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Notas del capitulo:

Holaa!

Creo que esta vez batí mi récord y tardé más T-T Lo siento, entre las pruebas finales y la dura pelea que me dio este capítulo me fue imposible actualizar antes u.u

Por otra parte, gracias por montones a quienes comentaron el capi pasado:

sasket17, gloribel, moonlover, Bj Murray, eRika kryuu, Lulu_Heart, andrea y fujoshichan :D Y bienvenid@ Aniela!!

Ahora los dejo directamente con la lectura :)

 

- Debo admitir que había pensado en cómo sería esto antes... Cuando se supone que no me gustabas...- Murmuró Matt, mientras le quitaba los pantalones a Kale y pasaba una mano por su erección, palpando lentamente por encima de la tela.

- ¿De verdad?- Murmuró Kale, ya incapaz de encontrar argumentos para refutar las declaraciones de Matt. Aunque saber que Matt había pensado en él de esa forma antes fue...- ¿De verdad?- Repitió atontado.- ¿Cuándo?

- No te lo diré; podría considerarse infidelidad.- Dijo Matt, cuya voz se alejaba cada vez más. Kale sintió su respiración sobre sus muslos.

La respuesta y las acciones de Matt aumentaron la curiosidad y el nerviosismo de Kale.

- Puedes decírmelo; recuerda que soy tu mejor amigo y nunca te he traicionado.- Dijo Kale.

Matt soltó una carcajada.

- ¿Mi mejor amigo? ¿Aún cuando estás a punto de separar las piernas para que pueda tragarme esto?- Bromeó, señalando el pene de Kale, quien sencillamente se quedó sin habla. Ni en sus más cochinos sueños pensó que Matt fuera así de atrevido. Matt volvió a reír.- Y sobre lo anterior... Creo que me lo llevaré a la tumba.- Tras decir eso le quitó el slip a Kale y se acomodó, haciendo que éste efectivamente abriera las piernas.

Aquello verdaderamente parecía una de sus prohibidas fantasías... Con Matt desnudándolo y haciendo lo que se le daba la gana con él...

- Ya me lo dirás...- Dijo Kale, controlándose al máximo para no empujar las caderas hacia adelante.

Toda la tensión y la tristeza que sintió horas atrás se habían transformado en otra cosa. En algo que le tenía jadeando y ardiendo de deseo.

- No, no te lo diré.- Aseguró Matt, sonriendo maliciosamente y recorriendo la piel desnuda de Kale con los ojos.- Creo que sería mejor si nos olvidamos del pasado y nos...- Matt tocó sutilmente el pene de Kale con los dedos, haciendo que éste temblara de excitación. Matt volvió a sonreír.-... Enfocamos en el presente.

 

- ¿Te gusta esto?- La voz de Matt se escuchaba ronca y deseosa.

- Sí...- Gimió Kale, jalando el cabello de Matt para empujarlo hacia el frente y lograr una penetración mayor.

Matt pareció tragar el pene de Kale por completo y éste pensó que explotaría ahí mismo debido a la fuerte sensación. Ya no sabía si eran las habilidades de Matt para ponerlo a mil o el mero hecho de que se trataba de Matt.

Matt se alejó un poco y volvió a meterlo por completo en su boca, succionando con fuerza. Kale apenas podía respirar con normalidad, se sentía duro como nunca y realmente complacido; ni siquiera podía dejar de retorcerse contra el colchón. Era la primera vez que alguien lograba tenerlo tan sumiso e impaciente.

- ¡M-Matt...! V-voy...- Jadeó Kale cuando sintió que ya no podía más, mientras trataba de acariciar la cabeza de Matt. Matt lo envolvió una vez más con sus labios y lengua, antes de apretar sus testículos con una mano y retirar la cabeza. Dos pequeños chorros de semen fueron a dar al pecho de Matt.- ¡Ah...Ah...Ah...!- El orgasmo había dejado a Kale respirando aceleradamente. Reaccionó un poco cuando se dio cuenta de que Matt llevaba rato mirándolo fijamente, todavía inclinado frente a su entrepierna.

Kale se pasó una mano por el pelo, llevándolo hacia atrás para que no se le pegara a la sudada piel de la cara, y se quedó absorto en los ojos de Matt. Salió de su ensimismamiento cuando Matt se irguió un poco y lo besó.

Wow...

- Me gusta besarte.- Dijo Matt de pronto, haciendo una pausa para hablar. Luego volvió a besarlo hasta dejarlo sin aliento.- Soy tan idiota...

- ¿Por qué dices eso?- Preguntó Kale en un abandonado suspiro.

- Por no fijarme antes en ti.- Respondió Matt al tiempo que rozaba suavemente la mejilla izquierda de Kale con las yemas de sus dedos.- Pensar que esto estaba tan cerca y yo no...- Los dedos de Matt se desplazaron hasta los labios entreabiertos de Kale. Sin embargo y para sorpresa de Kale, los ojos de Matt se llenaron de culpa y bajó la cabeza.

- ¿Matt?- Kale se asustó. No quería que Matt se arrepintiera o algo así.

- Perdón Kale... Perdón por todo...- Musitó débilmente.- Te he hecho mucho daño... Todo el tiempo...

Kale negó con la cabeza, pasando un brazo por los hombros de Matt para hacer que éste apoyara la frente en los suyos.

- No tienes que disculparte, Matt; tú no lo sabías.

- Pero debí saberlo, debí darme cuenta.- Dijo Matt aún sin levantar la cabeza.- Salí con otros en tus narices, te hablé sobre otros... Fui tan estúpido... Deberías odiarme...

- Deja de decir tonterías.- Kale abrazó a Matt con toda su fuerza.- Ya me convenciste de que me querías, no lo arruines arrepintiéndote.- Le pidió al oído.

Matt alzó la cabeza y miró a Kale con determinación.

- No me arrepiento de esto.- Aclaró.

Kale sonrió.

- Entonces olvídate de lo que pasó antes.- Dijo luego.- Además, yo todavía no he hecho nada por ti.- Agregó cuando alcanzó el borde superior del pantalón de Matt y lo tiró un poco.

Matt se quedó mirándolo un poco perplejo.

