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Notas del capitulo:

Holaa!!

Esta vez tardé un poquito más de lo normal, pero aquí estoy :)

Como siempre gracias a fujoshichan, Akari junko 92, KittyShemale y elii por sus lindas reviews :D 

Bueno, no me extenderé más; los dejo con este trágico capítulo ;) No me maten jajaja

Dedicado a fujoshichan. Gracias por leer esta historia y comentar siempre T-T (me emocioné...)

Oooops! Había olvidado la canción de este capítulo u.u Es "Precious" de Depeche Mode. Para la parte final, desde que Dave y Gabe se separan de las chicas (al leer entenderán jajaja). Este tema es de Friedrich, para Gabriel :) Les dejo el video subtitulado, porque la letra es preciosa T-T

Aquí:

http://www.youtube.com/watch?v=gj3UcPPekIw

Y aquí una mejor traducción, si les interesa ;)

http://www.letras4u.com/depeche_mode/precious.htm

Esop!

 

Lentamente comenzó a abrir los ojos y despertar. Una tenue luz traspasaba las cortinas e iluminaba la habitación. Al principio se sintió demasiado desorientado como para pensar en algo, por lo que se quedó quieto y volvió a cerrar los ojos instintivamente, para continuar durmiendo. Sin embargo, se dio cuenta de que no estaba solo en la cama.

Uno de los brazos de Friedrich le rodeaba un costado, y no sólo eso, Friedrich lo tenía atrapado entre su cuerpo y las sábanas. Los recuerdos llegaron claros y acusadores, haciéndolo sonrojar al instante.

 

El día anterior había dejado de ser virgen; había hecho el amor con Friedrich. Sólo pensarlo le provocaba un calor indecente y más vergüenza de la que nunca sintió. Recordaba a la perfección cada detalle, cada beso, cada palabra... y era muy difícil de creer. ¿Cómo pasó? De un momento a otro, luego de acabar con la maqueta, se encontró sobre la cama y con un apasionado Friedrich encima. No pudo hacer nada para resistirse, pese a que no se sentía confiado para hacerlo; porque él también lo deseaba, quería hacerlo, y ese deseo fue superior a su autocontrol y capacidad de raciocinio. 

Dudó en varias oportunidades, pero en cada una estuvo Friedrich para alejar el temor y reconfortarlo... y de qué manera. Ahora lo entendía. Gabriel creía que la atractiva apariencia de Friedrich era la principal causa de su éxito, pero no; era bueno en "eso" también. Pese a su inexperencia, le era inevitable catalogar a Friedrich como el mejor. Había sido tan paciente, romántico y apasionado a la vez... ahora sí que tenía material para fantasear y consolarse... aunque... tal vez ya no sería necesario consolarse más... Se sonrojó por pensar en alguna futura segunda y tercera vez. Sin embargo, eso dependía de su desempeño; quizás Friedrich estaba demasiado ansioso, pues ya llevaban casi un mes juntos y Friedrich no había... tenido sexo en todo ese tiempo; esto le constaba, pues cada vez que salían, se separaban, fingiendo bailar con algún desconocido, y luego se reunían para pasar juntos el resto de la noche. El hecho era que, si Friedrich fue amable porque simplemente necesitaba hacerlo, sus palabras sólo evitaron que Gabriel se arrepintiera y lo dejara a medias... no significaban precisamente que lo hubiese hecho bien.

Se deprimió instantáneamente, como siempre hacía cuando encontraba alguna mínima razón para creer que ese sueño no podía ser tan real. Necesitaba comprobar si realmente lo hizo, por lo menos, de manera aceptable. Daba por hecho que Friedrich había tenido experiencias mil veces mejores que esa. Él sólo era un chico inexperto. 

Odiaba ser tan pesimista.

Suspiró con tristeza. ¿Lo habría hecho bien? Gabriel consideró que su actuación fue muy mala, pues sólo se limitó a dejar que Friedrich lo atendiese y le hiciera sentir bien. Quizás debió acariciar y moverse más... o hacer aquello... haber metido en su boca el... Al recordar el tamaño del pene de Friedrich, un suspiro escapó de sus labios; probablemente no habría podido, eso no cabría en su boca. 

 

Pensó que esos ojazos lo iban a quemar. No podía evitarlo; Friedrich le parecía demasiado irresistible, ya fuese porque estaba enamorado de él o por otra causa, pero no lograba encontrarle algo malo. No sólo su carácter; su cuerpo le provocaba unos deseos demasiado indecentes como para mencionarlos. Y el día anterior, al fin, lo vio completamente desnudo. Ya conocía muy bien sus piernas, brazos, espalda y abdomen, ya que Friedrich no tuvo problema en tentarlo millones de veces. Pero tenerlo delante sin nada encima era muy distinto. Era consciente de que él estaba a años luz de tener un cuerpo como ese; aún era muy delgado y aniñado en comparación al mayor. Friedrich era tan hombre... su cuerpo marcado, la fuerza, la manera de moverse... esa voz... todo lo volvía loco...

Repentinamente, al moverse un poco, sintió una punzada de dolor en donde Friedrich había, de alguna manera, metido su pene. Molestaba un poco, pero no tanto como creyó. Cómo agradecía el haber estado preparado; y eso se lo debía a Dave, el chico que lo encontró llorando luego de terminar con Matt. Pese a que Gabriel tenía amigos, estos no eran homosexuales como él, por lo que no sabía a quién preguntar sobre el tema. A pesar de que conocía a Dave hace no mucho tiempo, cada vez que se encontraban charlaban un rato. Según lo que Dave le había contado, tampoco disponía de algún amigo para hablar sobre eso, de manera que hablaron bastante sobre el tema, especialmente durante el último par de semanas. Gabriel había acudido desesperado a Dave para pedirle consejo. Y lo había recibido, pues Dave sí tenía experiencia, aún siendo un año menor que él, lo cual le hizo sentir más avergonzado. Fue Dave quien le recomendó "lavarse a fondo" cada día, luego de enterarse de la situación en que Gabriel se encontraba. Y eso fue muy útil, ya que no tuvo tiempo a nada, simplemente pasó. 

Lo único que no había sido igual, dentro de lo que Dave le dijo, era el supuesto intenso dolor que sentiría al día siguiente. Le dolía, pero era soportable. No entendía a qué se debía aquello... Aunque... si lo pensaba bien, Friedrich comenzó muy lento y suave; incluso las dos posiciones que utilizaron lo delataban. La primera fue mucho más suave en comparación a la segunda. ¿Eso quería decir que Friedrich...? 

