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Show me your teeth por LadyHenry

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Notas del capitulo:

Vean este vídeo https://www.youtube.com/watch?v=_qyiskyDBCk (versión abreviada ver entre el minuto 1:50 y 2:14) antes de leer el capítulo, para que sepan cómo atiza un Ri-Txar ;D

Este capítulo es un extra de Halloween, salen personajes del fic

Sympathy for the Devil

 
 
 
 
                    XXXII. Una velada ocultista.
 
 
Estaba desesperado por encontrar a alguien que pudiese ayudarle, tanto como para abordar a un par de sacerdotes en medio de la estación de trenes. 
 
-Disculpen –dijo Paul mientras se interponía en el camino de ambos.
-¿En qué podemos ayudarle? –preguntó el padre Elliot sorprendido por el tono urgente.
-Necesito que me asesoren en un tema muy… delicado –respondió Paul sin tener idea alguna de cómo explicar su situación.
-Caro, ahora no tenemos tiempo para atenderte como es debido –intervino Rosario-. Tenemos que tomar un tren en cinco minutos.
-Ve a tu parroquia habitual –lo animó Elliot al ver su expresión acongojada.
-Ni siquiera sé si después de lo que me han hecho podría entrar en una –negó Paul desolado.
-¿Has frecuentado malas compañías, caro? –indagó Rosario suspicaz.
-Eso creo…
-Oh, joder, ¿no me digas que te han pegado un muerdo? –bufó Elliot.
-Tesoro esa lengua, te dije que frecuentar a Vincenzo no es buena idea –riñó Rosario a Elliot.
-A decir verdad… -intentó explicar Paul ignorando la reacción del sacerdote.
-No, no, no… caro, no hay tiempo, te diremos a dónde ir –interrumpió Rosario.
Elliot rebuscó en sus bolsillos sacando una tarjeta que extendió hacia Paul.
-Dile que vas de parte de Elliot Bedgood.
 
Paul la tomó dándoles las gracias y deseándoles un buen viaje. Buscó un teléfono para llamar preguntándose si le habrían tomado por loco al ver que la pequeña tarjeta negra tenía escrito en letras rojas: 
 
COVISEM 
 
              Acechamos y siempre vamos armados. 
 
              Dtor: Vince van der Rohe. 
 
Y dos teléfonos, uno para información y otro para emergencias.
De pronto escuchó que alguien silbaba en su dirección, al girarse vio a Rosario asomado a una de las ventanillas del tren haciéndole gestos para que se acercara.
 
-Caro, no estoy muy seguro de que los del COVISEM puedan ayudarte, en esta época del año suelen estar muy liados, mejor llama aquí y pide cita, dile que te envía Rosario Vandone, y no dejes que te estafen, si ves que la tarifa es prohibitiva llámame, mi número está en el reverso, suerte.
 
Paul asintió mirando desconfiado, no acababa de parecerle profesional la actitud de ninguno de los curas, si es que lo eran, puede que fueran unos estafadores disfrazados o algo peor. Pero en sus circunstancias no tenía muchas opciones, así que decidió arriesgarse, tampoco es que fuera a perder mucho si la cosa fracasaba.
 
Volvió al teléfono guardando la tarjeta del COVISEM, para marcar el número que le había facilitado Rosario.
 
-Buenas noches –dijo la voz de una mujer al descolgar.
-Buenas noches –replicó Paul.
Tras unos segundos de silencio la mujer carraspeó, pero Paul siguió callado hasta que oyó un click antes de que se cortara la comunicación, respiró hondo y volvió a llamar.
-Diga –la voz de la mujer sonaba algo irritada.
-Buenas noches –saludó Paul.
-Buenas noches, ¿para qué nos llama? –preguntó sin rodeos la mujer.
Y entonces volvió a hacerse el silencio, tras unos instantes volvió a hablar con el tono poco amigable de antes.
-¿No serás unos de esos idiotas que tienen miedo pero quieren que les haga un trabajo de los “feos”?
-No, es solo que… no sabría cómo decirlo sin sonar como un tarado. Además acabo de darme cuenta de que ni siquiera sé a quién llamo ni a qué se dedica.
-Querido deberías informarte de esos detalles antes de llamar, así te ahorrarías  algunos malos tragos.
-Lo sé, normalmente soy bastante precavido pero esta situación me está afectando mucho.
-Entiendo, será mejor que vengas, ¿el viernes a las diez de la noche te va bien?
-Sí, gracias. Por cierto ¿a qué se refería con trabajos feos?
-Eso ahora no es relevante, dime, ¿quién te ha dado este número?
-Rosario Vandone.
-Oh vaya… ¿de qué lo conoces?
-Lo abordé a él y a otro cura en la estación de tren, pensé que podrían ayudarme.
-Entonces ¿no lo conoces?
-No, pero fue muy considerado…
-Te voy a decir una cosa, querido, no deberías abordar a desconocidos, ni siquiera a religiosos, o más bien especialmente a ellos… y menos cuando te encuentras en una mala situación. Es como meterte por un callejón oscuro después de caerte y acabar cojeando, no sé si me explico.
-Usted es una desconocida y me acaba de dar cita…
-No me vengas con esas, listillo. Tú sigue así y ya te digo yo cómo vas a terminar, más te vale que lo que te pase sea grave, porque arriesgar tanto es peligroso, como acabes siendo un blandengue al que le han puesto los cuernos o que quiere recuperar a su novia te vas a enterar.
 
Antes de que pudiera responder la mujer colgó, dejando a Paul intrigado, no acababa de entender qué tenían que ver esas trivialidades con lo que a él le sucedía, Elliot lo había entendido, confiaba en que a donde fuera que lo enviasen pudieran prestarle ayuda, pero lo que decía esa mujer era más propio de esos tarotistas que tenían programas nocturnos en las TV locales.
Media hora después Paul seguía cavilando sobre a qué tipo de gente le estaría pidiendo ayuda, así que volvió a llamar al número, pero esta vez le respondió un hombre.
 
-Buenas noches –dijo la voz al descolgar y Paul hubiera jurado que estaba sonriendo.
-Buenas noches, llamé hace un rato para pedir cita.
-¿Quiere cambiarla?
-No.
-¿Cancelarla?
-Oh no, no llamo para nada de eso. Quería saber a qué se dedican, quién me va a atender…
-Vaya, hace años que nadie me dejaba confuso –dijo el hombre riendo-. Acláreme cómo ha terminado recurriendo a alguien que no sabe quién es ni lo que hace, por favor.
-Me mordieron… -dijo Paul intentando resumir lo máximo posible.
-Entiendo, pero me interesaba más el cómo que el qué.
-Rosario Vandone.
-¿Rosario lo mordió? –exclamó el hombre sorprendido.
-¡No! Sólo me dio su teléfono, pero tenía prisa y no me explicó nada más…
-Así que eres un chico arriesgado –volvió a reír divertido.
-Según su… ¿socia? Soy un inconsciente.
-A Janeth le pega más decir desustanciado.
-No es que me lo dijera así, me echó un sermón sobre tener cuidado con los desconocidos.
-Hazle caso, ha visto de casi todo. Siento tener que dejarte, pero ya empiezo a trabajar, ¿vas a venir a tu cita?
-Sí…
-Pues hasta mañana Paul.
-Hasta mañana, ¿cómo ha sabido…?
-Porque soy todo un profesional, por cierto puedes llamarme Zach.
 
