China partió hacia sus terrenos junto al panda cuando cayó el sol, y entonces Rusia aprovechó para enviar el sobre con la carta a Finlandia. Salió a la calle y se dirigió hasta un buzón, pero en cuanto estuvo a punto de meter la carta, un fuerte viento vino y se la arrebató de las manos. La persiguió mientras la brisa se la llevaba, y cuando por fin se detuvo, le tocó pelear por ella contra un perro callejero. Las circunstancias llevaron a que el sobre se rompiera y la carta saliera.
Rusia tuvo que volver a su casa y conseguir otro sobre para aquel blanco papel escrito en un idioma que él podía entender y que contenía los deseos de esa persona especial. No pudo más y pidiendo perdón a los dioses, leyó la carta con cuidado.
"Finlandia-san:
No me siento con el derecho de pedirte nada, no nos conocemos muy bien, pero aún así quiero darle el gusto a Rusia.
Estuve pensando en el regalo que te pediría, y no quiero ponerte en gastos, así que... Bueno... Quiero pedirte que me permitas estar con "esa persona", ya sabes, la que me gusta. Se supone que Santa-san entiende nuestros sentimientos y es capaz de cumplir los deseos que vienen del alma, así que no te daré más detalles.
Atentamente, China."
Esa carta fue una revelación para Rusia, y luego de cambiar el sobre y mandarlo, volvió a su casa y en la cama se puso a reflexionar.
**¿Qué pasaría si China ya tiene a alguien que le gusta?... ¡No, no quiero! Pero tampoco quiero molestarlo... Porque a mí... China me...**
-... Gusta...
Suspiró esas palabras y se dio media vuelta en la cama, su corazón latía con fuerza y su cabeza dolía. Por un momento había llegado a pensar que la amistad que tenían se podía convertir en amor, pero ahora eso se estaba desmoronando.
**Además, ¿por qué no dijo "la persona que me gusta: Rusia"? Eso quiere decir que no soy yo, ¿verdad?... ¿Verdad?**
Se había puesto bastante triste por aquello, así que no pudo dormir en toda la noche; en cambio fue, abrió su vitrina de licores y bebió hasta ahogar todas sus penas. Y para finalizar ese acto de amargura, escribió otra carta a Finlandia y la colocó en el buzón.
El gran día de navidad había llegado, y China estaba tocando la puerta insistentemente pero nadie atendía. Probó en la entrada de atrás, y la encontró sorprendentemente sin llave, así que pasó, dejo el panda en la cocina y buscó a Rusia a los gritos, aunque sólo se oían ecos de su propia voz. Sin saber como, China terminó recorriéndose toda la casona, hasta que por fin encontró a Rusia dormido en su estudio con una botella de vodka al lado. Lo movió un poco pero Rusia sólo giró la cabeza y siguió durmiendo, y en ese momento China notó que sostenía algo en su guante, parecía un pedazo de papel, y al quitárselo en seguida se dio cuenta que tenía su estampilla de Kitty.
**R-Rusia... ¿Leyó mi carta?...**
El coraje y la vergüenza lo invadieron, así que comenzó a sacudir muy fuertemente a Rusia hasta despertarlo.
-¿China...?
-¿Leíste mi carta?
-¿Eh?
-¡Leíste mi carta! ¡Y te pedí que no lo hicieras aru!
-N-no, no fue así, pasaron muchas cosas y yo...
China se veía bastante enfadado, para ser un hombre de cuatro mil años era muy berrinchudo.
-Cuando fui a entregar tu carta el sobre se rompió, entonces tuve que venir a cambiarlo, eso es todo.
-¿Entonces no la leíste?
-No, no, te juro que no.
Puso una sonrisita que calmó un poco a China, y luego de una palmadita en la espalda la discusión fue olvidada, aunque el Asiático aún tenía sus sospechas.
Después de eso, Rusia estuvo quejándose de un terrible dolor de cuello y espalda, pero sin dar los motivos de por qué durmió en su escritorio, no se sentía capaz de arruinar la noche que pasaría con China sólo por un pequeño "malentendido".
Como lo único que faltaba por preparar era la comida, el asiático había llegado pasada la hora de comer para estar un rato con Rusia, y luego de encontrarlo así tirado tuvo que esperar un rato entre que éste se bañaba y se le pasaba la resaca.
**¿Qué habrá provocado que Rusia se comportara así?... Mmhh... Quiero creerle, en verdad que sí, pero... ¿No habrá sido mi carta?**.