Una sonrisa boba asomó por su rostro. Friedrich fue más que romántico... pero al mismo tiempo, eso significaba que Friedrich tuvo que adaptarse a su ritmo novato y lento. La sonrisa boba fue reemplazada por una triste cara.

Pensó en la serpiente. Probablemente ésta lo superaba con creces en la cama...

 

De pronto Gabriel se estremeció. Friedrich lo había besado en la nuca y abrazado con fuerza, atrayéndolo contra su cuerpo. Sólo entonces Gabriel reparó en que estaba desnudo, y que el mayor también lo estaba, pues sentía su pene presionando contra sus glúteos. Las sensaciones experimentadas el día anterior regresaron a su cuerpo. Friedrich continuaba besando su nuca y cuello, sin ningún apuro.

- Puedes hacer lo que quieras conmigo... mi ángel... ¿Lo sabes...?- Susurró Friedrich moviendo su frente suavemente contra su cabello, acariciándolo. Gabriel no entendió a qué se refería, por lo que no supo qué decir.- Ángel... estoy comiendo en tu mano...- Dijo Friedrich.

Oh... Gabriel entendió, y se puso muy rojo. Friedrich rió.

- Dime ángel... ¿Te duele?- Esta vez, la voz de Friedrich sonó preocupada.

No obtenía nada mintiendo, ya que si se sentaba se delataría con una mueca de dolor.

- Sólo un poco; fuiste muy suave conmigo... lo siento...

- ¿Por qué te disculpas?- Preguntó Friedrich perplejo.

- Bueno, yo... lo hiciste así de suave por mi culpa... seguro que para ti fue aburri...

Friedrich lo volteó, para dejarlo boca arriba y se puso sobre él. Sonreía.

- ¿Parecí aburrido ángel?- Dijo con picardía. Gabriel no se atrevió a contestar.- Ayer hice el amor por primera vez. Contigo, con mi ángel ¿Y crees que me aburrí?- Mantenía ese tono pícaro, pese a lo que decía. Gabriel deseó ser invisible. Friedrich no parecía calibrar sus palabras.- No dudes de ti Gabriel.- Dijo Friedrich antes de darle su beso especial. Exquisitamente lento y apasionado.

Quizás Friedrich tenía razón; dudaba demasiado de sí mismo. Pero era algo contra lo que le costaba luchar.

- Trataré... lo lamento...

- No te preocupes; me voy a encargar de espantar cada una de tus dudas.- Friedrich le sonrió. Gabriel nunca había visto esa expresión en él; parecía muy risueño, con sus claros ojos algo adormilados y una sonrisa que se negaba a marchar. Aunque el cabello del mayor era corto, si lo comparaba con el suyo, estaba hecho un caos, lo cual acentuaba ese aire risueño que tenía.

- Siempre has sido así conmigo.- Dijo Gabriel de repente. Pero era cierto; nunca una pelea, ni sarcasmo, ni bromas. Friedrich siempre lo trataba de esa manera.

- ¿Así cómo?- Preguntó Friedrich curioso.

- No sé... atento... me has cuidado y... eres paciente...

Friedrich sonrió.

- Eso es porque te quiero; no podría tratarte mal, me preocupa que te ocurra algo malo, y me hace feliz ayudarte.

- ¿No te cansa que sea tan inseguro y cobarde?- Gabriel estaba siendo muy franco.

- No te considero cobarde y no tengo problema con la inseguridad, ya te lo dije, voy a hacerle frente; dijiste que me amabas, con eso me basta para saber que la inseguridad es parte de tu carácter, no algo que realmente desees sentir... 

Gabriel abrazó al mayor, haciendo que éste se recostara sobre él.

- Yo lucharé contra mis temores, Friedrich; odio dudar y no quiero hacerlo más.- Gabriel lo dijo con decisión.- Lo único que puedo decir con seguridad es que te amo.

- Y esa es mi mejor arma.- Repuso Friedrich besando el hombro derecho de Gabriel.- Mi ángel... al fin todo mío... inseguro y todo también te amo.

No pudo contener una sonrisa de felicidad. Oír esas palabras lo llenó de esperanzas.

 

Se bañaron juntos. Gabriel, muerto de vergüenza, dejó que Friedrich limpiara su ano y genitales. Aún no se hacía a la idea del cambio que sufrió su relación; una importante barrera había desaparecido, dejándolos inmersos en una intimidad deliciosa. Antes le costaba imaginarse siendo tan cercano con su novio, pero no era difícil acostumbrarse; Friedrich lo trataba igual, con la diferencia de que ahora metía las manos por donde le daba la gana. Aunque, tal vez... el deseo de tocarse, acariciarse y besarse se había tornado más romántico. Hasta el día anterior, se tocaban conteniéndose y casi desesperados, pero ahora que conocieron sus cuerpos todo era muy tranquilo. 

Gabriel finalmente dio paso a la paz. Al fin y al cabo, Friedrich lo amaba con todas sus inseguridades incluidas.

Saber que Friedrich era consciente de que no dudaba porque quisiera; que Gabriel no dudaba de él, si no de sí mismo, marcaba una gran diferencia.

 

 

Luego de recibir un largo beso, Gabriel salió de su cuarto rumbo al patio, donde había quedado de encontrarse con su hermana. Además, Friedrich tenía que estudiar y no quería distraerlo. 

Cuando llegó al lugar acordado se encontró con Ellie, que miraba hacia el segundo piso con expresión nostálgica. Estaba así desde que regresó. No le sorprendía; cada vez que pasaba un tiempo largo en el hospital, al volver las cosas eran diferentes para ella y le resultaba complicado reintegrarse. Odiaba que sucediera eso, no le gustaba verla triste, aunque ella se esforzara en aparentar que todo estaba bien. Siempre deseó que las cosas hubiesen sido al revés; él estaba más que dispuesto a soportar la peor parte de la enfermedad, a cambio de que ella fuera feliz. Se sentía inmensamente culpable, debido a que para él las cosas iban de maravilla.

- ¡Hola Ellie!- Gabriel le dedicó una radiante sonrisa.

- ¡Hola! Te ves muy contento.- Dijo ella, indicándole una banca cercana.

- Lo estoy.- Repuso sonriendo, pero desvió el tema.- ¿Qué tal todo por allá?- Preguntó. Ellie había ido a la casa de sus padres hace unos días, en Cambridge. Hannah y Gabriel no iban hace tiempo, pues él aprovechaba los fines de semana para estudiar, y Hannah no estaba dispuesta a dejarlo solo. Ellie iba más seguido, pues su madre la acompañaba a realizarse las transfusiones de sangre que necesitaba.

Ellie le contó lo más relevante.

