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Notas del capitulo:

Holaa!!

Mil perdones por no actualizar el miércoles T-T Fue culpita de un examen malvado, cúlpenlo a él... :)

A -_suki-chan_-, Vicious, Bj Murray, fujoshichan, sasket17, KittyShemale, Orixd y eRika kiriyu (identificada de última hora jajaja) muchas gracias por comentar y dejarme amenazas, son tan tiern@s... XD Ahora en serio; gracias por leer y comentar! :D

Ya que estoy atrasada, no diré más y les dejo con el capi (:

* Si alguien quiere "musicalizarse" mientras lee, para este capi vendría bien el tema "Echoes" de Pink Floyd, para la perspectiva de Kale ;) 

Aquí: http://www.youtube.com/watch?v=h6iwrBlb1Bo&feature=related

(bueno, la canción es bastante... Pink Floyd jajaja, ya están advertid@s y no olviden que escucharla es opcional)

 

Él y Tom habían decidido sacar a Ashley a dar una vuelta, para lo cual fue necesario salir ya entrada la noche y a hurtadillas.

Tras mucho recorrer las calles principales decidieron ir a comer algo. Fue Ashley quien eligió el lugar; un café decorado al estilo de los años veinte en el que servían unas tartaletas deliciosas. Sin embargo, no eran las tartaletas lo que convertían a ese lugar en un clásico, si no la gran cantidad de artistas que allí se reunían.

Dave, por supuesto, ya había estado allí, aunque en una compañía mucho menos agradable.

- Wow, el ambiente es genial.- Comentó Ashley entusiasmada, sin dejar de mirar los viejos afiches de cine que colgaban en las paredes.

- ¿A quién le importa el ambiente?- Murmuró Dave, relamiéndose los labios al ver al camarero acercarse con su trozo extra grande de pastel. Una vez que estuvieron solos de nuevo, se lanzó al ataque.

Definitivamente era delicioso.

- Dave...

- ¿Fé fafa, Fommy Fun?

Tenía la boca tan llena que apenas podía modular. Tom sonreía divertido, mientras lo veía comer.

- Tienes migas en los labios.- Explicó Tom, tendiéndole una servilleta.

- Se supone que tienes que limpiarlo con el dedo.- Se burló Ashley, riendo contenta, como de costumbre.

- ¿Por qué?- Preguntó Tom intrigado.

- Por nada...- Ashley seguía riéndose de Tom, quien no terminaba de entender.

 

No había pasado ni media hora, cuando una perezosa y conocida voz se dirigió a él.

- ¡Gato!

Casi se ahogó con el pastel, por lo que Tom tuvo que palmearle la espalda.

- ¿Stevie?- Balbuceó con voz ronca y mirando hacia arriba, pues el alto baterista estaba parado frente a él.

- Ese mismo.- Sonrió Stevie. Parecía que acababa de fumarse algo.

Antes de ponerse a pensar en qué sustancia ilegal habría sido, se dio cuenta de que Stevie no se encontraba solo.

A su lado se encontraba Megan, su prometida, una chica de largo cabello negro y ojos claros, cuya maltratada chaqueta de cuero daba cuenta de la patiperra vida que llevaba. Dave la conocía hace años y sabía de su afición por los viajes y las motocicletas; ella y Stevie se habían conocido en una tocata por allá en Norwich, la ciudad natal de la banda.

- ¡Hola Meg!- Saludó contento. Hacía bastante tiempo que no la veía.- Te ves muy bien.- Ya que la mesa sólo contaba con tres sillas, se puso de pie y cedió su asiento a la recién llegada.

Stevie fue en busca de más sillas. Cuando regresó, con tres sillas extra cabe añadir, Dave procedió con las presentaciones.

- Él es Stevie, mi padrino; y ella es Megan, su novia.- Dijo a Tom y Ashley.

Ashley los saludó con entusiasmo, entre tanto Tom los miró cohibido y con la evidente intención de ocultarse tras el cabello que le rodeaba el rostro.

- Ella es Ashley y él es Tom.

Stevie y Megan saludaron a Ashley sin problemas, pero...

