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Mi guardaespaldas por Nydga

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Notas del capitulo:

Hola, holaaaaaaaaa

Lamento por la demora, pero ya sabes como te dije que no tenia algo en mi mente pero al fin encontré unas pocas ideas...

Mi beta que no se preocupe porque se que andas preocupada!! n_n

Bueno, espero que te guste el capitulo 4

Mi guardaespaldas

By: Nydga

Capitulo 4: Huida

Había pasado una semana desde el ataque y Hanamichi seguía sintiéndose culpable, pero estaba más tranquilo porque contaba con la ayuda de un nuevo agente, Ryan McNaren. A pesar de todo se sentía miserable, veía como poco a poco Kaede se deprimía y sabía que todo eso era su culpa, si escapaba o intentaba atentar en contra de su vida era totalmente su culpa, después de todo él lo impulso a eso, a amarlo incondicionalmente.

Observaba como dormía a su lado, su respiración chocaba contra su pecho y a ratos decía su nombre, eso era demasiado castigo, pero aún así el pelirrojo sabía que no estaba pagando ni una pequeña parte de todo lo que había hecho sufrir al moreno, después de todo él aceptó el trabajo.

-Está amaneciendo- susurró con pesar, en una hora Ryan estaría ahí, con la excusa de ayudar a cambiar las vendas a Sakuragi, quien sabía que no tendría más oportunidad de ser cariñoso con el ojiazul, eso realmente lo mataba. Lo miró con dulzura, estaba tan bien a su lado, refugiándose de todos en su pecho y sin temor, porque sabía que él lo cuidaba. Eso era lo más terrible, el protegido conocía el secreto y desde luego los que intentaban acabar con Rukawa, también.

Lo miró con detención y comenzó a besar su rostro, luego acarició su cabello, e inició un juego de nunca acabar. Poco a poco el ojiazul fue despertando e intentó apartar al pelirrojo, pero no lo consiguió, era más fuerte a pesar de las heridas.

-Hana, no- susurró en su oído al momento que Hanamichi besaba su cuello.

-Te amo, como no tienes idea- susurraba con cada caricia que le daba.

-Y yo a ti, pero quiero seguir durmiendo, por favor- dijo algo triste y desviando su mirada de la del pelirrojo.

-Te sucede algo, dime qué es- lo observaba con dolor.

-Yo... nada, estoy preocupado por ti eso es lo que pasa- decía sin mirarlo y totalmente triste.

-Me mientes descaradamente, Kaede dime, por favor- se sentó a un lado del ojiazul- dime qué te molesta y lo solucionaremos.

-Es imposible de solucionar- susurró levantándose.

-¿Por qué?- lo siguió

-Porque tú eres el problema y yo el perjudicado, no sé qué hacer con esto.

-¿Yo soy el problema?- susurró quedándose en el marco de la puerta.

-Sí, Sakuragi sabes a qué me refiero, no te hagas el tonto, lo sé todo.

-¿Qué es todo?

-¡Deja de engañarme!

-¿Engañarte?- susurró sorprendido- te he sido completamente fiel, yo no te he...

-No me refiero a eso- escucharon unos golpes en la puerta, el pelirrojo fue a abrir y se encontró con Ryan.

-Hola chicos, traje café y algunas donas para que comamos en el desayuno.

-Imbécil- susurró el ojimiel- Kaede sólo come cosas nutritivas, no esta porquería, si quieres te la comes tú- espetó al momento que entraba al baño.

-¿Qué le ocurre ahora?- preguntó con sorpresa.

-Nada, problemas de pareja- susurró triste Rukawa.

-Lo siento.

-No importa, ya se le pasará- suspiro y se encamino a la cocina- preparemos el desayuno.

-Te sigo.

Estuvieron en silencio por varios minutos, en los que escucharon el agua de la ducha caer, y luego un pelirrojo furioso salía del baño, para que el ojiazul entrara. Aún se sentía molesto, sabía que Kaede conocía la verdad, que no sacaba nada con seguir escondiendo lo obvio, pero a esas alturas no había mucho que se pudiera hacer.

-Amigo, tienes que controlar ese carácter- decía tomando un sorbo de su café.
-Estarías igual que yo si la misión fracasara- tomó un poco de café en intentó calmarse- sabes, esto es más complicado de lo que crees- suspiró pesadamente.
-¿Difícil? Veo que es muy complicado enamorar a un chiquillo y hacer como que te importa, muy difícil Hanamichi- Rukawa había salido del baño y se aproximaba a la cocina cuando escuchó a Ryan hablar con tanta confianza con el pelirrojo.

