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Give me a Sign por Harnex

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Notas del capitulo:

Holaa!!

He vuelto! No en gloria y majestad, pero aquí estoy XD

Antes que nada, quiero agradecer todas las reviews que me han dejado y que ya sobrepasan las 100, lo que me tiene muy emocionada T-T Cuando subí la historia no imaginé que llegaría a este punto T-T Así que muchas gracias a tod@s por seguir y comentar Give me a Sign!!!!

Y agradecimientos especiales a las últimas reviews de:

Orixd, sasket17, fujoshichan, -_suki-chan_-, Vicious, moonlover, eRika kiriyu, Bj Murray y KittyShemale. Además, un saludo de bienvenida a l@s nuevos lectores(as): gloribel, yourfuckingcat y mairim susej   :D

 

Bien, ahora...

¿Friedrich morirá?

¿Matt se declarará?

¿Se descubrirá si Jimmy es rubio o no?

No tengo idea... Pero ustedes pueden leer para saberlo ;)

 

Algo sonaba...

Estaba oscuro...

Hacía frío...

A Gabriel e costó bastante despertar del todo y darse cuenta de que estaba en su habitación; en el suelo, para ser más preciso. Gabriel apenas recordaba haber cerrado la puerta, ya que se había desmayado de inmediato.

Aunque ya había reaccionado, se sentía demasiado débil y agotado como para siquiera ponerse en pie, de manera que se quedó donde estaba, con la espalda apoyada en la puerta. Se sentía realmente mal, como si aún estuviese en el segundo anterior al desmayo, con un mareo insoportable y sudando a mares.

Esperó a que pasara.

Cuando tuvo la fuerza suficiente para levantarse, aprovechó para acostarse. Tardó sólo unos minutos en tener todo listo.

Y se acostó en la cama de Friedrich.

 

Se encogió bajo las mantas y se dejó apresar por la ansiedad.

¿Qué estaba pasando en el hospital?

¿Cómo estaba Friedrich?

Se sentía impotente por no poder estar con él, por sentirse tan enfermo e inútil, precisamente cuando necesitaba fuerza. Pero era consciente de que desmayarse en el hospital sólo daría problemas innecesarios.

Aún no lograba asimilar el hecho de que Friedrich no estaba respirando por sí mismo... Incluso lo habían sedado, aunque el señor Rosendorff no especificó más, Gabriel se había hecho varias ideas sobre las posibles razones; y ninguna era buena.

¿Qué tan grave era...?

Gabriel lloraba desesperado, sin ser capaz de combatir aquella terrible desazón que lo embargaba.

 

 

Ni Tom ni Ashley habían preguntado nada luego de que salieron del café. Ambos simplemente lo abrazaron y consolaron en silencio, hasta que Dave dejó de llorar y regresaron al internado.

- Sea lo que sea que pase, sabes que estoy contigo Verde.- Le dijo Ashley con una sonrisa antes de irse a su habitación.

Tom se había quedado con él y, usando el mismo truco que en la ocasión anterior, entraron a la enfermería.

- ¿Estás mejor?- Preguntó Tom, tras asegurar la puerta.

Dave asintió.

No sabía si explicarle a Tom lo ocurrido o no. Conocía a Tom lo suficiente como para dar por hecho que no le preguntaría nada; no porque no le importara, si no porque él era así. Además, estaba aquel tácito acuerdo entre ellos, consistente en no preguntar al otro sobre su familia.

Pero de alguna forma, sentía que debía... No... Sentía que quería decirle todo lo que cargaba a Tom; como si él fuese una especie de refugio o salvación.

Estaba decidido.

- Tommy...- Dave mantenía la vista en el suelo y hablaba despacio. Percibió la inquisitiva mirada de Tom en él.- ¿Quieres saber por qué estaba... así...?

- Sólo si quieres contármelo.- Dijo Tom con calma.- Entiendo si prefieres guardártelo.

Dave sonrió; Tom era uno en mil millones.