- ¿Qué tal viejo?- Stevie se dirigía a Tom, quien se había quedado mudo.

- Es un chico tímido...- Comentó Megan, sonriendo condescendiente.

- Así es.- Dijo Dave contento, apretando la mano izquierda de Tom bajo la mesa, para apoyarlo. Era obvio que Tom estaba en apuros.- Oye, ustedes se la pasan con vacaciones...- Dijo a Stevie, para distraerlo.

Stevie se rió.

- No, Gato, lo que pasa es que mañana tocamos aquí en Londres.- Explicó tranquilamente.- Hoy sólo salimos a dar una vuelta.

- Ah...- Eso no le hizo mucha a gracia a Dave, porque significaba que el resto de la banda estaba en la ciudad.

- ¿Tocan? ¿Son una banda?- Preguntó Ashley con curiosidad.

- Sí.- Contestó Stevie.- Faddy John ¿La conoces?

Ashley se quedó boquiabierta.

- ¿En serio?- Murmuró incrédula, pero luego miró detenidamente a Stevie. De pronto sonrió emocionada.- ¡No te había reconocido! ¡Eres Steve Soddy!

Dave y el resto, menos Tom, se largaron a reír ante el descubrimiento de Ashley.

- ¡Wow! Claro que los conozco.- Dijo más calmada.- No se me habría pasado por la cabeza...

En eso estaban cuando Stevie alzó la vista y levantó una mano, indicando la mesa en la que estaban.

- ¡Por aquí, viejo!

Tom, que estaba sentado a su derecha, le tapaba a la persona que Stevie llamaba.

Pero su curiosidad no se prolongó demasiado.

Maldición.

- Pitufo...

Y para empeorar las cosas, le decía ese estúpido mote.

- Aquí viejo.- Dijo Stevie al hombre que acababa de llegar.

Para Dave, el ambiente se había vuelto tenso y desagradable.

- Mira viejo, estos son los amigos de Gato...- Stevie los presentó e intercambiaron saludos. Luego, la huesuda mano de Stevie le revolvió el cabello.- Éste es Jimmy, el papá de Gato.

Dave se quedó callado y negándose a mirar hacia arriba.

- ¿De verdad?- Ashley sonaba natural y muy feliz.- No se parecen.

Ese inocente comentario le hizo sonreír. Consideraba una suerte el nulo parecido que compartían, al menos físicamente. Salvo el hecho de que ambos no eran muy altos, no había nada similar; Dave era muy pálido, de cabello negro y corto, ojos verdes y con cara de pocos amigos- eso lo tenía asumido-, mientras su progenitor tenía el cabello rubio y un poco largo, una barba escasa, ojos azules y expresión calmada.

- En nada.- Remarcó Dave.

 

Lo que fue un grato encuentro entre amigos se convirtió en algo pesado e incómodo. Los demás, salvo él y Tom, se veían divertidos y relajados.

Cuando se hizo demasiado tarde, decidieron que era hora de que los menores de edad regresaran al internado. Sin embargo, cuando estaba por salir del café, la mano de Stevie lo sujeto por un brazo y le hizo voltear. Junto a él estaba aquel idiota.

- ¿No piensas saludar a tu padre?- Le recriminó Stevie, quien mantenía el tono relajado.

- No.- Dijo enojado. Luego miró a "su padre".- ¿Tienes algo que decir?- Le preguntó agresivamente.

Estaba furioso.

- Eh...

Eso era todo lo que James Blanchard tenía para su hijo; un "eh...".

- Nos vemos, Stevie.- Dijo antes de dar la vuelta y cerrar la puerta.

Tom y Ashley lo esperaban afuera; ella sonreía, pero con preocupación. Tom lo miraba fijo.

 

Pese a que había salido con la intención de patear algo, el ver que sus amigos se dieron cuenta de lo ocurrido lo abrumó.

Sin poder hacer nada, sus ojos se llenaron de lágrimas.

