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Notas del capitulo:

Holaa!!

Antes que nada, gracias por las reviews, que me alegran el día y animan a escribir ;) Y bueno, si hay gente que lee y no comenta, pues también gracias (por leer, claro :), también a l@s que han dejado sólo un comentario pero que quizás sigan leyendo...

Y finalmente gracias (muchas) a los que comentan (amenazan, exigen, torturan, etc. XD):

anko-chan, Orixd, KittyShemale, -_suki-chan_-, Vicious, sasket17 (mención honrosa, me dejaste 3 reviews :D), Bj Murray, fujoshichan Narey.

En fin, gracias a tod@s! T-T

(esto parece despedida, pero no pasa nada jajaja)

 

Pasando al capítulo que nos ocupa... Hay un poquito de tod@s y se revelará la identidad del personaje (según la mayoría es Frederick :D ya tiene fama de ser oportuno el pobre hombre u.u) que decidió interrumpir en el capi pasado.

L@s invito a leer :)

 

Las cosas seguían extrañas.

Kale había llegado el martes por la mañana, luego de pasar la noche con Henry; una muy buena noche, debía admitirlo. Matt se despertó al oírle entrar, pero se limitó a mirarlo ofuscado, sin decir nada.

Al principio, Kale se molestó, ya que no entendía el porqué de la hostilidad de Matt, cuando se suponía que todo estaba arreglado; pero no tardó en comprender. Matt estaba completamente borracho.

Matt pasó todo el día en la habitación, malhumorado y con cara de pocos amigos. Cada vez que Kale entraba a la habitación recibía una mirada fulminante.

Cuando ya eran casi las once de la noche perdió la paciencia y rompió el silencio.

- ¿Dónde conseguiste alcohol?- Preguntó, intrigado.

- Isaac.- Refunfuñó Matt desde las profundidades de su cama.

- ¿Estuviste con él la noche pasada?

- Sí.

- ¿Y por qué bebieron tanto?- Aquello le parecía bastante extraño.

- Celebrábamos que él y Hannah están de novios.- Matt seguía murmurando, sin destaparse para mostrar la cara.

- Ya era hora.- Comentó Kale, quien creía era cosa de tiempo que aquello sucediera.- ¿Sólo tú y Isaac?- Preguntó extrañado.

- No; también estaban Radborough y Rosendorff.- Respondió Matt.

Eso sí que tomó a Kale por sorpresa.

- ¿Estuviste con Fred?- Preguntó, incapaz de contener la curiosidad.

- Sí. Ya aclaramos todo.- Murmuró Matt.

- Pero...

- ¿Y a ti cómo te fue?- Matt lo interrumpió y le lanzó una mirada recelosa.

Se había olvidado por completo de su cita con Henry.

- Bien.- Contestó, algo cohibido. Seguía sin agradarle hablar sobre eso con Matt.

- ¿Están saliendo?

- Eh... No, todavía no.- Repuso Kale, intimidado por el tono serio de Matt.

- ¿Y por qué no?

- Eh... No sé, no lo pensé, pero se lo pediré hoy.- Con toda la "actividad" de la cita, lo olvidó por completo.

- ¿Por qué hoy?- Receló Matt.- Es muy pronto.

Últimamente Matt parecía empeñado en someterlo a esos interrogatorios.

- ¿Pronto?- Se extrañó Kale, sin encontrar nada raro en ello.- Él me gusta y yo a él. Además, nosotros ya...

Puso una cara que obviaría el resto, sonriendo con picardía y pensando que Matt comprendería y le haría un par de bromas típicas.

Pero Matt se quedó mirándolo sin decir nada, con una expresión indescifrable en el rostro.

 

 

- ¡Yo no fui!- Exclamó una voz chica que, a juzgar por el tono de su voz, estaba llorando.

- ¿Y quién más?- La voz del chico sonaba enfadada.- Te lo pedí porque estaba ocupado y confío en ti ¿No crees que ya estás grande para estas tonterías?

- ¡Pero no hice nada!

- Eso no es...

- ¿Fue ese Rosendorff, no?- Dijo la chica, furiosa.- ¡Él te fue con el cuento! ¡Todo porque quiere tu puesto!

- ¿De qué hablas?

- ¡Y ni siquiera te das cuenta!

- Basta Alessia, es suficiente.- La detuvo el chico, con voz firme.- Asume lo que hiciste y discúlpate. El entrenador se puso furioso.- Murmuró, para luego dar la vuelta.- Debo irme.

Isaac y Hannah se agacharon al máximo tras los arbustos, para que no los vieran. No es que estuviesen espiando, al menos no era esa su intención cuando fueron a sentarse allí para librarse por un rato de las bromitas de Claire y Christopher; fueron Varley y su novia los que aparecieron de repente y comenzaron a discutir cerca de ellos.

- Vaya, él parece muy enfadado ¿Es para tanto?- Hannah seguía mirando en la dirección por la que se habían ido.

- Eso creo; Fred dijo que trazarían el plan de juego para la final del viernes.- Contestó él, pasando los brazos por los hombros de su, al fin, novia.- Como sea, merecido lo tiene ella por armar enredos.

