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Give me a Sign por Harnex

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Notas del capitulo:

Holaa!!

Aquí estoy, tarde otra vez -_-U Aunque al menos logré llegar un miércoles jajaja.

Muchas, muchas, muchitas gracias por sus reviews a:

sasket17, gloribel, YoMinoOu, moonlover, Bj murray, Mune-chan, tsuki2293 (bienvenida!!), Lulu_Heart, andrea (bienvenid@!!) y eRika kiriyu. :D

Y bueno, no me extiendo mucho y paso a dejar la música para quienes deseen escucharla :)

Primero, un temazo que expresa bastante bien lo que siente el pobre Kale (see, desesperación): Showbiz de Muse, con letra y todo para que me crean jajaja.

http://www.youtube.com/watch?v=jz8YIrRDVxY Y bueno, sólo diré que este grupo me inspira un montón para escribir sobre Kale...

Y segundo, un tema que ya mencioné, pero que (no estoy segura) no puse, así que se los dejo, ya que tal vez les pique la curiosidad cuando lean ;)

Tommy Gun - The Clash

http://www.youtube.com/watch?v=bFHEuKkTa5k

Y ahora sí que para terminar; la imagen del capítulo es la "Caída de los ángeles rebeldes" de Luca Giordano (se nota que me gustan los ángeles?? XD).

 

Los ojos de Kale se llenaron de lágrimas.

- N-no me ha-hagas e-esto, Matt... Po-por f-favor...- Suplicó, sintiendo que la desesperación le quemaba el alma.

El amor que sentía por su mejor amigo sólo era una condena; una fecha de término para su amistad. Ahora que Matt lo sabía, sólo esperaba el momento en que lo rechazara y se alejara de él para siempre. Por eso... Lo que Matt acababa de decir no tenía sentido... No era posible; no era real...

- ¿Está mal?

Kale abrió los ojos, sorprendido.

- ¿Está mal que me haya enamorado de ti?

Kale se mordió el labio inferior con fuerza. Su corazón le pedía a gritos que se dejara llevar y le creyera a Matt.

- No me hagas esto...- Susurró Kale, conteniéndose, pese al horrible dolor en su garganta.- Tú no me quieres...

Matt no podía quererlo; siempre lo vio como un amigo y nada más que eso... Nunca lo trató de una manera diferente ni nada; sólo era su mejor amigo. Y eso no podía cambiar... No podía... Porque sino, todo aquel dolor...

- ¿Por qué estás tan seguro?

- Porque siempre fue así.- Repuso Kale, tan devastado que casi sentía al agua llamándolo.- Soy el único al que no verás nunca como...- Kale se calló.

- ¿Cómo qué?

- Como alguien... Como alguien del que puedas enamorarte...- Gimió Kale, ya sin poder contener las lágrimas. La verdad dolía terriblemente.

- Antes no, eso es cierto.- Dijo Matt, mientras lo abrazaba desde atrás, ya que Kale no se había atrevido a darle la cara.- Pero sabes que siempre te he querido más que a todos esos de quienes según tú si puedo enamorarme... Eso lo sabes, sabes que lo importante que eres para mi, aún cuando fui un cabrón contigo... Aún cuando fui el único que no se dio cuenta de nada...

 

Kale lloraba.

 

Lloraba porque tenía miedo...

Lloraba porque estaba escuchando la verdad... Matt nunca se había alejado de él.

 

Matt lo quería mucho, aunque no de la forma en que él anhelaba...

 

- Si eso fuese cierto...- Farfulló, completamente desesperanzado.- ¿Por qué ahora...?

Quería, al menos, saber por qué Matt decía eso en ese momento. ¿Para que no hiciera una estupidez? ¿Para tranquilizarlo?

- Porque ya no puedo esconderlo más.- Dijo Matt.- Me di cuenta hace varias semanas, pero...

 

 

 

- Eh...- Friedrich estaba en blanco, con la vista clavada en aquella extraña "elevación" de las sábanas. Apenas podía mover la cabeza, debido al cable que iba conectado a la mascarilla y lo pesada que se sentía su cabeza cuando intentaba levantarla.

¿Cómo era posible que, teniendo en cuenta lo difícil que le era moverse, aquel desgraciado estuviese tan activo? Aunque por otro lado... Era bueno saber que su orgullo estaba bien.

Le echó una disimulada mirada a Gabriel. El pobre parecía aterrado.

De alguna manera, esa situación lo estaba excitando más; necesitaba hacer algo.

- Ángel...

Pero el Ángel lo interrumpió.

- ¿Quieres que...?- Sugirió con vergüenza, mirando al culpable, que se sintió más feliz con ello y acabó de erguirse.

Friedrich estaba demasiado excitado como para responder, por lo que se limitó a lanzarle una deseosa mirada a Gabriel. La mascarilla estaba totalmente borrosa, opacada por su cada vez más agitada respiración... Definitivamente, Friedrich no estaba hecho para los hospitales.

Salió de sus nada decentes pensamientos cuando vio a Gabriel ir hasta el sillón y comenzar a empujarlo.

El Ángel estaba bloqueando la puerta…

Friedrich observó a Gabriel regresar a su lado y acariciarle el pecho.

- Yo lo haré...- Dijo despacio.- Pero me detendré si te agitas demasiado.

