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Mi guardaespaldas por Nydga

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Notas del capitulo:

Hola, lamento por la demora. Pero respeto a mi beta, tardó de corregir porque andaba ocupada.

Mis agradecimientos a Dulce Hana y Anixita.

Espero que les guste este capitulo 2

Mi guardaespaldas

By: nydga

Capítulo 2: ¡Un engaño descubierto!

Pasaban de las siete de la mañana cuando el avión que llevaba a los jóvenes japoneses desembarcó en el aeropuerto de Nueva York, Estados Unidos. A penas recuperaron sus maletas se aproximaron a la salida del lugar, pero una gran cantidad de admiradores los rodeo y junto a ellos la prensa.

-¡Rukawa!- gritaban las chicas emocionadas.

-¡Te amo!- decían otros fans.

-¿Y esto?- susurró Hanamichi.

-Ya te acostumbrarás- decía siguiendo su camino sin mirarlos.

-¡Dame tu autógrafo!- pedía la mayoría.

-¡Bésame Kaede!- gritaban las más osadas.

-Si supieran que ahora tengo novio- decía entrelazando su mano derecha con la izquierda del pelirrojo, el cual se sonrojó, había olvidado por completo su "misión".

-Lo sabrán, zorrito- susurró en su oído al momento que lo abrazaba posesivamente por la cintura.

-Kaede Rukawa ¿quién te acompaña?- preguntó una periodista.

-Mi novio, Hanamichi Sakuragi- decía con una hermosa sonrisa, todos se quedaron en silencio, los miraban sorprendidos.

-¡Mentira! ¡Debe ser un guardaespaldas!- gritó una joven que tenía un poster del jugador.

En japón

-¡Rayos! Estas mujeres no creyeron - el coronel y el gerente a cargo de la misión veían molestos la televisión.

-Bueno, pero al menos que se den un beso frente a los americanos para que crean que son pareja - dice el Coronel sentado junto a su jefe.

En el aeropuerto de Nueva York

-No es ninguna mentira- el pelirrojo tomó con una de sus manos la cintura del ojiazul y con la otra atrajo su rostro- y se los demostraré- presionó suavemente sus labios con los de su protegido y se dejo guiar por las sensaciones que recorrían su cuerpo, todos estallaron en un grito de incredulidad.

En Japón

Ambos comandantes quedan pasmados hasta que el gerente se sintió asqueado.

-Y-yo... yo me voy al baño, con su permiso - dijo saliendo rápidamente de la oficina.

En Estados Unidos

-Los felicito- se acercó otro reportero- ahora a lo que has venido ¿Estás listo para enfrentar a los jugadores más fuertes de la NBA? Tomemos en cuenta que sólo tienes 17 años.

-Sólo véanme jugar- dijo retadoramente y salió del aeropuerto, Hanamichi llamó un taxi y subieron sin ningún inconveniente.

-¿A dónde vamos?- preguntó el hombre.

-Al Hotel Darynther.

-En media hora estaremos ahí- confirma el conductor.

-Tómese el tiempo que sea necesario- asegura el pelirrojo- no puedo creer que nos hayan acechado de esa forma, con toda esa gente te podrían haber atacado, no es seguro que te expongas tanto, después de lo ocurrido hace unas semanas- decía muy seguro Hanamichi.

-¿De qué estás hablando?- preguntó serio y separándose del abrazo que mantenía con él.

-De cuando te atacaron esos tipos en Kanagawa.

-¡Mierda!- estaba furioso- ¡Mis padres no se podían quedar callados! Tenían que decirte todo, no debieron preocuparte con una tontería como esa, sólo fue casualidad.

-Kaede, no es casualidad que cuatro tipos te acorralen y...

-¡También te dieron detalles! ¡Qué más te dijeron!- decía furioso.

-Cálmate, no fue mi intención alterarte de esa forma.

-¿Eres Kaede Rukawa?- preguntó emocionado el conductor- ¡Dame tu autógrafo, mis hijos te adoran!- detuvo el auto y le extendió un papel, el jugador firmó y se bajó del taxi.

-¡Vuelve aquí!- gritaba molesto el pelirrojo- Debes tener cuidado, cualquiera podría dañarte- decía subiéndolo al auto.

