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Turandot por Dulce_Pena_Hime

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Notas del capitulo:

¡Hola a todas!!

Eh aquí el nuevo capítulo!!!

Bueno, la primera parte porque, como siempre, termino extendiéndome más de lo que esperaba ¬¬...

Dedicado a: Todas las personas que me dejaron review el capitulo anterior! Por su apoyo y su ánimo!!!

Dedicación especial a: Jeka por su cumple!!! Espero te guste!!! ^o^

TERCER ACTO: ASGARD

ESCENA 8: EL RUISEÑOR EN LA JAULA DE ORO (Parte I)

 

Sentado en aquella fría superficie, Shuichi no dejaba de mirar aquel boquete por el que se había perdido el peli verde.

Estaba sorprendido, asustado, nervioso...... no sabía en realidad que sentía; todo había sido tan rápido que aún no terminaba de comprenderlo ¡¡Suguru lo había salvado de caer!! ¡¡Había caído en su lugar!!

 

El tiempo pasaba y Suguru no salía, algo que empezaba a angustiar al pelirrosa ¿Es que acaso no sabía nadar? ¿Debía acercarse y ayudarlo?

Los segundos pasaban lentos y agónicos, sin que él fuera capaz de moverse.

 

 

  • - Aahh - Suguru saco la cabeza de manera brusca, tomando una gran bocanada de aire frío, sintiendo como este congelaba sus pulmones al mismo tiempo que el agua buscaba tragárselo de nuevo.

 

Se esforzó como pudo, nadando hacia arriba para no hundirse, pero era difícil. Los patines pesaban demasiado  y lo jalaban hacia abajo al mismo tiempo que le imposibilitaban mover los pies como era debido para intentar salir. Le era difícil respirar y contener el aire en sus pulmones debido al frío del agua que le impedía respirar, mientras sentía esta como si fueran miles de agujas clavándose cruelmente en su piel,  deseaba alcanzar la orilla pero sus extremidades no estaban coordinadas con su mente; levantaba las manos para tratar de encontrar algo o alguien para poder salir, pero no podía agarrar nada que no fuera el aire a su alrededor. Abrió los ojos, mirando de manera borrosa por el agua que tenía en la cara, viendo a Shuichi sentado en el hielo... y a algunas personas corriendo hacia ellos, no alcanzaba a distinguir a nadie, como tampoco alcanzaba a escuchar que era lo que estaban diciendo......... sus energías estaban menguando...

 

Shuichi, al estar tan cerca del joven, pudo distinguir como Suguru poco a poco dejaba de luchar, demostrando que la conciencia lo estaba abandonando ¡No podía ser! ¡¡Se ahogaría!!

 

  • - ¡¡Fujisaki!! - Shuichi se levanto rápido, sin saber como lo hizo; patino hacia el peli-verde para ayudarlo ¡tenía que sacarlo de ahí!
  • - ¡¡NO TE ACERQUES!! - Grito Yuki a espaldas del pelirrosa.

 

Sintió claramente como lo jalaban de la ropa de manera brusca para aventarlo hacia atrás sin cuidado alguno, alejándolo de ahí. Estuvo a punto de caer de nuevo al suelo, pero alguien le sujeto de los hombros, haciendo que su nuca se estrellara contra el pecho de alguien.

 

  • - Ve a la orilla. - Dijo la persona que lo sujetaba.
  • - ...... - Shuichi levanto la vista y alcanzo a ver a Tatsuha, quien lo soltó y con un leve empujón le indico que se alejara de ahí.

 

Shuichi se quedo ahí parado, viendo como K, Eiri y Tatsuha se acercaban al espejo con pasos apresurados pero cuidadosos, algo que puso más nervioso.

 

  • - Yo iré. - Dijo el futuro rey a los otros dos, quienes simplemente asentaron con la cabeza y se quedaron parados donde estaban.

 

Eiri se acerco otro metro al espejo y tras ello se hincó en el hielo, acercándose lentamente a gatas,  notando claramente como  el menor  luchaba cada vez menos ¡Demonios! Tenía que apresurarse, pero hacer un movimiento en falso sería que él también cayera y complicara las cosas.

 

  • - ¡Suguru! - Llamo
  • - ... - No obtuvo respuesta alguna, el chico no tenía fuerza ni para hablar.
  • - ¡¡Suguru!! - Grito de nuevo el rubio, acostándose sobre el hielo, acercándose un poco más y extendiendo su mano, quedando esta justamente en donde comenzaba aquel hueco. Pudo escuchar como el hielo crujía levemente ante su peso ¡Maldición!
  • - ¡Hermano! - Llamo Tatsuha preocupado al ver como una pequeña grieta se había formado desde donde estaba el hueco y terminaba cerca de los hombros de su hermano
  • - No se acerquen - Respondió Eiri sin dejar de mirar hacia donde estaba su prometido. - Suguru; toma mi mano. - Le ordeno.
  • - ... - Suguru no dejaba de manotear de forma débil y confusa, escuchando que le hablaban pero incapaz de comprender que le decían.
  • - ¡Suguru!
  • - ...ahh...
  • - Maldición. - Gruño el rubio al notar que el otro tenía la mente nublada por el frío.

 

El peli-verde no alcanzaba a comprender sus palabras y manoteaban solo al aire en una vana búsqueda de ayuda... incapaz de hacer algo por sí mismo. De seguir así terminaría por ahogarse.

En uno de los dificultosos movimientos de sus pies, Suguru sintió como algo filoso se clavaba en su tobillo izquierdo, gimió levemente ante el dolor al mismo tiempo que dejaba de patalear bajo el agua, hundiéndose un poco más. Dolía ¡Vaya que dolía! pero su mente no lograba reconocer el porqué.

 

Se acerco un poco más al menor, avanzando unos 10 centímetros, escuchando como el hielo crujía un poco más, haciendo que la grieta se hiciera más larga llegando hasta su cintura, sintió como el hielo sucumbía ante su peso, empezando a hundirse levemente y colando un poco de agua fría, mojando levemente su abrigo. Frunció levemente el ceño al sentir el agua helada, pero no se iba a dar por vencido... estaba tan cerca, solo un poco más.........

