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Turandot por Dulce_Pena_Hime

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Notas del capitulo:

Hola a todas!!

Les dejo el nuevo capítulo: intrigas y acción... espero lo disfruten. ^o^

Me disculpo por no haber respondido sus revs todavía, pero con el escaso tiempo que me queda ¬¬...

En fin... Subo este cap. y a lo largo de la semana les voy respondiendo. Disculpen que esta vez altere el orden, pero estoy segura que desean saber cómo continua el fic ^^

Sorry por actualizar una hora después... demasiado trabajo ¬¬

 

Dedicado a: Las chicas que me dieron su apoyo en los 2 capítulos anteriores con sus palabras y su paciencia!!

Espero lo disfruten.........

La segunda parte ^o^

TERCER ACTO: ASGARD

ESCENA 4: DECLARO LA GUERRA EN CONTRA DE MI PEOR ENEMIGO (Parte II)

 

Todo el camino de vuelva al castillo Shuichi fue refunfuñando un montón de cosas inentendibles para Tatsuha y Ryuichi; a quienes les extrañaba mucho ver al chico tan molesto, eso sin ninguna duda les demostraba que la persona que menos soportaba el pelirrosa era Fujisaki.

Estaba MUERTO de celos y lo peor del caso es que este se negaba a aceptarlos, tal vez si lo hiciera le sería más fácil sobre llevar ese enojo y buscar una solución, pero con eso de que no era NADA obstinado......

Aunque esperaban que en algún momento los aceptara y con ello supiera controlarlos mejor, después de todo eso mismo le había pasado con Yuki, cuando se dio cuenta que estaba enamorado de él.

Ryuichi suspiro en silencio y miro sus manos. Si bien el rey de Turandot se llevo un buen golpe al caer en el hielo, no había pasado del dolor momentáneo y de tener las palmas de las manos levemente raspadas. Pero eso no era lo que le preocupaba en esos momentos, sino que no se le ocurría nada para distraer a su hermano ¿Qué podía hacer para que dejara de enojar? ¿Para qué se distrajera? No tenía ni idea en esos momentos. ¡Diantres! ¿Por qué su hermanito tenía que ser tan complicado? Sin duda alguna estos eran los momentos en los que pensaba: "¿Por qué no fui hijo único?"

 

En cuanto llegaron al castillo, el pelinegro pensó en una solución para que su cuñado dejase esa actitud y se distrajera, o de lo contrario volvería a atentar contra su habitación que, en esos momentos, ya debía estar aseada. De cierta manera se sentía mal por las doncellas que la habían limpiado, ellas que culpa de los berrinches del pelirrosa.

 

  • - ¿Quieren dar una vuelta por el palacio? - Pregunto de manera natural, esperando que con esas palabras el otro se animara, pero Shuichi lo ignoró.
  • - Eso sería genial ¿Qué dices Shu? - Respondió de pronto Ryuichi más que animado, salvando la invitación de su novio. Yo no...
  • - ¡¡VAMOSS!! - Grito infantilmente Ryuichi, tomando de una mano a su hermano de la mano y llevándolo consigo por el palacio, mientras que la otra mano de Shuichi era tomada por Tatsuha.
  • - ¡¿Qué?! ¡Espera! ¡YO NO QUIERO IR! - Dijo Shuichi tratando de zafarse de su hermano.
  • - Nee... nee... Tat-chan. ¿Es palacio es muy grande?
  • - Enorme, pero hay que tener cuidado a veces uno se puede confundir en los pasillos.
  • - ¡¿Me podría perder?!
  • - No te preocupes, Honey, jamás déjate que eso pase.
  • - ¡Gracias, Tat-chan!
  • - ¡Ahhgg... háganme caso! - Gruñía Shuichi, pero era ignorado olímpicamente por los otros dos, quienes no paraban de hablar sobre el castillo y llevar, casi a rastras, al pobre pelirrosa. - ¡¡HIROO, AYUDAME!!
  • - Ahh... ma... majestad... - Trato de hablar el pelirrojo, pero K le coloco una mano en el hombro, impidiéndole hablar e incluso seguirlos.
  • - Deja que ellos se encarguen de esto.
  • - ...pero...
  • - El príncipe necesita relajarse y olvidar lo que sucedió.
  • - ...... - Miro como se llevaban a su príncipe y mejor amigo, esperando que el capitán del ejército tuviera razón.

 

+-+-+-

 

Anduvieron de aquí para allá por todo el castillo, yendo desde el jardín más lejano hasta la torre más alta, pasando por mazmorras vacías y plazas de entrenamiento llenas de soldados. Tatsuha no paraba de hablar, diciendo todo lo que sabía del lugar, el porqué había sido construida esa parte o lo que se hacía en dicha zona; respondía cada pregunta de su prometido con ánimo e interese, haciendo que en lugar de parecer un príncipe pareciera un guía turístico.

Shuichi al principio había estado algo renuente, tratando de prestarle poca atención a las cosas, pero las cosas que veía y la manera en la Tatsuha narraba provocaron que se fuera interesando en el recorrido, al grado de que, antes de darse cuenta, ya estaba haciendo preguntas, asomándose por cada ventana que veía, abriendo cada puerta que podía y tomando todo lo estaba al alcance de sus mano preguntando sobre ¿Qué era?

Tatsuha y Ryuichi estaban más tranquilos al ver que Shuichi de nuevo se volvía a olvidar de sus problemas y celos, sin duda alguna el poner la mente en otra cosa lo calmaba mucho.

Al poco rato llegaron a lo que era una gran biblioteca, con grandes estantes llenos de libros, todos acomodados en secciones y orden alfabético, era demasiado orden el que había ahí... y demasiados libros que mareaban al joven príncipe de Turandot......

Esa biblioteca era el lugar donde Seguchi daba las lecciones a los príncipes de Asgard, algo que no extraño para nada al pelirrosa, sin duda alguna era el escenario perfecto para ese rubio que, aunque siempre se mostraba tranquilo y sonreía, tenía un aire de respeto que decía: "Pobre de ti si me desafías". Cosa muy contraria la que pasaba con su mentor Sakano, quien a pesar de ser muy inteligente, era fácil dejar con la palabra en la boca.

