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Give me a Sign por Harnex

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Notas del capitulo:

Holaa!!

Aquí estoy, casi a tiempo (me he pasado en una hora y treinta minutos según el horario de mi país jejeje). La verdad es que debería estar durmiendo, pero quería actualizar antes de hacerlo (para que vean que l@s quiero :)

Bueno, como tengo sueño y apenas veo algo, paso directo al grano. Gracias por leer mi historia, ya sea comentándola o no :D Aún así agradezco especialmente las reviews, esta vez a:

PrincessAyumi92, Bj Murray, gloribel, moonlover, Rosa Spezzata, -__Suki-chan__-, tsuki2293, Lulu_Heart, sasket17 y Mune-chan.    (:

Música (para l@s que quieren, por supuesto)... Pues no jajaja salvo un tema que mencioné una vez, me parece que en el capítulo en que Gabriel fue hospitalizado: Precious de Depeche Mode. 

Aquí: http://www.youtube.com/watch?v=XeTpP3x2rcw&feature=related (subtitulado, por supuesto :D)

Y ahora sí les dejo con el capi (que se supone era de transición, pero creo que me quedó algo dramático... See, risa malvadamente malvada XD).

 

- Ah... Matt...

Una vez que Matt y él se separaron un par de centímetros, no tuvo cabeza para nada más que la caliente respiración de Matt sobre sus labios. Matt lo mantenía sujeto por la cabeza, en la parte inferior y por ambos costados con sus grandes manos.

Cuando logró reaccionar un poco, no supo qué pensar, todos lo que había creído y le tenía al borde, ya no parecía tener sentido; Matt era lo único real en ese momento.

Pero... ¿Matt lo quería? La pregunta zumbaba en su cerebro, llenándolo de miedo y esperanza a la vez. Eso era lo que acababa de demostrarle, pero... Mierda, no podía simplemente creer que lo que él consideró un amor totalmente imposible estuviese volviéndose, precisamente, posible. Era ilógico, no podía ser... Él ni siquiera se dio a sí mismo una oportunidad; desde el principio simplemente enterró todo y asumió que no había manera de que las cosas pudiesen salir bien.

Estaba tan acostumbrado a la idea de que aquello no iba a pasar nunca, que realmente no lograba digerirlo.

Y es que... ¿Matt enamorado de él? ¿Cómo? ¿Por qué?

Ese era... Era su sueño más grande... Algo que, se suponía, no iba a cumplirse nunca; un error. Matt no se fijaría nunca en él de esa manera; nunca lo hizo... Entonces ¿Por qué de repente...?

Aunque Matt no lo odiara por sentir lo que sentía, cosa que Kale sí podía llegar a creer, ¿Podía ser cierto que, no sólo lo aceptara, sino que Matt lo amara también?

 

Dios... Era imposible... Tan imposible...

 

Pero no. Matt seguía junto a él, otra vez robándole el aire y con los ojos clavados en los suyos, como si con eso le impidiese escapar... Lo cual de verdad servía, porque Kale se sentía dócil y entregado como nunca, dejándose sostener y besar por Matt.

Y mientras se dejaba besar por el único chico al que realmente deseó besar en toda su vida, sintió que ya no le importaba nada; nada más que Matt y su aceptación, porque Matt lo estaba aceptando, no rechazándolo ni abandonándolo como él siempre temió. Y de hecho, aquello era más que aceptación... La apasionada forma en que Matt lo besaba era demasiado intensa, demasiado posesiva, como para ser lo que la resignación le instaba a creer.

Nuevamente se separaron un poco, para respirar y mirarse fijamente.

Por mucho que la última obstinada defensa de Kale luchara por mantenerse en pie, parecía completamente inútil frente a lo que los ojos de Matt le estaban diciendo... Aquello que estaba volviendo loco a su ya desenfrenado corazón.

Matt... Matt de verdad...

- Kale, yo te quiero...- Dijo Matt con su firme voz, sonriéndole.- Y te besaré lo que haga falta para que me creas...

 

Kale sintió que su última defensa se quebró.

 

 

 

Friedrich iba abrir la boca para decir algo, pero Julian se adelantó.

- Yo sabía que a ti te gustaba Lafferriere; y yo decidí darle la vía libre... No debería...- Dijo Julian, aún sin mirarlo.- Sólo olvida lo que dije...

- Entonces... ¿Por qué lo hiciste?- Preguntó Friedrich, extrañado.

- ¿Qué cosa?

- Dejar que Gabriel y yo...- Friedrich no quería decirlo.

- Ah...- Julian sonrió sin ganas.- Bueno... No soy idiota, sabes...- Julian rió.- Cuando iba a tu cuarto, no te dabas cuenta de lo pendiente que estabas de Lafferriere... Traté, pero yo no puedo ganarle...- Parecía algo enfadado consigo mismo.- Por mucho que te quiera, no podría estar contigo sabiendo que tú no sientes lo mismo.