- ¡Lo olvidaba!- Dijo ella.- Papá dice que, para las vacaciones, antes de ir a casa, le gustaría que fuéramos a Grecia.

- ¿A Grecia?- Gabriel se quedó perplejo. Era consciente de que a su padre le gustaba viajar, pero no le parecía muy buena idea. Lo mejor era que regresaran a Francia, allí Ellie estaría tranquila.- ¿Para qué?

- Dice que nos hace falta aire puro y mucho sol.- Dijo Ellie riendo con ganas.- Quiere ir a Rodas.

Gabriel dudó. Habían ruinas muy interesantes en esa isla. Pero Ellie era más importante.

- Es un viaje largo, no creo que sea conveniente para ti...- Murmuró.- Podemos pasarlo bien en casa.

Ellie hizo un puchero.

- Qué aguafiestas...- Comentó ella, riendo otra vez.- Un viaje no me hará nada; además, quiero ir a la playa.

- Francia tiene muchas pla...

- Nombra una que no hayamos visitado.- Lo desafió Ellie.

Gabriel se quedó callado.

- ¿Lo ves? No tiene nada de malo, no te preocupes tanto.- Ellie sonreía entusiasmada.- Vamos, dí que sí.

¿Cómo decirle que no?

- Está bien...- Cedió resignado, pero sonriendo. 

- ¿Seguro?

- ¿Eh?- Se extrañó Gabriel.- ¿No querías que dijera que sí?

- Tampoco quiero obligarte... sé que Grecia está mucho más lejos de Alemania que Francia...

Gabriel enrojeció gradualmente, a medida que escuchaba lo que Ellie insinuaba.

- No sé de qué hablas...- Farfulló desviando la mirada. Le fue imposible no recordar todo lo que había sucedido.

- No me engañas.- Le nformó ella con una sonrisa maliciosa.- Algo pasó esa noche Gabe.

- ¿Qué? ¿Qué noche? ¿Qué paso?

- Deja de delatarte.- Ellie se largó a reír.- Hace unas semanas, la noche en que Isaac sacó a Hannah a bailar, ¿Ya recuerdas?

¿Ellie los vio...? Optó por no decir nada. No podía arriesgarse a decir algo demás.

- Vamos Gabe, desde esa noche te he notado más feliz, aunque no del todo; pero hoy definitivamente estás más brillante que el sol.

Las cosas que decía su hermana lo hicieron sonrojar.

- Estás imaginan...

- Por favor, no estoy loca.- Ellie volvía a sonreír con malicia, mientras le daba un ligero codazo.- Esa noche bailaste con él... y ahora venías de tu cuarto, donde estaba él... Esa carita feliz tiene que ver con Fri...- Ellie frunció el ceño.- ¿Cómo se pronunciaba?

- "Friedrijj"- Dijo Gabriel en un perfecto alemán. Tenía facilidad para los idiomas. Y parecía ser el único capaz de decir bien ese nombre; los demás, al parecerles muy complicado, lo habían apodado simplemente "Fred".

Ellie intentó decirlo, sin éxito.

- No puedo, nunca me ha salido bien.- Repuso impaciente.- El punto es que Fred tiene que ser el responsable de tanta alegría; es hora de que me digas lo que pasó esa noche, y no intentes engañarme.

¿Po qué todos le decían que no sabía mentir? Comenzaba a creer que era cierto. Por otra parte, Friedrich le había pedido que lo mantuviesen en secreto desde que empezaron, por dos razones. En palabras del mismo Friedrich: "No creo que sea muy grato para Julian y Matt, además, me gustaría recuperar el tiempo perdido en secreto; es más excitante, ¿No crees ángel?". Pero él ya había roto su palabra una vez; Amara lo supo al día siguiente de la declaración. No quería que ella continuara enojada con Friedrich. Esta vez se trataba de Ellie, quien sabía cada uno de sus secretos... Se dio licencia, ya que llevaban saliendo a escondidas lo suficiente, y Ellie no se lo contaría a nadie. A él no le molestaría que Friedrich se lo contara a alguien, así que...

Le contó lo que pasó esa maravillosa noche.

 

- ¡Gabe!- Exclamó Ellie cuando él terminó de hablar, y le dio un abrazo.- ¡Eran los únicos que no lo sabían!

Gabriel se sonrojó.

- ¿Ustedes sabían?

- Yo, Hannah y Claire sí, y por lo que me contaste sobre la hermana de Fred, ella también... de los chicos no esperes nada.- Contestó Ellie soltándolo.- ¡Era tan obvio! ¡Si apenas hablabas con él y no lo mirabas a los ojos! Y te ponías rojo y...

- Ya entendí.- Murmuró avergonzado. ¿Tan evidente había sido?

- Y Fred... ¿Hace falta decirlo?- Ellie sonrió, acariaciándole el brazo izquierdo para animarlo.- Te trata como un ángel.

Miró a Ellie. Ella no lo había dicho para molestar. 

- No sabes lo feliz que me hace que estén juntos, saber que hay alguien que te quiere tanto... alguien tan lindo como tú merece que le pase esto.

Esta vez fue él quien la abrazó.

- Yo quiero que tú seas feliz.- Le dijo en un susurro. De verdad deseaba esa y más felicidad para ella. Fueron interrumpidos por una voz conocida que llamó a Gabriel.

 

 

¿Que no era Gabriel?

Tras conocerse, Dave y Gabriel se habían encontrado varias veces, especialmente durante el último tiempo. Era un chico muy agradable, e ingenuo también. Gabriel le daba la confianza suficiente como para hablarle de su relación con Tom, ya que, si bien contaba con el apoyo de Ashley, no era lo mismo. Dave se sentía muy afortunado al pensar en las personas que había conocido en ese lugar; hasta novio tenía. A Ashley y Tom ya los consideraba fundamentales en su vida, como poquísimas personas hasta ese momento; y ahora, a ese "selecto" grupo de personas se unía Gabriel, a quien ya comenzaba a considerar un amigo. Las primeras veces que volvieron a verse, luego de conocerse, no hablaban demasiado; pero las cosas cambiaron el día en que Dave volvió a recibir una de esas malditas llamadas de parte de su padre. Ese día estaba tan dolido y furioso, que se fue a descargar todo al primer lugar solitario que encontró; un aula de segundo, que no estaba vacía, ya que bajo un montón de libros estaba Gabriel, sentado en uno de los pupitres de adelante. Ambos se miraron perplejos por unos momentos, antes de reír a carcajadas. 

Gabriel se dio cuenta de que tenía los ojos enrojecidos, por lo que le ofreció su ayuda e intentó animarlo. Dave no quiso contarle sobre el idiota de su padre, pero aún así se sintió mejor. Ese aire tan puro y tranquilo que tenía Gabriel hizo efecto en él. Terminaron charlando largo y tendido por horas.

