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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            Pero Harry cayó en cuenta de que el cuerpo de Draco estaba más caliente de lo normal, así que puso su mano en su frente.

            -Tienes fiebre.

            Draco suspiró mientras bajaba su brazo y se recargaba en Harry, desde hacía rato había notado el malestar del resfrío y se odio por ser tan frágil en cuestión de salud, pero no había dicho nada por saber que no serviría preocupar más al moreno.

            -Me duele la cabeza… -musitó cerrando los ojos.

            -Esperemos que la fiebre no suba y que tu presión sanguínea no nos juegue una mala pasada, continuemos.

            -Espera… déjame sentar un ratito, solo un minuto…

            Harry lo condujo a una roca que había aun par de metros y lo ayudó a sentarse, después el rubio se pasó el cabello detrás de una oreja mientras hacía gestos de incomodidad.

            -Ya tienes el cabello muy largo –dijo Harry peinándoselo con los dedos.

            -Si… no he sentido confianza de ir a ningún salón para cortármelo.

            -¿Y porque no me has dicho a mi?

            -¿Estás loco?... ni de broma vuelvo a dejar que me pongas las manos en el cabello.

            -Ya lo sé –respondio sonriendo- es solo que la señora Weasley sabe cortar el cabello ¿a poco creías que llevaba a todos sus hijos con la estilista?

            -Si, es cierto… -respondio sintiéndose cada vez mas mal- ¡ah! –gimio encorvándose.

            -¿Qué sucede? –preguntó Harry alarmado hincándose frente a él.

            Draco resopló poniéndose una mano en el vientre.

            -¿Qué te duele?

            Draco solo tragó en seco por toda respuesta desesperando más a Harry.

            -Draco…

            -Ya… ya pasó…

            -¿Qué te pasó?

            Draco volvió a quedarse callado sabiendo que sus sospechas volverían loco de angustia a Harry.

            -¡Habla de una vez!

            Pasó la lengua por sus labios resecos antes de finalmente contestar.

            -Cuando… cuando a Harry le llegó el tiempo de nacer, yo no sabía cómo iba a darme cuenta, pero… cuando escapé de la cueva de los gigantes, el momento llegó…

            -¿Y cómo lo supiste? –preguntó temiendo el rumbo que la conversación estaba tomando.

            -Fue raro… los movimientos de Harry algunas veces eran dolorosos y molestos, pero cuando llego el momento de que naciera, sus movimientos fueron una verdadera tortura, sentía que me destrozaba por dentro…

            -¿Y sientes eso ahora?

            -Aun no… al menos no como aquella vez… -respondio mirándolo a la cara- pero este pataleo me dolió mucho… eso no es normal.

            Harry solo se le quedó mirando sin saber que decir y es que ¿Qué podría decir? La situación lo rebasaba y no se sentía capaz de hacer algo útil.

            -¿Harry?

            -¿Eh?... sí, claro… -respondio levantándose.

            Draco ya no insistió, sabía que eso era demasiado para el pobre Harry, por lo que solo le palmeó el hombro diciendo.

            -Ya vámonos… ayúdame a levantar.

            -No, debemos buscar un refugio; de todos modos no avanzaremos gran cosa, lo mejor será buscar un lugar que nos proteja del frio.

            -Pero no hay nada… -musitó poniendo sus manos en sus rodillas y agachando la cabeza; Harry se mordió el labio inferior al verlo, por lo que decidió dejarlo un momento ahí para buscar un lugar.

            -Espera aquí, voy a ver qué encuentro.

            -Ten por seguro que no me moveré.

            Harry miró a su alrededor decidiendo cual era el mejor camino para empezar a buscar, entonces comenzó su recorrido a grandes y rápidas zancadas, pues no quería dejarlo solo demasiado tiempo.

            Al cabo de un buen rato, regresó mirando ansioso el lugar en donde estaba el rubio, suspirando aliviado de verlo sentado.

            -Encontré un  lugar, es pequeño pero servirá, vamos.

            Draco solo negó con la cabeza, sentía que era imposible ponerse de pie.

            -Vamos, yo te ayudo –dijo poniéndose frente a él y tomándole los brazos para colocárselos en el cuello- abrázame, yo te levanto.