Estiro su mano, logrando que sus dedos rozaran los del vizconde, pero el agua y los mismos movimientos de Suguru solo lograba que los dedos del ambos se resbalaran y no pudiera sujetarlo como era debido.

 

  • - Maldita sea. - Gruño por lo bajo. - Un... un poco más...

 

Se acerco otro poco, empujándose levemente con su mano libre y sin dejar de estirarse para alcanzar al chico.

El hielo se quebró un poco más y Yuki notó como el hueco se hacía un poco más grande al mismo tiempo que su cuerpo se hundía levemente, haciendo que incluso la mano que tenía sobre el hielo sintiera el agua helada.

 

  • - ¡¡Yuki!! - Llamo alarmado el pelirrosa al notar como el rubio poco a poco se iba hundiendo. - ¡Yuki, cuidado! - Llamo el pelirrosa patinando hacia ellos, fue instintivo, quería ayudarlos aún sin saber cómo.
  • - ¡¡No te acerques!! - Le grito Tatsuha al menor, colocando su mano sobre el hombro del príncipe para que se detuviera.
  • - ¡¡...!! - Shuichi se quedo parado en su lugar, mirando asustado la escena, incapaz de hacer algo, sintiéndose mal por lo ocurrido e impotente por no poder ayudar ¡¡Suguru se empezaba a hundir y parte del cuerpo de Yuki ya había sido alcanzada por él agua. - ¡Por Natura! Hagan algo. - Le pidió tanto a K y a Tatsuha, quienes todo este tiempo habían estado inmóviles, observado y tan preocupados como él; pero sabiendo que debían esperar. - ¡K, Tatsuha! - Grito de nuevo el pelirrosa.
  • - ...... - Pero ninguno de los dos le respondió ni se movió, angustiando más al menor.

 

 

Las fuerzas lo abandonaron y dejo de luchar... su conciencia se desvaneció al mismo tiempo que dejaba de nadar, permitiendo que el agua se lo tragara.........

 

  • - ¡No! No... no, no... - Pensó el rubio estirándose lo más que podía, notando el hielo cada vez más bajo, un poco más y lo alcanzaría... un poco más y el también se hundiría......

 

Alcanzó a sujetar la muñeca de Suguru antes de que esta desapareciera bajo el agua; notando aquella mano fría e inmóvil sobresalir sin reacción alguna.

 

  • - ¡Ahora! - Llamo el rubio.

 

K y Tatsuha entendieron la orden; tomando los tobillos de Yuki y jalándolo de manera lenta y constante, para sacarlos pero evitar que el hielo sucumbiera de más.

 

El hielo se requebrajo un poco más bajo el cuerpo de Yuki, quien sin soltar al menor solo sentía como era jalado hacia una zona más segura.

Levanto un poco su brazo para sacar al peli-verde, logrando mantener su cabeza a flote y notando que el menor ya había perdido la conciencia. Con su mano libre lo tomo del cuello de la camisa y así logro mantenerle la cabeza fuera del agua para evitar que se ahogara.

 

  • - ¡Suguru! - Llamo de nuevo, pero el menor no le respondió.

 

Pronto sintió como su cuerpo dejaba aquel líquido para llegar a una superficie sólida pero igual de fría.

 

Un pequeño rastro de sangre quedo sobre el agua y resbalo levemente por el hielo en manera de camino entrecortado, la cual provenía de una profunda cortada en el tobillo del menor.

 

Terminaron tendidos en el suelo, justo delante de donde estaba Shuichi, quien no dejaba de mirar al vizconde con ansiedad y miedo ¿Estaba bien? ¿Qué tenía? ¡¿Por qué no despertaba?!  ¿Por qué la sangre? ¡¡¿Por qué estaba herido?!!

 

Suguru estaba boca arriba, empapado, su piel lucía pálida y azulada por el frío; de sus labios morados por hipotermia apenas salía un poco de vaho ante cada exhalación y los dedos de sus manos se estremecían por el frío, teniendo un tono entre rojizo y violeta.

 

  • - Fujisaki. - Pensó preocupado sin saber qué hacer en esos momentos.

 

Yuki se movió rápido, acercándose a menor para comenzar a quitarle la ropa empapada, casi arrancándole las prendas por la prisa; sabía que mientras más tiempo la trajera puesta más tardaría en calentar su cuerpo. Y mientras lo hacía, K ya estaba quintándose su gabardina para cubrir con ella el cuerpo del peli-verde.

Eiri frunció el seño al ver la herida de su tobillo; la forma de la herida no le dejaba duda alguna de que él mismo se la había hecho al clavarse la navaja del patín. De forma rápida y brusca tomo el abrigo que K extendía y con este cubrió al peli verde, quien jadeo débilmente al sentir el contacto de aquella tela tibia.

 

  • - Prepara todo. Nos vamos. - Le ordeno al capitán mientras se ponía de pie con el chico en brazos, sintiendo su cuerpo helado tras la cálida tela de aquella capa.
  • - A la orden. - Dijo K para caminar hacia la orilla con paso apresurado y arreglar todo.
  • - ... - Eiri volteo a mirar a su hermano, quien asentó con la cabeza al entender que le iba a decir.

 

Camino con pasos apresurados hacia la orilla, debía llevar al chico a palacio lo antes posible para hacerlo entrar en calor... o de lo contrario las consecuencias podían ser funestas.

En esos momentos al rubio no le importaba tener mojadas todas sus ropas, y le importaba un comido que los rastros de hielo terminaran por mojarlo más. El que Suguru estuviera bien era su prioridad.

 

 

Shuichi solo los siguió con la mirada, seguía en shock y no sabía qué hacer, el miedo lo tenía paralizado.

Una mano se coloco sobre sus sedosos cabellos rosas, acariciándolos gentilmente y haciéndolo voltear hacia arriba, encontrándose con la oscura mirada de su cuñado.

 

  • - Volvamos al palacio. - Dijo con voz conciliadora, logrando sacar al otro de su estupefacción.

 

Sus ojos se abnegaron en lágrimas y su cuerpo se estremeció por las sensaciones del momentos al mismo tiempo que apretaba los puños; bajando el rostro y dejando que el llanto escurriera por sus mejillas. No podía sacarse de la cabeza la imagen de Suguru al dejarse vencer por el agua, ni tampoco al verlo afuera con ese semblante tan débil......... todo eso...... todo era.........