- Mmm...- Hannah no parecía convencida.- A todo esto, ni ayer ni hoy he visto a Fred, en lo que va del día al menos. Christopher ayer también faltó...

- Ah...-Isaac se afligió un poco. A Hannah no le haría gracia saber que estuvieron bebiendo.- El martes estaban con resaca, por eso faltaron...- Dijo rápido, para restarle importancia.- Y hoy... Pues no sé por qué Fred no vino a clases. Tal vez se quedó dormido.

- Mi hermano lo habría despertado...- Tras decir eso Hannah frunció el ceño.- Hoy tampoco he visto a Gabe...

- Seguro está en la biblioteca.

- No lo creo.- Dijo Hannah muy segura.- Supe que Gabe se desmayó ayer por la mañana, quizás hoy se sintió mal...- Hannah estaba definitivamente preocupada.- Voy a verlo.- Anunció.

Isaac alcanzó a darle la mano antes de que ella comenzara a caminar muy rápido. Él no creía que fuese algo grave, aún si Gabe se había desmayado; estaba seguro de que ese par estaba haciendo otro tipo de cosas. Pero Hannah estaba decidida a comprobar que Gabe estaba bien, así que...

Por otra parte, y mucho más importante, la ansiada respuesta de Hannah a su declaración había llegado bastante tarde, prolongada en gran parte por la caída al hospital de Gabe; pero sin duda la espera valió la pena. Ahora eran novios y nada le impedía darle la mano, abrazarla y besarla; al fin era libre de exteriorizar lo que sentía por ella. Sin embargo, aunque Hannah no se oponía a esos gestos, sonreía algo nerviosa cada vez que él lo hacía, mientras decía: "Es extraño, hasta hace poco sólo éramos amigos".

 

Cuando llegaron a la habitación de Gabe y Fred, Hannah tocó la puerta. No hubo respuesta.

Volvió a tocar.

Nada.

Tras una tercera y cuarta vez sin respuesta, lo que reafirmaba en Isaac el pensamiento de que esos dos estaban en acción, Hannah sacó su celular y llamó a Gabe.

- ¿Gabe?- Hannah mantenía el ceño fruncido y la cara de preocupación.- ¿Dónde estás? Quería hablar contigo... ¿¡Qué!?

Isaac comenzó a preocuparse.

- ¡Pero...!- Hannah parecía asustada.- ¿¡Por qué no nos dijeron!?

Tras un par de frases más, Hannah finalizó la llamada.

- ¿Qué pasó?

- Fred está en el hospital; lo atropellaron.- Contestó Hannah, moviendo la cabeza con impaciencia.

- ¿Es en serio? Pero, ¿Cómo? ¿Cuándo...?- Isaac realmente estaba sorprendido.

- Fue el sábado pasado.

Eso sí que lo dejó perplejo. Él estuvo con Fred el lunes y éste se veía bien, algo cabreado, pero no malherido ni nada parecido.

- Gabe dijo que estaba con él y que no nos preocupáramos.- Murmuró molesta.- ¿Cómo quiere que no nos preocupemos? Realmente, cuando vea a esos dos...

 

 

Tanto Friedrich como Gabriel se quedaron inmóviles, en la misma posición en que estaban, con su frentes rozándose y muy cerca. El recién llegado había cerrado la puerta inmediatamente, luego de entrar; y en ese momento se partía de la risa.

- ¡Mierda imbécil, me asustaste!- Le recriminó Friedrich muy enojado, pero suspirando de alivio.

Gabriel reconoció al chico que acababa de entrar; era el hermano mayor de Friedrich. Sólo lo había visto en una fotografía, pero era claro que era él, aunque lucía algo diferente.

Sucedía lo mismo que con Amara; físicamente no se parecía mucho a Friedrich, pero había algo en sus expresiones que le resultaba muy conocido.

La primera diferencia entre ellos era la estatura, ya que era más bajo que su hermano menor. Su cabello era del mismo color que el de Friedrich; castaño oscuro, pero más liso y corto que el de él. Y, también a diferencia de Friedrich, tenía los ojos marrones; ambos tenían una mirada parecida, en cuanto a la increíble capacidad de intimidación se refiere...

En general, era de contextura más delgada que Friedrich y tenía un aire risueño y alegre, acentuado por sus ropas casuales y relajadas.

- ¡Pedazo de tarado, tuviste suerte de que fuera yo! ¿Qué pasa si hubiese entrado el viejo?- Le contestó a Friedrich, quien no dijo nada. Pronto el chico centró su atención en Gabriel, sonriendo como si nada hubiese pasado.- ¡Oh! ¡Tú debes ser el que hizo el milagro!- Dijo el chico muy contento, tendiendo una mano hacia Gabriel.

Gabriel se la estrechó, algo impactado, ya que el chico lo sacudió enérgicamente.

- ¿Milagro?- Preguntó extrañado, pero tratando de sonreír.

- ¡Claro! Gracias a ti este tonto se volvió monógamo.- Respondió riendo, señalando a Friedrich con la cabeza. Éste le lanzó una mirada de enojo, pero el chico mayor lo ignoró como si fuese una mosca.- Amara me lo contó todo; que el Leoncito se había enamorado y que estaba de novio con alguien.