-Esa niña tiene razón- decía cabizbajo- pareces mi guardaespaldas- empuñó sus manos molesto- Si no supiera que eres hijo del mejor amigo de mi padre realmente creería eso- decía observando por la ventana los rascacielos de la ciudad.

-¿Guardaespaldas? Cada día hay más gente loca en este mundo- casi había sido descubierto, sólo debía proseguir con la misión ¿qué tan difícil sería continuar con esa relación? Se llevaban bien después de todo y hasta ahora no habían tenido ningún problema, todo iba a la perfección.

-Cierto, es imposible que seas mi guardaespaldas, sería un crimen que fueses mi novio. Además, si así fuera te molería a golpes y nunca más te hablaría, un engaño así no se perdona- decía abrazándose al pelirrojo, quien a cada instante se ponía más pálido- Hana, te amo- susurró mirándolo embelesado.

-Y yo a ti- vio sus ojos, brillaban de la emoción, ahora se sentía un completo estúpido al engañar de esa forma a Kaede, lo ilusionaba cada vez más y saldría muy herido. Lo besó con ternura, pero con la mayor culpa que podían guardar sus labios, se sentía repugnante, eso no se le hacía a nadie, su madre siempre le enseño a no mentir y mucho menos engañar y ahora él hacía todo lo que no debía, se daba asco, pero era lo mejor para Rukawa, por lo que no era momento de remediar las cosas.

El taxi se detuvo, habían llegado al hotel, allí los esperaba un nuevo grupo de fans. Todos sabían de la llegada del basquetbolista y de sus próximos paraderos. El pelirrojo pagó al taxista y bajó tomado de la mano del ojiazul. Llevan sus maletas a la recepción en donde el encargado los saludó cordialmente.

-Buenos días, hay una reservación a nombre de Kaede Rukawa- dijo Hanamichi.

-Así es, lo estábamos esperando- sonríe entregándoles una llave.

-Disculpa, ¿es de dos camas la habitación?

-No, la reservación se hizo para una sola persona, pero la cama es grande.

-Está bien- dijo resignado y tomando la llave- gracias.

Subían por el ascensor cuando el ojiazul lo enfrento molesto.

-Sakuragi- dijo enojado- si querías alejarte de mí, me lo hubieses dicho en el aeropuerto- tenía sus manos empuñadas.

-Tranquilo, zorrito- se acercó a él- no te quiero alejar, sólo era para una mayor comodidad, pero si quieres dormir junto a mí, no tendré ningún problema- decía acorralándolo contra uno de los muros del ascensor.

-Hana- susurró excitado- lo siento.

-Está bien- lo besó lentamente- este es nuestro piso- se separó rápidamente y salió del ascensor, ante la sorprendida mirada de Kaede.

Entraron al lugar y se dieron cuenta de que era muy amplio, podrían estudiar en la sala y dejar el dormitorio para dormir, aunque también podría tener otras utilidades. Dejaron sus maletas en la habitación, y se dirigieron al refrigerador, allí habían unas botellas de agua y algunas frutas.

-Tengo hambre- se quejó el ojiazul.

-Pidamos algo- dijo sacándose la chaqueta.

-¡Quiero pizza!- decía como todo un niño.

-¿Es parte de la nutrición balanceada de un basquetbolista?- preguntó alzando una ceja.

-No, pero es lo que siempre como- susurró pensativo.

-Bien, desde hoy cambiaremos eso. Pediré algo nutritivo para comer, luego iremos al gimnasio para aumentar tu musculatura y también podríamos jugar un uno contra uno- sonrió ante la atónita mirada de su protegido.

-Lo de la comida no me gusta mucho, pero tienes razón ¡Eso haremos!- sonrió muy contento, por fin alguien se preocupaba por él de forma desinteresada y sin que sus padres hubiesen interferido. Lamentablemente su pensamiento estaba muy alejado de lo que realmente sucedía.