 

  • - Si Seguchi hubiera sido mi mentor desde que era niño, creo que no hubiera pasado ni el primer curso. - Pensó al recordar lo complicado y cansadas que eran las clases con Seguchi... ¡Por Natura! ¡Juraba que hasta los libros se suicidaban con él!
  • - Seguchi-san te dio clases ¿no es así? - Pregunto animadamente Tatsuha al pelirrosa.
  • - Ya ni me lo recuerdes... fueron las peores lecciones que recibí en TODA mi vida.
  • - Jajaja... si, lo sé; es muy estricto
  • - Demasiado diría yo. - Respondió el pelirrosa.
  • - Disculpen. - Llamo la discreta voz de una chica desde la entrada, haciendo que los tres voltearan hacia la entrada para reconocer a una joven doncella que hizo una reverencia delante de ellos. - Sus majestades, el rey les espera en el comedor.
  • - ¿Tan tarde es? - Musito Tatsuha mientras sacaba cuentas mentales de la hora. Se le había pasado el tiempo demasiado rápido, ya era hora de la comida y aún les faltaba recorrer un tercio del pasillo. - Bien, dile que vamos en un momento.
  • - Como ordene. - Dijo la chica haciendo una reverencia para después retirarse.
  • - Vamos a comer y luego seguimos con el recorrido ¿Les parece?
  • - Si ¡Muero de hambre! - Comento Shuichi llevándose las manos al estomago. - Y la comida de tus cocineros es deliciosa.

 

Caminaron por los largos corredores, siendo guiados por Tatsuha, ya que los dos hermanos en un momento se desorientaron y ya no sabían ni donde estaban parados. Hasta que llegaron al comedor, donde ya los estaban esperando el rey, K, Judy, Michael, Seguchi, Mika y Hiroshi.

 

  • - Se demoraron mucho. - Comentó el padre de Tatsuha con calma.
  • - Estábamos en la biblioteca - Fue la respuesta de su hijo mientras el acomodaba la silla a su prometido y luego a su cuñado
  • - Ya veo. Y ¿les gusto? - Pregunto el rey directamente a sus jóvenes invitados.
  • - Es un lugar enorme. - Comentó el pelirrosa. - De hecho todo el castillo es enorme ¿cómo es que no se pierden?
  • - Jaja... hemos vivido aquí toda nuestra vida, así que lo conocemos desde pequeños.
  • - Ya veo.
  • - Pero al principio, cuando mis hijos eran solo unos pequeños niños, se perdían todo el tiempo.
  • - ¿En verdad? - Pregunto Shuichi
  • - Si, debiste haberlos visto, se ponían a llorar cuando se perdían.
  • - ... - Shuichi pensó por unos segundos ¿Cómo se vería Yuki de niño? ¿Cómo se vería Yuki llorando?... por unos momentos se lo imagino y no pudo evitar sonreír, pues si imaginación se lo mostro muy tierno
  • - Eso no es divertido. - Dijo la voz de Yuki, quien en esos momentos entraba al comedor, siendo acompañado de Fujisaki.
  • - Pido una disculpa por la demora, estábamos platicando y se nos pasó el tiempo.
  • - No tienes porque dar motivos de la tardanza. - Comentó Yuki de manera parca mientras caminaba hasta la mesa para acomodarle la silla a su prometido y luego sentarse él a su lado, quedando de frente a Shuichi.

 

El pelirrosa no había dicho ni hecho nada, simplemente había bajado levemente la vista, evitando ver a la pareja que entraba, pero notando claramente el tono enfadado de Yuki, algo le había molestado pero no sabía que era.

 

  • - Eiri, ¿Por qué estas molesto? - Pregunto finalmente el rey del reino
  • - Sabes que no me gusta que hables de cosas que no tienen sentido. - Dijo sin más mientras le servían los alimentos.
  • - Ah... pero si solo le estaba platicando a nuestros invitados cómo eran mis queridos hijos de niños.
  • - ... - Yuki levanto la mirada, viendo a su padre de manera fija, como si con ello le dijera: "Ya cállate"
  • - ... - Pero el padre de Eiri simplemente le sonrió, dándole a entender que no le haría caso.
  • - ¿Hablaban sobre eso? ¡Qué interesante! - Comentó Suguru como si quisiera ser parte aguas, como si no notara en enfado del rubio a su lado. - Eiri nunca me ha contado nada sobre su niñez.
  • - Obvio, Yuki no habla de esas cosas. - Murmuro Shuichi tan bajo que solo él mismo se escucho.

 

Sentía que ese niño consentido no conocía NADA de Yuki, ni de lo que le gustaba hablar ni de lo que no le gustaba hablar.  ¿Qué no notaba que en esos momentos Yuki lo miraba con cara de "ni se te ocurra preguntar"? ¿O es que no entendía el lenguaje mudo del oji ambar? ¿O es que no le importaba?

 

  • - Por favor ¿Podría continuar platicando sobre la infancia de Eiri?

 

Pues no, Suguru no entendía para nada el lenguaje de Yuki, y de eso se dio cuenta perfectamente porque el rubio exhalo cansinamente el aire de sus pulmones e hizo oídos sordos a la plática. ¿Cómo era posible que se fuera a casar con él si no lo comprendía?

 

  • - Por supuesto. - Y ahí estaba el padre de Yuki confabulando en su contra......... sin embargo no podía negarlo, él también tenía algo de curiosidad por escuchar aquel pasado del que no sabía nada; aunque a decir verdad ¿Qué podía saber? Si cuando hablaba con Yuki nunca hablaron de sus respectivas infancias.
  • - Ni se les ocurra tocar el tema. - Sin embargo, la voz amenazante de Yuki se hizo escuchar firme en todo el comedor, haciendo que las dos personas que trataban de entablar un diálogo sobre la infancia de Yuki le miraran de manera extrañada.

 

Un silencio un poco incomodo se formo en la habitación, sin duda alguna Yuki no quería hablar de ello, como si fuera un tema tabú, cosa que extraño mucho al pelirrosa y despertó aún más su curiosidad ¿Qué ocultaba Yuki de su pasado? ¿De su infancia?

 

  • - Creo que lo mejor será hablar de otra cosa - Dijo de pronto Seguchi, desviando la atención de todos. - Fujisaki-kun, Eiri-san ¿Cómo van los preparativos de la boda? - Dijo sin más.
  • - Tierra trágame. - Fue el único pensamiento de Shuichi ¡¡¡¿Por qué demonios tocaban el tema de la boda de ellos dos en su presencia?!!! ¡¡Maldito Seguchi!! No hubo otro momento antes en el que en verdad no lo hubiera detestado tanto como ahora.
  • - Extraordinarios ¿Verdad, Eiri? - Dijo Suguru de manera animada, como si ese fuera su tema de sobre mesa favorito.
  • - ... - El rubio solo asintió, pero de manera disimulada miro a Shuichi, quien simplemente bajo el rostro y se mordió levemente el labio. Demostrando que ese tema le afectaba.

 

Fujisaki hablo de mil de cosas sobre ese tema: las ropas que usarían, el sacerdote que oficiaría la misa, los invitados que tenían contemplados, los regalos que había llegado, los lugares que pensaban visitar durante su luna de miel, etcétera, etcétera, etcétera.

Eiri no decía absolutamente nada, simplemente soltaba monosílabos de vez en cuando Suguru le lanzaba alguna pequeña pregunta. No se sabía si era porque no le interesaba o porque no le gustaba hablar de tema...... era como si el rubio dejara que el peli verde organizara todo lo referente a la boda.