¿Leoncito?

Friedrich se había enfurruñado, sin dejar de fulminar a su hermano con la mirada, por lo que Gabriel reprimió la risa que le provocó ese tierno apodo.

- Amara dijo que eras lindo, pero no imaginé que tanto.- Dijo el chico a Gabriel, quien se sintió un poco avergonzado. Luego miró a su hermano menor.- Leoncito, no sabía que ahora te gustaban los chicos rubios.- Dijo con picardía.

- No me digas así, desgraciado.- Murmuró Friedrich, atrayendo a Gabriel con disimulo hacia él, como si estuviera en peligro.- ¡Y deja de mirarlo!

El chico se echó a reír con ganas.

- Tranquilo Leoncito, sabes que no me van los chicos.- Aclaró, sonriente.- Pero no descarto las posibilidades.- Le guiñó un ojo a Gabriel.

Friedrich echaba chispas.

- ¡Oh! ¡No nos han presentado! Qué vergüenza; Leoncito es tan grosero...- Dijo el chico, primero alegre y luego dramático.- Soy Wilhelm; imagino que te han hablado muy bien de mi.

- Claro.- Sonrió Gabriel, sintiendo como el brazo libre de Friedrich lo mantenía muy pegado a él.- Me llamo Gabriel, encantado.

Wilhelm iba a darle la mano de nuevo, pero Friedrich se las arregló para agarrar las dos manos de Gabriel.

- Ay, pero que celoso te has puesto Leoncito.- Se burló su hermano.- Como si fuera capaz de meterme con mi cuñadito, aunque ganas no me...

- Ya cállate.- Zanjó Friedrich, provocando la risa de su hermano, a quien parecía divertirle molestarlo.

- No.- Dijo Wilhelm, un poco más serio.- ¿Es cierto que te atropellaron?

Friedrich asintió.

- ¿Pero tú estás tonto?- Lo regañó su hermano, ya completamente serio.- ¡Tienes un accidente y no nos dices! ¡Ni siquiera a Amara o a mi!- Dijo indignado.- Si no es porque escuché parte de la conversación del viejo con el doctor McEaney, no me entero.- Explicó con enfado. Se frotó la nuca.- Y encima me encontré con el viejo allí afuera.

- ¿Te dijo algo?- Preguntó Friedrich.

- Me regañó por escuchar sus conversaciones, pero eso es lo de menos.- Murmuró despreocupadamente, para luego fijarse en los vendajes de su hermano.- Oye, ¿cómo estás? ¿Te dañaste una oreja?

- No, el viejo dijo que es un traumatismo en el cráneo.

- ¿Y eso qué es? No suena bien ¿Es grave?- Repuso Wilhelm.

- Depende.- Intervino Gabriel, ya que Friedrich no respondió.- Debe permanecer en observación, porque pueden presentarse otros síntomas.- Gabriel miró a Friedrich con preocupación.- ¿Sabes si es cerrado o abierto?

Friedrich negó con la cabeza. Eso preocupó más a Gabriel; el haber ido al hospital era un pequeño avance... Las cosas aún podían ponerse muy mal.

- El viejo sólo dijo eso.- Agregó Friedrich con calma. Obviamente no le daba la importancia que debería.

- ¿Y la mano?- Preguntó Wilhelm, mirando el cabestrillo.- ¿Te la quebraste?

- Sí, bueno, la muñeca...- Contestó Friedrich.

A Gabriel le sorprendía ver lo tranquilos que estaban esos dos. O todo aquello no les parecía grave o sabían muy poco de medicina...

- ¿Y cuándo puedes salir de aquí?- Preguntó Wilhelm, instalándose en el sillón a sus anchas.

- No sé, el viejo quiere que me quede en observación...

- Tienes que quedarte.- Le recordó Gabriel afligido, pensando que Friedrich intentaría irse otra vez.

- Sí Ángel, te dije que me quedaría...- Suspiró Friedrich.

Gabriel respiró, aliviado nuevamente.

- Ay... Pero si eres todo un domador de leoncitos.- Se burló Wilhelm, mirando con picardía a Gabriel y haciendo que éste se sonrojara.

- No molestes.- Friedrich le lanzó su almohada en el estómago.

- ¡Oye! Qué paciente más agresivo.- Se quejó Wilhelm, lanzándolo de vuelta, pero con menos fuerza.

- ¿Y tú qué hacías espiando conversaciones?- Interrogó Friedrich con suspicacia.- ¿No deberías estar en la universidad?

- Un día sin clases no le hace mal a nadie.- Dijo Wilhelm con una risita.- Además...

El celular de Gabriel los interrumpió.

- Disculpen.- Dijo Gabriel mientras miraba la pantalla; era Ellie.- Hola, ¿Qué pasa?

Mientras hablaba con su hermana se dio cuenta de que había olvidado algo importante.

- Creo que debo irme.- Dijo con pesar, una vez que cortó, mirando a Friedrich preocupado.

- ¿Sucedió algo?- Friedrich frunció el ceño.