 

 

Luego de la extraña conversación que tuvo el día anterior con Matt, no logró sacarse el tema de la cabeza; sin mencionar que Matt aparentemente había decidido dejar de hablar. Al principio pensó que sólo se negaba a hablar con él, pero descartó la idea al ver que Matt no habló con nadie durante todo el día. Simplemente se mantuvo callado y aislado.

Kale estaba muy preocupado al respecto. Durante la recientemente superada fase apática de su amigo, éste había perdido mucho en lo referente a sus relaciones sociales. Había sido bastante pesado y malagradecido con quienes se le acercaron, por lo que ahora pasaba mucho tiempo solo.

 

Esto había ido mejorando desde que se enfrentó a Fred, y Matt estaba más hablador y agradable, como antes.

Sin embargo, los últimos días Kale había notado que su amigo nuevamente se estaba hundiendo. Aunque ya no se comportaba como la vez anterior, lo cual era un alivio, si no que parecía estar verdaderamente deprimido.

¿Sería que, en realidad, no había dejado atrás a Gabriel?

¿O era otra cosa?

Debía reconocer que le daba un poco de miedo preguntar. No quería escuchar que todavía quería a su ex novio o algo parecido.

No sabía qué hacer.

 

Las clases habían terminado hace horas y ya estaba oscuro, pero Matt aún no llegaba a la habitación.

Kale estaba muy nervioso.

¿Por qué Matt estaba así...? ¿Y por qué no llegaba…?

Por un segundo odió a Gabriel. Si no hubiese dejado a Matt, éste no sería lo que era ahora, no estaría deprimido y en quién sabe dónde... Pero no logró mantener aquel pensamiento. Así como él no pudo evitar enamorarse de su mejor amigo, Gabriel no pudo evitar enamorarse de otra persona.

Sería muy útil el poder elegir de quién enamorarse...

 

Se puso de pie y comenzó a dar vueltas por el cuarto, esperando a que Matt llegara. Ya eran las once con veinte de la noche.

De pronto, su celular sonó, haciendo que se sobresaltara.

- ¿¡Matt!?- Dijo inmediatamente, sin siquiera mirar la pantalla.

Oh mierda, era Henry. Para empeorar las cosas tenía que meter la pata...

Como era obvio, Henry se mostró algo ofendido.

- Lo siento... Es que...- No alcanzó a inventar nada, porque Henry cambió el tema. Quería que fuera a su cuarto.

¿Por qué tenía que ser en ese momento?

- Ahora mismo no puedo...- Dijo apesadumbrado.- Pero te prometo que apenas pueda iré.- Eso era cierto. Sólo necesitaba que Matt llegara y asegurarse de que estaba bien.

Eso pareció ser suficiente para Henry, quien aceptó y se despidió.

 

Sin embargo, pasaron dos horas y Matt no dio señales de vida. Ni siquiera tenía encendido el celular.

Ese fue su límite.

Cogió una chaqueta y salió. No pensaba volver sin Matt.

 

 

- ¿Todavía no despierta?- Preguntó Wilhelm, entregándole una taza de café a Gabriel y otra a su padre.

Por suerte, desde que Friedrich se desmayó, padre e hijo parecían haber hecho una tregua. La situación no pintaba bien; el doctor no había salido en todo ese tiempo, cosa que sólo lograba aumentar la preocupación de los tres.

En una ocasión el señor Rosendorff recibió una llamada de parte de su esposa, pero él se las arregló para desviar el tema y no mencionar lo sucedido.

Aquello era lamentable; sin duda a ella le habría gustado estar con su hijo, pero en esas circunstancias no era lo más apropiado.

Pero... ¿Y si las cosas empeoraban?

La sola idea le hizo estremecer.

No; Friedrich era fuerte e iba a mejorar.

 

El doctor salió, y se dirigió directamente hacia el mayor de los tres. Se alejaron de él y Wilhelm para hablar.

Gabriel mantenía la vista fija en el doctor, desesperado por escuchar lo que éste estaba diciendo. Cuando terminaron, el doctor se fue por el pasillo y el señor Rosendorff volvió a su silla.

- ¿Y?- Preguntó Wilhelm, mirándolo con ansiedad.- ¿Despertó?

