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Show me your teeth por LadyHenry

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Notas del capitulo:

Por fin después de tantas interrupciones acabo la primera parte, la segunda irá sobre cómo va Jair con su síndrome PMV en la sede del COVISEM, espero no tardar mucho...

 

 

Ahora entendía por qué Aleix sonaba tan raro al teléfono, era muy complicado centrarse experimentando esas sensaciones tan intensas, además su amigo era de naturaleza dispersa, así que debía andar como loco. Eso le preocupaba mucho, sobre todo porque había quedado en manos de su padre, que nunca lo había tragado, juntos en estas condiciones eran una bomba de relojería andante.

La noche había terminado fatal, Jair estaba algo confuso, justo después de que el cabrón de Marty (ahora le gustaba más llamarlo así que retrasado) le mordiera, los de COVISEM habían ido a socorrerle, mientras los demás se iban dispersando. Se extrañó de que Dante se fuera con el nieto de la señora Prym, justo después de amenazar a Roy para que se fuera con Aleix a no sé qué lugar a buscar algo. Comprendía que Roy tuvo que hacerle caso, aunque lo llamase para saber qué tal estaba.

-Jair ¿cómo estás? ¿Qué te ha hecho ese maldito retrasado?-preguntó Roy entre indignado y preocupado.

-Me ha mordido y luego me ha hecho beber su sangre... no sé cómo lo ha conseguido, pero bebí sin oponer resistencia... -respondió Jair asqueado.

-¿Estás bien?-puntualizó Roy viendo que su hijo estaba lúcido.

-Qué coño voy a estar bien, acabo de beber la sangre de otro mezclada con la mía y con la de ve a saber quién.

-No te preocupes, los vampiros depuran la sangre, la hacen... potable, no te pasará nada malo para tu salud.

-Pues juraría que estoy alucinando, veo las cosas más... brillantes y creo que sé dónde está Marty.

-Genial, dinos donde que vamos a por él y lo machaco.

-Está llegando a la bahía, va con los amigos de Salem.

En esos momentos Aleix le quitó el móvil a Roy, quería aclararle algunos detalles a su amigo.

-Jair tío, te lo puedes creer cuando vea a esa vieja de nuevo se va a enterar-exclamó Aleix contento de poder ir a molestar a la señora Prym.

-¿Te parece el momento oportuno de pensar en eso Aleix?

-Oh lo siento, ya sabes que me disperso... no era eso lo que quería decirte.

-Ok, pues céntrate y dime.

-Que veas las cosas más nítidas, que puedas escuchar gente que está muy lejos y saber dónde está Marty es por la sangre, agudiza los sentidos, no te preocupes te irás acostumbrando.

-Vale, pero cuando esto acabe nos haremos un chequeo.

-Como quieras... aún hay algo más.

-¿Podemos volar?-se cachondeó Jair.

-No... que yo sepa, no lo he intentado.

-Mejor no lo intentes Aleix... de qué se trata.

-Verás, vas a notar que te entran unas ganas increíbles de...

-¿Tomar sangre?

-No.

-¿Dormir de día?

-No.

-Pues de qué...

-Digamos que estarás muy afectuoso.

-¿Los vampiros son cariñosos?

-No exactamente, bueno Dante es bastante huraño... me parece que no, así a bote pronto los que he visto no son muy amigables...

-Aleix coño céntrate.

-Pues que vas a ponerte más caliente que un rebaño de cabras-soltó Aleix estallando.

-¿Es en serio eso de que estás cachondo?-preguntó Jair preocupado, tenía la esperanza de que le estuviera tomando el pelo.

-Sí, mucho, pero no me dejan tiempo para solucionarlo-se quejó Aleix.

-¿Tan fuerte te ha dado?

-Tú qué crees, me he dado cuenta de golpe de que me atraen los tíos, años ignorándolo, me la chupan y ¡zas!

-Joder... vaya cagada.

-Dímelo a mí. Por cierto ¿duele mucho?

-¿El qué?-preguntó Jair confuso, ya que estaba pensando en que no era nada bueno que Roy anduviera solo con un chico irritante y salido.

-Ya sabes... que te estrenen el culo-rió Aleix imaginando la cara de mala leche que pondría Jair nada más escucharle.

-Depende de cómo lo hagan, a mi padre le gusta ponerse rudo... o eso decía el estúpido al que le partí la cara en el instituto aquella vez-respondió Jair intentando dejarle claro que Roy no era una buena opción por muchos motivos.