- Como eres tan tranquilo para todo, pensé que en la cama serías igual.- Comentó divertido, dejando que Kale le bajara los pantalones.

- Pues pensaste mal.- Dijo Kale fingiendo molestia. Si hace unos minutos se había sentido abrumado por el placer que Matt le provocó, ahora se sentía muy confiado siguiéndole el juego. Los nervios habían disminuido bastante.- Ya verás lo tranquilo que puedo llegar a ser.

Matt esbozó una gran sonrisa.

- Muéstrame...

 

- De acuerdo, no eres nada tranquilo...- Dijo Matt, riendo entre jadeos. Kale había puesto toda su experiencia y habilidad al servicio de su mejor amigo para hacerle una felación inolvidable y, al mismo tiempo, concretar esa fantasía en particular.- Eres todo lo contrario.

- Me alegra que lo entiendas.- Kale se puso a la altura de Matt y se quedó mirándolo.- Creo que ahora si puedo ser completamente honesto contigo y dejar de fingir...- Agregó, sonriendo.- Siempre me he esforzado por esconder lo que siento de ti... Ahora al fin me siento realmente tranquilo...

Matt acarició lentamente su cabello y luego lo abrazó.

- Espero ser lo que esperabas.- Murmuró.

Kale cerró los ojos.

- Creo que te conozco mejor que nadie... Dudo que me lleve un chasco.- Dijo sonriendo.- No me vas a sorprender.

- ¿Eso crees?- La voz de Matt dejó aquel matiz triste y sonó juguetona.- Recuerda que todavía no lo hacemos; puedo sorprenderte de muchas maneras.

- Lo tengo muy presente.- Aseguró Kale moviendo un poco las caderas para remarcar lo que acababa de decir. El sentir los brazos fuertes de Matt aprisionándolo le provocaba aún más ansiedad.

- Entonces a un lado la conversación.- Dijo Matt mientras tomaba un rápido impulso y cambiaba de posición con Kale para quedar sobre éste.- ¿Cómo te gusta?- Preguntó luego, acariciando de nuevo el lacio cabello de Kale.

- Como sea.- Respondió Kale con voz firme.- No tengo preferencias en esto, aunque...- Kale se arrepintió de lo que iba a decir en el último segundo.

- ¿Aunque...?- Matt sonrió.- ¿Hay algo que quieras hacer... en especial?- Preguntó maliciosamente después. Kale no sabía si hablar o no.- Vamos, créeme que estoy muy dispuesto a probar.

- No es nada del otro mundo.- Murmuró Kale, un poco más avergonzado.- Es sólo... Bueno...- Su voz se volvió apenas audible.- Que yo quiero estar abajo en...- Decidió decir el resto al oído de Matt.

Matt se quedó perplejo un segundo, pero luego rió.

- Me parece una gran idea.- Dijo contento. Kale se relajó y sonrió.

- ¿De verdad?

- Claro, ¿O creías que no le tenía ganas a esto?- Kale dio un respingo cuando Matt le agarró descaradamente el trasero.

- Eh...- Fue todo lo que logró decir Kale. Cada vez le gustaba más aquel atrevido Matt.- Bueno, pensaba que yo no te gustaba... Desde luego que no lo creía.- Le recordó a Matt.

- Ahora vas a creerlo.- Dijo Matt, besándolo otra vez. Muy despacio, sus labios se acercaron al cuello de Kale y desde allí se deslizaron hasta uno de sus oídos.- Date la vuelta, Kale...

Kale casi se derritió ante esas palabras y, sin decir nada, hizo lo que Matt le pidió, volteándose debajo de él para quedar boca abajo sobre la cama.

- Mierda...- Susurró al sentir el duro y caliente pene de Matt contra sus nalgas. Aquello le devolvió la sensación de irrealidad, aunque no de manera tan intensa. La mayoría de las veces en que se imaginó esa situación había sido justo así, con Matt sobre él, tras él... Y en él...

Una de las manos de Matt acarició su espalda con parsimonia, torturándolo, mientras la otra permaneció en el cabello de Kale; al parecer a Matt le agradaba esa parte de él. Eso le hizo sonrojarse un poco.

- ¿Matt...?

- ¿Qué pasa?- El aliento de Matt le hizo cosquillas en la parte baja de la espalda cuando habló.

- ¿Te gusta mi pelo?- Preguntó avergonzado. Por alguna extraña razón le emocionaba sobremanera la idea de que a Matt le gustara algo de él en especial; algo que los demás no tuviesen.

Matt rió en un murmullo y luego pasó sus dedos entre los castaños mechones de cabello.

- Mucho.- Contestó Matt.- Me llamó la atención la primera vez que te vi.- Dijo luego, haciendo que Kale acabara rojo como nunca.- Es tan suave que siempre me dan ganas de tocarlo...

- Ah...- Suspiró Kale, derrotado con esa respuesta. Hundido como siempre estuvo en sus pensamientos negativos, nunca se fijó realmente en si Matt le prestaba atención.

- De hecho, hay muchas cosas que me gustan de ti.- Dijo Matt, deslizando una mano debajo de Kale.

- ¡Aah...!- Kale se retorció cuando Matt envolvió su pene con aquella mano traviesa.- ¿E-esa es una...?-Preguntó jadeando.

- Desde luego.- Concedió Matt riendo.- El resto te lo diré después.

- Eres un sádico.- Bromeó Kale, apenas resistiendo las ganas. Matt realmente parecía disfrutar excitándolo y, aunque eso no estaba mal, no quería quedarse sin lo otro.- ¿Vamos a hacerlo o me torturarás más?- Preguntó de repente, concentrado en no correrse ante el fuerte agarre de Matt allí abajo y sus incesantes besos.

- Lo segundo suena bien, pero...- Matt presionó su propio miembro contra el trasero de Kale, justo al centro, haciendo que éste gimiera largo y tendido.- Verás que también estoy a punto...- Murmuró en tono de broma.- ¿Tienes algo de lubricante? ¿Y condones?- Preguntó luego.

- En mi bolso, en el armario.- Susurró Kale.

Matt se levantó y saltó de la cama riendo muy fuerte.

- Quién lo diría...- Comentó divertido.