Shuichi por su parte solo soportaba, escuchando aquellos planes que lo estaban desesperando, oyendo esas risas que crispaban sus nervios, soportando esa voz que taladraba sus tímpanos............ ¡¡¿Por qué demonios no se callaba?!!

Fujisaki hablando de la boda, de la boda que tendría con Yuki, de la gran fiesta que darían, de lo mucho que los felicitaría, del lugar al que irían de luna de miel, de lo felices que serían con su familia.

 

  • - ¿Y ya hablaron de la familia?
  • - ¡claro!

 

La gota que derramo el vaso. Shuichi exploto; se puso de pie tan rápido que incluso la silla rechino levemente sobre el piso, sus manos se apoyaron con fuerza en la mesa justo a los lados de su plano, y su mirada se dirigió directamente al rostro del peli verde

 

  • - ¿Podrías callarte de una buena vez? - Soltó sin más, diciendo aquello que había ahogado su garganta desde que lo escuchara hablar esa misma mañana.

 

Todos miraron extrañados a Shuichi, esa reacción era algo que simplemente no se esperaban.

 

  • - ¿Disculpe?
  • - ¡Que te calles! - Más que nada fue una orden.
  • - Tendrá que perdonarme, pero no comprendo porque se enoja. Solo estoy comentando sobre mi boda con el príncipe Eiri.
  • - ¡No me importa lo que tengas que decir! ¡Solo cierra la boca!
  • - ... Fujisaki se enojo y se puso de pie, mirándolo fijamente. - ¿Es que acaso le molesta?
  • - ¡SI! ¡Me molesta y mucho!
  • - ¿Por qué motivo?
  • - Me molesta y ya.
  • - ¿Le molesta mi compromiso con el príncipe?

 

No pudo evitar sorprenderse, no esperaba esa pregunta tan directa y por lo mismo no sabía cómo responderla. Algo dentro de él le dijo que ese era el momento para decir lo que sentía por Yuki, así que abrió la boca para hablar pero nada salió de su garganta, era como si esta la estuviera traicionando. ¿Por qué no podía decirlo? Fácil, era porque no sabía cómo hacerlo, como demostrar sus sentimientos sin regarla, no lo sabía, ya que solo tenía una sola oportunidad y no podía desaprovecharla.

Bajo el rostro y pensó por unos segundos. Se había dejado llevar y por eso había explotado contra Fujisaki......... Cierto, se había enojado...... estaba molesto por él, por esa boda, por esa felicidad ¡Por compartir su vida con Yuki!

Estaba... estaba......... estaba celoso.

Finalmente se daba cuenta de eso. Estaba más que celoso de ese niño educado, por eso no lo soportaba, por eso le crispaba los nervios, por eso quería desaparecerlo.

Estaba celoso de Fujisaki, por tener como prometido al hombre que él tuvo y dejo ir por indeciso.

 

Suguru notó esa lucha mental del pelirrosa y sonrió discretamente mientras le miro de manera retadora.

 

  • - Así que si le molesta mi compromiso con el príncipe Yuki.
  • - ...... - No dijo nada, pero no era necesario hacerlo, después de todo: "El que calla otorga"
  • - ¿Por qué?

 

No respondió, no podía responder eso.  Ese "lo amo" que debía salir de sus labios moría e su garganta ocasionándole una desagradable sensación en la garganta. Sin ser consciente se llevo una mano al cuello, como si con eso la voz saliera.

 

  • - ¿Sabe? Estoy enterado de su anterior compromiso con Eiri
  • - ¡...! - Le miro extrañado ¿Eso era cierto? - ¿cómo? - Musito, finalmente una palabra salió de su boca.
  • - Él en persona me lo contó

 

Shuichi no pudo evitar mirar a Yuki, quien en esos momentos mantenía la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado, como si aquello no le importará. Pero ¿Qué debía importarle ese pleito tan vulgar? Si el mismo Yuki lo había terminado, si él mismo le confesó que aquel compromiso había sido solo un juego. Y aún así, una parte terca y enamorada de él quería creer que tal vez aún podía recuperar a Yuki.

¿En verdad Yuki le había contado a ese chico sobre él? ¿Sobre su relación? ¿Qué tanto le había contado sobre aquel compromiso? ¿Cómo lo había hecho?: ¿Cómo el romance que le hizo llegar a creer alguna vez o cómo la apuesta que siempre fue?

 

  • - Un compromiso hecho a base de un juego, me resulta realmente absurdo. - Dijo sin más Fujisaki, haciendo que Shuichi volteara a verlo. - Y es más absurdo aún el mantenerlo cuando usted no lo deseaba en absoluto ¿O acaso me equivoco?
  • - ...yo... - Musito Shuichi sin saber qué decir. - yo...
  • - ¿Por qué se molesta de que hable sobre mi boda con el príncipe Eiri?
  • - ...
  • - Ahh... esto no tiene caso. - Musito mientras se volvía a sentar. - Me aburre tratar con personas incapaces de ordenar sus propios pensamientos.
  • - ... - Aquello molesto a Shuichi, de nueva cuenta ese chico lo estaba insultado. - ¡¿Cómo te atreves a decir algo así?! - De nuevo golpeo la mesa con sus manos
  • - Yo solo digo la verdad, ni siquiera es capaz de ponerle orden a su cabeza ¿cómo espera decir algo coherente? - Dijo sin más
  • - ... - Shuichi apretó los dientes con tal fuerza que le rechinaron levemente. - Condenado mocoso. - gruño Shuichi viendo como Fujisaki continuaba comiendo. - ¡No me ignores!
  • - En verdad, no sé cómo fue que tuviste tanta paciencia para tratar con esta persona. - Dijo con calma
  • - ¡No hables de mí como si no estuviera presente! - Le grito. - Niño mal criado
  • - ... - Volteo a mirarlo. - ¿Tiene algún problema contra mí?
  • - ¡Si, tu sola presencia me molesta!
  • - Eso es fácil de solucionar. - Dijo mientras se limpiaba discretamente la boca con una servilleta. - Puede retirarse
  • - ¡JAH! Ni creas que me voy a ir nada más porque TÚ me lo dices.
  • - Mimado, caprichoso, indeciso y orgulloso. Que persona más complicada
  • - ¿Y lo dices tú? Mocoso sabelotodo.
  • - Mocoso. - Musito molesto viéndolo. - No vuelva a usar ese término conmigo; le aseguro que a pesar de tener la misma edad, soy mucho más maduro y consciente que usted.
  • - ¡En ese caso eres un viejo atrapado en el cuerpo de un mocoso!
  • - Deje de insultarme
  • - Tú empezaste
  • - Ya me canse de esto. - Le dijo molesto poniéndose de pie. - No pienso seguir con esta disputa tan vulgar.
  • - ¡¿Vulgar?! ¡¡¿Me estas llamando vulgar?!!
  • - Fue usted quien comenzó a gritar sobre la mesa.
  • - Pues tu también lo eres al seguir discutiendo conmigo
  • - ... - Aquello crispo los nervios de Suguru. - ¡¿Cómo se atreve a...?!
  • - ¡Suficiente! - Interrumpió Seguchi poniéndose de pie, cansado de todo este problema. - Si tanto quiere pelear, háganlo como es debido. - Le dijo a ambos, mirándolos con seriedad.