 

  • - Es mi culpa. - Musito en voz baja con la voz ahogada por el llanto.
  • - Shuichi. - Susurro al mismo tiempo que lo abrazaba, notando como este mojaba el pecho con sus lágrimas.

 

Tatsuha lo abrazo, notando como este se refugiaba en sus brazos, llorando todas esas sensaciones que tenía.

 

 

Hiro vio aquella escena junto a Ryuichi, quienes eran incapaces de moverse; lo que habían visto era algo que los dejaba total y completamente pasmados, la angustia por lo sucedido aún picaba en sus venas de manera tormentosa.

Vio claramente como el rubio paso por su lado, casi corriendo; no pudo evitar voltear el rostro, y por una fracción de segundo miro el rostro de Fujisaki; aquel semblante tranquilo, paciente y frío ahora lucía débil, enfermizo y cansino; algo que preocupo al pelirrojo ¿cómo podía verse tan mal ese joven? ¡Pudo sucederle a Shu! Pero él lo había evitado ¡¡Cayo en su lugar!!

 

Vio a Yuki subir al carruaje con el menor en brazos, siendo seguido del rey, para luego cerrarla puerta y ver como se iban a gran velocidad hacia el palacio, alarmando aún más al pelirrojo.

Bajo el rostro pensativo, pero su vista choco contra unas pequeñas manchas roja en la nieve ¿Era sangre? No había duda de ello ¿De quién? ¡¿Fujisaki?! ¡¿Estaba herido?! Sintió como su corazón latió con fuerza ante aquello, la angustia se apodero de él ¡¡Por Natura, que estuviera bien!!

 

+-+-+-

 

El carruaje avanzaba rápido, pero no a la velocidad que el rubio quisiera. Con el peli-verde sentado en sus piernas y su cabeza apoyada en su pecho, Eiri podía sentir la temperatura de Suguru muy baja; mientras su cuerpo temblaba y sus labios se volvían cada vez más violáceos. ¡¡Maldita sea!! Tenía que hacerlo entrar en calor pero ¿cómo?

Froto los brazos del menor con sus manos viendo que esto no servía de nada, su cuerpo estaba tan frío que simplemente no podía calentarse.  ¡Natura! La hipotermia no se iba.

Y mientras Yuki hacia esfuerzos inútiles por calentar su cuerpo, el rey de Asgard presionaba su tobillo para controlar aquella hemorragia, si bien el agua fría había ayudado a que no sangrara demasiado, la herida estaba ahí.

 

  • - Maldita sea ¡¡K, date prisa!! - Le grito al rubio, quien llevaba el carruaje, sabiendo que él iría más rápido que el conducto que iba a su lado.
  • - Tranquilízate, si vamos más rápido podemos volcarnos.
  • - Pero Suguru. - Dijo sin quitarle la vista al chico en sus brazos. - Suguru ¡Reacciona! - Le llamo de nuevo, moviéndolo un poco pero sin recibir respuesta alguna, lo que angustiaba más al rubio.

 

+-+-+-

 

El camino de regreso a palacio fue silencioso e incomodo para los cuatro que iban dentro de aquel carruaje.

Shuichi iba tan metido en sus pensamientos y temores que no le prestaba atención a nadie, mientras que Ryuichi, Tatsuha y Hiro lo observaban con preocupación.

 

  • - Suguru estará bien, parece que no pero es fuerte. - Dijo Tatsuha tratando de animar al pelirrosa.
  • - ... - Shuichi reaccionó levemente, moviendo la cabeza discretamente pero sin hacer algo más, solo para seguir viendo por la ventana, con la tristeza y la angustia en su mirada.

 

¿Cómo estar preocupado por tu rival?

Fácil; a pesar de lo mal que le caía por su forma de ser...... es que era tan: modoso, inteligente, hábil...... tan perfecto; que llegaba al fastidió; pero ese día había visto en aquel joven algo que antes no había visto, o Suguru no había mostrado o que él no quiso ver: una soledad y tristeza tan palpables que lo hacían sentir mal. Era como si le faltara algo ¿pero qué?

Además, ese chico lo había salvado de caer; y antes de eso le había cambiado el duelo por una competencia por saber que no le gustaba pelear; y antes de ello había hecho que el duelo no fuera a muerte y las espadas no fueran peligrosas............ Desde el inicio de esos duelos el peli verde le había estado considerando ¿Y él que había hecho? Le grito y diciéndole que se callara, le demostró que sus palabras que no lo toleraba cuando, en realidad, ni siquiera lo conocía. ¿Todo porque? ¡¡Por celos!! Porque él era ahora el prometido de Yuki...... ¡SU YUKI!

Pero ¿Cómo podía decir que era suyo si cuando lo tuvo a su lado no pudo valorarlo? ¿Por qué ahora que no lo tenía lo quería para él? ¿Por qué se dio cuenta de sus sentimientos hasta ahora?

 

  • - ¡Shuichi!
  • - ¡¡...!! - El pelirrosa volteo el rostro y miro a su hermano, quien en esos momentos le sostenía de la mano.
  • - Todo estará bien. Te lo aseguro.
  • - ... - Bajo la cabeza. - Fue mi culpa
  • - No - Negó con la cabeza. - Fue un accidente. Y estoy seguro de que Suguru estará feliz de saber que logro salvarte.
  • - ... - Se recargo en su hermano, apoyando su cabeza en su hombro y cerrando los ojos para evitar que las lágrimas, que picaban sus ojos, resbalaran de nuevo. No se sentiría bien hasta que supiera que Fujisaki está bien... hasta agradecerle por salvarle y disculparse por hacerlo caer.

 

Ryuichi abrazo a su hermano y miro a sus otros dos acompañantes, Tatsuha le regreso una conciliadora sonrisa para darle ánimos, conocía a Suguru y era el más positivo en ese momento.

Hiroshi por su parte simplemente esquivo la mirada sin decir nada, estaba tan preocupado como los demás; sabía que el vizconde era fuerte, lo había comprobado cuando peleo contra él......... pero a simple vista se notaba que estaba muy mal. ¿Cómo no preocuparse?