Friedrich nuevamente se encontró sin saber qué demonios decirle.

- Friedrich, no tienes que decirme nada.- Dijo Julian de pronto, sonriendo.- No me arrepiento de haber terminado contigo ni de sentir lo que siento, por mucho que me duela.- Una vez más, Julian sorprendió a Friedrich con su determinación.- Pero creo que a partir de ahora me mantendré alejado de ti... Aunque no tendré que esforzarme mucho; no falta para las vacaciones, así que...- La última parte tenía un matiz de broma, aunque Julian parecía estar esforzándose por sonreír.

- ¿Qué quieres decir con eso? ¿No nos veremos más?- Preguntó Friedrich.

- Algo así...- Murmuró Julian, mirando a Friedrich a los ojos.- Quiero olvidarte, pero se me hace muy difícil con cada vez que te veo...

- ¿No quieres verme nunca más...?- Friedrich realmente lamentaba aquello, pero no se sentía con derecho a protestar.

- No, no soy tan radical.- Bromeó Julian.- Hablo de un tiempo... Tampoco me gustaría perder la oportunidad de que seamos... Amigos... Algún día, supongo...

- Supongo...- Repitió Friedrich con voz queda.

 

 

 

Dave se sentó sobre la cama, inquieto, juntando sus dedos con nerviosismo.

Tras una agradable cena junto a la madre de Ashley, Miranda, habían visto un poco de televisión para luego ir a la cama. Durante la cena, mientras observaba a Ashley y Miranda ser tan sinceras la una con la otra, se decidió a reunir todo su valor y enfrentar a Tom.

Pero no era tan fácil.

Tom se estaba desvistiendo tras él, pero ni eso fue capaz de sacar a Dave de sus pensamientos; hasta que una juguetona mano se coló bajo la camiseta que llevaba. Tom tiró de él hacia atrás y lo recostó sobre su pecho.

- ¿Qué sucede?- Preguntó Tom, acariciando el abdomen de Dave bajo la camiseta.- Has estado muy pensativo desde que volvimos a la habitación.

- Hmm...- Dave no sabía cómo sacar el tema. No quería arruinar el momento.

Las manos de Tom se deslizaron sobre la ropa interior, hacia la parte interna de los muslos de Dave, donde continuó con esas benditas caricias.

- ¿Así está mejor...?- Tom lo atrajo aún más hacia su propio cuerpo, de modo que Dave quedó sentado sobre su ingle.

Dave emitió un suave ronroneo al sentir el duro pene de Tom presionando contra él.

- Maldición... Sí... ¿Por qué estás tan caliente?

- No sé... Tal vez porque me gusta verte usando mi ropa... Sumado al hecho de que estás en una cama...- Dijo Tom, cuya voz reflejaba lo encendido que estaba.

Cierto... La camiseta que estaba usando, y que por lo demás le quedaba grande, era de Tom.

- Sabía que eras un pervertido en potencia...- Comentó Dave, mientras Tom comenzaba a empujar hacia arriba con sus caderas.

- ¿Ah sí?- Tom rió divertido.- Me pregunto quién me dejó así...

Dave soltó una carcajada.

- Pues yo; y me siento más que feliz por eso.- Dijo muy contento. Iba a decir algo más, pero entonces recordó su propósito inicial y el calor se le fue.- Tommy...- Lo llamó, separándose un poco de él para mirarlo a la cara.

- ¿Qué pasa?- Tom lo miraba con curiosidad.

Dave se sentó a horcajadas sobre Tom y pasó los brazos alrededor de su cuello.

- Necesito hablar contigo sobre algo...- Dave estaba atento a las reacciones de Tom; si éste se empezaba a enojar, no seguiría.

- Claro ¿De qué se trata?- Tom lo sujetó por la cintura, dándole a entender que podía confiar en él.

- Bueno... Es que...- Dave no creía que fuese bueno preguntarlo directamente, pero no tenía paciencia para darle tantos rodeos.- Quiero... Si tú quieres...- Se apresuró a aclarar.- Saber...- Dave perdió el valor en el último momento.

- Vamos, puedes decírmelo...- Tom apoyó su frente en la de él y le sonrió.

Dave dudó.  ¿Seguiría sonriendo cuando escuchara el resto?

- Bien... Lo que quiero saber es...- Dave tomó aire, para soltarlo de una vez.- Por qué estás tan triste a veces...- Dijo finalmente, bajando la vista.- A veces es como si estuvieses en otra parte, ajeno a todo...- Dave volvió a levantar la vista. Tom estaba serio, como temía.- Yo también quiero ayudarte Tommy...