A penas les subieron la comida Kaede la devoró, no le gustó mucho, pero ya se acostumbraría a comer ese tipo de cosas. Descansaron unos minutos y cada uno se vistió para ir al gimnasio. Rukawa se puso una polera sin mangas y un short, todo su atuendo era negro. Mientras, Hanamichi usaba una polera sin mangas de color blanco y unos short negros. Bajaron al gimnasio del hotel y ahí encontraron una infinidad de máquinas.

-¿Cuál puedo usar?- preguntó el ojiazul observando.

-Por ahora debes mover tus articulaciones y luego iremos a una caminadora, para después hacer un ejercicio más concentrado en tus brazos y piernas- caminaba hacía unas colchonetas que se encontraban al fondo del lugar.

-Sabes mucho- decía admirado.

-Recuerda que fui jugador de básquetbol también, todo deportista debe conocer esas cosas, son básicas- decía comenzando a estirar, Kaede sólo copiaba sus movimientos.

Después de dos horas de ejercicios en las máquinas se fueron a la parte trasera del hotel. Allí habían canchas de básquetbol, fútbol, voleyball y también una piscina.

-Este lugar es increíble.

-Cierto- susurró el pelirrojo maravillado.

-Juguemos- le presentó el balón de básquetbol- ¿quién comienza?- preguntó observando la cancha.

-Tú- susurró mirando a su alrededor, en busca de cualquier peligro para su protegido.

Iniciaron el encuentro, en pocos minutos se veía la diferencia que había, Rukawa ganaba por 10 puntos. Hanamichi aún no conseguía hacer una canasta.

-Te ganaré, Kitsune- decía marcándolo.

-Imposible, Do'aho. Recuerda hasta los 30 puntos, aunque así como vamos en 10 minutos terminaremos esto- se burlaba.

-Ya verás- estaba molesto, nadie le ganaba a Hanamichi Sakuragi y se quedaba tan tranquilo.

Jugaron una hora más en la que el marcador se estrecho, en poco tiempo estuvieron 25 iguales, pero el cansancio le paso la cuenta al pelirrojo, quien no logró mantenerse, por lo que Kaede ganó al llegar fácilmente a los 30 puntos.

-Iré a darme una ducha- dijo el pelirrojo entrando al baño de la habitación.

-Pediré algo para comer.

Después de que Hanamichi salió del baño fue el turno del ojiazul, a penas estuvieron vestidos comieron y luego se entretuvieron viendo la televisión, estaban abrazados en el sillón.

-Es increíble todo lo que han hablado de ti- decía el pelirrojo cambiando de canal.

-No me interesa, da igual lo que digan, nadie me ganará en la cancha- decía orgulloso, estaba abrazado al torso del pelirrojo, mientras este acariciaba su cabeza.

-Cierto, pero esperemos que sean buenos retadores para que también tengas la oportunidad de mejorar.

-Sí, aunque con el entrenamiento que me estas dando mi condición física irá en aumento y nadie me superará- decía ilusionado.

-El Tensai soy yo, pero es probable que logres superar al resto, aunque a mí jamás- decía engreídamente.

-Do'aho- movió negativamente su cabeza y se acercó a besarlo- no importa, superaré a todos y eso te incluye a ti- lo besó apasionadamente.

-Está bien- decía apoderándose de la cintura del ojiazul. Mientras él se colgaba de su cuello.

-Te amo- susurró al momento que Hanamichi besaba su cuello. En ese momento sonó el teléfono- contestaré, pueden ser mis padres- susurró molesto, a lo que el pelirrojo lo soltó.

A penas tomó el auricular su cara de fastidio cambió por una de alegría ¿con quién podría estar hablando? Quien fuese había causado una buen reacción en él. Sakuragi se fue a la habitación y cargó sus armas, también aprovechó de poner una de sus cuchillas en la mesita de noche, se había dado cuenta del lado que le gusta en la cama a Kaede, por lo que tenía lista la mesita que sería suya. Se sentó pesadamente en la cama, estaba totalmente cansado y no quería continuar con todo esto. Debía admitir que le agradaba la compañía del ojiazul, pero aún así su trabajo no era enamorarse de él, sino que protegerlo, aún recordaba lo que le enseñaron en la academia.