Esta vez cuando la comunicación se cortó Paul estaba más tranquilo, aunque siguiera sin saber qué tipo de profesionales eran, por lo menos sabía que uno se llamaba Zach, y además le gustaba porque era divertido y se tomaba las cosas con calma.
 
Cuando Elliot y Rosario llegaron a su destino, mientras Vandone buscaba ciertos documentos en los archivos de un monasterio, Elliot montaba guardia para vigilar que no los descubrieran y… se aburría. Así que decidió llamar al Covisem para asegurarse de que atendían al chico de la estación.
 
-Covisem, acechamos y siempre vamos armados –respondió una voz hastiada.
-Soy Elliot.
-¿El cura vampirofílico?
-De eso nada.
-¿Qué Elliot es entonces?
-El cura.
-Ya… ¿con quiere hablar?
-Con Neumann si puede ser.
-Me temo que no, pero Zurvan acaba de llegar, espere.
A continuación Elliot escuchó cómo crujía lo que debía ser un ventanal de madera, y a la secretaría gritar:
-Zurvan, ese cura que comparte tus inclinaciones perniciosas hacia los vampiros está al teléfono.
-Deja que guarde el rastrillo de Cat y atiendo la llamada.
 Desafortunadamente en ese momento Elliot vio que unos monjes estaban rodeando el jardín que pasaba justo por donde se encontraban él y Rosario, así que tuvo que cortar la llamada, dejando el recado a la secretaria.
-Tengo que irme, llamaba para decir que di su teléfono a un joven que me pidió ayuda porque lo habían mordido, parecía algo serio, ciao.
 
La secretaria colgó mientras fruncía el seño desaprobadoramente, el mes de octubre era con diferencia el peor en su trabajo. No paraba de tratar con lunáticos que entorpecían las verdaderas urgencias, que solían aumentar cada año. Además el peculiar equipo que había en la sede en la que trabajaba no es que ayudara mucho, eran eficientes con las misiones, pero en lo que al trato al público respecta, dejaban mucho que desear. Puede que fuese hora de pedir un traslado.
 
El director van der Rohe debió notar la mala cara de su secretaria, ya que nada más entrar la abordó preguntando directamente, no era hombre al que le fuera dar rodeos.
 
-¿Qué cojones te ocurre Edna?
-Que esto parece el puto coño de la Bernarda,  acaba de llamar ese cura al que le van los chupópteros para decir que le había dado nuestro teléfono a un chaval al que habían mordido, y el muy idiota me colgó antes de que pudiera preguntarle qué coño le mordió, así que no sé si fue un jodido perro, otra clase de cuadrúpedo, un engendro de tres patas o dos… Pero eso sí, dejó claro que parecía algo serio, así que ya sabe, cuando le mande a un chaval mordido atiéndalo bien, y no venga a soltarme un sermón de lo ocupado que está con chusma importante.
 
-No me jodas, estamos hasta el culo de trabajo, no es momento de ponerte en modo loca del coño –bufó Vince.
-Debería pedir un traslado –replicó Edna indignada.
-¿Y crees que podrás con ese vocabulario y esa actitud de mierda?
Edna parpadeó confusa, pensando que tal vez fuera tarde para marcharse de ahí, se había adaptado al medio demasiado y probablemente le fuera difícil comportarse con más tacto, resopló resignada antes de darle su agenda para esa tarde a Vince.
-Si viene el del muerdo qué hago.
-Dile que te lo enseñe y ya valoras si merece la pena atenderlo o si lo largas al matasanos a que lo vacune de la rabia y eso…
 
En el otro extremo de la ciudad Paul suspiraba nervioso mirando la imponente puerta a la que debía llamar, no estaba seguro de si era parte del trabajo o por gusto propio esa decoración  con harpías en las columnas de la fachada y algún que otro ser mitológico repartido por el jardín.
 
Antes de que se decidiera a tocar el timbre, la voz de la mujer que atendió su primera llamada lo sobresaltó.
-Espera un momento, que ahora te abro –le dijo asomada al balcón sonriendo socarrona.
 
Paul no replicó, estaba demasiado ocupado preocupándose de que todos los perros en un kilómetro a la redonda estuvieran aullando como posesos. Antes de lo previsto la puerta se abrió mientras la señora le hacía señas para que pasase, pensaba que era sospechosamente rápida para su edad, pero prefirió no comentarlo, le pareció un tanto susceptible por teléfono y después de ver cómo sonreía se le antojó algo imprudente hacer ese tipo de observaciones.
 
-Hola Paul, Zachary bajará ahora, mientras tanto puedo ofrecerte algo para beber –dijo Janeth mientras lo ayudaba a quitarse el abrigo.
-Un café, si no es molestia.
-Creo que deberías tomar algo más relajante –replicó Zach haciendo que Paul se diera la vuelta sorprendido.
 
Ambos se quedaron quietos mirándose fijamente, sintiendo una especie de conexión que resultaba tan íntima como inquietante.
-¿No tiene unos ojos grises preciosos? –dijo Janeth mientras dejaba el café en la mesa del salón- Seguro que a la luz de la luna son aún más brillantes –apostilló con una risilla.
-Ya lo sabe –asintió Paul sin despegar la vista de los ojos de Zach.
-No tiene mucho mérito, si te hubiera mordido un chucho ordinario no tendría sentido que vinieras aquí. Os dejaré solos, hoy tengo aquelarre y si llego tarde seguro que la zorra de Joyce me quita el aparcamiento.
-Dales recuerdos de mi parte –se despidió Zach.
 
 Esperó pacientemente a que se tomara el café, pretendía hacerle sentir cómodo para que se relajase, pero no podía obviar esa tensa sensación que parecía flotar entre ambos. Una vez terminó, Paul lo siguió por un estrecho pasillo cuyas paredes estaban llenas de fotografías antiguas, hasta llegar a una habitación con una mesa llena de enseres propios del ocultismo. 
 