Tom no se veía cómodo; tenía la vista baja y el ceño fruncido. Dave esperó, tratando de frenar el impulso de retractarse y pedir disculpas por sacar el tema.

- No es nada importante.- Dijo Tom de repente, con la voz calmada.

- Claro que sí.- Dijo Dave, un poco molesto por esa respuesta.- No me hagas ver como un tonto.

Tom levantó la cabeza y se quedó mirándolo, sorprendido.

- Tienes razón.- Dijo luego, sonriendo, para alivio de Dave.- Lamento eso...

- No te preocupes...- Dave se acercó a él y lo besó.- ¿Me lo dirás...?

Tom se veía reticente.

- No me gusta... Hablar sobre eso...- Masculló.- Es...

- Puedes confiar en mí, Tommy Gun.- Dave abrazó a Tom y se quedó así.

Sintió una suave caricia por su espalda, seguida por un largo suspiro de Tom.

- Está bien.- Dijo Tom. Su voz sonaba extraña.- Entenderé si después de que termine ya no quieres seguir conmigo...

 

 

 

Kale estaba jodidamente nervioso; realmente necesitaba que alguien lo sacudiera, pellizcara y le dijera que no era un sueño. Hace un rato, él y Matt habían estado besándose sin descanso junto al río, a vista de todo el mundo y sin que esto les importara un maldito pepino; y durante todo ese rato, Matt no había parado de repetir que lo quería, una y otra vez... Hasta que Kale se quedó sin defensas y le creyó.

Luego de eso, cuando un guardaparques se acercó y les pidió que dejaran el espectáculo, se fueron por donde llegaron; Matt lo agarró de la mano y se lo llevó de vuelta al internado. No dijeron una sola palabra durante todo el trayecto, pero Kale se quedó asombrado al ver a Matt sonriendo, no de una manera normal; estaba extremadamente feliz... Sin mencionar que no soltó la mano de Kale en ningún momento.

A veces era inevitable volver a pensar que no podía ser cierto, pero los besos y las palabras de Matt seguían muy presentes en su cabeza, haciendo dispararse sus latidos...

Ahora se encontraba en su habitación, sentado sobre su cama e inmóvil como una estatua a causa de los nervios, luchando por aceptar de una vez el pensamiento que lo tenía tan exaltado.

"Matt me quiere..."

Cada vez que lo pensaba sentía un escalofrío de algo que no sabía identificar, como si fuera una especie de secreto que no debía saber. Y es que todo aquello era demasiado extraño, demasiado sorpresivo y demasiado bueno para ser cierto. Sin embargo, necesitaba repetírselo mentalmente muchas veces más para creérselo de una vez.

- ¿Todavía no me crees?- La voz de Matt sonaba divertida e incrédula a la vez.

Kale alzó la vista y vio a Matt mirándolo desde la puerta. Tenía dos bebidas en la mano.

- Hmm...- Fue todo lo que Kale pudo decir, esforzándose por no suspirar como idiota. Ver a Matt sonriendo de esa manera... Por él y no por algún otro chico, era sencillamente el paraíso.

- ¿Es eso un sí o un no?- Matt se acercó y le entregó una bebida. Al comprobar que estaba fría, Kale la abrió y bebió un largo sorbo en el acto. Eso le ayudó a despejarse un poco.

- No sé... Es que todo esto es...- Kale buscó las palabras en medio del caos que tenía dentro.- De verdad me cuesta creerlo...

Matt volvió a sonreír y se sentó junto a él.

- ¿Porque es repentino?- Preguntó Matt. Kale asintió.- Yo tampoco quería creérmelo al principio, pero...- Matt se calló y se quedó mirando el vacío con aire pensativo.

- Pero...- Lo ayudó Kale, ansioso por oír el resto.

- Pero me di cuenta de que... De que no podía dejarte ir.- Dijo Matt.- No si tú también me quieres...- Matt miró a Kale a los ojos, como esperando que le confirmara lo que acababa de decir.

- Y-yo...- Kale volvió a ponerse nervioso. No se sentía capaz de decirlo tan claro. Pero antes de que pudiese tartamudear algo más, Matt le dio un beso.

Mierda... Los labios de Matt sobre los suyos se sentían tan bien...

- ¿Qué me dices?- Matt no se alejó de su boca.

La mano de Matt que acariciaba su cabello, en conjunto con el roce de su aliento en la piel, lo estaba enloqueciendo. Se fijó en lo ansioso que se veía Matt, como si en cualquier momento fuera a saltar sobre él... Pero seguro era su imaginación, que se estaba desatando a causa de la necesidad de más...

Aunque no pensó que fuese capaz, las palabras salieron con un suspiro.

- Sí te amo...

La risa de Matt fue clara y alegre contra su mejilla.

