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Donde te conocí por Wiz_CarLa

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Junjō Romantica no me pertenece, solo tomo prestado sus personajes para satisfacción mía y de mis lectores, obviamente, todo sin fines de lucro.

Donde te conocí

Capitulo 4

Familia - Parte 3

Hiroki POV


Si hubo un día en el que Miku de verdad colmara mi paciencia, porque no hubo día en que esa diablilla estuviera quieta, pero también llegó a desesperar a Nowaki. Yo tenía el día libre así que me tocaba cuidar de la niña, tenía algo de trabajo así que empecé a trabajar desde temprano para tener la tarde más desocupada.

Miku tendría unos dos o tres años, ya caminaba y ya sabía hablar, era demasiado tranquila que raramente lloraba por algo… lo único a lo que podríamos decir que es su defecto es la curiosidad. Si había algo en la casa, el parque o donde fuera que le llamara la atención, iba hasta allá para averiguar qué era o para qué servía. Se nos llegó a perder varias veces por culpa de su curiosidad.

Ese día me di cuenta que su curiosidad podía llegar a la terquedad. Si decían que algunas mujeres son tercas, no dudaría que Miku es una de ellas.

"Mami…" me llamó jalando de mi camisa.

"Ya te dije que me digas 'papa' no 'mami,'" la verdad no me molestaba que me dijera 'mamá,' solo quería que se le diera pronta la idea que ella tiene dos papás, y no una madre y un padre.

"¿Por qué?"

"Por qué… bueno veras…" buscaba las palabras para explicarle "Todos los niños tienen una mamá y un papá…"

"Yo ya tengo un papi," dijo refiriéndose a Nowaki "Tú eres mi mami."

No le quise dar más vueltas al asunto, le dije que se fuera a jugar mientras yo terminaba de trabajar. Ella fue por sus juguetes y se quedó en la misma habitación que yo, más no duro mucho la tranquilidad.

"Mami, ¿qué es esto?"

"¿Por qué gruñes así?"

"¿Para qué sirve esto?"

"Quiero saber."

"¿Y por qué?"

Para todo tenía que preguntar 'por qué.' Estaba a punto de gritarle para que dejara de seguirme por la casa y dejara de preguntar el por qué de las cosas. Pensé que todo se calmaría cuando Nowaki llegara a casa, lo cual solo fue al principio y por muy corto tiempo.

"¡Es papi!" gritó Miku cuando escuchó las llaves en la puerta y fue corriendo a recibir a Nowaki "¡Papi!"

"Hola Miku," le saludó Nowaki y la cargó.

"Mami está enojada," Miku mencionó en un susurro, el cual pude escuchar perfectamente, mientras venían hacia la sala.

"Veamos si podemos arreglar eso," escuché a Nowaki decir muy alegre.

Sin verlo venir, porque me enfoqué en unos documentos, Nowaki se acercó a mí y besó rápidamente mi mejilla.

"O-Oye…" pude sentir como la sangre se subía por mis mejillas.

"¿Por qué mami esta roja?" preguntó Miku mientras se reía.

"Así es cuando mami está feliz," le contestó Nowaki.

"No contestes por mí, idiota," repliqué mientras seguía trabajando.

"¿Papi que es idiota?"

Mientras transcurría lo que quedaba de la tarde, Nowaki también fue inundado con preguntas de parte de Miku. Al principio le parecía divertido, pero al ver que la niña no cedía, empezó a cansarse pero nunca se lo hizo notar a Miku.

Cuando por fin llegó la hora de dormir, ayudé a Miku a cambiarse de ropa y la acosté en su cama. Como era costumbre leerle un cuento antes de dormir, tomé del librero su libro favorito, el mismo que le regalé en su primer cumpleaños. Me senté junto a Miku en su cama y empecé a leerle despacio. Había llegado al final de la tercera página cuando me di cuenta que la niña poco a poco se iba quedando dormida. No fue hasta la mitad del cuento cuando yo sentía que los ojos me pesaban. Ninguno de los dos supimos el final de la historia.

Al día siguiente cuando estábamos los tres desayunando. Miku le preguntó a su padre de donde venían los bebés. Jamás olvidaré la cara de Nowaki cuando escuchó esa pregunta.

oOOo

Una noche, recuerdo que era un miércoles, Nowaki y yo estábamos en el comedor revisando cuentas mientras Miku se había quedado dormida en nuestra habitación. Ya pasada la medianoche fue cuando estábamos por terminar cuando Nowaki sacó el tema de la educación de nuestra hija.