- Sí, pero volvió a desmayarse.- Contestó el padre, haciendo que a Gabriel se le cayera el alma a los pies.- Lo han sedado y... Lo conectaron a un ventilador mecánico...

- ¿Qué? Pero... Él estaba bien...- Protestó Wilhelm, perplejo.- ¿Cómo es qué...?

- Él no estaba bien. Además, el diagnóstico de la mañana fue preliminar... El doctor recibió hace poco los resultados de los exámenes que faltaban.- Murmuró el padre.

- ¿Y?- Volvió a insistir Wilhelm.

- Lo que tiene es grave.

No, no, no... A Gabriel se le oprimió el pecho.

- ¿Qué tiene?- Wilhelm definitivamente no era tolerante al estrés.- Se suponía que sólo estaría en observación, ¿Cómo puede ser que de pronto se ponga tan grave? Estuve hablando con él y...

- El doctor va a repetir los exámenes, porque piensa que su estado decayó durante el día.- Explicó el padre con paciencia.- Por eso estaba en observación; no es seguro para él estar fuera del hospital.

- Él dijo algo sobre un traumatismo o algo así... ¿Eso es lo que se complicó?- Su padre simplemente asintió.- Pero... ¿No fue sólo un golpe...?

Wilhelm estaba muy desorientado.

- El traumatismo pudo haber sido sólo un rasguño.- Explicó Gabriel.- Pero también puede ser todo lo contrario y...

No fue capaz de seguir. Pensar en las consecuencias que aquello podría acarrear le hacía horrible.

Estaba desesperándose.

Se sentía igual que el día del accidente, cuando tuvo que esperar en el hospital, preguntándose si Friedrich estaría bien.

Pero esta vez era peor, porque ya sabía que las cosas iban mal. La vez anterior, guardaba una pequeña esperanza.

Apenas tenía fuerzas, ya que lo sucedido en los últimos días le estaba pasando la cuenta; la preocupación por Friedrich, la transfusión y... Odiaba admitirlo, pero tener sexo lo dejó cansado y no tuvo tiempo para reponerse... Todo eso se estaba acumulando. Lo único que pedía, era no colapsar allí; no cuando Friedrich lo necesitaba.

 

Trató de despejar su mente un momento, para respirar con calma y alejar el cansancio.

Tenía que resistir.

 

-... el... Gabriel...

Gabriel se sobresaltó al oír su nombre. Todavía no acababa de asimilar que Wilhelm le estaba hablando, cuando centró la atención en su celular, el que parecía llevar rato sonando.

- ¿Ah... Eh...?- Balbuceó distraído.

- Tu celular...- Le dijo Wilhelm, señalando el bolsillo izquierdo de Gabriel.

- Sí...- Gabriel contestó, aún sintiéndose con la mente en otro lado.- ¿Sí?

Era su madre.

 

Intentó razonar con ella, pero no hubo caso; ella lo quería en el colegio en ese preciso instante.

No le había dejado más opciones que mentir y decir que regresaría, cosa que no pensaba hacer, pero...

- ¿Era tu madre?- Le preguntó Wilhelm, luego de que guardara el celular.

Gabriel asintió.

- Quería que...

- ¿Que volvieras al internado?- Adivinó el hermano de Friedrich.

- Sí... Pero yo...

- Irás.- Dijo Wilhelm, repentinamente serio.

- Pero...

- Gabriel, has estado todo el día aquí y apenas comiste algo; se nota que necesitas dormir.- Argumentó Wilhelm.

Aunque todo eso era cierto, no podía ni quería irse. Sin embargo, antes de abrir la boca para defenderse, Wilhelm habló.

- Es en serio Gabriel, no te ves bien.- Dijo preocupado.- Será mejor que despejes la cabeza y descanses.

- Estoy bien, no necesito dormir, en serio...

- No te creo, estás mucho más pálido que en la mañana.- Dijo Wilhelm.

- Eso es cierto.- Intervino el señor Rosendorff, quien miraba con una extraña expresión a Gabriel. Tenía el ceño fruncido, en una mezcla de preocupación y sospecha.- ¿Te sientes bien?