 

El rey no decía nada, esperaba a que Seguchi solucionara ese problema, no porque él no pudiera hacerlo, sino porque confiaba en ese hombre para mantener el orden, después de todo era su consejero real.

 

  • - Me parece bien. - Dijo Fujisaki con una sonrisa socarrona y mirando despectivamente a Shuichi. - A menos claro que, "su alteza" tenga miedo de perder
  • - ¡¡Yo no tengo miedo!! Acepto y te voy a ganar. - Le gruño sin más
  • - Entonces esto es un duelo
  • - ¡BIEN!
  • - Mañana a medio día en el salón de duelos.
  • - Ahí estaré
  • - Eso espero, ya que no hay marcha atrás.
  • - ... - Shuichi ya no respondió, pero le miro de mala manera, como si le dijera: "no dudes de mi palabra"

 

Fujisaki se retiro de la mesa, siendo seguido de Yuki, quien le lanzo una rápida mirada al pelirrosa antes de irse.

Shuichi ya no dijo nada, simplemente se sentó de mala gana en su silla, tomo un trozo de pan y se lo llevo a la boca, como si con eso se le calmara su enojo.

 

  • - Ahh... cuñadin. - Llamo de pronto Tatsuha.
  • - ¿Qué? - Le soltó molesto pero con voz más tranquila
  • - ¿Estás seguro de lo que acabas de hacer?
  • - Si, le voy a dar su merecido a ese niño educado. - Comentó molesto antes de tomar su vaso para darle un trago a su bebida hecha a base de frutas.
  • - Este duelo por mi hijo me parece realmente interesante
  • - ¡¿Quién dijo que es por Yuki?! ¡Esto es por mí! Para que ese niño educado no se siga burlando de mí. - Le dijo al padre de Yuki.
  • - Ya veo. - Musito pero sonriendo gentilmente, sin creer del todo en las palabras del menor.
  • - Bien, abra que definir las armas ¿Cuál prefiere, príncipe?
  • - ¿Eh? ¿Arma?
  • - Claro, sin un arma no puede haber un duelo.

 

Entonces, ahora que a cabeza ya se le había enfriado un poco pudo pensar con claridad.

Duelo = arma

Arma = pelea

Pelea = ¡no sabe!

 

  • - ¡¡¿Es un duelo con armas?!!
  • - Claro ¿Qué esperaba?
  • - ¡¡Por Natura!! ¡¡Yo no sé pelear!! - Dijo Shuichi asustado
  • - ¿Eh? ¿Se metió en un duelo sin saber pelear
  • - ¡Yo no sabía que era ese tipo de duelos!
  • - ¿Y que esperaba que fuera?
  • - ¡No lo sé! ¡¡¿Qué voy a hacer ahora?!! Si me hecho para atrás quedare como un cobarde ¡¡Waa!! - De repente se puso entre histérico y nervioso

 

Todos lo miraron extrañados ¿En verdad estaba tan molesto que no se dio cuenta de lo que hacía?

 

  • - ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago? - No dejaba de preguntarse, revolviendo sus cabellos con ambas manos y sin dejar de pensar en el problema en el cual él solito se había metido
  • - Tranquilo. - Dijo de pronto Tatsuha
  • - ¡¿Cómo quieres que esté tranquilo?! ¡¡Ese niño educado me va a hacer papilla!!
  • - Te puedo enseñar algunas cosas. - Dijo Tatsuha con calma
  • - ¡¿En serio?!
  • - Claro, de esa manera podrás defenderte
  • - Tatsuha ¡Ese mi salvador!
  • - Jaja... no exageres. - Le dijo acariciando su cabeza. - En cuanto se ponga el sol salimos al campo a practicar ¿Te parece?
  • - Si, si. ¡Muchas gracias!
  • - Lo que sea por mi cuñadin.
  • - Será hasta la noche porque antes terminaremos de recorrer lo que nos falto del palacio
  • - Vale.

 

Y mientras Tatsuha se ponía de acuerdo con Shuichi sobre el lugar en el que se encontraría.

Hiroshi no hacía más que mirar a su príncipe; estaba preocupado, Shuichi no sabía NADA de combate y era seguro que Fujisaki tenía entrenamiento ¿Qué tanto podía aprender Shuichi en una noche? Casi nada, lo que significaba que ese duelo ya lo tenía ganado Fujisaki. ¿Cómo enfrentar a un bebé contra un adulto? Era imposible.

 

+-+-+-

 

El cielo comenzaba a oscurecerse.

Shuichi ya estaba en el lugar de práctica, siendo acompañado de Hiroshi. Esperaban a que su maestro provisional apareciera para las lecciones, pero ya habían pasado 30 minutos y ni rastros del pelinegro.

 

  • - Que falta de puntualidad. - Musito el pelirrosa algo molesto, girando el rostro para todos lados en busca de este
  • - Creo que usted es el menos indicado para decir algo así
  • - No me ayudes Hiro.
  • - ......
  • - Ahh... me tocara ir a buscarlo. - Dijo sin más mientras caminaba siendo seguido de su escolta. - De seguro a de estar con mi hermano. ¡Esos dos! Derrochan miel por donde sea que anden.
  • - ... - Nakano sonrió, sabía que eso era cierto, pero le alegraba ver feliz a su rey ya que nunca antes lo había visto actuar de esa manera con otra persona.

 

Caminaron por los jardines en busca de esos dos, buscándolos únicamente con la vista y permaneciendo en silencio.........

Fue en una de sus tantas vueltas, que Hiro llamo a su príncipe al ver a lo lejos a dos personas que parecían ser ellos.

Se acercaron en completo silencio, pero cuando apenas llevaban medio camino recorrido, Shuichi se detuvo.

 

La pareja estaba parada debajo de un árbol nevado. Tatsuha mantenía al castaño sujeto de la cintura mientras este tenía sus manos sobre el pecho del pelinegro. Se veían tranquilos, felices y rodeados de una atmosfera demasiado agradable como para romperla.

Miro claramente como una de las manos de Tatsuha subía hasta los cabellos de Ryuichi al mismo tiempo que este se paraba en la punta de sus pies para después acercarse a él y unían sus labios en un lento y suave beso. Eran movimientos exactos y lentos, como si los dos estuvieran sincronizados.