- Sí quiero.- Dijo con firmeza, cada vez más seguro. Ya que Tom estaba sentado a su lado, se recostó sobre su regazo, de costado, y cerró los ojos.- ¿Qué te pareció Jimmy Blanchard?- Dave continuaba hablando lento y tranquilo, enfocado en mantenerse relajado.

Tom demoró un poco en contestar.

- No estoy seguro... Hay algo raro en él.- Tom también hablaba con calma.- Es como si estuviese metido en su propio mundo, aunque habló mucho y todo... Esa impresión me dio.

Eso era muy cierto.

- Exactamente.- Afirmó Dave.- Vive metido en su puto mundo.- Agregó con ironía y un leve deje de resentimiento.- El pobre Jimmy es padre soltero; su noviecita de turno no fue capaz de hacerse un aborto, pero huyó apenas nací.- Comenzó Dave.

No le importaba en lo más mínimo hablar así de su madre. Simplemente no la necesitaba, no la extrañaba y no le interesaba. Si su padre había resultado así, prefería pensar que fue una suerte no tener que aguantarla a ella también.

- Lo único que sé sobre ella es que compartimos un gran parecido físico.- Siguió Dave, recordando el día en que Stevie le contó la historia, varios años atrás.- Cuando nací, la banda aún no era conocida, así que James no tenía dinero suficiente para los dos.- Eso le llevó a la eterna pregunta que lo atormentaba: ¿Por qué James se hizo cargo de él? Al fin y al cabo, existía la posibilidad, la maravillosa posibilidad, de que no fuese realmente su hijo... Si se tenía en cuenta la fama de su progenitora.- Lo que recuerdo de mi infancia es que vivíamos con Stevie en un departamento pequeño y pobre... Y que esos dos se la pasaban ensayando. Hasta que tuvieron suerte y lograron tocar en un lugar medianamente decente.

Dave hizo una pausa. Tom guardaba silencio.

- Después de eso las cosas fueron mejorando y consiguieron un contrato.- Puso en orden sus recuerdos.- Yo tenía como seis años.- Añadió.- Después de que salió el primer disco las cosas cambiaron radicalmente; resultó que habían muchos tarados a los que les gustaba su música.- Eso hizo que Tom riera. Dave sonrió.- Comenzaron a ganar mucho dinero, se mudaron a esta ciudad... Y conocieron las condenadas drogas.- Comenzaba la parte difícil.- James es adicto a la heroína; no puede vivir sin esa porquería. Stevie ha hecho de todo para ayudarlo a dejarla, pero no tiene caso; no lo va a hacer.- Dijo con amargura.- Esa mierda lo vuelve loco.- Se acurrucó un poco más en el regazo de Tom.- No sé si alguna vez las cosas fueron diferentes, porque lo único que sé sobre mi padre es que es mi padre; primero era la música, luego las drogas... Nunca fui su prioridad o siquiera algo relevante en su vida... No tengo idea sobre qué quiere de mí... Para él yo no soy nada, nunca ha pasado tiempo conmigo, nunca me habla, nunca me escucha, ni siquiera me mira a los ojos...

El roce de una mano de Tom sobre sus mejillas lo alertó; volvía a llorar y tenía la voz quebrada.

 

No podía entenderlo.

¿Por qué se quedó con él?

¿Por qué no lo dio en adopción o algo así...? Eso habría sido mucho más piadoso... Así, no se sentiría como un maldito estorbo.

No sentiría que la desesperación lo devoraba.

 

- ¿Tan molesto soy para él...?- Preguntó angustiado.- Preferiría que ella me hu...

- No...- Tom se había inclinado sobre él para abrazarlo. Dave no dejaba de temblar y llorar.- No voy a decirte que él en verdad no es como es o algo así...- La susurrante voz de Tom estaba cargada de determinación.- Pero no vuelvas a siquiera pensar eso que ibas a decir; ahora estamos juntos, ahora yo te amo y...

Dave se aferró a Tom con toda su fuerza.

