Capítulo VIII Operación: una inseminación para Ryoma parte 1
Había cedido.
Solamente ahora era consciente de ello.
Frente a Ryoma un edificio de al menos 10 pisos era lo único que veía.
-¿Qué es este lugar?- pregunta a su ex Capitán, quien andaba con su clásico buzo, gorra y lentes de sol.
-Es una clínica de fertilización- responde con sequedad.
Un escalofrío recorrió la espalda de Ryoma.
Tezuka le tomó la mano y lo llevó dentro. Las puertas automáticas se abrieron a su paso y llegaron a la sección de informaciones.
-Buenos días- saluda cordial la recepcionista. Era una mujer muy atractiva. Cabello castaño oscuro, cejas finas, nariz pequeña. Una piel de porcelana, labios pequeños y unos impactantes ojos azules.
Pero aunque fuese la mismísima Miss Universo, para Tezuka era una simple mortal.
-Quiero reservar una cita con el doctor- decía Tezuka sin soltar la mano de Ryoma.
-El doctor tiene una hora libre al mediodía- responde coqueta después de revisar la agenda del médico.
-La tomaré- responde manteniendo la postura.
-¿Me puede indicar el nombre de la paciente?- dice la joven tomando un lápiz y mostrando la mejor de sus sonrisas
-Ryoma Echizen- responde y su vista se desvía a su compañero.
Ryoma mantenía la vista al frente.
-Ryoma Echizen- la vista de la castaña se desvió a aquel muchacho que no vio por el gran impacto que causaba el vampiro... pero era un hombre... ¿acaso pensaba embarazar a un hombre?
Tezuka percibió la duda en la joven y antes de que cancelara cualquier orden médica, saca unos billetes de su bolsillo.
-Regresaremos al mediodía- dice el vampiro y paga en efectivo la consulta. Recibe el papel de atención y se lleva al pelinegro directo a la cafetería.
Se sentaron en un lugar donde la luz del sol no le alcanzara. El castaño se sacó los lentes de sol y la gorra.
-¿Qué quieres comer?- pregunta a Ryoma, quien había mantenido el silencio.
Toda esa situación le parecía descabellada. Lo único que faltaba que le dijeran era que debía tomar hormonas femeninas para poder concebir...
Inconscientemente se lleva una a su vientre. ¿Realmente él podría dar a luz un hijo de un vampiro?
Solamente imaginarse que una criatura iba a crecer dentro de su vientre, le parecía ridículo.
Era cosa de escuchar las historias sobre mujeres embarazadas y los cambios que presentan en ese período... nauseas matutinas, antojos, hormonales total...
Tezuka sin previo aviso le tomó del mentón y posó sus labios sobre los de Ryoma. Sin siquiera moverlos, solamente rozándolos, le provocaban un cosquilleo en el cuerpo.
Tuvieron que esperar más de 2 horas en la cafetería para subir al piso 10 donde atendía el famoso doctor.
-Buenas tardes- saluda una mujer de unos 30 años. Llevaba el cabello tras las orejas. Caían sobre su frente unos rulos rojizos que de vez en cuando los apartaba con extrema delicadeza.
-Tenemos reservada una hora- dice Tezuka entregando el papel de atención médica.
La secretaria revisa en el computador y confirma la hora reservada.
-El doctor le llamará inmediatamente- dice con una leve sonrisa y marca un anexo- doctor Fukijo, el paciente ha llegado.
-Hágalo pasar- responde la voz al otro lado del auricular.
-Pasen por favor- indica el camino con el dedo índice hacia un pasillo.
Era imposible perderse ya que era la única oficina de ese lugar.
Tezuka extiende su mano derecha y abre la puerta de madera...
Ryoma se queda afuera. Todo en su cabeza era un desastre. Pero todo se ponía en blanco cuando el castaño le tomó la mano y le tiró hacia adentro.
El doctor Fujiko, era un hombre que al verlo inspiraba confianza.
Con un vestuario pulcro, el cabello corto y unos lentes pequeños, parecía un diplomático.
-Siéntense- dice y su voz era grave, profunda y algo sonora. A su costado tenía una libreta donde tomaba los respectivos apuntes sobre sus pacientes.
Ryoma se sentó y alzó la vista. Se encontró con ese hombre mayor que le miraba con curiosidad.
-Doctor Fujiko- Tezuka toma la palabra- quiero que insemine a Ryoma lo antes posible.
El doctor quedó pensando... su expresión no había cambiado a pesar de ser bastante obvio que Ryoma es un hombre y otro hombre quiere inseminarle.
-Interesante- fueron sus escuetas palabras mientras anotaba en su libreta- durante mi carrera- comienza a relatar- he tenido algunos casos como el suyo.
-Por eso he venido a esta clínica de fertilización- responde el vampiro- he investigado sus casos de inseminación masculina y la mayoría han tenido éxito.
-Por supuesto- responde el doctor sacando unos expedientes del cajón de su escritorio- aquí tiene los resultados- le muestra una carpeta café.
Ryoma la recibe, después de quitársela a Tezuka de las manos. Si él iba a hacer eso, al menos debía tener un respaldo de que es posible.
Había una foto de un bebé. Ryoma la vio y la levantó para ver los datos y procesos de aquel hombre que lo trajo al mundo...
-No lo haré- dice dejando encima del escritorio el expediente y saliendo de la consulta.
Se sentía ahogado y por alguna extraña razón partió corriendo al baño. Cerró con seguro y comenzó a vomitar hasta quedar sin fuerzas para moverse.
-¡Ryoma!- la voz de Tezuka era un eco en sus oídos.
Continuará...
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