-Recuérdalo, Sakuragi, nada de mezclar tus sentimientos con una de las jovencitas o jovencitos, haz todo lo que aprendiste, ya sabes toda la disciplina, cero confiancitas, y sigue siendo tal como ahora, serio y reservado.

-¡Entendido, señor! Descuide, eso lo tengo muy claro - dijo Hanamichi parado con las manos en la espalda y muy firme ante los jueces que estaban frente a él, quienes habían declarado al pelirrojo como un nuevo guardaespaldas.

-Eso es todo, mañana comenzará tu misión.

-Sí, señor. Con su permiso me retiro - dijo antes de salir.

Observó la habitación a su alrededor, estaba completamente limpia, lo único que extrañaba era la bolsa de box que estaba en su departamento, antes de dormir siempre daba algunas patadas y puñetazos ahí, le encantaba hacer eso, pero ahora todo había cambiado y su trabajo era lo principal. Se puso de pie para acercarse a la ventana, pero su celular comenzó a sonar.

-Sakuragi- respondió seriamente.

-Dame tu reporte- dijo el coronel desde Japón- El ojiazul entraba a la habitación, pero al escuchar que el pelirrojo hablaba por teléfono decidió no interrumpir y se quedó escuchando.

-Olvidé reportarme, lo siento.

-Sólo quiero saber cómo van las cosas ¿has tenido algún problema?- preguntó preocupado.

-Ninguno, él está bien, mañana iremos a la universidad a inscribirnos. Hoy fuimos atacados por los fans.

-Sí, los vi por televisión, estás haciendo un excelente trabajo.

-Nos hospedamos en el hotel acordado, cambie su nutrición por una más balanceada, pero también probé la comida antes y realizamos ejercicios, revise las máquinas y todo el perímetro, hasta ahora no hay peligros, a excepción de todos los fans que esperan fuera del edificio.

-Buen trabajo- felicitó el coronel.

-¿Cuándo debo reportarme?- Kaede asimilaba todo lo que estaba escuchando, la fans que estaba en el aeropuerto tenía razón, Hanamichi sí era un guardaespaldas y él estúpidamente creía lo contrario.

-Cada dos días, en caso de que tengas problemas debes llamar de inmediato, para analizar la situación.

-Bien.

-Continúa con la misión, vas muy bien para ser la primera vez. Hasta pronto.

-Gracias, hasta pronto- el pelirrojo colgó y volteó a mirar a la entrada de la habitación, pero no había nadie. A los pocos segundos Kaede entraba a la habitación con un vaso de leche.

-Me llamaron del club de básquetbol- sonrió con falsa alegría el moreno, si Sakuragi podía disimular, él también.

-¿Qué te dijeron?- preguntó expectante.

-Me esperan mañana por la mañana, quieren hacerme unas cuantas pruebas antes de iniciar con los entrenamientos.

-¿No que mañana nos inscribiríamos en la universidad?

-Eso también lo haremos, pero primero está el básquetbol- dijo más serio.

-¿Primero el básquetbol?- estaba sorprendido, era imposible que de un momento para otro sus prioridades cambiaran tanto.

-Así es, recuerda que si vine a Estados Unidos es para ser el mejor de todos. Iré al a universidad, pero en la NBA también me necesitan y allá iré primero, los estudios también son mi prioridad, por lo que a penas termine en la sede de los Lakers iré a la Universidad a inscribirme- decía acercándose a su novio.

-Tienes razón- se acercó para besarlo, pero Kaede lo esquivó y puso el vaso sobre la mesita de noche.

-Hay que dormir- dijo extrañado por sus movimientos.

-Sí, buenas noches- se acostó y puso el despertador a las 7 de la mañana, porque a las 9 tenía que estar en la sede de los Lakers.

-Buenas noches- el pelirrojo apagó también su lámpara de la mesita de noche y abrazó a Kaede por la cintura, besó su rostro a lo que el moreno se dio vuelta y se recargó en su pecho y besó sus labios lentamente.

-Te amo- susurró dolido.

-Y yo a ti, zorrito- susurró no tan convencido de esta idea, porque no podía enamorarse, no debía.