 

 

Amanecía.

Gabriel no había dormido ni un sólo minuto en toda la noche y estaba exhausto. Dentro de poco iniciarían las clases, pero por primera vez no le importaba en lo más mínimo; tenía que ir al hospital.

Se levantó y fue directo a la ducha.

 

Ya vestido, decidió ir a desayunar, ya que tenía mucha hambre. Pero algo lo retuvo en la habitación, cuando se fijó en las cosas que allí habían y no le pertenecían; los pósters, uno que otro calcetín abandonado, el otro escritorio, los recuerdos, su latente presencia...

Ese era el lugar que compartían los dos, donde se habían conocido y pasado por bastantes problemas. La primera vez que vio a Friedrich, creyó que sería imposible vivir bajo la mirada de ese par de ojos claros; un poco después, pensó que nunca le había gustado tanto alguien; luego de eso, se dio cuenta de lo amargo que podía ser el amor; más tarde apareció la serpiente y se le partió el corazón... Pero cuando había alcanzado el fondo de su miseria las cosas dieron un vuelco y fue inmensamente feliz... Con algunos importantes altibajos, pero feliz...

Y tuvo que pasar eso.

Se sentó sobre el baúl de Friedrich y se desanimó aún más. Sin embargo, cuando estaba por hundirse de nuevo, alguien llamó a la puerta.

La verdad era que no quería ver a nadie, pero no podía ser tan grosero. Fue a abrir.

¿Amara?

La chica le sonrió, antes de abrazarlo. Hacía algún tiempo que no la veía, pero definitivamente estaba distinta; preocupada y con signos de no haber dormido lo necesario.

- Hola Gabriel, lamento haber venido sin avisar...- Su voz se quebraba.- Pero es que me enteré anoche y fui de inmediato a verlo, luego Wil me dijo que no te habías sentido bien, por eso vine a verte.

A Gabriel le avergonzó causarle problemas en esos momentos.

- Gracias Amara, pero no hacía falta, estoy bien...- Gabriel le sonrió, tratando de convencerla.

- Supongo que te han dicho que mentir no se te da bien.- Amara también sonrió.

Se le oprimió el pecho; Friedrich lo decía todo el tiempo.

- No quiero darles problemas...- Admitió Gabriel en un susurro, bajando la cabeza.

- No digas eso; tú ya eres de la familia.- Levantó la vista y vio a Amara sonriéndole con cariño.- ¿Cómo te sientes? Wil dijo que ayer tuviste una transfusión ¿Te has sentido mal o algo? ¿Dormiste bien? ¿Comiste?

Gabriel sonrió para sus adentros: ¿Todas las hermanas mayores eran así?

Decidió ser sincero con ella. Sólo omitiría un detalle.

- No dormí nada.- Reconoció.

- Eso se nota.- Amara alzó una ceja.

- Me he sentido un poco cansado, pero nada más.- Dijo Gabriel.- Y no como desde ayer.

- Pues eso está muy mal.- Lo regañó ella, mientras lo agarraba de la mano y se lo llevaba.- ¿Hay un comedor o algo, cierto?

 

Se instalaron en el comedor. Amara había sobrecargado una pobre bandeja para Gabriel.

- Vamos, come.- Dijo la chica, cogiendo una naranja para ella.

Gabriel empezó a comer en silencio, fijándose en que Amara llamaba mucho la atención de los chicos que había allí. No le extrañaba, era muy guapa; iba con ropa sencilla y el cabello recogido en una cola alta, pero igualmente resaltaba. Parecía ser algo de familia…

- Amara...

- Dime.- Ella mantenía la vista en la naranja que estaba pelando.

Hizo una pausa antes de hablar.

- ¿Cómo está Friedrich?

Notó que Amara apretó las mandíbulas ligeramente.

- Igual.- Dijo quedamente.- Sigue en coma inducido. El doctor dice que el ventilador y la sedación son un soporte... Tiene problemas para respirar y no se adapta bien al ventilador.