"Ya está en edad para que entre a una guardería," me comentó "Y así haga nuevos amigos."

Todo lo que me decía era algo que ya sabía, lo había pensado desde que la niña llegó a vivir con nosotros, pero tenía mis dudas respecto al tema. ¿Qué pasara cuando los niños se den cuenta que Miku tiene dos hombres como padres? ¿Podrá adaptarse y hacer amigos? Los niños pueden ser muy crueles y no quería que mi hija pasara un mal rato por culpa de unos niños que no entienden nuestra situación. Pero no podía culpar a los niños, ya que al aceptar a Miku tenía que aceptar cualquier obstáculo que se atravesara.

"¿Hiro-san?" escuché a Nowaki llamarme, me había quedado distraído con mis pensamientos.

"Esperemos un año más," contesté, esperando que así se cambiara el tema "Y así vemos con calma las guarderías y-"

"Hiro-san," me interrumpió con una sonrisa en el rostro "Miku estará bien, será todavía una niña que aun no entiende muchas cosas… pero de algún modo sabe que su familia es diferente."

Me quedé callado por unos momentos. ¿Cómo es que Nowaki sabía lo que cruzaba por mi cabeza? ¿Mi preocupación era demasiado notoria?

"Pero… los mocosos pueden ser crueles…" me limité a decir

"Miku sabrá lidiar con eso, tiene que aprender" me tomó la mano por debajo de la mesa "No podemos protegerla siempre…"

Lo que Nowaki decía era verdad. Aunque por mucho que lo quisiera, no podría proteger a Miku de todo mal. Había cosas en las que ella tendría que enfrentar sola, y aunque era apenas una indefensa niña, tendría que aprender tarde o temprano.

"¿Por qué será que presiento que esto es algo ya tenias en mente desde hace tiempo?" le pregunté de repente a Nowaki con el ceño fruncido.

Sin quitar la sonrisa de su rostro. "Hay que pensar siempre en el futuro de nuestra hija."

Me quede en silencio en señal de que él tenía razón.

"Además de que ya tengo unas buenas opciones de guarderías."

"¡Y por qué demonios no lo dices de un principio!" creo que fue la calculadora la que salió volando esa vez.

Días más tarde, Nowaki y yo visitamos las posibles guarderías para pedir información. Cuando escogimos la mejor opción, empezamos con los procesos y papeleos para que Miku ingresara. Al principio nos tuvieron en lista de espera, pero no fue por mucho tiempo ya que para cuando empezaba un nuevo curso de clases, Miku ya había sido aceptada.

Cuando le dimos la noticia a Miku de que entraría a la escuela, se puso tan contenta que brincaba y bailaba por todo el departamento. Ya quería ver esa misma felicidad cuando entrara a la universidad.

Un día antes de su primer día, estaba tan nerviosa que no podía dormir. Nowaki y yo intentamos de todo para que se quedara dormida. Un baño caliente, leerle un cuento, jugar con ella hasta que se cansara, pero nada resultaba. En vez que Miku se cansara, Nowaki y yo fuimos los que terminamos exhaustos. Sin darnos cuenta, ambos nos quedamos dormidos en nuestra cama y al despertar encontramos a Miku dormida en medio de los dos.

Las cosas de Miku ya estaban listas desde la noche anterior, simplemente la ayudamos a arreglarse y al igual que nos vestíamos los dos. Comimos todos juntos el desayuno favorito de Miku, hot cakes con fresas y crema, como banquete al primer día de escuela.

"¿Ya nos vamos?" preguntaba ansiosa cada cinco minutos.

"Ya, ya, solo espera un poco," le contestaba intentando mantener mi paciencia.

Habíamos decidido que iríamos los dos a dejarla a su primer día en la guardería, así que salimos temprano para que después nos diera tiempo para llegar a nuestros respectivos trabajos. La escuela de Miku no quedaba muy lejos por lo que no tardamos en llegar. La maestra que nos había atendido anteriormente, estaba en la entrada recibiendo a los niños. Cuando nos vio, se acercó para saludar.

"Miku ella es la señorita Takada," Nowaki acercó a la niña junto a la maestra "Ella será tu maestra."