-Hasta mañana, amor- dijo antes de cerrar los ojos y respirar con tranquilidad, sabía que nada le sucedería, después de todo su guardaespaldas estaba ahí para protegerlo día y noche, pero quién cubría a su corazón, estaba dañado y lo peor es que no podía llorar sin gritarle al pelirrojo todo el mal que le hacía.

Hanamichi presentía que algo malo sucedía, no creía del todo la falsa felicidad de Kaede, porque cuando lo miró a los ojos antes de dormirse lucía triste, algo malo ocurría, tenía que averiguarlo, pero por ahora estaba más concentrado en todas las sensaciones que recorrían su cuerpo. Porque debía admitir que estaba completamente excitado, el ojiazul estaba sin camisa en la cama y él también, podía sentir el contacto con la piel de su protegido y la respiración que sentía en su pecho lo estaba volviendo loco.

No podía negar que el cuerpo de Rukawa era perfecto, tenía un excelente estado físico, sus músculos estaban bien marcados y su rostro era el de un ángel, con una nariz tallada por los dioses y sus ojos de azul mar lo hacían soñar cada vez que los veía, no podía enamorarse de él, pero admitía que era más que perfecto y que si pudiera se quedaría con él toda su vida, no tendría problemas con continuar con esa misión de por vida. ¡Qué mierda pensaba! No podía enamorarse, él solo estaba ahí para protegerlo y cumplir con su misión, no más que eso.

Se levantó separando delicadamente los brazos del moreno de su cintura, observó la habitación y revisó las ventanas, luego recorrió el resto de las habitaciones buscando micrófonos, cámaras o cualquier dispositivo que pudiese dañar a kaede. Cuando estuvo completamente seguro de que estaba a salvo volvió a la cama, pasaban de las 4 de la mañana, por lo que debía dormir hasta las 6.30 hora en la que se levantaba para volver a registrar el lugar. Cerró los ojos pesadamente, tenía más sueño de lo que imaginó, por lo que rápidamente se quedó dormido.

No han dejado de mirarse, descubriendo en el otro mucho más de lo que habían visto hasta el momento, sin poder evitarlo Hanamichi se acercó a Kaede y besó su cuello, subiendo hasta sus mejillas para terminar en sus labios. Se besaron con amor, pasión y ternura. Era un beso sincero, sin mentiras ni engaños. Minutos después, se separan, Hanamichi lo tiene sujeto por la cintura y el moreno rodea su cuello, dejando caer su cabeza sobre el pecho de su amado pelirrojo.

Hanamichi y Kaede ya estaban desnudos, pero el guardaespaldas no pudo resistir más, besó el cuello de su compañero, quien se doblaba de placer, pero Sakuragi aún no olvida a Haruko, lo que sentía por ella aún palpitaba dentro de su corazón. Ella llega a su mente por un momento diciéndole que la perdone por haberlo rechazado y pide que regrese con ella, pero los sentimientos por el ojiazul logran borrar la imagen de la castaña, pero no es su mente la que logra devolverlo a la realidad, sino que un grito por parte de su amante.

-¡¡Suéltame, idiota!! - gritaba Kaede muy enojado.

-¿¡Pero... qué te pasa?! - preguntó confundido.

-¡Tú no me amas! - comenzó a buscar su ropa mientras lloraba.

-¿Qué? ¿Por qué dices eso? ¡Yo te amo de verdad! - se acercó e intentó abrazarlo, pero el oijazul lo alejó rápidamente.

-¿Ah, sí? Entonces por qué me llamaste "Haruko" cuando estabas haciéndome el amor ¡Eres un maldito mentiroso!

El pelirrojo quedó en shock ¿Le había dicho Haruko? Realmente lo había arruinado todo, ahora si que estaba perdido, lo matarían todos, pero más le dolía ver llorar a Kaede, realmente le partía el alma.

-¡Kaede,  no es así! - Lo tomó por uno de sus brazos y lo volteo para que mirarlo a los ojos.

-¡Deja de mentir! ¡Suéltame! ¡Ya no quiero saber nada de ti! ¡Olvídame! - gritó llorando desconsoladamente.

-¡Kaede! No tengo nada con Haruko. Ella pertenece al pasado ¡Escúchame, por favor! - decía Hanamichi desesperado.