Kale movió la cabeza y se quedó mirando a Matt caminar por la habitación. No pudo evitar quedarse con la boca abierta ante la visión: Matt totalmente desnudo, con su ancha espalda a la vista y una erección lista para la batalla sacudiéndose en la parte baja de su cuerpo, que por cierto estaba cubierta de vello negro, realzando el masculino aspecto de Matt.

"Mierda..." era todo lo que pasaba por la cabeza de Kale mientras miraba. Le tenía unas ganas a Matt...

Cuando Matt encontró lo que buscaba regresó rápidamente junto a Kale.

- ¿Me haces el favor?- Preguntó con picardía, esperando al lado de la cama. Kale logró cerrar la boca y le hizo caso, apoyando las palmas y las rodillas sobre la cama. Levantó el trasero de manera inconsciente.- Uff...- La voz de Matt sonó un poco cortada.- ¿Puedo sacarte una foto?- Preguntó bromeando, aunque su voz se notaba agitada.

- Cállate tonto y mételo de una vez, que ya no aguanto.- Murmuró Kale riendo, pese a que decía la verdad.

Matt se apresuró, se enfundó un condón y lo cubrió con lubricante. Kale estuvo a punto, casi al borde de correrse al ver a Matt tocándose así.

- Aquí va, Kale.- Dijo al terminar. Kale no supo en qué momento se había puesto detrás de él, pero lo tenía prácticamente encima, sujetándolo por las caderas.

Kale tragó fuerte al sentir la punta entrando. No era su primera vez, pero estaba excesivamente ansioso y excitado.

¿Qué más podía esperar, si al fin era Matt con quien lo haría?

- Nn...- Gimió Kale, al sentir que la tensión lo superaba y le hacía cerrarse.

Las manos de Matt fueron ágiles y acariciaron sus caderas.

- Relájate, Kale...

Kale lo intentó, pero no consiguió nada.

- Maldición...- Masculló, sintiéndose humillado.- No puedo, Matt, no puedo...- Su voz sonó tan frustrada como él mismo se sentía.

- Sí puedes.- Aseguró Matt. Kale se sintió un poco mejor cuando Matt besó uno de sus hombros.

Suspiró y trató de relajarse, pero la presión del pene de Matt lo tensó de nuevo.

- ¡Maldición!- Farfulló.

¿Qué se supone que iba a pensar Matt de él? ¿Que era puras palabras y realmente no era capaz de ir más allá?

- Hey, hey, Kale.- Lo llamó Matt.- Va a pasar, no seas impaciente.

- Claro, pero mientras pasa déjame morir de la vergüenza...- Musitó, odiándose por dejar que Matt estuviese presenciando aquel lamentable espectáculo.

- ¿Vergüenza?- Repitió Matt.- Nada de eso, Kale; estás conmigo, no tienes nada de qué avergonzarte.

Kale hundió la cara entre las sábanas.

- Está bien...- Replicó.

- Vale.- Los brazos de Matt lo tomaron con facilidad y lo dejaron boca arriba.- Dejaremos eso para después.- Dijo, refiriéndose a la fallida posición anterior.

- ¿Entonces...?- Kale se calló cuando los feroces labios de Matt apresaron a los suyos y los devoraron.

De esa manera, ni siquiera se dio cuenta de cuando tuvo el pene de Matt enterrado por completo en él. Sólo cuando se dio cuenta la respiración se le aceleró y sus sentidos se nublaron.

Estar así con Matt era abrumador. Ningún idiota le había hecho sentir de esa forma antes.

- Eso es...- Susurraba Matt contra el pecho de Kale.- Todavía estás estrecho, pero se siente genial...- Agregó, riendo con agitación. Kale había olvidado cómo hablar. Bastó con que Matt lo penetrara para que perdiera lo poco que le quedaba de juicio.

Matt empujó hacia adelante y adentro.

- ¡Matt! ¡Matt…!- Kale se mordió el labio inferior para mantenerse a sí mismo en la realidad. Matt sonrió y continuó empujando con fuerza.

 

Kale se sentía pleno como nunca, ahora totalmente convencido de que nadie habría podido hacerle sentir así, como Matt lo estaba haciendo.

Amaba tanto a Matt... Amaba todo de él, tanto lo bueno como lo malo, todo...

Desde siempre, siempre era Matt quien se llevó toda su atención... Siempre Matt y sólo Matt... No había nadie más para Kale...

 

Llevaban un rato empujándose furiosamente uno contra otro con una intensidad desquiciante, como si fuesen un par de animales; abrazados, sudados, excitados, jadeantes... Tocándose, besándose...

Hasta que llegó al límite.

Sus piernas, cruzadas en torno a Matt, presionaron y se tensaron con fuerza, mientras Kale alcanzaba el orgasmo más salvaje de sus resignados dieciocho años.

Después de eso, simplemente se dejó caer.

- Es-espera... U-n po-poc...- Matt continuaba empujando dentro de él con la misma fuerza. Kale esperó, aún embriagado por su propio clímax, para observar lo que venía.

Matt sujetó el trasero de Kale con rudeza y lo empujó contra su propio cuerpo, eyaculando inmediatamente después. Kale había alucinado ese último momento debido a la repentina profundización de la penetración.

- Aaah...- Matt cerró los ojos y se quedó quieto, sonriendo pese al cansancio.- Eso estuvo de puta madre, Kale...- Susurró.

Tras decir eso se acomodó sobre Kale, usando su pecho como almohada. Kale todavía estaba un poco atontado por lo que acababa de pasar.

- Estoy de acuerdo...- Corroboró, posando una mano sobre la cabeza de Matt. Todo lo que había pasado entre el y Matt durante las últimas semanas hizo eco en su cabeza; era como una cuenta regresiva. Sin darse cuenta había ido perdiendo el control desde que encontró a Matt en el parque; su amor por él se fortaleció y fue incapaz de detener sus celos y sus temores... Y terminó confesándole su más valioso e inconfesable secreto, sin siquiera imaginar que éste le respondería de la misma forma...