Gabriel no sabía qué decir para desviar la atención de él.

- Sí, no se preocupen, no pasa nada.- Dijo atropelladamente.

- Wilhelm, llévalo al colegio.- Dijo el padre, entregándole unas llaves a su hijo mayor.

- ¿Estás seguro?- Wilhelm se apoderó de las llaves en menos de un segundo, para luego dedicar una mirada recelosa a su padre.

- Sí, sólo apúrate.- El señor Rosendorff había retomado a su posición original, con los codos apoyados sobre sus muslos.

Wilhelm no esperó a que se arrepintiera y agarró a Gabriel por un brazo, pero antes de que se fueran, escuchó al padre de Friedrich decirle algo.

- Gracias...

 

Gabriel se había quedado en silencio desde que salió del hospital.

Por una parte, inevitablemente pensó que su presencia estaba incomodando a los familiares de Friedrich. Sin embargo, aunque fuese cierto, no le importaba demasiado.

Él estaba ahí por Friedrich.

Pero por otra parte, su madre había amenazado con ir por él al hospital para llevarlo al internado. Ella quería que descansara... Como si pudiera.

Y finalmente; sentía que se desmayaría en cualquier momento.

Prefería no dar problemas.

 

- ¿Seguro que estás bien? Te has puesto más pálido...- Wilhelm se había detenido frente al internado y volteado hacia el asiento del copiloto, donde Gabriel estaba sentado.

- ¿Eh...?- Murmuró Gabriel.

Comenzaba a preocuparle lo poco concentrado que estaba. Su cabeza era un completo caos en ese instante.

Nerviosismo, preocupación, ansiedad, cansancio...

- Gabriel, parece que fueras a... ¡Gabriel!

 

 

Tardó unos segundos en notar que seguía en el auto. Luego de que todos sus recuerdos se reordenaran, miró hacia su lado y vio a Wilhelm, quien estaba palidísimo y lo miraba como si fuese una aparición.

- ¿E-estás bien...?- Preguntó el chico, algo asustado. Gabriel asintió.- De repente te... Casi te golpeas con el parabrisas...

- No te preocupes, no es nada...- Dijo Gabriel.

- Pero...

- En serio, todo está bien.- Mintió Gabriel, sonriendo como pudo. Se sentía extremadamente agotado y mareado, como si fuese a desmayarse otra vez.- Es mejor que me vaya.

- Voy contigo.- Dijo Wilhelm.

 

Wilhelm lo acompañó hasta su cuarto.

- Gracias...- Dijo Gabriel.

- Ni lo digas.- Wilhelm sonrió ligeramente, restándole importancia, antes de recuperar su expresión preocupada.- Deberías acostarte pronto...

- Claro, lo haré.- Aseguró Gabriel.

- Bueno, entonces me voy.- Dijo Wilhelm.- Nos vemos.- Se despidió y dio la vuelta.

- ¡Wilhelm!

Wilhelm dio media vuelta y lo miró con curiosidad.

- ¿Sí?

- Podrías...- A Gabriel le dio un poco de corte.- ¿Podrías mantener esto en secreto...?- Wilhelm entrecerró los ojos.- Digo... No le digas a Friedrich sobre lo que pasó.

- Por supuesto que no.- Wilhelm sonrió.- Ahora no sería muy apropia...

- No; no se lo digas nunca... Por favor...- Gabriel intentaba parecer tranquilo, pese a que apenas se sostenía en pie.

- ¿Por qué?- Wilhelm no entendía la importancia del asunto.- Es mejor que lo sepa, Gabriel, ustedes son novios y pasan tiempo juntos; él debe saber cómo estás... ¿No crees?

Ese era un buen argumento, pero...

- Por favor Wilhelm...- Pidió Gabriel, haciendo un último esfuerzo.

Wilhelm se quedó mirándolo unos momentos, de una manera tan parecida a Friedrich, que le provocó un nudo en la garganta.

- Está bien.- Aceptó Wilhelm.- No se lo diré.

- Gracias...

 

Cuando Wilhelm se fue, Gabriel cerró la puerta y simplemente se dejó caer, ya incapaz de retener su tercer desmayo del día.