-¿Eres pitoniso? –preguntó Paul incrédulo.
-Esa palabra no existe en masculino –respondió Zach mirando disgustado.
-¿Adivino?
-No sigas por ahí, soy ocultista –al ver la expresión de Paul no pudo evitar sonreír.
-Uno con los colmillos muy afilados –observó desconfiado.
-Oh sí, también soy un vampiro, pero eso no es una profesión…
-No me había planteado cuestiones tan pragmáticas.
-Bueno, no es un tema muy popular. Será mejor que nos pongamos manos a la obra, para que compruebes que soy fiable, no me contarás nada más sobre ti, lo averiguaré yo echándote las cartas.
 
Zach se dirigió a los estantes situados al fondo de la habitación, para coger una de las numerosas barajas de tarot, que tenía unas ilustraciones retro que conjuntaban con el estilo decadente presente en  la decoración de la casa.
 
Le dio el mazo de cartas a Paul indicando que las barajase, cuando se lo devolvió sus dedos se rozaron haciendo que ambos sintieran en la piel la tensión del ambiente, haciendo palpable que se sentían conectados. Se miraron a los ojos fijamente antes de que Paul empezara a tirar cartas encima de la mesa.
El trece de oros y los enamorados salieron invertidas, después el colgado, el diablo y la muerte. 
 
Zach parpadeó frunciendo el seño antes de mirar a Paul y tomar su mano. Entonces cerró los ojos, girando e inclinando la cabeza mientras sus labios se convertían en una línea tensa. Apretó con fuerza la mano de Paul, antes de inclinarse hacia atrás y abrir los ojos, mostrando una mirada ausente y sorprendida.
 
-Creíste que ella estaba perdida y confusa, y necesitaba tu ayuda.
-Sí, pero me equivoqué.
-En lo de perdida y confusa sí, en lo otro no…
-Me hizo creer que prácticamente estaba enferma –exclamó Paul recordando lo vulnerable que parecía Mary Sue.
-No hay que subestimar los síntomas del celo en licántropas, sobre todo si hay luna llena –afirmó Zach como si conociera bien el tema.
-¿Te lo has hecho con alguna? –cuestionó Paul súbitamente molesto.
-Hace siglos, pero eso ahora no es relevante, sigamos –recondujo la conversación intentando ocultar lo divertida que le resultó la reacción.
-Bajaste la guardia y te sedujo, compartieron una tórrida noche que dio paso al caos para ti.
-¿El caos? –repitió Paul extrañado.
-Sí, desde entonces estás desorientado, no asimilas los cambios que han llegado a tu vida.
-Esa perra me mordió, después de montarme como si estuviera en un maldito rodeo.
-En todo caso era una loba, es lógico que se pusiera “salvaje”, pero te lo pasaste bien…
-Hasta que me mordió, y no me refiero a un mordisquito de esos que dejan marca, me hizo sangrar, tuve costras con las marcas de sus dientes. 
-Al principio creíste que solo era una sádica parafílica, hasta que comenzaste a notar cambios en tu naturaleza.
-Esa parte fue muy divertida, podía oler a mis conocidos a kilómetros de  distancia y empecé a identificar todo tipo de olores.
-Pero lo que te trajo aquí fue notar esas ansias lujuriosas que empiezan a dominar todos tus sentidos…
-Sí, es algo muy fuerte, siempre pensé que la gente que hablaba de perder el control del todo en el sexo exageraba, o estaba enferma. No se me ocurrió que los licántropos existieran… y no sé qué hacer, tengo miedo de convertir a más gente, herirla o matarla…
-Muy considerado de tu parte –Sonrió Zach.
-No soy un mojigato, pero tampoco es cuestión de ir por ahí chascándose a gente como si nada, bastante tuve con la analítica que me hice después de tirarme a esa zorra.
-Loba…
-Bestia animal, a saber toda la mierda que podía haberme pegado.
-No te preocupes al convertirte tu sistema inmune se fortalece.
-Oh qué alivio, y a parte de que estaba cachonda como una mona, ves algo más, porque como la pille se va a arrepentir.
-Era su primera luna llena, estaba descontrolada.
-Genial… tengo que conseguir aplacarme lo suficiente para no acabar así.
-No te preocupes, puedo ayudarte con eso, de momento voy a llamar a un amigo para que te acompañe a Licántropos Anónimos, allí te podrán asesorar, esta semana hay reunión todos los días porque hay luna llena. Algo que van a pedirte es que tengas un compañero de apoyo que no sea licántropo para que pueda ayudarte en la semana crítica del mes, ¿tienes algún amigo no humano que pueda?
-De momento no –respondió Paul atónito.
-Entonces permíteme ayudarte hasta que encuentres a uno o…
En ese momento el timbre sonó, reproduciendo una música tétrica que hizo sobresaltarse a Paul.
-Oh debe ser Gael, él te acompañará, hace años que es licántropo, puedes ir preguntándole lo que quieras, cuando acabe la reunión te traerá de vuelta, de momento te quedarás conmigo para tenerte controlado.
-Está bien, gracias –replicó Paul aturdido por la rapidez con la que todo estaba pasando. No estaba seguro de que lo mejor fuera quedarse con Zach, no sabía si la atracción que sentía por él era fruto de la semana crítica o algo más, pero ninguna de las opciones era muy recomendable dadas las circunstancias.
 
Cuando Gael entró los miró a ambos con una expresión recelosa y sorprendida, dirigiéndole a Zach una mirada reprobadora y nada discreta que este ignoró sin inmutarse. 
 
-Buenas noches Gael, este es el neófito del que te hablé,  dijo Zach.
-Encantado –dijo Gael extendiendo su mano.
-Gracias por acompañarme –replicó Paul más tranquilo al ver que la actitud de Gael se relajaba.
-Bueno será mejor que nos marchemos ya, en la semana crítica cuesta mucho encontrar aparcamiento –se excusó Gael.
-Espero que aprendas mucho –le guiñó el ojo a Paul-. Cuida bien de él –dijo mirando a Gael con seriedad.
-Descuida, intentaré darle toda la información relevante –replicó Gael alzando las cejas.
 
Paul pudo volver a respirar tranquilo cuando ya llevaban cinco minutos de trayecto, no entendió el porqué, pero a Gael no acababa de gustarle algo de lo que había hecho, se debatía entre preguntarle abiertamente o esperar a que él mencionase algo al respecto.
 