"Mucho gusto Miku," le sonrió "Verás que te divertirás mucho aquí."

La mujer le ofreció la mano a Miku, quien la tomó tímidamente, se despidió de nosotros y se llevó a la niña adentro. Mientras caminaba hacia la puerta, nuestra hija volteó hacia atrás mientras se despedía con la mano. Nowaki inmediatamente se despidió de la misma manera mientras que yo solo la miraba como se alejaba. Miku sonrió antes de que la perdiéramos de vista, le regrese la sonrisa tímidamente pero la borré en cuanto Nowaki notó mi gesto.

"Vá-Vámonos antes de que se nos haga tarde" dije como excusa, sabiendo que había suficiente tiempo antes de entrar a trabajar.

oOOo

"¿Dónde está Tamiko?"

Cómo olvidar ese día. Nowaki estaba en su ronda de la mañana y a mí se me iba a hacer tarde ese día por que la niñera no llegaba. Miku para ese entonces tendría unos cuatro o cinco años, si para ese entonces todavía dependíamos de Tamiko. Principalmente algunos días en los que no asistía a la guardería o en vacaciones cuando Nowaki y yo teníamos que seguir trabajando.

Lo que nos regresa a la situación de ese día, Tamiko no aparecía, yo tenía que ir a trabajar y no podía pedirle a alguien más que la cuidara. Después de mil intentos para que la llamada entrara, Tamiko respondió a su celular.

"Creo que no podré llegar, Kamijou-san," se escuchaba mucho ruido al otro lado de la línea "Hubo un accidente en el subterráneo y parece ser que tardara horas."

Al verme sin opciones, tuve que recurrir a otro plan. "¿Sabes dónde queda la Universidad M?"

"Um si," contestó confundida "Tendré que tomar otra ruta para llegar."

"Llevaré a Miku conmigo," le expliqué "Cuando llegues a la universidad, llámame al celular."

Después de ponerme de acuerdo con Tamiko, busqué a Miku a su habitación. Estaba coloreando en los libros de colorear que Miyagi me había regalado para la niña, mientras tarareaba una canción que le habían enseñado en la guardería.

"¿Y Tami-chan?" me preguntó Miku dejando de colorear.

"Llegará tarde," le expliqué "Así que vendrás conmigo al trabajo en lo que-"

"¡Sí!" me interrumpió gritando emocionada "¡Iré con mami a trabajar!"

"Si, si, ahora ven que tengo que peinarte."

Miku había crecido mucho en los últimos años. Para cuando tenía esa edad, ella me llegaba casi a la altura de mis rodillas. Su cabello negro muy lacio y siempre se lo manteníamos corto en temporada de calor, sus grandes ojos grises y una linda sonrisa. Le gustaba mucho usar vestidos y adornos en el cabello, como dirían, una niña normal.

"Eh… ¿cómo es que te peina Tamiko?" obviamente yo no era muy bueno peinándola.

"¡Me hace dos colitas!" intenté hacerle las dichosas colitas en el cabello "¡Lo estás haciendo mal mami!"

Tomé el cepillo, le arreglé el desastre que le había hecho y le puse una de esas diademas con un moño. "Hoy no hace calor así puedes traerlo suelto. Ahora vámonos que se hace tarde."

"¿Puedo llevar a Usa-chan?" preguntó mientras salíamos de la habitación. Asentí con la cabeza y fue corriendo a su cuarto por el oso.

Salimos del departamento unos minutos más tarde, sujetando firmemente a Miku de la mano fuimos en camino hacia la universidad. Miku estaba muy emocionada de que me acompañaría al trabajo, aunque fuera por un rato, cantó felizmente una canción todo el camino con su oso en brazos. Como diría Nowaki, se veía adorable.

Cuando llegamos a los terrenos de la universidad, sabía que habría este tipo de reacción, todos los estudiantes se sorprendían al verme con una niña. Podía escuchar perfectamente los susurros como 'No sabía que el Demonio Kamijou estaba casado, ¡ni mucho menos que tuviera una hija!' y ese tipo de comentarios. La verdad no me importaba, Miku todavía era muy chica para comprender el tipo de reputación que tenía en mi trabajo.

