dentro de dos vidas, Granger… -exclamó dándole de vuelta la carta a Betsy- tírala.

            -Si amo… amo, se ve molesto.

            -No estoy molesto, solo fastidiado… la persona que me envió esta carta desea verme, pero seguramente solo para examinarme como un bicho raro.

            -Usted no es un bicho raro, amo -  respondio molesta e indignada de que alguien pensara eso de su señor.

            -Ya lo sé, pero esta persona es medimaga y seguramente muere por ver como estoy ahora.

            -¿Y va a recibirla, amo?

            -No seas tarada, claro que no.

            -¡Perdón amo!

            -Mejor ve a comprar más fórmula para Harry, cada vez come más y ya está recuperando su peso y talla normal.

            -¡Sí! el amito Harry cada día esta mas gordito.

 

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            -¿Y bien? –preguntó Molly.

            -Ni siquiera respondio… -respondio Hermione desparramada en la mesa de la cocina- tal vez deba hacer lo mismo que Ron y presentarme en Grimauld Place a riesgo de que me saquen a patadas.

            -Sigue intentando, al final accederán aunque sea solo para que los dejen tranquilos.

 

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            -No lo engañaré, el caso en muy difícil –dijo el señor Gordon en la sala de Grimauld Place.

            -Ya lo sé, precisamente por eso recurro a usted –respondio Draco con Harry a su lado- mi caso y el de mi padre son muy distintos, sé que tiene muy pocas probabilidades, pero también tiene ventajas que otros no tienen.

            -No lo sé, mi nieto cumple años el mes que viene y quiero viajar a Australia –respondio el anciano mientras se rascaba la cabeza.

            -¡Oh vamos! Su nieto seguirá en Australia, le aseguro que no se cambiará de planeta.

            -¡Draco! –exclamó Harry viéndolo con tremendos ojos.

            -Si no quiere atender ningún caso, entonces ya debería haberse retirado por completo.

            -Si me encargue de tu caso, fue porque el ministro me lo pidió como favor.

            -Lo que demuestra que aun tiene mucho que dar ¿no le gustaría darle una lección a todos esos abogadillos que van por ahí presumiendo sus túnicas nuevas, en lugar de aplicarse a estudiar como seguramente lo hizo usted en su tiempo y aun ahora, en vez de tirarse a ver a sus peces comer?

            -Draco, esos no son modos…

            -¿Y qué quieres que haga? –respondio Draco molesto viendo a Harry- ¿Qué ponga cara de cachorro y le suplique ocuparse del caso de mi padre?... creo que este señor ha vivido lo suficiente como para andarse por las ramas con él; creo que es el tipo de persona al que hay que hablarle claro, hacer lo contrario es insultar su inteligencia… ¿o me equivoco? –concluyó viendo al anciano.

            El señor Gordon no hizo ningún tipo de gesto que delatara si le ofendían o agradaban las palabras de Draco, simplemente tomó su taza de té y le dio un sorbo.

 

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