- Hacía tiempo que no escuchaba algo tan bueno...- Sintió la voz susurrante de Matt cerca de su cuello, tentándolo.- ¿Otra vez?- Sugirió con otro extasiante susurro.

- Te amo.- Kale ni siquiera se sorprendió por lo fácil que le resultó decir eso. Era como si Matt lo estuviese guiando... Y eso se sentía genial.

- Yo también...- Tras decir eso, Matt besó el cuello de Kale, provocándole unos exquisitos escalofríos en todo el cuerpo.

- Matt...- Kale puso una mano sobre el hombre de Matt y se dejó empujar hacia la cama.

Matt se puso sobre él y continuó besando su cuello.

- ¿Sigues sin creerme...?- Matt le dio un fogoso beso que lo dejó sin aire.

- Ah...- Suspiró Kale, pensando en lo sensible que tenía los labios después de los apasionados besos de Matt... Y en lo bueno que sería continuar recibiéndolos.

- ¿Aún no?- Preguntó Matt. Aunque Matt tenía la cabeza hundida en el cuello de Kale, él sabía que estaba sonriendo.

- Un poco más que antes...- Mintió Kale, a esas alturas tan seguro de que Matt lo quería que hasta logró bromear al respecto.

Matt levantó la cabeza y lo miró. Sonreía con picardía.

- Tal vez deba demostrártelo de otra forma...- Dijo luego, pasando una mano por el pecho de Kale.

Eso puso a mil algo más que su corazón.

 

 

 

Lo primero que vio Gabriel al abrir los ojos fue el largo y rubio cabello de Ellie. Su melliza dormía boca abajo, en el lado izquierdo, y no parecía tener la más mínima intención de despertar. Gabriel buscó el reloj mural con los ojos; cinco de la mañana en punto. Intentó levantarse, pero eso fue el detonante de todos los síntomas que le esperaban: la cabeza le dolía mucho y, para variar, no tenía fuerza.

Suspiró resignado y se quedó donde estaba, acostado y mirando el techo.

¿Acaso nunca iba a mejorar? ¿Siempre iba a ser un debilucho incapaz de cuidar de sí mismo? Era tan frustrante y agotador... Siempre igual: sus padres, sus hermanas, sus amigos, su novio... Siempre debía depender de alguien.

Gabriel sonrió, triste y sarcástico a la vez.

¿Cómo se supone que soportaría lo que se venía? ¿Cómo sería capaz de dar todo de sí en la escuela de medicina? Porque eso es lo que quería; quería ser médico.

Sin embargo, era perfectamente consciente de lo exigente que aquello sería. Todavía no lo hablaba con nadie, porque, de alguna manera, sabía lo que iban a decirle; y no sabía si estaba listo para escucharlo. Sus padres insistían en que tuviese la menor cantidad de responsabilidades posibles, aunque Gabriel no se daba por aludido y hacía todo lo contrario; no por obstinación ni nada parecido, sino porque le nacía hacerlo... No podía evitar ser responsable.

Desde hace años que había decidido lo que quería hacer con su vida y, hasta ese año, su enfermedad no parecía un obstáculo real. No hasta que se enamoró y descubrió que el agotamiento era más fuerte que él; que lo que sintiera, pensara o le pasara a Friedrich también le afectaba doblemente a él. Ese pequeño hecho alteraba todos sus planes.

Una carrera como la que él quería necesitaba de toda su fuerza y atención. Debía estudiar mucho y resistir el cansancio. Y aún peor, después de terminar, el trabajo sería tan absorbente como la universidad.

Antes nunca hubo algo que le hiciera desviar la atención de su meta, pero ahora se sentía perdido. El accidente de Friedrich le hizo ver que él era tan importante para él, que no le importaba olvidarse de sí mismo a causa de la preocupación. Cuidarse pasó a un plano secundario durante el último mes; todo se reducía a la salud de Friedrich. Si las cosas estaban así, Gabriel dudaba que fuese capaz de dar todo en la universidad, en un par de años.

¿Estaba dispuesto a abandonar su meta, si a cambio podía estar sano y disfrutar junto a Friedrich?

Estaba totalmente dispuesto.

Gabriel sentía, sabía, que lo suyo con Friedrich no se acabaría fácilmente, no a causa de uno de los dos; y eso le hacía pensar en lo que pasaría después, cuando Friedrich saliera del hospital -Gabriel esperaba que sin ninguna secuela- y se diera cuenta de que lo único que quería era aprovechar cada segundo junto a él... Sin importar nada más.

Parecía una tontería preocuparse tanto por el futuro en ese preciso momento, cuando la fiebre abrasaba su cuerpo y amenazaba con hacerle estallar la cabeza, pero quizás aquello fuese precisamente algo que la fiebre le estaba provocando... No tenía idea; sólo sabía que de pronto se sentía horriblemente triste y sin fuerza, anhelando como nunca apoyarse en el pecho de Friedrich y escuchar su amada voz susurrándole al oído.