            -No… -musitó Draco con voz ahogada- me duele la pierna… y me duele la cadera… quiero caminar para salir de aquí… pero estoy agotado… siento que me caeré si me levanto…

            A pesar de toda su determinación para salir de ahí, Harry se daba cuenta de que Draco estaba llegando a su límite, había sido una buena decisión buscar un refugio, no podía forzarlo más; así que se agachó y pasó su brazo por debajo de sus piernas y lo levantó; no lo había hecho antes por lo inestable del terreno, tampoco quería caerse con él y empeorar las cosas.

            El lugar que había encontrado estaba a unos cien metros, por lo que caminó lento en medio de los arboles aprovechando la poca luz de  luna que dejaban pasar.

            El lugar era un viejo y enorme árbol caído, el tronco podrido tenía un gran hueco en el que fácilmente cabrían los dos, así que lo bajó con cuidado y lo ayudó a entrar en él, ya que solo podían hacerlo agachados.

            -Ya vi que no haya bichos…

            -Sería horrible que nos mordiera una víbora…

            Tal parecía que el cielo esperaba que se refugiaran, pues en ese momento una fuerte lluvia comenzó a caer.

            -Vaya, sonido ambiental relajante para poder dormir –dijo Harry sentado a un lago de Draco, quien por más que intentaba, no lograba acomodarse.

            -Solo que no tengo sueño… me siento cansado pero no quiero dormir.

            -Igual yo.

            -Que bueno que encontraste este lugar, sería horrible estar bajo la lluvia –dijo Draco recargando la cabeza en la corteza doliéndose de inmediato por lo duro y calloso de la madera. Entonces recordó su mullida almohada ergonómica que tenía en casa, Harry había propuesto comprar una rellena de plumas de ganso, pero él se había negado debido a su horror al maltrato de esas aves al momento de desplumarlas para rellenar estúpidas almohadas- que bueno que no compramos almohadas rellenas de plumas… -añadió cerrando los ojos.

            -¿mmm?

            -Si… esas pobres aves sufren lo indecible…

            -¿Tu malestar te recuerda el maltrato a los animales? –pregunto Harry con un tinte de broma, a lo que Draco respondió con una pequeña sonrisa.

            -Tonto…

            Comenzaron a dormitar hasta que un respingo del rubio sobresaltó a Harry.

            -¿Qué sucede?

            Draco respiraba jadeante mientras se ponía una mano en el vientre.

            -¿Sucedió de nuevo?

            -Si… ¡Ah!...

            Harry se encontró tomándole la mano o más bien dejando que Draco se la tomara fuertemente hasta que por fin se calmó.

            -Uff… ya pasó…

            El moreno lo vio tiritar y se quitó la chaqueta para cubrirlo.

            -No… hace mucho frío y tú…

            -Yo estoy bien –interrumpió poniéndosela encima.

            No era verdad, hacía un frio que congelaba las pelotas pero si Draco estaba más abrigado entonces él estaba bien; entonces lo decidió.

            -Tengo que hacer algo, esto tiene que acabar…

 

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            -Hijos de puta… esto tiene que acabar… -pensó también Kingston despertándose con un tremendo dolor de cabeza.

            Jadeó en su sofá en el cual había estado desparramado desde hacía varios días solamente bebiendo, rumiando su suerte y ahogándose en su propia miseria, algo que hasta él sentía no soportar más. Buscó con la vista la botella de whisky viéndola en el piso; la tomó y viendo que estaba vacía la aventó contra la pared; estaba hastiado de aquella situación, sentía que el tiempo se le acababa y que estaba pudriéndose en vida… miró el lugar, un cuartucho con solo una cama y un mueble, lleno de basura que él mismo había desperdigado.

            Con paso vacilante se levantó y se dirigió al baño y lo que vio en el espejo no le gustó para nada, pues lo que vio solo fue un rostro abotagado por el alcohol, con rastros de baba seca en la comisura de su boca y el poco pelo todo grasiento y revuelto; cuando sintió nauseas no supo si fue por haberse visto o por su organismo protestando por tanto alcohol; así que después de dar varias arcadas apoyó sus manos en el lavabo odiando más que nunca a Draco Malfoy y a Harry Potter por su vida asquerosa.

            -Basta… -pensó saliendo del baño arrastrando los pies y dejándose caer en la cama- esos dos ya me tienen enfermo… los mataré de una buena vez… primero a Potter en frente del marica de Malfoy, y luego a él lo acabaré con Cruciatus, sí, eso haré… pero primero debo tomar una ducha y comer algo.

 

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            -Draco, me iré por un rato.