 

Cuando llegaron al palacio todo estaba demasiado tranquilo, como si no hubiera ocurrido nada.

 

  • - ¿Dónde están todos? - Le pregunto Tatsuha a uno de los hombres que lo recibió.
  • - Sus majestades se encuentran en el salón principal hablando con su alteza el vizconde Fujisaki.
  • - ¡...! - Sus ojos se abrieron levemente por una fracción de segundo y tras ello se entrecerraron con una filosa mirada. - ¿Está aquí?
  • - Llego junto con el marqués Seguchi.
  • - Demonios.- Gruño por lo bajo el pelinegro
  • - ¿Qué sucede? - Pregunto Shuichi extrañado.
  • - Ah... nada... no es nada. - Sonrió. - Solo......... un sujeto que me cae mal

 

Shuichi no comprendió nada, pero  a simple vista vio molesto al pelinegro. ¿Quién era el hombre del que hablaban?

 

  • - ¿Y Suguru? - Pregunto rápidamente el delfín de Asgard para evitar que la curiosidad de Shu saliera a flote.
  • - Se encuentra descansando en su habitación, está fuera de peligro y su Alteza Mika.
  • - Bien, puedes retirarte.

 

El soldado hizo una reverencia y se fue, dejando solo a los cuatros recién llegados.

 

  • - ¿Lo ves? Suguru ya está mejor. Solo fue un pequeño susto. - Le revolvió el cabello a Shuichi. - ¿Por qué no vas a verlo? Así tal vez te sientas mejor después de verlo.
  • - ... - Shuichi asentó y entro al palacio escoltado por Hiroshi.

 

Ryuichi miro a su prometido, notando como a pesar de sonreís sus puños se cerraban con fuerza, como si estuviera conteniendo su enojo.

 

  • - Tatsuha. - Musito extrañado mientras miraba a su novio. - Tat, ¿Qué sucede?
  • - Ese sujeto. - Dijo entre dientes
  • - ¿Eh?
  • - Como detesto a ese sujeto. - De nuevo frunció el ceño y apretó los labios.

 

Ryuichi nunca antes había visto molesto a su prometido, pero le estaba atemorizando ¿Quién podía poner de tan mal humor a su prometido?

 

+-+-+-

 

Shuichi y Hiro caminaban en silencio por aquellos largos pasillos; sus pasos resonaban contra la fría piedra creando un desolador eco.

 

Shu seguía culpándose por lo ocurrido en el lago... ¡Natura! Si no hubiera sido tan descuidado, esto no habría sucedido. ¿Qué hubiera sucedido si Yuki no lo hubiera salvado? ¡¿Si Yuki también hubiera caído?! Si ellos hubieran......! No, no quería pensar en eso.

Trato de distraer su mente, pensando en alguna otra cosa ¿pero qué?

 

Y mientras tanto Hiroshi pensaba en cosas parecidas. Le había resultado sorprendente que ese joven, quien se supone es rival de Shuichi, lo haya salvado al grado de arriesgarse a sí mismo. No lo entendía ¿Cómo podía hacer cosas como esas? No quería decir que Suguru fuera malo... pero era tan desconcertante que......... lo confundía.

 

"¿Qué tiene ese chico de especial?"

"¿Por qué todos quieren protegerlo?"

 

Esas palabras se las había dicho el menor la noche que combatieron Al principio había entendido esas palabras como un "¿Quién es para querer salvarlo?" Como si le molestara que todos estuvieran siempre al tanto de él, los interpreto como celos. Ahora ya no sabía que pensar, porque el mismo vizconde había hecho algunas cosas para mantenerlo a salvo ¿Acaso el magnetismo de Shu lo había afectado a él también? Porque eso era cierto, Shuichi tenía cierto poder de atracción que hacía que todas las personas que lo conocieran aceptaran de vez en cuando, o siempre, sus caprichos...... y cuando estaba en peligro quisieran salvarle.

 

  • - Hiro.
  • - ¡¡......!! - Salió de sus pensamientos y volteo a mirarlo. - ¿Qué sucede, majestad?
  • - Ese soldado dijo que Yuki y su padre estaban hablando con el vizconde Fujisaki ¿verdad?
  • - Así es
  • - Pero que Suguru estaba en su habitación descansando
  • - En efecto. - Dijo extrañado sin entender a donde quería llegar.
  • - Entonces... Están hablando con alguien de su familia ¿verdad?
  • - ... Muy probablemente. - Respondió al caer en el punto. ¡Claro! Dijeron "Fujisaki" y ese era su apellido.
  • - Me disculparé primero con esa persona, y después iré a ver a Suguru. - Dijo sin más, cambiando de dirección y corriendo hacia el salón principal, olvidándose de Hiro.
  • - ¡Eh! ¡Espere! - Llamo Hiroshi deteniendo su andar para cambiar el rumbo y seguir al príncipe, sin embargo al dar vuelta en uno de los pasillos lo perdió de vista. ¿Por qué tenía que correr tan rápido siempre?

 

Iba rápido por el pasillo, sin detenerse; avanzando hacia aquel salón del que ya podía ver la puerta que se encontraba cerrada. Solo un poco más...

De repente la puerta se abrió, dejando pasar a un hombre que nunca antes había visto. Detuvo su carrera y lo miro fijamente, viendo que iba directo hacia a donde él estaba, pero sin siquiera mirarlo.

 

Era un hombre alto, de porte elegante y arrogante. Sus pequeños ojos, de color esmeralda, mostraban una mirada fría y seca, como si nada lo inmutará; su boca cerrada en una línea recta le daban una seriedad que no habían visto ni en el sultán de Zahara. Su cabello, verde oscuro, llegaba a media espalda y estaba sujeto en una coleta baja con un pequeño listón de color negro. Vestido con un pulcro traje que consistía en pantalón azul y saco del mismo color. Sus pies eran cubiertos por botas cafés al igual que sus manos; su saco tenía hombreras doradas de las cuales colgaba una capa azul que caía sus tobillos.