- No, bueno... Hoy tengo una transfusión.- Dijo sin ánimo. Quería quedarse con Friedrich.

- Entonces ve.- Dijo Friedrich con decisión, aunque parecía un poco triste.

- Pero...

- No te preocupes, yo me quedaré aquí.- Aseguró Friedrich. Gabriel seguía dudando; por una parte no quería apartarse de Friedrich y por otra temía que pasara algo en su ausencia.- Tienes que ir.

Rogó en silencio para que no pasara nada, antes de asentir.

- Wil...- Friedrich miraba fijamente a Gabriel.

- ¿Qué?

- Sal un rato.- Dijo Friedrich, sin quitarle la vista de encima a Gabriel.

- ¿Qué? Pero...- Wilhelm cesó de protestar cuando Friedrich le dio un beso a Gabriel.- ¡Ah, qué pesado! Ya entendí, me voy.

Wilhelm salió quejándose, pero cuidando de no abrir demasiado la puerta.

- No hacía falta, yo ya me voy...- Dijo Gabriel, aunque estaba feliz de poder estar un poco más con él. Además, tenía el presentimiento de que Friedrich quería que se quedara.

- Lo sé, pero al menos dame un...- Friedrich le sonrió. Gabriel no se negó y se inclinó para besarlo.- ¿Estarás bien?- Preguntó el mayor, apenas separándose unos centímetros.

- Sí, sólo es una transfusión.

- Hmm...- Los ojos de Friedrich se veían un poco apagados.

 

 

Ese internado volvía a ser aburrido... Ya ni siquiera el hippie era divertido, porque estaba algo deprimido. Leo sospechaba que era una recaída por el rechazo de aquella chica pelirroja…

Pero, sin nada que ver con lo anterior y pese a que el hippie creyese lo contrario, Leo sí había prestado atención al sermón que le había dado en el comedor, días atrás.

Nunca había considerado la idea de ir a la universidad, a causa de su falta de interés y habilidad; pero estudiar música, por muy tonto que sonara, no se le había pasado por la cabeza. Además, como el hippie dijo, o hacía falta que se quedara en casa; podía ir a estudiar al otro extremo del país si hacía falta.

No le preocupaba si sus padres estaban de acuerdo, porque no eran ellos quienes tomaban las decisiones, sino sus abuelos; y ellos obviamente estarían de acuerdo. Incluso pagarían de buena gana sus estudios. Desde luego que la música no era algo que les hiciera gracia, pero entre tener a su único nieto de vago y repartiendo el periódico o algo un poco más "decente"... La reputación estaba en juego.

Sabía que sus abuelos darían guerra antes de ceder a que estudiara música, pero Leo estaba seguro de que acabarían aceptando.

¿Y qué había de sus padres?

Sus padres eran un completo desastre. Estaban totalmente influenciados y controlados por sus abuelos maternos, ya que ambos eran bastante jóvenes cuando él nació.

Antes de que él naciera, su madre era un espíritu libre que soñaba con una vida apacible junto al mar. Solía ser muy creativa; pintaba, tejía, bordaba, tomaba fotografías, escribía, esculpía, tallaba, tocaba el piano... No estaba quieta un segundo y le gustaba aprender a hacer de todo; y todo se le daba bien.

Ella vestía faldas largas y holgados chalecos de lana, siempre de alegres colores. Llevaba el pelirrojo y rizado cabello largo hasta la cintura, suelto o sujeto en una trenza...

Eso era lo que Leo recordaba del tiempo en que vivían juntos en un pequeño departamento en Tampere, su ciudad natal; hasta que aparecieron sus abuelos y arruinaron todo. Llegaron un día diciendo que era una vergüenza que viviesen solos y en un lugar tan pobre; como si no tuviesen suficiente con que ella fuera una madre soltera.

Dado el sereno y manejable carácter de su madre, a sus abuelos no le fue difícil llevarlos de vuelta, e incluso les tenían una sorpresa; el padre de Leo estaba dispuesto a responder por la paternidad y a casarse con ella. Sin duda ese sujeto tenía los bolsillos cargados de dinero...

Y se casaron, tras lo cual se marcharon a Helsinki, donde sus abuelos tenían preparado un buen lugar en su empresa destinado a su padre. Y fin del problema, el apellido estaba salvado y las malas lenguas permanecieron bajo control.

Pero las cosas no resultaron como sus abuelos planearon. Su padre no tardó en buscar otras compañías, en volverse un alcohólico y adicto al juego. Sin embargo, su madre no hacía nada, estaba totalmente resignada y a la larga se convirtió en una mujer apagada que se limitaba a hacer lo que sus padres le indicaban.

Aquel era un matrimonio desastroso de principio a fin; arreglado, falso, sin amor, basado en interés y apariencias. Marido y esposa dormían en habitaciones diferentes y a ninguno le importaba lo que el otro hiciera.

Más tarde se mudaron a Londres, debido a los negocios de él.

Leo siguió esperando a que su madre reaccionara y regresaran a la vida feliz que llevaban antes de que sus abuelos los encontraran. Pero eso no sucedió.

Y Leo se hartó de esperar.

Por eso quería irse. Por eso no soportaba estar junto a esa "familia".