Su ya mermada fuerza se desmoronó.

- Gabriel...

Gabriel ocultó la cara entre sus manos y lloró en silencio. Las cálidas manos de Amara presionaron sus antebrazos con suavidad.

- ¿Gabriel?- Esa era la voz de Ellie.

Las manos de Amara lo soltaron y él se secó las lágrimas, intentando mantener el rostro fuera de la vista de su melliza.

- ¿Qué tienes? Estás llo...- Alzó la vista para ver a Hannah, quien lo miraba preocupada. También estaba Claire.

- ¡Hola!- Amara había desviado la atención hacia ella, mientras les sonreía a las demás.- Soy Amara, es un placer.

Hannah no dejaba de mirarlo.

- Claire es una amiga.- Claire y Amara se saludaron.- Y ellas son mis hermanas; Hannah, la mayor, y Danielle, mi melliza.- Dijo Gabriel, esforzándose para sonar natural.

- ¡Son iguales!- Fue la primera reacción de Amara, que miraba a Ellie con asombro.

Ellie y Gabriel sonrieron.

- Amara es hermana de Friedrich...- Dijo Gabriel.

Esta vez fueron Ellie, Hannah y Claire las que se quedaron asombradas.

- Ahora que lo dices...- Murmuró Ellie, mirando a Amara con detenimiento y sin molestarse en disimular.- Hay algo que me recuerda a Fred en ti, pero no sé qué es...

Amara sonrió, pero antes de que respondiera, Hannah se dirigió a Gabriel.

- ¿Y Fred?- Ella tenía el ceño fruncido y parecía un poco molesta.- Dijiste que tuvo un accidente y que habían ido al hospital... ¿Cómo les fue?

Gabriel no se sentía capaz de decir nada al respecto. Por suerte, Amara se encargó de explicarle a Hannah.

- ¿¡Está tan grave!?- Hannah se tapó la boca con una mano y lo miró asustada.

Él y Amara asintieron.

 

Después de que terminaron de desayunar, Amara dijo que regresaría al hospital. Gabriel la acompañó hasta la puerta.

- Te llamaré por la tarde, después de clases.- Dijo Amara.

- Pero...- Gabriel quería ir con ella.

- No.- Dijo ella, cortante.- Tienes que distraerte. Además, hay que ser realistas; es poco probable que haya algún cambio.- Dijo luego.- Es mejor que estés aquí, lejos del estrés... Eso no te hará bien.

- No me importa... Quiero estar con él...- Murmuró Gabriel, bajando la cabeza.

Amara no habló de inmediato.

- Tienes que animarte, Gabe.- Dijo ella sonriendo, poniendo sus manos sobre los hombros de Gabriel.- Ya debes saber lo terco que es Fritz; un tonto automóvil no lo vencerá.

Gabriel, deprimido y cansado, sonrió.

 

Fue un día largo y agitado. Como había faltado al examen de biología del martes, tuvo que pedir ayuda al director para que la profesora lo dejara hacerlo. Era una suerte que tuviese buena memoria y que estudiara mucho, ya que la profesora no tuvo piedad.

Después de eso, fue interrogado por el entrenador del equipo de voleibol, quien quería saber todos los detalles sobre el estado de Friedrich, especialmente de la muñeca fracturada. Cuando Gabriel le dijo que Friedrich no estaba bien, pareció comprender la gravedad del asunto y dejó de hacer preguntas.

Y para empeorar las cosas, su madre había hablado con el director para que no lo dejara salir, alegando que debía recuperarse de la transfusión. Hannah se había encargado de mantenerlo vigilado.

De alguna manera, Amara tuvo razón, ya que estuvo ocupado todo el día y no tuvo tiempo para echarse a morir; no hasta que las clases terminaron y volvió a su cuarto, donde la realidad lo recibió con los brazos abiertos.

Ese lugar se sentía muy vacío y triste sin Friedrich...

Gabriel se apoyó contra la puerta y observó en silencio, sumido nuevamente en los recuerdos.