 

Paso por su lado como si el menor ni siquiera estuviera presente; Shuichi volteo a mirarlo... por unos segundos dudo en hablar, por alguna extraña razón ese hombre le daba cierto temor, no como el que le producía Seguchi, que más bien era respeto... ni como el de Aizawa, que ese sin duda era miedo......... este era un temor extraño, como si ese sujeto fuera de cuidado. Sin embargo tenía que disculparse por lo ocurrido.

 

  • - Di-disculpe. - Llamo el pelirrosa.
  • - ... - Aquel hombre se detuvo y volteo a mirarlo, analizándolo de pies a cabeza, haciendo una imperceptible muestra de desaprobación ante el menor, como si no le agradara.
  • - ...ahh... - Vacilo la mirada por un segundo. - ¿Vizconde Fujisaki?
  • - El mismo. - Respondió con seguridad y arrogancia.
  • - ¿Es familiar de Suguru, verdad?
  • - ... - Afilo la mirada ante aquel nombre. - Soy su padre.
  • - Ahh... es que yo......... quería disculparme con usted.
  • - ¿Conmigo?
  • - Por lo que le sucedió a Suguru.
  • - ......
  • - Fue mi culpa que él cayera en el espejo...... y yo...... - Bajo el rostro. - En verdad lo siento; no era mi intención.

 

Aquel hombre no dijo nada, simplemente miro al menor quien mantenía la cabeza baja por la culpa., mostrándose dolido por lo ocurrido. Levanto más la cabeza y lo miro por encima, como si fuera superior.

 

  • - No tiene nada de que disculparse, majestad.
  • - ... - Sonrió discretamente, de cierta forma sabía que todos le dirían eso, sin embargo era una necesidad el disculparse con ese hombre y con el mismo Suguru.
  • - Sabía que esto sucedería tarde o temprano.
  • - ...
  • - Después de todo... es débil
  • - ¡¡......!! - Shuichi no pudo evitar levantar la mirada y ver a aquel hombre de manera desconcertada.
  • - Es débil, inútil, caprichoso y maleducado.

 

No sabía que decir, sentía como algo en su corazón se comprimía, por unos momentos pensó en reclamarle, en decirle que no tenía ningún derecho a insultarlo, pero la voz no le salía de la garganta a causa de ese fuerte nudo que se le formo debido a la sorpresa.

 

  • - Es solo un niño caprichoso jugando a tratar ser noble.
  • - ......
  • - Si fuera perfecto hubiera podido evitar lo ocurrido.
  • - ......
  • - Pero no lo es... y nunca lo será por inmaduro... - Afilo de nuevo su mirada. - Por débil.

 

¡¡Por Natura!!  No podía ser posible ¿O sí? Había pensado que esos insultos eran para con él, pero no era así... ¡No! ¡Eso no podía ser posible! Tal vez había escuchado mal.

 

  • - Y lo que sucedió...
  • - ......
  • - Es culpa Suguru y de nadie más.
  • - ¡¡......!!

 

Shuichi no alcanzaba a comprender aquello ¿Cómo podía decir que era su culpa? ¡¡Si lo había salvado a él!!

No podía creer que ese hombre culpara a Suguru de lo ocurrido. Que hablara tan despectivamente de él ¡¡De su propio hijo!!

 

Lo vio hacer una reverencia delante de él, como si supiera de antemano que era un príncipe ¡Claro! Yuki debió decirle quien era él. Sin embargo no se sintió cómodo ante ese gesto, era como si aquel sujeto lo hiciera por simple compromiso, no por respeto hacia su título.

 

  • - Lamento las dificultades que le dio ese chico. - Y tras esas palabras se enderezó para después alejarse de ahí.

 

Shuichi se sentía molesto, confundido y herido por esas palabras tan crueles, despectivas y frías.

Suguru casi muere ahogado y ese hombre, que le dio la vida, ni siquiera se veía preocupado, es más parecía como si no le importara en realidad lo que le había sucedido.

 

¿Qué no era perfecto? ¿Qué era débil? ¿Inútil? ¡¿Mal educado?!

¡¡Por favor!! Si lo tenía TODO para ser la persona más correcta sobre Gaia. ¿Acaso no lo conocía? ¡¿En que se basaba para decir todas esas cosas?!

Sentía como la sangre le picaba en las venas por el enojo, le molestaba de sobremanera esa actitud ¡Era su hijo!

¿Qué no daría él por tener a sus padres vivos y a su lado?

¿Qué no hubiera dado su abuela porque su hijo y su nuera se recuperaran de esa enfermedad que les arrebato la vida?

Y viene este, hombre, a hablar pestes de su hijo, como si este en realidad no fuera su hijo......

 

Levanto la mirada y apretó los puños, conteniendo su enojo......... pero no puedo más... abrió la boca y hablo.

 

  • - ¡¡¿Cómo puede culparlo?!!
  • - ...... - Aquel hombre se detuvo ante esas palabras

 

+-+-+-

 

Sentado en aquella cómoda silla, Eiri no dejaba de masajear la cien de su frente; le cansaba tener que hablar con ese hombre tan......... necio, por encontrar una palabra educada.

 

  • - Ese sujeto me causa migraña. - Gruño Yuki molesto.

 

Yuki ya habían cambiado sus ropas por un conjunto que consistía en un pantalón de color blanco y saco del mismo color, el saco tenía bordados de color azul claro en el pecho; en su cuello tenía un pequeño broche de en forma rectangular creado con un brillante zafiro; y de su espalda caía una capa de color azul oscuro. ( http://www.oocities.org/galacticsailorsenshiworld/multim22.gif )

 

  • - Al menos lo convencimos que dejara a Suguru descansará aquí. Un viaje en su condición podría perjudicar su salud. - Comento el rey con una sonrisa conciliadora, tratando de calmar el humor de su hijo
  • - No digamos que le dimos mucha alternativa. - Respondió mientras miraba por la ventana. - ¿Creen que vaya a verlo? - Pregunto sin más.
  • - ¡Seguramente! Se moría de la preocupación ¿No lo viste? - soltó Yuki con todo el sarcasmo que daba su voz.
  • - Hijo, no seas tan cruel con ese hombre.
  • - ¡Bah! Si ese sujeto no mere...