En ese momento el panda saltó a su regazo y se acomodó allí, China lo acarició con gentileza, y luego comenzó a susurrarle algo.
-Nee, panda, ¿tú que piensas? ¿Debería creerle a Rusia?
-¿Grr?
-Sí, es verdad, lo más probable es que lo haya hecho aru. Pero yo no escribí ningún nombre, así que todo estará bien.
-¿China?
-¡¿Eh?! ¡Panda, ¿hablaste?!
-No, soy yo, aquí atrás.
Rusia estaba apoyado detrás del sillón en el que estaba China, y ahora lo miraba con esa sonrisita burlona.
-¡A-ah! Rusia, ¿estabas escuchando?
-No, acabo de llegar. ¿Era interesante la conversación?
-No te burles de mí aru... Sólo platicaba un rato con él...
-Estas muy encariñado con este animal, ¿no?
Rusia se sentó a su lado y acercó una mano al panda para acariciarlo, pero al parecer lo hizo un poco fuerte, ya que el oso hizo un movimiento rápido y salió corriendo.
-¡Oi! ¿Qué le hiciste?
-Pero si yo sólo lo toqué...
China lo miró despreciativamente por un momento y luego corrió a buscar al panda. Rusia quedó sólo en la sala, otra vez abrigado con un frío manto de silencio.
**¿Qué fue eso? Si yo no le hice nada...... ¡Ese maldito panda!**
Apretó los puños por un momento y luego alzó la mirada con una nueva y siniestra sonrisa, proponiéndose alcanzar a China.
En la parte trasera de la casa, China se encontraba consolando al asustado osito, y sintiéndose un poco apenado por la mirada que le había dirigido a Rusia hace un momento, pero tampoco podía entender el comportamiento del panda, era una gran confusión para él. En ese momento Rusia los encontró y se sentó a tu lado.
-¿Cómo está panda? -le dijo con una sonrisa despreocupada.
-Bien aru...
-Aaaa~h, ¿por qué crees que me odie tanto?
-Bueno -dijo en voz baja- los animales presienten el peligro...
-¿Eh? ¿Qué dijiste? ^_^
-Eeehh--, nada, no me hagas caso...
Quedaron un rato más sentados en la tierra y después Rusia propuso dar un paseo por los alrededores aprovechando que no nevaba. Anduvieron comprando algunos dulces en las tiendas y también mandarinas, por supuesto; luego pararon a descansar en un parque y para que panda pueda correr un rato.
-Nee, Rusia... ¿Te gusta... alguien?
-¿Eh...?
-N-no, no hace falta que contestes, siento habértelo preguntado tan de repente aru, jah, jah -**¿Qué estoy haciendo...?**
-Está bien, la verdad es que sí hay alguien. ^_^
-¿En serio?
-¿Y tú, China? ¿Quién te gusta?
-N-no, no me gusta nadie aru...
-Puedes confiar en mí, no se lo diré a nadie. ^_^
-Pero si en verdad no me gusta nadie.
-Vamos, puedes decírmelo, somos amigos, ¿no?
-¿Por qué insistes tanto? ¬¬
-Eh--, es que no es bueno que escondas tus sentimientos.
-Pero si te digo que no, ¿por qué insistes? O acaso... ¿sabes algo?
-¿A-algo de qué? Juh, juh.
-¡Lo sabía! -se levantó de repente- ¡Leíste la carta!
-No, no es así--
-Entonces cómo sabes que me gusta alguien, ¿eh?
-Bueno, me lo estás diciendo ahora mismo.
-¡Guh--! -volvió a sentarse apesadumbrado- De todas maneras, no te diré quien es aru...
-¿Por qué? ¿Lo conozco?
-¡Ya está bien! ¡Déjate de preguntas! ¡Volvamos!
China comenzó a caminar firmemente mientras Rusia lo seguía de cerca. En su cabeza sólo había espacio para pensar en lo molesta de esa risita burlona, pero también... en lo hermoso que se veía cuando la lucía.
Paso a paso llegaron a la gran mansión de Rusia, la tarde ya estaba cayendo sobre ellos, las luces en las calles comenzaban a encenderse y la gente iba y venía terminando los preparativos para sus cenas. A pesar de que lamentara su suerte y estuviera un poco celoso de esas personas que lo celebraban con sus familias, Rusia sentía una gran algarabía recorriéndole el cuerpo, ¡estaba seguro de que esa noche se embriagaría hasta la médula!