 

 

Kale llevaba dos horas buscando a Matt. Había descartado el internado después de revisar a fondo los lugares que él y Matt solían frecuentar; los lugares que frecuentaban antes, cuando todo estaba bien.

Al no obtener resultados allí, decidió salir a buscar en la ciudad.

Había visitado los sitios favoritos de Matt, sin conseguir nada. Era como si se lo hubiese tragado la tierra.

¿Dónde podría estar? ¿Estaría bebiendo? ¿Estaría solo? ¿Estaría bien?

Quizás simplemente había decidido salir a divertirse un rato... Eso fue lo que intentó creer, pero sabía que no era el caso; hacía tiempo que Matt no tenía nada qué festejar. Sólo parecía tener ánimo para amargarse y deprimirse.

Kale no podía evitar echarse la culpa por lo que estaba pasando. Cometió un gran error al pensar que Matt estaba bien sólo porque se peleó con Fred. Eso sin duda le hizo bien, pero no fue suficiente.

 

Sin darse cuenta de cómo, había llegado hasta la orilla del río. Se apoyó en la baranda y contempló el agua, tratando de calmarse y pensar en los lugares que pudo haber pasado por alto.

La calma del lugar hizo efecto en él y lo puso algo nostálgico.

Él creía que las cosas estaban como siempre, pero la verdad era que todo había cambiado; él y Matt ya no eran los buenos amigos que siempre fueron.

Aunque Kale siempre creyó que lo mejor era enterrar lo que sentía por Matt, pero eso sólo los distanció más. Debido al simple hecho de que no podía decírselo a su amigo, no sin echar a perder todo, se había vuelto muy reservado. Cuando Matt hacía preguntas peligrosas como: "¿Hay alguien que te guste?" o comentarios como: "Estoy seguro de que andas con un profesor", ya que siempre decía que Kale tenía un romance prohibido, dado que no decía nada al respecto...

Siempre que hacía preguntas así, Kale desviaba la atención hacia la vida amorosa del otro. Así era más fácil, pese a lo que detestaba escuchar a Matt decir que quería a medio mundo, menos a él. Sin embargo, eso era al principio; con el tiempo se resignó a ser sólo su mejor amigo y olvidarse de sus propios sentimientos.

Tal vez eso lo había vuelto tan frío con respecto al amor y las relaciones. Nunca había tenido novio ni se involucraba con alguien por más de un rato, por el simple hecho de que nadie le llegaba ni a los talones a Matt. Le bastaba con estar un par de horas con algún chico que, en un principio, le parecía interesante pero que luego se volvía insípido y aburrido.

Su vida giró todo el tiempo en torno a Matt. Siempre estaba disponible para él, sin importar qué pasara, si Matt lo necesitaba allí estaba. Había comenzado a pensar más en él mismo cuando salió de su cuarto y dejó a Matt solo, pero ahora se arrepentía.

Ahora era cuando Matt más lo necesitaba; ahora que había decidido olvidarlo.

 

Caminó en silencio.

Ni siquiera era capaz de llorar; su propia tristeza estaba enterrada en el lugar más recóndito de su fría alma.

Se había jurado a sí mismo que nunca lloraría ni se lamentaría por su amor no correspondido.

 

Llegó hasta un lugar conocido; el parque donde él y Matt, hace algunos años, iban a perder el tiempo. En ese tiempo ambos vivían en la ciudad y pasaban todo el día juntos, aunque eso no les bastaba y se reunían allí durante la noche. Les gustaba llevar una pequeña radio y tirarse sobre el pasto a escuchar música y hablar sobre cualquier cosa.

Esas noches parecían tan lejanas...

Recordaba lo relajado que se ponía Matt cuando escuchaba "Echoes", su canción preferida, y hablaba sobre lo que le gustaría hacer cuando fuera mayor. Habían acordado tomarse un año sabático antes de la universidad y recorrer el continente, habían dicho tantas cosas... Tantas cosas que no iban a ocurrir...

Las cosas habían cambiado.

Habían cambiado mucho.