 

- Hey... ¿Despierto tan temprano?- La adormilada voz de Ellie lo trajo de vuelta al presente.

Gabriel volteó un poco la cabeza, sintiendo su cabeza arder. Ellie lo miró unos segundos y luego se irguió, mirándolo preocupada.

- ¿Tienes fiebre otra vez?- Preguntó, palpando la frente de Gabriel.

- Un poco...- Murmuró él.

- Eso parece.- Ellie retiró la mano, ligeramente aliviada.- ¿Dormiste bien?

- Más o menos.- Contestó Gabriel.- Desperté varias veces, pero sólo tenía frío.

- Mmm... Si no mejora te llevaré con el doctor; no me da buena espina...- Dijo ella.

- No Ellie, no se lo digas a nadie...- Pidió Gabriel, suplicándole con los ojos. Se vio reflejado en los pardos ojos de Ellie.

- No Gabriel, para mi esto es grave, así que no intentes convencerme de lo contrario.- Dijo Ellie, dando unas palmaditas en la mejilla izquierda de Gabriel.- Últimamente te has vuelto muy terco...

- ¿Eh? Eso no es cierto.- Murmuró Gabriel, un poco ofendido.

- Sí lo es.- Ellie le guiñó un ojo.

 

 

 

- ¿Y bien? ¿Te declaraste a la pelirroja?

Evan dio un bufido y se echó hacia atrás en su asiento. Él y Leo estaban en la sala de clases, esperando a que llegara el profesor de Química.

- No.- Replicó.

- ¿Por qué no? ¿Ya olvidaste nuestra apuesta?- Leo le dedicó una sonrisa burlona.

- Claro que no.- Dijo Evan.- El problema es que no la he visto. Creo que no pasó el fin de semana en el internado.- Dijo pensativo. Y eso era cierto, ya que no la había visto durante los últimos días. O bien podía ser que Ashley todavía lo estuviera evitando.

- Mmm...- Leo miró hacia el pizarrón.- No sé si creerte, hippie.

- Tendrás que hacerlo.- Murmuró Evan de mala manera.- Además, recuerda que tú también tienes que decirme lo que pasó con Danielle y esas supuestas clases de música.

- Un momento.- Lo atajó el pelirrojo.- ¿Cómo que "supuestas"? No vayas a estar imaginándote algunas tonterías...

- Quién sabe... No me dices nada y vuelves demasiado alegre después de estar con ella...- Dijo Evan como quien no quiere la cosa.

- Si te declararas a la pelirroja lo sabrías.- Dijo Leo.

- Sí, sí...- Refunfuñó Evan, sintiéndose nuevamente frustrado por el asunto con Ashley. Hasta pensaba que ya no tenía caso declararse de nuevo; cada vez se convencía más de que a ella no le gustaba. Si se declaraba de nuevo, lo más probable es que se llevara otra bonita y traumatizante negativa... Porque un rechazo era aceptable, pero dos...- Sabes, zanahoria, no creo que esto tenga sentido.- Dijo con pesar, sin importarle el parecer cobarde; él lo consideraba prudencia y realismo.

- ¿Qué cosa? ¿Intentarlo otra vez?- Preguntó Leo. Evan asintió.- Ah no... No sé qué hierba te fumaste, pero la apuesta ya está hecha.

- Me va a decir que no.- Aseguró Evan.- Créeme, si sintiera que tengo posibilidades lo haría con todo gusto, pero ella de verdad no parece in...

- No seas pesimista, hippie.- Lo animó Leo.- No puedes saber si eso es cierto o no; tienes que preguntárselo a ella.

- ¿Te has vuelto una especie de sabio o qué?- Bromeó Evan, sin poder quitar el tono pesimista a sus palabras.

- Algo así.- Dijo Leo rápidamente.- Pero hazme caso, hippie fumahierba, tienes que decírselo de nuevo.

Evan no estaba muy convencido.

 

 

 

Friedrich pasó toda la mañana pensando. Pensando en muchas cosas. Nadie había entrado a visitarlo, salvo el doctor, pero no se entretuvo demasiado y se fue, diciendo que volvería en unas horas para hacerle un pequeño examen.

Tenía un montón de cosas revoloteando sin parar en su cabeza, empezando por su reciente conversación con Julian. Si tan solo pudiese hacer algo por él...

- ¿Fritz?

Friedrich miró hacia la puerta, sobresaltado. Era su madre.

- ¿Puedo entrar?- Preguntó. Él asintió.

- Claro que sí.- Friedrich le sonrió.

Ella cerró la puerta y se acercó a él.