 -Mejor te callas, Kaede ¿terminaste?- preguntó acercándose a la habitación.
-Sí, me estoy vistiendo- dijo casi en un susurro.

Todo se volvía más complicado de lo normal, se suponía que se querían y tenían que estar bien, no peleados ni enfrascados en discusiones poco claras. Después de todo él se había enamorado de Hanamichi, y al parecer el pelirrojo sentía lo mismo o por lo menos eso quería creer, se decidió a terminar con todos sus pensamientos y seguir viviendo con la persona que amaba, a pesar de sus secretos, después de todo lo único que hacía era ayudarlo.

-Habla Sakuragi- respondió el pelirrojo su celular. En ese momento entraba el ojiazul a la cocina y Ryan estaba sirviendo el desayuno- A penas pueda voy, no te impacientes- cortó bruscamente la llamada, odiaba cuando lo mandaban.
-¿Desayunamos?- preguntó Rukawa con una sonrisa, ante la que el ojimiel se derritió.
-Será una mañana eterna- suspiró el ojinegro negando con la cabeza.

Habían comido sin discusiones y al parecer los "tortolitos" como les decía Ryan se habían reconciliado, antes de irse cambió las vendas de Hanamichi y decidió que lo mejor por ese día es que estuviesen solos, porque a pesar de todo no le gustaba mucho la relación que llevaban, aunque el pelirrojo dijera que estaba enamorado, eso le desagradaba aún más.

-Te amo- besaba lentamente sus labios.
-También te amo- respondía colgado del cuello de Sakuragi.
-Te quiero hacer mío- susurró roncamente en su oído.
-Ya soy tuyo- respondió en un gemido, sintiendo la erección que creía en su novio.
-No completamente.
-Entonces, quiero ser tuyo al 100%- respondió desbocando la pasión del guardaespaldas, quien lo llevó hasta su habitación, acariciaba lentamente cada parte del moreno, mientras este jadeaba excitándose poco a poco.

En ese momento el teléfono del pelirrojo sonó, este se estiró para buscarlo en la mesita de luz. Y miró el nombre: Desconocido.

Kaede se quedó mirando a su guardaespaldas y después dirigió su mirada al celular, sintiendo una leve tristeza nublando el momentáneo periodo de calma que disfrutaba.

-Estuvo sonando cuando me vestía - agregó volviendo a recostarse tratando de que su protector no se diera cuenta de la furia que le carcomía las entrañas cada vez que pensaba quién podía ser el que llamara a su novio.

-¡Ah, sí! ¿Y quién era?

-No sé, lo ignoré- trató de aparentar indiferencia, pero no fue convincente.

El pelirrojo lo miró con preocupación y luego miro su teléfono rogando internamente que lo que le decía su novio fuera cierto. Volvió a dejar su celular que seguía vibrando y lo apagó. No tenía ganas de contestar.

Volvió a acercarse a su protegido y lo besó en los labios mientras se acostaba devuelta a su lado, sintiéndose muy feliz de tenerlo para él solo, aunque en el fondo, a pesar de no demostrarlo, estaba muy preocupado. Kaede rodeó el cuello del protector y su sorpresa a cada segundo aumentaba cuando sentía el miembro de Hanamichi que al parecer quería salir a toda costa de su ropa interior ¿En serio el pelirrojo tenía ganas de hacer el amor con él?

Hubiera sido perfecto que lo hiciera suyo ahí mismo, pero el teléfono celular volvió a interrumpir, no dejaba de sonar. El sólo escucharlo fue suficiente para acabar con el estado de embobamiento del ojialmendra y tirar al subsuelo la sonrisa del pelinegro.

-Hanamichi, ¿No vas a atender? - preguntó el ojiazul liberándose del abrazo para empezar a levantarse.

-¿Eh? No, después contesto - el pelirrojo trato de ignorar sonido. Continuó besando el cuello del ojiazul.

-Lo que quieras, pero apágalo... - agregó terminando de quitarse de encima al pelirrojo y calzarse los pantalones para luego voltearse y recoger sus cosas rápidamente para luego irse.