¿Qué? ¿Qué quería decir con eso? Porque sin duda se iba a agitar.

- Me refiero a tu respiración.- Aclaró Gabriel.

Ah, por supuesto... La jodida respiración. Sólo esperaba que no le diera un paro cuando Gabriel le hiciera correrse con esas benditas manos suaves que tenía...

- Claro, claro.- Friedrich ya no aguantaba.

Gabriel percibió su urgencia y tiró de la sábana hacia abajo, para luego levantar la parte inferior del traje azul que Friedrich llevaba.

Y ahí estaba el culpable.

A Friedrich le hacía sentir como un rey el ver a Gabriel suspirar cada vez que miraba su pene erguido.

Gabriel lo tocó.

- Ah...

Sólo un toque bastaba para que su capacidad de razonar se fuera al demonio...

 

Los fríos dedos del Ángel recorriendo lenta y suavemente su pene... Mientras le apretaba los testículos con la otra mano... Mientras le hacía delirar...

 

- Fu-fuerte... Ángel...

Gabriel lo complació y apretó más fuerte.

- ¡Ah!- Dejó escapar Friedrich con voz ronca.

Luego retomó su habitual y absolutamente maravilloso ritmo, masajeando jodidamente despacio.

Con eso, Friedrich perdía fácilmente la cabeza.

 

 

 

- No, tienes que deslizar el arco un poco más rápido para esta parte... Mira...- Leo cogió el arco e hizo el movimiento en el aire, simulando que allí estaban las cuerdas del instrumento. Danielle lo miró con atención, muy concentrada.

A Leo le gustaba mucho eso de ella; el que pusiera tanto esfuerzo y aplicación en las clases, sin tomárselo a la ligera ni rindiéndose. Debía admitir que con cada día que pasaba junto a Danielle su corazón se aceleraba más. Además, de alguna inexplicable forma, había dejado de sentirse nervioso en su presencia y podía hablar tranquilamente con ella.

Quizás se debía a aquel beso... El beso que se dieron hace unos días, después de una lección.

Al principio, Leo no era más que un manojo de nervios que no hacía más que balbucear explicaciones y mantener la vista apartada de ella. Sin embargo, a medida que pasaban los días y se acostumbraba a estar con ella, las cosas fueron mejorando; incluso lograba conversar y mirarla a los ojos. Y después hasta se quedaban a charlar luego de las lecciones.

Y simplemente pasó.

Pese a este pequeño avance, las cosas continuaron como siempre; aunque se dedicaban sonrisas tontas con frecuencia.

Leo siempre había sido muy tosco en lo referente a las chicas y nunca se confesó a ninguna de las pocas que le gustaron; por esa razón estaba más que sorprendido de sí mismo. Era la primera vez que se volvía tan cercano a una chica que le gustaba y, especialmente, a una que le gustaba tanto. Y es que con Danielle las cosas no podían ser de otra forma; era tan sencilla y amable, que no había manera de que Leo fuera un bruto ante ella... La tierna sonrisa de Danielle era superior a todo su mal genio.

 

 

 

Gabriel tardó media hora en llegar al internado. Tras el pequeño incidente con Friedrich, y cuando estuvo afuera, no aguantó demasiado y regresó; él también necesitaba ayuda con cierta parte de abajo...

Disimuló como pudo mientras estaba frente a Friedrich y, después, al salir. Sin embargo, caminar tan encorvado era excesivamente sospechoso, de manera que prefirió retirarse. Además, ya casi no aguantaba las ganas por aliviarse. Apenas llegó a su cuarto se dejó caer en la cama de Friedrich y metió una mano bajo el pantalón.

No demoró en eyacular. Sin embargo, algo no estaba bien; se sentía excesivamente cansado. ¿Acaso su resistencia había empeorado? Decidió permanecer recostado un rato, hasta reponerse...

Pero pasó una hora y se sintió peor. Carecía de fuerza para ponerse en pie y tenía mucha fiebre.

¿Qué debería hacer...? No era momento para causar problemas.

La fiebre no disminuyó. A eso había que sumarle aquella angustiante sensación de debilidad que lo tenía postrado en la cama.

- Friedrich...- Llamó una vez más, aunque sabía que él no vendría a cuidarlo.

Tenía miedo.

 

 

 

- ¿Así? Creo que me salió un poco mejor...- Dijo Danielle, repitiendo el movimiento de la manera en que Leo le enseñó.

Leo dejó de mirar el vacío y le prestó atención.

- Disculpa, no...

- Estabas en la luna.- Danielle sonrió con melancolía. Luego bajó el arco y lo miró.- ¿Puedo preguntar en qué pensabas?

¿Por qué Danielle le hacía sentir tan tranquilo...? Sentía una calma divina cuando estaba con ella... Como si nada fuese un problema.

- Pensaba en lo que pasó hace unos días...- Murmuró Leo, extrañamente tranquilo. Acababa de hacer una referencia a lo ocurrido.- Entre los dos.

Observó a Danielle sonrojarse un poco, pero permanecer tan tranquila como él.

- Ah...- Ella sonrió.- Eso fue bueno.

Instintivamente, Leo se acercó un poco hacia ella y sostuvo con suavidad uno de los largos mechones de cabello de la chica, mientras ella volvía a sonreír.

- Danielle...