 

- Vaya...- Susurró Kale, sonriendo sorprendido.

Estaba llorando.

No se molestó en secarse las lágrimas y las dejó caer libremente. Llorar le producía una sensación agradable, casi relajante.

- ¿Kale?

Kale se sobresaltó al oír esa voz. Dio la vuelta y miró hacia los columpios que habían en el lugar; Matt estaba sentado en uno de ellos y lo miraba asombrado.

- ¿Estás llorando?

Matt se había levantado de un salto y se acercó hacia él, pero Kale retrocedió unos pasos y lo miró enojado.

- ¡Maldito idiota! ¿¡Por qué no me contestabas!?- Le gritó con rabia.

Él preocupado como un estúpido mientras Matt se columpiaba...

- Cálmate...- Matt detuvo su marcha y se quedó a un par de metros de Kale, mirándolo con una mezcla de culpa y alerta. Luego desvió la vista.- Sólo quería estar solo un rato...

La rabia de Kale se esfumó tan rápido como llegó.

- ¿Por qué...?- Se atrevió a preguntar, sintiendo un poco de miedo por la respuesta.

Matt mantenía la vista fija en otro lado.

- Por nada.- Dijo simplemente, tras un largo silencio. Miró a Kale.- ¿Por qué estabas llorando?- Frunció el ceño.- Tú nunca lloras.

Cierto.

- A veces me pongo sentimental.- Murmuró Kale, para aligerar el ambiente, ya que esta vez Matt no le sacaba la vista de encima.

Su mejor amigo sonrió. Eso hizo que su corazón se sacudiera.

- Pero, ¿Estás bien?- Preguntó Matt.

Como respuesta, Kale caminó hacia los columpios y se sentó en uno de ellos.

- No pasa nada.- Dijo con calma.- A que no puedes llegar más alto que yo.

- ¿No estamos un poco grandes para…?- Matt dudaba.

- No seas quisquilloso.- Kale se echó a reír.

- Bueno, vale.- Aceptó Matt y se instaló en el columpio contiguo al suyo.

- Bien; uno, dos... ¡Ya!

Ambos cogieron impulso y comenzaron. En ese momento Kale se dio cuenta de que Matt tenía las piernas más largas que él y podía llegar más lejos, pero eso no le interesaba; lo importante era que Matt al fin se veía contento.

 

La competencia acabó cuando Kale admitió que ya no sentía los brazos. Fueron a recostarse sobre el helado césped para descansar.

- Uff... Debo hacer deporte...- Bufó Kale. Era un chiste que hubiese quedado tan cansado por algo así.

- Mis pesas han estado todo el tiempo en la habitación...- Dijo Matt riendo.

Sólo el ver esas malditas pesas le ponía mal. Nunca fue bueno para eso.

- Olvídalo.- Dijo Kale con firmeza.- Prefiero trotar.

Matt soltó una alegre carcajada.

- Ya me gustaría ver eso.- Se burló.

- Sigue soñando.

Kale sonrió y se quedó en silencio, mirando el negro cielo.

- Hace falta la radio...- Dijo Matt de repente.

- ¿Te acuerdas de eso?- Preguntó Kale impresionado. Daba por hecho que aquello no fue tan importante para Matt como lo era para él.

- Claro que sí, no soy un viejo ¿Qué te crees?- Matt se rió.- También recuerdo que íbamos a explorar el mundo...- Eso lo dijo un poco desanimado. Aquello acabó de impresionar a Kale.

- ¿Íbamos?

- Bueno...- Matt carraspeó.- Ahora tienes a Wickliff... No creo que le haga gracias que te desparezcas por un año...

Se sintió como un maldito infeliz; había olvidado a Henry por completo. Aunque Matt tenía razón- de cierta manera, ya que él y Henry aún no "formalizaban" nada-, no tenía pensado postergar ese viaje; mucho menos cuando acababa de comprobar que Matt no lo había olvidado.

- No seas tonto, claro que iré contigo.- Dijo Kale, fingiendo tranquilidad.

- ¿En serio?

- Claro, ¿Quién crees que tendrá que traerte de vuelta, cuando te hayas gastado todo en artesanías?- Bromeó Kale.