Shuichi los miraba con calma a pesar de que su cabeza formulaba muchas preguntas sin respuesta ¿Eso era el amor? ¿La muestra de un sentimiento tan profundo de una forma tan "sencilla" como lo era un beso? ¿Tantos sentimientos se pueden demostrar esa manera? No lo sabía, pero sin embargo no pudo recordar aquella noche en Turandot que Yuki se atrevió a besarlo. ¿Así se habrían visto ellos de lejos? No, no lo creía... porque aquel beso fue muy diferente al que estaba viendo en esos momentos. Los besos que había tenido con Yuki nunca fueron tan suaves ni lentos.

Y entonces más preguntas inundaron a Shuichi ¿Así eran los besos de los prometidos? ¿Así besaría Yuki a Fujisaki? ¿Si hubiera aceptado sus sentimientos antes, Yuki lo hubiera besado así?

Hiroshi miro al joven príncipe, extrañado porque no se moviera y fuera hasta ellos para pedirle a su cuñado que le enseñara a pelear

 

  • - ¿príncipe? - Llamo de repente
  • - ... - Shuichi solo bajo la vista un poco y tras ello respondió con voz suave. - vámonos
  • - ¿príncipe?
  • - ... - Shuichi ya no dijo nada, simplemente se dio media vuelta y se fue de ahí, siendo seguido de Hiroshi y sin que los otros dos se dieran cuenta de su presencia.

 

El chico no se sintió con el poder de interrumpir ese momento entre su hermano y su cuñado. Por un lado era por todos esos sentimientos que estaban demostrándose en ese momento, y por otro lado porque se sentía un ladrón; ya les había quitado todo el día: los despertó en la mañana, los acompaño en el desayuno, les interrumpió un beso en la alcoba, les quito la mañana de patinaje, la tarde de paseo en el palacio, les amargo la comida con una disputa. ¡No podía quitarles ese lindo momento!

Iba tan metido en sus pensamientos, que no escucho el llamado de Hiroshi, solo fue consciente cuando su cabeza choco contra el pecho de alguien.

 

  • - Auch. - Se sobo la frente, pues el golpe había sido más fuerte de lo que creyó ¿choco contra una persona o contra un muro?
  • - Tenga cuidado, si camina con la cabeza baja puede chocar fácilmente
  • - ¡K! - Dijo Shuichi viendo al capitán de Asgard.
  • - El mismo. - Dijo de manera fanfarrona. - ¿Qué no debería estar entrenando?
  • - Ah... si... bueno. - Musito viendo hacia atrás, aunque a esa distancia ya no se veía a la feliz pareja. - Tatsuha está ocupado.
  • - Ahh... ya veo, ya veo. ¿No te atreviste a interrumpirlo, verdad?
  • - ... - El color se le vino a la cabeza.
  • - Lo comprendo ¿Quién tendría tan poco corazón como para interrumpir a una pareja enamorada?
  • - ... - Solo acento con la cabeza
  • - Pero no se preocupe, príncipe. Yo le enseñare
  • - ¡¿En serio?!
  • - Seguro.

 

Shuichi estaba feliz de tener a un maestro, pero Hiroshi no estaba tan seguro de eso, ese hombre sin duda era de temer ¿Su príncipe podría con ese entrenamiento?

 

+-+-+-

 

Y dicho y hecho

 

No tenían ni media hora practicando cuando Shuichi ya se había quejado de lo difícil que era todo eso.

 

  • - Vamos, príncipe. Si no lo hace correctamente perderá el duelo.
  • - ¡¡No puedo!!
  • - No sea pesimista. ¡Una vez más!
  • - ¡Ya no quiero!
  • - Deje de quejarse o lo hago dormir esta noche en las mazmorras
  • - ......
  • - ¡Desenfunde! - Le ordeno desenfundando su arma

 

Shuichi llevo su mano a la empuñadura de la espada que tenía en la cintura, jalándola hacia arriba, pero el arma era más larga que su brazo y la punta no era capaz de salir.

 

  • - ¡Maldita cosa! ¡¡SAL DE AHÍ!!
  • - ¡Dese prisa! Eso se debe hacer en fracción de segundos
  • - ¡La espada no quiere!
  • - ¡La espada no tiene voluntad propia, usted la maneja!
  • - ¡¡No me quiere!!
  • - ¡Saquela!
  • - ... - Shuichi lo hizo, pero la espada pesaba demasiado, según él, y se le cayó de las manos por la fuerza con la que la saco, cayendo directo al suelo.
  • - ¡¿Qué demonios fue eso?!
  • - ¡Yo que voy a saber! - Gruño Shuichi
  • - Ahh... - Se llevo una mano a la cabeza. A este paso se desvelaría toda la noche y el chico solo aprendería a sacar la espada de la funda. - Dejemos eso para después, empecemos con los movimientos básicos
  • - ¡¿Qué?! ¡¿Ya tan pronto?!
  • - Es un duelo, tiene que saber defenderse.

 

Nakano miraba aquel duelo desde los escalones, desde que ese duelo se puso en marcha se dio cuenta de que su príncipe perdería.

En silencio se puso de pie y se alejo de ahí, ya que seguir viendo aquello solo lo angustiaría más.

En efecto, estaba preocupado por Shuichi, porque aquello lo fuera a lastimar, después de todo: ¿Qué sabía el de combate? ¡NADA! ¡Por favor! Incluso los chicos que buscaban enlistarse en el ejército de Turandot sabían más de armas que el mismo príncipe, pero no podía culparlo, ese chico nunca había estado a favor de los duelos, y ese que estaba a horas de tener había sido por pura y simple imprudencia, por necio. Pero no podía hacer nada para detenerlo ¿o sí?

 

+-+-+-

 

La luna crecía en el oscuro firmamento aquella noche llena de estrellas pero con un aire muy gélido soplando constantemente.

Fuera del palacio Suguru y Yuki platicaban, mientras que cinco hombres jóvenes esperaban a su alteza para escoltarlo a casa.

 

  • - Nos vemos mañana, Eiri. - se despidió Suguru con una gentil sonrisa del rubio.
  • - ah... - Fue su escueta respuesta, pero sin siquiera mirar al peli-verde.
  • - ¿Eh? ¿Sucede algo? Estas muy distante esta noche.
  • - ... - Yuki volteo a mirarlo, fijándose en sus ojos castaños por largos segundos, como si analizara sus propias palabras, hasta que finalmente se atrevió a decirlas. - ¿Estás seguro de seguir con esto?
  • - ¿A qué te refieres?
  • - Sabes de lo que hablo
  • - ¿El duelo?

 

Yuki no respondió, simplemente entrecerró los ojos y lo miro de manera fija, el otro no se inmuto ante su mirada, simplemente lo miraba con la tranquilidad que tiene una persona a la que nada le preocupa en esos momentos.