-¡NO! ¡YA NO QUIERO ESCUCHAR! ¡DEJAME EN PAZ! ¡SUÉLTAME!- intentaba zafarse de su agarre, pero le era imposible.

Sakuragi no lo dejaría así, estaba desesperado, ahora sabía que realmente amaba al kitsune. Kaede Rukawa es el amor de su vida, al sentir que se irá, se acerca y lo besa a la fuerza, mientras el ojiazul se resistía.

-Te amo, mi vida - dijo en su oído- Voy a repetir muchas veces que te amo de verdad hasta que me creas.

Kaede se quedó quieto, con la respiración agitada, mientras el guardaespaldas tomaba su rostro. Se observaron amorosamente, manteniendo sus frentes apoyadas. Ambos se entregan a un beso más apasionado y hacen el amor. Rukawa jadea con cada embestida del pelirrojo, sintiendo como Hanamichi golpea su próstata y le da placer. Sakuragi se sentía en el cielo, atrapado por la estrecha entrada del ojiazul. Ambos gimieron hasta alcanzar el orgasmo.

­-¡Kaede!- gritó el pelirrojo despertando, se sobresalto e intento respirar más tranquilo. Volteó a mirar el reloj, marcaba las 6.30 de la mañana, suspiró sin poder creer lo que había soñado, él, Hanamichi Sakuragi haciéndole el amor a quien debía cuidar ¡Un momento! ¿lo amaba? Es decir, lo quería tanto como para soñar que lo perdía y sólo añoraba recuperarlo, para después terminar juntos gimiendo sus nombres, eso no podía estar ocurriendo. ¿Qué demonios le sucedía?

Se levantó y entro al baño, estaba completamente sudado, sin darse cuenta se comenzaba a enamorar del ojiazul y eso le costaría caro, él sabía lo que era no ser correspondido y hasta el día de hoy le dolía el rechazo de la persona amada, pero debía superarlo, aunque él le hacía lo mismo a Kaede, quien dormía muy seguro de que la persona que se encontraba a su lado no le haría daño. Suspiró sintiéndose un completo idiota, no podía remediar eso, se metió a la ducha y rápidamente salió de allí, se vistió y preparó el desayuno, luego revisó toda la casa. A penas sonó el despertador, Rukawa abrió los ojos, ese era el día en que conocería al club de básquetbol y seguiría colaborando con el engaño de Hanamichi.

Entró al baño y abrió la ducha, comenzó a llorar todo lo que no había podido durante la noche, se sentía mal. Le dolía el corazón y el alma, su cuerpo temblaba y sentía mucho frío, le era imposible sentirse de otra forma, nuevamente era dañado y ahora sus padres habían participado de todo eso, porque no dijeron nada cuando ellos se hicieron novios, Giovanni y Karen sabían todo y no lo habían impedido. Se sentía una basura, no podía continuar así, a menos que volviera a su coraza de hielo y volviera a perseguir su único fin en la vida: ser el mejor basquetbolista. Salió del baño con esa determinación, nada ni nadie destruiría sus sueños y mucho menos su vida, estaba decidido a dar pelea a todos los que se interpusieran, y si el juego del pelirrojo era ese, él también participaría, después de todo su vida era un espectáculo, por qué no añadir algo de su parte.

-Buenos días, Hanamichi - dijo Kaede abrazándolo por la espalda.

-Buenos días, amor- respondió sobresaltado el pelirrojo y recordando el sueño que había tenido, se sonrojó furiosamente y volteó para besarlo. Sintió que sus labios estaban más fríos que de costumbre, lo miró a los ojos y se sorprendió por lo que vio, no había nada, su mirada estaba estática, era de hielo.

-¿Qué ocurre?- preguntó apoyándose en el pecho del pelirrojo.

-Eso te iba a preguntar, ¿te encuentras bien?

-Sí, es que estoy algo nervioso por las pruebas de hoy, no olvides que si no aprueba debo volver a Japón, sólo por la beca que me ofrecen los Lakers podré estudiar y jugar- decía bajando la mirada, nada de eso le afectaba, pero era la única forma de encubrir que estaba destrozado por el engaño del pelirrojo.