 

  • - ¡¡¿Cómo puede culparlo?!! - La voz de Shuichi llego a sus oídos, haciendo que los tres voltearan hacia la puerta.
  • - ¿Shuichi? - Musito Yuki extrañado. ¿Por qué gritaba? ¿Con quien hablaba?
  • - ¡¡Suguru solo quiso ayudarme!! ¡No tiene por qué hablarle así! ¡¡Es su hijo!!
  • - ¡Mierda! - Pensó Yuki parándose y caminando con paso rápido hacia la entrada. Lo último que dijo el menor fue lo que detono esa reacción ¡No podía ser que estuviera hablando con ese sujeto!
  • - ¡Debería saber que él es muy bueno en todo lo que hace! ¡¿Cómo puede decir que no es perfecto?!

 

+-+-+-

 

Aquel hombre solo miraba a Shuichi, con sus ojos afilados, el ceño fruncido y los labios apretados. Le estaba molestando de sobremanera como le hablaba ese crío. ¿Quién se estaba creyendo que era?

Sin pensarlo siquiera se acercó a él con paso seguro y rápido.

 

  • - ¡¡Suguru no......!! - Se quedo callado, sorprendido y asustado por la manera tan soberbia con la que ese sujeto caminaba hacia él, y por esa mira molesta que le dirigía.
  • - Ser un príncipe no le da derecho a levantarle la voz a sus mayores. - Lo regaño mientras continuaba avanzando.

 

Shuichi retrocedió medio paso, incapaz de moverse más, sintiendo que aquel hombre era demasiado amenazante, le miro los puños apretados con fuerzas y los nudillos blancos.  Tenía una mirada muy parecida a la que tuvo Aizawa después de que lo mordiera cuando este le robo un beso;  y tras ese recuerdo tuvo un escalofriante pensamiento. "Va a golpearme"

Lo miro mover levemente la mano derecha; cerró los ojos con fuerza y se encogió en su mismo, esperando aquel golpe en el momento mismo en el que lo escucho detenerse delante de él... sin embargo este nunca llego; los segundos pasaban y ese sujeto seguía delante de él, imponiendo con su sola presencia.

 

  • - ¿Algún problema, vizconde?
  • - ¡...! - La voz de Yuki a su espalda lo hizo reacción; abrió los ojos y volteo el rostro para ver al rubio, quien miraba a aquel hombre con seriedad.
  • - ... - El hombre apretó los labios levemente y tras ello hablo. - Ninguno, majestad. - Le dijo al rubio para después mirar de forma desaprobatoria al pelirrosa.

 

Por unos segundos medito las palabras que le diría al pelirrosa, pues le había enojado de sobremanera que se atreviera a levantarle la voz.

Shuichi notó aquella pesada mirada sobre él, sintiéndose intimidado y amenazado.

Yuki apoyo sus manos en los hombros del menor, sujetándole con suavidad y firmeza, Shu solo se encogió un poco más en sí, como si quisiera que el rubio lo abrazará para cubrirlo de ese sujeto; mientras que el vizconde  simplemente levanto la mirada hacia el rubio, encontrándose con esos ojos dorados que sin palabras le decían: "dile algo y te metes conmigo"

 

  • - Con su permiso, Majestades. - Dijo el hombre haciendo una ligera reverencia para después dar media vuelta y alejarse de ahí en completo silencio; dejando la atmosfera pesada por su presencia.

 

Lo miraron desaparecer por el pasillo tras dar vuelta en uno de los corredores. Pero a pesar de ya no está ahí, ninguno de los dos decía algo.

Shu aún no terminaba de procesar lo ocurrido... si aún no alcanzaba a comprender como era que Suguru estaba herido por su culpa ¿Qué seria sumarle ese momento tan...... molesto?

 

  • - Deja de temblar. - Le pidió Yuki al menor
  • - ......
  • - Shuichi.
  • - ...Ese hombre... me da miedo. - Musito.
  • - No te hará daño. - Añadió mientras movía al menor un poco para que girará y quedara frente a él.
  • - ...pe-pensé que iba a golpearme. - Se atrevió a confesar, mientras su cuerpo se estremecía levemente, recordando la manera en la que se acercó a él, la forma en la que lo miro y las palabras que le dirigió a su hijo. De nuevo todo un tumulto de emociones lo controlaban, haciendo que no dejara de estremecerse por completo.
  • - Es un maldito. Pero jamás te pondrá la mano encima. - Acarició su cabello. - Lo prometo.
  • - Yuki. Dime que todo es un sueño.
  • - ¿Qué?
  • - Que nada de esto está pasando.
  • - ......
  • - Que Suguru está bien, que no está herido por mi culpa, que ese sujeto no hablo así de él...... de su propio hijo......... dime que... nada de esto... está pasando.

 

Se llevo las manos al rostro para ahogar sus quedos gemidos y que las lágrimas no resbalaran por sus mejillas.

Eiri lo miro por unos segundos y tras ello lo abrazo, tratando de consolarlo. No le gustaba ver al chico así, tan frágil e indefenso. Le hubiera gustado que, en efecto, todo fuera un sueño y que al despertar, las cosas estarían bien; pero no podía mentirle, sin embargo la situación tampoco era tan drástica como para no soportarla; entonces ¿Por qué Shu actuaba así? Sencillo, no podía evitar sentirse culpable por el accidente, después de todo... el menor era muy sensible.

 

  • - Suguru está bien, pronto se repondrá. - Musito sobre sus cabellos de forma suave y tranquila, sintiendo como un tembloroso Shuichi se refugiaba en sus brazos en busca de un alivio a todos esos sentimientos llenos de culpa, enojo, preocupación y miedo. - Fue un accidente... tú no tienes la culpa. - Añadió sin dejar de acariciar sus cabellos.

 

Aquella escena fue vista por el padre de Eiri y por Seguchi, quienes sin decir nada regresaron al salón principal, dando espacio a los dos príncipes.

 

Por su parte Hiroshi también había visto lo sucedido; pero a diferencia de los otros dos, el pelirrojo no sabía si debía alejarse o no; si bien era cierto que Yuki había, a su manera, defendido a Shu de ese hombre y que ahora lo consolaba; también era verdad que ese hombre era el que más había hecho llorar al pelirrosa. ¿Era correcto que él calmara su angustia? No lo sabía; como tampoco sabía si debía acercarse o irse de ahí.