Dave no soportó la curiosidad y le preguntó sobre el chico por el que había dejado a su novio. Él sospechaba de aquel jugador de vóleibol, basado en el comportamiento de Gabriel durante aquella fiesta. Realmente deseaba estar equivocado, ya que no tenía muy buena opinión de ese tipejo. Para su sorpresa, Gabriel simplemente dijo "Aún estoy intentando olvidarlo". Lo dijo con una sonrisa triste; ante eso Dave aplacó su curiosidad y optó por no profundizar el tema. Y se quedó con la duda sobre quién era el imbécil que no le hacía caso a Gabriel.

Sin embargo, las cosas dieron un vuelco muy interesante. De un día para otro Gabriel comenzó a sonreír más, lo cual no era malo, pero sí intrigante; aunque había días en los que se veía apagado y triste. Dave estaba que reventaba de la curiosidad, pero no se atrevía a preguntar; y no fue necesario, pues el mismo Gabriel le trajo la respuesta: "Estoy saliendo con alguien" dijo una tarde, mientras conversaban en el comedor. No quiso decirle de quién se trataba, pero decía estar tremendamente feliz. Y se notaba.

Inmediatamente después de decir eso, Gabriel le confesó que necesitaba ayuda. Al escuchar el problema, Dave no pudo evitar sonreír con picardía; Gabriel estaba en la etapa crítica, con la tensión a punto de explotar. Por lo que le contó, para Dave fue claro que el chico con el que Gabriel salía quería hacer otro tipo de "cosas" con él. Fue gracioso ver que algo tan normal tenía así de nervioso a Gabriel. De manera que le dio unos prácticos consejos.

Pero eso fue hace días... ¿Lo habrían hecho ya?

 

Lo llamó, porque dudaba que estuviese en una cita con una chica, que, además, era idéntica a él. Gabriel agitó una mano, saludándolo, cuando lo vio, y le hizo señas para que se acercara. Él y Ashley, pues estaba con ella, se acercaron.

- ¡Hola!- Los saludó Gabriel, con una gran sonrisa. Definitivamente ese día estaba contento.- Vengan, siéntense.- Los invitó. Ambos se sentaron.- Ellie, él es Dave.- Dijo Gabriel a la chica con la que estaba.- Dave, ella es mi hermana, Danielle.

Tenían que ser hermanos.

- Encantado.- Dijo él, tendiéndole la mano a la chica.- Ella es Ashley.

Ashley los saludó sonriendo. Ella ya se había encontrado un par de veces con Gabriel.

- ¿Son gemelos, no?- Preguntó Ashley entusiasmada.

Gabriel y Danielle negaron con la cabeza, sonriendo.

- Mellizos.- Corrigió la chica rubia, Danielle.

- Nunca entendí la diferencia.- Comentó Ashley con una risita culpable.

- Cuando se trata de un solo óvulo, que posteriormente se convierte en cigoto, y éste se divide en dos; hablamos de gemelos.- Explicó Gabriel. Dave no entendía nada. No era muy bueno en Biología, aún así le hizo sonreír ver lo aplicado que era Gabriel.- Pero cuando son dos óvulos, resultan mellizos; es decir, no provienen del mismo adn, por lo que es como si se tratara de dos hermanos nacidos en diferentes años, no sé si me explico...

- Si que te explicas.- Dijo Ashley, con los pulgares levantados, en señal de aprobación.- Pero ustedes se parecen demasiado...

Gabriel sonrió.

- Eso fue casualidad. 

- De todas formas debe ser genial.- Dijo Ashley. Se veía muy interesada en Gabriel y su hermana, pues los miraba alternadamente, como si intentara hallar las diferencias. De repente, Ashley abrió mucho los ojos y miró a Danielle sonriendo.- ¿Tú estás en mi clase?

 

Acabaron pasando la tarde allí, junto a Gabriel y Danielle, quien era similar a éste, en ciertos aspectos, como lo amable y tierna que era.  Sin embargo, a Dave se le hizo evidente que ella no era tan ingenua como Gabriel; en eso no lo superaba nadie. 

Decidieron irse cuando el frío fue difícil de ignorar. Ambos acompañaron a las chicas hasta los dormitorios femeninos.

- Chicos ¿Qué les parece si vamos a ver el desfile del sábado?- Sugirió Ashley.

Dave frunció el ceño, ¿Un desfile de modas?

- Mi mamá presentará su nueva colección.- Explicó Ashley, visiblemente emocionada.

Cierto, cierto... La madre de Ashley era diseñadora.

- Tengo algunas entradas para la primera fila.- Agregó Ashley.- Habrá una fiesta después ¿Les gustaría ir?

- Yo voy.- Aceptó Danielle de inmediato. Dave suspiró. "Mujeres", pensó divertido.

- Suena bien, son entretenidos.- Dijo Gabriel. ¿¡Él también!?- Cuenta conmigo.

- ¡Qué lindos!- Esa era la forma de agradecer de Ashley. Luego miró a Dave.

¿Por qué tenía que ser un maldito desfile?

- Claro, yo también voy.- Dijo Dave con el tono más alegre del que fue capaz.

Ashley sonrió feliz.

- ¡Bien! No hagan planes para el sábado.- Dijo, luego cogió a Danielle por el brazo.- Las damas nos vamos.- Agregó sonriendo. Y se marcharon.

Dave y Gabriel caminaron sin prisa hacia los cuartos de hombres.

- Casi no te reconozco; estás muy feliz.- Comentó Dave con fingida naturalidad. Ya se moría de la curiosidad.

Gabriel se rió.

- Danielle me acaba de decir lo mismo.- Dijo. 

¿Esa felicidad sería a causa del chico con el que salía? ¿Habrían acabado rodando por la cama? Dave estaba ansioso por preguntar, pero le daba corte y no quería parecer una vieja cotilla, por mucha curiosidad que el asunto le produjera. Pero... por otra parte, ¿Quién era el novio de Gabriel? ¿Qué fue del tipejo del equipo de vóleibol? ¿Lo habría olvidado? Si es que se trataba de él, por supuesto.

- Bueno, nos vemos.- Dijo Dave, sin animarse a soltar una de las preguntas que ansiaba hacerle.

- Nos vemos.- Se despidió Gabriel, dirigiéndose a las escaleras, pues su cuarto se hallaba en el segundo piso. Dave continuó caminando por el pasillo, hacia el fondo.