El furioso pelirrojo miró una vez más al aparato que no había dejado de sonar un solo momento y vio que en la pantalla apareció un cartel que decía: "Número desconocido", se lo quedó mirando y pensado quién podría ser por un rato, hasta que la voz de Rukawa lo sacó de sus pensamientos.

-Ya, Hanamichi. Si no vas a tender, apágalo, porque de verdad molesta- exigió un molesto Kaede.

-De acuerdo - la curiosidad le ganó.

-Bueno - su voz era grave y molesta para quien interrumpía el momento más especial que tenía con el moreno.

-¿Hanamichi? - contestó una voz suave - Pensé que no estabas. ¿Cómo has estado? Yo he estado preocupada por herirte con dos balazos. No me contestaste cuando te llamé.

El pelirrojo se quedó sorprendido, era Haruko Akagi.

-Haruko. Fuiste tú- decía perplejo y sin poder entender.

-¿Por qué no me contestabas?- dijo con voz sensual.

-Estaba ocupado, no podía atender y aún sigo ocupado, así que por favor deja de llamarme y por cierto. ¿Cómo conseguiste mi número?

-Todo se consigue con facilidad, guardaespaldas - dijo con voz retadora.

-¿A qué debo el apelativo?- se hizo el desentendido

-Hanamichi, no te hagas el tonto conmigo, te daré respuestas si nos vemos pronto, porque tengo que decirte algo importante.

-No importa si es importante, estoy con Kaede y tú me das igual, así que deja de molestarme.

 -Como quieras, pero te aviso que no me voy a dar por vencida, así que tarde o temprano vas a tener que hablar conmigo, lo  digo en serio.

Hanamichi soltó un leve suspiro ¿qué podía hacer?

-Está bien. ¿Cuándo podemos vernos? - preguntó molesto e inquieto.

-Mañana a las 12, en el parque. No me falles - contestó sensualmente.

-De acuerdo, nos vemos mañana - contestó con voz de asco.

Colgó, había hablado despacio con la esperanza de que Kaede no lograra escucharlo pero fue imposible, ya que el ojiazul lo oyó perfectamente. Sólo el nombre Haruko se clavaba en su corazón como flechas desgarradoras. Y para más SU Hanamichi acordaba una cita con ella. La sola idea le revolvió el estómago, su pelirrojo cerca de esa hipócrita.

¿Acaso Hanamichi ya no le pertenecía? ¿Esa chiquilla se salía con la suya? Todas las preguntas le enterraban cada vez más profundo en la oscuridad y ya no podía aguantar las lágrimas, todo a sus alrededor daba vueltas y su vista estaba cada vez más nublada. Ya no podía luchar más, todo lo que pudo hacer fue recostarse de lado, dándole la espalda a la puerta y enterrando su cara en la almohada y fingir que dormía.

Hanamichi regresó a la habitación y lo encontró en la cama, por un momento se sintió aliviado, quizás el pelinegro no había escuchado nada de su conversación, se asomó para besar la cara de su novio y acariciarla y en ese momento fue cuando su mundo se cayó en pedazos, la humedad en las mejillas sonrosadas de su protegido, se sintió terrible y dándose cuenta de que su novio escuchó todo. Pero se juró a sí mismo que esa era la última vez que lloraba por él, sin falta, le dejaría todo claro a Haruko y a todos para siempre.

A la mañana siguiente se levantó en silencio, su protegido aún dormía o al menos eso aparentaba. Salió rápidamente del departamento, aseguró el lugar antes de salir y llamo a Ryan para que se enterara de su paradero y estuviese pendiente del protegido.

Finalmente llegó al parque y encontró a Haruko. Pero lamentablemente Rukawa se las ingenió para seguirlo, tenía otra llave para salir sin problemas de su departamento, quería aclarar todas sus dudas. Si Hanamichi realmente le era fiel o si ocupaba una careta cada vez que estaban juntos.

-¡Hanamichi! - corrió la castaña a abrazarlo, pero el pelirrojo la apartó de una vez.

-¿Qué quieres? Quiero aclarar todo ahora, no me gustas. Amo a Kaede y nada ni nadie cambiará eso- decía con determinación mientras el ojiazul intentaba escuchar todo, pero se encontraba muy lejos del lugar.

-¡Qué! ¿Eres tonto Sakuragi? Sabes muy bien que no lo amas ¿recuerdas cuando te me declaraste? ¡Ahora te amo! Podemos estar juntos- sonreía intentando acercarse.