Sentía la respiración de Danielle sobre sus labios... Había rozado ligeramente su boca, cuando el móvil de ella arruinó el momento.

Los dos se quedaron congelados, mirándose perplejos, para luego alejarse con una nerviosa sonrisa. No dejaron de mirarse, mientras ella cogía el móvil y contestaba.

- ¿Sí...?- Dijo ella distraídamente, casi suspirando. Pero tras oír a quien la llamó, su rostro se llenó de preocupación.- ¿Estás...? Bien, voy para allá... Y no hagas nada, sólo quédate recostado...

- ¿Pasó algo?- Se atrevió a preguntar Leo.

Danielle se había puesto de pie rápidamente.

- Es mi hermano; no se siente bien.- Dijo ella.- Espero que no sea grave...

- ¿Necesitas ayuda...?

- ¿Vendrías?- Danielle lo miró agradecida.- Me ayudarías mucho, no sé que tan mal está.

- Vamos, dame el chelo.

Y ambos fueron corriendo hasta la habitación del hermano de Danielle.

 

 

 

Dave despertó muy tarde el día domingo, pero como sólo estaban ellos y Ashley, más algunos empleados, a nadie le molestó. Había tenido una de las noches más condenadamente geniales de toda su corta vida. El que ambos pudiesen tener una habitación entera para ellos realmente marcó la diferencia, aunque en el internado habían dormido juntos algunas veces, ya había pasado bastante tiempo desde la última vez.

Para él fue el mejor regalo de todos abrir los ojos y encontrarse con Tom durmiendo a su lado, totalmente desnudo y con el cabello revuelto.

Ya que nadie se iba a enterar, se acomodó de acostado y se quedó mirando a Tom dormir. Era algo bastante cursi y vergonzoso, pero no pudo contenerse. Mientras lo observaba, se dio cuenta de que sería muy agradable despertar así todos los días...

¿Cuánto duraría lo suyo con Tom? Era algo en lo que prefería no pensar; siendo ésta su primera relación larga, evitaba pensar en el futuro... Aunque a veces era inevitable; especialmente cuando Tom se había vuelto tan importante para él. Cuando estaba con él no necesitaba fingir ni ocultar nada: si estaba triste Tom lo consolaba, si se enojaba Tom era paciente con él y esperaba, si le decía que lo amaba Tom le respondía de la misma manera...

A veces no comprendía qué veía Tom en él. Dave se consideraba atractivo, aunque podría ser más alto, eso siempre lo había pensado; pero tenía claro que su carácter era difícil, de manera que en ocasiones le impresionaba la facilidad con que Tom trataba con él, como si su mal genio no le molestara y fuera la cosa más inofensiva del mundo, pese a la de estupideces que se le salían a Dave cuando estaba enfadado.

Aunque si lo pensaba bien, el hecho de que él y Tom se hubiesen conocido y terminaran saliendo era algo extraño. Si no lo conociera como lo conocía, ni siquiera lo habría mirado; por el simple hecho de que los metaleros no le llamaban la atención. Ese habría sido un lamentable error...

Volvió a mirar a Tom, que se había movido, haciendo que la sábana que lo cubría un poco se deslizara. Tom no era musculoso ni nada por el estilo, pero tenía buen cuerpo, eso sin duda; sin mencionar que tenía mucha fuerza, cosa que Dave sabía aprovechar muy bien.

Suspiró.

Sabía que a Tom le pasaba algo, lo sabía desde hace tiempo, pero no sabía qué hacer. A veces Tom se quedaba callado y mirando la nada, con una cara algo triste, pero muy bien disimulada.

¿Pero qué podía hacer? No quería presionarlo ni ser entrometido, porque Tom siempre le daba espacio cuando él no estaba bien. Quizás era algo que podía solucionarse sin su ayuda... O eso esperaba, porque no tenía el valor para preguntárselo. Si Tom se enojaba con él no sabría qué hacer, por eso no podía arriesgarse.

Pero... ¿Y si era algo grave?

¿Por qué Tom no le decía nada?

 

 

 

Ellie abrió la puerta de improviso, sacándolo del sopor en que había caído. Había un chico pelirrojo con ella, pero no lo conocía.

- ¿Qué tienes? ¿Es la presión?- Ellie tomó una de sus manos y lo miró.- Estás ardiendo... ¿Dónde está tu termómetro?

Gabriel miró la repisa correspondiente a la otra cama.

El chico que vino con Ellie tomó el botiquín que estaba en el lugar señalado y se lo entregó a la chica. Ella sacó el termómetro velozmente y lo revisó. Tras agitarlo unas cuantas veces le quitó la camisa, para ponerlo bajo una de sus axilas.

Esperaron. Ellie sostenía su mano con firmeza.

- Vas a estar bien...- Murmuraba. Pasados unos minutos retiró el termómetro. Suspiró aliviada.- No es tan alta.- Dijo, con una ligera sonrisa.- ¿Tienes frío o calor?- Preguntó.

- Calor...- Balbuceó Gabriel.

Ella se puso de pie y le dijo algo al chico que la acompañaba. Gabriel cerró los ojos. Los escuchaba moverse de un lado a otro y entrar al baño... Una repentina sensación de frescura en la frente le hizo abrir los ojos.

- Esto te ayudará.- Dijo Ellie, mientras acomodaba un paño húmedo en la frente de Gabriel.