No pasó ni un minuto cuando oyó un ruido sordo a sus espaldas. Volteó extrañado. Gabriel estaba tendido en el suelo, junto al inicio de la escalera; no se movía. Dave fue corriendo hasta él. 

- ¡Gabriel!- Lo llamó, cuando estuvo arrodillado a su lado. Gabriel estaba inconsciente.- ¡Mierda!- Exclamó frustrado, sacudiéndolo con cuidado, pero sin éxito. No sabía qué hacer, de modo que esperó durante unos eternos minutos, sacudiendo sus hombros de vez en cuando y llamándolo. Finalmente volvió en sí.- ¿Estás bien?- Preguntó afligido.

Gabriel lo miró confundido por unos momentos.

- Sí... sólo me resbalé...- Murmuró, mientras se sentaba. Se veía muy perdido, pues aún trataba de enfocar la vista.

- Pero...

- No pasa nada...- Afirmó Gabriel, con una sonrisa poco convincente.- Iré a mi habitación.

- Te acompaño.- Exclamó Dave, ayudándolo a pararse. Se pasó el brazo derecho de Gabriel por los hombros y lo sostuvo, mientras lo sujetaba por la cintura.- ¿Cuál es tu cuarto?

- El noventa y cinco...- Contestó Gabriel en voz baja. 

Dave notó que iba un poco doblado.

- Gabriel ¿Te duele algo?

- No, no... sólo un poco la espalda, nada más.- Se apresuró a decir. Dave no le creyó.

- ¿Te llevo a la enfermería?

- No hace falta.- Dijo Gabriel rápidamente, tratando de soltarse.

- De acuerdo, pero no te sueltes.- Dave no estaba muy convencido. 

Llegaron al cuarto noventa y cinco. Gabriel no parecía nada bien; tenía la cabeza gacha y cada vez se doblaba más hacia abajo. 

Dave dio unos rápidos golpes en la puerta. Ésta se abrió y apareció... ¿El tipejo del equipo de vóleibol...? No tuvo tiempo a sorprenderse, porque el tipejo se fue directo al rubio.

- ¡Gabriel!- Exclamó el tipejo, alzándole el mentón al chico. Dave aún se esforzaba por sostenerlo.- Scheisse!- Farfulló enojado. Aunque Dave no entendió lo que dijo, si notó que Gabriel se había desmayado, pues se volvió más pesado y tuvo que sujetarlo con mayor fuerza.- ¡Entra!- Le indicó el tipejo, dándole paso y señalando la cama de la derecha. La verdad era que el tipejo daba miedo, así de enojado. Dave obedeció y recostó a Gabriel sobre la cama. El tipejo comenzó a abanicar a Gabriel con un cuaderno- ¿Qué le pasó?- Preguntó de repente, haciendo que Dave se sobresaltara. El tipejo no le quitaba la vista de encima a Gabriel.

- Se cayó de las escaleras.- Contestó nervioso. El tipejo le lanzó una mirada asesina.- Fueron pocos escalones.- Dijo por decir algo. La forma en que lo miraba el tipejo le hacía sentir la necesidad de justificarse.- Estuvo inconsciente un momento, pero luego despertó.

- ¿Le dolía algo? ¿Se lastimó?

- Dijo que le dolía un poco la espalda.- Respondió Dave en el acto.

El tipejo volvió a mirar a Gabriel.

- Mierda... ¿Por qué no despiertas?- Masculló desesperado, abanicando con una mano y sosteniendo una de las de Gabriel con la otra. 

Pasaron varios minutos, pero no hubo caso; Gabriel no reaccionaba. El tipejo sacó su celular y marcó un número.- ¿Hannah? Sí, soy yo... necesito que vengas, Gabriel no... se siente bien... ¡Tranquila, tranquila! Está desmayado...

No pasaron ni cinco minutos cuando una chica rubia entró corriendo. Fue directo hacia Gabriel y le examinó el rostro. 

- ¿Cuánto hace que se desmayó?- Preguntó impaciente.

- Unos diez minutos.- Dijo Dave, que de los nervios no había dejado de mirar el reloj.

- ¿¡Tanto!?- La chica se veía asustada. Esta vez fue ella quien sacó su celular e hizo un par de llamadas. Al terminar se sentó junto a Gabriel.- La ambulancia viene en camino.- Mumuró.- ¿Qué le pasó?

Dave volvió a contar lo ocurrido.

- ¿Se cayó?- La cara de aquella chica era la aflicción personificada. Parecía que ella también se desmayaría. El tipejo fue por un vaso de agua y se lo dio a la chica. Ella se lo tomó de un trago.

La ambulancia, por suerte, no tardó en llegar. Sólo un persona podía ir. La chica le dio la dirección del hospital al tipejo antes de irse.

- ¿Eres amigo de Gabriel?- Le preguntó el tipejo muy serio, sacando el celular de nuevo. Dave asintió.- Danielle, hola; necesito que vengas a la entrada principal, rápido.- Dijo por teléfono. La hermana melliza de Gabriel no tardó en llegar.

- Vamos, en el taxi te explico.- Le dijo el tipejo a Danielle, y le hizo una seña a Dave para que los acompañara. 

 

Entraron lo más rápido posible al hospital, pues no era un lugar adecado para correr, preguntando por Gabriel. Les costó llegar hasta donde se encontraba, pero lo lograron. Hannah, la chica rubia, resultó ser la hermana mayor de Gabriel; se encontraba sola en la sala de espera. Sollozaba y se frotaba las manos. 

- Tranquila, sabes que no puede ser tan grave... se pondrá bien...- La consoló Danielle, abrazándola.- ¿Le dijiste a mamá?

- Viene en camino.- Contestó Hannah.

 

Después de una angustiosa espera, durante la cual hicieron unas rápidas presentaciones, un doctor apareció. Las chicas parecían conocerlo, pues él las saludó por sus nombres.

- ¿Cómo está?- Preguntó Danielle, que era la que estaba más calmada de las dos.

- La caída le produjo una lesión en el músculo dorsal derecho.- Comenzó el doctor. Todos escucharon en silencio.- Lo cual no es realmente grave; el problema es que continúa inconsciente.- Agregó. Hannah emitió un sollozo.- La mayor dificultad es controlar la hiperrespiración que lo aqueja; y su corazón no está funcionando correctamente.

La cara de Hannah se descompuso.

- ¿Qué? Pero si eso nunca le dio mayores problemas... digo, su corazón siempre estuvo bien...- Danielle no daba crédito.

- Lo sé, y por eso estoy tan sorprendido como tú.- Dijo el doctor.- Pero los últimos exámenes que se realizó tampoco salieron bien; su salud ha empeorado considerablemente durante los últimos meses.- Les recordó el doctor a ambas.- Esto era cosa de tiempo. Lo más probable es que cuando reaccione, vuelva a necesitar transfusiones por un buen período de tiempo.