-Veo que aquí la tonta es otra ¿no comprendiste lo que dije? Te repito: Estoy enamorado de Kaede Rukawa, lo amo. Él es muy importante para mí.

-Entiendo, pero entonces sólo quiero pedirte una cosa y nunca más te molestaré.

-¿Qué quieres?

-Qué me des un beso- dijo con inocencia.

-¡No!.

-Por favor, solo uno y ya.

-¡No!

Haruko lo tomó del rostro y lo besó apasionadamente. Se separó rápidamente de la castaña, quien sonrió y se fue. El pelirrojo no comprendía nada, pero a unos cuantos metros de él estaba Rukawa. No pudo escuchar, pero si ver. Se sintió de lo peor, todo a su alrededor se volvía gris, su mirada se nublaba y su corazón dolía. Se llevó la mano al pecho y dejó ir todo el aire que contenían sus pulmones, mientras sus ojos se cerraban tratando de contener las lágrimas, inútilmente intentaba contener los sollozos.

Comenzó a caminar de vuelta al departamento, se sentía fatal ¿qué haría ahora? Seguir en silencio y aparentar que nada ocurría. ¡No! Última vez que hacía eso, no podía dejar que el pelirrojo lo siguiera engañando, lo más pronto posible lo sacaría de su vida, aunque doliera, pero no aceptaría una nueva traición, no más.

Entró a su habitación e intentó hacer las maletas, quería irse a otro lugar, tal vez de vuelta a Japón u otra residencia en Estados Unidos, aunque podría pedirle alojamiento a uno de sus compañeros de universidad, pero no se atrevía a hacer nada.

Hanamichi llegó al departamento y no vio a su protegido. No entendía qué ocurría, había mucho silencio. Además, se preguntaba por qué Ryan no había aparecido por el lugar, respiró un poco y entró al cuarto que compartía con su protegido.

-Hola, mi amor - dijo el pelirrojo acercándose al pelinegro.

-Hola - dijo con una voz apagada

-¿Qué pasa?

-Nada- dijo soltándose de su abrazo.

-Algo te sucede- susurró tomándolo por un brazo- Te amo, Kaede - le dijo y luego lo abrazó

-Yo también te amo, Hanamchi. No quiero perderte - le dijo con voz desesperada y maldiciéndose por derretirse nuevamente en los brazos de quien lo había engañado.

Ambos se besaron apasionadamente, comieron algo y se volvieron a acostar otra vez. Kaede acariciaba el cabello rojo de Hanamichi y esté sin darse cuenta, se durmió profundamente. Al verlo dormido, se separó despacio para que no se despertara, se vistió y luego fijó en el reloj que marcaba a las cuatro y media hora de la tarde. Tenía que ir al cine con su amigo, Jackson, poco después de ver a Haruko con Hanamichi lo había llamado su compañero de universidad. Y luego de lo que vio no dudo ni un instante en salir con él. Salió del hotel, pero no pudo evitar recordar lo que ocurrió hace unas horas.

-¡Hey, Kaede! ¿qué pasa? ¿por qué estas llorando? - dijo preocupado mirando a los ojos hinchados y rojos de su amigo.

-N-nada... bueno vamos al cine. - cambió el tema.

-Bueno, vamos -dijo el rubio con una sonrisa divertida.

Ambos caminaron hacia al cine mientras Hanamichi poco a poco se despertó al sentir que estaba solo. Se incorporó rápidamente en la cama.

-¡Kaede!

Nadie contestó.

-¿Dónde estas Kaede? ¡Maldición!

Se levantó y empezó a buscar en toda la habitación y no encontró a Rukawa, comenzó a preocuparse y se quedó en shock. ¿Acaso su protegido salió de la habitación sin permiso o sin dejar un aviso.

-¡Demonios! - gritó muy enojado, se cambió de ropa y salió rápidamente.

Llamó a sus compañeros de trabajo, contándoles lo qué sucedió y recibió los reclamos de Ryan McNaren por su descuido, pero también le reclamo a él por no estar cuando lo necesitaba. Luego intentó llamar al celular de Rukawa, pero estaba apagado.

-¡Rayos!

Transcurrieron casi 4 horas, el pelirrojo empezó a desesperarse ¿por qué el zorro no había llegado? Tal vez lo habían secuestrado, pero no podía permitirse pensar en algo así, no ahora.