-Tranquilo, te aceptarán, estoy seguro de eso- dijo besándolo apasionadamente, sin darse cuenta fue quitándole la polera, acariciaba cada centímetro de su piel, en sus sueños lo deseaba y en la realidad también, estaba loco por él, aunque sabía que eso no estaba bien.

-Kaede, te amo- susurró besando su cuello y sacándose la camisa.

-Y yo a ti- oprimió su llanto y lo apartó un poco- debemos desayunar, no quiero llegar tarde- susurró alejándolo y besando sus labios por última vez.

Desayunaron en silencio, ambos estaban sumidos en sus pensamientos, ninguno quería hablar, pero sabían que era necesario, a pesar de eso sólo se miraban expectantes. Cuando terminaron bajaron a la recepción del hotel y pidieron un taxi, en poco tiempo llegaron a la sede de los Lakers.

-Buenos días, soy Kaede Rukawa- se presentó el ojiazul a penas entró al gimnasio.

-Buenos días, soy el entrenador Osuru- respondió un hombre de unos 45 años- sígueme, te haremos pruebas físicas y psicológicas, una vez terminadas te presentaré al resto del equipo y entrenarás junto a ellos- explicó.

-Entonces, estoy listo- dijo con determinación y caminando junto al entrenador, Hanamichi los seguía.

-¿Tú quien eres?- preguntó volteando a ver al pelirrojo.

-Él es un amigo- susurró serio el ojiazul.

-¿Amigo? Los diarios de hoy no decían lo mismo- decía con seriedad el hombre- pero lo que hagas con tu vida privada no me interesa, a menos que interfiera con tu rendimiento.

-No se preocupe, no interferirá se lo aseguro- respondió decidido Kaede.

-Muy bien, entremos- indicó una sala de máquinas, en la que esperaban tres profesionales- Rukawa ellos vigilaran tu corazón, músculos y pulmones- explicaba Osuru- Sube a esta máquina, a penas te conecten los censores podrás comenzar con la prueba.

Luego de unos minutos el ojiazul comenzó a caminar, para después aumentar la intensidad del ejercicio, en poco tiempo corría con ligereza y sin sentirse agotado. Los expertos lo observaban detenidamente, si resistía tan bien ese ejercicio el resto de las pruebas no debían causarle inconvenientes.

-¿Estás agotado?- preguntó Osuru.

-Un poco- respondió Kaede luego de estar dos horas haciendo ejercicios en distintas máquinas.

-Bien, ahora vamos a la prueba psicológica.

-¿Cuándo tendrá los resultados de si está o no en el equipo?- preguntó preocupado el pelirrojo.

-A penas termine el entrenamiento lo sabrán. Rukawa acompáñame, aquí tu novio no puede entrar, esta prueba es más complicada que las demás, cualquier gesto que hagas puede comprometer tu estadía aquí.

-Bien, nos vemos entonces- se despidió de Hanamichi y entró en una habitación completamente blanca. Su guardaespaldas lo esperaría fuera de allí, estaba seguro que por el momento él estaría observando a su alrededor, determinando que tan seguro sería ese recinto. Además, el pelirrojo pensaba en la actitud de indiferencia que había adquirido su protegido, eso no era común de él, por lo que ya averiguaría lo que le sucedía.

Ahora estaba más preocupado de sus sentimientos, se estaba enamorando irremediablemente del ojiazul y eso lo asustaba de sobremanera, sabía que no podía permitir que esos sentimientos lo invadieran, pero le era imposible no excitarse con el cuerpo de Kaede y mucho menos no extrañar sus besos, cada caricia que le proporcionaba era lo mejor del mundo. Nunca se había sentido tan amado y deseado y eso lo llenaba. Sólo esperaba no arruinarlo todo, porque la forma en que lo engañaba realmente le dolía y sabía que era incorrecto, pero la vida de su protegido estaba primero y haría todo por él, aunque tuviese que seguir siendo su amante y tal vez enamorarlo hasta que destrozará su corazón, aunque no sospechaba que eso ya había sucedido.

Fin del capítulo 2

Continuará...

 

Notas finales:

¡Gracias por leer!

Nos vemos el próximo capitulo


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