Matt no dijo nada, pero sonreía.

- No vayas a arrepentirte...- Murmuró Matt, sin dejar de sonreír.

- No lo haré, así que ve ahorrando.- Aseguró Kale.

Volvieron a quedarse en silencio.

 

Kale le dio vueltas un montón de veces al asunto, hasta que se armó de valor y habló.

- Matt...

- Hmm...

- Bueno, es que...- No era nada fácil preguntar aquello.- Tú... ¿Todavía estás deprimido por... por lo de Gabriel...?

El ambiente cambió de inmediato.

- ¿Por qué me preguntas eso?- La voz de Matt sonaba seria.

- ¿Cómo que por qué? Porque estás desanimado y... Te desapareciste por horas...- Explicó Kale, indignado y preocupado a la vez.

- Ah...- Dijo Matt escuetamente. Parecía reacio a soltar la verdad.- No es... No tiene que ver con él.

¿Que no tenía que ver con Gabriel? ¿Matt creía que lo engañaría con eso?

- Vamos, no pasa nada, sabes que puedes de...

- Es la verdad.- Lo interrumpió Matt, pero con voz calmada.- Hace tiempo que me saqué a Gabriel de la cabeza.

Kale se quedó boquiabierto.

¿Estaba diciendo que...?

- ¿Eso es... Eso es....?

- Cierto; eso es lo que es.- Matt se rió.- ¿Tan increíble es? Mira la cara que tienes...- Matt no dejaba de reír.

Eso no podía ser... Se supone que Matt estaba deprimido por el quiebre de su relación...

Porque, si no era por eso... Entonces... ¿Por qué Matt estaba deprimido?

- ¿Y entonces?- Preguntó Kale, completamente intrigado.

Matt dejó de reír de golpe y miró hacia otro lado.

- Ya te dije, no es nada.- Murmuró.

Mentía.

- Algo te pasa, no te hagas.- Lo enfrentó Kale, tratando de ignorar el asombro por lo de Gabriel.

- ¿Qué tal si regresamos?- Dijo Matt. Obviamente quería terminar con el tema.

- No, Matt.- Kale tomó a Matt por un brazo, ya que éste había dado media vuelta y empezado a caminar.- Tenemos que hablar sobre esto; estoy preocupado por ti.

Matt se quedó mirándolo de aquella manera que no podía definir.

- En realidad no, Kale.- Dijo luego.- No es algo sobre lo que tengamos que hablar.

- Pero Matt...

- Vale ya, no te preocupes más, no vale la pena, son sólo tonterías.- Matt le sonrió y le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera.

- No son tonterías Matt.- Dijo Kale muy serio, sin moverse de su sitio.- ¿Ya no confías en mí?

- No es eso, estás enredando las cosas... Simplemente no quiero hablar sobre el asunto y ya.- Matt se mantenía calmado y de espaldas a Kale.- No insistas con es...

- ¡Pero mírate cómo estás!- Explotó Kale. No soportaba que Matt minimizara así lo que le pasaba.- A estas alturas ya estoy imaginando cualquier co...

Matt dio la vuelta y lo miró fijamente, haciendo que Kale se pusiera nervioso.

- ¿De verdad quieres saber qué es lo que me pasa?

Kale, nervioso como nunca en toda su resignada vida, asintió.

 

Notas finales:

Como nota, la "traducción" de lo que Dave dijo al principio, mientras comía:

"¿Fé fafa, Fommy Fun?"= ¿Qué pasa, Tommy Gun?

Eso XD Era todo un misterio jajaja.

TRISTEZA

Bueno... Sólo decir que Gabriel, Dave y Matt no están nada bien u.u

PERSONAJES

James "Jimmy" Blanchard

Ciudad/País: Norwich, Inglaterra.

Estatura: 1.75 m

Aquí: http://i578.photobucket.com/albums/ss223/Yamamura12/21.jpg?t=1287764170

Quizás la próxima semana no pueda subir el siguiente capi, pero no duden que llegará ;) 

Gracias por leer!

Saludillos!


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