            -¿Te irás? –Repitió Draco horrorizado- ¿A dónde?

            -Tengo que hacer algo para salir de aquí, no podemos esperar sin hacer nada.

            -Pero… pero…

            -Escucha, el tiempo del bebé dentro de ti está llegando a su fin, no podemos esperar a que alguien nos rescate, ni siquiera saben en donde estamos y aunque me arrancara la mano, no puedo desaparecerme sin saber la ubicación, no podría regresar.

            -¿Pero y que vas a hacer? No tienes varita ni sabemos cuántos son ¡es un suicidio!

            -Suicidio es quedarnos aquí sin hacer nada, pero tranquilo, tampoco voy a lanzarme enfrente de su varita en cuanto los vea –respondio comenzando a levantarse siendo tomando de la mano por Draco.

            -No vayas…

            Por respuesta, le dio un beso en los labios diciendo:

            -Regresaré, te lo prometo.

            -Pero…

            -¿Crees que te abandonaré a ti y  a mi hijo?... nada logrará eso.

            Viendo que definitivamente no iba a lograr detener a Harry, Draco apretó su mano y le miró ansioso.

            -No tardaré.

 

 

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            -Encontramos al guardián, tenemos la palabra –dijo Lance entrando al cuartel en donde había movimiento por todos lados.

            -Vamos –respondio Wright caminando presuroso.

 

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            La lluvia se había calmado y solo caía una tenue llovizna que calaba hasta los huesos, pero la adrenalina de Harry hacia que todo eso no importara nada, lo único que movía sus piernas estaba oculto en un árbol podrido; así que volviendo sobre sus pasos, regresó a la cabaña.

            Con todos sus sentidos alertas, vio la luz de la puerta y de algunas ventanas y descubrió sentado en la puerta a un hombre que fumaba mientras se levantaba el cuello de su abrigo y agradeció  a su suerte que no hubiera estado ahí al momento de escapar; vio la varita que le sobresalía de su bolsillo y buscó con la vista si había alguien más alrededor… esa varita era lo único que necesitaba; así que comenzó a rodear la casa buscando más gente, así fue que descubrió  a Rupert en la parte trasera dándose cuenta de que Kingston contaba con menos gente de la que suponía; sin embargo no subestimó en lo absoluto la situación pues ignoraba cuanta gente pudiese estar dentro de la casa o mas alrededor.

            Cuando estornudó sin poder evitarlo, supo que tendría que seguir moviéndose o comenzaría a sentir síntomas de hipotermia,  por lo que decidió atacar a Rupert por ser éste una persona sin ningún tipo de entrenamiento, algo que no podía asegurar del otro tipo.

            Mientras tanto, Kingston salía del baño secándose el cabello y tomando un pan rancio de una charola que tenía, para después sacar ropa arrugada del cajón del único mueble que había.

            Harry seguía sin moverse de su lugar sopesando cada posible situación… ¿Qué ordenes tendría Rupert en caso de que hubiese escapado?... ¿lo inmovilizaría, lo mataría?... ¿Qué haría por instinto el chico?

            -La única actividad física vigorosa que practicaba cuando estábamos juntos era cuando hacíamos el amor… -pensó el moreno devanándose los sesos.

            Sin embargo la oportunidad llegó cuando lo vio sentarse en una banca de madera ocultándose de la lluvia y cerrar los ojos en un claro gesto de cansancio, así que decidió esperar un descuido para actuar, llegando éste en cuestión de minutos.

            Moviéndose tan sigilosamente como podía, Harry comenzó a rodear a Rupert para llegar desde un costado al verlo quedarse quieto más tiempo de lo normal, señal de que el pobre dormitaba; así que mirando a todos lados asegurándose de no ser visto por nadie más, salió de entre el follaje caminando paso a paso lentamente… casi llegaba, estaba tan solo a un par de metros cuando un terrible trueno cimbro el cielo haciendo que una tormenta comenzara a caer y de paso, provocando que Rupert abriera los ojos y volteara a verlo. Fue entonces que se le abalanzó en tanto el chico se ponía de pie y sacaba su varita, sin embargo Harry fue más rápido y cayó sobre él antes de que pudiera lanzarle algún hechizo.