"Eres mi todo Gabriel...

Grábatelo bien y no lo olvides nunca; te amo...

Te amo más que a mi vida y eso no cambiará jamás"

La angustia volvió a llenar su pecho cuando recordó esas palabras. Sólo había pasado un día y poco más... No era justo que después de eso las cosas estuvieran tal mal...

No era justo...

 

 

Había sido un día extraño; nostálgico, triste... Extraño. Después de contarle todo a Tom, le había pedido que lo dejara solo por ese día, a lo cual el chico no puso objeciones.

Necesitaba ordenar sus pensamientos, sus recuerdos y sus sentimientos. Buscar refugio en Tom había hecho que la carga se volviese más ligera, dando paso a ese sentimiento de nostalgia; nostalgia por algo que desconocía... Y que no le interesaba saber.

Caminó por el pasillo trasero, que daba a un patio y al área deportiva, desde donde venían algunos chicos.

Dave se sentó en una de las bancas, dispuesto a acostarse en la misma una vez que el ruidoso grupo de chicos pasara y se fuera. Aún tenía mucho en qué pensar. Sin embargo, cuando los chicos pasaron lentamente frente a él, escuchó algo que lo dejó perplejo.

-...sendorff nos hará falta en el partido...

Dave permaneció en silencio unos instantes, tratando de dar un significado a lo que acababa de oír.

¿Hablaban de Rosendorff...? ¿No jugaría la final...?

Hacía ya varios días que no hablaba con Gabriel, mucho menos con Rosendorff, por lo que sabía nada sobre ellos. Quizás había entendido mal lo que esos chicos habían dicho...

No le importó demasiado lo que acababa de escuchar, ya que no le interesaba el torneo; pero escuchar ese apellido le recordó a Gabriel y lo agradable que era hablar con él.

Se puso de pie de un salto; haría una visita a Gabriel.

Sólo esperaba no interrumpir, ya que seguía pensando que entre él y Rosendorff pasaban bastantes cosas.

 

Habitación noventa y cinco. Golpeó la puerta despacio y sin prisa alguna.

Un decaído y ojeroso Gabriel abrió la puerta. Pese a lo mal que se veía, sonrió al verlo.

- ¡Dave... Hola!- Saludó el chico, invitándolo a pasar.

Dave le devolvió el saludo con una mano. Le dio un poco de corte entrar, pero al ver que Rosendorff no parecía estar, lo hizo.

- ¿No estás ocupado, cierto...?- Preguntó rápidamente, para asegurarse. Se fijó en que Gabriel tenía los ojos rojos, como si hubiese estado llorando.

Gabriel negó con la cabeza.

- No, no estaba haciendo nada... Nada importante.- Dijo con una sonrisa triste.

Era obvio que algo pasaba.

- ¿Estás bien...?- Se atrevió a preguntar Dave, atento a la reacción de Gabriel. Ambos se habían sentado; Dave en la cama de la derecha y Gabriel en la otra.

No pasaron muchos segundos antes de que Gabriel se cubriera la cara con las manos y emitiera un débil sollozo.

- No... No estoy bien...- Gimoteó Gabriel, bajando la cabeza y secándose los ojos con torpeza. Luego sonrió, avergonzado.- Lo lamento, no...

- No te preocupes.- Dijo inmediatamente Dave, sin saber qué hacer; nunca había visto a Gabriel así.

¿Será que él y Rosendorff habían peleado...? Claro, siempre suponiendo que se trataba de él.

Gabriel había dejado de sollozar y parecía más calmado. Dave lo miró con más detalle y notó lo pálido que estaba Gabriel, como si fuera a derrumbarse en cualquier momento.

No sabía si preguntar.

- ¿Recuerdas que te dije que estaba saliendo con alguien...?- Dijo Gabriel de repente.

Dave disimuló su ansiedad lo mejor que pudo.

- Claro...

Gabriel sonrió, sonrojándose un poco.

- Es Friedrich.