No lamentaba nada de lo que había hecho. Matt no lo amaba de la forma en que lo hacía ahora desde siempre, como Kale; era algo que había sucedido ese año, por lo que haberse confesado antes no habría sido más oportuno ni nada parecido. Eso le hizo sentir que quizás su esfuerzo no fue en vano, ya que sus sentimientos no habían alejado a Matt; ahora lo tenía más cerca que nunca, tan cerca que al fin lograba saborear la libertad de ser completamente él mismo frente a la persona que más quería, sin temor a ser descubierto ni a decepcionarlo.

 

Matt tuvo razón... No tenía nada de qué avergonzarse con él. Ambos sabían que nadie conocía al otro como ellos dos.

 

- Te has quedado muy callado.- Dijo Matt con voz suave, aún tranquilamente recostado sobre Kale.

- Sólo pensaba...- Murmuró Kale con una feliz sonrisa.- Quizás no está mal pensar que merezco ser feliz...

Matt se acomodó un poco y sus ojos quedaron a la misma altura que los de Kale.

- Claro que lo mereces, Kale.- Afirmó.

Kale volvió a sonreír.

- Entonces quédate conmigo, como ahora; eso es todo lo que quiero.

- ¿"Cómo ahora"?- Ironizó Matt, besando a Kale.- Yo siempre he estado contigo.- Corrigió.

- Bueno, en eso tienes razón.- Concedió Kale, dejándose besar.- Pero antes no estabas desnudo a mi lado.

- Supongo que no.- Admitió Matt riendo.- ¿Eso quiere decir que me quieres tener en pelotas todo el día?

- Oye, eso no suena mal.- Bromeó Kale, fingiendo sorpresa.

Matt rió y volvió besarlo, un poco más apasionado esta vez.

- Eres mi mejor amigo...- Susurró Matt de repente, antes de atrapar sus labios de nuevo.

- ¿Cómo?- Preguntó Kale, extrañado y distraído a la vez.

Otro apasionado beso.

- Eres mi hermano...

Matt acarició su cabello.

Kale lo miró expectante.

- Y eres a quien amo.- Finalizó Matt sonriéndole.

Kale se sonrojó, aunque no terminó de entender la razón.

- ¿De qué estás...?

En lugar de responder, Matt le plantó otro de sus ardientes besos.

- ¿Te das cuenta de que lo tienes todo de mí?

 

 

 

El dolor remitió, dejando a Gabriel agradeciendo por ello y completamente exhausto. Si hubiese sufrido un ataque sólo habría empeorado las cosas.

Pese al alivio, su corazón seguía latiendo rápido y fuerte... Él todavía estaba asustado.

 

Ellie no tardó en regresar, acompañada por la enfermera y un chico que parecía ser del último grado.

- Dios, ¿Estás bien?- Preguntó la mujer a Gabriel, poniéndose a su lado y examinándolo.

- Sí... Ya pasó.- Murmuró Gabriel, esbozando una ligera y nada convincente sonrisa.

- ¿Seguro?- Ellie miraba asustada desde atrás.

- Eso parece.- Dijo la mujer.- Pero creo que es mejor llevarlo al hospital.

- No... No al hospital...- Protestó Gabriel con un hilo de voz.

- Basta Gabriel.- Por primera vez vio a su melliza enfadada con él. Ellie miró a la enfermera.- Sí iremos.

 

 

 

La tarde transcurrió lenta y extraña para Dave. Por suerte, De Hooft no apareció durante todo ese rato, dejando la habitación libre para que Dave pensara y pensara. Aunque no se arrepentía de lo que había dicho a Tom, no podía evitar cuestionarse y darle mil vueltas al asunto.

Él tenía sus propias teorías sobre aquellos momentos en los que Tom se ausentaba del presente y miraba el vacío; pero ninguna se había acercado a lo que en verdad ocurría. Lo que Dave consideraba más probable era algún problema familiar; o incluso que los sentimientos de Tom hubiesen cambiado y ya no lo quisiera... Pero ninguna de esas posibilidades había resultado ser el caso. Se trataba de algo mucho más complicado, algo que acompañaba a Tom desde hace mucho tiempo, como una sombra, y que se había encargado de convertir a Tom en aquel chico extremadamente tímido y reservado.

Dave se sentía impotente. No sabía cómo acercarse a Tom y ayudarlo, necesitaba un poco de tiempo para asimilar aquello y aclarar sus sentimientos... No quería temerle a Tom.

Pero inevitablemente estaba asustado. Aún recordaba muy bien el miedo que tuvo en aquella ocasión, cuando Tom golpeó a De Hooft... Dave tuvo miedo porque sintió la rabia de Tom, una especie de rabia irracional que lo dejó helado.

¿Era eso a lo que se refería Tom? ¿Él podía llegar a ser más temible que aquella vez? ¿Podía perder le control a tal punto, que ni siquiera sería capaz de detenerse?

¿Podría dañarlo a él...?

Dave cerró los ojos y se dejó caer en su cama, sintiendo que no conocía realmente a Tom. Él creía que todo iba bien entre ellos, pero no era así; Tom no le había mostrado ni la mitad de quien era en realidad.

 

La fatídica conversación volvió a resonar clara en su mente, como si con eso pudiese encontrar algo a lo que aferrarse y restarle importancia al problema...

 

"La primera vez que ocurrió fue cuando tenía cinco años y, cuando volvió a pasar, mis padres decidieron llevarme con un doctor... Él me hizo una especie de seguimiento, pero acabó concluyendo que no era algo que necesitara más atención. Y mis padres se convencieron de que podía controlarse con el tiempo; nada importante." Dijo Tom, cuya voz se volvía cada vez más sombría a medida que hablaba. Dave se mantenía abrazado a él, sentado sobre su regazo y expectante. Aunque no entendía del todo a lo qué se refería Tom, prefirió no interrumpir y seguir escuchando.

"Pero no se detuvo; cada vez que me enojaba acababa perdiendo el control. Eso les hizo preocuparse y cuando tenía siete años volvieron con el doctor; él me envió con un psicólogo y me dio unas pastillas. Al principio funcionaba: tomaba esas cosas a diario y todo parecía mejorar, porque ya no tenía episodios tan fuertes... Pero no duró mucho."

Tom hizo una larga y melancólica pausa.

Dave sólo tenía cabeza para una pregunta: ¿Tom estaba enfermo...?

De pronto, Tom continuó.