Él volvió a cerrar los ojos.

 

- Creo que me quedaré a dormir aquí.- Dijo Ellie al chico pelirrojo.

- Bien, pero llámame si necesitas ayuda...

Pese a la decadente fiebre, le pareció que esos dos eran muy cercanos. Cuando se sintiera mejor interrogaría a Ellie...

- Muchas gracias...- Decía Ellie.

El chico se fue.

- ¿Cómo te sientes?- Preguntó Ellie.

- Un poco mejor...- Murmuró él. Por suerte, la fiebre estaba bajando.

- ¿Tienes hambre?

- Sí...

Ellie se levantó.

- Es un poco tarde, pero veré que puedo con...

- No... Tengo algo... Ahí...- Gabriel intentó señalar su baúl. Ellie lo abrió y sacó un cajita de jugo junto a algunas galletas.

- No sé cómo puedes comerte estas cosas... Son tan malas...- Comentó Ellie, refiriéndose a las galletas de cereal.

- Hacen bien... No tienen tanta azúcar...- Murmuró Gabriel, tratando de reír.

- Así parece que estuvieras a dieta.- Dijo Ellie, guiñándole un ojo. Luego, fue por la almohada de la otra cama y se dedicó a armar una especie de asiento en la cama que ocupaba Gabriel.- Levanta un poco la cabeza, voy a sentarte.- Anunció ella, pasándole un brazo por los hombros y arrastrándolo hacia atrás. Una vez acomodó a Gabriel, se ocupó de la comida.- Toma.

Gabriel bebió en silencio.

- Gracias.- Dijo él cuando acabó de beber.

Ellie le acarició la cabeza.

- Siempre eras tú el que me cuidaba.- Comentó ella, sonriéndole.- Te has descuidado mucho...

- Lo sé...- Gabriel no podía negarlo. Su enfermedad nunca había sido tan problemática, pese al par de complicaciones que tuvo cuando pequeño.

- Me parece que el amor te hace vulnerable.- Dijo Ellie de repente, mientras le guiñaba un ojo.- ¿Viste a Fred?

Gabriel asintió.

- Se ve bien, en general, pero deben hacerle pruebas.

- Eso es bueno.- Aprobó su melliza.- Si todo sale bien lo tendrás aquí de nuevo... Aunque no sé quién cuidará a quién.

Gabriel puso mala cara.

- Lo de él es más delicado.

- Y por eso te vas a morir de fiebre.- Ironizó Ellie.- Las dos cosas son importantes.

- Hmm...- Gabriel no estaba de acuerdo, pero no tenía ganas de discutir. Había algo más importante.- Ellie...

- ¿Qué?

- Tengo frío...

 

 

 

- Vamos, Verde, decídete por una.- Lo alentó Ashley.

Hace un par de horas se habían instalado en una sala vacía de la casa de Ashley para ensayar. La batería de Ashley estaba en Leeds, su ciudad natal, y no se la traerían hasta la próxima semana, por lo que se conformaron con la guitarra de Tom.

En ese momento, Dave estaba buscando alguna canción que le acomodara para cantar. Sin embargo, todavía le daba corte hacerlo frente a Tom.

- ¿Por qué no eliges una de The Clash? Te las sabes todas.- Sugirió Tom, quien hace rato estaba pendiente únicamente de su guitarra.

- Eh...- Dave no sabía cómo evitar que llegara el momento.- No seas tonto, Tommy Gun, tú no sabes ninguna de sus canciones.

Tom dejó de tocar y alzó la vista, pensativo. Luego sonrió.

- Sé "Tommy Gun".- Dijo con una sonrisa, como si aquello fuese bueno.

- Sólo la escuchaste un par de veces.- Murmuró Dave, escéptico.

- ¿Quieres probarme?- Repuso Tom, para luego acomodar la guitarra sobre sus piernas y comenzar.

Y en efecto, se la sabía.

- No, no sirve, porque suena mal sin batería.- Refunfuñó Dave.

- ¿Qué dices, Verde? Suena muy bien.- Dijo Ashley contenta.

Dave se estaba enojando.

- No, prefiero otra.- Dijo con mal tono, pero ninguno le hizo caso; los dos estaban cantando felices de la vida.

¿En qué momento Tom se aprendió la letra?

Sin embargo, a medida que escuchaba a esos dos cantar, también le dieron ganas de hacerlo, así que mandó a volar su orgullo. Esos dos sí que cantaban mal.

- ¡Cállense, cállense!- Exclamó, agitando los brazos. Los dos se callaron y lo miraron perplejos.- Empieza de nuevo, Tommy Gun.- Dijo levantándose.

- Espera.- Ashley salió corriendo y regresó corriendo en un minuto. Traía un par de baquetas.- Olvidé que las tenía.- Dijo riendo.

Cuando estuvo sentada, dio unos golpes en el suelo. De inmediato, Tom hizo lo suyo con la guitarra.

Y llegó su turno.

- ¡Tooommy Guuun, you ain´t happy less you got one!- Cantó Dave, ya demasiado encendido con la canción como para preocuparse por la vergüenza.

 

 

 

- Ellie...- Gabriel abrió los ojos, buscando a su hermana.

- ¿Qué?- Ellie se asomó desde el baño.- Estaba lavando una manzana.- Dijo luego.