 

  • - Si estoy seguro. - Soltó con tranquilidad, naturalidad pero una seguridad total.
  • - ... - Yuki apretó los labios levemente y desvió la vista hacia un lado por unos segundos, gestos que no pasaron desapercibidos para el menor.
  • - ¿Acaso estas preocupado?
  • - ......
  • - ¿Quién te preocupa? ¿él o yo?
  • - ... - Volteo el rostro hacia un lado. - Simplemente no le veo caso seguir a esto
  • - ¿Y por qué?
  • - Ese baka ni siquiera sabe cómo dar una bofetada en forma ¿crees que es capaz de blandir una espada? Te apuesto lo que quieras a que ni la sabe agarrar
  • - Jajaja... - No pudo evitar reírse de aquellas palabras, que a pesar de todo sonaban más que verídicas... sin embargo le costaba trabajo creer que un príncipe no fuera si quiera capaz de empuñar un arma. - Debes estar de broma. Todo noble sobre Gaia sabe por lo menos dos movimientos de espada.
  • - Pues él es la excepción a la regla.
  • - Ya veo. - Susurro con una divertida sonrisa en el rostro para después caminar hasta Yuki, pararse en la punta de sus pies y darle un beso en la mejilla.
  • - ... - Yuki no se inmuto ante el beso, solo pudo ver como Fujisaki caminaba hacia u caballo para montarlo. - En ese caso, veamos si es capaz de aprender a desenfundar un arma y pelear por lo que quiere.
  • - Suguru.
  • - Hasta mañana, Eiri. - Le regalo una dulce sonrisa para después golpear los costados del animal e irse por el largo jardín que lo sacaría del palacio.
  • - ... - Yuki lo vio alejarse sin decir nada, sin embargo lo dejo con un pensamiento confuso. - Pelear por lo que quiere. - Murmuro para después mirar la luna, que estaría en su fase más gloriosa en 5 días más.

 

+-+-+-

 

Las calles de la ciudad estaban completamente solas, su caballo y los de sus escoltas avanzaban con un relajado trote que rompía el silencio de aquel lugar...

Debía salir de la ciudad y andar por media hora cerca del bosque para llegar a su hogar; sabía que era peligroso, que había lobos hambrientos entre la frondosidad de los árboles... sin embargo no tenía miedo, ya que esos animales se ocultaban en lo más profundo de él bosque, y él pasaría prácticamente rozándolo, además tenía a su leal escolta, quienes le defenderían si algo malo sucedía.

Salió de la ciudad y anduvo por cerca de 10 minutos por el bosque cuando detuvo su caballo en seco junto a los de su escolta.

Había alguien oculto entre los árboles, una persona que los estaba esperando.

 

  • - Bocchan, manténgase atrás. - Dijo uno de los hombres desenfundando su arma. - ¡¿Quién anda ahí!? ¡¡Muéstrese!!
  • - ... - Fujisaki entrecerró los ojos cuando escucho el crujir de la nieve ante los pasos de esa persona, quien poco a poco se fue mostrándose bajo la luz de la luna.
  • - ¿Quién es? ¡Identifíquese! - Ordeno la escolta de Suguru, quien en esos momentos cubría al menor.

 

Sin embargo Fujisaki se movió, pasando por un lado de su escolta para ser él quien encarará a esa persona.

 

  • - ¡Bocchan! ¡Quédese atrás! - Pidió la escolta, pero el peli verde le ignoro.
  • - Te conozco. - Dijo Suguru con seriedad mientras veía a la persona que estaba ahí. - Eres la escolta del príncipe Shuichi ¿cierto?
  • - ......
  • - El caballero Nakano Hiroshi.

 

Hiro no respondió de forma afirmativa ni negativa, no le vio el caso a hacerlo, simplemente se quedo en su lugar, mirando a ese arrogante joven  sobre su caballo y bañad por la blanquecina luz de la luna, haciéndolo ver poderoso y superior; aún así no se inmuto y se mantuvo firme delante de él... clavando sus rasgados ojos azules en los redondos y castaños del vizconde; mientras sentían como el gélido viento agitaba levemente sus cabellos y sus ropas.

 

  • - Me gustaría hablar con usted, vizconde. - Dijo Hiro yendo directo al grano
  • - Y bien ¿De qué se trata?
  • - ... - Hiro hizo una reverencia hacia el chico para mostrarle respeto y al mismo tiempo en señal de suplica. - Le pido que detenga este duelo. No tiene caso.

 

Fujisaki le miro por unos segundos, analizando aquellas palabras y notando como el otro no se movía, como si esperara su respuesta para saber que decirle.

 

  • - ¡Jah! - Suguru exhalo el aire de sus pulmones al mismo tiempo que una sonrisa irónica se formaba en sus labios, le sorprendía que en menos de media hora dos personas ya le hubiera pedido que cancelara un duelo. - Habla como si esto fuera cosa de juego, joven Nakano. - Dijo para después bajar de su caballo
  • - Lo digo precisamente porque esto no es un juego
  • - El mismo príncipe acepto el duelo, no veo porque terceras personas deban interceder por algo que él decidió
  • - ...... - Hiro no pudo responder a eso, ya que era cierto, Shuichi había dicho que aceptaba el duelo ¿cómo defenderlo de sus propias palabras? Pero ¡Vamos! El baka de Shuichi ni siquiera pensó cuando dijo: "acepto". No sabía en la que se estaba metiendo.
  • - Sin embargo, me intriga. - Se cruzo de brazos y lo miro fijamente a los ojos. - Me gustaría saber ¿A qué se debe su petición? - Lo soltó de tal manera que parecía una orden, haciendo que Hiro no tuviera más opción que hablar.
  • - ... - Cerró los ojos y suspiro en silencio para después abrirlos y mirar al más joven. - El príncipe Shuichi acepto el duelo sin saber que era lo que decía, fue un momento de enojo lo que le hizo decir que: sí.
  • - ¿Eso es todo? - Pregunto como si aquello no fuera nada relevante para él.
  • - ¿...? - ¿Cómo que si eso era todo? No entendía ¡¿Que no era suficiente?!
  • - ¿Esa es su única razón?
  • - A mí me parece algo más que una "única razón"
  • - Perdóneme, pero esa no es una justificación válida.
  • - ¿Qué? - Le miro desconcertado.
  • - Ahh... se nota que está más que consentido. - Musito algo apesadumbrado
  • - ...
  • - ... - Se dio cuenta de que ese hombre no le estaba entendiendo ¡Que fastidio! Ahora le tocaba explicarse. - Si el príncipe Shuichi se deja llevar por sus emociones y acepta duelos sin pensar en las consecuencias, es problema suyo, no mío.
  • - ......
  • - Quizá esto le ayude a pensar y saber que debe usar la cabeza antes de poner palabras en su boca.