-¡Demonios! - gritó con enojo.

Preguntó a cada persona en la calle "vio a Kaede Rukawa, jugador titular de la NBA" porque sabía que la gente podría reconocerlo, pero hasta ahora nadie. Se acercó a una muchacha que leía un libro en un parque, ella respondió afirmativamente. Había visto a Rukawa con un joven rubio en el cine, lo que más le extrañó fue ver que ambos huían de algo. El guardaespaldas comprendió que el zorro no quería nada con él, por eso optó por escapar con su amigo, sin tomar ninguna precaución. Echó un vistazo a las personas que estaban en las calles, puso las manos en su cabeza, estaba realmente enfadado.

-¡Maldición! ¡Este zorro es un tonto! Hay muchos peligros y a él se le ocurre desaparecer, que momento escogió para eso.- dijo desesperado y se echó a correr por las calles.

En otra parte, Rukawa y Jack habían paseado por media hora, llegando así a una vieja barandilla.

-Nos divertimos, me gustó mucho la película- dijo el rubio divertido.

- ... - no dijo nada, se sentía muy dolido, porque no podía olvidar el maldito beso de Haruko quién se burló de él.

-Oye, ¿por qué no trajiste a tu novio? Tu novio la habría disfrutado también- dijo con la mirada alegre.

- Este do'hao es tonto y es flojo - musitó el pelinegro un poco intranquilo.

-oye - llamó el rubio.

-¿qué? - preguntó confundido.

-me parece... que estás enojado con él - miró fijamente a los ojos de Kaede.

-estúpido, no pienses esto - dijo molesto y nervioso.

-¿discutieron?

-No digas...- no pudo terminar la frase, estaba asustado. No estaban solos y cerca de nueve hombres los rodeaban, todos vestían de negro - Escapemos - musitó el zorro al rubio.

-¿qué? ¿qué pasa, Kaede? - dijo confundido.

-Deja de preguntar, Jackson no estamos solos ¡Escapemos ahora mismo! - dijo con la voz casi alta y no pudo controlar sus miedos.

El pelinegro iba a correr pero fue detenido por uno de ellos.

-No escaparas - reía.

Rukawa se quedó más que congelado, no podía ser ¿Jackson estaba con ellos?. El ojiazul se zafó del agarre del rubio mientras pensaba en las palabras del guardaespaldas, se sintió estúpido ¿cómo pudo confiar en él? Claro, recordó a Sakuragi, le había dicho que tuviera cuidado con todos, que nadie era de confiar.

-Maldición. Hana estaba en lo correcto, pero estos tipos son más que yo, no puedo enfrentarlos ¡Rayos! - pensó angustiado.

Lo rodearon y cada vez se acercaban más y más..

- Estás indefenso, pobrecito - se burló uno de los más bajos.

-¿Por qué no has traído a tu noviecito para defenderte? - Reía el más alto.

-Mejor así, será más fácil llevarte- dijo Jackson con la mirada burlona - Debo admitir que estoy muy sorprendido de lo protector que ha llegado a ser ese tonto de Sakuragi. Ni que fuese tu guardaespaldas ja, ja, ja.

-¡¡Hanamichi no es tonto!! ¡Me ha protegido todo este tiempo! - defendió el zorro a su amado pelirrojo.

-¿Y? No lo veo por aquí- respondió el hombre alto.

-...- Kaede no sabía que hacer, tenía mucho miedo, pero si hablaba más podía poner en jaque al pelirrojo.

-Dejen de charlar, estúpidos -dijo el jefe, al parecer - debemos llevarlo.

-Entonces, vamos- los vio acercarse, pero al instante le dio una patada a uno y lo derribó, al parecer se podría defender. Intentó dar un puñetazo a uno de ellos, pero fue detenido y golpeado fuertemente en el estomago, estaba casi sin aire. A los pocos minutos era ingresado en un auto verde, sus manos fueron amarradas y su boca tapada con un pañuelo, seguía forcejeando para que lo soltaran, por lo que fue golpeado fuertemente en la cabeza con lo que parecía ser una pistola. Quedó inconsciente.

Fin del capítulo 4

CONTINUARÁ....

 

 

Notas finales:

¿A quién odias a Haruko?

Yo si, tengo ganas de patear su lindo trasero, arrgghh pero lo verás en los proximos capitulos la haré a sufrir jajajaja...

Bueno, nos vemos el proximo capitulo


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