- Ah...- Murmuró Gabriel, reuniendo fuerzas para taparse mejor. Después de que la fiebre bajó, le había dado un frío horrible. Odiaba sentirse tan débil.

Ellie salió del baño y se sentó en la cama de Gabriel, que estaba desocupada. Allí se comió la manzana, mientras observaba la habitación.

- Veo que a Fred también le gusta el Grunge...- Comentó, con los ojos fijos en el póster que estaba sobre la repisa de Friedrich.

Gabriel lo miró. Ellie se refería al póster que decía "Alice In Chains".

- Sí...- Dijo luego.- Le gusta mucho ese grupo.- De pronto reparó en algo.- ¿Por qué dijiste "también"? ¿Te gusta ese estilo de música?

- No está nada mal.- Dijo Ellie con una sonrisa.- Pero el "también" era por Leo.

- ¿Quién es Leo?

- El chico que estaba conmigo hace un rato.- Contestó Ellie tranquilamente.

Gabriel junto más fuerza para fruncir el ceño y mirar a su melliza con recelo. Era cierto que esperaba que Ellie encontrara a alguien, pero él no estaba listo para eso.

- ¿Y de dónde salió?- Preguntó.

- Lo conocí aquí, por casualidad.- Ellie parecía divertirse viéndolo enojado.- Es él quien me está dando clases de chelo.

- ¿Él?- Gabriel pensó que le daría un ataque.- ¿Por qué él?

Ellie se rió.

- Porque sabe tocar, claro.- Contestó, guiñándole un ojo a Gabriel.- Y porque se ofreció a enseñarme.

- ¿Cómo que se ofreció?- Aunque Gabriel estaba cansado, eso no podía quedar así como así.- ¿Por qué se ofreció?

Entonces Ellie se puso roja.

- ¿¡Te gusta ese tipo!?- Exclamó Gabriel, mareado tras un impulsivo intento por levantarse.

Ellie no respondió de inmediato.

- Sí...- Dijo al cabo de un rato, con una sonrisa culpable.

Gabriel no se esperaba eso.

- P-pero...- Balbuceó atónito. A Ellie no solía gustarle nadie.

- No seas dramático, no tiene nada de malo.- Dijo Ellie.- Ya verás que te caerá bien cuando lo conozcas mejor.

- No quiero conocerlo mejor.- Refunfuñó.

- Vamos, Gabriel, yo siempre te he apoyado en esto.- Le reprochó ella.

- Es que...- Gabriel sabía que ella tenía razón, pero no sabía cómo explicarse.- Sé que tienes razón... Y si te gusta yo te apoyaré.- Aseguró.- Es sólo que... No lo conozco, por eso no me puedo fiar de él.

- Ya te fiarás.- Ellie volvió a guiñarle un ojo.- Ahora vamos a dejar el asunto de lado, porque si no te dará algo.- Bromeó.

- Bien...- Dijo Gabriel, sin dejar de darle vueltas al asunto.

- Bien.- Lo imitó Ellie, poniendo cara de enfado y haciendo un puchero.- ¿Por qué no duermes? Es mejor que descanses y dejes de parlotear.

- No tengo sueño.- Dijo Gabriel.

- Mala suerte, es hora de dormir.- Ellie se puso de pie y fue hasta el armario.- ¿Tienes algún pijama extra?

- Sí, hay uno verde que está limpio.

Ellie buscó durante unos minutos y sacó el pijama. Después se metió al baño y salió con el pijama puesto, aunque le quedaba ligeramente grande.

- Si me corto el pelo nos veríamos idénticos.- Dijo ella riendo.- ¿Quieres que te ayude con el pijama?- Preguntó.

- No, yo me pongo la parte de abajo.- Dijo él. Ellie dio la vuelta y Gabriel, haciendo un esfuerzo sobrehumano, se sentó y sacó su pijama, que estaba doblado bajo la almohada. Ni siquiera supo si se lo puso al revés.- Ya está, ayúdame con lo de arriba, por favor...- Le pidió a su hermana. Ella se acercó y arregló la almohada antes de empezar.

- Sólo está tu pijama. ¿No es esta la cama de Fred?- Preguntó ella con curiosidad.

Gabriel se puso extremadamente rojo.

- Ah... Él...- No sabía qué decir.

Pero Ellie sonrió maliciosamente.

- ¿Me dirás que duerme así nada más, tal y como llegó al mundo?

Gabriel se quedó callado. Ellie volvió a reír a carcajadas.

- Y yo que estaba bromeando...- Dijo Ellie, apretándose el estómago a causa de la risa.

- Mejor duérmete.- Murmuró Gabriel, con la cara tan caliente que parecía tener fiebre de nuevo.

- Sí, señor.- Ellie preparó la cama de Gabriel. Iba a apagar la luz, cuando volteó repentinamente hacia él.- ¿Por qué no dormimos juntos? No lo hacemos desde las vacaciones pasadas.

A Gabriel le agradó la idea. Cuando estaban en casa, ninguno dormía en su habitación, porque se pasaban a la del otro.

- Claro, pero en mi cama.- Dijo Gabriel, volviendo a hacer un esfuerzo para incorporarse. Ellie lo ayudó hasta dejarlo acostado en la otra cama. Seguidamente apagó la luz y se metió en la cama.