"Un día fuimos a acampar fuera de la ciudad; recuerdo que era un bosque, cerca de un río... Era bastante tarde... Yo y mi hermano estábamos jugando al otro lado del río cuando nos llamaron para cenar..."

Las pausas de Tom se hacían más frecuentes y difíciles. Dave lo abrazó un poco más fuerte, temeroso por lo que Tom diría.

"Hicimos una carrera para ver quien cruzaba el puente más rápido, pero me caí a mitad del camino y... Y él se devolvió para ayudarme..."

La voz de Tom tembló.

"Él se rió por la forma en que había caído. Eso me puso furioso y perdí la cabeza... Nos pusimos a forcejear, jalando al otro de la chaqueta y..."

Sintió que Tom se tensaba.

"Lo empujé."

 

Dave se llevó las manos a la cabeza y se tiró el cabello, desesperado por una solución.

¿Qué se supone que le diría a Tom?

Él de verdad no culpaba a Tom por lo que pasó con su hermano. Le parecía que fue un horroroso accidente, pero Tom no parecía verlo de la misma manera que él. Luego de contarle eso, habían hablado muy poco... Y después Tom dijo que saldría a tomar aire, pero no regresó hasta pasadas un par de horas. Dave no se atrevió a decir nada y se hizo el dormido.

Ahora no sabía cómo acercarse a Tom... Cómo acercarse a él sin miedo, como antes.

 

 

 

Gabriel pasó el día en el hospital, acompañado por su madre y sus hermanas. Sólo estaba en observación, por lo que esperaba volver al colegio el día martes. Y así fue; no hubo señales de algún posible ataque. Pese a lo bueno de eso, se llevó un gran regaño de parte de su madre, quien simplemente no entendía lo negligente que se había vuelto Gabriel consigo mismo.

Se sintió realmente mal por haber hecho enfadar a su madre, porque ella nunca se enojaba con él. ¿Acaso haría enfadar a todo el mundo?

Sin embargo, cuando pensaba en lo cerca que estuvo de sufrir un ataque se estremecía. Había estado muy cerca... Y esa sensación de haberse salvado por poco lo llenó de nostalgia: nostalgia por su familia, por su país natal y por su novio. Especialmente por el último.

El tiempo que llevaban separados, luego de tenerlo prácticamente el año entero para él, se le hacía eterno e insoportable. Lo único que quería en ese momento era poder abrazar a Friedrich y no soltarlo nunca más.

 

Cuando su madre se fue, a eso de las once de la noche, sólo quedaron él y Ellie en la habitación.

- Muy bien, si ya estás listo apagaré la luz.- Murmuró Ellie. Al parecer ella seguía molesta con él.

- Ellie...

- ¿Qué?

- ¿Estás enojada?- Se atrevió a preguntar.

- ¿Tú qué crees?- Ellie lo miró. Pese a que tenía el ceño fruncido, no se veía realmente enojada.- Claro que lo estoy. No puedo creer que... Olvídalo.

- Dímelo.- Dijo Gabriel lleno de pesar.- Lamento lo que dije; te prometo que no volverá a pasar.

- No estoy muy segura.- Dijo ella.- No sé por qué tienes esa idea de que no debes molestar a nadie, Gabe.- Agregó con impaciencia, sentándose junto a él y pasándole un brazo por los hombros.- Hay mucha gente que te quiere y se preocupa por ti ¿Eso no te importa?

A Gabriel se le hizo un nudo en la garganta.

- Sí me importa, pero...

- ¿Pero?- Lo animó Ellie.

- Pero... Sólo no me gusta causar problemas... No cuando hay...- Dudó.- Cuando hay alguien peor que yo...

Ellie lo abrazó.

- Entiende que tu salud es importante...- Dijo ella.- Que tienes que cuidarte. Además, ¿Quieres que cuando Fred salga del hospital se encuentre con que te dio un infarto?- Ella acaricio su cabello, logrando que se relajara.

- No...- Respondió Gabriel en voz muy baja, debatiéndose entre querer estar bien y no molestar.

- Entonces, a partir de ahora, vas a llamarme cada vez que estés solo y te sientas mal; no importa que tan pequeño sea, tienes que llamarme. ¿Está bien?

Gabriel asintió. Ellie le besó la frente.

- Así me gusta.- Aprobó ella, sonriéndole.- De verdad parezco mayor que tú...- Comentó luego con preocupación. Gabriel rió.- Pero bueno; hora de dormir.

- Bi...

- ¡Ah! Olvidé algo.- Dijo Ellie.- Mamá te prohíbe salir de aquí y ya sabes a qué me refiero.

- ¿Por qué?- Gabriel no se lo creyó. Su madre sabía lo importante que era Friedrich para él.

- Porque tiene miedo de que te pase algo mientras estás afuera y solo, por supuesto.- Explicó Ellie.

- Pero...

- Lo siento Gabe, no hay peros.- Dijo su melliza.

 

 

 

Pasaron dos días y Dave todavía no veía a Tom; éste simplemente parecía haber desaparecido. Cuando le preguntaba a Ashley por él, ella decía que Tom estaba más introvertido que de costumbre y que no hablaba mucho, ni siquiera con ella. Obviamente ella se dio cuenta de que algo ocurría, pero no hizo preguntas y sólo se limitó a pedirle que intentara hablar con Tom.

Dave comenzaba a desesperarse. Sentía que estaba perdiendo a Tom, pero realmente no sabía cómo enfrentarlo.

¿Qué sería mejor? ¿Darle su apoyo y fingir que aquello no le atemorizaba? ¿Decirle que todo estaba bien?

No tenía idea... Y lo peor de todo era que no sabía a qué le tenía miedo exactamente.

 

Cuando logró salir de sus pensamientos se dio cuenta de que estaba frente a la habitación de Tom. Ya estaba oscureciendo y probablemente las últimas clases ya habían finalizado. Como todavía no sabía lo que iba a decirle a Tom se devolvió a toda velocidad, sin mirar atrás.

Pero se detuvo al ver a Tom frente a él. La triste y muy bien disimulada decepción en sus ojos castaños lo sacó de sus tontas dudas.

- Hola Tom...

- Hola.