- ¿Va a reaccionar?- Preguntó Hannah asustada.

- Eso espero, no debería haber mayores complicaciones; su cuerpo está reponiéndose.- Dijo el doctor antes de retirarse.

Se quedaron en silencio. Hannah tenía la cara oculta entre los brazos; Danielle, todavía sin asimilar lo que el doctor le había dicho, miraba el suelo con el ceño fruncido, concentrada en lo que fuera que estuviese pensando; el tipejo, cuyo nombre era Frederick... o algo así, lucía fatal, no dejaba de mirar en la dirección por la que el doctor se había ido y parecía aturdido.

Comenzó a procesar toda la información referida a Gabriel. No tenía idea de que estuviese enfermo, ni mucho menos que fuese tan grave. Por lo visto, ninguno de los presentes creyó que lo fuese. 

Dave nunca había estado tan asustado y nervioso.

 

Pasaron la noche en ese lugar, sin pegar ojo ni un solo minuto. Era imposible, ya que la preocupación los superaba; llevaban varias horas allí y Gabriel seguía sin despertar.

Friedrich odiaba con toda su alma esos lugares; no soportaba tener que consumirse en la incertidumbre, en una maldita sala de espera. Tuvo suficiente de eso anteriormente, cuando aún vivía en Alemania, y no quería volver a pasar por lo mismo. Sin embargo, parecía ser que las personas a las que más quería insistían en tenerlo en ese lugar.

¿Cómo un día que empezaba tan bien terminaba de semejante manera? Cuando despertó en la mañana y vio al ángel entre sus brazos, creyó que explotaría de felicidad.

Ahora sentía que se hundiría en la angustia y la impotencia.

 

Los padres de Gabriel llegaron muy temprano, preocupados y ojerosos. A ellos si les permitieron ver al ángel, luego de hablar en privado con el doctor. Apenas regresaron a la sala de espera, Hannah se levantó y los miró expectante.

- ¿Y?- Preguntó ansiosa.

- Estable, pero la evolución de su estado es incierta...- La mujer parecía repetir las mismas palabras, que, probablemente, el doctor le acababa de decir. Se veía muy abatida.

El señor Lafferriere la ayudó a sentarse y luego los miró a todos. Era un poco más bajo que Friedrich, tenía el pelo rubio y corto, ojos azules; era innegable el parecido con los mellizos, pues se le asemejaban bastante. Tenía una expresión serena, pese a la tristeza que mostraban sus ojos.

- Gracias por acompañar a mi hijo.- Les dijo a él y a Dave.- Pero ahora que estamos aquí, deberían regresar al internado y descansar.- Dijo con una amable sonrisa. Después miró a sus hijas.- Y eso también va para ustedes. ¿Dormiste algo Danielle?

Ella bajó la cabeza.

- No.- Dijo con voz culpable.

- No se hable más, vuelvan a la escuela, los cuatro. Mi chofer los llevará.

 

Fue un viaje silencioso. Al llegar, se despidieron y se fueron directo a sus respectivos cuartos.

Como era de esperarse, Friedrich no logró dormir.

 

 

 

Gabriel abrió los ojos un poco. El sol le daba directo en la cara y le impedía ver bien, pero pudo reconocer perfectamente el lugar en donde estaba. Hizo memoria. Se despidió de Dave, subió unos escalones... pero se sintió mareado... lo siguiente era confuso; sólo recordaba un intenso dolor en el pecho y la espalda, además de algunas voces, nada más. Se sentía débil, incapaz de levantar un dedo. Miró hacia la puerta, junto a esta había un sillón, y en él estaba su madre, durmiendo.

¿Qué día sería? Tenía la sensación de que llevaba varios días en ese lugar. Esperó pacientemente, hasta que su madre despertó.

- ¡Mi vida, despertaste!- Exclamó ella alegre al verlo y aproximándose. Le tomó una mano.- ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? ¿Necesitas alguna cosa?

- Estoy bien, sólo un poco cansado.- Respondió él.- ¿Qué día es? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

- Hoy es miércoles.- Contestó su madre.- Has estado aquí por casi tres días, llegaste el domingo en la tarde.

¿Tanto...?

- ¿Cuándo podré volver?- Preguntó ansioso.

- No seas impaciente cariño.- Su madre se molestó un poco.- Tu corazón... no está bien...- Dijo ella. Su rostro reflejaba la aflicción que aquello le provocaba.- Dime la verdad, ¿Te alimentas bien? ¿Tomas tus medicamentos?

Gabriel asintió.

- ¿Entonces?- Su madre no entendía.- ¿Cómo me explicas esto? Tu salud se ha ido en picada.- Dijo angustiada.- ¿Lo estás pasando mal? ¿Hay algo que te haya puesto triste? El doctor dijo que esto pudo ser consecuencia de una depresión; y Hannah me dijo que no te vio muy feliz estos meses. Además, sé muy bien que te exiges demasiado.- Tenía los ojos enrojecidos.- Sé que eres muy inteligente cielo, no importa si no obtienes las mejores calificaciones... ¿Hay algo que te preocupa?

A Gabriel se le hizo un nudo la garganta. Se sintió terrible por preocupar así a su madre.

- Si estuve...- Le costó admitirlo.-... un poco deprimido...

Su madre lo miró asustada.

- Pero... ¿Por qué mi vida? ¿Qué pasó?- Ella no parecía hallar una razón.

- Ya no importa.- Dijo él, tratando de mostrarse alegre.- Eso ya pasó...

- ¡Claro que importa!- Lo interrumpió su madre.- Si no superas eso, no mejorarás.

- No es así, mamá; lo que ha pasado es un "efecto retardado" de esa depresión.- Explicó. Esa era su teoría.- Ahora estoy muy feliz, de verdad.

- Pero...

- Estaré bien, mamá, te lo prometo.

 

Estaría una semana más en el hospital, según lo que dijo su madre. Se aburriría, era lo único que tenía claro; no había nada peor que estar en un hospital. Danielle tenía una fuerza impresionante para aguantar por meses.

Afortunadamente para él, al día siguiente le permitieron recibir visitas; primero Hannah y Danielle, luego Adam junto a Dave; y, finalmente, con la ayuda de Danielle, la persona a la que más ansiaba ver. Antes de irse, Danielle le dijo que Friedrich parecía a punto de matar a alguien.

Gabriel se sentía más que ansioso por ver a Friedrich. Apenas habían pasado la mañana del domingo juntos, luego de lo que hicieron. Si no hubiese acordado, días antes, reunirse con Danielle, se habría pasado el día entero en los brazos de Friedrich...