-¿Estás nervioso? –preguntó Gael en tono conciliador.
-Bastante, todo esto es nuevo y aterrador.
-Sé que no es fácil, y al principio parece que no podrás con ello, pero con el tiempo te adaptarás.
-¿Eres amigo de Zach?
-Sí, nos conocemos desde hace mucho.
-Cuando entraste no parecías muy contento… ¿es por algo que hice?
-Que hicieron –corrigió Gael.
-¿Zach y yo?
-Sí –Sonrió Gael.
-Solo hablábamos…
-Por favor, la tensión sexual era aplastante.
-¿Tanto se notaba? 
-Muy obvia, sí.
-Por eso pienso que no es muy buena idea que me quede en su casa esta semana…
-Por esa parte no te preocupes, es un vampiro, no le harías daño.
-¿Entonces de qué debería preocuparme?
-De liarte con un vampiro, lo digo por experiencia, la cosa puede acabar muy mal.
-Todas las relaciones pueden.
-Sí, pero el nivel al que puede llegar la venganza se complica mucho en estos casos.
-Lo tendré en cuenta, aunque ahora debería ocuparme de cosas más básicas, cómo eso de transformarme…
-Supongo que sí, pero ten cuidado.
 
Al bajarse del coche Paul empezó a ver a seres sobrenaturales de todo tipo dirigiéndose al mismo edificio que ellos.
 
-Así que aquí vienen todo tipo de…
-Gael, querido, haz el favor de calmar al bueno de Kevin, un cachorrito acaba de mirar a Jeff y casi lo despelleja –interrumpió Xabat contrariado, luciendo una túnica de leopardo que perturbó a Paul.
-¿Tommy o Randy? 
-Izhan.
-Mierda, ¿dónde está?
-En el salón de actos.
-Ocúpate de Paul, es nuevo.
-Oh querido ¿es tu primera luna llena?
 
Paul no sabía bien qué hacer, sus instintos le decían que corriera detrás de Gael, pero ese tipo le sonaba de algo y tenía que averiguar de qué, por lo que asintió sonriendo y se limitó a contenerse cuando le puso la mano en la espalda para guiarle al jardín donde iban a celebrar la reunión.
 
A medida que fueron llegando los demás licántropos pudo indagar sobre ese tal Xabat, no acababa de imaginárselo transformado, puede que incluso ganara con el cambio. Por lo que le fueron contando era una especie de gurú al que mordió uno de sus seguidores y entonces empezó a estudiar  la raza, indagando en sus orígenes y variantes, ahora se ganaba la vida dando conferencias y siendo uno de los encargados de dirigir la sede de Licántropos Anónimos. 
 
Cuando Gael volvió vino acompañado de cuatro chicos, dos con pinta de adolescentes y otros dos que debían tener su edad.
-Chicos este es Paul, es nuevo, no lo vacilen –advirtió.
-Paul, estos son Kevin y Jeff, son pareja.
-Encantado –Sonrió Paul.
-Y estos son Randy e Izhan, no te dejes engañar por su aspecto dulce y aniñado, son unas zorras –dijo Kevin, provocando que Randy le diera una patada en el tobillo e Izhan lo mirase como si fuera a llorar.
-Randy no parece dulce –Sonrió Paul.
-Gracias –replicó Randy-. Izhan no es una zorra, solo es cariñoso e impulsivo…
-Justo el tipo de Kevin, puede que por eso se ponga tan a la defensiva –interrumpió Yakov.
-Ahora que lo dices puede que sea por eso –sopesó Gael-. Por cierto este es Yakov.
-Otro al que le ponen los vampiros -añadió Kevin alzando las cejas.
-No te desvíes del tema, estábamos hablando sobre tu fijación con rubitas monas y adorables, ¿estás seguro de que no te mola la idea de Izhan y Jeff dándose amor? –pinchó Randy.
-Dejad de joder con eso o prometo restregarme en cada uno cuando estén con sus parejas…
-Qué territorial suena eso –dijo Izhan batiendo las pestañas confuso, haciendo que Kevin tomara a Jeff de la cintura y lo arrastrase hacia la salida.
-No quisiera ser indiscreto –intervino Paul-. Pero Xabat me suena de algo y no acabo de ubicarlo.
-Es muy polifacético –asintió Izhan.
-Janeth dice que es un hippie de mierda –comentó Randy.
-Lo mejor sería que hablaran con él, ahora está con las licántropas, dice que tenemos ritmos biológicos distintos y es mejor no mezclarnos en la semana crítica –explicó Izhan.
-No quiere que las preñen –concretó Randy.
Esa frase activó algunos recuerdos de Paul, en las que la licántropa que lo mordió sacaba una ristra de condones de su bolso antes de arrancarse la ropa. Decidió que era un buen momento para llamar a Zach.
-¿Me echas de menos? –contestó risueño el vampiro.
-Sí, pero ese no es el motivo.
-Cuéntame…
-Acabo de conocer a una especie de gurú que…
-¿Xabat?
-Sí.
-Y quieres saber dónde compra esas túnicas tan eróticas ¿verdad?
-Jódete Zach, creo que ese tipo podría conocer a la que me mordió.
-Probablemente.
-¿Cómo puedo enterarme?
-Tiene un libro con fotos de todos los componentes de L. A. dile a Gael que te lo enseñe.
-Gracias.
-Ya me lo agradecerás más tarde –dijo riendo al despedirse.
Media hora después Paul tenía frente a él la foto de la licántropa que lo había convertido, se llamaba Mary Sue y solo tenía un mes de convertida cuando lo transformó. Como había dicho Randy “menuda pendeja te tocó”.
Cavilaba entre pedirle explicaciones a Mary Sue o simplemente vengarse, pero entonces la susodicha gritó al reconocerlo, para a continuación clamar su desgracia por violar el código de honor, al convertir por accidente a un humano.
-No jodas, ahora lo llaman así –dijo Kevin socarrón mirándolos divertido.
-Sí, porque no pretendía morderlo –se justificó Mary Sue.
-Solo quería compartir su energía sexual –la apoyó Xabat.
-Más que compartir quería… ¿desfogarse? –puntualizó Yakov.
-No seamos banales, la sexualidad de los licántropos es un mundo muy complejo –argumentó Xabat.
-Y en qué parte se explica que te hinquen el diente mientras… ¿cómo decirlo? ¿Culminan la repartición del clímax? –ironizó Paul.
-¿Qué dijo? –preguntó Izhan aturdido.
-Que por qué lo mordió al correrse –aclaró Kevin.
-Me temo que fue una mala pasada causada por su falta de planificación, en la primera luna llena recomendamos que permanezcan junto a miembros experimentados de la comunidad, así se evita atacar a seres indefensos –explicó Xabat.
-Él no estaba indefenso, accedió de buena gana –se defendió Mary Sue.
-Porque no sabía que ibas a convertirme –replicó Paul.
-Para que sirva de ejemplo para el resto, y no incumplan las normas, Mary Sue tendrá que indemnizar a Paul.
-¿Cómo? –exclamó Mary Sue.
-No lo sé, ya te informaremos cuando nos reunamos todos los miembros de la directiva.
-No me refería a eso, sino a que no doy crédito…
-Puede que no sea económicamente –dijo Xabat mirándola como si le faltara un agua.
-Pero es que no…
-Déjalo ya, es tan listo como tú, nunca iban a terminar –bufó Randy.
 