Estaba claro que Tom no se esperaba verlo ahí, de hecho, parecía que no pensaba volver a verlo. Eso hizo que el recién adquirido valor de Dave flaqueara.

- ¿P-podemos hablar?- Preguntó, luchando contra el miedo que tenía.

Tom lo miró en silencio por unos largos segundos.

- ¿Estás seguro?

A Dave le dolió esa pregunta, aunque no tenía clara la razón.

- Sí.- Contestó, poniendo todo su esfuerzo en hacer que su voz sonara firme.- ¿Podemos?

Tom se encogió de hombros.

- Si tú quieres... Entonces sí.- Dijo simplemente. Aquel pequeño y casi imperceptible brillo de decepción en Tom lo estaba matando, de modo que en un impulso se movió rápido y pasó junto a Tom, tomándolo por un brazo y llevándolo con él.- Oye, ¿Qué...?

- Calladito.- Dijo Dave enojado, dándose plena cuenta de lo idiota que fue al quedarse dudando por estupideces. Lo único que logró fue que Tom creyera que lo había abandonado.

Paró cuando llegaron al patio trasero, Dave se detuvo frente a una zona solitaria y rodeada por arbustos. Allí se sentó. Tom se sentó con él.

- ¿Vas a terminar conmigo?

Esa pregunta hizo que el enojo de Dave se disipara.

- ¿Por qué dices eso?- Preguntó alarmado, mirando a Tom a los ojos, todavía sin soltar su brazo.- Yo no quiero terminar contigo.

Tom volvió a encogerse de hombros, aunque pareció un poco más contento.

- ¿Eso sería lo mejor, no?- Murmuró.

- No, no lo sería.- Dijo Dave, volviendo a fruncir el ceño con enfado.- No hablé antes contigo porque soy tonto, pero ya me di cuenta de lo que quiero.

- Y... ¿Qué quieres?- Preguntó Tom dudando, luego de poner mala cara por un momento. Siempre regañaba a Dave cuando se llamaba tonto a sí mismo.

- Quiero estar contigo.-Afirmó Dave con decisión, deslizando la mano con la que sujetaba el brazo de Tom hasta la mano de él.- Ni siquiera terminaste de contarme todo y asumiste que yo iba a alejarme, sin tener en cuenta lo que te dije; y yo lo empeoré por alejarme.

- No tienes la culpa por tener miedo.- Dijo Tom, desviando la vista.- Es lo más sensato; no sé cuando vuelva a pasar... Hago lo que puedo, pero aún así es mejor no arries...

- Yo no te tengo miedo.- Dave estaba lleno de determinación. Acababa de darse cuenta de algo... No era a Tom a quien temía.

- ¿De verdad?- Tom lo miró. El pobre decía que era mejor que estuviesen separados, pero sus ojos luchaban por ocultar la súplica que los llenaba.

- Sí.- Aseguró Dave, sonriéndole.- Reconozco que me da miedo verte enojado y no poder ayudarte...- Tom bajó la vista, pero Dave puso una mano sobre su mejilla derecha y le hizo mirarlo de nuevo.- Pero aún así me da más miedo perderte.

- Dave...- Tom se dejó abrazar y hundió la cabeza en el cuello de Dave.- Yo tampoco quiero perderte...- Dave sintió que Tom lo atrajo aún más hacia él.- No a ti...

 

- Alex tenía trece años cuando se ahogó.- Dijo Tom de repente, mirando hacia el frente. Ambos permanecieron en la banca, sentados uno al lado del otro y con las manos tomadas.- Cuando él perdió el equilibrio toda mi rabia se fue... Pero en ese tiempo mis brazos no eran lo suficientemente largos...-Tom apretó la mano de Dave.- Grité por ayuda y fui hasta la orilla del río, pero la corriente era muy fuerte y por poco me ahogo.-Continuó.- Mi padre me sacó a tiempo y fue por Alex, pero no lo logró. Encontraron a Alex al día siguiente y muy lejos del puente... Pero ya estaba muerto.

Dave miró a Tom; parecía hecho pedazos. Era como si esa vieja herida nunca hubiese sanado y aún ardiera en su pecho.

- ¿Qué pasó después?- Preguntó Dave, instando a Tom a que expulsara aquello. Cada vez estaba más convencido de que Tom nunca había hablado sobre eso antes.

- Después...- Repitió Tom en un murmullo.- Ella dejó de hablarme.- Dijo con voz apagada.- Mi padre intentó acercarse a mi, pero yo estaba un poco... Shockeado por lo que había hecho y me encerré en mi cuarto.- Contó.- Yo me negaba a hablar y a comer, porque tenía miedo de salir. Mi madre simplemente no quería verme... Y fue así por un par de años... Yo aún tenía algunos episodios, pero eran menos frecuentes y más suaves.- Explicó Tom, respirando hondo antes de seguir.- Ellos se separaron cuando mi madre dejó de aguantar a mi padre también; siempre peleaban porque ella no quería verme y él intentaba convencerla de lo contrario.

Dave contuvo una grosería. ¿Qué clase de madre era esa?

- ¿Te quedaste con tu padre?- Preguntó Dave.

- Sí.- Contestó Tom y una breve sonrisa apareció por su rostro.- Él nunca me culpó por lo que pasó. Siempre me decía que fue un accidente... Y todavía me lo sigue diciendo.

Dave sonrió, sintiendo que de pronto quería construirle un monumento al padre de Tom.

- Tu papá es genial.- Comentó Dave, apoyando la cabeza en el hombro de Tom y jugando con sus manos entrelazadas.- Esos episodios que tienes... ¿Cómo pasan?

- No lo sé.- Dijo Tom encogiéndose de hombros.- Sólo basta que algo me haga enojar, no importa lo insignificante que sea.- Explicó.- Aunque no tengo uno fuerte desde hace años... Ahora logro controlarme a tiempo.- A Tom obviamente no le hacía gracia hablar de eso, se le notaba en la voz.- El último fue cuando De Hooft...

- Sí me acuerdo.- Se apresuró a decir Dave. Él sabía que aquello no fue normal; no darle un puñetazo a De Hooft, porque eso era algo inevitable, pero sí la sensación que le produjo Tom.- ¿Estás tomando algo?- Preguntó luego.