Por fin llegamos a la oficina y como esperaba, mi superior todavía no llegaba, era muy raro que se presentara en la oficina más temprano que yo. Senté a Miku en el sillón que teníamos en la oficina mientras yo me ponía a preparar mi material para la clase que tendría en unos minutos. Al poco rato entró Miyagi con cara de que había dormido poco, algo tenía que ver que aún se metía con el hijo del decano, pero cambió repentinamente cuando notó a Miku.

"Buenos días, Kamijou," saludó débilmente y cuando notó que Miku lo miraba curiosamente, su tono cambió radicalmente "¡Oh, la pequeña Kamijou vino de visita!"

Miyagi había conocido a Miku cuando estaba más chica, dudo que ella todavía se acordara de él, llevándole algunos regalos. Claro que después descubrí que había sido una especie de excusa para esconderse de su… digamos que demasiado joven amante.

"¡Pero cómo has crecido!" comentaba mientras se sentaba a lado de Miku "¿Me recuerdas? Soy tu tío Miyagi."

"Miku estaba muy chica, así que dudo que lo recuerde," luego me dirigí a Miku "Él fue el que te regaló los libros de colorear."

"¡Oh, gracias!" le sonrió, extendiendo sus brazos con el oso en manos hacia mi superior "¡Usa-chan también dice gracias!"

"¿Usa…-chan?" preguntó extrañado Miyagi mirándome.

"No pregunte," dije mientras guardaba todo en mi maletín "Umm… Profesor, ¿podía cuidar… mientras yo…?"

"Claro, claro Kamijou" accedió sin problemas "¡Lo que sea para mi sweet honey!"

"Profesor…"

"Mami, ¿qué es sweet honey?" preguntó con una rara pronunciación de inglés.

Pude observar perfectamente que Miyagi se estaba aguantando la risa cuando escuchó a Miku llamarme 'mami.' Pude haberle aventado todos los libros de la oficina encima, pero no enfrente de la niña… aunque ya ha visto como le lanzo cosas a Nowaki pero ese es otro asunto.

"Luego te explico," cambie el tema "Solo pórtate bien en lo que llega Tamiko por ti."

Salí de la oficina, encontrándome con varios estudiantes afuera de esta, pregunté desafiante si necesitaban algo y se alejaron casi de inmediato. Mi clase estuvo algo tranquila, una que otra tiza o borrador tuve que lanzar pero no hubo tanta incompetencia como en otras de mis clases. La niñera me mandó un mensje cuando daba clase para avisar que llegaría en unos minutos, ya cuando la clase terminara y yo estaría en mi oficina preparando otra clase.

Cuando regrese a la oficina, esperando la llamada de Tamiko, mi sorpresa al entrar fue encontrar a mi superior con un montón de ligas en el cabello y a Miku a su lado intentándole poner más. Sonreí, Miyagi había sido víctima de las sesiones de belleza de Miku, mala suerte que no llevó su kit de maquillaje.

"¡Tío quédese quieto!" chillaba Miku mientras le ponía más ligas a Miyagi y después notó que había llegado "¡Mami, mira! ¡Peiné al tío Miyagi!"

"Ya lo noté Miku," dije divertido mientras colocaba mis cosas en el escritorio "Hiciste un buen trabajo"

"!Yay!" gritó emocionada.

"Se ve bien profesor," bromeé.

"No sé cómo puedes ser así con tu jefe Kamijou…" Miyagi lloriqueaba en modo dramático y después me abrazó "¡Y yo que te estimaba!"

"¡Profesor suélteme!"

"¡Yo también quiero un abrazo!" Miku brincaba en el sillón mientras reclamaba su abrazo.

Miyagi la tomó en sus brazos mientras yo no me podía soltar de él. La niña reía divertida al igual que mi superior, pero su risa no duró mucho cuando el hijo del decano, como siempre, entró a la oficina sin tocar. Obviamente traía una cara de pocos amigos, pude notar que Miku se asustó, así que me solté y la cargué en mis brazos. Justamente en ese momento llegó otro mensaje de Tamiko diciendo que estaba en la entrada de la universidad.

"Despídete de tu tío Miku," le ordené mientras la colocaba en el piso y me salía de la oficina para esperarla afuera. Pase a lado del hijo del decano, intercambiando miradas no muy amigables pero ya era costumbre.

Escuche a Miku despedirse de Miyagi y cuando iba a salir se le quedó viendo en silencio al chico.

"Miku, él es Shinobu," Miyagi hizo las presentaciones "Tú tía."