Paul no acababa de sentirse satisfecho, prefería haberse vengado por su cuenta, pero tenía mucho que hacer, así que volvió al jardín, donde después de presentarse tomó nota de las indicaciones para superar la semana crítica.
Parecía que el ambiente se estaba relajando, después de una exhaustiva charla realizaron varios ejercicios para reforzar los lazos entre licántropos, aullando y haciendo carreras. 
 
No muy lejos había un vampiro observando, el ex novio de Gael. Le divertía ver cómo los licántropos se ponían desaprensivos a nivel doméstico, siempre le resultaron contradictorias todas esas memeces que iba a hacer Gael a L.A. y el que se dedicara a hacer chistes sobre sus actividades en manada no ayudaba demasiado a que su relación fuera bien, pero le costaba mucho resistirse, cachondearse de ellos le salía de forma natural. A él sin embargo le daba igual que lo vacilara con tópicos sobre los vampiros, cosa que su ex interpretaba como desapego. Estaba hasta los cojones de L.A. todo iba bien hasta que se metió ahí, y fue tolerable hasta que el impresentable de Xabat entró en acción. Iba a lograr que ese estúpido acabara sus días como comida para perros, pero antes iba a joderlos a todos para que se dieran cuenta de lo absurdo que era L.A. se les iban a quitar las ganas de hacer el tonto en grupo.
 
La mayoría le había aconsejado a Gael dejar la relación con Andy, no veían bien que un licántropo estuviera con un vampiro, siempre criticaban su naturaleza individualista, tachándolo de insolente y egoísta. Así que había decidido enseñarles lo malo que podía ser actuar como un rebaño, sin cuestionar las cosas y dejándose arrastrar por lo que opinaban uno o dos que imponían sus reglas disfrazándolas de “lo mejor” o “lo conveniente”.
Otra de las cosas que detestaba de ese grupo era lo aburridos que podían ser, de hecho los consideraba castrantes, obligando al resto a contener siempre sus instintos. Eso era represión, y solía acabar muy mal, consiguiendo justo lo contrario, porque cuando algo sigue latente solo espera el momento en que pueda liberarse. Y él iba a darles una pequeña ayuda para que pudieran hacerlo esa noche.
 
Había ido a ver a su amigo Zach para que le diera una receta especial que ayudara a sus amigos cuadrúpedos a liberar su lobo interior, para después encargarse de que Diane, la encargada del catering, la usara para aderezar las bebidas, que consistían en saludables smoothies, que según Xabat los haría sentirse más sanos y en forma.
 
 Andy calculaba que tardaría una media hora en hacer efecto, lo justo para que todos sus amigos vinieran a disfrutar del show, porque otra cosa de la que iban a enterarse era de lo bueno que era liarse con un vampiro.
 
Había llamado a sus colegas más aventurados para irse de fiesta así que Salem, Aster, Julian, Misael, Marty, Aleix, Jair, Tommy, Jordan, Viktor, Virgil y Tyson estaban a punto de llegar. Pero el primero en unirse a la fiesta fue Paul, que se sentó en silencio junto a Andy y se dedicó a observar.
 
-Vaya, parece que esos smoothies están causando furor –comentó Zach.
-Se están poniendo hasta el culo –afirmó Andy mientras una sonrisa satisfecha se dibujaba en sus labios.
-¿Paulie ya se ha desquitado con la provinciana?
-Algo así, creo que ya no le importa demasiado, ya sabes, que una petarda de ese calibre te utilice te toca la moral, pero no es tan torpe como para perder más tiempo con eso…
-Me alegra saberlo, ahora solo falta hacerle saber que estará mejor a mi cuidado que con sus colegas peludos, y tú qué tal, ¿haces esto para recuperar a Gael o solo por venganza?
-No estoy seguro… ¿Madre mía ese no es Athanasius? –exclamó Andy sorprendido.
-Sí, ¿qué coño hace hablando con Xabat?
-No lo sé, pero mejor vamos a separarlos, nada bueno puede salir de una charla entre ellos.
-¿Y dejamos a los chicos solos para vigilar a los chuchos?
-¿Nos separamos? –preguntó Andy indeciso.
-Será mejor, yo me quedo para controlar que esto no se desmadre demasiado, tú ocúpate de esos dos…
-Vale, pero no te quejes de que haga uso de la violencia.
-Andy…
Mientras Andy iba a ver qué pasaba, Zach les daba indicaciones a los vampiros que iban llegando. Viktor, Virgil, Aster y Misael le resultaban un tanto preocupantes, los veía demasiado emocionados con la idea de empotrar a los cuadrúpedos.
Andy se acercó con cautela, decidió que sería mejor enterarse bien de lo que estaban hablando con tanta vehemencia antes de actuar, no quería que los yayos se alteraran más de la cuenta, solían ponerse problemáticos por chorradas.
-Vuestra ignorancia me abruma, cómo osáis definir a una raza por vuestras nefastas experiencias personales –dijo Athanasius  disgustado.
-La estadística es una herramienta muy útil, debemos actualizar el modo de vida de los seres sobrenaturales y fusionarnos con los humanos para crear una sociedad más cívica y enriquecedora. Y lo primero es aceptar nuestros fallos como grupo, deben asumir que los vampiros son demasiado hedonistas e individualistas, deberían aprender de nosotros a valorar el sentimiento de grupo y la vida en comunidad –aseveró Xabat.
-Prentendéis darnos lecciones de moral cuando andáis por ahí como bárbaros meando a cuatro patas y rascándoos las pulgas, vuestro comportamiento incivilizado debería preocuparos más.
-No somos incivilizados, solo estamos en contacto con la madre naturaleza, la respetamos y también deberían imitarnos en eso.
-Soy un caballero de la noche, jamás me restregaré por el suelo ni correré como si el diablo me poseyese para ir a buscar un mísero palo. Y si vuestras intenciones son tan amigables como jurásteis os recomendaría abandonar esa actitud belicosa y proceder con más cautela.
-No te pongas a la defensiva, no quiero hacer nada perjudicial para nadie, pero no estoy dispuesto a dejar que los miembros de L.A. se relacionen con vampiros si persisten es esa actitud negativa.
-Entonces resolvamos nuestras diferencias pactando un acuerdo –propuso Athanasius intentando librarse de Xabat.
Pero Andy estaba harto de tanta perorata y decidió que ya estaba bien de Xabat por esa noche, le hubiera gustado ver qué efecto surtía en él el brebaje, pero no tenía paciencia para más, así que saltó del muro donde estaba, aterrizando encima de este para a continuación darle unos cuantos golpes al estilo de los Ri-Xtars, dejando a Xabat KO.
-¿Por qué os habéis violentado con esa bravura? –preguntó Athanasius  perplejo.
-¿Por qué soy un jovenzuelo impaciente? –se cachondeó Andy- Verás, hay un pequeño problemilla con nuestros colegas pulgosos, no era el momento de ponernos a dialogar.
-Vayamos a solucionarlo entonces –zanjó Athanasius, agradeciendo en silencio, que Andy le librase de tener que seguir negociando con ese memo estrafalario que vestía como una marujona carente de gusto.
 