 

Hiro se molesto ante esas palabras que iban directamente a ofender a Shuichi, sin embargo no dijo nada y solo se mordió la lengua, ya que de cierta manera ese chico tenía razón.

Si lo analizaba con cuidado TODO lo que le había dicho Fujisaki era verdad: El no tenía que interceder en los conflictos de Shuichi, eran problemas que el mismo Shuichi se echaba a la bolsa por hablar de más o por decir cosas sin sentido pero ¡Así era Shuichi! Siempre tan espontaneo que nunca sabía en la que se metía.

Por no usar la cabeza fue que:

1: Hizo el juego de la muerte

2: Se comprometió con Yuki sin querer

3: Casi se ahoga en Turandot al escaparse de la boda

4: Se fue a Zahara para librarse de Yuki

5: Se perdió en Zahara en medio de una tormenta

6: Aceptaba un duelo contra el vizconde

 

Cierto, Shuichi casi NUNCA usaba la cabeza, tal pareciera que la tenía solo para tener un lugar donde poner cabello, ojos, nariz, orejas y boca. Y el peli verde tenía razón: Quizá esto le ayudaba a pensar las cosas antes de aceptarlas o negarlas

Y era verdad: Por no aceptar sus sentimientos a tiempo es que ahora pasaba eso

Y aún así... no podía evitar sentirse preocupado por el menor, en verdad que no quería que Shuichi peleara contra él...... pero ¿con que podía refutarlo ahora? Si la razón más justificable que encontró al vizconde le parecía una tontería, y con las explicaciones de ese "niño" ahora hasta a él le parecía la excusa más estúpida que pudo encontrar.

 

Se quedaron en silencio por algunos segundos. Fujisaki no dejaba de mirar fijamente a ese chico, en espera de que dijera algo más; pero Nakano no decía nada y solo vacilaba la vista de un lado al otro, pensando en que otra cosa decirle pero sin encontrar nada que fuera válido.

 

  • - Si eso es todo lo que quería decirme, entonces me retiro. - Se dio media vuelta y camino hacia su caballo.
  • - ¡Este combate no tiene caso! - Grito de repente Hiro ya algo desesperado, porque a pesar de todo TENIA que detener ese duelo... a como diera lugar ¡¡No quería que se llevara a cabo!!
  • - ... - Suguru se detuvo pero no volteo a verlo, esperando a que Hiroshi dijera algo más.
  • - El príncipe Shuichi no sabe pelear, nunca ha blandido una espada y jamás ha tomado clases de combate. ¡Ni siquiera sabe como desenfundar correctamente!
  • - ...
  • - No tiene caso un duelo en el que es obvio que usted será el vencedor.
  • - ...
  • - ¿Por qué lo hace? ¿Acaso quiere humillarlo? ¿Quiere demostrar que es mejor que él en todos los aspectos? ¿O es porque le gusta pelear contra quienes son más débiles? ¡¿Por qué no se pone con alguien de su tamaño?! - Nakano ya no midió sus palabras, fue tanta su desesperación en ese momento que simplemente soltó las cosas que cruzaron por su cabeza en ese momento.
  • - Yo no tengo porque demostrarle nada a nadie. - Respondió Suguru volteando para mirar de nuevo a Nakano, quien se quedo callado al ver los ojos del peli-verde, pues parecía que sus palabras lo habían hecho enojar. - Y tampoco me gusta pelear, menos cuando sé que ganare sin el menor esfuerzo
  • - Entonces ¿Por qué lo hace?
  • - Porque el príncipe acepto y yo siempre cumplo mi palabra.
  • - ...... - Nakano no refuto ¿Qué decir en contra de eso?

 

Se quedaron en silencio por unos segundos en los que ninguno dijo nada, hasta que Suguru negó con la cabeza como si dijera: "Esto no tiene caso", hizo el ademan de dar un paso para dar la vuelta pero Nakano le detuvo.

 

  • - No permitiré ese duelo. - Dijo en voz baja, sonando decidido
  • - ¿Y cómo planea hacerlo? - Fue la pregunta de lanzo Fujisaki.
  • - ...... - Nakano se quedo callado, apretando los puños y manteniendo sus labios sellados, esa era una pregunta que simplemente no se esperaba.
  • - Jah! - Musito con un deje de ironía. - Dice a pesar de no tener un buen plan para frenar este duelo.

 

Se mordió la lengua y bajo levemente el rostro. Estaba perdiendo contra ese chico que era incluso menor que él ¡¿Qué demonios?! A cada oración que el lanzaba el otro ya tenía otra con cual refutarle e incluso dejarlo callado ¿Cómo era posible que fuese tan ingenioso al momento de responder? ¡¿Qué siempre tuviera una respuesta a todo?!

Fujisaki miro al pelirrojo, notando su mandíbula apretada y los puños cerrados con tal fuerza que incluso le temblaban.  Se dio cuenta de que el pelirrojo estaba pensando en alguna manera para impedir el duelo. ¿Por qué? ¿Qué tenía ese chico de especial? Cierto era que era muy atractivo y con un cuerpo agradable; tenía unos bellísimos ojos color violeta que siempre mostraban sus sentimientos y una sonrisa agradable que reflejaba sinceridad, pero ¿Esa era razón suficiente?

 

  • - Me intriga. - Soltó de la nada
  • - ¿Eh?
  • - ¿Qué es lo que tiene ese chico que todos quieren protegerlo?
  • - ...... - Le miro extrañado, sin comprender a que se refería, pero sintiendo un ligero hilo de molestia en su voz.
  • - ¿Por qué lo defiende tanto?

 

Nakano bajo levemente el rostro, no sabía si explicarle su relación con el pelirrosa sirviera de algo con ese chico tan recto, practico y poco sentimental

Ahora sabía porque era prometido de Yuki ¡Si eran tal para cual! En su forma de ser tenían cierto parecido que juraba y podrían ser hermanos.

 

  • - ¿No hay respuesta?
  • - Él......... - Musito sin saber si debía decirle o no¡¡¿Por qué no?!! Total ¿Qué podría perder? Nada. Y además habría hecho el intento
  • - ......
  • - Él es, el príncipe de mi reino.
  • - ......
  • - ...Y mi amigo...

 

Fujisaki no dijo nada, simplemente entorno los ojos, mirándolo de manera suspicaz esperando a que Nakano dijera nada más. Hiroshi se dio cuenta de eso y lo miro fijamente, sin intimidarse por la mirada del otro, ese era el momento de mostrarse decidido.

 

  • - Él es mi mejor amigo. - Dijo de nuevo, con determinación y desafiando con su mirada a Suguru, como diciéndole: "No voy a desistir"

 

De nueva cuenta el silencio invadió el lugar, siendo únicamente roto por el silbar del viento y el relinchar de alguno de los caballos. Suguru y Nakano se miraban fijamente a los ojos, sin decir absolutamente nada pero sabiendo que aquella platica no había terminado aún.