- Pareces preocupado...- Dijo ella, acariciando el cabello de Friedrich con calma.- ¿Qué pasa?

Friedrich suspiró, bajando la vista por un momento.

- Nada...- Mintió, pensando de inmediato en sus cuatro principales preocupaciones; su madre, Gabriel, Julian y Ali.

- Claro.- Su madre le guiñó un ojo.- Fruncen el ceño de la misma manera cuando algo les preocupa.- Comentó ella, claramente refiriéndose a su esposo.

Friedrich se limitó a pasar por alto el comentario. Su madre siempre se sintió muy feliz por el parecido que él y el viejo compartían; el cual era innegable, por mucho que Friedrich protestara.

- Hmm...- Murmuró él.- ¿Qué hora es?- Preguntó, en un pobre intento por cambiar el tema.

- Las once y veinte.- Respondió ella, luego de mirar su reloj.- ¿Tienes hambre? El doctor dijo que no quisiste desayunar.

- Ah no... Me duele un poco el estómago, así que prefiero esperar a que se me pase.- Admitió Friedrich.

Ella asintió.

- Más vale que sea pronto, porque tienes que comer.- Dijo preocupada.- Estás tan delgado...

- ¿Delgado?- Se extrañó Friedrich.- No lo creo, estoy normal; un poco fuera de forma, tal vez, pero cuando salga de aquí haré ejercicio de nuevo... No me gusta estar sin hacer nada tanto tiempo.

- ¿Sabes que no...?- Su madre dudó, pero Friedrich no necesitó más para entender a qué se refería.

- Sé que no puedo jugar voleibol de nuevo, pero no me importa; de todas maneras no pensaba seguir jugando después del colegio.- Dijo él muy seguro, decidido a no preocuparse por eso, aunque sabía que extrañaría practicar su deporte favorito en los ratos libres.

- ¿Seguro?- Su madre lo miraba.

- ¿Me queda otra, de todas formas?- Ironizó, riendo brevemente.

- Si lo pones así...- Suspiró ella.- Puedes jugar ajedrez con Wil.- Esa era la cosa más bizarra sobre su hermano; que era un excelente jugador de ajedrez.

Los dos rieron ante esa perspectiva. Sin embargo, su madre cambió abruptamente de tema.

- Dime Fritz... ¿Tienes novia?

Si Friedrich hubiese tenido algún líquido en la boca, lo habría escupido a tres metros de distancia.

- ¿Eh?- Balbuceó, tosiendo un poco.

- Que si tienes novia... Ya sabes, un chico tan guapo de tu edad...- Explicó ella, con una sonrisa de complicidad.

¿Qué se supone que debía decirle? No se avergonzaba de ser homosexual ni de que Gabriel fuera su novio, pero era diferente cuando se trataba de su madre. Si a ella no le hacía gracia saber que no tendría nietos, porque a su único hijo biológico le gustaban los hombres...

Friedrich no quería verla triste por su culpa.

- Eh... No, no tengo; bueno, estuve muy ocupado con el equipo...- Dijo con el tono más convincente que pudo.

- Hmm...- Su madre lo miró sonriendo.- ¿Y hay alguna chica que te guste?

Friedrich no sabía dónde meterse para escapar de ese interrogatorio.

- No.- Dijo rápidamente, antes de darse cuenta de que debería haber dicho lo contrario.- Digo, no me gustan las inglesas, es eso.

- ¿Algún problema con las inglesas?- Su madre sonrió.

Qué tontería acababa de decir...

- Digo, tú eres la excepción...- Le guiñó un ojo a su madre.- Pero es sólo que... Que...- Pensó rápido en una excusa.- Que ni siquiera entiendo mucho el idioma, por eso no me ha ido bien con las chicas aquí.- Esa excusa apestaba, pero fue la primera estupidez que se le ocurrió.

Su madre, contrariamente a lo que Friedrich esperaba, rió divertida.

- Tenía mejor opinión de ti como mentiroso.- Comentó ella tranquilamente. Friedrich no supo si reír o preocuparse.

- ¿Por qué lo dices?- Preguntó con cautela.

- Mi amor, sé que no te gustan las chicas.- Dijo ella, sonriéndole.

Eso casi le provoca otro paro respiratorio.

 

 

 

- Vamos, ¿En serio no quieres que llame a nadie?- Preguntó Ellie otra vez.- Se supone que entre los chicos no hay pudores... ¿Qué tiene de malo que se lo pida a uno de los chicos?

- No hace falta, un día sin ducha no me matará.- Se defendió Gabriel, totalmente en contra de ser bañado por otro chico.

Ellie se rió e hizo un movimiento negativo con la cabeza.

- No pensé que fueras tan pudoroso, hermanito.- Comentó.- ¿O es que Fred se pone celoso?