A Kevin no le estaba gustando nada de nada el comportamiento de sus colegas, tampoco es que soliera aprobarlo, iba a L.A. por Jeff, le gustaba ese rollo de sentirse integrado en una comunidad, aunque la mayoría fueran unos cretinos. Además le parecía nefasta la idea de juntarse en luna llena, era un momento delicado y podrían acabar jodiendo con cualquiera, por muy románticos que se creyeran algunos,  una vez convertidos todo era posible.
 
Esa noche habían empezado con las chorradas habituales, pero después de comer la cosa se había ido desmadrando, estaban picándose entre ellos compitiendo por quien saltaba más alto o trepaba más rápido, y cada vez llevaban menos ropa y estaban más agitados. No pintaba nada bien, para colmo no había ni rastro de Xabat y Gael estaba tan mal como los otros, sospechaba que se la iban a jugar, y podría ponerse peligroso. Así que por muy mala idea que le pareciese avisar a los del Covisem no se le ocurría nada mejor. Habría que arriesgarse.
 
-Acechamos y siempre vamos armados, ¿en qué podemos ayudarle? 
-Llamo desde la sede número cincuenta y dos de Licántropos Ánonimos, el grupo se está alterando –dijo Kevin mientras observaba cómo Izhan huía de dos idiotas que se peleaban por él, escabulléndose entre los arbustos a toda velocidad.
-¿Es una sublevación contra un enemigo? 
-Ahora que lo dice hace rato que capto el olor de unos vampiros.
-¿Ha ido a ver qué hacen ahí? ¿Creen que les van a atacar?
-No creo, al menos no en ese sentido…
-¿En qué sentido?
-En el de buscar pelea.
-¿Quieren robarles?
-No, aquí no hay nada de valor.
-¿Cuál cree que es la amenaza? 
-Puede que nos hayan drogado –supuso Kevin al ver el estado de exaltación en el que se encontraban todos los que habían comido o bebido.
-Está bien, mandaremos un equipo ahora mismo, tenga el teléfono a mano por si tenemos que contactar con usted.
En cuanto colgó Kevin fue a los muros del jardín, llevándose las manos a la cabeza cuando vio a todos los vampiros que se estaban partiendo la caja a costa de ellos. Cuando vio al ex de Gael supo quién había sido el cabecilla, lo que le extrañó es que contase con el apoyo de Zach, aún así se arriesgó a preguntarles directamente qué demonios querían.
-¿Se puede saber qué coño están haciendo? –dijo aproximándose a Zach.
 -Date por satisfecho que hemos tenido el detalle de dejarte fuera a ti y a tu cachorrito, y si me permites la sugerencia, será mejor que te largues con él antes de que esto empiece a ponerse porno –dijo Andy con hastío.
-¿Así piensas recuperar a Gael? –replicó molesto.
-Así pienso demostrarle que lo único que hacen en L.A. son gilipolladas, y que en lugar de fortalecer la raza la están intentando domesticar, pero ahora no tengo tiempo para ponerme de charla –escupió Andy.
-Vaya, es la primera cosa sensata que oigo desde que vengo aquí –suspiró Kevin-. Pero no me voy a ir, Jeff también necesita aprender eso.
-Y un poco de porno nunca viene mal –secundó Misael riendo.
Kevin lo miró divertido, tenía razón, sería mejor que fuera a buscar a Jeff antes de que empezara el verdadero ataque, no le gustaba perderse nada. Pensó en decirles que había llamado a los del Covisem, pero mataría parte de la diversión, y un elemento sorpresa nunca venía mal en casos como ese.
Mientras tanto en el cuartel general del Covisem, Vince había reunido a sus hombres más experimentados para ir a atajar un posible ataque entre vampiros y licántropos. Ilych, Cat, Zurvan y Thomson.
-Han llamado de una de las sedes de Licántropos Anónimos, temen que un grupo de vampiros los hayan drogado y desconocen el motivo –informó Ilych.
-¿Desde cuándo necesitan un motivo para hacer eso? –cuestionó Thomson en tono despreocupado.
Ilych lo fulminó con la mirada antes de seguir, ignorando el comentario.
-Dentro de poco hay luna llena, por lo que estarán muy alterados, vamos a neutralizarlos. Coged munición, principalmente dardos tranquilizantes, solo usaremos otras armas si no hay más remedio.
-Y si algún gilipollas deja que le peguen un muerdo que salga cagando leches a la consulta del bastardo de Mitcham.
-¿Y si el muerdo se lo pega un vampiro en vez de un licántropo qué hacemos? ¿Lo dejamos por ahí chuscándose a lo que pille o dejamos de tranquilizar bestias y lo acompañamos al médico? –cuestionó Thomson intentando parecer interesado.
-Oh joder, va a ser una noche muy larga –se quejó Zurvan.
-Lo acompañan al médico, y no hagas más preguntas –respondió Ilych amenazante.
-Vale… perdona por querer hacer bien mi trabajo.
-Deja al mamonazo que se exprese hace tiempo que no trabaja en equipo y está agilipollado –replicó Vince.
-¿Por qué han añadido un rastrillo al armamento? –preguntó Thomson aprovechando la buena disposición del director.
-No es… da igual, es una larga historia, ahora no hay tiempo para eso –contestó Ilych suspirando resignado.
-Vale, ¿puedo usarlo?
-Claro, pero ten cuidado con el mango, está un poco suelto –informó Cat guiñándole el ojo.
 
 Media hora después llegaban cargados de sedantes a la sede donde L.A. y otros grupos celebraban sus reuniones. El panorama era todo un espectáculo. La mayoría de licántropos estaban muy ligeritos de ropa, otros se habían transformado y en ambos casos había algunos que estaban dándolo todo…
 
El primero en hablar fue Thomson, mientras el resto calibraba cuál era la mejor manera de cercarlos.
 
