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En busca del Heredero por lightness

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Notas del capitulo: hola, lamento la demora, pero tengo muchos trabajos que hacer xd, por mientras sólo podré subir este capi ^O^, espero que les agrade ^^
Capítulo 3 “La mansión fantasma”


Tezuka se separa sin desearlo del cuerpo de Ryoma y una respiración acompasada, detrás de él, le hizo girar bruscamente y quedar delante de su ex pupilo.


-Hermanito- dice Dane, con una retorcida sonrisa en los labios- ¿él es quien cumplirá tu deseo?


-¿Qué quieres Dane?- pregunta Tezuka, algo tenso por la interrupción.


-Sólo venía a inspeccionar que mi hermanito haga lo que yo le pedí- se abalanza sobre Tezuka y comienzan a pelear.


El choque de sus cuerpos, era estruendoso y de película. Ryoma se quedó boquiabierto, no podía moverse.


Se tapaba los oídos para no escuchar los golpes que iban y venían.


-No te acercarás a él- decía Tezuka, resoplando con fuerza. Parecía un rugido que provenía de su más interna ira.


-Sólo vine a visitarte, hermanito- dice Dane, quien se levanta del suelo y lame el dorso de su mano, la cual tenía un ligero corte.


-Nunca serás el líder, Dane, recuérdalo.


-Ya lo veremos, hermanito, ya lo veremos- dice y su carcajada quedó como un pito en los oídos de Ryoma.


-¿Estás bien Echizen?- pregunta Tezuka, girando su cuerpo.


El aludido alzó la vista y unos fuertes brazos le alzaron del suelo.


-¿Adónde vamos?- pregunta Ryoma, avergonzado por la escena.


-A mi mansión- responde Tezuka y en un abrir y cerrar de ojos, desaparecieron a gran velocidad.


Sus ágiles piernas, recorrían la ciudad en cuestión de segundos, internándose en un frondoso bosque.


Ryoma apenas podía mantener los ojos abiertos. Sentía vértigo y un ligero dolor de estómago.


A llegar, Tezuka baja con cuidado a Ryoma y éste pierde un poco el equilibrio, quedando sujeto a un gélido torso.


-Te llevaré adentro- dice el vampiro y le lleva tomado de la mano.


Alguna que otra rama les dificultó el paso, sobre todo a Ryoma, quien más de alguna ocasión resultó herido.


Aquel metálico aroma, fue embriagando poco a poco los sentidos vampíricos de Tezuka, quien trataba de mantener su autocontrol. Sin embargo, aquella esencia olía tan bien… qué ganas de beberla y no dejar ni una sola gota en ese pequeño cuerpo…


Sus pupilas se dilataron y fueron como un líquido que se iba a derramar por sus mejillas. Sus labios, eran una línea apretada, intentando, reprimir aquellas dagas afiladas que insistían en crecer y clavarse en esa tierna piel.


Estrechó el cuerpo de Ryoma, con fuerza. Para el menor, era difícil respirar. Pero su capitán tenía un olor tan agradable. Por alguna extraña razón, querría quedarse así, por mucho tiempo.


Tezuka le fue apartando y su vista fue directo a su cuello.


Era como si pudiese ver aquella arteria rebosante de sangre. La garganta se le secaba y le ardía.


-Capitán- dijo Ryoma, con cierta pesadez en el cuerpo. Se sentía hipnotizado, como un ser siguiendo un reloj. …l le miraba directo a los ojos, aquellos cristalinos ojos que brillaban en esa gran oscuridad y que estaba seguro, su vista estaba clavada en la suya.


-Echizen- murmuró Tezuka, recuperando en algo, la cordura. Le abrazó nuevamente sin pensarlo y al separarse, le besó con rabia, con deseo.


Aquel frágil cuerpo, cedía ante sus encantos y se sumergía en aquel éxtasis que era estar en la gloria.