- ¿Puedo preguntar por qué en esta cama y no en la otra?- Ellie se reía. Gabriel volvió a sonrojarse con fuerza.- Aunque está oscuro puedo ver tu cara hecha un tomate.- Se burló ella.

- En la otra dormimos juntos...- Dijo Gabriel rápidamente y con la voz más bajita que pudo.

Después de decir eso, a Ellie le tomó un buen rato dejar de reír y bromear al respecto.

 

 

 

- Me gusta como cantas.- Dijo Tom, cuando Dave terminó la tercera canción. Ya era de noche y ellos seguían haciendo ruido.

- ¿En serio, Tommy Gun?- Preguntó Dave, disimulando lo ilusionado que eso comentario le hizo sentir.

- En serio.- Aseguró Tom, tomando el café que Ashley le ofrecía.- Gracias.

Dave recibió otro y se sentó.

- ¿Le preguntaste a Danielle sobre el tipo ese que le da clases?

- Nop, se me olvidó.- Dijo Ashley.- Pero mañana lo haré. Espero que acepte.

- Ja, él debería esperar que lo aceptemos.- Corrigió Dave.- Más vale que toque bien.

- Supongo... Aunque lo más importante es que acepte; así podemos empezar más rápido.- Dijo ella.

- Mmm...- Murmuró Dave, bebiendo el café.

- ¡Verde!

Dave dio un bote y miró a Ashley.

- ¿Qué?

- ¿Alguna novedad desde la otra dimensión? ¿Por qué tan distraído?- Preguntó ella.

- Ah no... Es...- Dave se había quedado pensando en las cada vez más cercanas vacaciones... Y en lo que eso implicaba.- ¿Se acuerdan de Stevie?- Preguntó de pronto.

Los dos asintieron.

- Bien...- Dave no sabía por dónde comenzar.- ¿Recuerdan a la chica que estaba con él?

- Sí.- Dijeron Tom y Ashley a dúo.

- Pues van a casarse.- Dijo rápido.- Y nos invitaron a la boda. Si quieren...

- Yo voy; nunca he ido a un matrimonio.- Dijo Ashley muy emocionada.

- Yo también, pero no tengo traje.- Dijo Tom algo preocupado. "Algo" porque la ropa no era muy trascendental para él.

- No importa.- Repuso Dave, más animado, debido a lo fácil que fue invitarlos.- Ni siquiera sé si Stevie se pondrá un traje...

- ¿Cuándo es?- Preguntó Ashley, sin dejar de balancearse en su asiento.

- Un mes o algo así, no me acuerdo.- Dijo Dave.- Pe...- Fue interrumpido por el ruido que hizo la puerta al abrirse.

Una mujer los miraba sonriendo desde el umbral. Con la puerta abierta, a Dave le llegó un delicioso aroma a carne asada.

- ¡Hola!- Los saludó sonriendo.- Cariño, ¿Estos son tus amigos?- La mujer miró a Ashley.

- Sip.- Ashley sonrió alegremente.- Chicos, ella es Miranda, mi madre.- Dave dijo "hola", Tom había perdido el habla apenas la puerta se abrió.- Estos son Dave y Tom.- Continuó Ashley, señalando a uno y otro.

Dave se fijó en que la madre de Ashley era excesivamente joven, tanto que hasta podían pasar por hermanas. Según lo que Ashley le contó una vez, su madre se embarazó muy joven y tuvo a su hija sola; tal como le sucedió al tarado de James, salvo que la madre de Ashley supo salir adelante sin necesidad de drogas...

Miranda era muy guapa y bastante menuda, su cabello era castaño y un poco más largo que el de Ashley, aunque ondulado. Ambas tenían los ojos del mismo tono azul claro; y compartían ese inconfundible aire despreocupado y risueño. Dave se fijó en que Miranda vestía con mucha clase y estilo, muy propio de una diseñadora de moda.

- Mucho gusto, chicos.- Dijo Miranda.- ¿Qué les parece si cenamos?

 

 

 

Ya era bastante tarde.

Cuando Gabriel se fue, Friedrich le pidió a Amara que no dejara entrar a nadie más; necesitaba estar solo.

Gabriel lo había limpiado, luego de hacer un excelente trabajo allí abajo. Aunque lo sacó del apuro, cuando se fue, Friedrich se quedó con una desagradable sensación; en circunstancias normales nunca habría dejado al Ángel así, porque se dio cuenta de que éste se excitó mientras lo ayudaba. No le gustaba que sólo fuese complacido él, era algo frustrante, especialmente si se trataba del Ángel.

Pero postrado como estaba, no era mucho lo que podía hacer... Aparte de amargarse y contar los días restantes.

Además, había otra cosa que le estaba clavando desde hace rato: el asunto con Ali. Según lo que Amara había dicho, Friedrich le estaba debiendo una llamada.

Era cierto que Friedrich se portó muy mal durante ese año, ya que no lo llamó ni una sola vez... Aunque tenía una buena razón: la última vez que habló con Ali discutieron muy fuerte. Tenía que llamarlo, pero no porque quisiera disculparse, ya que no cambió de opinión; quería aclarar las cosas con él.

Un par de golpecitos en la puerta lo distrajo. AL minuto siguiente Amara estaba adentro.