Gabriel agradeció el hecho de que la fiebre ya lo tuviese rojo como la grana.

- No es eso...- Murmuró Gabriel. Aunque eso le hizo pensar en algo que no se había planteado antes: ¿Friedrich era celoso?

Él nunca lo vio celoso y dudaba que lo fuera. Friedrich confiaba mucho en él... Aún así, ¿Le molestaría si dejaba que otro chico lo bañara?

Sacó esas tonterías de su cabeza y miró a su hermana.

- De acuerdo.- Dijo ella riendo.- No te bañes y pásate al mundo de los apestosos...

- Es sólo un día.- Protestó.

- Bien, bien, no te enojes.- Ellie parecía muy contenta.

- Ellie...

- ¿Hmm?- Ella había encendido la televisión y cambiaba los canales, buscando algo interesante.

- ¿No irás a clases?- Preguntó él desde su cama.

- Claro que no, ¿Si no quién va a cuidarte?- Obvió ella.

- No hace falta que pierdas clases por mi culpa, ya me siento mejor, en serio.- Dijo él.

- No, no, no.- Ellie sonrió y volvió a mirar la televisión.- Hoy me quedó aquí contigo.

Gabriel iba a seguir protestando, pero no tenía mucho ánimo para hacerlo, de manera que puso la cabeza sobre la almohada y se quedó pensando… Hasta que volvió a dormirse.

 

 

 

- Vamos, Hannah, dinos...- Suplicó Christopher por quinta vez.

Pero Hannah simplemente sonrió y negó con la cabeza.

- A menos que ella se los diga, me temo que tendrán que quedarse con la duda.- Dijo ella muy tranquila.

- Maldición...- Christopher volvió a tomar su violín y le dio la espalda a la pareja.- Algún día lo sabré.- Dijo mientras tocaba una complicada melodía rápidamente y sin cometer un solo error.

- ¿Por qué tanto interés en saberlo?- Preguntó Hannah.

- Porque la curiosidad me está matando, y no sólo a mi ¿Cierto Isaac?- Replicó él.

- Puede ser.- Dijo éste.

- ¿Tú también?- Lo regañó Hannah.

- Es por Nield.- Dijo Isaac.- Queremos saber quién es su rival de amores.

- Claro...- Dijo ella con escepticismo.- Además, ¿De dónde sacaron que a Nield le gusta Claire?

- Lo vimos con nuestros propios maravillosos y agudos ojos.- Dijo Christopher.- ¿Acaso no has visto como la mira? El pobre da pena.

Hannah reflexionó unos momentos.

- La verdad es que no me he fijado mucho en Nield, así que no podría decir nada...

- Eso está muy bien.- Aprobó Isaac.

- No tienes que preocuparte por la competencia, Isaac.- Dijo Christopher riendo.

- Cállate.- Replicó Isaac, riendo también. De pronto recordó algo que llevaba días merodeando en su cabeza.- ¿Alguien ha visto a Kale?

- No mucho, la verdad.- Dijo Christopher.- La última vez lo vi de pasada y se veía algo desanimado.

- Eso es cierto.- Corroboró Hannah.- Intenté hablar con él la semana pasada, pero no conseguí mucho; parecía muy tenso. Y de Matt si que no he visto ni la sombra.

- En algo andan esos dos...- Murmuró Isaac.

- ¿Será que...?

Él y Hannah se miraron, conscientes de que habían pensado en lo mismo.

- No, no creo; Matt no volvería a cometer el mismo error otra vez.- Dijo Hannah.

- ¿Lo dices por lo del golpe a Kale?- Intervino Christopher. Ella asintió.- Yo tampoco.- Dijo él.- El día que estuvimos bebiendo con él ni siquiera estaba molesto con Fred; supongo que menos lo estará con Kale.

- Eso es cierto.- Dijo Isaac.- Quizás es otra cosa.

Hannah se quedó mirando el pasto con el ceño fruncido.

 

 

 

- ¿Có-cómo dices?- Logró decir Friedrich cuando dejó de toser. Su madre lo había levantado un poco para palmearle la espalda.

- Dije que sé que eres homosexual.- Dijo su madre.- Vamos, soy tu madre ¿Pensaste que no me iba a dar cuenta?

Friedrich estaba atónito.

¿¡Ella lo sabía!?

- P-pero...

- Me di cuenta hace ya algunos años.- Informó su madre, aumentando la sensación de incredulidad en Friedrich.- ¿Realmente creías que no lo sabía?

Friedrich asintió con torpeza.

- Mi amor, sólo hacía falta ver a tus amigos.- Dijo ella, sonriéndole con cariño.- Aunque no fueron ellos los que me hicieron notarlo.

- ¿Entonces?- Friedrich se había calmado un poco; ahora tenía curiosidad, mucha curiosidad.