Tuvo que contener las ganas de gritar "¡Lo sabía!". Sin embargo, aunque lo presentía, se sorprendió mucho.

- ¿En serio?- Dijo Dave, para aparentar asombro.

- Sí.- Gabriel había parecido iluminarse cuando le confesó aquello, pero nuevamente lucía deprimido.

- Bueno, pues... ¡Felicidades!- Exclamó Dave, para animar a Gabriel, quien sonrió. Decidió molestarlo un poco; para ver si con eso lo hacía reír.- ¿Y cómo te fue... con "eso"?- Puso toda su picardía a la última palabra.

Gabriel se puso muy rojo.

- Bien...- Murmuró, bajando la vista, claramente avergonzado.- Muchas gracias por ayudarme.- Dijo luego, sonriéndole.

Al parecer lo que tenía mal a Gabriel no era Rosendorff, ya que se veía tranquilo sobre el tema de su relación con él. Incluso estaba más animado.

- De nada, bienvenido al club de los "no inocentes".- Bromeó Dave, sacándole otra sonrisa y un sonrojo a Gabriel. Era evidente que aún le avergonzaba el tema.- Vamos, cuéntame sobre ustedes... Yo juraba que Rosendorff era hetero...

Ambos se miraron perplejos y en silencio, para luego reír muy fuerte.

 

Wow... La historia de esos dos resultó ser un culebrón de los grandes, de esos con malos entendidos y terceros de por medio. Aunque la verdad era que aquello no parecía nada divertido; ambos lo habían pasado bastante mal.

Y pensar que él se había acostado con Tom en la primera cita... 

El romanticismo simplemente no era lo suyo.

- ¿Y ahora... va todo bien...?- Dave preguntó aquello para asegurarse de que el aspecto de Gabriel no se debía a eso. No le parecía posible, dada la cara de enamorado que había puesto Gabriel mientras le contaba su historia.

- Sí...- Gabriel se apagó de nuevo.- Bueno, la verdad es que no...

- ¿Pasó algo...?

Los ojos de Gabriel se humedecieron. Luego asintió y le contó lo que faltaba... Y explicaba todo.

Dave casi se cae del asiento al enterarse de la noticia.

Con razón Gabriel estaba así...

- Pero... Pero... ¿Eso no significa que las cosas salgan mal, no...?- Murmuró, tratando de ver el lado positivo.- Hay que esperar a que despierte...

Gabriel asintió escuetamente.

- Sí...- Dijo quedamente.- Hay que esperar...

- ¿Irás a verlo?- Preguntó Dave.

- Eso quisiera... Pero parece que todos se pusieron de acuerdo para que no pueda...- Refunfuñó Gabriel.

- ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?- Se extrañó Dave.

Gabriel frunció el ceño. Eso sorprendió a Dave, ya que nunca lo había visto enfadado.

- Ayer tuve una transfusión de sangre y me desmayé...- Gabriel volvía a refunfuñar.- Pero ya estoy bien.

Dave alzó una ceja. Gabriel parecía un niño.

- Sí, claro.- Dijo con sarcasmo.- No te enojes, sólo están preocupadas por ti; y con justa razón.

- ¿Tú también?

- Supongo.- Dijo Dave, con una risita culpable.- Creo que es mejor que te recuperes aquí...

- Pero... ¿Es que nadie entiende? Sólo quiero acompañarlo...- Gabriel había dejado de protestar y volvía a su estado de tristeza.

- Sí te entiendo, pero tú también tienes que entender.- Dave se sorprendió al oírse a sí mismo.- No creo que a Rosendorff le haga gracia que estés en una sala de espera, preocupado y sin comer... Porque apuesto a que no comerías nada...- Dijo razonablemente.- Tienes que mejorarte y ser optimista...

Gabriel se quedó mirando al suelo.

- Optimista...- Repitió en un murmullo.- Tal vez tengas razón...

- Claro que tengo razón.- Sonrió Dave.- Ahora ponte de pie; vamos a comer algo, aún no cierran el casino.