 

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            -Bien… hora de limpiar la mierda… -pensó Kingston saliendo de su habitación y dirigiéndose a la de los chicos; pero en cuanto dio la vuelta y vio la puerta de la habitación fuera de su lugar, un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras una sonrisa nerviosa se formaba en su cara mientras musitaba al tiempo que se acercaba:

            -No… no es cierto… no es cierto…     

 

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            Comenzaron a forcejear en el suelo, embarrándose de fango y hojarasca; sin embargo Harry le llevaba mucha ventaja en cuestión física, así que rápidamente lo desarmó, solo que no pudo hacer nada más que levantarse de prisa al escuchar gritos del otro lado de la casa y echarse a correr de vuelta al bosque dando una última mirada hacia atrás viendo a Kingston y a otro hombre llegar corriendo.

            Un hechizo pasó muy cerca de él derribando un árbol, sin embargo logró llegar al bosque sin que ningún otro ataque le llegara y eso que varios le fueron lanzados; ya ahí corrió lo mas que le daban las piernas deteniéndose cuando sintió que el pecho le iba a estallar. Se recargó en un árbol jadeando, tosiendo y sintiendo que casi se desmayaba por el tremendo esfuerzo, pues tanto tiempo sin alimento le estaba cobrando factura.

            Pero no había tiempo de descansar, había que seguir moviéndose pues ahora sabían que habían escapado y debía alejarlos de Draco, así que tenía que seguir en esa dirección; pero también eso le preocupaba, pues mientras más los alejara del rubio, él también se alejaría y no deseaba dejarlo más tiempo solo.

            -Resiste Draco… -pensó comenzando a correr de nuevo.

 

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            El espantoso frío le hizo castañetear los dientes mientras trataba de encoger las piernas lo más que podía a pesar de su barriga.

            -Harry ¿Cuánto tardarás?...

 

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            -¡Sirius, dame tu ubicación! –exclamó Wright a través de su intercomunicador mientras volaba en plena tormenta seguido de diez aurores.

            -Estoy a dos horas del lugar…

            -Estas más cerca que nosotros, en cuanto llegues forma un perímetro de medio kilómetro alrededor de la cabaña y espéranos, no sabemos qué acciones tomen contra ellos si se dan cuenta de nuestra presencia;  pero actúa a discreción si algo lo amerita.

            -Entendido.

 

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            -¡Tú ve por allá, imbécil! –gritó Kingston a Rupert, a quien le había dado otra varita.

            -Yo iré por allá –dijo el otro hombre al tiempo que uno más llegaba y tomaba otro rumbo.

            Cuando sintió que los había perdido, Harry volvió a detenerse para invocar un Patronus y solo hasta que hizo eso se dio cuenta de que la varita que le había arrebatado a Rupert era su propia varita, algo totalmente increíble, pero no había tiempo de alegrarse por eso, había que actuar;  no podía mandar el mensaje de su ubicación, pues no la sabia; lo que hizo fue enviarlo hacia su padrino con la indicación de que el brillante ciervo regresara a él trayendo así la tan ansiada ayuda; después comenzó a rodearlos para regresar con Draco deseando que el tiempo se detuviera.

 

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            Horas después el jefe de aurores y su escuadrón llegaba con Sirius recibiendo de inmediato un informe.

            -Hay gente en la casa pero no ha habido movimientos extraños.

            Procedieron a cerrar el cerco constatando que no había vigilancia alrededor; por lo que tomaron la cabaña y a sus ocupantes por sorpresa; sin embargo la sorpresa se la llevaron también ellos al ver quiénes eran los ocupantes de esa cabaña.

 

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            -¡Remus! –Exclamó Wright rumiando su suerte al haber encontrado a un par de amantes en esa cabaña, los cuales casi se orinaron encima la ver a un pelotón de gente entrar a su habitación en pleno acto sexual con varitas en mano y gritando quien sabe que cosas- ¡Remus! ¿Me escuchas?...

            -Adelante, jefe… -respondio el licántropo en su oreja.

            -Esta no era la cabaña ¿ya encontraste algo sobre la casa de Eva Morris? –preguntó el jefe de aurores volando hacia la otra zona con sus dos escuadrones detrás.

            -Si, tengo varias fotografías de un hombre dentro de una cabaña, ahí puedo ver que construyó la casa con un estilo muy particular, por lo que contacté a la empresa responsable y estoy a la espera de la dirección en la que la construyeron.

            -¡Pues muévelos más, que el tiempo se acaba!

            -Créame jefe, que aunque se negaron al principio a cooperar, mis métodos los convencieron y la dirección me llegara en menos de cinco minutos.