 

Y, al fin, ahí estaba. La culpa hizo presa de Gabriel al ver la cara que traía Friedrich; era obvio que no había dormido bien. Iba muy desaliñado, con jeans, un delgado sweater y el cabello más desordenado de lo normal. Luego de entrar cerró la puerta y se quedó junto a esta, mirándolo.

- ¡Hola!- Saludó Gabriel, tratando de ocultar la culpa que sentía. 

- Hola...- Murmuró el mayor. Gabriel notó que los ojos de Friedrich se clavaron en los cables que él tenía en la mano.

- Me alegra verte...- Dijo Gabriel nervioso, esperando un regaño o algo parecido.

- A mi también.- Volvió a murmurar Friedrich, moviéndose al fin y caminando hacia él. Cuando estuvo a su lado, se inclinó un poco y le acarició la mejilla derecha.- Mierda ángel... me tenías aterrado...

Eso le produjo distintas reacciones; culpa, alegría, sorpresa y muchas ganas de abrazar a Friedrich. El hecho de que admitiera haber estado tan preocupado por él...

- Lo siento, Friedrich, yo...- Gabriel trató de explicarse, hablando atropelladamente.

Friedrich lo interrumpió.

- Sólo prométeme que vas a cuidarte; y que no volveremos a este lugar.- Le pidió.

Eso le provocó un nudo en la garganta.

- Te lo prometo.- Aseguró Gabriel.- Pero tú sabes que sí me cuido...- Intentó defenderse. Al fin y al cabo, eso era cierto.

- Lo sé...- Friedrich desvió la vista.- Esto fue mi culpa.

Aquello no se lo esperó. ¿De dónde había sacado semejante tontería?

- ¡Claro que no! ¿Por qué crees eso?

Friedrich seguía sin mirarlo.

- ¿Olvidaste lo que hicimos?- Hablaba muy bajo. Gabriel lo escuchó atónito.- Esto pasó porque soy un idiota incapaz de... de contenerse.- Se veía muy enojado.- Pasó muchas veces; te quedabas sin fuerza, pero aún así no me detuve.

Gabriel aún no acababa de creer lo que había oído.  

- Pero...- No sabía qué decir; Friedrich parecía convencido.- Eso no es cierto...

- ¿No?- Friedrich lo miró. Nunca lo había mirado de manera tan seria.- No tienes que mentir, ¿Querías parar, cierto?

Comenzó a deseperarse e intentó sentarse. Friedrich lo retuvo a tiempo y lo miró sin entender.

- ¿Qué haces ángel?

- ¡Es que no es verdad!- Exclamó Gabriel afligido.- ¡Estás totalmente equivocado! ¡Yo también quería hacerlo y no me arrepiento en lo más mínimo!

Friedrich se quedó mudo de la impresión. Gabriel cogió la mano de Friedrich.

- No te culpes por esto, Friedrich, tú no tienes la culpa; esto venía de antes.

- ¿Qué quieres decir? 

Otra vez tendría que hablar de eso...

- Es que... no sé si te diste cuenta, pero...- No era fácil confesarle eso al responsable.-... estuve un poco deprimido hace un tiempo... antes de que comenzáramos a salir...

- ¿Un poco? Parecías un alma en pena Gabriel, desde luego que me di cuenta.

Gabriel agachó la cabeza, avergonzado. No se esperaba que Friedrich lo hubiese notado.

- ¿Me estás diciendo que esto es a causa de eso?

- Sí...- Murmuró Gabriel.

- ¿Y por qué estabas tan deprimido?- Friedrich no parecía dispuesto a aceptar que lo ocurrido el sábado no tenía nada que ver.

- Eh...- No tenía muchas ganas de decirlo, pero no le agradaba la idea de que Friedrich se echara la culpa.- Recuerda que estuve mucho tiempo creyendo que tú... que tú no me...

Una expresión de sorpresa y mucha culpa se dibujó en el rostro de Friedrich.

- ¿Eso también fue por mi culpa?- Preguntó su novio. Parecía ser que había empeorado las cosas. Finalmente, ya antes de que Friedrich reaccionara, se sentó, para mirar al mayor de cerca. Friedrich lo miró alarmado.- ¡Gabriel, recuéstate!

- No enredes las cosas.- Fue lo primero que dijo, mientras trataba de sostenerse, pues sus fuerzas amenazaban con vencerlo.- Esa... especie de depresión ya quedó atrás; estoy enfermo, esto es algo que puede pasar, no puedes culparte por cada cosa Friedrich.

- Pero...

- Olvídalo; al fin y al cabo no fue grave.

Friedrich le lanzó una mirada airada, mientras volvía a recostarlo.

- Estuviste inconsciente por días y me dices que no es grave...- Refunfuñó enfadado.- Sólo basta con ser realista Gabriel, lo del sábado fue demasiado para t...

- No me digas así...- Fue lo único que le salió, rápido, para acallar esas horribles palabras. Gabriel sabía que lo había hecho mal. Sus ojos se humedecieron.

- Perdóname ángel, no fue eso lo que pretendía decir...- Friedrich se había inclinado sobre él, tomando sus manos y besándolo con suavidad.- Sólo creo que te exigiste demasiado, perdóname.

Prefería pensar que era pésimo en la cama, a aceptar que era demasiado débil para aguantar; al menos lo primero podía mejorar. Se sentía acorralado, frustrado y humillado. Nunca había odiado tanto a esa enfermedad. Friedrich acarició su rostro y limpió las silenciosas lágrimas que habían comenzado a deslizarse por este.

- Dejemos el asunto de lado, sólo te pone peor...- Friedrich suspiró cansado y le sonrió. Gabriel notó por primera vez que sus claros ojos lucían apagados... aquella fuerza intimidante en ellos estaba opacada.- Quiero tenerte de vuelta conmigo, en nuestro cuarto; date prisa y mejora ángel.

- Está bien... yo también quiero salir de aquí.- Repuso un poco más animado.- No me gusta esta habitación.

Friedrich rió. Parecía magia. La tensión se había aflojado.

- A mi tampoco, la verdad; no me gusta que estés aquí solito.- Dijo Friedrich, mirando el lugar con el ceño fruncido.- ¿Será que me puedo quedar?

- Creo que no... sólo mis padres tienen autorización para quedarse aquí durante la noche.- Respondió Gabriel con desilusión. Le haría muy bien que Friedrich se quedara con él; así no se dejaría vencer por sus miedos.

- ¿La puerta queda cerrada con llave?- Preguntó Friedrich, echándole una sospechosa mirada a la puerta.