- De acuerdo.- Gabriel se levantó.

Inesperadamente, parecía un poco más animado.

 

 

Matt mantuvo los ojos fijos en él por largo rato. De alguna manera, parecía enfadado, como si lo que sea que le pasara, fuese culpa de Kale... O así lo sentía él...

- ¿E-es mi... fui yo...?- La voz de Kale temblaba. Se había convencido de que era su culpa. Si no... No tenía idea de por qué Matt lo miraba así.

- ¿De qué hablas?

- Lo que te pasa... ¿Es algo que hice? ¿Es mi culpa...?- Kale se sintió muy mal. ¿Qué habría hecho...?

- No, no has hecho nada, no es tu culpa...- Dijo Matt, un poco más calmado... Aunque igual parecía molesto.

Kale no se lo creyó, pese a que aún no recordaba lo que había hecho mal... O lo suficientemente mal como para que Matt se deprimiera.

¿Acaso había fallado como amigo?

Quizás Matt lo necesitaba cuando él decidió irse de la habitación... Tenía que ser eso.

- Eso es mentira; si hice algo que te molestó, dímelo...- Murmuró Kale, preparado para disculparse.

- Ya te dije que no es tu culpa...- Bufó Matt, irritado.- En serio, deja esto y vámonos...

- ¿¡Pero cómo quieres que te crea!? ¡Estás enojado conmigo!- Exclamó Kale, exasperado y afligido a la vez.

Matt extendió los brazos y soltó una grosería. Ahora sí se había enojado...

- Me voy.- Dijo Matt de repente, mucho más calmado de lo que Kale imaginó.

Matt había comenzado a caminar.

Kale se quedó allí parado. ¿Qué fue lo que hizo...?

Y lo que más lo intrigaba y asustaba: ¿Por qué no se lo decía?

Matt se detuvo y lo miró.

- ¿Vienes?

Kale movió la cabeza negativamente, haciendo que Matt volviera a fruncir el ceño.

- ¿Es en serio?- Kale asintió.- Ya basta, Kale; esto no tiene que ver contigo.- Dijo Matt repentinamente y muy serio, bajando la vista.- Eres mi mejor amigo, pero eso no significa que tenga que contarte todo.

Eso le dolió. Kale se quedó callado. Era claro que Matt ya no confiaba en él.

- Ah... Pues lamento ser tan entrometido...- Dijo en voz muy baja, totalmente desanimado. Se sintió nuevamente muy lejos de su amigo.- Pensé que confia...

- No te hagas la víctima.

Kale alzó la vista, sorprendido por aquellas palabras.

- ¿Perdona?- Balbuceó dolido.

- Que no me vengas a hablar de confianza; eres tú el que lleva años sin confiar en mí.- Dijo Matt enfadado.- ¿Te crees que no lo noté? Que no me hablas de ti, no de lo que realmente importa; eres tú el que está deprimido y no me dice nada... Así que no me hables de confianza.

Eso lo dejó sin palabras.

Kale siempre creyó que Matt no le prestaba atención; no es que a Matt no le importara, si no que no se daba cuenta de las cosas, que no era observador... O eso creía Kale, hasta ese momento. Por esa razón, saber a esas alturas del partido que a Matt no se le escapó el cambio que sufrió, fue algo chocante.

Una duda lo atrapó de improviso:

¿Matt lo sabía...?

Miró a Matt aterrado; eso era lo que más temía.

- ¿De qué hablas?- Preguntó Kale, fingiendo extrañeza. 

Matt rió con ironía.

- Hacerte el desentendido no funcionará.- Dijo rápido, antes de volver a ponerse serio.- Hace años que estás diferente.- Kale guardó silencio.- Es como si todo te diera lo mismo, como si tú mismo...- Matt titubeó.- Como si tú no importaras...

Kale no supo qué decir a eso. Era exactamente lo que sentía.

Se le hizo un nudo en la garganta.