Su madre se encogió de hombros.

- No sé, fueron muchos detalles que observé en ti.- Dijo ella simplemente.

Friedrich se removió incómodo en la cama.

- Y...- Le costaba mucho preguntar aquello.- ¿No te molesta?- Preguntó, mirando a su madre directo a los ojos.

Ella sonrió de nuevo y le revolvió el cabello.

- Claro que no mi vida. No me importa; es algo que sólo debe importarte a ti y a nadie más.- Dijo ella.- Lo único que podría molestarme es que la persona a la que elijas no sea buena, pero Gabriel me parece un chico maravilloso.

Friedrich sintió que se le humedecieron los ojos.

 

Nunca pensó en tener la suerte de ser aceptado por su madre, y no sólo eso, sino la de ser aceptado junto a su pareja.

 

- Gracias, mamá... Gracias...

 

 

 

Gabriel despertó sobresaltado. Se movió inquieto en la cama, hasta quedar sentado, desesperado por algo desconocido; algo en el pecho le dolía mucho y estaba sudando frío.

- Ellie...- Llamó, asustado. Se dio cuenta de que le costaba respirar.- Ellie...

Pero ella no estaba.

Se llevó una mano al pecho y miró hacia todas partes, pidiendo en silencio que aquello no continuara; sabía perfectamente lo que podía pasar si no se detenía.

En ese momento entró Ellie, vestida y con una bandeja en las manos. Al verlo dejó la bandeja a un lado y fue con él.

- ¿¡Gabriel, qué tienes!?- Preguntó asustada, sujetándolo por los brazos. Él abrió la boca, pero no dijo nada. Cada vez le dolía más el pecho.- ¡Gabriel!

- M-me...-Balbuceó Gabriel, haciendo acopio de toda su fuerza para combatir el dolor.- Du-duele...

Ya que mantenía una mano sobre su pecho, Ellie entendió.

- E-eso...- Ellie abrió mucho los ojos, con verdadero miedo.- Respira hondo, Gabriel...- Él lo intentó, pero no lo consiguió. Ellie se mordió el labio y lo soltó.- ¡Iré por ayuda, no tardaré!

Pero cuando ella se puso de pie y dio la vuelta, él se aferró al borde de la chaqueta que llevaba y no la soltó. Ellie volteó hacia él y lo miró atónita.

- N-no...- Jadeó Gabriel, con lágrimas en los ojos a causa del dolor.- N-no... Di-digas...- El dolor le impidió seguir hablando.

- ¿¡Estás loco!? ¡No voy a dejar que te mueras de un ataque!

- E-Ellie...- Suplicó Gabriel.

Pero ella salió corriendo en busca de ayuda.

 

 

 

Dave se encerró en su cuarto, después de que las clases terminaron. No había visto a Tom desde que regresaron al internado y se separaron, a eso de las siete de la mañana.

Lo ocurrido la noche pasada todavía estaba muy vivo en su mente.

"- Tommy...- Dave no sabía qué decir. Se limitó a permanecer donde estaba, sentado sobre Tom, quien no lo miraba a los ojos. Dave nunca lo vio así, tan serio y avergonzado de sí mismo.

Pese a lo que Tom acababa de contarle y el miedo que esto le provocó, tenía muy claro lo que sentía.

- Te dije que lo entendería.- La voz de Tom sonó áspera.

- No.- Dave lo obligó a alzar la vista.- No me importa lo que pasó ni de quien fue la culpa.- Dijo con firmeza.- Yo estaré contigo; no tengo miedo.

Tom lo miró angustiado. A Dave le partió el alma verlo así.

- No quiero hacerte daño...- Murmuró Tom, al tiempo que una par de solitarias lágrimas caían por sus mejillas."

 

 

Notas finales:

¿Qué tal? :)

¿O quizás debería correr a mi refugio anti bombas? XD

ACEPTACIÓN

Bueno, por una parte Gabriel acepta la realidad en cuanto a su enfermedad y lo que de verdad le importa... Eleanor acepta a Friedrich y Gabriel... Dave acepta a Tom, pese a lo que éste le contó (uuy, qué será, qué será?? XD) y Kale ("al fin!!", imagino que estarán pensando...) aceptó que Matt lo quiere... Uff...

Nota sobre la portada: ese bellísimo animal que ven en la portada es un zorro ártico, cuyos ojos color pardo y pelo blanco me recordaron a un personaje de esta historia... ;)

PERSONAJES

Hoy tampoco, simplemente porque no apareció nadie nuevo :) Pero pueden considerar un personaje al zorrito jajaja aunque el pobre no tiene nombre XD

Y esop! Ahora me voy a dormir :)

Muchísimas gracias por leer!

Saludototes!!


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