No había nada más que pensar. Estudiaría música y luego se iría muy lejos.

 

Estaba tan absorto en sus recuerdos y planes futuros, que había dejado de prestar atención a lo que tocaba. Había estado todo repitiendo el mismo acorde en su bajo durante los últimos minutos.

Acomodó a "Treinta y Seis", su bajo, y comenzó a tocar otra canción.

"Treinta y Seis" había recibido ese nombre el mismo día en que llegó a sus manos, cuando tenía siete años y aún vivía en Tampere con su madre. El instrumento fue un regalo de ella, como regalo de cumpleaños. La razón de aquel regalo era simple; amaba el sonido que ese instrumento producía.

La primera vez que lo escuchó fue en el viejo club bohemio al que su madre solía asistir y donde tocaban sus amigos.

Y el nombre se debía al número del departamento en que vivían; un lugar pequeño, pero acogedor.

 

Nuevamente se había perdido en los recuerdos, aunque esta vez tocaba algo diferente: "Come as you are", uno de sus temas favoritos.

- Casi como Novoselic.

Leo alzó la vista lo más rápido que pudo, para ver a quien había dicho aquello.

Oh... Se quedó inmediatamente fuera de combate. Allí estaba ella, Danielle, en toda su belleza, sonriendo con toda naturalidad; mientras que a él estaba por darle un infarto.

- Hace tiempo que no te veía ¿Cómo estás?- Ella se sentó a su lado, lo cual hizo a Leo enrojecer.

- Bien ¿T-tú...?- Balbuceó con nerviosismo.

- Excelente.- Contestó ella. Se veía de muy buen humor, además de preciosa; usaba un sencillo vestido blanco, ajustado en la parte alta del abdomen y con flores bordadas en verde. El largo cabello rubio platino le caía hasta más abajo de la cintura, ondulado y abundante. Esos alegres ojos pardos brillaban.

Nunca una chica le había parecido tan encantadora.

- ¿Es tuyo?- Preguntó ella, señalando a Treinta y Seis.

- ¿Eh...? Ah... Sí... Mío, es mío...

- Es genial.- Dijo ella sonriendo.- Me habría gustado aprender a tocar el bajo, pero apenas he logrado empezar con el chelo...

- No es difícil...- Dijo Leo automáticamente. Él sabía tocar los dos instrumentos.- Digo, se parecen...

- ¿Tocas el chelo?- Adivinó ella.

- Eh... Sí...- Respondió azorado. Danielle tenía el poder, pese a que no la había visto más que un par de veces, de sacar a flote sus modales y calmar su irritable temperamento.- Puedo enseñarte... Si quieres...

¿¡Qué mierda acababa de decir!?

Pero antes de que pudiese rogar a la tierra que lo tragara, ella esbozó una sonrisa de entusiasmo.

- ¿De verdad? ¿Lo harías de verdad?

¿Cómo decirle que no?

Asintió con torpeza.

- ¡Oh, gracias!- Celebró ella, contenta.- Prometo esforzarme, profesor.- Bromeó luego, sin dejar de sonreír.

 

 

Una vez que Gabriel se fue, el hecho de que estaba en un hospital se hizo presente. Volvió a recostarse.

- Realmente lo quieres.

Aquello le hizo sobresaltarse; había olvidado que Wilhelm seguía ahí.

- ¿Por qué?

- ¿Cómo que por qué?- Bufó su hermano.- No has dejado de suspirar desde que se fue.- Luego sonrió con picardía.- Alguien tenía que atraparte.

- Cállate.- Dijo Friedrich riendo.

- Vamos dime, ¿Cómo lo conociste? Amara dijo que eran compañeros o algo así.

- Ah sí, somos compañeros de cuarto.- Explicó Friedrich, sonriendo como idiota.

- Condenado suertudo...- Wilhelm lo miraba asombrado, pero tentado de la risa.- Con un compañero así, cualquiera se cambia de bando.

- Mantente alejado de él.- Advirtió Friedrich.

- ¡Pero Leoncito! Sabes que no pondría mis manitos en él.- A Wilhelm le encantaba molestarlo.- Ni siquiera soy gay, no sé por qué te enojas.- Agregó con sarcasmo.

- De ti me espero cualquier cosa.- Atacó Friedrich, también con sarcasmo.

- ¡Cierto!- Dijo Wilhelm repentinamente.- ¿Qué es eso de la transfusión?

- Ah... Es una transfusión de sangre; tiene que hacerlo un par de veces al mes o más.- Explicó sin ganas. Odiaba  recordar que Gabriel estaba enfermo.

- ¿Y para qué?

- Es que está enfermo, tiene una enfermedad a la sangre.- Dijo Friedrich con rapidez.

Wilhelm se quedó callado un rato.

- Y eso que tiene... ¿Es grave?

- Si sigue el tratamiento... Se supone que no.- Contestó distraídamente. Al parecer, Gabriel había resistido muy bien la actividad de la noche anterior; pero aún así se mantenía alerta.

A él podían pasarle mil autos encima, pero Gabriel tenía que estar bien.