- Me parece que ya es hora de que te lo pregunte...- La voz de Matt se había suavizado.- ¿Qué pasó, Kale?

Kale se sentía expuesto, como si Matt estuviera mirando en lo más profundo de él.

- No se vale...- Los ojos de Kale se humedecieron. Levantó la vista hacia Matt.- Si te diste cuenta... ¿Por qué nunca dijiste nada?

Matt pareció avergonzado.

- Elegí pensar que era mejor si fingía que no pasaba nada.- Confesó.- Tú siempre has sido más independiente y reservado... Siempre resuelves tus problemas por tu cuenta y nunca me has pedido ayuda... Yo no sabía cómo... No sé cómo ayudarte...

Por segunda vez en la noche sintió las mejillas húmedas.

- No tienes que ayudarme...- Kale intentó sonreír, pero parecía ser que su inquebrantable fortaleza había decidido abandonarlo.- Ah, mierda...- Se rió de sí mismo, afligido, ya que no podía parar de llorar.

¿En qué maldito minuto Matt había volteado la conversación? ¿Por qué era él quien se sentía acorralado y a punto de ser atrapado...?

Ocupado como estaba en tratar de secar y detener las lágrimas, no se dio cuenta de que tenía a Matt frente a él sino hasta que éste lo abrazó.

Matt nunca había hecho eso.

Era la primera vez que un simple abrazo le provocaba tantas cosas; sorpresa, calidez, vergüenza, felicidad...

- ¿Vas a decirme qué tienes?- La voz susurrante de Matt le hizo estremecer.

- No puedo...- Fue lo único que Kale pudo decir.

Matt se quedó callado por largo rato, sin soltarlo.

- ¿Ahora me entiendes...?- La voz de Matt mantenía aquel tono bajo.- Yo tampoco puedo decírtelo...

Kale habría replicado, si no hubiese estado tan concentrado en aquel abrazo y lo cálido que era el cuerpo de Matt.

Pero... ¿Cómo podía ser? ¿Qué cosa tenía Matt que no podía decirle...?

De él podría decirse lo mismo, pero no era para nada lo mismo. Sencillamente no podía confesarle a Matt lo que sentía por él.

Aunque no estaba de acuerdo, decidió darle una tregua a Matt.

- Está bien...- Murmuró Kale, sin ánimos para seguir discutiendo.

Lentamente, sintió que Matt se separaba de él, haciendo que el sueño terminara.

- ¿Nos vamos?- Preguntó, sonriendo. Se veía cansado.

Kale asintió. Simplemente no le salían las palabras; si fuera romántico, no dejaría de suspirar.

De improviso, Matt acarició con suavidad un mechón de su cabello.

- ¿Qué...?- Kale sentía el rostro arder; algo raro, si se tenía en cuenta que no se sonrojaba con facilidad.

Matt sonrió.

- Nada, sólo... Es muy suave...- Apenas terminó de decir eso, Matt lo soltó en el acto y dio la vuelta, como si hubiese notado lo que estaba haciendo.- Vamos, ya es muy tarde.

Kale no supo qué decir. Torpemente, se tocó la cabeza, sintiendo su pelo como siempre; fino y muy lacio.

Confundido, y con el corazón a mil por hora, siguió a Matt.

 

 

Notas finales:

Ya han resuelto las interrogantes... 

¿Querían declaración? jejejeje he vuelto más malvada XD

CONFESIONES

Dave al fin se ha animado a contarle sus problemas a Tommy Gun... Gabriel le contó su historia a Dave (quien finalmente comprobó sus sospechas XD) y bueno, Matt y Kale no han dicho nada comprometedor, pero igualmente han sacado algunas cositas a la luz...

PERSONAJES

Amara Rosendorff

Ciudad/País: Hamburgo, Alemania.

Estatura: 1.71 m

Aquí: http://i578.photobucket.com/albums/ss223/Yamamura12/22amaraasdfghjhind.jpg?t=1285212448

Gracias por leer!!!

Saludísimos :)


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