Terminado el aire, se separaron con brusquedad y Tezuka, le tomó la mano con firmeza, llevándolo por el sendero que conducía a la mansión. Con la vista enfrente, no dejó de caminar y Ryoma, tratando de seguirle el ritmo.


A unas dos cuadras, se vislumbraba una mansión.


Tétrica y solitaria, las enredaderas cubrían la fachada.


Unas escaleras de mármol conducían a la puerta de entrada.


Ryoma poco a poco iba recuperando el aliento y la cordura. Quiso escapar de allí de inmediato. Pero la mirada de Tezuka, era firme y clara. No había lugar para réplicas o una negativa.


Caminó hasta llegar al primer escalón y su vista se fue hacia los alrededores de la mansión. Como todo estaba tan oscuro, no lograba apreciar la inmensidad de sus jardines y la frialdad de sus murallas.


La puerta se abrió de par en par y ambos entraron. La puerta se cerró automáticamente.


Con paso firme, llegó al vestíbulo. Tezuka en un abrir y cerrar de ojos, encendió las luces que estaban ubicadas en un pilar.


Ryoma estaba maravillado con aquel lugar. Todo estaba tan limpio y pulcro. Cada mueble, pintura, alfombra, todo en su sitio. Aquella composición, era como un cuento de hadas.


Su vista se fue hasta las escaleras de caracol que estaban a un costado. Lo más probable era que las habitaciones estuvieran en el segundo piso.


Tezuka le observaba y miró las piernas que tenían magulladuras y cortes. La sangre estaba seca.


-Ven conmigo- dice y extiende su mano. La cual Ryoma no toma y sólo sigue hacia adelante.


-Tendrá que ser muy convincente, Capitán- dice el pelinegro, esbozando una sonrisa.


-Voy a encender la chimenea- dice el vampiro, guiando a su invitado a una pequeña habitación.


Ryoma veía cómo su Capitán encendía la chimenea y se quedaba muy quieto, observando las llamas que flameaban con fuerza.


-Capitán, tengo que irme-dice y sólo recibió aquella fría mirada de vuelta.


-Ya vuelvo- dice y Tezuka abandona la habitación.


Rápido y silencioso va hacia una gaveta. Allí tenía algo de sangre guardada. Como una reserva en caso de emergencia.


Y esta era una emergencia. Si no hubiese oído la voz de Ryoma, le habría cazado, como a sus presas.


Tomó el frasco y bebió todo el contenido. Luego botó la botella al basurero y se relamió los labios.


Ryoma se había quedado cerca de la chimenea. Sentado sobre un cojín. Mientras sus ojos se iban cerrando por el cansancio de aquel día.


Tezuka abrió la puerta y la cerró sin hacer mucho ruido.


E imitó la posición de su compañero de aventuras.


-Capitán- Ryoma estaba harto de aquel silencio- ¿por qué yo?


-Te lo dije antes- responde seco- sólo tú puedes hacerlo- responde y si vista va hacia la flama que se mantenía intensa.


-Usted no es humano.


Una leve sonrisa apareció en el rostro de Tezuka, pero se desvaneció en segundos.


-¿Huirás de mí?- dice y sus ojos se clavan en los del pelinegro- quédate aquí.


Al pronunciar cada palabra, era algo hipnótico. Una dulce y grave voz que le decía Ryoma aquello que no quería escuchar.


Sus labios se volvieron a unir y lentamente Ryoma fue quedando recostado en la alfombra de terciopelo rojo vino.


No sabes que no daría por ser humano aunque sólo sea un segundo.


Por esa noche, no había que pensar. Quería tanto aquel muchacho.


Ni todo aquel calor, podía entibiar ese cuerpo tan perfecto y sin ninguna cicatriz.


Con cada caricia, sólo podía desear todavía más. Y nunca sería suficiente.


Continuará…
Notas finales: nos leemos lo más pronto posible, cuídense, besos y abrazos, se despide, lightness-chan ^O^

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