Abrieron la puerta y la casa estaba totalmente a oscuras, aunque Rusia recordaba haber dejado las luces de la sala prendidas, las encendió un poco extrañado, y cuando lo hizo, una multitud salió de detrás de los sillones al grito de "¡Sorpresa!". Ucrania, Belarús, los tres Bálticos y hasta Polonia habían venido hasta su casa a festejar.
Rusia: -¡T-todos...!
Ucrania: -¡Rusia-chan! -se le pegó de un abrazo, y al instante apareció Belarús.
Belarús: -Tengo que ser una buena esposa, no puedo dejarte solo, nii-san.
Rusia: -Jeh, jeh -risita un tanto nerviosa-... Oh, Letonia, Lituania y Estonia también vinieron. Eee~h, hasta Polonia. ^_^
Letonia: -Vinimos porque la señorita Belarús nos obligó...
Lituania y Estonia: -¡¡Shhhhhh!!
Rusia: -¿Dijeron algo? ^_^
Lituania: -N-no, nada, nada, jeh, jeh...
Ucrania: -Ah, estás con China-san, vamos a festejar entre todos.
China: -P-pero no tenemos tanta comida aru.
Estonia: -No se preocupen, nosotros trajimos suficiente comida y vodka para un regimiento.
Rusia: -¡Vodkaaa! ^o^
De un empujón Balarús hizo a un lado a China y guió a su hermano a estar con los demás, dejando de lado al otro. Por una parte China se sentía feliz por Rusia, pero le molestaba que hayan arruinado su noche a solas.
**Rusia sólo pidió un amigo, no el pack completo...**
Sólo miraba con resignación la escena, no quería admitir que estaba un tanto celoso ya que eso sería egoísta de su parte, ¿y qué ejemplo le daría a sus hermanitos menores al actuar así?
Todos se pusieron de acuerdo en ir preparando la mesa para el gran festín que se llevaría a cabo, cada uno sabía cómo repartir los platos y las comidas, y mientras lo hacían, China se sentaba a observar deprimido la alegre caravana. Pronto se hicieron las once y todo el mundo se sentó a comer, hablaban sobre anécdotas, eventos y chismes de los que China no tenía idea, además de varias comidas que en su vida habría imaginado que existían y que no tenía idea de como comerlas. Se sentía completamente discriminado, y hasta un poco furioso con Rusia por eso.
**Así que... yo sólo era un reemplazo... ¿no?**
Se levantó de la mesa por un momento, siempre manteniendo un semblante serio.
-¿A dónde vas? -le dijo Rusia mientras se servía otro vaso de vodka.
-Voy a la cocina a llevarle algo de comer a panda, ya vuelvo aru.
-¿Está todo bien?
-Sí, no te preocupes.
A pesar de eso, los ojitos de preocupación de Rusia lo siguieron hasta que su figura se perdió entre las paredes, y después de eso siguió tomando y riendo, aunque sin perder la idea de que algo raro pasaba.
Al llegar a la cocina, China llamó al panda varias veces, pero no hubo caso, no importaba donde buscara, ni siquiera había rastros de el. Fue entonces cuando reaccionó y se dio cuenta de que si Rusia no trajo el panda del parque y el tampoco lo hizo...
-¡¡Rusia!! ¡¡Panda desapreció!!
Entró al comedor gritando eso con desesperación, y luego de que lo calmasen un poco, decidieron que nadie tocaría ni una gota más de vodka hasta que no aparezca el oso, motivación más que suficiente para salir a buscarlo en la fría noche. Rusia llevó un tubo de canilla.
El primer lugar a buscar fue el parque, pero ni él ni sus huellas estaban allí, así que se dividieron y fueron a buscar en los alrededores, empezando por lugares cálidos a los que el oso pudo ir o sitios con comida. Rusia fue quien más se alejó.
Preguntando a quienes veían, rastreando en cada callejón, llamándolo por su nombre y comunicándose entre ellos a través de los celulares por si había alguna noticia, los ocho eran un manojo de nervios que iban y venían de un lado a otro. Nadie vio a Rusia.
China recorría las calles desesperado y gritando a todo pulmón, hasta que en un momento, en un oscuro callejón, le pareció ver a alguien con un largo sobretodo claro sentado en el piso y se acercó sospechando quien podía ser. Manchas de sangre en el abrigo, un tubo de canilla y un bulto blanco y negro en su regazo acompañaban en ese momento la fachada de Rusia. Por un momento China sintió que su corazón dejó de latir, la confusión y la sorpresa se apoderaron de él y unas pequeñas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
-... No...