"¡¿Cómo qué la ti-?" reclamó poniéndose algo sonrojado.

"¡Si, tengo otra tía!" gritó emocionada con ojos iluminados y después abrazó a Shinobu de las piernas, quien no supe que hacer.

"Anda Miku, que Tamiko te espera" le llamé, ella tomó a su oso y se despidió de sus dos tíos… hasta la fecha se me hace extraño decirles así.

Caminamos hasta la entrada para poder dejarla con Tamiko y que se regresaran al departamento. Miku se puso triste de que ya no me podía acompañar en el trabajo, pero le prometí que otro día podría quedarse más tiempo, lo que le cambió la cara. Esa segunda vez que vino a mi trabajo, el mocoso de Miyagi terminó cuidando a Miku. Para cuando nosotros regresamos, encontramos a los dos dormidos en el sillón. Shinobu ocupaba todo el espacio mientras que Miku estaba dormida sobre su pecho con un marcador en la mano y la cara del chico toda rayada con ese color de marcador.

oOOo

Después de diez años de ser una familia de tres, pensé que así nos quedaríamos hasta que Miku tuviera sus propios hijos pero para eso faltaba mucho. Nowaki muchas veces me daba indirectas de que debíamos adoptar a otro, la mayoría de las veces ignoraba sus comentarios y otras veces le negaba su petición. Pero Miku me trajo algo peor que un hermanito.

"¿Puedo conservarlo? ¡Por favor, por favor, por favor!" era su frase cuando llegaba con un animal a la casa, la primera vez fue un gato.

"No Miku," inmediatamente Miku ponía cara de puchero "Lo siento, pero no."

"Oh vamos Hiro-san," decía Nowaki mientras acariciaba al gato "Una mascota nos hará bien - ¡A-Achú!"

"Eres alérgico a los gatos Nowaki, ¿recuerdas?" suspiré "Lo siento Miku, pero tendrás que buscarle otro hogar al animal."

Cada animal que llegaba a la casa, era animal que le tenía que buscar otro hogar. Miku llevó en un plazo de un mes: gatos, pericos, hurones, tortugas, ratones, reptiles, entre otros. Todos ellos terminaban en otros hogares o en veterinarias. Hasta que un día, cuando pensé que su faceta de tener una mascota había pasado… llegó el animal.

"Miku, ¿de qué habíamos hablado?" ese día había llegado con un pequeño perro de color blanco en brazos.

"Oh mami por favor," me rogó "¡No tiene familia y esta solito!"

Pero sabía que ni con eso me convencería.

"Yo lo bañaré, cuidaré, lo entrenaré, lo sacaré a pasear todos los días y-"

"No," le interrumpí.

"¡Ah, por favor mami!" suplicó nuevamente "Saco buenas calificaciones y me porto bien, que este sea mi regalo."

"… Ya veremos."

"¡Sí! Te llamare Usa-chan," gritaba de alegría.

"Oye si no he dicho que sí," además… ¿no era así como se llama su oso?

Al final de todo, el perro terminó quedándose con nosotros. Miku logró convencer a Nowaki y él terminó convencerme -a medias- de quedarnos con el perro. A pesar de que yo no era nada afecto con el animal, este extrañamente era yo al que más seguía y obedecía, si sabía lo que le convenía. Miku aprendió a hacerse más responsable cuando llegó el perro, pero siempre habías veces que quería librarse de sacar a pasearlo o bañarlo, siempre funcionaba la estrategia de que el animal terminaría en la calle.

oOOo

Desde muy pequeña le preguntábamos a Miku que quería ser de grande y siempre respondía…

"¡Quiero ser doctora como mi papi!"

Le gustaba la lectura, no tanto como yo hubiera querido, pero siempre había encontrado la profesión de Nowaki como algo muy interesante e importante. Había veces que esculcaba en el maletín de Nowaki, se ponía la bata blanca y el estetoscopio para jugar al doctor con sus muñecas. A Nowaki le fascinaba la idea de que a su hija siguiera sus pasos para convertirse en doctora y esa idea la tuvo en su cabeza hasta los doce años.

Una tarde se me había juntado mucho trabajo ese día que llegue apresurado a la casa a preparar la cena. El perro me recibió casi echándose encima mío, cuando me lo pude quitar de encima empecé a cocinar a las prisas. A los pocos minutos llegó Miku de la escuela, siendo recibida por el animal en la puerta.