 

 

Estaba anocheciendo y comenzaba a hacer mucho frío, pero los tres seguían tirados en el pasto, perdiendo el tiempo y hablando de tonterías.

- ¿Has pensado en formar una banda, Amarillo?- Preguntó Ashley a Tom, mientras hacía cosquillas a Dave en el cuello con una hoja del árbol que tenían al lado.

- ¡Ash, no... No más...!- Dave apenas resistía la risa, ya que Tom lo tenía bien sujeto por los brazos, para facilitarle la tarea a Ashley.- ¡E-esto es to-tortura desgraciados!

- Pues no, es mucho trabajo.- Contestó Tom, ignorando a Dave.

- ¡Traidor!- Le espetó Dave, con el estómago adolorido de tanto reír; aquello era como hacer todo el ejercicio que no hacía en un año.- ¡Terminaré con-contigo...!- Volvió a reír, ya que Ashley le hacía cosquillas en el estómago.- ¡No Ash, ahí no...!

- Este es un método eficaz para hacerte reír.- Dijo Ashley, guiñándole un ojo. Luego miró a Tom.- ¿Cómo que mucho trabajo? Sólo hay que ensayar.

- Eso es mucho trabajo.- Dijo Tom

- ¡To-Tommy Gun... Po-por favorcito..!

Tom lo atrajo hacia él, liberándolo de la tortura. Dave le decía "Tommy Gun" debido a una canción del mismo nombre; una canción que estaba escuchando unos días atrás, en el momento que Tom apareció en su cuarto con sospechosas intenciones. Últimamente se había vuelto costumbre recibir esas "visitas relámpago" cuando De Hooft no estaba presente.

- Ay, pero qué mimado lo tienes...- Dijo Ashley riendo y jugueteando con la hoja.

- El pobre ya ni respiraba.- Se excusó Tom, sirviendo de respaldo para Dave, que todavía estaba recuperando el aliento.

- Par de cabrones...- Susurró Dave, ofuscado y agotado.

- Qué tierno eres.- Se burló Ashley, extendiendo la hoja hacia él. Dave se echó hacia atrás con fuerza, por lo que empujó a Tom e hizo que se cayera.

- Me estás aplastando...- Murmuró Tom desde abajo.

- Te aguantas, traidor.- Refunfuñó Dave, tratando de hacerle cosquillas a Tom.

- Como decía...- Continuó Ashley, sin prestarle atención a la poco productiva venganza de Dave.- No es tanto trabajo como crees, Amarillo. Yo creo que sería genial.

- No lo sé...- Dijo Tom, acariciando la nuca de Dave, totalmente inmune a las cosquillas.- Aún si fuese poco trabajo, habría que conseguir un lugar para ensayar...

- Eso no sería problema.- Repuso Ashley con optimismo.- A mi madre no le molestaría si ocupamos mi casa.

- Pero...

- ¿En serio? ¿No se enojaría?- Intervino Dave, ya completamente concentrado en la conversación. Era más agradable dejar que Tom le hiciera cariño que hacerle pagar por las cosquillas.

- Nop.- Dijo Ashley.- No pondría ningún problema. Así que ¿Qué dices?- Le preguntó a Tom.

La razón por la que Ashley insistía tanto a Tom, era porque ella y Dave querían formar una banda; y necesitaban un guitarrista. Ashley sabía tocar la batería, aunque necesitaba practicar mucho, y Dave se haría cargo del micrófono.

- Pero...- Tom dudaba.- A mi no me gusta el punk...

- Se supone que la idea es mezclar lo que nos gusta a los tres.- Le recordó Ashley.

- Vamos, Tommy Gun, será divertido.- Dijo Dave, poniendo sus mejores ojos de cachorro.

- No sé...

- Vamos, no seas malito Amarillo. Di que sí...

- Tommy, Tommy, Tommy... Di que sí...

Tom los miró algo receloso, y muy presionado, durante unos segundos; eran dos pares de ojos de cachorro.

- Está bien...- Suspiró resignado.- Pero sólo hasta que encuentren a otro guitarrista.

- Claro, claro.- Dijo Ashley, dando pequeños y rápidos aplausos.- Sólo falta el bajo y ya estamos.

- ¿Y qué harán ustedes?- Preguntó Tom. Eso dejaba claro que les había prestado atención...

- ¿Cómo que qué haremos?- Lo reprendió Ashley.- Yo tocaré la batería y Verde cantará.

- ¿Desde cuándo cantas?- Preguntó Tom a Dave, con cara de extrañeza y el ceño fruncido.

Dave le dio un codazo.

- No es que sea tan difícil.- Se defendió Dave. Él no era precisamente afinado, ni tampoco poseía una voz privilegiada; pero no era eso lo que necesitaban para la música que querían hacer.

- Oh...- Tom estaba muy sorprendido.- Entonces canta algo.

- ¡Ah, no seas pesado!

- Vale, vale...- Cedió Tom sonriendo.- ¿Tienes pánico escénico?

- ¡Cállate!- Se quejó Dave. Debía admitir que le daba algo de vergüenza cantar frente a Tom. Como caído del cielo, recordó algo que tenía pendiente.- Ash...

- ¿Sip?- Ella se veía relajada.