- Parece que no.

Friedrich le sonrió con picardía.

- Pero hacen rondas de vigilancia.

La sonrisa desapareció.

- Maldición... de verdad quiero quedarme contigo ángel... tal vez debería esconder...

En ese momento tocaron a la puerta, y, un segundo después, esta se abrió. Era la enfermera. Se trataba de una chica joven, que no disimuló su asombro al ver a Friedrich; era evidente que le había gustado.

- Lo lamento, pero la hora de visitas acabó.- Anunció ella, sonriéndole coqueta y, ahora sí, disimuladamente, a Friedrich. Gabriel no pudo contener la molestia y la miró ceñudo.

Ninguno de los dos atinó a reaccionar, de manera que Friedrich tuvo que salir. Antes de hacerlo, y aprovechando que se hallaba de espaldas a la enfermera, moduló un par de palabras, mientras le sonreía. 

"Te amo"

Gabriel se mordió los labios con ansiedad, ya que estaba de cara a la chica. Friedrich le guiñó un ojo, dándole a entender que sabía lo que quería decirle.

Cuando la puerta se cerró, la enfermera avanzó hacia la máquina que se hallaba junto a la cama y se dedicó a registrar datos. Gabriel la miraba de reojo, sin contener el recelo que le producía. Era algo que no había experimentado nunca; un rabia desconocida, unas fuertes ganas de dejar bien claro que Friedrich era su novio. Se sorprendió a sí mismo al notar lo que estaba pensando; era egoísta, pero imposible de evitar.

- Tu amigo es muy lindo.- Comentó ella repentinamente, como si nada.

Gabriel se quedó mudo por la indignación. Se regañó a sí mismo por no haberle dado un buen beso a Friedrich antes de que se fuera.

- Está saliendo con alguien.- Se apresuró a decir. La enfermera cada vez le producía mayor desconfianza.

- Oh, qué lástima.- Dijo ella, sonriéndole mientras jugueteaba con el lápiz.- Pero no está muerto.- Dijo, guiñando un ojo.

¡Qué descaro! Estuvo largo rato molesto por las palabras de la chica, aún cuando ella se hubo ido, diciéndole que ya podía dormir.

 

Al día siguiente, Friedrich no apareció por el hospital. Gabriel se deprimió un poco, pero se calmó cuando Hannah le recordó, sin darse cuenta, que tenía un partido. Friedrich ni siquiera lo mencionó; al menos habría podido desearle suerte, ya que no podría ir a verlo jugar. Se consoló pensando que al menos ese día el mayor descansaría, debido al agotamiento.

Así llegó el sábado. Convenció a Hannah para que fueran a distraerse, pues se pasaban el día en el hospital; y por suerte ella le hizo caso. Sin embargo, le hacía falta él. Se pasó suspirando todo el santo día, hasta que se hizo de noche y comenzó a preocuparse. A Friedrich le gustaba beber y... podía hacer cosas que... Realmente no quería pensar en ello; desconfiar de Friedrich no tenía justificación. Pero... sólo lo había hecho una vez desde hace casi un mes y... con unos tragos demás...

Apretó los puños con impotencia. Definitivamente no tenía remedio. Era un estúpido inseguro incapaz de ser optimista.

No logró dormir en toda la noche.

 

Como era de esperar, las visitas, salvo su madre, que había llegado muy temprano, aparecieron bastante tarde. Por lo visto, habían regresado de madrugada. Danielle, Hannah, Claire, Christopher, Isaac... ni la sombra de él. Se pasaron la tarde riendo del espectáculo que habían dado Chritopher y Kale al caerse mientras cruzaban el muro. Danielle fue la última en irse.

- Sé que es lo que te tiene con al cabeza en la luna, Gabe.- Dijo con una risita.- Pero no va a venir.

Una molesta sensación de decepción se dejó caer sobre él.

- ¿Anoche él...?- Le daba corte preguntar lo que quería. No deseaba darle a conocer a Ellie lo tonto que era en lo referente a Friedrich.

- Anoche se bebió todo el vodka del lugar.- Dijo Ellie riendo.- ¿Siempre bebe tanto?

- ¿Cómo?

- Se pasó la noche entera bebiendo vodka en la barra.- Contó ella.- No hubo manera de sacarlo a bailar; y me consta que se le acercó gente guapa.- Agregó con otra risita.- Como imaginarás, aún debe estar durmiendo.- Agregó, y lo miró con malicia.- Sí que te echa de menos Gabe.

¿Eso era cierto...? Ellie no lo inventaría, por lo que... Friedrich pasó la noche sentado; fue inevitable que se sintiera aliviado y alegre. Aunque tampoco era bueno que bebiese de esa manera. Una vez superada esa nueva, y estúpida, preocupación, se dio cuenta de que debía poner fin a eso; si él tenía que cuidarse, Friedrich también lo haría.

 

- ¿Qué quieres?- Espetó Friedrich poniendo mala cara, a la persona con la cual hablaba por teléfono. Estaba solo en su habitación, para variar, y tendido sobre la cama. Su expresión reflejó la rabia que sentía.- ¿Y para eso te acuerdas de llamar? ¿Ni siquiera tienes que decirme algo sobre ella?- Esperó la respuesta, que nunca llegó.- ¡Vete a la mierda! Búscate a algún imbécil que me reemplace y listo; no necesitas que te avergüence más ¿O sí? No me molestes con estupideces.

Colgó, sin darle tiempo a su padre para que lo regañara. Resultaba ser que ese maldito viejo quería que fuera a una cena con la familia de un amigo suyo, un tal Humphrey. Por supuesto que no iría; ese idiota no se tomaba la maldita molestia de llamarlo en meses siquiera para decir "Hola", y ahora quería favores. ¡Y ni eso! Porque según ese puto viejo era un deber. Si dependía de él, podía irse a la mierda, con su estúpida cena incluida.

Todo mal. Su vida no hacía más que derrumbarse.

 

Gabriel en el hospital...

Su padre recordándole lo poco que le importaba...

Y ella...

 

Notas finales:

Al final no fue tragedia ;)

Colapso

El punto al que Gabriel se dirigía en todos los sentidos, luego de pasar tanto tiempo desesperanzado, y ahora creyéndose muy poco para Fred... 

PERSONAJES

Nada que ver con el capítulo, pero me dio la gana presentarla :D

Claire Bordet.

Ciudad/País: Londres, Inglaterra. Su padre es belga.

Estatura: 1.69 m

Por aquí:

http://i578.photobucket.com/albums/ss223/Yamamura12/elaizaiomodels.jpg?t=1276663033

Saludos y muchas gracias por leer :)


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