"¡Ya llegué!" escuché que dejaba sus cosas en el suelo y caminaba hacia la cocina "Hola ma, ¿te ayudo con algo?"

"Ya casi acabo Miku," dije mientras cortaba algunas verduras con rapidez "Ve poniendo la mesa."

Tan concentrado estaba en mi tarea que solo escuchaba a Miku abriendo y cerrando cajones, no fue hasta que me descuide cuando el perro pasó entre mis piernas haciendo que me sobresaltara y accidentalmente me hice una cortada en un dedo.

"¡Ah demonios!"

"¿Ma estas bien?" preguntó Miku asomándose por la puerta de la cocina.

"Si, si estoy bien," contesté tomando un pedazo de papel para detener el sangrado "Un pequeño corte solamente."

Escuché que corría hacia una habitación y movía cosas en busca de algo, después regresó corriendo con la botella de alcohol y un pedazo de algodón en las manos.

"Déjame ponerle alcohol," dijo mientras humedecía el algodón con el líquido.

"No es para tanto, pronto dejará de sangrar," Miku tomó mis manos y quitó el papel de mi mano ensangrentada. Se quedó unos segundos mirando mi herida y sin aplicarle alcohol "¿Miku?"

En ese mismo segundo en que la llamé, cayó desmayada al suelo. Me hinqué inmediatamente para revisar si estaba bien, le di unas pequeñas palmadas en las mejillas pero no reaccionaba. Entonces vi el pedazo de algodón en el suelo, lo tomé y lo puse frente a la nariz de Miku, al poco rato abrió los ojos.

"¿Qué pasó?"

"Te desmayaste," la ayude a sentarse.

"Mm… que raro…" murmuró y vió que sostenía el pedazo de algodón "Cierto, tengo que ponerse algodón en la herida."

"¡Miku espera-!" había tomado otra vez la mano herida y nuevamente se desmayó al ver la sangre.

Con esta experiencia se dio cuenta que no podría a ser doctora si no superaba su miedo al ver sangre, por lo que decidió que mejor estudiaría otra cosa.

oOOo

Mi martirio terminaría en unos cuantos minutos. Miku había salido en una cita con un chico que la verdad no me tría buena espina. Exigí que llegara a la hora exacta, si ese chico no tría a mi hija a la hora exacta… habría problemas. A las once en punto escuché las llaves abrir la puerta en lo que Miku se despedía de ese chico.

"Gracias por todo Nobu, fue divertido."

"Me alegra… oye, ya habrás escuchado de la gran fiesta en la bodega abandonada del centro, ¿verdad?"

"Si, recibí la invitación por internet."

"Espero verte ahí," después de eso se despidieron y Miku cerró la puerta "¡Ma ya llegué!"

Aparecí en la sala mientras que Miku se acercaba a mí para saludar, siempre había sido muy cariñosa.

"Escuché algo sobre una fiesta," comenté.

"Ah sí, será el próximo fin de semana," me explicó "Les iba a pedir permiso para-"

"No iras," le interrumpí.

"¡¿Por qué no puedo ir?"

"¡No voy a permitir que vayas a una fiesta en un lugar así!"

"¡Todos mis amigos irán!"

"¡No me importa si toda la escuela va ir o no! ¡No es no!"

"¡TE ODIO!" gritó y después cerró la puerta de su habitación de un golpe.

"¿Hiro-san?" volteé y vi que Nowaki estaba en la entrada con una mirada preocupada. Con tanto grito ni había escuchado que había llegado.

Sin decirle nada me fui a la habitación y cerré la puerta. Era la primera vez que Miku y yo habíamos discutido así, era fácil que discutiéramos gracias a mi nada paciente temperamento, pero jamás habíamos llegado a los gritos… y nunca pensé que ella utilizaría esas dos palabras contra mí.

Me sentía mal, como si una espada hubiera atravesado mi pecho… tal vez peor. Me recargué en la puerta y me dejé caer hasta el suelo, al mismo tiempo que escuchaba como Nowaki tocaba a la puerta de Miku. Ambas habitaciones son continuas por lo que es fácil escuchar lo que pasa en la otra, además las paredes era muy delgadas, facilitándome escuchar la conversación que tenían Nowaki y Miku.