- No, dejé las pastillas cuando mi mamá se fue; era ella la que quería que las tomara... A mi papá nunca le gustó que lo hiciera, así que....- Dijo Tom.

- ¿Y qué haces para controlarte?

- Eh... Bueno, hasta el año pasado iba a terapias grupales y cosas por el estilo.- Dijo Tom.- Pero luego vine al internado y ya no pude seguir asistiendo.

- ¿Y eso no es peligroso? Sólo dependes de ti mismo; no es que lo estés haciendo mal, pero...- Murmuró Dave.

- Sí lo es.- Admitió Tom, bajando la cabeza.- Es sólo que...

- ¿No te gustaba ir?- Aventuró Dave.

- No es eso, es...- Tom parecía estar buscando las palabras adecuadas.- Quiero ser capaz de controlarme por mi mismo...

Dave se arrimó más a Tom.

- ¿Y si no puedes?- Preguntó.

Tom suspiró.

- ¿Quieres que asista de nuevo?

- Eh...- Dave se sintió muy cohibido por esa pregunta. ¿Tom asistiría si él se lo pedía?- No importa lo que yo...

- Sí importa.- Lo cortó Tom.- Ahora estoy contigo y después de ahora también quiero seguir estando contigo... Por eso me importa lo que tú digas, porque eres tú el que está en...- Tom se calló de repente y desvió la vista de los ojos de Dave.

Dave no aguantó más y se le fue encima a Tom para abrazarlo y besarlo.

- Tú nunca me harás daño ni nada de eso.- Aseguró Dave sin soltar a Tom.- Y yo también quiero estar contigo "después de ahora".- Bromeó luego, sonriéndole a Tom.

 

De alguna extraña manera, Tom había terminado recostado sobre su regazo, mirando hacia arriba. Dave nunca lo había visto sonreír tan feliz.

- No tienes idea de lo feliz que me haces, Dave…

Dave sonrió.

 

 

 

La semana pasó a una velocidad impresionante. Friedrich fue, por fin, desconectado del ventilador mecánico y comenzó a acudir a una sala especial para hacer algunos ejercicios. Aunque el período que pasó en el hospital no fue muy largo, sus extremidades estaban ligeramente adormecidas, por lo que necesitó habituarlas a la actividad de nuevo.

Debía admitir que estaba cada vez más desesperado por salir corriendo del maldito hospital. Estaba más que harto del lugar y su comida. Pero sólo faltaban pocos días para que le dejaran en libertad de nuevo.

Además, había algo que lo tenía preocupado: la ausencia de Gabriel. Amara le había dicho que él estaba preparándose para los exámenes finales, lo cual era más que posible, pero Friedrich se olía que había algo más... Y odiaba imaginar lo que estaba imaginando, porque él sabía que Gabriel, por mucho examen que tuviese, lo habría visitado por lo menos una vez.

- No volveré a repetirlo.- Dijo su padre algo molesto. No le agradaba que no le prestaran atención, algo que a Friedrich le tenía sin cuidado. Ambos se encontraban en la sala de ejercicios; su padre le ayudaba con los ejercicios para sus brazos.

- ¿Por qué no vino Wil?- Murmuró Friedrich, sin mirar a su padre, luchando por sacarse a Gabriel de la cabeza.

- Porque sólo habrían perdido el tiempo.- Respondió su padre, ayudando a Friedrich a estirar el brazo libre hacia arriba; en el otro estaba el cabestrillo, de manera que se salvaba de los estiramientos. Lo que acababa de decir no era del todo falso, ya que con Wil lo único que hacía era conversar.- ¿Duele?- Friedrich negó con la cabeza, mareándose un poco.- Un poco más alto entonces.

Friedrich se esforzó y estiró el brazo un poco más. Últimamente no sabía qué pensar de su padre. Ciertamente ya no estaba tan amargado y pesado como antes; hasta parecía llevarse mejor con Wil. Sin embargo, Friedrich no lograba olvidarse tan fácilmente de todas las peleas que habían tenido. Además, había otra cosa que le estaba molestando... La universidad.

El tema había salido hace un par de días, mientras su padre le enseñaba algunas fotografías de la familia para asegurarse de que los recordaba. Ya que cuando Friedrich saliera del hospital el colegio habría terminado, su padre le preguntó qué pensaba hacer, cosa en la que Friedrich no había pensado mucho realmente. Antes de ir al internado, lo único que tenía decidido es que estudiaría algo en Alemania; pero ahora no estaba muy seguro.

Ante las escuetas respuestas que Friedrich le dio sobre lo que planeaba, su padre le ofreció algo. Algo que en un principio Friedrich rechazó, pero que ahora no consideraba tan mala idea.

- Duele.- Murmuró Friedrich, saliendo de su ensimismamiento debido a un pequeño tirón en el hombro.- Oye...

- ¿Qué pasa?- Su padre lo miró.

- Sobre lo que me dijiste el otro día...- Murmuró Friedrich, mirando el molesto cabestrillo como si fuera lo más interesante que existía.

- ¿Qué hay con eso? ¿Lo pensaste?- El mayor mantenía la calma.

- Sí. Bueno...- Friedrich no sabía cómo ponerlo en palabras, pese a que no era tan difícil de decir.- Creo que no es mala idea.- Su padre pareció interesado, pero no dijo nada.- Aunque no sé si sea lo mejor.

- ¿A qué te refieres?

- ¿No has visto mis notas?- Murmuró Friedrich con pesimismo y algo de vergüenza.

- Eres bueno con los números, es todo lo que hace falta; el resto lo aprenderás en la universidad.- Dijo su padre.

Friedrich miró fijamente a su padre. Así estuvieron varios minutos; desafiándose y evaluándose con la mirada, hasta que Friedrich habló.

- Entonces acepto.- Dijo decidido.

Su padre, como no hacía en años, le sonrió. Eso atrapó a Friedrich con al guardia baja; su padre no le había sonreído en años. Sin embargo, el mayor pareció darse cuenta y volvió a ponerse serio de nuevo.

- Es lo mejor que podías hacer.- Comentó.

Friedrich aún no superaba haber visto aquel simple gesto.

- Hmm...- Fue todo lo que salió de él.