-No deberías hablar de esas cosas con tu viejo, es violento, está bien eso de la confianza, pero todo tiene un límite por dios...

Jair y Roy suspiraron al mismo tiempo, no había manera de que Aleix entrara en razón así, empezaban a creer que sería bueno dejarle un rato para que se perdiera y consiguiera desestresarse.

-Pásame con mi padre anda.

-Ok, pero cuídate de esos tipos, ya sé que tienes práctica, pero el del rastrillo parece un bestia, aunque tiene un cuerpazo que...

-¡Aleix!

-Vale, vale, ciao.

-Hijo no te preocupes, haz como cuando íbamos a pasar las vacaciones a casa de tu tía Jenny y los idiotas de tus primos te espantaban los ligues.

-Papá te recuerdo que acabé tirándome a Tod...

-Cierto, bueno... por lo menos inténtalo, esos tipos parecen algo violentos, a Dante no le gustan nada-argumentó Roy preocupado.

-Oh vaya lo tendré en cuenta, la opinión de un secuestrador chupasangre es muy fiable-ironizó Jair.

-Bueno... reconoce que lo del rastrillo fue poco ortodoxo.

-Como sea, no es para tanto, de momento sólo estoy algo flipado con las luces...

-Vale, pero ten cuidado.

-Lo mismo digo papá.

-No te preocupes cuidaré de que este memo no se tire sobre nadie.

-Tengo que colgar, vamos a entrar en la sede del COVISEM, te llamo luego.

Mientras Jair se despedía de Roy meditaba si debía recordarle que Aleix tenía la facultad de sacarlo de quicio y que por detalles como esos había acabado siendo un padre precoz.

Confiaba en que consiguieran mantener a raya sus discusiones hasta que estuvieran a salvo o con más gente, porque si seguían solos estaba seguro de que Roy reaccionaría mal ante las payasadas de Aleix, tanto como para robarle la honra de su puerta trasera al lado oscuro.

Y no podía estar más acertado en sus cavilaciones, la tensión iba creciendo por momentos. Tenían que ir a la casa de la bahía para buscar un libro, que llamó la guía para chupópteros neófitos, una especie de folleto en blanco y rojo que según Dante daba información básica para iniciados, eso le había prometido a Salem a cambio de negociar para que Marty dejara de interferir en sus planes, cosa  que hablarían después de dormir.

Roy intentaba buscar el folleto mientras Aleix curioseaba por la casa, preguntando por los objetos. De pronto se fijó en una pequeña caja que estaba en la estantería más baja del mueble de la tele, tenía un dibujo llamativo hecho con arena coloreada, se agachó para tomarla y poder apreciarlo mejor, pero acabó apreciando el trasero de Roy, que estaba subido en una silla intentando abrir la cerradura de las puertas superiores el armario. Tenía un voluminoso manojo de llaves, por lo visto a Dante le gustaba dejarlo todo bien cerrado. Cansado de no dar con la llave correspondiente le pidió a Aleix que le acercara su maletín, en el que guardaba algunos instrumentos de utilidad para emergencias como llaves maestras, limas, ganzúas... detestaba esperar por el cerrajero.

-Aleix coño tráeme el maletín -bramó Roy mientras se volteaba para ver qué estaba haciendo el chico para no atender su pedido.

-Vale... -respondió Aleix mientras despegaba la vista de un acalorado Roy, que llevaba la camisa entreabierta, el pelo revuelto y estaba a punto del colapso. Cosa que le resultó muy sexy.

Roy bufó, la situación se estaba poniendo demasiado cargante, Aleix no cooperaba nada, sólo se dedicaba a incordiarlo, aunque fuera de forma involuntaria.

-Haz el favor de dejar de mirarme como un pedazo de carne, mueve el culo para ayudarme, así te distraes.

-Deberías ser más comprensivo, tienes un hijo adolescente, incluso podría decirse que tú sigues comportándote como uno...

-Disculpa por no ser un amargado y dejarle libertad a mi hijo...

-Pues por eso mismo Roy, deja de actuar como si fueras la señora Prym, sólo te falta llamarme degenerado, además yo no tengo la culpa de que uno de tus clientes me secuestrara y...

-No lo digas, ya sé lo que hizo, y por eso estoy aquí, asumiendo mi responsabilidad, te agradecería que facilitaras las cosas en lugar de andar jodiendo.