Entre lágrimas Miku le contaba a Nowaki sobre la "gran" fiesta que iba haber, la cual yo le negué el permiso a dichosa fiesta. Nowaki intentaba consolarla al mismo tiempo le decía que si por algo yo no la había dejado ir era por algo. Al menos él me apoyaba en esto... pero eso no significaba que mi hija se retractara de sus palabras. Se disculpó y cuando le "perdone" su comportamiento creyó que le dejaría ir a la fiesta, pero cuando me volví a encerrar en el cuarto escuché nuevamente el portazo. Al pasar el tiempo me di cuenta que, a pesar de que Miku comprendió la situación por la que pasamos, aun así se sentía resentida. Por lo que en mucho tiempo no volví a escuchar de su boca la palabra por la que me había llamado desde que aprendió a hablar.

oOOo

Cuando llego el día que Miku se graduara de la preparatoria, parecía que el tiempo había pasado como agua en una corriente rápida. Desde que comenzó su último año había estado ocupada con los exámenes de admisión de varias universidades. Ya sabía que carrera estudiar, pero había muchas opciones de universidades.

"Quiero entrar a la universidad de Tokio," me comentó mientras me ayudaba a revisar unas pruebas.

"Tendrás que estudiar mucho si quieres entrar ahí."

"Lo sé…" suspiró "Tío Usagi me dijo que me podría ayudar a estudiar para los exámenes, me contó que así fue como conoció a Tía Misaki… por cierto papá, ¿cómo se conocieron tú y papi?"

"Larga historia," dije cortantemente.

"Aw, ¿por qué nunca quieres contarme?" chilló.

"Po-Porque no es importante" pero un sonrojo en mis mejillas me delató.

"¡Claro que es importante para ti!" sonrió burlonamente "Se te nota pa, no lo niegues."

"¿Por qué no le preguntas a Nowaki?" intente evadir el tema.

"Papi me dijo que si me contaba sin que supieras te ibas a enojar," contestó sin dejar de sonreír "Además dijo algo muy lindo, que nunca iba a olvidar el día en que te vio por primera vez."

Mi sonrojo aumentó el doble esa vez y Miku no dejó de burlarse. ¿Por qué había tenido que sacar ese tema? No lo noté hasta más tarde, cuando revisé el calendario y me di cuenta que se acercaba la fecha de nuestro aniversario. Cumpliríamos veinticuatro años ese mes y todavía no me había decidido que regalarle y por las pláticas algo extrañas de Miku, pude notar que algo traía planeado entre manos.

Me decidí por comprarle a Nowaki un reloj que habíamos visto hace algunos meses. Pude notar por el rostro de Nowaki que le había gustado mucho ese reloj, pero estábamos justos de dinero por lo que decidí comprárselo para una ocasión especial… el día de nuestro aniversario era esa ocasión especial.

Regresaba de la joyería cuando note que las luces del departamento estaban apagadas. Se me hizo raro ya que para la hora que era, Nowaki o Miku estuvieran en casa. Cuando entré, la única fuente de luz era de una pequeña veladora y cerca de ella había un sobre con mi nombre.

Donde te conocí, ahí te esperare.

Apague son un soplido la veladora y volví a salir del departamento, ahora en dirección hacia el parque. Al principio caminaba con rapidez, pero cuando me acercaba más al parque mis piernas empezaron a correr. Llegué al parque que se encontraba vacío, esperando encontrar algo… encontrarlo a él. A los pocos segundos escuché unos pasos que se acercaban hacia mí.

"¿Hiro-san?" escuché la voz de Nowaki y poco después estaba frente mío.

"¡Pues quien más sería, idiota!" reclamé "Vine porque dejaste esto en casa."

Le enseñe el sobre a Nowaki, quien tenía una cara de confundido y sorprendido a la vez, al mismo tiempo que el sacaba un sobre con su nombre y que contenía el mismo mensaje.

"Pensé que Hiro-san me había citado aquí."

"¡Yo pensé que lo habías hecho tú!" mentalmente razoné quien era la mente detrás de todo "Si tú no fuiste quien planeó esto, obviamente que yo tampoco… la única persona quien pudo hacerlo es Miku."

"Tiene sentido," dijo Nowaki sonriendo "¿Pero como supo que fue aquí donde nos conocimos?"

"No te hagas el inocente, seguramente le contaste porque yo no dije ni una sola palabra."