-¿Alguien trajo un silbato para perros?
-Yo no –bufó Zurvan.
-Lo mismo si les ofrecemos galletitas…
-Zurvan y yo vamos a por los vampiros –informó Ilych.
-Cojonudo, Cat tú ve a por lo mamones del fondo, Thomson tú a por los que están en la salida, yo irá a por los de la fuente.
Ilych y Zurvan estaban un tanto desconcertados, esperaban verlos luchando y no tan afectuosos. 
-Relájate un poco Paulie, espera a que lleguemos a casa –pedía Zach.
Pero Paul no tenía intenciones de darle un respiro, de hecho intentaba desnudarlo sin dejar de besarle, y eso sumado a la resistencia de Zach le estaba complicando un poco el asunto.
-¿Qué hacemos? –preguntó Zurvan indeciso.
-Dejarlos aquí, no parece que sean un peligro para el resto.
-¿Pero qué demonios les pasa? Deberían poner orden –protestó Zach.
-Lo que me faltaba por ver -bufó Ilych.
-¿Este licántropo lo está acosando? –preguntó Zurvan en tono socarrón.
-Muy graciosos chicos, ayudadme, así podremos irnos a casa y dejar de estorbar.
-A mí no me estorban –Sonrió Zurvan.
-Pero podríamos hacerlo –amenazó Zach.
-Es un pitoniso muy poderoso –afirmó Paul mientras le metía mano en el trasero.
-Ocultista –contradijo Zach enseñando los colmillos.
-Oh mierda, será mejor que les ayudemos, la última vez que un vampiro mordió a un licántropo en celo se armó una buena –se rindió Zurvan.
-Vale, ¿lo sedamos?
-No será necesario, solo necesito que me ayuden a llevarlo hasta el taxi –dijo Zach aliviado.
-Claro que sí, y si quieres te desangramos al taxista nosotros para que no te molestes en hincarle el diente –ironizó Ilych.
-Ya deben haber llegado los refuerzos, que los lleven en una de las furgonetas blindadas.
-Hay unas que vienen con jaula incorporada –Sonrió Zurvan mientras ayudaba a Zach a arrastrar a Paul.
 
Cinco minutos después estaban en la parte de atrás de la furgoneta camino a casa de Zach, afortunadamente la parte del conductor estaba blindada y no se veían, por lo que Paul pudo empezar a desquitarse, deshaciéndose de esa maldita ropa que tanto le estorbaba.
 
No sabía si cada vez que fuera a haber luna llena iba a ponerse así, pero daba gracias por tener a Zach, que le había gustado cuando aún mantenía la cordura. Tenía suerte de haberle gustado también, y que hubiera ido a buscarlo a la reunión había sido todo un detalle, sino probablemente hubiera acabado cepillándose a cualquier desconocido, y con Mary Sue aprendió que no tenía buen ojo para elegir ligues de una noche.
 
Además Zach estaba muy apetecible, le gustaba esa sonrisa malévola y la manera en que su mirada se tornaba ansiosa mientras se empecinaba en restregarse contra él.
 
A Zach le resultaba divertido y excitante lo ansioso que estaba Paul, a su edad con todo lo que había visto era refrescante volver a sentirse como un adolescente, aunque fuera jodidamente incómodo ir dándose mamporros cada vez que el inútil del Covisem se comía un bache.
 
-Agárrate a los putos barrotes –jadeó Paul.
 
Zach sonrió, observando con deleite cómo la fuerza y las habilidades de un licántropo tomaban a Paul, antes de que se diera cuenta estaba contra los barrotes mientras se lo comían a un nivel muy literal.
 
Paul succionaba con vehemencia, notando cómo se excitaba cada vez más, hasta que en un movimiento rápido abrió las piernas de Zach, presionándolo contra los barrotes para poder empujar con libertad.
 
Si no fuera un vampiro probablemente acabaría en urgencias,  afortunadamente estaba en forma para disfrutar de una buena sesión de sexo salvaje, en su estado más primitivo. Tener a un licántropo jadeando mientras embestía sin piedad a un ritmo frenético, era una experiencia ruidosa y apasionante. Tenía mérito que consiguiera sostenerse e inmovilizar sus caderas para poder seguir marcando el ritmo, mientras sus jadeos eran cada vez más erráticos y graves. Con otro de los baches se enterró de una manera brutal en Zach arrancando un fuerte gemido que acabó con el clímax de ambos. Cuando el conductor abrió la puerta apuntándolos con un dardo tranquilizante, se sorprendió al verlos semidesnudos, sudorosos y agotados, como si les hubieran dado una paliza. Le dieron las gracias, y se metieron en casa de Zach. Desde luego no era lo que el ocultista había planeado, pero ya tendrían tiempo de ponerse más “románticos”.
 
-Jefe, ya está hecha la entrega –informó el conductor.
-¿De qué coño me hablas? –bramó Vince.
-Neumann me mandó a llevar al vampiro ocultista y a un licántropo a su casa, y me dijo que cuando diera con el ocultista le informara.
-¿Le diste una citación?
-Se la dejé en un bolsillo, estaba muy zumbado para entender…
-Más te vale que ese mamón la lea.
-Ya la verá, y por cierto, tenga cuidado con el ocultista, podría desgarrarlo con las manos…
-Sí tiene las uñas jodidamente afiladas, a saber qué hija de perra le hace la manicura.
-Ya voy de vuelta –dijo el conductor antes de colgar.
Vince estaba ocupado tirando dardos a todos esos maniacos, o más bien a los que no se habían ido con vampiros, cuando Izhan apareció pidiéndole ayuda.
-Buenas noches, estoy intentando encontrar al licántropo que me convirtió, ¿podría ayudarme?
-¿No puedes silbarle alguna mamonada que le haga venir?
-Nunca he visto que hagan eso, aunque tampoco es que tenga mucha experiencia…
-Cómo coño crees que puedo ayudar, ¿dándole una prenda del perraco que te mordió a otro de su especie para que lo rastree?
-Jefe eso lo hicimos una vez –comentó Thomnson mientras le arreaba con el rastrillo a dos licántropos que se peleaban por una camiseta, o lo que quedaba de ella.
-No me jodas, ahora no hay tiempo para esas mariconadas.
-Cat llévate a este cachorrito mamón a la furgoneta.
-Vale, dame el rastrillo que tengo que hacer limpieza –dijo mirando cómo cuatro licántropos se acercaban gruñendo mientras miraban a Izhan.
-Pero no les toques la puta jeta que cuando dejen de ser chuchos nos denuncian por maltrato animal.
 
Ilych y Zurvan se sentían como celadores en un internado, no habían parado de toparse con parejas de licántropos y vampiros, y lejos de mostrarse hostiles estaban bastante cariñosos.
 