- ¿Ocurrió algo?

- Dave...- Lo atajó Tom. Sintió una de sus manos sobre un muslo, claramente pidiéndole que no continuara.

- ¿Por qué lo dices?- Preguntó Ashley con curiosidad.

- Vamos Ash... Algo te pasó.- Dijo Dave, ansioso y temeroso a la vez.- Hace algún tiempo que te ves un poco desanimada.

- No tienes que contestar.- Dijo Tom a la chica, mirando a Dave con impaciencia.

- ¡Sí que tienes! ¡He estado preocupado todo este tiempo!- Exclamó indignado.- ¿No confías en noso...?- Se calló de golpe al ver a Ashley sollozar.- ¿Ash...?

Tom se incorporó, apartándose de Dave, para abrazar a Ashley.

- Vamos Roja, olvida lo que dijo...- Le decía con voz suave, pero Ashley no cesó de llorar; al parecer había guardado aquello por demasiado tiempo.

- No... Está bien.- Dijo Ashley de repente, sonriendo con tristeza.- Tienes razón.- Le dijo a Dave.- Debí confiar en ustedes... Lamento haberlos preocupado...

Después de haber sacado el tema, Dave se sintió algo asustado. Y muy culpable.

- La verdad es que estoy muy confundida...- Admitió la chica. Se veía bastante afligida.- No sé lo que me pasa... Es sólo que...- Bajó la cabeza.-...No quiero que las cosas cambien...

Dave y Tom guardaron silencio, expectantes, pero sin atreverse a preguntar. Ashley se separó de Tom y se sentó un poco más derecha.

- A mi me gusta mucho la pareja que hacen ustedes... Pero yo no me imagino así... Con alguien...- Dijo ella.- Y debería estar feliz, precisamente por eso, pero... Me siento muy mal...- A Ashley se le quebraba la voz.-... Evan...

Tom tuvo que sujetarlo. Sólo oír ese nombre bastó para hacer que se enfureciera. ¡Lo sabía! ¡Sabía que era cosa de ese desgraciado!

- Evan se me declaró...- Dijo Ashley con vergüenza y pesar. Esa noticia los dejó impresionados a ambos.- Y le dije que no.

Pasaron unos minutos antes de que alguno hablara.

- Pero contrario a lo que pensaste... Rechazarlo te hizo sentir más intranquila...- Sugirió Tom con cautela.

Ashley, de mala gana, asintió. Se veía realmente angustiada.

- ¿Él te gusta?- Dave fue incapaz de contener esa pregunta.

- No lo sé...- Dijo ella, al cabo de unos minutos.- Yo estaba bien con ser amigos...- Protestó de repente, haciendo un puchero de exasperación, aunque aún se veía triste.- Pero no sé... Tal vez sí, pero... No creo... No lo sé... Ya no es lo mismo...

Sin duda Ashley estaba muy confundida.

- A veces no es suficiente con ser sólo amigos.- Dijo Dave sonriéndole para animarla. No quería apoyar al idiota que tenía a su amiga así, pero tampoco podía ser tan ciego; a Ashley le gustaba ese tarado.

- Quizás es hora de que te animes a dar un paso.- Tom también sonreía.

Ashley, con los ojos llenos de lágrimas, les sonrió agradecida.

 

 

- ¿Qué hora es?

Gabriel acababa de reaccionar. Lo último que recordaba era una fiebre muy intensa. Todavía estaba en la sala del hospital, junto a Ellie y su madre.

- Llevas una hora inconsciente.- Dijo su hermana.

- ¿Cómo te sientes?- Preguntó su madre, evidentemente preocupada.

- Bien... Creo... Me duele un poco la cabeza.- Reconoció Gabriel con sinceridad.

- Debe ser porque no estás acostumbrado a las transfusiones, el doctor dijo que estarías bien, pero...- Su madre obviamente no se convencía.

- Pero qué poco aguante hermanito.- Se burló Ellie, guiñándole un ojo y sonriendo.

- Claro, tú estás acostumbrada.- Murmuró Gabriel.- No me gusta hacer esto.- Admitió.

- Pero es necesario.- Le recordó su madre.

- Sí... ¿Nos vamos?- Gabriel miró a su madre. Tenía que volver con Friedrich.

- No, descansa un poco más; acabas de despertar.- Dijo su madre decidida.- ¡Lo olvidaba! ¿Cómo está tu amigo? Ese al que acompañarías al hospital...

- ¿Qué amigo? ¿Quién fue al hospital?- Intervino Ellie extrañada.

- Friedrich.- Dijo Gabriel rápidamente.- Tuvo un accidente y lo acompañé al hospital.

- ¿En serio?- Ellie se tapó la boca.- ¿Qué le pasó? ¿Está bien?

- Lo atropellaron. Hasta el momento no es grave.

Ellie lo miró apenada. Gabriel evadió su mirada y se dirigió a su madre.

- Mamá, ¿Puedo volver al hospital de...?

- Ni hablar.- Dijo ella de inmediato.- Ya lo acompañaste suficiente, además ¿Su familia está con él, no?

- Sí, pero...

- Entonces no hace falta, mi vida, él estará bien.