- ¿Qué pasó? Te dije que...

- No, no es eso; bueno sí.- Se contradijo Amara.- Es que hay un chico que quiere verte allá afuera. Dijo que no sería largo.

¿Sería Matt? Quizás no había encontrado a Kale.

- Bueno, déjalo pasar.- Dijo Friedrich.- ¿Quién más está afuera?

- Sólo yo.- Contestó Amara- Mamá y papá están en el casino del hospital y a Wil lo enviaron a casa, porque mañana tiene un examen y no ha estudiado nada.- Ante lo último, los dos soltaron una risita.

- Como si fuera a estudiar; seguro está viendo una película o algo así.- Comentó Friedrich.

- Seguramente.- Murmuró ella.- Bueno, le diré que entre entonces.- Dijo antes de salir.

Friedrich esperó unos largos segundos, pero quien entró no fue Matt.

- Hola Friedrich.- Saludó Julian, cerrando la puerta y apoyándose en ella.

- Hola...- Friedrich se sorprendió mucho, aunque le agradó ver a Julian ahí.

- Quería venir antes, pero... Bueno, no quería encontrarme con Lafferriere.- Admitió Julian, avergonzado; algo nada propio de él.- Lo vi llegar hoy, así que aquí me tienes.- Explicó, encogiéndose de hombros. Friedrich le agradeció internamente por tener en cuenta a Gabriel. Si se encontraran allí no sería muy bueno; aún tenía muy presente la razón de su última discusión.

Julian se mantenía a una distancia "prudencial".

- ¿Y cómo fue que quedaste así?- Preguntó, mirando alternadamente el cabestrillo y la mascarilla.- Escuché que te atropellaron...

- Ah sí...- Dijo Friedrich, restándole importancia, mientras trataba de ver mejor. A esa distancia veía a Julian muy borroso.- ¿Puedes acercarte, para verte mejor?

Julian soltó una carcajada.

- Así suenas como el lobo.- Comentó divertido, pero acercándose un poco más.

- El lobo postrado.- Friedrich también rió. Luego se puso un poco más serio.- ¿Qué tal todo por allá? ¿Qué hay de ese chico que mencionaste la última vez?

Julian suspiró.

- No funcionó.- Dijo simplemente, sin mirar a Friedrich.- Pero lo demás va bien; al menos creo que no reprobaré ciencia...

- Eso está bien; lo segundo, claro...- Murmuró Friedrich, un poco arrepentido por haber sacado el tema sobre aquel chico. La última vez que conversaron, Julian dijo que había conocido a un chico que le gustaba y que lo intentaría con él.- Yo tendré que recuperar clases en vacaciones.- Dijo Friedrich, desviando el tema.

- Uff, qué lata.- Comentó Julian.- Pero no has perdido tanto, sólo tienes que estudiar para los exámenes finales.- Lo animó.- ¿Y cuándo sales de aquí?

- Me quedan dos semanas de tortura hospitalaria como máximo.- Respondió Friedrich, poniendo mala cara. Cada vez que pensaba en eso le daban ganas de romper algo.- Tienen que hacerme pruebas para ver si no quedé más tonto...

Los dos se rieron muy fuerte.

- Pero te ves bien.- Dijo Julian, extrañado.- ¿O lo de tu vista es grave?

- No sé.- Reconoció Friedrich.- De cerca veo bien, así que no me parece tan terrible; el problema es mi memoria, porque se me olvidan algunas cosas.

- ¿Se te olvidan cosas?- Julian se puso serio.- ¿Cómo qué?

- Rostros principalmente.- Dijo Friedrich.- No recuerdo el de varios compañeros y el de mi abuelo... Y a gente que haya visto pocas veces definitivamente no la reconocería.

Julian lo miró en silencio por un momento.

- Eso no suena bien...- Murmuró preocupado.

- Supongo.- Dijo Friedrich.- Pero eso no me parece tan grave; podría haber olvidado a mi familia directa o amigos...

- Bueno, si lo ves así...- Julian parecía estar de acuerdo con él.

- Esto es lo peor de todo.- Protestó Friedrich, mirándose la muñeca dañada.

- ¿Por qué? Se supone que eso puede sanar ¿O no?

- Podría, pero ya estaba hecha mierda cuando la vio el doctor.- Repuso Friedrich dando un bufido.

Se quedaron en silencio un momento.

- ¿Y cómo va lo de tu madre?- Preguntó Julian en voz baja.

- No lo sé... Ahora me dicen mucho menos sobre eso.- Dijo Friedrich.- Pero sé que suspendieron su operación.

- Ah, claro.- Julian desvió la vista rápidamente, cuando Friedrich se dio cuenta de que lo estaba mirando.- Y... ¿Estás mejor sobre eso?

- Tal vez...- Contestó Friedrich, mirando a Julian, quien parecía algo nervioso y tenía la vista en el suelo. Friedrich no era muy tolerante a la tensión, a menos que fuese estrictamente necesario, de manera que sacó el tema de una vez. Sabía que se iba a arrepentir, pero tenían que hablar sobre ello.- Julian...

Julian lo miró.

- ¿Qué?- Preguntó cohibido. Ese definitivamente no era el Julian que conocía.