-Ése es el problema, que no consigo joder, no tienes idea de cómo estoy, cuando te peguen un muerdo e intercambies sangre, ya me cuentas si es fácil aguantarse. Sólo te he mirado, no te he puesto las manos encima, así que deja de ponerte como una de esas memas que llevan pulseritas de castidad.

-Mira niñato aquí el que corre peligro eres tú, yo hace rato que asumí lo que me gusta, no soy yo el que está en plena crisis sexual, pasándola junto a un tipo que podría ser su padre y con el que tiene una relación que roza lo cortante. No soy la persona adecuada para  satisfacerte, sería muy incómodo, a no ser que después dejaras de frecuentar a Jair...

-Ni lo sueñes, asúmelo, seré peor que tus posibles yernos o nueras, soy su mejor amigo, hoy en día ese tipo de relación es la única que dura de verdad, todos pasarán tarde o temprano, y yo estaré ahí para apoyar a Jair cuando se vayan.

-Tú te lo pierdes-suspiró Roy, cansado de intentar abrir el armario.

-Reconozco que no es una gran opción, pero a falta de pan...

-Acércate y no podrás sentarte en una semana-amenazó Roy.

-Debo estar muy mal porque eso me ha sonado sugerente-sonrió Aleix maliciosamente mientras le acercaba sus utensilios.

-Aleluya, por fin te dignas a traérmelo.

-¿Qué clase de persona lleva esas cosas en su maletín de trabajo? A parte de un cerrajero o un ladrón...

-La que te va a partir la boca para que dejes de soltar bobadas-respondió Roy mientras por fin conseguía forzar la pequeña cerradura.

 -Podrías ser un poco más considerado y partirme el culo-rió Aleix al ver la expresión alterada de Roy, estaba seguro de que le quedaba poco para colapsar, y eso era lo que se había propuesto, hacerlo estallar, Roy estaba demasiado metido en el asunto del libro, estresado por verse envuelto en una situación así. Se estaba refugiando en seguir el juego, hacer lo que se le exigía a cada momento con la esperanza de que acabase pronto, y eso era malo, estaba demasiado ensimismado, demasiado frío, quieto... había que agitarlo para que liberase esa energía contenida, para que él mismo pudiera liberarla.

Aleix necesitaba descargar, notaba como su sangre hervía, viajando a toda velocidad por sus venas, pidiéndole guerra, necesitaba una presa y la única a mano era Roy. Aunque sabía que Jair lo mataría, que era una locura... simplemente no podía detenerse, tenía que lograr que cayera en sus garras o que lo dejara libre para buscar a otro.

Y por lo que juzgaba había hecho un excelente trabajo, ya que de un momento a otro Roy había dejado de insultarle para cogerlo del cuello de la camisa, eso era un paso más, contacto físico impulsivo de corte violento, dicen que del amor al odio hay un paso... pues lo mismo debía pasar entre una paliza y un polvo salvaje, sólo había que reconducir la situación de forma adecuada. Cosa en la que Aleix estaba trabajando, desafiando a Roy, reconduciendo toda esa frustración y los detestables sentimientos que sabía despertaba en el padre de su mejor amigo, para lograr su objetivo: que le echaran un polvo bestial.

-Me estás oprimiendo demasiado... afloja.

-Tú te lo has buscado.

-Deberías ser más cuidadoso, soy mercancía a estrenar.

-¡JA! Tú tienes la castidad donde Marty el sentido práctico.

-¿Me estás diciendo que eres pasivo?

-¡¿Qué?! Yo no he dicho nada, y aquí nadie va a ser pasivo...

-Eso es físicamente imposible Roy.

-No me refiero a eso...

-Como sea, a estas alturas me da lo mismo, ya me arrepentiré mañana.

-Hasta ahora no he tenido quejas.

-Pues demuéstramelo.

-Ni loco, ya estamos metidos en un lío, no quiero que Jair me cape.

-Mira Roy tienes dos opciones, o eliminas nuestro estrés y nadie se entera, o me voy a por alguien que tenga ganas de sexo fácil y te dejo aquí.

-No conoces esa parte de la ciudad, serías un pedazo de carne fresca andante, no durarías un asalto.

-Eso ahora suene muy bien...

-Vale, lo capto, pero después te portarás bien y no me incordiarás.

-Eso depende de lo bien que te portes conmigo.

-Muy bien mocoso, calla y disfruta-dijo Roy antes de dejar sus reparos a un lado y hacer algo con Aleix que no le resultara frustrante.