-Oh, China. Mira, encontré a panda...
Cabizbajo y un tanto despeinado, lucía la sonrisa de siempre, pero no se llegaban a ver sus ojos. China temió lo peor y se acercó despacio a verlo, mientras que el otro ni siquiera se movía, estaba allí acariciando al panda. Con las pupilas dilatadas y el susto contenido en la garganta, China tocó suavemente la cabeza del oso, este soltó un quejido y lo miró.
-P-panda...
El pequeño osito estaba muy cómodo descansando en los grandes y cálidos brazos de Rusia, los temores de China habían sido infundados y ahora liberaba todos esos nervios en un largo suspiro de alivio.
-¿Está todo bien? -le preguntó Rusia con una sonrisa.
-Oh, ¿y tú? ¿No estás herido? ¿Qué es toda esa sangre?
-Jah, jah, ¿esto? Salió de allí.
Rusia señaló con la mano un contenedor de basura, y detrás estaba lo que ya sólo era un puré de carne fresca, rodeado de moscas y unas ratas devorándoselos.
-Ese estúpido perro estaba molestando a panda, así que no tuve más alternativa que castigarlo. ^_^
-¿T-tú hiciste... eso?
Pero no te preocupes, no le pasó nada a panda, hasta nos hicimos buenos amigos. ^_^
De repente, China se inclinó hacia Rusia y lo abrazó.
-Aún estoy un poco asustado pero... Gracias, en verdad te lo agradezco...
-Está bien. Si a ti te importa algo yo lo protegeré, si a ti te pasa algo yo mataré al culpable, daré mi vida por ti...
Luego de eso, Rusia tomó entre sus manos manchadas de sangre el rostro de China y lo besó despacio.
-... Porque me gustas.
-E-eeto, primero salgamos de aquí, ¿si?
-^_^
Salieron del callejón mientras China avisaba por mensaje de texto donde estaban, y así se encontraron todos en el parque otra vez. Pero cuando sólo faltaban Rusia y China, el panda apreció de entre los arbustos solo y con una notita en el hocico.
"Muchas gracias por venir, no se preocupen por nosotros, estamos bien. ¡Feliz navidad!
PD: Quiero que la casa esté limpia para cuando regrese. Sí, te lo digo a ti Lituania, juh, juh... ^_^".
Y así Rusia arrastró a China hasta la plaza central donde había un gran árbol de navidad y cantidad de gente celebrando. Se pararon debajo y Rusia hizo la pregunta.
-Nee, China, no soy muy hábil en esto pero... ¿Quisieras salir conmigo?
-N-no lo sé... ¿No te traería problemas? Ya que ambos somos hombres...
-No tengo miedo a nadie, si alguien me dice algo me encargaré de él. ^_^ Pero si tú no quieres...
-No es eso... T-tú también me gustas pero... Es raro...
-Estarás bien mientras estés a mi lado, ya te lo dije, yo te protegeré pase lo que pase...
Rusia le dio un beso en la frente para tranquilizarlo, pero China fue más allá y tomando su cabeza lo besó en los labios y hasta metió la lengua, rodeando el cuello de Rusia con sus brazos. Los fuegos artificiales iluminaron la ciudad, las campanadas regocijaron al pueblo que celebraba la llegada de la navidad, la paz y el amor entre cantos y festejos, mientras los que se encontraban en las calles aclamaban con gritos y aplausos a dos amantes que se besaban bajo el gran árbol.
-Todos están mirando... Es vergonzoso aru... -dijo mientras colocaba su cabeza en el hombro de Rusia.
-Festejan que Finlandia-kun me dio mi regalo, "que China pueda estar con la persona que le gusta".
-¿Eh? ¿Pediste un deseo para mí?
-Bueno, después de todo terminó siendo para mí, jeh, jeh.
-Sí, Finlandia hizo un buen trabajo...
Dijo esto y volvieron a besarse siendo vitoreados por todos los presentes. Y aunque trataron de ocultarlo cuando volvieron a casa, aparecieron en los diarios locales como representantes del espíritu navideño ruso, lo cual digamos que no fue muy gratificante... para China. ^_^
-Ah, por cierto, leí tu carta.
-… aru. ¬¬
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