 

  • - Hay una manera. - Dijo de repente el peli verde.
  • - ¿Qué? - Se desconcertó, pues no esperaba esa oración tan de repente
  • - Si tanta es su insistencia...
  • - ...
  • - Hay una manera en la que puedo anular el duelo contra el príncipe Shuichi
  • - ...... - Le miro esperanzando ¿Eso era cierto?
  • - Pero lo involucra a usted.
  • - ¿De qué se trata?
  • - ¿Acepta?
  • - Acepto
  • - ¿Sin saber de qué se trata?
  • - Si es por salvar a mi príncipe, no me importa dar mi vida.

 

Suguru lo miro algo sorprendido ¿Tanta era su lealtad hacia su príncipe? ¿Tan fuerte era su lazo de amistad? Sin poder evitarlo sonrió discretamente de manera admirada, pero sin poder evitarlo sintiendo un deje de envidia.

Se dio la vuelta y bajo el rostro permitiendo que sus ojos quedaran cubiertos por sus cabellos

 

  • - Sin duda alguna usted es admirable. - Soltó de pronto
  • - ... - Hiroshi le miro sin saber cómo tomar aquellas palabras ¿Le hablaba enserio o era una broma?

 

Fujisaki  extendió su mano hacia su escolta sin siquiera mirarlos y dijo:

 

  • - Quiero una espada... y proporciónenle otra al caballero Nakano.
  • - ¡¡...!! - Hiro lo comprendió al momento: Él tomaría el lugar de Shuichi para el combate en ese preciso momento.
  • - ¡Pero... bocchan! ¿Qué piensa hacer?
  • - Es obvio lo que hare
  • - Pe-Pero
  • - No quiero los reclamos, hagan lo que les pedí.
  • - Como ordene. - Dijo uno de ellos desenfundando su espada para entregársela a su amo, mientras que otro soldado iba hasta Nakano para prestarle su arma; quien la tomo para después decirle un gracias que le fue contestado con un "suerte", que dejo al pelirrojo en alerta.

 

Nakano  noto que eran espadas muy diferentes a las que había usado: esta era de hoja delgada, larga, muy ligera y con gran filo por ambos lados; la empuñadura estaba labrada en un material negro con vivos en dorado...

 

Miro hacia enfrente y vio como Suguru se ponía en guardia, haciendo que la hoja de su espada brillara ante la luz de la luna. No pudo evitar pensar que el chico se veía como un niño jugando, ya que a pesar de tener una peligrosa espada en las manos, el toque infantil que daba, incluso bajo la luz de la luna, lo hacía verse......... ¿tierno? No sabía si esa era la palabra correcta.

 

  • - El objetivo es desarmar al contrincante. - Comento Suguru con calma. - Si logra hacerlo, cancelare el duelo contra el príncipe Shuichi.
  • - ... - Hiro se puso en posición y miro los ojos del castaño. - ¿Si pierdo?
  • - No tendré clemencia de él. - Musito sin más, entrecerrando los ojos.

 

Hiroshi también entrecerró los ojos, sintiendo que la ternura que antes sintió por él cambiaba por una sensación de "cuidado"; ya que esa mirada tranquila, tenía un toque de astucia.

 

Se quedaron quietos por unos segundos, mirándose fijamente, mientras el viento agitaba sus cabellos. El viento se detuvo de repente, fue como si este hubiera sido el mediador, ya ambos se movieron.

Suguru corrió hacia Hiroshi para lanzar el primer ataque. El sonido de las espadas rompió el silencio y las chispas de los dos aceros destellaron en la noche, el choque solo duro una fracción de segundos, pues Suguru rápidamente quito su espada de la del pelirrojo, girando sobre sus pies para dar una rápida vuelta y atacarlo desde el otro flanco, obteniendo otro choque de espadas.

 

  • - No está mal. - Dijo Fujisaki con una sonrisa engreída.
  • - Y apenas empieza. - Musito Hiroshi respondiéndole con la misma sonrisa, empujando con su arma al peli-verde, quien retrocedió dos pasos para ver cómo Hiroshi corría hacia él.

 

Las espadas chocaron una y otra vez, arriba, abajo, derecha, arriba, izquierda y de nuevo derecha... el combate estaba muy parejo y ninguno de los dos estaba dispuesto a perder. Los movimientos de ambos eran rápidos y certeros...

Hiroshi estaba ligeramente sorprendido de la habilidad que tenía Fujisaki, no le quedaba duda alguna de que ese chico estaba MUY bien preparado en el combate, ahora entendía porque decían que Asgard era un reino de guerreros ¡¿Quién lo querría como enemigos?! ¡¡NADIE!!

Suguru retrocedió medio paso al mismo tiempo que Hiro y ambos lanzaron una estocada directa al contrario, moviendo sus rostros hacia un lado para evitar el arma que rasguños sus mejillas, dejando que un delgado hilo de sangre escurriera por sus pieles.

 

  • - ¡¡Bocchan!! - Grito uno de sus escoltas al ver la sangre en la tersa y blanca piel del vizconde; quien no se inmuto ante el grito.

 

Se alejaron dos metros del otro y se miraron fijamente.

 

  • - Veo que es muy bueno en cuestión de batalla. - Aquello podía ser considerado un alago por parte del peli-verde
  • - Debo serlo, soy la escolta de un príncipe.
  • - Si lo sé. - Musito cerrando los ojos y limpiándose con el dorso de su mano la sangre que escurría por su piel. - En ese caso. - Le miro fijamente. - Dejemos de jugar y peleemos con la seriedad que debe tener un combate.
  • - Como usted lo desee.

 

Los dos habían estado probando a su adversario, conociendo su manera de atacar para saber cómo contraatacar y salir victorioso de aquel duelo. Ninguno de los dos había usado sus habilidades verdaderas en la batalla, de cierta manera habían subestimado a su adversario.

Nakano creyo que al ser tan joven y teniendo esa apariencia, su manera de pelear sería similiar¡Oh, sorpresa! Sin duda alguna: Las apariencias engañaban.

Fujisaki sabía que Turandot era un reino pacifico, así que sus conocimientos en combate debían ser poco más allá de básicas, pero: Nunca se debe juzgar a un libro por su portada.

 

Ese era el momento... del verdadero duelo.

 

CONTINUARÁ

Notas finales:

Espero les haya gustado este capitulo...

si tiene faltas ortograficas, me disculpo... ya no me dio tiempo de revisarlo minusiosamente ^^U

Espero sus reviews. Tratare de actualizar lo mas pronto posible!! ^o^

Nos vemos, kuidense y besos

Bye bye!!


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