- Hoy hablé con el doctor.- Dijo su padre de repente.

- ¿Ah sí?- Murmuró distraído.- ¿Qué dijo?

- Bueno... Él revisó tus exámenes y dijo que no había un daño importante en tu cerebro.- Explicó el mayor.- Y cree que tu falta de memoria y el problema de visión van a mejorar, aunque no puede asegurarlo.- Añadió.

- ¿Y entonces?

- Y entonces...- Su padre parecía disfrutar poniendo las cosas en suspenso.- Te dará el alta antes.

Friedrich habría abrazado a su padre; si éste no fuera su padre, desde luego.

- ¿En serio?- Exclamó contento. Su padre lo miró reprobatoriamente.- ¡Al fin!

- No te muevas tanto.- Lo regañó su padre, ya que Friedrich se estaba poniendo de pie, dispuesto a salir corriendo de allí en ese preciso instante.- Esto aún no termina.

- ¿De qué hablas?

- Hablo de que, de ahora en adelante, vas a tener cuidado ¿Me escuchaste?- Su padre no estaba bromeando. Friedrich lo miró receloso.- No siempre vas a tener tanta suerte.

Friedrich bajó la vista, consciente de que su padre tenía razón.

- Lo sé.

- Eso espero.- Dijo su padre con voz firme.- Además, hay que ver cómo va lo de tus ojos.

- No es para tanto.- Dijo Friedrich despreocupadamente, pero su padre le lanzó una airada mirada.- Bueno, podría ser peor.- Murmuró.

- ¿Seguro? ¿Pretendes estar mareado todo el día porque no ves bien?- Ironizó su padre.

- Sólo veo un poco borroso, no es tan terrible.- Protestó él.

- Ya veremos.- Dijo su padre.- De todas formas irás con un oftalmólogo.

Eso sí que no.

- No sé qué estás planeando, pero no pienso usar lentes.- Aclaró Friedrich con espanto.

- No seas vanidoso...

- No es vanidad.- Se defendió Friedrich. Él sabía perfectamente que unos tontos lentes no le restarían puntos; se trataba de comodidad.

- Claro.- Su padre volvía a hablar con sarcasmo.- Puedes usar contactos si te afecta tanto.

Friedrich lo miró indignado.

- Te digo que no es vanidad.- Refunfuñó.

Pero su padre simplemente esbozo una sonrisa de triunfo, tal como hacía Friedrich cuando ganaba en algo.

 

Ese definitivamente no era su padre.

 

 

 

Gabriel había tenido dos exámenes ese día y con ello sólo le quedaban dos para terminar. Como era su costumbre, al salir de clases se fue directo a estudiar. Esa era su rutina de los últimos días, desde que le prohibieron salir del internado: llegaba a su cuarto y se quedaba estudiando hasta tarde.

Debía reconocer que estaba un poco cansado, pero no era nada fuera de lo normal. Ellie había regresado a su propia habitación hace un par de días, cuando Gabriel le demostró que se estaba portando bien y que definitivamente no iba a distraerse de sus estudios, cosa que aburría a Ellie, quien no era muy amiga de los libros.

 

Esa tarde estudiaría un poco de lengua, sólo por hacer algo, ya que ese era su último examen y aún faltaban días para que se llevara a cabo. Él podría haber aprovechado para acostarse temprano y descansar, pero sabía que de todas formas no podría dormir; era casi un hábito sufrir desvelos en esas estresantes fechas.

Sólo leería un poco hasta que el sueño se dignase a hacer acto de presencia. Sin embargo, a los diez minutos de haber empezado se encontró a sí mismo perdido en sus recuerdos. ¿Cómo evitarlo? Si en esa habitación habían sucedido tantas cosas...

Allí se conocieron.

Allí se enamoraron.

Allí...

Gabriel se sonrojó al recordar que allí también había tenido sexo por primera vez. Pero aún avergonzado no pudo evitar sonreír al pensar en ello, especialmente en la segunda vez, cuando Friedrich fue tan intenso y romántico...

Cuando se dio cuenta de que estaba suspirando se enfocó nuevamente en sus apuntes.

 

Gabriel estaba parado junto a un lago, recibiendo la fresca y cada vez más cálida brisa... Era un día precioso; el sol brillaba en lo alto de un cielo despejado y el fresco olor de los árboles llenaba su pecho, haciendo que respirara tranquilo y profundo...

Aquella brisa acariciaba su nuca de una manera muy agradable... Tan cálida... Tan suave... Tan...

 

Tan parecido al roce de unos labios sobre la piel...

 

Gabriel abrió los ojos, parpadeando y tratando de enfocar bien; estaba confuso. Aún sentía aquellas placenteras cosquillas sobre la nuca.

- Al fin despertaste, Ángel...

- ¿Eh...?- Gabriel despertó por completo al oír esa voz susurrando contra la parte posterior de su cuello. Levantó la cabeza y miró hacia atrás.

 

Allí estaba él, Friedrich, sonriéndole.

 

Notas finales:

Chan-Chan! 

Espero que les haya gustado, porque este capítulo realmente me costó terminarlo, aunque tenía escrito la mayoría desde hace varios días... u.u

La única razón por la que el lemon salió completo al principio es para que la historia siguiera el hilo de tiempo, ya que lo de Kale y Matt pasó antes del tiempo actual (que sería lo que pasa con Gabriel), no sé si me explico *.*
Para que no crean que me he vuelto buena jajaja

En fin! XD

CONTIGO

See, el título es raro (no sigue la línea de los anteriores), pero viene al caso, como siempre ;) Este capítulo estaba enfocado en los seis protagonistas, aunque unos lo pasaron mejor que otros, claro está... 

Kale... Bueno, él siempre ha tenido claro con quien quiere estar, pero ahora realmente está con Matt (y lo tiene comiendo en la mano! XD)... Dave decidió estar con Tommy Gun pese al "peligro" que esto conlleva... Y Friedrich está de nuevo con Gabriel (a solas, en su cuarto, hambriento, etc. jajaja).

 

Y ahora me retiro, esperando que les haya gustado el capítulo y que no estén enojadit@s por la larga espera :)

Gracias por leer!! 

Un saludote...


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