Por su parte Aleix cooperó con entusiasmo, ya sospechaba que a Roy esos menesteres debían dársele bien, empezó joven y mantenía un ritmo bastante fuerte, no por nada su ex mujer tenía un buen repertorio de chistes sobre lo agitada que era su vida sexual, que no amorosa, pero debía reconocer que estaba superando sus expectativas. Nunca lo habían desnudado tan rápido y con tanta agilidad.

Por varias razones le estaba resultando algo turbadora la situación. Hasta ahora siempre había sido él quien marcaba el ritmo, la parte dominante, ahora se dedicaba a dejarse llevar, intentaba asimilar lo que estaba ocurriendo pero le resultaba muy complicado, ya que las sensaciones eran mucho más intensas de lo normal. Debía ser por lo afinados que estaban sus sentidos, notaba cómo se aceleraba el pulso de Roy, el sonido de sus latidos se expandía  de una forma atronadora, la sangre corría a toda velocidad concentrándose en determinados puntos que deseaba tocar fervientemente, quería notar el calor que desprendía, el olor de la sangre en plena ebullición... pero estaba demasiado maravillado con otro sentido: el tacto.

Su piel estaba jodidamente receptiva, las incesantes caricias que Roy deslizaba por todo su cuerpo ejercían un efecto hipnótico, despertando sensaciones placenteras y aumentando sus ganas de llegar a más. Los candentes besos inflamaban sus labios, los sentía henchidos, quemando ante el húmedo contacto de la juguetona lengua, sus dientes ansiaban apresar la carne suave y palpitante para estrujarla hasta hacer brotar el apetitoso líquido, pero estaba seguro de que Roy lo molería a hostias si intentaba probarlo de esa manera.

Mientras ese estremecedor pensamiento cruzaba por su mente, la voz de Dante irrumpía riendo, para luego decir "Puedes hacerlo, ingeriste lo suficiente como para que no se note, los vampiros, los conectados y las ratas anestesiamos antes de morder, así a la víctima no le duele"

Aleix sonrió maliciosamente, hasta que se percató de lo que Dante le había comunicado, ¿acaso estaba dentro de su cabeza? ¿Sabía lo que estaba haciendo cada minuto?

"Claro que no, me volvería loco, sólo me llegan cosas puntuales cuando experimentan cosas fuertes".-Volvió a aparecer la voz.  

Aleix se debatía entre morderlo o dirigirse a donde el riego sanguíneo se agolpaba, le parecía peligroso acercarse con la boca a donde la sangre bombeaba con más fuerza, así que intentó contenerse por si acaso, aunque no pudo resistirse a aprovechar uno de esos largos y profundos besos para rasgar la fina piel de los labios, apenas lo notaría, en cambio para él sería un extra muy excitante. Tanto que cuando la sangre espesa y caliente se filtró entre sus labios estuvo a punto de acabar, y Roy apenas comenzaba a lubricarlo.

-¿Estás listo?- susurró Roy con voz ronca.

-Supongo, sólo sé que necesito más...

-Eso quiere decir que sí, abre un poco y respira hondo.

Fue lo último que escuchó Aleix antes de sentir cómo Roy se deslizaba en su interior, que se amoldaba acalorado a la invasión, palpitando con cada fricción, despertando con los toques rítmicos y progresivamente rápidos que eran las embestidas de Roy, cada vez más profundas, llegando más lejos tocando donde mejor se sentía.

Estaba a punto de perder la poca cordura que conservaba, sentía demasiadas cosas a la vez, se saturaba de placer, los olores, la calidez, la expresión entre certera y perdida de Roy. Todo lo abocaba a terminar, liberando por fin la tensión, pero no fue hasta que volvió a rasgar sus labios que terminó, culminando en el orgasmo más potente que hubiera tenido hasta la fecha.

Por su parte Roy estaba algo desconcertado, en un principio había intentado controlarse, ir poco a poco, pero con las efusivas reacciones de Aleix se le había hecho imposible, así que terminó por follárselo de una manera demasiado ruda para ser la primera vez del chico. Pensó que se iba a enfadar, pero se durmió en seguida con una sonrisa de oreja a oreja, lo último que dijo antes de cerrar los ojos  fue "no me extraña que haya tanto depravado suelto, esto es demasiado bueno... a partir de ahora me uno a sus filas".

Roy Supuso que le había compensado el polvo, poco después empezó a preguntarse quién de los dos había sido más bestia, porque el dolor que sentía en sus labios y los numerosos chupetones que tenía, daban a entender que había participado en una sesión de bondage.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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