Gabriel bajó la vista, deprimido.

- Déjalo ir, mamá.

Levantó la vista hacia su melliza.

- ¿Para qué?- Preguntó su madre intrigada.

Antes de que Ellie dijera lo que seguramente pensaba que iba a decir, decidió decirlo él.

- Es el chico con el que comparto cuarto ¿Lo recuerdas?- Gabriel sonrió a su madre, sonrojándose un poco. Ella asintió.- Somos novios.

Ellie sonrió, pero su madre se quedó un momento en blanco.

- Pero...- Su madre se veía algo confundida.- ¿Tu novio no se llamaba Matt?

Gabriel suspiró divertido.

- Te contaré toda la historia.- Dijo sonriendo.

 

Cuando terminó, su madre estaba perpleja, y muy conmovida.

- Mi amor, eso está para una película.- Comentó emocionada.

Los mellizos se largaron a reír.

- ¿Y?- Gabriel miró a su madre con ilusión.- ¿Puedo ir con él?

- Pero tienes clase mañana temprano y ya es tarde...- Dijo ella.

- Aunque sea un rato.- Pidió Gabriel.- Por favor...

Su madre lo miró unos momentos.

- Sólo un rato; a las nueve te quiero de vuelta en el colegio.- Dijo finalmente.

- ¡Gracias!- Gabriel se sentó en el acto, sonriendo de oreja a oreja.

 

 

- ¡Hey, miren quien ha regresado!

Wilhelm le sonrió animado desde el sillón, donde estaba tendido. Gabriel, con algo de timidez, se acercó hasta la cama de Friedrich; aunque estaba muy ansioso, no quería ser tan evidente.

- Ángel...- Friedrich se mostró contento. Sin embargo, algo no andaba bien.

- ¿Estás bi...?

- ¿Cómo te fue?- Lo interrumpió Friedrich. Fue obvio que adivinó lo que iba a preguntarle.

- Eh... Bien.- Medio mintió Gabriel, para salir de ese tema y pasar al otro; Friedrich estaba sudoroso y muy pálido.- ¿Te sientes bien?

- Sí.

Gabriel lo miró con detenimiento.

- ¿Te duele algo?- Preguntó, mientras tomaba la mano libre de Friedrich.- Estás frío.- Dijo preocupado.

- La cabeza... Un poco...- Susurró Friedrich. Sus ojos se veían ausentes.

- ¿Friedrich...?- Gabriel se mantenía alerta. Wilhelm se había levantado y estaba junto a él, mirando a su hermano.- Se desmayó...- Murmuró Gabriel, aturdido.

 

Luego de que llamaran a la enfermera, y de que esta los hiciera salir, se quedaron sumidos en la incertidumbre.

El padre de Friedrich y Wilhelm llegó unos minutos después, ya que había estado hablando con el doctor que atendía a su hijo menor.

- ¿¡Qué le pasó!?- Preguntó, respirando con agitación, pues llegó corriendo tras el doctor.- Llamaron al do...

- Se desmayó.- Dijo Wilhelm, cortante, sin siquiera mirarlo.

Pese a su propia angustia, a Gabriel le apenó aquel frío trato, especialmente cuando el padre se veía tan asustado y preocupado.

- ¿Se des...?

- No se veía muy bien, al parecer le dolía la cabeza.- Murmuró Wilhelm.

El señor Rosendorff escuchó atentamente y en silencio, para luego sentarse distraídamente en una de las sillas que allí había.

Después de eso, los tres se quedaron callados, esperando.

 

Gabriel no dejaba de pensar en el accidente y en lo tonto que fue... ¿Qué tenía en la cabeza cuando aceptó que Friedrich se saliera con la suya?

Eso estaba pasando por su culpa; debió obligarlo a quedarse en el hospital, el día del accidente.

Pero no lo hizo.

No lo hizo... Y ahora las cosas se estaban agravando.

 

Sus manos temblaban.

Si algo le pasaba a Friedrich...

 

Notas finales:

Eso es todo :D Fue un capi más bien "relajado".

Sobre el comentario que hace Danielle a Leo: "Casi como Novoselic", se refiere al bajista de Nirvana, Krist Novoselic.

Y la canción que Leo menciona es del mismo grupo. Aquí está, si es que hay alguien que quiera oírla :)

http://www.youtube.com/watch?v=sr7ReTMHui4&feature=related

REVELACIONES

Matt fue el primero en llevarse un notición u.u

Luego Dave (por fin XD) supo lo que tanto quería...

La madre de Gabriel se entera de la teleserie que vive su retoño...

Leo ha visto la luz... jajaja.

Ustedes supieron que quien los pilló fue Wilhelm y no el papá XD

Y por último... Se ha revelado el apodo secreto de Fred ;)

PERSONAJES

Wilhelm Rosendorff

Ciudad/País: Hamburgo, Alemania.

Estatura: 1.82 m

Por aquí:

http://i578.photobucket.com/albums/ss223/Yamamura12/1227870527_larsswenson_08.jpg?t=1283368621

Comentarios, chistes, rapto de imágenes y demases... Ya saben cómo :)

Saludotototes!


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