            -Bien, házmela saber en cuanto la tengas, mientras tanto nosotros nos dirigiremos hacia esas hectáreas; también llama al medimago de Draco Malfoy, que esté listo para actuar en cualquier momento.

            -Entendido.

 

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            Draco abrió los ojos espantado al sentir una mano en su rodilla.

            -Tranquilo, soy yo…

            -¡Oh Dios!... –sollozó aliviado al ver a Harry hincado frente a él- regresaste…

            -¿Acaso lo dudabas? –respondio viendo a Draco intentar abrazarlo.

            Pero Draco no respondió, estaba muy ocupado palpando y constatando que el moreno no estuviese herido.

            -Tranquilo, estoy bien.

            -¡No vuelvas a irte!... yo… llegué a pensar que…

            -No volveré a irme –respondio sentándose a su lado y abrazándolo con una manta.

            Draco ya no dijo nada, estaba tan aliviado de verlo llegar sano y salvo, que solo se dejó envolver en esos brazos que tanto amaba; sin embargo cayó en cuenta de algo.

            -¡Una manta!

            -Si… estas helado –respondio cobijándolo con una manta más que había transformado usando algunos objetos del bosque, después de haber colocado varios hechizos de ocultamiento.

            -¡Dios, qué bien se siente! –Dijo Draco sintiendo al fin alivio al tremendo frio que hacía- ¿cómo lo lograste?

            -Conseguí una varita.

            -¡Ah!... –gimió encogiéndose de repente.

            -Tranquilo, la ayuda llegará pronto.

            -Me duele…

            -Lo sé…

            Draco ya no dijo nada, prefirió guardar sus energías deseando que los movimientos del pequeño no fueran tan constantes, pues para su desgracia, el tipo de dolor que sufría cada que se movía, se asemejaba cada vez más a los que había tenido cuando Harry tenía que nacer.

            Harry también notó que tanto su voz como la de Draco se habían escuchado un tanto extrañas, pues el frio había causado estragos y sus gargantas ya estaban disfónicas.

            -Pedí ayuda Draco, alguien vendrá a ayudarnos.

            Rato después, un ligero estremecimiento de Draco le llamó la atención, entonces se fijó bien y vio silenciosas lagrimas bañar las pálidas mejillas… ¿desde cuándo Draco estaba llorando?... ni idea, pero sabía muy bien el motivo.

            -No aguantas la pierna ¿verdad?... tampoco la cintura y todos tus dolores….

            Un pequeño hipo fue la respuesta de Draco, quien ya no sabía en qué posición acomodarse, pues todas le hacían querer retorcerse de dolor.

            Entonces el moreno bajó una pierna dejando la otra encogida, de modo que Draco pudiera recargar su pecho en ella quitando así un poco de peso en su columna, después comenzó a frotarle la espalda en círculos hasta llegar a su espalda baja.

            -mmm…

            -Pronto llegará la ayuda.

            -mmm…

            El alivio no era mucho, pero al menos era algo que calmó un poco la molestia, por lo que Draco se quedó quieto mientras acomodaba su mejilla en la rodilla de Harry, todo pareció calmarse un poco hasta que ya no pudo estar así.

            -Quiero acostarme.

            Nuevamente cambio de posición quedando recostado de costado, con su cabeza en las piernas de Harry; se sentía tan cansado que de pronto ya no supo de sí.

            -Draco… Draco… ¡Draco!

            -¡Oh!... q-que… me asustaste… -respondio removiéndose un poco.

            -Y te patearé el trasero si te desmayas.

            Draco se enderezó sintiendo su cadera crujir.

            -No… no me desmayaré, es solo… que me siento un poco mareado…

            -Necesitas comer, estas hipoglucémico… -respondio Harry frotando las manos frías del rubio entre las suyas.

            -Tengo sed.

            -Espera… -tomó un trozo de corteza y la transformó en una copa para luego señalarla con su varita diciendo: - Aguamenti…

            Draco bebió el agua sintiendo su garganta arder, sin embargo tenía sed, por lo que terminó la copa, siendo imitado después por Harry.

            -No puedo aparecer comida, pero al menos podemos beber agua.

            -Está bien… -exclamó exhalando un suspiro mientras intentaba estirar un poco las piernas- ¡mmm!...

             -Recuéstate y recarga la cabeza en mis piernas.

            Draco lo hizo encontrando un poco de descanso en tanto Harry le peinaba el cabello con los dedos mientras comenzaba a toser de nuevo.

 

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