 

 

Los segundos se convirtieron en minutos... y ellos seguían abrazos en aquel pasillo, ignorando al resto del mundo por completo, como si este no importara.

Las manos del rubio no paraban de acariciar suavemente la espalda y cabellos del menor, de manera distraída mientras buscaba calmar todas esas emociones en el joven príncipe.

Shu, por su parte, no sabía cómo era eso posible, pero en brazos de Yuki se sentía seguro, como si todo estuviera bien, ahuyentaban el miedo, el enojo y la culpa. Era una sensación demasiado agradable... tanto que empezaba a sentirse somnoliento; cerró los ojos y se acurruco levemente sobre ese fornido pecho, escuchando el acompasado latir de su corazón, permitiendo que este lo arrullara levemente. Dormir no era una mala idea, incluso de esa manera podría olvidarse un poco de lo ocurrido... pero no podía dormirse, al menos no por el momento; tenía que ver a Suguru, saberlo seguro y disculparse con él.

Empujo a Yuki levemente del pecho para que este lo soltará, cosa que hizo sin objeción alguna.

 

  • - ¿Te sientes mejor? - Pregunto suavemente.

 

Shuichi simplemente asentó pero sin levantar la cabeza.

Eiri no estuvo conforme con esa respuesta; levanto el rostro del menor por el mentón con un movimiento tranquilo, mirando aquel rostro que aún tenía los vestigios del llanto: mirada rojiza e irritada, piel pálida, mejillas sonrosadas y marcas de lágrimas en sus mejillas y ojos. Hizo una mueca de desagrado, en verdad que odiaba verlo llorar.

 

  • - Te vez cansado, deberías dormir un rato. - Sugirió el rubio mientras retiraba las lágrimas de sus ojos.
  • - ... - Esta vez negó con la cabeza. - Quiero ver a Suguru
  • - Ya te dije que está bien. - Respondió el rubio con calma, pero demostrando que le ofendía el que no creyera en sus palabras
  • - ... - Shu noto eso y esquivo levemente la mirada; no era que no creyera en sus palabras, pero tenía que verlo, lo necesitaba. - ...pero... yo... - No sabía cómo poner en palabras la angustia que sentía por el menor
  • - ... - Eiri lo miro, descubriendo lo que deseaba decir el chico. - Bien, pero después de ello irás a descansar ¿De acuerdo?
  • - ...si.

 

Se miraron fijamente a los ojos, incapaces de apartar la vista del otro, notando como sus rostros se reflejaban en la mirada contraria.

Sintió como su corazón latía con fuerza en su caja torácica, recordando que segundos atrás había estado abrazado a ese hombre que tanto amaba, acurrucado en su pecho, arrullado por sus caricias y su palpitar, inhalando su aroma; mientras aquellas manos sujetaban su rostro con suavidad y dulzura, evitando que volteara a otro lado y que se alejara de él. Se sabía cautivado por el mayor; tanto, que deseo levantar las manos y envolverlas en el cuello del mayor, cortando la distancia y volviendo a probar esos labios que tanto le gustaban.

 

  • - ¿quieres que te lleve? - Pregunto Eiri sin más para salir de este extraño y agradable hechizo que tenían el uno sobre el otro.
  • - ¡...!

 

¡Natura! ¿Qué estaba haciendo? Por que disfrutaba tanto de eso cuando Suguru, su prometido, estaba recuperándose en una habitación por haberlo salvado precisamente a él, su rival.

 

  • - No. No, gracias. - Se aparto de él a regañadientes al mismo tiempo que volteaba el rostro para no verlo, haciendo que su vista chocara con el cuerpo de su escolta personal. - Hiro me acompañara. - Añadió.
  • - ... - Yuki levanto la mirada y vio al pelirrojo a uno 10 metros de ellos, callado e inmóvil cual estatua. ¡Demonios! ¿Por qué no lo era? Una maldita estatua que se quedara quieta y sin hablar. Entrecerró los ojos, torció discretamente la boca y apretó levemente los puños. - Bien, como quieras. - Respondió de forma seca, dándole la espalda al menor y regresando al salón principal, bajo la atenta y desconcertada mirada del pelirrosa.

 

Eiri, sin decir nada y con paso rápido llego a esa habitación y cerró la puerta de mala manera, demostrando que en verdad estaba molesto.

Sencillamente no entendía su comportamiento. ¿Por qué se había enojado? Si hasta hacia unos segundos se había mostrado muy dulce con él.

 

  • - Majestad. - Pregunto Hiro atrás de él.
  • - ¿Eh?
  • - ¿Se encuentra bien?
  • - Ahh... si. - Respondió en voz baja. - Vamos donde Suguru. - Añadió pero sin moverse de su lugar, sin dejar de mirar aquella puerta cerrada por la cual despareció el futuro rey de Asgard.
  • - Majestad ¿Qué sucedió? ¿Por qué esta triste? ¿Por qué su majestad Yuki lo abrazaba? ¿Por qué grito?
  • - ......
  • - Shuichi. - Le dijo con tono conciliador.
  • - Te cuento en el camino. - Respondió para caminar por el largo pasillo.

 

 

Hiro no podía creer lo que escuchaba, le resultaba simplemente......... imposible. Al igual que Shuichi se sentía molesto e indignado por lo que estaba escuchando.

No es que él conociera a michas personas, pero a las que había tratado en lo que llevaba de vida, nunca antes había oído que un padre diera esas referencias de un hijo; cierto era que reconocían sus fallos, pero alababan sus logros.

"Mi hijo no es bueno combatiendo, ¡Pero deberías de verlo pescar! Es simplemente formidable"

"Mi hijo es tan amable, cuando su madre estuvo enferma, él se encargo de el aseo de la casa, de la cocina y cuido de ella hasta que mejoro"

"Mi hija prepara un arroz exquisito, luego les traeré para que lo prueben"

"Los estudios no se le dan a mi crío, siempre me trae malas notas y nos da muchos dolores de cabeza con sus travesuras. Pero a pesar de todo, es un buen chico"

 

Recordaba esas frases que había escuchado una que otra vez de la gente de Turandot. Incluso había visto el actuar de algunos nobles para con sus hijos... y ninguno de ellos, al menos en público, hablaba así de su descendencia.