"No dije nada Hiro-san," dijo tiernamente, tomando con cuidado mi mano.

Desvié mi mirada para no verlo y ocultar ni sonrojo. "M-Mas te vale… "

Delicadamente con su mano tomo mi rostro y me hizo que lo mirara a los ojos, haciendo que mi sonrojo aumentara.

"Tal vez Miku hizo esto para que estuviéramos solos," nuestra frente chocaron levemente mientras Nowaki hablaba suavemente "Y Hiro-san no se avergonzara."

No pode decir nada en ese momento, simplemente estaba perdido entre el tacto y la forma de hablar de Nowaki. Cerré los ojos cuando sus labios se juntaron magnéticamente contra los mío, un beso simple pero para ambos significaba más que mil palabras.

"Feliz Aniversario Hiro-san," sentí como tomaba mi mano derecha y algo se deslizaba por mi dedo anular.

Cuando miré bien, un anillo dorado justo a medida adornaba mi mano. Era un anillo muy simple pero aun así me había gustado. Le dedique una pequeña sonrisa a Nowaki en forma de agradecimiento y después recordé que mi regalo seguía en la bolsa de mi saco. Saque la pequeña caja y se la entregue con cierta vergüenza. Cuando Nowaki abrió la cajita, me fascinó ver su rostro de emoción.

"Muchas gracias Hiro-san," volvió a besar mi labios "Es muy lindo, gracias."

"Recuerdo que te le quedaste viendo una vez que pasamos por una joyería," le recordé "Pensé que te gustaría tenerlo."

"En realidad, pensé mucho en Hiro-san cuando vi ese reloj," confesó "Solo esperaba el día para podértelo comprar."

Yo sabía que Nowaki siempre pensaba primero en los demás antes que él, se preocupaba que Miku y yo estuviéramos bien antes de irse a sus guardias o antes de dormir. Pero con estas palabras me di cuenta que yo siempre sería el único.

"Te amo, Hiro-san."

oOOo

Todo parecía que marcaba todo a la perfección. Miku había sido aceptada en la universidad y ya llevaba dos años en su carrera de arquitectura. Nowaki fue nombrado doctor oficial en el hospital donde había hecho sus años de interno. Mientras que yo había pasado a profesor titular de la universidad. Con el tiempo nos movimos a un nuevo departamento cerca de la universidad de Miku, ya que ella se negó a empezar a vivir sola.

A pesar de que cada uno estaba ocupado con sus deberes, siempre había la ocasión de ir a cenar juntos para poder tener algo de tiempo familiar. Fue una de esas salidas en la que Miku nos anunció que le había ofrecido dos semestres de intercambio en Europa.

"¿Creen que debería aceptarlo?"

Nowaki me volteó a ver con preocupación, mientras que Miku nos miraba algo confundida ya que no sabía parte de esa historia. Todo esto me traía un desagradable deja vú.

"Si es algo que de verdad quieres hacer, no pierdas la oportunidad."

Nowaki sonrió ante mi respuesta al mismo tiempo que Miku gritaba de felicidad. Estar un año sin Nowaki fue muy difícil y sabía que tener a Miku lejos sería lo mismo, pero mientras tuviera a Nowaki conmigo las cosas serían mejores.

Salimos del restaurant charlando sobre todo lo que tendríamos que hacer antes de que Miku se fuera de intercambio. Cruzábamos una calle sin darnos cuenta a nuestros alrededores, ni siquiera el auto que iba a alta velocidad en dirección a nosotros. Todo iba en cámara lenta, vi el auto y lo primero que hice fue abrazar a Miku con fuerza y usando mi cuerpo como escudo. Lo siguiente que recuerdo fue que una fuerza nos empujó contra la pavimento y todo se volvió negro.

Todo estaba bien… hasta el día en que te perdí para siempre.

Continuara…

Notas finales:

Yo se que dije Julio y estamos a mitades de Septiembre, pero no me estado sintiendo bien últimamente y eso me quita ánimos para escribir. Así que perdón si este capítulo estuvo algo flojo, la verdad que mi salud no ayuda en nada.

El capítulo final va a la mitad, pero no se decir cuándo estará terminado para subirlo. Espero no tardar mucho.

Igual les pido que dejen su review con su comentario… posible y eso me anima a actualizar rápido.

Mata ne~


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