-Si querían hacer intercambios deberían haber alquilado un jodido club nocturno –se quejó Ilych.
-Puede que a los chuchos les vaya eso de restregarse sobre la hierba a la luz de la luna –objetó Zurvan.
-¿Y para qué coño nos llaman diciendo que los drogaron y creen que los van a atacar?
Zurvan lo miró dudando, puede que también les gustase eso de que fueran a pillarlos en pleno acto, o que les fuera que los mirasen mientras tanto, pero no creía que esas opciones fueran a gustarle al estratega.
-Puede que si no los hubieran drogado no estuvieran haciendo esto…
-¿Y se supone que debemos asegurarnos de que realmente les apetece? –cuestionó incrédulo Ilych.
-Ni de coña, a los que estén cachondos los dejamos tal cual.
-Pues asegurémonos de que no hay ninguno al que vayan a matar o torturar y larguémonos.
 
Cuando llegaron a donde estaban Andy y Gael dudaron seriamente, eso de que de repente el vampiro saltara para volar y el licántropo se agazapara encima no era buena señal. Las heridas que se estaban infligiendo tampoco, sus quejidos eran bastante realistas. Claro que cuando el vampiro comenzó a lamer la profusa sangre que manaba de las heridas y otras cosas, decidieron esperar para intervenir, finalmente decidieron marcharse cuando el vampiro a parte de volar sostenía al licántropo mientras este agitaba las caderas soltando jadeos menos doloridos y más entusiastas.
 
Cuando acabaron había un reguero de lobos inconscientes regados por todo el jardín, y unas cuantas parejitas bastante desechas tiradas en los lugares más recónditos de los jardines
En general parecían los restos de una batalla campal, Thomson se dedicó a tomar muestras de lo que habían ingerido para dar con la droga que les habían suministrado, tenían que hacer un informe advirtiendo a la comunidad canina paranormal con los efectos perniciosos de lo que fuera, era un peligro que la tomaran, sobre todo en la semana crítica.
 
-Coged a los más espabilados para interrogarlos –ordenó Ilych.
-¿Con dos te vale? –cuestionó Cat mientras miraba al personal.
-Bastará.
 
Ya de regreso en el cuartel general del Covisem, Izhan y Yakov tuvieron que dejarse entrevistar, firmando un papel en el que alegaban que estaban allí libremente y deseando colaborar.
 
-¿Qué cojones estaban haciendo todos juntos en ese puto jardín? –preguntó Vince ofuscado.
-Juegos lúdicos para ejercitar el vínculo de comunidad –recitó Izhan como si fuera un mantra.
-Deja de vacilarme golfa.
-Jefe, habla en serio –aseguró Ilych.
-No me jodas Neumann, ahora resulta que estaban jugando a coger el palo. 
-La verdad es que esa parte no estaba planeada –se excusó Izhan, haciendo que todos se girasen y Yakov negase con la cabeza.
-Es lo que tienen los perracos, son muy espontáneos y lo mismo están enterrando algo en el jardín que se ponen a perseguir vampiros mientras se despelotan…
-Xabat dice que no debemos avergonzarnos de seguir nuestro instinto –dijo Izhan poniéndose de pie-. Reprimirnos es negar lo que somos.
-Siéntate –dijo Cat en tono autoritario, haciendo que Izhan tomara asiento automáticamente.
-Tienes que calmarte, respira hondo –dijo Neumann, mientras Izhan asentía.
-Ahora dame la jodida patita –dijo Vince haciendo que Ilych lo fulminase con la mirada.
-Jefe, si no se comporta vamos a tardar mucho más.
-Probemos con el morenazo –sugirió mirando a Yakov.
-Explícanos para qué estaban reuniéndose con vampiros –dijo Ilych con tono hastiado.
-Aparecieron a media reunión, no sé qué hacían allí –respondió Yakov obstinado.
-Yo sí sé que hacían esos chupópteros, mírate un poco coño, tienes más marcas en el cuerpo que las putas de los muelles.
-Pero nosotros no acordamos celebrar una orgía ni nada de eso –replicó Izhan extrañado.
-¿Para qué mierda sirve ese grupo de Liántropos cachondos?
-Anónimos –corrigió Izhan.
-Sí, eso también –suspiró Ilych.
-Pues para conocer los secretos de muestra milenaria raza y crear fuertes vínculos entre nosotros –recitó Izhan de memoria.
-¿Y cómo coño se supone que hacen esas mamarrachadas?
-Hablamos de nuestras experiencias como licántropos y hacemos actividades variadas.
-Me cago en todo, van a perder el puto tiempo haciendo gilipolladas mientras les lavan el poco cerebro que les queda, ¿y nada más?
Izhan miró a Yakov interrogante, esperando a que le confirmara que eso era todo.
-No, también se supone que si hubiera alguna amenaza o emergencia trazaríamos un plan para actuar en conjunto –respondió Yakov resignado.
-Podrían explicarnos que entienden exactamente por una emergencia o amenaza –preguntó Cat frotándose el puente de la nariz mientras se crispaba.
-Ve a saber, lo mismo estos mamones se piensan que unos putos cazadores podían aparecer con rifles que disparen balas de plata o alguna veterinaria chalada podría presentarse con un arma nuclear… y claro eso sí sería una jodida emergencia y no que un montón de vampiros cabrones vinieran a drogarlos y pasárselos por la piedra mientras le chupan la sangre y la polla.
-¿Voy a por el rastrillo? –preguntó Thomson sonriente.
-Bueno al menos parece que no se reúnen para planificar ataques –dijo Ilych negando mientras miraba a Thomson.
-Bueno chavalotes, ¿qué hemos aprendido hoy? –preguntó Cat mientras se acercaba a los licántropos.
-Que cuando encuentre al imbécil de Xabat voy a estrechar mi vínculo con la raza pateándole el culo –gruñó Yakov.
-Y que L.A. no sirve para nada útil, a no ser que te molen los vampiros y el sexo en lugares públicos –añadió Izhan.
-Cojonudo, ahora vayan a la consulta del puto médico, será mejor que les revisen las jodidas mordeduras.
 
Izhan y Yakov bajaron a la consulta escoltados por Cat. Después de sacarles sangre y revisarlos, mientras escuchaba la historia de lo que les había sucedido, Benjamin les aconsejó pasar la noche allí, en observación. Ambos accedieron,  Yakov estaba molido y no podía conciliar el sueño, además Izhan no paraba de parlotear, hasta que escucharon un sospechoso ruido que provenía de la ventana, al asomarse vieron a unos diligentes vampiros que sonrieron al verlos.
 
Yakov negó con la cabeza mientras miraba a Tyson como si quisiera arrancarle la cabeza para usarla como si fuese una pelota. Izhan sin embargo estaba risueño, le resultaba adorable que Viktor y Virgil se hubieran acordado de llevarle sus chocolates preferidos, le ayudaban a sobrellevar la semana crítica, y además les encantaba ponérselos por encima para luego comérselo todo…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


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