Y aquel hombre, sin conocer a Shuichi, empezó a sobajar a Suguru sin que él estuviera presente para defenderse.

¿Niño? Si, no podía negar que aún era muy joven pero su actitud no era la de un niño.

¿Débil, poco hábil? Por supuesto que no, tenía una fuerza, agilidad y destrezas que nunca antes había visto

¿Caprichoso? ¿Cómo? Si todo lo que hacía tenía una justificación explicita.

¿Maleducado? ¡¡Claro que no!! Tenía la educación más fina, refinada y elegante que había visto en su vida.

 

Suguru Fujisaki era simplemente: perfecto como noble; y como consorte del futuro rey de Asgard. Entonces, según su padre ¿Qué le faltaba para ser perfecto? No lo sabía.

 

  • - Es aquí. - Dijo el pelirrosa al ver una puerta entreabierta.

 

Miro hacia enfrente y pudo darse cuenta de que ya estaban fuera de la habitación del peli-verde.

Con los nudillos de su mano, Hiroshi toco aquella puerta para pedir el paso, el cual les fue concedido por la tranquila voz de Mika con un "adelante"

 

La enorme habitación se sentía cálida y acogedora; estaba alumbrada la luz que entraba de la ventana cerrada y por la chimenea que estaba encendida.

Al fondo lograba verse una amplia cama con finos doseles que cubrían levemente a la persona que reposaba en el centro de ella.

 

  • - Príncipe Shuichi. - Dijo Mika mientras se ponía de pie. - ¿Qué hace aquí?
  • - Ehh... ahh... yo... quería saber cómo se encuentra Suguru. - Confesó de manera tímida.

 

Mika sonrió dulcemente ante el interés del pelirrosa, le agradaba mucho que se preocupara por él, eso solo hablaba del gran corazón que tenía el príncipe.

 

  • - Aún no ha despertado, pero pudieron quitar la hipotermia.
  • - ...
  • - La lesión en su tobillo no es de gravedad, aunque le costará trabajo caminar correctamente durante unos días. - Dijo la mujer con calma. - Tiene un poco de fiebre, pero el médico dice que con descanso se recuperará.
  • - Ya... ya veo. - Musito el menor acercándose a la cama.

 

Suguru se veía más pequeño de lo que era en aquel amplio colchón y estando cubierto de pies hasta el cuello por las colchas. Se miraba frágil al tener la piel levemente pálida, las mejillas sutilmente sonrojadas y la respiración errática. Se mostraba enfermizo con aquel paño sobre su frente  y sus ojos cerrados debido a la falta de conciencia.

 

  • - ¿Cuándo despertará?
  • - No podemos saberlo, pero esperamos que sea en unas horas.

 

Shuichi sonrió discretamente al saber que estaba bien, sin embargo su sonrisa tenía un deje de amargura; en verdad le hubiera gustado verlo despierto y escuchar de su propia boca como se sentía; así también hubiera podido disculparse con él y agradecerle por salvarle la vida a costa de la suya propia.

Apretó levemente su puño y de nuevo las lágrimas picaron sus ojos.

"Mal educado... Niño... Caprichoso... Inútil... Débil... Fue su culpa"

 

Las palabras de aquel hombre taladraban su mente una vez más, haciéndolo sentir molesto.

 

  • - ¿Ocurre algo? - Pregunto Mika al verlo apretar los labios.
  • - Es que......... el papá de Suguru dijo cosas muy desagradables y.......
  • - ¡...! - Mika no pudo evitar abrir los ojos levemente, para después entrecerrarlos con enojo. - ¿Estuvo aquí? - Pregunto con un deje de molesta.
  • - ¿eh? - Shuichi volteo a mirarla. - ¿Es que no ha venido a verlo?
  • - No y me alegro. - Soltó sin más.

 

Shuichi miro atentamente a la castaña; esa mirada era la misma que habían puesto sus hermanos: Tatsuha cuando mencionaron a ese hombre al llegar a palacio; y Yuki cuando lo miro en el pasillo.

Cierto era que ese sujeto había criticado a su propio hijo... y que él se había asustado cuando lo vio molesto......... pero ¿Por qué los tres hermanos se mostraban molestos ante su sola mención? ¿Qué tenía ese sujeto que los enojara de esa manera?

 

Un leve gemido los saco de sus pensamientos haciendo que los tres voltearan la vista hacia la cama.

Suguru se había movido levemente, probablemente aquel movimiento le ocasionó dolor en la herida de su tobillo y por eso se quejaba entresueños.

 

  • - Shhh... - Dijo la castaña mientras se sentaba en la cama, retirando la compresa de su frente para humedecerla con un poco de agua fría y volverla a colocar en su lugar. - Duerme, mi cielo. - Le dijo la mujer de forma maternal, acariciando su mejilla con dulzura.
  • - ...... - Shuichi y Hiro solo miraban aquellas atenciones tan cariñosas por parte de Mika, les extrañaba que esa mujer que momentos antes se veía molesta y hasta ofendida, ahora se mostrara tan gentil con el vizconde.
  • - Sé que no fue la mejor manera... pero me alegra mucho que Suguru te haya conocido, Shuichi
  • - ¿Eh? - Musito el pelirrosa
  • - En verdad, él necesitaba conocer a alguien como tú.
  • - ¿Qué quieres decir con eso?

 

Mika volteo a verlo y le sonrió de manera amable, como si le agradeciera su presencia en ese palacio.

 

  • - Él es...... un ruiseñor dentro de una jaula de oro. - Su voz demostró tristeza, una que Shuichi no sabía cómo interpretar.

 

CONTINUARÁ

Notas finales:

Lo sé... tal vez esperaban más... pero esto es una introduccion al cap que viene... en el cual veremos el pasado de cierto personaje, el cual, quiero mecionar: yo estoy adorando en este fic!!

Hare lo posible por no demorar en el prox cap!

Nos vemos, kuidense y besos

Bye bye!!! ^o^


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