- ¿Por qué no funcionaron las cosas con aquel chico?- Preguntó Friedrich sin rodeos. Tenía los ojos clavados en los de Julian; eso siempre le funcionaba para hacer que la gente lo mirara directamente.

- E-eh...- Eso tomó a Julian desprevenido.- ¿Por qué me preguntas eso? Sólo no funcionó y ya.

- ¿No te gustaba?

- Sí, pero...- Julian dudó un segundo, aunque no rompió el contacto visual. Repentinamente, bajó la vista.- Pero no eras tú.

Friedrich sabía que se iba a arrepentir.

 

"Definitivamente quedé más tonto", pensó, mientras veía a aquel apesadumbrado Julian.

 

 

 

Semanas.

- ¿Qué?- Kale no se esperó esa respuesta. Inconscientemente, más guiado por la desesperación que por la razón, se dio la vuelta para mirar a Matt.- ¿Q-qué dijiste?

- Que esto no es algo con lo que jugaría, por mucho que quiera verte bien.- Matt lo miró directamente a los ojos, confirmándole que no mentía.- Esto es lo que no podía decirte esa noche...

Kale sintió que un par de lágrimas solitarias recorrieron su rostro.

- N-no...

No podía ser...

- Sí Kale.- Confirmó Matt.- No sé en qué momento dejé de verte como mi hermano, pero cuando empecé a darme cuenta de que las cosas cambiaron, no supe qué hacer...- Murmuró luego, sin apartar la vista de él un solo segundo.- ¿Todavía crees que estuve hundido tanto tiempo por lo de Gabriel?- Kale lo miró boquiabierto.- Al principio estaba muy enojado y resentido por eso, pero después... Cuando tú te quedaste conmigo e intentaste ayudarme... Algo cambió...- Masculló.- Y fue peor, porque me descargué contra ti, yo...- Matt bajó la vista.- Yo no sabía qué me estaba pasando...

- Matt...

- Y me lo negué hasta el final... Hasta que me di cuenta, aquella vez...- Dijo con amargura.- Durante la noche que pasaste con Wickliff...

Kale no supo ni qué pensar.

 

A Matt no le agradaba Henry... Matt se enojó cuando supo que durmió en otras habitaciones...

Eso era cierto, pero aún así...

 

No, no podía ser...

 

- Sólo estás confundido...- Dijo Kale con pesar.

- No vuelvas a decir eso.- La voz de Matt sonaba molesta.- ¿Puedes darme un poco de crédito? ¿O crees que...?

- ¡No es eso!- Kale no soportaba que Matt se enojara con él; algo que ocurría desde que habían comenzado a ser sinceros.- Es que...

Kale se sentía exhausto. Se estaba derrumbando de tanto pensar y sentir. Volvió a bajar la cabeza, ya que las lágrimas regresaron.

- ¿Qué?- Lo ayudó Matt, hablando con una voz más suave y acercándose un poco más a Kale.

Kale trató de tranquilizarse. Para que Matt entendiera, debía decirle la verdad.

- Te he amado por años... Y en todos esos años, ni una sola vez me miraste de forma diferente...- Inevitablemente, su voz se quebró.- ¿Crees que me queda alguna esperanza...?

 

No había ninguna esperanza.

 

Matt se inclinó sobre él.

- Conmigo es con quien tienes más esperanzas, Kale.

El corazón de Kale dio una sacudida. Levantó la cabeza, encontrándose con los ojos negros de Matt a un par de centímetros de los suyos; eso le hizo temblar.

- ¿P-por q-q..?

- ¿Por qué?- Matt sonrió.- Porque creo que no hay forma de que yo no terminara enamorándome de ti.- Mientras decía eso, Matt había puesto una mano sobre su rostro, acariciándolo.

Kale estaba aterrado.... Cada vez le costaba más buscar explicaciones y rechazar las palabras de Matt... Y es que Matt finalmente lo sabía, pero seguía junto a él...

Apenas aguantaba la confusión que lo llenaba; por un lado era imposible, pero por otro... Por otro Matt era sincero...

- Matt... ¿No vas a dejarme...?- Kale se estaba rindiendo.

 

Si se dejaba llevar por esa ilusión... ¿Dolería más de lo que ya dolía... cuando despertara y Matt se alejara de él?

 

- Nunca, te lo prometo.- Dijo Matt y pasó sus manos por el pelo de Kale.

- ¿No me odias?

- No.- Matt sonrió y acercó su rostro al de Kale.

- ¿No te irás?

- No.- Matt volvió a sonreír. Kale sentía su respiración sobre su propia boca.

- ¿Estás se...?

- Sí.

Esta vez fue Matt quien lo besó.

 

Notas finales:

Eso!! XD

CAÍDA

Para empezar, Gabriel volvió a caer en cama. Luego Dave se acobarda y no le pregunta nada a Tommy Gun; Friedrich mete la pata con Julian... Y Matt derrumbó las últimas defensas de Kale... O eso parece... (sí, me estoy riendo malvadamente XD)

PERSONAJES

Miranda Breadmore

Ciudad/País: Leeds, Inglaterra.

Estatura: 1.66 m

Por aquí:

http://i578.photobucket.com/albums/ss223/Yamamura12/26miranda.jpg?t=1288816985

Y ahora procedo a retirarme :)

Espero que les haya gustado, gracias por leer!!

Una tonelada de saludotes! (para repartir jajaja)


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